Está en la página 1de 319
5 SALVADOR BENESDRA a | EI traductor Salvador Benesdra EL TRADUCTOR ry EDICIONES DE LA FLOR ‘Tapa: Santiago Fuentes, segin diseno original de Patricia Jastrecbski (© 1098 by Bilciones de la Flor SLL. Gorriti 3695, 1172 Buenos Aives, Argentina Hecho el depdsito que dispone la ley 11.723, Impreso en Argentina Printed in Argentina ISBN 950-515-164-0 Capirun ‘Me dije que tal vex era cierto después de todo que las ideologias estan muertas; me regodee mirando por la ven tana del har eémo el sl caliente de le primavera de Bue: hos Aires comenzaba a fundir todas las convieciones del Invierno, Sespechaba por primera vez que podia haber un placer en el vertige de otar en ese ealdo uniforme que se hhabia aduenado hacia tiempo de todos los espacios del planeta, El sol voleaba su fiesta de distinciones sobre to- {40s los objetos de esa exquina, pero yo sentia que por to- fdas partes estaba drenando una noche gris de gatos u vversalmente pardos, una apoteosis de la indiferenciacion ‘que por primera vez no lograba despertarme miedo, Bmpect a jagar con esas sensaciones. Me imaginaba que no s6lo habia eaido el Muro de Berlin, y podia desa- parecer la URSS, y con ella a izquierda viet y In iz ‘quierda verduga, sino que el sol mismo se habia puesto a transgredir sus propias normas. Se prende y se apaga, se prende y se apage, Ya titila come una limpara descom- puesta, como los juegos de luces de las diseotecas. Los cir- ‘uites del planeta se excitan eon la altornancia, se reea- Tientan. Batsn por reventar en una eyaculacién final ‘—Perdén, lo molesto? —Hstamos trayendo el mensaje del Sefior a todas las lmas que busean la salvacién Si no le molesta le aconsejaria que lea estos textos 1 sagrados, Sélo el Senor nos ayuda euando estatnas en un momento de angustia. Sélo cuando sus manos depositaron con wn gesto ines peradamente femenino lo felletos protestantes sobre la ‘mesa del bar me di venta de que era una mujer, Tal vez tuna adolescente, Sas rasgos ligeramente sindiados me {mpedian caleular su edad y el pelo vielentamente esti do hacia la cola de caballo remataba eon su traje de chi ppacrios de previneia una imagen tantas veces vista en Ia ‘area proseitista voleada por las geetas provestanter so bre la ciudad que no reparé en su femineidad cuando en {16 con otros eorreligionarios en el har. Ahora me miraba con el gesto severo de Tos predicadores. Si venta a eonso lar angustias, disimulaba muy bien su piedad. Tampoco tenia yo la desolacién que ella estaba buscando. Pero aho: ra que habia advertido que era una mujer, sabia que no na a poder evitar dedicerme concienzudamente ala tarea imposible de Tevantarmela, la misma tarea en la que fra ‘asaba metédicamente con todas las desconocidas que ‘ruzaban unas palabras conmigo en los lugares mas st rentes para el encuentro erotieo: Ia calle, el colectivo, las plazas, el bar. Busqué en los fellets alguna punta para ‘empezar a hablar. Pero no habia ni rastro de textos sar os. Sélo propaganda ramplona, pequenas frases sueltas, ‘lo sumo parrafos supuestamente extraidos de la Biblia, nero seguramente seleecionados por algin funcionario ‘igno de figurar en el staff del Readers Digest. Empece a sentir la deseompostura infaltable en esos easos. No podia Aecirle que esas frases eran soberanamente iiotas, que no revelaban nada de ninguna religién, que menos ain Inacian justicia a la Biblia, einvitarla traseartén a sentar~ se, a tomar algo y después a admirar de noche Tos trisos de'alguna iglesia, Me quedaba la opeién de ponerme a elo- iar Ia Biblia, ii Por qué, Dios, no me hieiste Teer en mis 436 infinitos anos el Iabro, por qué dejaste que pudiera Aapeabar Historia de primero en el colegio sdlo con un Pen tateuco leido a Tas apuradas??H| Si habia algo que Jamas 8 habia hecho en todas las partidas jugadas contra tantas apetecibles desconocidas, era darles en la apertura la Yentaja de conocer mit Iagunas intelectuales, Que yo no upiera manejar un auto podia exhibielo como un blasén Pero no haber leido la Biblia me equiparaba de pronto con los imbeeifes que habsan eterito esos flletos anodines, Que se entienda bien, no era un problema de ongullo, tii siquiera de saludable autocstima, Nadie se averguen: za de reconocer que no habla un idioma extranjero frente ‘un analfaboto. La Biblia no era aby un tema de cultura. Era el terreno mismo donde tendria lugar la batalla. No podia esperar atracr a una puritana encandilada por Ins divagaciones de algun guru protestante si no estaba en ‘condiciones de competir en el mismo terreno donde algiin ‘caradura pretendia hacer brillar su palabra iluminada Poro ademas estaba la euestidn de Ins armas, Jamas ha: bia hatallado por la conguista de una mujer usando otras armas que las de la seduceion intelectual, En realidad, hhunea habia bregado por nada que no pudiera —o pare ciera que no pudiera— conseguirse por la vin de la expo- Sieidn argumentativa, or el deslumbramiento de la pala bra, de los canocimientos a de Ia pura conviesion. La pro- pia vida me la ganaba con fa palabra, come traductor. Sa bia que habia otra via. Sabia que existia todo un mundo diferente donde los actos no cansultan a cada paso a los pensamientos para atroverse a oeurrir. Pero nunea habia Sido un hombre de aceisn y no podia pensar que iba a po der cambiar s6lo para poder acerearme a una mujer des: dle ese otro mundo deseonoride, dande enda objeto tiene toda Ta abramadora fuerza de la materia y ningun espa- tio para la duda en su interior, y donde los euerpos se © que cualquier eonviceidn. Sin las armas del pensamiento yo no era nada. Pero el tiempo se me iba y la evangelista estaba a punto de reeoger sus falletose ise a probar suerte a otra, ‘esa. Senti que me empezaba a faltar el aire, que la res 9 Bossi‘ Ss piracién se me aecleraba y la sangre me martillaba en Is fabeza, De pronto tuve la abeurda eonvieeién de que ese fencuentro seria crucial en mi vida, Un desvio en la ruta, ‘que me apartaria a una distancia infinita de la direecion ‘Que habia mantenido hasta entances, La evangelista reco {6 con silencio decepeionado sus flletos, yo me senti labismalmente estupido, avergonzado, despreviable, y a1- tne con toda esa escoria de sentimientas el valor para pre- sguntarle: ‘Sos evangelista? Me mire con reprobaeién, Yo no podia salir de mi sombre y tomi que en mi esfuerzo por ocultar mi ver fzuenza hobiera pasado por alto alge demasiado evidente, ‘Me pregunte si Te habia dicho efectivamente “evangelista” f habia hecho un Tapsus espantoso, como haberle dicho “comunista”, por ejemplo. Pero adoptando muy lentamen: te-una paciencia pedagogica, ella explis No, no somos evangelistas, Somos adventistas —y calls satisfecha de haber abundado en tantos detalles. {Cul es ta diferencia? Sills adventistas no son evangolistas? —insisti, y enti profundamente la ftilidad de la supuesta revela- ‘in que mie habia llevado @ pensar que estaba encontrén- dome con mi destino, La adventista parecia més tonta ‘gue una evangelista, Pero no se iba. No dio al fin ya casi ofendida—. Los evangelistas Inablan en lenguas, No respetan el sibado, —iNada mas? los ereen que hay una vida después de la muerte; que ol alma sigue viva, ={¥ ustedes no? —Empeeé a sentir un atisbo de ou riosidad teologien No. ay cud es el consuelo que da la religion de ustedes? Nosotros ereemos en la profecia {Qué dive la profecia? 