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Dado que es una consulta muy habitual, dediquémosle una nota para detenernos
en los ejercicios que permiten el aprendizaje del control eyaculatorio. Un primer
paso para comenzar a solucionar su dificultad es entender qué es lo que le pasa.
La nota anterior puede resultar útil para ello. Un segundo paso es realizar
ejercicios, que, aunque sencillos, para algunos varones son difíciles de llevar
adelante (por ansiedad, por vergüenza, por sentirse ridículos, etc.) y no lograrán
resultados positivos. En el caso de varones que llevan varios años con esta
disfunción, dado que se creó un círculo vicioso muy pronunciado en el reflejo
eyaculatorio, es probable que los ejercicios tampoco produzcan los efectos
esperados. En esos casos, será necesario acompañarlos con una psicoterapia
sexual.
1.- autoestimularse genitalmente hasta que sienta, en una escala del 1 al 10, que
está por eyacular. En ese momento debe dejar de estimularse para evitar el
orgasmo. Cuando su excitación baje a 6 o 7 puntos, volverá a estimularse hasta el
límite y dejará de hacerlo cuando sienta que va a eyacular. Realizar este ejercicio
por lo menos 3 veces por semana y "arranca y para" 4 veces, la última vez puede
eyacular si lo desea.
3.- cuando controle así, puede hacerlo con sexo oral (si es una conducta habitual
en ustedes). La idea es ir acercándose lentamente al momento de la penetración.
Debe controlar con otras conductas sexuales, sentirse seguro antes de penetrar.
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Psicóloga.
• Especialista en Sexología Clínica y en Educación Sexual, acreditada por la Federación
Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual.
• Presidenta de SEXSALUD. Asociación Multidisplinaria para la salud y la sexualidad.
• Secretaria General de la Federación Sexológica Argentina -FESEA
• Directora del Cursos de Formación de Educadores Sexuales. Universidad de Flores.
Consejo Nacional del Menor y la Familia. Asociación de Psicólogos de Bs. As.
• Directora de www.sexuar.com.ar, del erotismo a la sexología.
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Según vaya cumpliendo con los objetivos pueden pasar entre uno y dos meses
hasta que logre controlar habiendo penetrado.
Recuerde que ser una buena madre la inhibe para ser mujer sexual.
Manténgase estresado.
Lleve una vida social intensa. Nunca esté a solas con su pareja, salvo para
dormir.
Recuerde que el varón siempre debe tener ganas aunque no las tenga.
Respete que sólo sirve tener relaciones coitales, las demás conductas son
enfermizas.
Si no sabe sobre sexo, mejor, así podrá dedicarse a cosas más productivas.
Alguien podría creer que estos consejos -proveniendo de una especialista- son
serios y en serio.
El amor se puede recuperar cuando aún está latente; cuando la pareja se fue
distanciando pero básicamente se sigue amando. En esos casos, podemos utilizar
diversos recursos, probablemente obvios, pero no siempre aprovechados:
• Recuperar la intimidad.
• Reconquistarse.
• Recontratar. Con el crecimiento personal individual y de la pareja, puede
suceder que algunas normas implícitas o explícitas fijadas por ambos en el
inicio de la relación ya no les sirvan en el manejo de su vida actual. En ese
caso es necesario pensar nuevas pautas de convivencia y acordarlas en
conjunto.
• Volver a elegirse.
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Luego del encuentro sexual, Mirta se queda callada, no se siente del todo bien,
pero prefiere disimularlo y no decir nada. Para qué, ¿Rubén la va a entender?
Rubén suele ser silencioso, pero le gustaría que Mirta lo estimulara a hablar, que
le preguntara o le dijera como se sintió haciendo el amor.
Los dos se quedan en silencio y el cansancio propio de las corridas del día los
desconecta hasta la mañana siguiente.
Rubén y Mirta, como tantas otras parejas, van dejando pasar los días, van
haciendo el amor con una frecuencia determinada, van dejando pasar los años.
Durante todo ese tiempo entraron infinidad de veces en la mayor intimidad
corporal que dos personas pueden tener, salvo el embarazo. Sin embargo, esas
mismas parejas pueden no haber intimado nunca emocionalmente. Pueden no
haber compartido nunca sus fantasías, sus necesidades, sus deseos, ni sus
sentimientos acerca de lo que les pasa -sexualmente hablando y en la relación en
general-.
Parece ser que resulta más fácil desnudar el cuerpo que el alma. Puede ser más
fácil practicar diversas conductas sexuales durante un encuentro con la pareja,
que expresar una conducta sexual fundamental para la armonía sexual y
emocional: la comunicación.
Es cuestión de dar el puntapié inicial. Hable con honestidad, diríjase con respeto,
con cuidado, con claridad, no haga reproches ni reclamos, no culpe. Decir "Yo
necesito..." en lugar de "Vos no me das..." ayuda a que el otro baje la barrera y se
acerque sin necesidad de tener que defenderse.
