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EU fortaleció la dictadura en Honduras al cambiar de postura: Manuel Zelaya

“No acepto acuerdos para legitimar el golpe”, sostiene el mandatario en entrevista con La
Jornada

ARTURO CANO / Enviado


Periódico La Jornada
Martes 17 de noviembre de 2009, p. 18

Tegucigalpa, 16 de noviembre. “¿Cuánto tiempo le da usted al próximo presidente de


Honduras? ¿No le parece una burla que llamen a elecciones para que las fuerzas
armadas lo quiten cuando quieran, como hicieron con el anterior?” Habla así el presidente
José Manuel Zelaya, en entrevista con La Jornada, en su día número 57 como “huésped”
de la embajada de Brasil.

Desde ahí pide que le sean leídos los comentarios de Ian Kelly, vocero del Departamento
de Estado de Estados Unidos, quien poco antes ha afirmado, en Washington: “No hemos
cambiado nuestra política”.

Se ríe Zelaya y pregunta: “¿Fue todo lo que dijo de Honduras?”

“Tenemos a altos responsables aún involucrados, intentando, no que ambas partes se


pongan de acuerdo, sino que implementen lo que ya se acordó.

“Aún se pueden hacer cosas”, se completa la lectura del despacho con las declaraciones
de Kelly, respuesta provisional a la carta que el sábado Zelaya envió al presidente Barack
Obama para reprochar a Estados Unidos haberlo dejado “a mitad del río”.

–¿Dijo “no hemos cambiado nuestra política”?

–Eso dijo.

La risa de Zelaya es un asomo de humor luego de la lúgubre respuesta que sigue a


¿Cómo está, presidente? “No tan bien como usted, que está en libertad”.

“Nos dejaron a la mitad del camino”

Y le responde a Kelly: “Qué contesta a la realidad entonces, porque habíamos hecho un


acuerdo de que las elecciones se iban a dar en forma pacífica, en forma concertada, con
un acuerdo político, que se implementara y que se ejecutara. No se ha implementado el
acuerdo, que venció el 5 de noviembre, que se venció porque ellos cambiaron su
posición; ellos empezaron a expresar que se podían hacer elecciones sin mi restitución”.

–La multicitada declaración del subsecretario Thomas Shannon.

–El senador (James) De Mint (republicano) dijo que habían hecho un trato, republicanos y
demócratas, para reconocer las elecciones, con o sin mi restitución. Después la

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administración Obama repitió lo mismo. Nos dejaron a la mitad del camino, en medio de la
corriente, han debilitado, han dividido la opinión pública internacional. Además,
desacataron las resoluciones de la Organización de Estados Americanos (OEA)y la
Organización de Naciones Unidas (ONU), y desconocieron el espíritu del acuerdo que se
firmó.

El acuerdo, sigue Zelaya, tiene “12 puntos, pero es uno solo, integral y global: si uno de
los puntos no se cumple el acuerdo no tiene validez, porque no hemos firmado 12
acuerdos.

“Ellos (Estados Unidos) cambiaron la política y además tienen que responder ante el
derecho internacional, porque yo soy el presidente de los hondureños que ellos reconocen
y estoy expresando que apoyar una actividad (las elecciones del 29 de noviembre) de un
gobierno ilegal, como ellos lo tratan; apoyar una actividad de un gobierno ilícito que dio un
golpe de Estado, es violentar el acuerdo.”

–Muchos medios interpretaron la parte sustancial de su carta al presidente Obama como


una renuncia a toda posibilidad de restitución. ¿Es así?

–Las personas que saben leer no pueden expresarse así. Fui totalmente claro y enfático:
yo no acepto acuerdos para legitimar golpes de Estado. El acuerdo que me están
proponiendo es que (Roberto) Micheletti dirija el gobierno de unidad; eso es un golpe de
Estado más. Y es lo que he dicho en la carta. Ahí nadie habla de renuncia, nadie habla de
restitución, sino lo que dije fue que no acepto el acuerdo de retorno a la Presidencia para
legitimar un golpe de Estado.