10 —Que habri wn segundo advenimiento del Senor y re sueitaran los muertos ‘Obie, adventistas. Estaba por preguntarle por qué no hablaban en lenguas”. No ofa esa expresién desde los tiempos de la secundaria, en que me enfrascaba en el os- tudio de le Edad Media, Pero vi que sus ojos se habian puesto a brillar, los labios, gruesos, carnosos, a sobresalir ‘como en una mueca de desafio, y comprend simultane mente que era definitivamente hermosa y que estaba a punto de irse. Entonces subi la cima més alta de mi co taje y me laneé sin paracaidas + Yo no let la Biblia —empees, seedndome las eatara~ tas de sudor sobre Ia frente, As algo maravills, nosotros la Teemos todos los ‘Tene enseflanzas para todas las situaciones de la as vide SiLa len también en grupo? ‘tenemos escuela sabatica. Y ademas uno puede ir a 1a iglesia cuando quiere, Todos les dias hay seminarios. in esos folletos ests In direceiin. Puede venir cuando auiera, “No, a mf siempre me gusts estudiar solo. 0a To su- imo de a dos, Mas de dos ya no es un intercambio sino un tumulto. Se pierde mucho tiempo. Nunca falta el que ‘quiere sobresaliro el que necesita que Te expliquen hasta los nombres. "Entonces hable eon el pastor. Tal ver él leconsiga a alguien que se retina con usted. ‘Hable con ol pastor! "No me lo querria tomar tan formalmente, Preferiria hablar eon vos —los ojos e Te desvian hacia la ventana pero parecin més importunada que intimidada—, por ahi podriamos reunimnos una vee ala semana en un bar 0 en. {una plaza El tiempo se esta poniendo muy lindo, "No, yo no tengo tiempo. Trabajo y estudio y termino muy eansada todos los dias ay hey no trabajis? u —Hloy me dieron asueto porque la compatia est ha ciendo el balance. Por eso aprovechamos con Tos chicos para salir a difundir. Los adventistas no hacemos nunca bra misionera en los bares, pero nosotros. queriamos probar Tos otros miembros del grupo ya habsan terminado Ia revorrida por las mesas y la esperaban en Ta esquina, Po Gia sentir sus miradas de reprobacion elavadas como alli Teres de vudii en mi euerpo para exorcizar los mil demo: nios del atefsmo, Pero bien podia ser que fuera todo To oa: traro, que estuvieran festejando inocentemente el acerea miento de un nuevo cordero al rebar, Nunca se sabe has ti dénde la gente se toma en serio el lado generoso de sus onvieviones. Bs mds, a como estaban las eosas no me que- taba otra que apostar a la piedad eristiana, Otro salto sin paracaias w ruoge que te quedes a acompaiiarme un rato. Me acaba de pasar algo terrible en el trabajo —ments, {Mentia? Para lo que eran mis habitos de sinceridad Adogimatiea, si, come un descoside. Porque si habia algo de terrible en lo que me habia sucedido, yo era quien ms le- jor estaba de pereibirl, Nada demasiado terrible le pue- de pasar on el trabajo a un traductor. Tres dias ateas me Inabian encangado una traduceién que paresia de rating, pero qui estaba torminanda de remover las poeas corde. hada ideolégieas que todavia me ayudaban a orientarme ‘en el mundo, Bso era todo, Dudas sobre la editorial de iz ‘quierda, mi editorial, que me habia ordenado el trabajo. Dudas sobre mis propits ideas. Nada eapaz de impresio nar a una predicadora que esperaba un segundo advent ‘miento de Jesus. (Que tha a decirle? “Mamita, se me exe ln estanteria ideol6gica!” Miré a la mamita. No debia te ner menos de 24 ates, pero de galpe su rostro habia ad- ‘quirido la expresion atontada de los ereyentes y parecia ‘mucho més joven atin, y también mas fea. No me interro sgaba siquiera con el gesto, ni parecfa esperar una conti ‘huacidn. Simplemente no se iba. La opeign de la mentira ry ‘desembozada aparecié por primera vez en mi cabeza y se fue abriendo paso a codazos entre una multitad de impe- rativos morales y pavores hasta llegar a mi boca, “Soy traductor de una editorial. En Tes ultimos tiem, os empezaren a encargarme trabajos muy rares, medio fospechosos —su rostro permanecia impasible—, reo ‘que pueden tener que ver on el contrabando y hasta eon, Arogas. "Mi esfuerzo desorbitade para ocultar mi incomodidad por recurrir a un truco tan burdo parecié finalmente ser tomado como prucba de que estaba eonfesando un seereto muy importante, porque lentamente sus cejas comenza- ton a esbozar una interrogacion. Pero me le adelanté. No podia correr el riesge de que me pidiera alguna precision. —Estuve pensando en hablar de esto con alguien. Pe- +o antes quiero estar bien seguro, Hace muchos aios que trabajo ahi y no quiero tirar todo por la borda. La gente del trabajo ¥ mis amistades tienen muchos vases comuni- ‘antes, Creo que serias la més indicada para empezar fir de qué se tata, ‘Sentia que andaba en wn earruaje, tropezando a vio- lentas sacudones con los baches de un histrionismo deseo- nacido y fue entre esos bamboleos que soté la ultima fra 0, con la resignacign de quien quiere cumplir con el libre: to'aunque sus tarpezas aetorales ya han echado a perder Inobra, Por supuesta, dicho y no hecho. Sus ojos grandes, aborigenes, almendrados, no muy oseuros, emperaron & mostrar la urgeneia de la timider, y sent el vrtige de es tar empezando a ganar la batall Es que ahora no tengo tiempo. Tenemos que volver ‘on los chicos a la iglesia, porque ya terminamos la reco rida y queremos hacer una evaluacin. “Ite espero, entonces. Ya te dije que necesito hablar con alguien, Bueno, pero sino vongo hasta las seis es porque no hice a tiempo y no me espere més. “Entonces dame ta niimero de telefono 13 MO, ¥ decime cuando carajo me vas @tutear. No tengo telefono. El dete trabajo. ‘Ahi no puedo recibir Namadas, La paciencia se me escurria entre los labios y estaba a panto de soltar una puteada. ‘—Entonees voy a quedarme aqui hasta el sgundo advenimiento 'Rostro atontado de ereyente a punto de tornarse pre: dicadoramente admoniterio, Silencio. Nuevo intento del leo, “A propétite, jewsindo va a ser el segundo adveni- rienta? No sé siel bar aguantara hasta entonces, "Cuando legue el fin del mundo —dijo encrespando tuna ver mas el entrecejo, y fue caminando hacia Ia p ‘a, mientras su mano parecia intentar a sus espaldas el saludo que su duefa habia olvidado dirigirme antes de partir. del se Cuando se fue me quedé mirando hacia el punto exae to del espacio donde habia estado su cara mientras char- labamos, Trataba de evocarla, pero sabre todo de indagar- Ja, de descubrir en el fantasma conjurado por mi las cosas ‘ade no habia aleanzado a conocer de ella. Me preguntaba Thasta qué punto su belleza la haria inaecesible y eompen- saria en la imagen que ella tendria de si misma el efecto turualmente desvalorizador de una eara de india. Tampo- 0 e8 despampanante, me tranquilie. No podia tener una, fotizacion demasiado alta en el mereado del apareamien- to. g¥ que eotizacion tendria yo? ‘Desde que habia empezado a traducir a Ludwig Brockner todo se me aparecia por momentos bajo esas fr- ‘mas erudas y obscenamente simples. La eomplejidad ar boreseente de las ambiciones humanas, la diversidad de sus valores, podfa ser de golpe triturada en el orden unt ‘dimensional de mandar y ser mandado, de comprar y ser “ ‘omprado, Era una sensacién muy parecida a la que hi bia tend de chica al leer los anaisis de Marx sobre el ea pitolismo, Pero aquello habja sido un deslumbramiento, ‘Ahora la revelacion era un espanto, Marx me habia des: ceubierto Ia forma en que se generaba la riqueza, la plas- ‘valia, bajo un sistema de intereambio formalmente igua- Titario, de pago justo por eada mereancia, que reproducta, en realidad las diferencias de clases que la humanidad arrastraba desde el fondo de los tiempos. Lejos de negar ‘que el capitalismo funcionara asf, Brockner reconocia en {a forma mae perfeeta de perpetuacion de las diferen- ‘as de clase, las que su libro entronizaba como la quin- taesencia del progreso humano y defendia hasta su inson- dable carozo biolégico, alls onde la apologia dela supre- imacia de los superiores desemboca ineluetablemente en Ta afirmacién de In superioridad de alguna raza. Mare {queria superar el eapitalismo porque éste slo simulaba la igualdad esonémiea y politien, sin lograrla. Su comu- nismo era un llamado & la democratizacién radieal, ala realizacion de esa ilusién igualitaria, En cambio Brock: rer alababs la democracia porque era para él el sistema ‘nds seguro para garantizar el predominio de los superio: resy la subardinacién convencida de los inferiores. Era la primera ver que encontraba la defensa de capitalismo li beral en un racista, y leyéndolo me invadia la impresion ‘escalofriante de que todos los liberales tendrian en reali ddad esa misma conviesion en el rine mas intimo de sus tabezas, donde no liegan las piadosas correcciones del ‘ristianismo, Pero mas allé estaba el autentico horror: la posibilidad de que, después de todo, ésa fuera la verdad y Tas diferencias de clase no fuesen wna injustieia que sélo cl estado precario del desarrollo social podia explicar, si ho el orden adecuado en el que cada persona podia y de bia encontrar su justo lugar. Habla que admirarlos en tonces a los triunfadores, no a los obvies, a los genios, a ‘auienes despiertan la gratitud de todos los que disfrutan, sus ereaciones en el arte