Es mi intención de que esta nota la vaya escribiendo Ud. a medida que la lea; ya
que, justamente, como el amor es un sentimiento, pueden haber tantas ideas
sobre él como personas pensándolo. El amor es un fenómeno fundamentalmente
subjetivo. Lo invito a incursionar en su propia subjetividad.
Lo acompañar? con mis preguntas, a las que espero, Ud. encuentre sus mejores
respuestas.
El amor en la pareja no siempre es maduro y sano. A veces puede ser una ilusión
o una manera de cubrir otras necesidades. El amor maduro permite conservar la
individualidad propia, son uno sin dejar de ser dos. Para poder amar realmente al
otro, primero es necesario que nos amemos a nosotros mismos, respetándonos y
sabiéndonos valiosos, sin tener que buscar al otro para que nos respete y valore.
Una persona equilibrada es capaz de dar y recibir amor, placer, felicidad, ternura,
intimidad y confianza.
Tal vez el problema conyugal surja cuando los miembros de una pareja no
coincidan en el lugar que le dan a la pasión en el amor; por lo cual, si cada uno
busca caminos diferentes para mantenerla éstos los llevarán inevitablemente al
desencuentro.
Considero que en este fin de milenio en que prima la adoración por el consumo
rápido y despreocupado, tanto en la vida como en los vínculos, tenemos que tener
cuidado de no quedar atrapados en un sexo impersonal por cumplir con nuevos
mandatos sociales.
Por otra parte, el sentimiento profundo de amor se logra pocas veces en la vida.
Sexualmente, las personas manifiestan diferentes niveles de satisfacción
emocional; es posible que el más pleno sea con amor. Pero otros encuentros sin
amor también pueden ser satisfactorios si contienen componentes afectivos como
el cuidado, el respeto, el cariño y la amistad.
Es importante que cada persona sepa qué es lo que necesita en su vida afectiva y
luche denodadamente por lograrlo. Recordemos al poeta cuando dice: "He
cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer: no he sido feliz".
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Los motivos que unen a las parejas son infinitos, entre ellos, los sexuales ocupan
un lugar importante, y para muchos, fundamental. Para otros, la desexualización
de la relación puede ser el atractivo que los mantiene unidos. Realizando una
mirada sobre los mitos, prejuicios y creencias sexuales de cada miembro de la
pareja, es posible encontrar valores sexuales comunes u opuestos que los atraen
o separan. ¿Esas diferencias son definitivas? ¿Los mitos, prejuicios y creencias
sobre lo que está bien o está mal en sexualidad, sobre lo que se espera del
desenvolvimiento de cada sexo, sobre lo que es normal o anormal permanecen
inalterables?
La forma personal de ser y sentir tiene raíces inamovibles pero también tiene otras
que pueden “transplantarse”. Es decir, una persona puede replantearse sus
actitudes, pensamientos y sentimientos sexuales y puede decidir modificarlos o
no, aplicando su capacidad de reflexión, de autoconocimiento, de conciencia y
voluntad de cambio. Algunos que decidan emprender este camino podrán hacerlo
solos; otros necesitarán de un apoyo externo que los guíe o ayude a resolver el
conflicto entre sus emociones y su razón.
Es imprescindible que cada uno tome las banderas del encuentro en la pareja.
Que no se conformen con los grises de la convivencia automatizada. Buscar los
modos de intercambiar ideas, de comunicarse sin soberbia ni verdades absolutas,
crear espacios para la intimidad mental de la pareja compartiendo pensamientos,
fantasías, sentimientos colaborará para que, trabajosa pero satisfactoriamente, la
compatibilidad sexual pueda ser posible.
Somos sexuales para reproducirnos, eso tenemos en común con todos los
seres vivos, pero también somos sexuales por el placer que nos produce serlo.
Pueden ser estimuladas por una situación particular (un lugar, un tipo de
pareja) o suceder en todas las situaciones sexuales.
Muchas de estas mujeres suelen casarse e incluso tener hijos. Sin embargo
llevan su vida sexual como una obligación matrimonial y exclusivamente para
cumplir con el mandato social de la reproducción. Es probable que las parejas de
estas mujeres acuerden con esta actitud asexual. Es más, ese pacto –
generalmente inconsciente- puede haber sido el principal motivo de unión entre
ambos. Estos varones, por diversos motivos de su formación y de su historia
personal, suelen sostener la idea de que una mujer debe ser "sólo una buena
madre y esposa", que ser sexual corresponde a "malas mujeres". Y es posible que
ellos busquen su satisfacción sexual en la prostitución, manteniendo disociado el
amor de la sexualidad.
Es habitual que los varones consulten con mayor frecuencia que las mujeres
ante sus dificultades sexuales.
Podría pensarse que esos varones tienen más problemas sexuales que sus
compañeras. Sin embargo, parece ser que ellos se preocupan mucho más cuando
"no funcionan sexualmente". Tal vez, porque la fisiología masculina los deja en
evidencia.
Las mujeres -si quieren- pueden disimular, fingir o resignarse a sus trastornos
sexuales, porque, según la educación tradicional, "una mujer buena no es sexual".