–Líderes de la resistencia se preguntan en voz alta: ¿por qué se firmó un acuerdo que
permitió tantas escapatorias al gobierno de facto? ¿Había un compromiso no escrito de
que usted sería restituido y por eso firmó?

–El que diga eso no entiende la conflictividad en que estábamos negociando. Si yo en ese
documento pusiera todo lo que quiero decir del gobierno de facto, de los golpistas, o ellos
todo lo que tienen que decir, el documento no se firma. Es un documento que habla de
propósitos, de objetivos, y sólo para introducir un párrafo vino Thomas Shannon, sólo para
introducir un párrafo que dice “dentro del espíritu del plan Arias”. Y el espíritu era el
restablecimiento del orden democrático, es decir, mi restitución.

Zelaya se refiere a la letra del acuerdo firmado por sus representantes y los de Roberto
Micheletti el 30 de octubre, específicamente al punto cinco, donde se establece dejar la
decisión al Congreso nacional para que resuelva “en el espíritu del acuerdo de San José”,
el cual, efectivamente, preveía su restitución. El texto plantea que el Congreso “resuelva
en lo procedente respecto ‘a retrotraer la titularidad del Poder Ejecutivo a su estado previo
al 28 de junio’” y también que su decisión “deberá sentar las bases para alcanzar la paz
social, la tranquilidad política y gobernabilidad democrática”.

Sigue Zelaya: “(el acuerdo dice que) el Congreso debe resolver, no dice que debe
complicar, atrasar o confundir. Entonces a quién le caben dudas. La maquinaria de los
que apoyan a Micheletti a nivel internacional empezó a decir que el documento no decía

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que había que restituirme, y eso es falso: el documento dice que hay que solucionar con
la restitución y el espíritu del plan Arias. Es un documento para la reconciliación. ¿Podrá
haber reconciliación si sólo una de las partes ejerce su voluntad? El documento está bien
hecho, totalmente, eso es claro. Como es claro que Estados Unidos cambió su postura a
la mitad del camino y fortaleció la dictadura.

–¿Espera todavía un cambio de postura de Estados Unidos?

–Reclamo el incumplimiento de la palabra y el desacato a todas las resoluciones que ellos


mismos habían firmado en la OEA y en la ONU, igual que la violación al derecho
internacional al venir a reconocer una actividad de un gobierno que ellos mismos llaman
ilegítimo.

“He expresado claramente que se han alejado del discurso del presidente Obama en
Trinidad y Tobago, cuando dijo que en Estados Unidos iba a venir una nueva época.
Pensé que era una época de paz y de democracia, no que era una época de golpes de
Estado, ni de triquiñuelas. Se han alejado de los principios de la democracia
estadunidense. Abraham Lincoln detuvo la guerra cuatro meses y firmó un acuerdo de
paz para hacer elecciones. Y éstos quieren hacer elecciones tipo Afganistán, sin acuerdo
político. No son herederos de Lincoln si aquí promueven unas elecciones con represión,
con persecuciones, con censura mediática, con intimidación de los militares para los
grupos de la resistencia, los grupos que me apoyan a mí. La intromisión de los militares
en la vida política del país es un atentado en contra de la paz, y lo que está fomentando
es el terrorismo de Estado. Ése es mi reclamo.”

Desde el diálogo de San José, dice Zelaya, aceptó sentarse a negociar con los golpistas
“porque Estados Unidos estaba detrás. Pensé que iban a mantenerse firmes hasta el final,
y a mitad del camino me dejaron en la corriente”.

Micheletti va al cine y se asusta

–¿Tiene espacio para dar la batalla dentro del Partido Liberal (PL) o se plantea una
tercera fuerza política para romper el bipartidismo?

–El liberalismo hondureño tiene 117 años y siempre nos hemos opuesto a la intervención
de las fuerzas militares en la vida cívica. Nunca hemos tenido un acto tan vergonzoso
como el que protagonizaron Micheletti y Elvin Santos (candidato a la presidencia del PL),
de promover un golpe de Estado, derrocando un presidente legítimamente electo por el
pueblo. Es una vergüenza internacional y lógicamente no habla bien de los dirigentes de
ahora. La historia tendrá que juzgar los actos.