y en la cena, sino también a 16 BM los otros, a los que simplemente mandan, en las fabricas, Ins universidades, los elubes de barrio, el Estado? “Mire a los mozos. Las earas jovenes no me decian na- da, pero los vejos eran tna purialada, ;Como se puede le ‘zara los 60 afios come moz0? No como maitre, no como pe {quello mandamas de una mindseula jerarguia gastron6 mica, sino simplemente como mozo, Reeorde haber leido ‘due Tos salarios en las empresas japonesas aumentaban progresivamente con la edad, independientemente del ni vel jerarquico. Bra un eonsuelo para los mozos de 60. ‘Junto a las ventanas del bar que dabsin al sol dos th pos jovenes, con tada Ta apariencia de yuppies, diseutian on los gestas eeremoniosos de quien esta tomando dec ‘iones. Me acorde de pronto, tal vez por primera vex des dde que lo habia leido en la adolescencia, de Los eaminos dela libertad, de Sartre, Una escena de la Segunda Gue- ‘ra Mundial. El protagonista, un francés, esta por prime ra ver frente a frente con el enemigo. Solo los separan los, respeetivos refugios, De golpe ve salir a los alemanes de su eseandite camo ai fueran dioses, avanzando seguros de Ia invulnerabilidad que la propaganda nazi embutié en sus cabezas arias. Bl protagonista duda en disparar por ‘que sabe que es initl, pero finalmente cumple el tri te, acierta,y los ve eae, yno lo puede creer. Llega la eu foria por la ealvacién, pero también una decepcicn inespe rada porque los dioses puedan eaer camo ratas y el poder termine siendo un asunto tan banal come unas bal. ‘Tal ver fue roeordar a Sartre en 1990 To que hizo que ‘no me sorprendiera al verla entrar de nuevo en el bar Es taba ya tan sumengido en la atmésfera irreal de ese ana ‘ronismo existeneialista, que me parecié natural ver acer- ‘arse hacia un ex lrotskista a esa adventista acudida puestamente para air confesiones desgarradoras sobre las Fechorias narcotrafiqueras de una oscura banda interna- sional, Pero ademds habia algo en su regreso que parecia ubicar repentinamente tado en el orden indicado para que fonprimera ver Tas cosas devolvieran aunque fuera un te Pure refieo de To que a uno le pasaba por la cabeza. Esa Enders subrayada por la pollera negra y la blusa blanca fe saldaba de un fogonazo definitivamente hembruno to- das las dudas del caso podia ser obra de la easualidad? {Podia haberse sacado el saco de predicadora sélo por el falor. mezquino de na primavera incipiente? ¢Podia fvanzar hacia mi con esa mirada implacable de eirujana Sino estaba dispuesta a cortar de un solo tao todo Io que Se le interpusiera en el camino? Padia yo dudar de que por fin habia un eamine? Como una edseara seca, una piel le mis trece alles comenté a desprenderseme del cuerpo: "1966: leo por obligacion para el colegio Sin rambo, de Eugenio Cambaceres. El protagonista, Andrés, y el libro ime resultan incomprensibles,lejanos, arbitraris. Hasta ‘que llega cerca del finaly leo:"sCusndo era que habia vis- tol mas alls de sus nariees, cudndo haba atinado a pre: ver nada? Bastaba que en las mil vicisitudes, en las mil lllernativas de la existencia se antiipara a Tos sucesos, Dpredijera algo, un acontecimiento, un hecho cualquiera {del dominio fsico 0 moral, para que saliesen erradas las tconjeturas y resltase fo contrario de lo que habia pensa- do o caleulado, ;Teméa que su hija se muriera? No podia “adquirir mas seguro indicia de que ibaa viir sana largos tahoe.” Comoen una lamarada, fa historia de Andrés se Ine vuelve de golpe terriblemente familiar, se cuela en el reducto inexpugnable de mi pieza de los trece afos. Su profunda sensacion de derrota frente a la imprevisibil dad de los sucesosestablece inesperadamente entre él y 70 tun parentesco intimo que supera las distancias abismaies entre nuestros universes. Yo tambien he vivido con mis tre fr escusos afioe ese mismo extranamiento, y he quedado Imareado a fuego por el temor de una fuga repentina hacia lin mundo donde ni siquiera las mas naturales secuencias respetan el orden necesario para edificar sobre ellas un plan, un proyecto humano. Bt suicidio de Andrés al final, " con su furia occidental contra st mismo desbaratando et ‘orden ritual de un despanzurramiento a la japonesd, transforma el parenteseo conmigo en la inquietante post bilidad de una identidad fundamental. Siento en ese mo- mento que una mano oculta ha puesto a mi alcance ell bro para que yo una esos cabos y entienda la advertencia. ‘Tota una sucesion de sinsentidos cobra de pronto la fuer za apremiante de un destino prefiiado. La profesora de tastellano, que se atreve a prescribir a alumnos de trece ‘thos un texto apenas tolerado clandestinamente por las le tras naciomales como fundamento desafortunado, bastar- doy corrompido de nuestra literatura contempordnea. An- drs, exe artetoerata racistay diletante, que vag por la vi ‘da como por una pampa sin norte hasta que se inventa wn rumbo en la hija que te engendra a una eampesina de su ‘extancia, y ve derrumbarse todo con ta muerte de (as dos. Mi padre, esa figura exquiva que se la pasa prometiendo hhacer cosas de padre y falta indefectiblemente a cada cita con sus promesas. Tado el maldito entorno toma ta forma de una metafora de esa geografia sin coordenadas que es la Argentina en la que Juan Carlos Ongania acaba de dar fel enesima golpe militar pare poner orden. Pero me digo y Ime repito que 30 no soy de agut, que no me va a pasar to ‘mismo, que nd me voy a confundir con ese paisale donde tspacio¥ tiempo defraudan sistematieamente foda prome- ‘sade una direecisn, Que entiendo la advertencia, pero que fen mui caso esta de mds. Yo no soy un estanciero haragén, hho me voy @ tener que refugiar en los panates de una hija bara encontrar mis metas. Me sobran vocaciones, tengo ‘mis propias coordenadas interiore, las deta fisea, las de lax matematica, las perennes y wniversales que seguirdn existiendo aunque la pampa se trague al planeta. Me (o di zo y me lo repito, pero el calendario se pone en marcha y {ritura uno a uno los proyectos. Ano a ao voy descubrien ddo que no sere fsien, ni matematico, ni puedo siquiera auinar a prever nada’, y un dia pierdo (a verguenza inte Uectual y me encuentro leyendo humildemente el hordscopo 18 ‘para ver siesta vez si es el momento oportuno para acer {ors para poner la mira en unos ojos de mujer y decir esta serd mia, y que ea mia; para dar en et blanco de una vez ‘por todas con una sola flecha, en Lugar de pasar la vida t- rrando con perdigones a la manada y recugiendo la presa, Siempre fa mas inesperada, que cae en la volteada. La presa vino hacia mi esquivando a su paso las me- sas del bar, Of el redoble de los tambores del destino re tumbando entre eas maderas y estuve a punto de volver ‘ entrogar mi suerte come tantas veees en el pasado alo ‘que mandara un texto inaceosible eserito para mi desde al menos un tiempo antes de ese momento de vertigo total Pero me detuve a tiempo, dispuesto a pelear para inven- tar mi propia ruta. Hacia ya mucho tiempo que no lea ho- réscopes, pero no porque hubiera recuperado las eerti- ‘dumbres del racionalismo o las riendas de mi propio an- dda, sino por resignacidn, porque las promesas de los as tos se revelaron tan mentirosas como las de los hombres. ‘Ahora eentia en cambio un coaquillee de libertad reco rriéndome Ia piel. No sabia qué decian los astros ni los hombres, pere queria que todos anuneiaran un nuevo fra- ‘caso, para que fuera yo esta vez quien los defraudara. Porque ya los estaba defraudando. Aun asi mi vor tembl6 ‘un poco cuando tuve una vez mas a la adventista junto a “Llegaste antes del fin del mundo io una mueca que no pude descifrar si era de incom prensién o disgusto, “No, lo que pasa es que la evaluacién terminé en se- guida —dije finalmente con rostro serio y luego agrogs Sonriente—: 0 tuviste que esperar mucho? Tmposible saber a que se referia ese “no” inci, a no ser que sirviera para proteger su orgullo de mujer por ha ber Megado antes de lo previsible a una eta. Lo que que- Fits verdaderos que esas consiceiones eran sin dada un pardehechoscontandentes como lapis: sa. asombr 2 Pita de interes cats fo que yo le canta, que tSonaba inexplicable su permaneneia conmigo, el ent ‘Shue de gro cero que mostrd cuando lect beso, sa stthnae eoneitente cunndo