Tal vez sea por eso que, cuando están deprimidos, estresados, atravesando
una crisis, o simplemente, cuando los años pasan y su respuesta sexual fisiológica
comienza a enlentecerse, les suceda que se descubran "no funcionando" como
querrían.
Algunas veces la dificultad sexual que los perturba no es tan seria como creen
y tiene una solución relativamente rápida. Otras, sólo necesitan revisar su
modalidad sexual para que "mágicamente" el problema desaparezca. Otras veces
necesitan de un tratamiento más prolongado. Y en otros casos se hace
indispensable la solución exclusivamente orgánica.
Hay miedos y miedos. Las personas podemos llegar a sentir miedo por
situaciones realmente peligrosas. Sin embargo, algunos sienten miedo ante
situaciones que ellos consideran que son peligrosas, cuando para la mayoría de
sus congéneres no lo serían. En este sentido, son conocidos el temor al ascensor
o a los perros, por sólo nombrar alguno.
La sexualidad es una energía que nos acompaña durante toda la vida. Esa
energía nos conecta con el placer de hacer cosas que nos gustan: deportes,
paseos, hobbies, y también hacer el amor.
La ausencia de deseo es el trastorno sexual más frecuente que resulta del stress.
Desaparecen "las ganas". Si igualmente la persona se obliga a "cumplir con el
débito conyugal", es probable que aparezca la dificultad para excitarse. Aunque
sucede en ambos sexos, en el varón se hace evidente ya que tendrá dificultades
para lograr una erección completa. También el orgasmo puede empezar a
desaparecer.
Existen situaciones críticas cuya solución depende de la persona que las sufre;
otras, cuya solución depende del paso del tiempo; otras, cuya solución depende
de otros; y otras que son irresolubles.
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El deseo sexual es el motor que nos impulsa a buscar situaciones sexuales que
nos den placer y satisfacción. Su aparición suele estar circunscripta a
determinadas circunstancias decodificadas como eróticas para cada persona.
Las causas relacionales son muy comunes en la desaparición del deseo. Las crisis
de pareja, la incomunicación, las luchas por el poder son eficaces refrigerantes. El
descuido físico personal o de la pareja, las situaciones de maltrato, las
experiencias desagradables repetidas (falta de orgasmo, eyaculación precoz,
dolor, etc.) inhiben nuestras ganas de estar en intimidad sexual.
Hasta hace relativamente pocos años (30 o 40 años), el goce sexual de la mujer
no era tomado en cuenta como necesario. Varios sucesos sociales fueron
modificando esta idea:
Tradicionalmente se consideró que una mujer frígida era una mujer fría, sin
capacidad de goce. Por extensión, las mujeres que, aunque pudiendo desear y
excitarse no alcanzaban el orgasmo también fueron catalogadas como frígidas.
Aún hoy, aunque los temas sexuales sean tratados con mayor habitualidad y
naturalidad, el término "Frígida" sigue resonando, con gran peso, en el medio
social.
1.- Puede no tener deseo previo a una relación sexual, pero una vez iniciado el
encuentro, se excita y alcanza el orgasmo.
2.- Puede tener deseo sexual pero una vez iniciado el encuentro le cuesta
excitarse adecuadamente y alcanza el orgasmo con dificultad.
3.- Puede tener deseo sexual, pero una vez iniciado el encuentro le cuesta
excitarse y no alcanza el orgasmo.
5.- Tiene deseo sexual, se excita y alcanza el orgasmo, pero tiene una vivencia
íntima de insatisfacción.
7.- Una mujer puede pasar por cualquiera de las situaciones anteriores pero
además su pareja no logra penetrarla, es como si no tuviera introito vaginal, o se
queja de dolor.
Cuál de todas estas mujeres puede ser catalogada como fría - frígida?
• Ausencia del deseo sexual: No surgen "las ganas" de vivir una situación
sexual.
Existen mitos acerca de los efectos de la menopausia: que inicia la vejez, que
disminuye el deseo sexual y que marca el final de la vida sexual. Los mitos son
falsas verdades, que crea cada cultura y se van transmitiendo de generación en
generación.
1.- En aquellas mujeres que, con una educación rígida y represora, vivieron su
sexualidad con culpa y débito conyugal, sólo aceptable para la reproducción,
cuando esta posibilidad desaparece, encuentran un justificativo para que
desaparezca la finalidad placentera. Suelen renunciar a la sexualidad.
2.- Aquellas mujeres que vivieron una sexualidad plena y gratificante, suelen
sentirse liberadas del temor al embarazo no deseado; por lo cual comienzan a vivir
una sexualidad aún más placentera. Se registran casos de mujeres que lograron
su primer orgasmo en este período (por darse permiso para descontrolarse ya que
el embarazo no ocurrirá ).
El camino de resolución emocional del climaterio como crisis vital está dado
fundamentalmente por la toma de conciencia de que el bienestar depende de la
decisión personal de buscarlo: