0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
65 vistas2 páginas
Nadie, ni siquiera la chismosa jirafa, sabía de ellos más allá de que eran tres y que siempre estaban tristes, algo imperdonable en una sociedad tan vitalista como es la de la selva.
Título original
Triunfo de la Tristeza - Francisco Rodríguez Criado
Nadie, ni siquiera la chismosa jirafa, sabía de ellos más allá de que eran tres y que siempre estaban tristes, algo imperdonable en una sociedad tan vitalista como es la de la selva.
Nadie, ni siquiera la chismosa jirafa, sabía de ellos más allá de que eran tres y que siempre estaban tristes, algo imperdonable en una sociedad tan vitalista como es la de la selva.
Triunfo de la Tristeza - Francisco Rodrguez Criado
Ricardo Carrasco Francia rcarrasco@outook.com
TRIUNFO DE LA TRISTEZA
Francisco Rodrguez Criado
Hemos sabido que aos atrs los ms distinguidos representantes de la selva celebraron un pleno para debatir el preocupante asunto de los tres tristes tigres, cada vez ms desacreditados por su negativa a participar en tareas al servicio de la comunidad. Al parecer, los tres tristes tigres se negaban a desempear cualquier actividad que no fuera dormir y abatir moscas con la cola. Ensimismados y poco habladores, pasaban las horas tumbados, apiados entre s, a la sombra de un frondoso rbol. Nadie, ni siquiera la chismosa jirafa, saba de ellos ms all de que eran tres y que siempre estaban tristes, algo imperdonable en una sociedad tan vitalista como es la de la selva. Segn las actas notariales de aquella reunin, eran numerosas las propuestas que unos y otros animales tenan pensado formular aquel da para mejorar el espritu cvico de los citados felinos, pero ante las insalvables dificultades que encontraron los ponentes a la hora de pronunciar las temibles palabras tres, tristes y tigres (por lo que Triunfo de la Tristeza - Francisco Rodrguez Criado
Ricardo Carrasco Francia rcarrasco@outook.com
se ve, desconocan sus nombres de pila), palabras en las que se trastabillaban una y otra vez con las malditas erres, decidieron cerrar en falso la reunin a los diez minutos de su inicio. El chimpanc, que oficiaba como presidente, asegur que se celebrara un nuevo pleno antes de que empezara la poca de las lluvias (deca que as podran aprovechar la ocasin para tomar clases con el guacamayo, experto en diccin), pero segn tenemos entendido esa promesa nunca llegara a cumplirse por problemas de agenda.
Todo hace pensar pues que aquellos tres tigres siguieron con sus vidas sencillas y que afortunadamente para su naturaleza congnita nunca dejaron de estar tristes.
REGLAMENTO DE LA LEY DE ARMAS DE FUEGO, MUNICIONES, EXPLOSIVOS, PRODUCTOS PIROTÉCNICOS Y MATERIALES RELACIONADOS DE USO CIVIL - Ricardo Carrasco Francia