Sntenté dale oro, su neat TEESGyalaren Ta despedia sn nuovo eneuenteo, Lo Un Sea aClinsorcieme de lento eran atisbo de fasts Satta a su rechao, como un acento, on alia de nna aren de emerge. que era una muestra slit Tira gue ella poo ena Iuehande conten alguna hea de pasion. ¥ nadn mn Ms tng de una noche sa smagen hain taeda mi ch tempotan emerger de Tn bruma de a silencio tenaz Gra moldears eon algo de retad gracies algunos da- Paryconcerantes que tn acres a al mundo > tio tangible do os pores Bran eset dats los. ave rested utsospecha de realiad yTaarraneaban de lt srntelea de chupacirios saltesaen Tague mi mentee ibio clasfado. Porque ra sltena y adventsta pero {bien bchller y emplead ainisteativa, al mas ‘Shane ane reatidades con que uno puede tropez col iE Boro to qu vavia erie que exstiera una art Sout ene y huevo ontre In etora abstract ei see ae se pratetantsme sindiado ¥ la mundanidad ents de ou empleo era la fuera, la convccon de #8 ts y el individuo Hitler tomé las cosas mas directamente fn Sus manos y ereé los eampos de cancentracién. Yo no te omparé nada eon nada. Pero por mas vuel tas que le des no me vas a convencer de que el ea0s €8 mas saludable que el orden, turee. Querés inventar Ta rueda cuadrada, “Bueno, jstamente, ahora se esta deseubriendo que hhay un orden dela gran puta en el caos. ida, jal Seguro, un orden de la gran puta! ie digo en serie. (No leiste el otro dia el suplemento ientfico de Diario Argentino? Bsta dedicado ala teoria del ‘aos. Empezé en metgorologia y mecénica clisica y ahora ‘std por todos lados. En medicina, en mecdnica cudntica, ‘en To que sea, Te ponen una pelotita rebotando adentro de tuna eaja hermétia irregular, sin rozamientos, y te dicen: 108 1 movimiento es rigurosamente determinado, ohodece a le _yes necesarias, pero sila dejésrebotar bastante tiempo no hay computadora ni dios que te pueda calevlardénde cara jo va a estar al eabo de un buen rato. El movimiento se ‘vuelve impredecible, O'més bien sblo predecible en termi. ‘os probabilisties, eomo el lima, y tenés que considerar la pelotita come si fuera una nube de gas, Ni qué hablar s fempezds a sumar mas pelotitas. Pero siempre se puede Aescubrir a large plazo un cierto orden, una ley del caos —Tureo, tureo.. Ya me lo imagino ese orden, No, te digo en serio, Mario. Te voy a conseguir ese suplemento, Bs una belleza. Trae fotos en colores de ali nos fractales, que son las figuras con Tas que se puede Te presentar ese orden que se manifesta a lo largo del tiem po en cualquier fendmeno caético, Ahora esta may de mo- da. ;No viste que todo el mundo rompe las bolas con la mariposa de Pekin? Ah, si, es0 lo lef varias veces. its por una frase que dijo un tipo para ilustrar emo ‘en un sistema que entra en un proceso de tipo eastico las pequetias eausas pueden resultar magnifieadas por la in- teraceisn can el resto de los componentas hasta generar ‘grandes efectos, El tipo dijo que el aleteo de una maripe- sa.en Pekin puede desencadenar mindseulas turbulencias {que terminen desatando por amplifieaciin un huraedn en San Francisco, Me gusta como sintesis superadara del in- divide y la masa: Sin aleteo no hay huraesn, Pero sélo a luna mariposa con delirios de grandeza paranoicos se le puede ocurrir que ella provoes el huracsn, “Turco, si seguis asi vas n terminar teniendo futuro fen Turba, Zqué te quejis? Cuando llegues arriba lo con- veneés a Gaitanes de que eambie el nombre de Turba por cle Turba Casticay ya esta. ;Qué mas querés? ¥ site da plenas libertades le ponés directamente Masas en Pleno Estado de Despelote... No te ris, no te ris... Yo también hhablo en serio, Bes que me encanté tu propuesta de Masas en Pleno 107 Estado de Despelote.. De veras que me gustaria ver al ‘menos un periddico con ese nombre. Pero Turba me pare ce mucho mejor. Sélo que en Turba el nombre es una po se, un camelo. ¥ no slo el nombre, Hasta la propia mil tancia de los que laburan ahi es un eamelo. Se supone que todos fueron grandes militantes, y por eso eurplen disc plinadamente el sacerdocio progresista, sin quejarse por el verticalisme o pedir aumento de salaries. Pero los uni 08 que parecen haber militado son urs dos o tres que no pinchan ni eortan, o los que terminaron yéndose. La ma- yoria de los que quedaron son demasiado pendejos para haber militado en nada. Yo oi siempre que eran mezcla de ex expios y maots- tas “No, es0 05 la mitologia, Hay dos o tres jefes que ha- ‘en todo lo posible por dar a entender que estuvieron en ‘alguna de ésas. Pero cuando lo oss hablar es evidente que ‘toean de oido. Como no tienen mucha idea del marxismo tienen que insinuar un pasado militante. Bs como eon Gaitanes Junior. Se supone que es brute porque have de- portes. En ellos se supone que no tuvieron tiempo para. Teer ni siquiera el Manifiesto Comunista porque mili ban mucho. El unico tipo que tiene idea de algo es Mea Un viejo euadso del PC, que pass después brevemente por 1 ERP. Sin 6! Turba no existiria. Pero lo puentean todo el tiempo. El que manda es Gaitanes... Mejia es una ra avis. Un ex profesor de historia, més frio que una daga, Medio aindiado, eon barba, que mira a tode el mundo no ‘con indiferencia sino con una especie de desprecio activo, Nadie lo quiere. Pero yo le tengo gran simpatia. Porque ‘me da una eierta garantia de cultura, y como de adulter, Hay otra gente eulta en Turba, pera en general con mucho ‘menos manija que él Lodavia —iPero la gente en general, en qué anda? nada. {Bn qué va andar, tano? Por el 82, cuan- do se funds In empresa, era ticte que todo el mundo que Jaburaba abi tenia que ser “revolucionario”. Sin militan- 108 ‘ia. pero leninista. La cara que me pusieron cuando les dije que yo era reformista y socialdemserata, que mi fdeal politico era una eruza de PSD aleman y los verdes! Me ompraron por trotsko, haciéndose los magndnimos, con indulgencia de stalinistas aggiornados, y les resulté un sucio reformista. Juraria que mas de uno pense que yo fra cana, Ahora hace aifos que son tades socialdemdera- tas de la primera hora. Y a mi me da ganas de ira labur rar con el martillo y la hoz en la solapa, como ibas vos al colegio en los tiempos de Ongania, Mario, —Pero, tureo. Bs justamente lo que te digo siempre. ‘Todo en los progresistas es una pose, or eso devaparecen del mundo. Hacés el mismo diagnestieo que yo, pero tere sistis a sacar las conclasiones, Ah, no, Ni mamado, No es el mismo diagnéstieo. —{Cémo que no? —Yo antes de quedarme sin nada, prefiero Ia pose. Profiero la pose progresista a la reaction, —Turco, ahi si que te desconazee. Prefers la hipoere siaa In verdad? Me hiciste pasar deeenas de noches en ve la cuando estsbamos en el Mitre dandome la lata sobre la autenticidad, la sinceridad, la ciencia, la verdad. ¥ hora {ecagis vos tambien en las patas. Ahora ya est, ya sen bbe qué es camelo y qué es verdad. Ahora podés optar por omar las cosas tal eomo son, Ya st experiments con els «ialismo y ya se sabe qué dio, —Mirs, dejame contarte algo sobre la hipocresia. Ha- ce un par de afos conoei en una festa a un brasilefo que estavo viviendo un tiempo por aca. Bl tipo era blanco, de ‘zquierda, may macanudo. Bn la festa la gente le pregun. 