–¿Seguirá en el Partido Liberal?

–Yo soy liberal porque creo en su historia, creo en la doctrina. El partido me llevó a la
Presidencia de la República y sigo respetando su idiosincrasia. Quien se ha alejado del
liberalismo es el señor Micheletti, que de liberal no tiene absolutamente nada, más que los
recuerdos tristes que le deja a este país.

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Esta mañana, Roberto Micheletti celebra todavía su nombramiento como vicepresidente
de la Internacional Liberal, dado a conocer el fin de semana por el holandés Hans Van
Baalen, quien vino a tirarle golpes al presidente nicaragüense Daniel Ortega y a llamar al
presidente de facto “libertador de las Américas”.

En un programa de televisión habla Christian Luth, director para Centroamérica de la


fundación Naumann, órgano de los liberales alemanes que asesora al candidato Elvin
Santos. Lo hace al lado de la viceministra de Relaciones Exteriores de Micheletti, Martha
Lorena Alvarado, quien celebra cuando Luth dice que “un día” que Zelaya regrese al
poder basta “para que convierta a Honduras en una nueva Cuba”.

Micheletti llama para agradecer las flores que le echan en el programa y aprovecha para
contar su día domingo. Estuvo en Intibucá, “que se supone que es reducto de la
izquierda”, pero donde le ofrendaron un recibimiento “apoteósico”. Luego fue a su tierra,
Yoro, donde se reunió con sus socios de una empresa de transportes. Por la noche, con
su esposa, “fuimos al mall, a ver (la película) 2012, que nos asusta mucho pero ojalá no
pase nada”. Gran día para el “libertador de las Américas”.

Palo, plomo y plata

–¿Va a insistir en que los candidatos que han estado contra el golpe se retiren del
proceso electoral? –se pregunta a Zelaya.

–He instado a impugnar este proceso por ilegal, y por el futuro de nuestros hijos. Cuando
aceptan un yugo, simplemente por el uso de la fuerza o por intereses materiales, están
alejándose de los principios democráticos.

–¿Llamará a César Ham, de Unificación Democrática, a retirar su candidatura


presidencial?

–Estoy tratando de que la conciencia del pueblo no se preste a legitimar un golpe de


Estado. Las elecciones son para elegir presidente. ¿Los elige el pueblo o las fuerzas
armadas? ¿Para qué quieren elegir un presidente para que lo quiten las fuerzas
armadas? ¿Cuánto tiempo le da usted al próximo presidente? ¿No le parece una burla?
Llamar a elecciones para que lo quiten las fuerzas armadas, si al anterior lo quitaron
cuando se les ocurrió. Claro, las fuerzas armadas fueron el instrumento, no planificaron ni
financiaron el golpe. Revertir el golpe antes de las elecciones era para garan- tizar el
respeto a la sobera- nía popular. ¿Qué sentido tiene llamar al pueblo para que decida si
ellos son los que deciden? Es una burla. El que participe en una farsa como esta, signi-
fica que es un instrumento, para prestarse a que este país si- ga siendo manoseado por
quien quiera. Y yo no participo en farsas ni en fraudes de esta naturaleza.

Insiste Zelaya en que quería su retorno al poder para llegar a elecciones en democracia,
libertad, con igualdad de participación. Y remata: “Pero aquí se aplica la política de las
‘tres pes’, que es muy conocida en la historia de los golpes de Estado: palo y plomo para
los enemigos y plata para los amigos”.

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Este viernes, Zelaya cumple dos meses en la embajada de Brasil. Hoy lo deja el
sacerdote Andrés Tamayo, de origen salvadoreño, a quien el gobierno de facto ha
amenazado un día sí y otro también por sus declaraciones contra el “fraude electoral”.
Tamayo sale bajo la protección del cónsul de El Salvador, para abandonar también el país
donde ha encabezado luchas en defensa de los bosques durante veinte años. El domingo
Zelaya ya no tendrá quien le diga misa.

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