16 como se viva ali el tema racial, Bl tipo conteste que el ‘ema estaba totalmente “reprimide”. Que reinaba una bi pocresia total, porque todos trataban bien a los neros de Ja boca para afuera, pero en el fondo los despreciaban, Salvo una vez al ano cuando venia el carnaval. Entonces pasé algo muy raro, Unas minas bien ehetas, que seguro ‘que si ven a un morocho por aca salen corriendo, empeza- 109 ron a despotricar contra esa hipocresfa, Me dio una tre- rmenda verguenza ajena, Las chetas del barrio norte da: ‘ban desde Argentina catedra de erisol de razas a un pals {que mal que bien termino no sdlo dando mixturas de todo tipo sino gestando toda una cultura donde el elemento ne gro es el central. Yo le dijeentonces al brasileno que pre feria esa hipoeresia que habia en su pais que la costum: bbre que hubo durante décadas en Argentina de llamar ea becita negra a cualquiera que tuviera wna gota de sangre indigena iY exo a qué viene? A que también prefiero que por cualquier razén resin social los patrones se vean abligados « tratar bien a Ia gente, en Tugar de que se puedan eagar en ella en nombre de Ia frangueza... Pero ademas hay algo que no entiendo, Mario. No sé por qué si vos lo ves asi no lo ad- miras a Gaitanes. Tondria que ser tu idolo. Si puede co- rrar el kioscoy darle una patada en el eulo a todos os que es otro seguidor de la Thatcher. Ks un verdadero lider em- presario a tu gusta, iNi por asome! La Thateher siempre tavo las pelotas de decir agua va y te mandaba agua, urco, vos sabés que te mandaba agua. Te empapabe. Por es0 con ella Ia gente sabia a qué atenerse y todo marchabse bien. Tuvo legiones. de imitadores en todo el mundo. Gaitanes hace la guita vendiendo un vino edulterado que le nubla la eabeza ato do el mundo, poro en easa, si hace falta, los va a empapar ‘todos con agua de lacanilla sin decir ni mu. Un tipo ast no es un lider. Bs un Toeo, un peligea. Bse st que esta ju- kando al carnaval. Por eso, turco, hacéme caso, Quedate en el molde que te van a empapar. Segui si querés eon ta ‘mariposa y tu turba cadtiea, Pero ne hagas quilombo, Te le digo en serio 12 int ie que yo no me quedo en el mole? Yo "si, ya sé, s6lo puteds. Pero ya te veo venir, metién- ote en’un quilombo con la misma obstinacién con que 10 buseas hacer orgasmar al pescado eongelado que to en- sganchaste, ~Quedste tranquilo, tano. Yo las orgasmos los busco slo en Ta cama. Los de la revolucidn no me interesan, Pero es que es lo mismo. Los que tratan de sacarle eras al olmo la pasan mal, tanto en las barrieadas eomo fn la cama. Dejate de quijotadas horizontales y vertica, Tes. {Por qué mejor noe casas? “Contra quién, tan? —Con tu puritanita. {Con quién te vas a easar? Ahi si que la hiciste linda. Estuviste més de una ho- + tratando de eonvencerme de que la langue ahora que: és que me ease con ella —Casite o largila, tarco, da lo mismo. Pero no rom ‘pas mds las bolas eon el orgasmo porque van a terminar Tos dos en tun Toquere, at Wo CADITULO IV ‘Los meses que siguieron al despido de Barnes queda- fan mas tarde en mii memoria como un oasis de paz. El ‘mundo de Turba se habia Hamada nuevamente a sos, y fentre Romina y yo habiames terminado por labrar una 1. tina que tapaba ‘ean un manto piadoso de pequerias satis- facciones la angustia reeurrente de nuestro desencuentro fandamental. Habran sido como seis meses en los. que no ‘as lteralmente nada, ni para bien ni para mal, al menos fen To que hace al mundo real, Los dias se eanfundieran en luna sucosign apacible de saldas al cine o a cenar, de en: euentros on Tos amigos, que terminaran por conocer a Ro: ‘ina come mi presunta pareja definitiva, de paginas tradu: tidas eon el distanciamiento prafesianal de quien ha dejado dle ereer que un libre puede torer el rambo de alguna cos. Pero lo quo desde las turbulencias posteriores apare ceria en retrospectiva como una tregua, como un respiro capac de desatar la mayor nostalgia, evecs en su momen: to:més la inmutabilidad opresiva de una eareel que la me- notonia complaciente de una felicidad valgar. Fueron dias ‘de angustia, de ensayo y error, de husqueda desesperade, Queria lograr un cambio en mi situacion que me permitie a terminar de recoger una felicidad que asomabs prove- eativa al aleance de la mano y se retiraba indefectible mente cada vez que yo hacia un gesto para aleanzarla. Mi Vida hasta entonees no habia sido un reyuero de satisfac: ciones, pero tampoeo habia parecido ofrecerme mucho Ahora me afecia © simulaba ofrecerme casi tod To que ng mas habia deseado, y me hacta sentir ast por primera ver plenamente responsable de mi infolcidad, ‘Apremiado por ese sentimiento de culpa ante el propio fracaco y por la promesa de satisfaceign reluciendo en los 10s de Romina y en el puesto de lector inesperadamente ‘acante en Turha, estaba dispuesto a cualquier esfuerso y ‘cualquier cambio, A empezar desde cero para veconstruit ‘ni personalidad completamente si era eso lo que necesita- ba para aleanzar Ia paz. Ya no habia nada en mi personal ddad que me parecierairrenunciabe, Mi propia ideologa es- taba en suspenso desde hacfa bastante tiempo, habia empe- zado a estarlo aun mas desde que habia eonocide a Romina, y el entusiasmo sindieal en Turba se habia esfurado tan "pido como habia aparecido. Confiaha en que bastaria co seguir la orientacign de mi intuiei para evitar hacer algo de lo que luego pudiera arrepentirme demasiado, 0 que me resultara tan ajeno que silo pudiera realizar mal Pero pronta descubrt que no bastaba con mi disposi- cin, por mas osada que fuera, porque el sentido de los cambios necesarios no era tan evidente come habia pare- «id al comienzo, Adoptando una dureza agresiva que an- tes me hubiera resultado inconeebible habia logrado ents blar eon Romina, desde aquel domingo extrafo, una re: cian completamente diferente de las que habia tenido con tras mujeres. Bra una relacion mas direetamente sexual, de mayor atraccién mutua, y mucho menos parecida tuna mera amistad o 1 un companterismo con cama inclu a, Ella: misma contribuyé a subrayar ese cardeter al h cerse eoloear ya al poco tiempo un espiral, algo que su Iglesia no condenaba pero que para ellarepresentaba una ‘omplieacion que nunca habia pensado que iba a necesi tar resolver. Pero paradgjicamente esa relacicn tremen- ddamente sexualizada se daba con una muchacha que apa: rentemente nunea habia disfrutada del sexo y que aun conmigo sélelograba, entre eada periodo de frigid abso. lta, una excitacion exteana, distante, difundida en todo el euerpo, en los ojos, en los pechos, en agin rinedn in us i sondable de su alma, pero nunca suficientemente focli ada en su vagina eomo para acerearse al orzasmo, Dediqué semanas a explorar metodicamente la geo agrafia de su sensibilidad, e infinitas charlas a sondear el ‘undo de sus fantasias, y slo encontré desiertos o espe: jismos tan fugaces como su excitacion, Pero siempre que ‘ni deseo estaba a punto de morir de sed, volviamos a em harearnos en una danza excitante, de tigresa y domador, de esclava y amo. Intentaba hacerle una earicia, me re- chazaba. La traia hacia mi justo con la violencia necesa ria para sacarla del encierro de su terquedad, se plegaba atin arisca, indéci, reservandose en el entreeeo fruncido, tn las eomisuras despectivas de sus labios, el derecho luna protesta intima pero esencial. Debia esforzarme en ‘ver en es0s signos mudes de una protestalatente la seal ssuspiciadora de que habia logrado quebrar su indiferen: sia fundamental. ¥ muchas veces la esperanza se confir rmaba, Seguia forzandola, la besaba eon brusquedad, ti rrindole del pelo hacia atrés o con algun otro gesto de du- reza 0 desprecio, la protesta latente se convertia en ge ‘ido, el ritual del sexo podia empezar Al comienta fue eso todo lo que pude lograr. Pera con el pase de los meses, los gemidos fueron convirtiéndose en una répida intro dduceién que daba paso a las palabras. Romina, que habia astentado en un comienzo un ré- ‘cord imbatible de parquedad, se deshacia entonce labras, casi siempre las pronuineial sperada conviecin y ealentura que salian de su mutismo habitual ‘como rompiendo una edscara de simulacion para sacar @ Juz una verdad remota y deliciosamente bestia, “Qué macho sos!” *iQué hombre!" “Qué hien puestas tends las bolas, Ricardo!” Largos meses me Luvo sbmubila- do con esas frases, pronunciadas en los precaries pcos de ‘excitacion, entre bese y beco, entre eliry venir de nuestros ‘eos, con el asombro de un deseubrimiento, como si en 808 meses, esas semanas, esas horas, hubiera estado po. ‘iéndome s prueba con una frigid finda, para ver si yo m4 satisftciacifrados requisitos naturales que me abrivian las puertas de su verdadera sexualidad. Pero pese a la apro- Dacidn contundente de sus palabras, las puertas no termi ‘aban de abrirse jamas. Apenas se entreabrian, insim ban, hacian mas imaginar que vislumbrar. Y cuando uno se cansaba y empujaba ls portanes, deed a quebrantar de una ver la voluntad propia y la jena, la magia se que. brat como un juguete descompuesto, un mecanismo dei caudo al que no se habia sabido destrabar. Bordet la volen- cia verdadera, las bofetadas, las amenazas, ls eastigos en Ja frontora de lavirtualidad evdtie y la burda realidad, y si no ontré muy de lleno en el campo despojade de los ac- tos, si todo eabalgs en esa époea mas sobre la fantasia y las palabras que sobre la accidn, fue porque ya en el unbral de los hechos se veia que cada direeicn eonducia a un ea Nj sin salida, a poco que uno comenzara a transitala, ‘Creo haberlas transitade todas. Cuando el camino del ‘amo se me eerraba, no dudaba en recorrer el del eselavo. Yano la llamaba mi hembra, ni mi eselava, ni mi put, no tal como la sentfa en esa nueva sintonia: mi diosa, mi ‘ama, mi senora. Ya no Ia sometia a la ley de mi deseo si- nno que deseenclia a sus pies a buscar la dictadura de to- dos sus eaprichos, el gobierno de sus mas despectivasolo- es, el régimen implacable de sus ojes y su sangre. Si un Gesacverdo surgi a lo largo del camino, no hua hacia atras, sino hacia adelante, Me plantaba ante los ojos gla ciales que habian perdido la inspiracion de ka hora y los fexhortaba a buscar en el pasado la furia y el viento, a re sucitar la sed de venganza, a tomar el desquite por Ia hhombria que habia pasado aplastando voluntades por su cuerpo. ";Pegsime!", le decia, le imploraba, le ordenaha, Ponia mi euerpo, aun endurecide por Ia Tus de las pri- imeras palabras sumisas de ella, al servicio de su aroma. de hembra primordial, mi cabeza de macho alumbrady por sus primeros asombros se inelinaba ahora a merced ‘de lo que la duena quisiera mandar. Pero la orden no lle aba. BI ama no mandaba nada. La mano no levantaba us i ec velo, y la bofatada moria en un manotazo perezose. cachetaro > suspiro > beso > hielo > separacion > lagrimas > besa > suspiro > hielo, Al eomienzo, cada eslabsn de la cadena se las ingenié para intensiiearse un poco sin desmedro de los otros, e- ‘mo el espacio ereciendo simulténeamente entre todas las gzlaxias en las teorias de la expansion del universo, Pero basta contemplar esa secuencia para comprender que, an con un erecimiento generalizado, ala larga predominaba cl hielo, Por eso, entre los otros eslabones, el que le sigue ‘en crecimiento fue el que naeia del hastio: la separacien Como el eachetazo, la separacién dejé un dia de ser un cesbozo, y tuvo un desarrollo casi seabado, Ineluyendo el surgimiento de otra relacién, Nos separamos de verdad dos veces en ose periodo que podriamos llamar de nuestra prehistoria, ¥ en la segunda conoct « Bugenia, Bugenia McCaffrey signfieé para mi unas vacaciones ‘de Romina Sinehez tremendamente intensas, Pero ast eo ‘mo todas las vacaciones profandamente legradas generan ‘después de cierto tiempo una enorme necesidad de rer. har al trabajo, el paso de Eugenia por mi vida me dejé el lina limpia de dudas y dispuesta a recibir una vex mas y para siempre la presencia corrasiva de Romina, Bugenia eva ligeramente rubia, tirando a rojiza, un poco pecosa, de pic! leehosa y con un aroma entre de beba us y de adolescente que tal vez fue lo que termind deféndola fuera de juego. Al comionzo, todo eso jugé decisivamente 4 su favor. Todo en ella eva un deseanso de los intermina bles meses de esfuerzo que me habia levado establecer luna relacion minimamente vivible con Remina, Su cults. ra de hija de profesionales de elase media, Su freseura abierta al dilogo. Su capacidad de eseuchar desde el in. cio en una sintonia similar a lade las palabras que le lle. aban. Su disposicin natural al orgasmo, sin una inten. sidad partiular, pero tambien sin complicaciones que ex seran a su partenaire la adquisiién de un arte reeéndi- to, Su companerismo apenas matizade por diferencias ge neracionales, que la hacian partir inopinadamente en bbusea de su independeneia cada vez que la aproximacign lamenazaba con volvérsele excesivamente viseosa, ese ‘compatierismo insobornable que le permitia retomar répi ddamente para desmentir el distanciamiento con teraura @ flor de boca cuando mis 36 aries comenzaban a alarmarse Bugenia tenia veintid6s, dos menos que Romina, y yo tno dudaba de que si mis amigos la conocian la jusgarian ‘mucho mas linda que Romina. ¥ sin a menor duda, mu: cho mas “normal”. Porque, salvo su izquierdismo, desae: tualizado para ta déeada que comenzaba y que tal vez ex- Plicaba que hubiera atracado en mi, todos sus registros se daban siempre entre los valores medios de cada esca: Ja, Ni tan fra, nian ealiente, ni tan culta, ni tan ineut. ta, ni tan adulta, ni tan nina, Ni tan tan, ni muy muy en nada. Pero'ni mis amigos ni nadie de mi entorno pudo co- nocerla. Porque a los dos meses me eansé de sonar que eo agin eon Romina y de pensar en ella para poder coger can Eugenia, y la foi a busear, ‘Romina nunca fallaba cuando la tensién a su alrede- dor llegaba al maxime. Separaciones, tempestades, reen cuentros y otros eataclismos la arrancaban de su letargo. Me recibié con una alegria tan podticamente auténties fue me convenet de que alge mal tenia que andar en mi «abeza como para que hubierapensado en dejarla, Me fes- uo tes de separarnos, pero ahora lograba arranear de sus propios fundamentos infanties nuevos reyistros en la es sala de Ia ternura, registros eapaces de ablandar @ una roca, y no dejaba de repeti: “Papi, Papi, volviste” Ya me habia llamado papi" antes, peo silo cuando co ffamos, Entonces habia side una vertiente més de un mor ddeo sexual que ambos conaciamos. Pero en medio de ese reeneuentro tierno, festive y radiealmente inocente, el apelativo me impacts de manera muy diferente, eon una Fesomancia literal que me hizo pensar por primera ver que ‘aaiza mis esfuerz0s enceguecidos por despertar la sensi lida sexual de esa muchacha me habian abierto en sco. ‘axdn unt lugar mucho mis importante del que yo pensa- ba. Un lugar enorme que me aspiraba y daba vertigo, y que resultaba tanto mas ineémodo cuanto que pese al po. dlr inquietante que podia brindar no parecia servir en ab soluto a Tos fines que habsan presidide mis esfuerzon, Desconfe de ese lugar deade el inicio, y traté de recu- Derar a brazo partide la dizeceién que me habia fijado cuando decidi volver con ella. Cuando me pregunte por {ue haba vuelto, Ie dje la pura verdad, porgue era en esa verdad animal, y lejos de toda inocencis, donde buscaba mi orientacin, —Porque extraviaba ta olor ‘Me mir con cara divertiday ligeramente deseonfiada. Sospechaba que habia en mis palabras un halago, pero que estaba dicho en una lengua desconocida para ella. El elogio de su aroma salvaje se habia llevado siempre la parte del leén de mis tributos verbales sella, Pero sencl Hamente ta adventista no podia ereer que alguien se guia £2 por el olfato para elegir mujer, y menos para desandar el camino ya inieiado con otra ‘A decir verdad yo tampoco habia sabido que ése era por entonces mi norte, Lo descubri sencillamente cuando la ve de nuevo cerea de mi. Tal ver mi cerebro habia conver 120 fido ese olor eriollo en una metsfora de la densidad part. cular que Romina tenia para mi en comparacion eon Bags: nia, en un simbolo de la especial espesura psiologies te ella y de nuestra relacin, Pro en ese momento a mine ine interesaba para nada comprender es0, porque la eontars doneia de su olor eliminaba todas las derdas respecte del cierto de mi regreso a ella, y donde ya no hay dada todo conorimiento y toda explicacion se vuelven superflucs ‘Pero cémo transmitirle esa certeza inesperada a ella? =§Por mi olor? —insistie, Si. dor que te extrana tanto? También es porque 50s hermosa y porque me gusta como sos, ¥ site dieea {que es prineipalmente por eso vos pensarias que es mejor Pero el olor me parece mucho mas representative de una persona que st imagen visual, eambia menos que ta ima, fen, menos que las opiniones, menos que la personalidad. so lo pensé siempre, pero sdle eon vas descubrt que'n la hora de la eleceion el lfato estan importante para mi co mo para un perro, A comienzo de la relation ese tipo de conceptos se los Presentaba de a poco, se los tha insinuendo y justiReande ‘on referencia permanente a la antropologia 0 ta etclogia para que le resultaran mas digeribles y pudieran atraveay la cervada malla do su protestantismo norteamericano y antediluviano, en el que el abismo dela ereacién separaba inveduetiblemente la naturaleza humana de la animal, y convertin a ésta en Ia encarnacion del pecado, la mugre > last, Pero hacia tiempo me habia eonveneide de que esas referencias eran contraproducentes, porque ahadian la diferencia de sensibilidades una polémica cultural en la que yo no tenfa esperanza alguna de vencer y que slo crea be obstaculs suplementarios. Desde entonces me limitaba 8 persoverar en In afirmacign de mi idiosinerasa, y como ella pareeia no regstrarla, habia ido dndole una formula cin eada vez mas provocativa, Yo siempre habia despre ‘do a obsesion por la limpicza, Pero frente a ella podia con. Vertirme directamente en el trovador de la mugre. Quienes ra ‘menospreciaban su propia parte animal me habian pares do siempre despreciables, pero para dejérselo en claro @ ‘lla era capaz de transformarme en un verdadero perro De hecho haba vuelto a ella bajo el signo del perro, de un perro feroz excitado por el olor de sia hembra, Pero me hhabia encontrado con una ehihuaha alegre y saltarina que me llamaba papi y me festajaba eomo a an padre pr digo. Con el paso de los dias la adventista chihuahua fue arrancando uno a uno los dientes al perro feroa a fuerza dde morisquetas, mimos infantiles y mohines de nia adul- ta, Cuando me quise acordar estaba convertide en un pa dre protector, comprensive y compafero, que enconteaba tiempo para ensenarle el mitico inglés, que abre en la fan tasia de Tos pobres las puertas de tedos los rebusques, a nnadar, para que ereciera en Ia Tucha con el agua, y hasta jugar al ping-pong, para que compartiera conmigo el cultivo de los rflejos, la danza velog del cuerpo en su mas precisa expresién En ese periodo de ternura infantil pero infinita no pu- de dejar de ensenarle cosas sin interrupeién. La ensefan. za, el adiestramiento, los aprendizajes pasaron a. ser hhuestro tnieo verdadero intercambio, porque el sexo de Romina habia vuelto a su aridex inical y hasta tha lo sgrando superar sus propias mareas de frigidez a medida que ella se entregaba desde su postura infantil a nuestra, relacin de manera mis confiada e intima Yo debo haber puesto una tenacidad especial, y ade més sélo me laneé a ensenarle las cosas que deminaba, pero lo cierto es que Romina terminé sorprendiendome con su eapacidad para aprender todo lo que yo estaba en condiciones de ensefarle. Habia que verla nadando en el ‘mar, cuando su madre para dejarla partir de Salta a Tos peligros de a Capital y de la costa le habia hecho prome- ter que nunea se meteria al agua. Habia que verla sumer- ‘iéndose y emengiendo en estilo mariposa apenas tn mes ‘después de haber puesta su primer pie en un piscina, cuando aquel primer dedo gorda remajado temblorosa 122 mans ev ago abi oad hora ners dee {a alguna botnda ~porque cans ls anes no acaton ban los métodos reorriantados ls pasos que ta ay resultado habin dao on el sox, pere que Lan sami Samentefrutferon renultaron cen todas lt otas toy ate intents ensenale Pero donde sobre tado habia que vera era juga at ving pong con la detcadera do una bailar’ I agose ‘iad d'un boxeador,despuse de haber pasa ence ‘mienzes horas sin haber poi pearl una sola ves aa pelo. Bl ping pong fue durante en buen tempo cl sae Jorsimboo del eardter que estab tomando maces ee Gin, Parecarefejar sus covrentes mas profandas, Vio desde afuera, desde la ignorancia de sus secelosy soe Leica, o'a través del juga de ln inenperto, el ping, ong no's nds que un “ns de mesa un proleee oe Srogadoy rebajado de un deporte superior avistecraticg si version de sldn para los as de mel Geman ta plebeya Pera longolpes mo salles del tens protege nal son apenas burdos empujonessimieses emmaradoe ¢on los movinientos refinado, agile, miimetrcnmenta Autocnirladosofulinantementeagresive qe eg o bing-pengmininamenteslvonte ‘iendla‘avanzar a Romina en el dominio del ping- bongo podia dear de ponsaruna'y otra worn fas tess ae Brockner, coli habia queda en mi motes tn Culadodeun modo inguitante con Romina, pare! hecho de ‘qe loestaba traduciono justo cuando ln eno all Bee ‘ombraserevisinista dol contormiomo ae Ins as Dar sinetiar tas ls postrasreacconaias qe sa ediern alo lao de la historia en ua reivndeason tromariamonte eanservadora dela demeeraca moore Mehabiasorpendide como un alema coma ts au neo tra laren su Floste a itor pa ddr ale fos cruciales a roveluctonarimo eneinaro de Tos 2, loraba reservar tabi otro espace para encom de ws ‘su antipoda tradicionalista, la aristoeracia, y hasta alaba- tba su preservacisn en Gran Bretafa por medio de Ie esa. va de los lores. Sobre todo me habia intimidado la fuerza persussiva de su argumentacién, Ia extensa justifieaciin de las preerogativas de la aristroeracia por las virtudes troncales que ella debia supuestamente preservar para la sociedad, desl la osadsa inicial de In conguista del tervto to basco, hasta el refinamiento que se iba destilando can el paso de los siglos,y que segtin Brockner se infltraba mo: \dermamente en los productos industriales “nobles” de Ale: mania y de otra sociedad aun maa tradicionalista, Ia del Japén, y se plasmaba en su forma pura, gratuita, no wil tariay eercitativa, en los juegos y rit de la nobleza, ‘Ahora podia tomarme una revancha de esa suerte de sentimiento de inferioridad personal ¢ ideolégico que me hhabia asaltado al leerlo, Siaristoeracia era, como queria Brockner, destreza at viea en el manejo de las fuerzas mis impetuosas e incon trolables de los seresy las cosas, era el ping-pong.y no cual- quiera de los deportes considerados aristoerticos el mejor instrumento hidico para medir grado de nobleaa, ¥ si are tocracia era también, como él decia, ambicién, sed do con- ‘quista —y su instrumento— la agresion, el ping-pong pare- cia directamente su enearmacin, Bn tenis existe el juego fuerte como una Véeniea especial, pero aun para el princi piante os imposible agar al tenis sin pegare fuerte @ In pe Tota. La propia ragueta, com su peso sus dimensiones, la fancha con su extensin, definen al juego como vilento, arrancan a cada uno hasta sa altima reserva de agresién. En cambio en el ping-pong el juego violento no es la Liniea opeion, sino la ms arrieegada, La inercia que hay ‘que vencor para jugar fuerte noes I dela paleta, que con su peso exiguo no tiene easi ninguna, sino la de uno mis mo, la del propio temor. Tomor a marrar el tiro en un jue 0 dondo el estilo cobarde y defensive parece tener pre- ‘mio; temor a parecer demasiado ambicioso, temor a sen. tirse culpable por arriesgarlo todo cuando un golpe suave 14 ¥ conservador podria postergar Ia definicién siempre un Poco mas y darle otra oportunidad al azar para interven fen desmedro del contrario, que tal ver si esté dispucsto-a arriesgar y yerre el tro, Bl tenis tiene una opeign de jue, 0 uave, pero sdla el ping-pong tiene la del juego tonto, ‘que es la que elige invariablemente el prineipiante Sacaria a Romina del juego tonto, o mejor dicho, impe- dirlesiquiera entrar en él apelando sin cesar a la prove cacién y al atizamiento de su ira y su agresividad fue ex tremadamente costoso, me demands tardes enteras de es fuerzo, en las que mais de una ver senti que toda la situa cidn demostraba jrrefutablemente que yo estaba loco de ate. Pero a los pocos dias, euando ella comenzaba a reaccionar al pique de Ia pelotita en su campo soltando ‘automsticamente su remate como un arma eiega y eerte ra dedisparo automatic, senti que la micl de la revancha ‘deoligica subia por mis miembros profundamente flex. bes, agilizados por las largas jornadas de juego, hasta a: canzar el lobulo cerebral de Ta derrota, donde cada uno concentra todas sus humillaciones, para limpiarlo, de amargura hasta el fondo eirradiar desde all como un bale samo que le endulzaba a une toda el alma, ¥ mas tela en: ddulzaba euanto mas eostaba, —iVamos, vamos, eon mis odio, con mis bronea! Siem pre rotando el brazoy la paleta pero con mas energie =iPero si le estoy peyando con todo! —iCon todo, las pelatas! La pelotita me lega muerta, Mejor no trates de darle energia, poraue se ve que no te sale, te enduroee el brazo y ademas se te puede desviar el tiro. Dae odio. BI movimiento tiene que ser idéntien al de antes, circular, pero ean odio. Metéle bronea, ~iMis broneat jMas odio! Reventla, hat la pelota mierda "arajo! (Asi, mira? —y yo pasaba del tro fuerte al emate vilento, inatajable aun para un jugador experto 135 desprovenido, La ploita rezaba el campo de Romina co- ‘vo un suspir, deja fltando en el sien sonido di aco y esqive, te pera entre las maguinas de video. juegos, se y0 aboreta por su raido infernal y Romina Dor la seviiasuplementaria que atadian a i Ramil Ein de'su poraisis frente al rool ebligaria a buscar la Delotta entre sus carearas horendas, ante las qve chi fos, adolescents w hombres, sin low dias, saben 938 Hora abtrato como pve Hiboxqu rane mina do yor los videshuogos parcianegatrar el acercamien de fn inasual deportista con un temblor sat, ambigue, tue Lal vee ora percbide por el ‘Nun asi lograba qu Romina le pegara fuerte Pero ss rostro iba dlatand una acumulaconeada vee mas grande ‘Sadi n su intron y ovo mo sugeria y ol nuevo pass ~iRominn,Odidme,desprecime con ted ol ama, Ca sme a peotaos —Oudidme come me odids cuando me odds ‘Como si no supiera a qué me referia entonces, Romi- na seguia haciendo el torpe equlibrio del prineipiante en- tre la fuerza y I punteria, empecinada en demostrar con su inalterabitidad que mi alusion no habia existido. Yo tampoco iba a eruzar la barrera para decirle:“Odiame eo- mo cuando te pego", porque las eseasas bofetadas verda- dieras que le habia dado eran una Haga demasiado ardien- te como para que me atreviera a rozarla abiertamente con mis palabras, menos aun en publico. No me quedaba otra oncion que la insistencia, que el rodeo, para que aun sin roto abierto el ealor en tarno de Ta aga se volviera inso portable y la hiviera reaccionar. Bsperaba un poco més para ver si ella se deci por fin a rematar, y ante laine Vitable decepeién, valvia a la carga’ —Si nunca me ods, imaginate una situacion en ta que me odies tanto como para matarme y segui euidando {que et brazo y la paleta roten bien. "Alas dos otres frases como ésa el rostro de Romina se 136 parecia demasiado, come para que existeran dudas, al ‘que habia puesto un par de veees en que quiso comuntan, ‘me —eon holgado éxito en cuanto a detener mi propés), to— que si le pegaba otra ver estaba dispuesta a hacer al. ‘0 terrible, inconeebible. La alusin habia sido finalmen. te aceptada, Tras uno o dos tos mas dubitativos, Rom? ‘na empezaba sin transicion alguna (gpero habia duda de ‘que Ia transiciin tenia todos sus eslabones conseientes en su cabeza?) a rematar sin asco, con una violencia que yo alababa de inmediato y terminé envididndole, y sin ms yor punteria, como debe ser cuando un prineipiante oun ‘expertainician los remates de un peloteo y se concentean, ‘mas en aleanzar el nivel de energia y violencia que re- ‘quiere el juego que en poner Ia pelota con presisin en el otro lado de la mesa. La muchacha estaba logrando fren ‘te a una mesa de juego lo que jamds habia conseguida cuando yo la exhortaba a pegarme bofetad: Y pronto, asombresa y envidiablemente pronto, los ti 0s de Romina ge concentraban eada vex mas, ean ere ciente violencia, dentro de los bordes de mi campo. Otro ch. clo similar de apromios verbales se iniciaba entonees para ‘que pasara del remate aislado a responder con sus rem: tesa los mios y poder inieiar ast un juego rapido continuo, Mis instrueciones iban volviéndose eada ver més ais. ladas y del férrago de los ultimos sefialamientos y elogios surgi nitida, reeoncentrada y silencisa la imagen dan- ante, gil, fulminante, de una jugadora de ping-pong eon ‘una habitidad que yo jamas habia visto en una mujer Sus facsiones indigenas comenzaben a relucir alealor de un ‘orgullo cada vex mas afirmado. Los nudillos de su mano erecha, con el codo que tonia la costumbre de levantarse tun poco mits de lo onveniente, evocaban en el drive e los movimientos de un boxeador, desmentidos de inmedia to por Ia sutileza intelectual del revés agudo, violento, a ‘menudo ms certero que el mio, que ubicaba ton perfidia eliciosamente femenina la pelota justo en el vinein don «de mas me descolocaba 127 Romina, a quien cualquier porteno hubiera Hamado “la negra Romina” menos yo porque se habia ofendido eo- ‘mo nuns la uniea ver que lo hice eon intenciones atrodi siacas, durante un coito, la adventista de Salta que habia Teido poco més que la Biblia en teda su vida, la india de pelos gruesos, duros, hechos para soportar milenios de in- temperie que podian eondenaela en 1991 al papel de agra: able ebjeto de contemplacion folelorica y turistien que los racistas democraticos del primer mundo reservaban a quienes no estaban dispuestos a dejar pasar “en excesivo numero" sus fronteras, la eriolla vulgar para cualquiera ‘que no conociera sus berretines de reinaineaiea ni capt ra el refinamiento tormentoso de sus rasgos de cocktelera racial, aplastaba entonees gril eon sus pis (jParalelos 4 la mesa, dejé de adelantar el derecho!) a todes los Broekner y se levantaba por eneima de todos mis temores ‘2 5u altura de manojo de nervios prvilegiado, de hembra ‘sudorosa que dejaba sospechar entre remate y remate un crudo olor a vagina fltrandose entre sus piemas y espe ‘ado pacientemente en mas milenios que sus pelos para ‘marear a los machos mejor plantades, Diio particular, laerolla debutante de ojos inguietan ts y el judio experimentado de rostro timido enfraseados minutos interminables en el mudo didlogo danzante de re mates, eortadas, saques y efectos. Un ballet escandido por ritmo eranométrico del rebote blanco, puntual, sonore, {que acababa por llamar Ia atencidn de los postes humanos tstacionados en los videojuegos. Un pequetio basque demi radas, casi todas maseulinas, se arracimaba entonces en torno de la mesa de ping: pong, y In adventista comenzala a sospechar que existia un mundo donde Ia modestia im: puesta por los popes de su secta no era neeesaria, porque alli la ostentacion no era falsa, no fing To que no se tena, ‘sino que exhibia la verdad ineonfundible del propio goe. ‘Todo el placer que no habin podide hacerle sentir en jornadas ininterrumpidas de esfuerzo ertico parecia st birle entonces a las mejillas, que mostraban el preciso 128 grado de rubor de un gran tapujo moral euando est sien- do veneido por un deseo aun mayor. Asombrosamente diestra bajo las miradas que a eualquiera le hubieran he: cho marrar todos los tires, Romina emergia de esas prue- bas delatando en el rostro una nueva solvencia que pare. fia no estar de ningin modo dispuesta m agotarse en el ‘aplomo deportive. Yo exultaba, Era la aristocracin no del Tinaje sino del esfuerzo, la verdadera nobleza, Un di: ‘ante femenino preducido al ealor de un deseo inconteni bie: en primer lugar del mio, que me emprjaba # dedicar Te innumerables horas de mi vida con la esperanza, al lograda, de poner algo en movimiento detras de esos ajos aindiados que habian prometido huracanes de enengia y sélo habian brindado brisas pasajeras. En segundo lugar, tal vez alealor del deseo de el, que fnalmente pada es tar emengiendo, entrando en combustion como un grueso tronco al que se ha debido ealentar con enormes cantida- des de lens mas pequeios hasta que se decidiera a arder. Pero mas alla, ol fuego que estaba gestando eon st ea lor ese diamante podia ser tal vez también el de ls otros, cl de esos ojos que le brindaban la misma admiracion que yole habia prodigado muchas veces pero multiplicada por ‘su ndimero y por su anonimato, so, por supuesto, no me hacta exultar, me inguieta ba, Al comienzo fue incluso mucho mas que una inqui ‘ud. Fue pavor, Un terror basico a perder no a Romina, que a esa altura del partido ni siquiera sabia ya bien Guin era, ni qué podia darme, sino a perder ahi mismo todo, ol menos a perder algo que no sabia precisar qué cra pero que representaha mas que el propio todo, todo To que pudiera tener valor para mi, yen primer lugar la po: sibilidad de no tener minea ma una mujer, si Tos lazos con Romina, que pese a todas Ins frustraciones eran ya ‘muy profundos, podian tambalear por la experiencia rea- tivamente banal (y rigurosamente includible en mi con- cepeidn poscaneiliar de los derechos femeninos) de que al- sguno de sus talentos floreciera en pablico a la vista de 129 inevitables competidores sexuales, Pero luego me deci: “iaué varén no pasa periddicamente por la misma”, “quien no se deja llevar cada tanto por la propia insegu ridad y le en las mejillas sonrojadas de su mujer oen al ‘gana turbacion de sus gestos o sus miradas el deseo exci lado por la mirada de otros hombres, cuando sdlo se tra ta de una timidez o una incomodidad cualquiera?” ‘Mis propios celos no habian necesitade antes de tanta eseenografia para aduesarse de mi cabeza en una danza ‘macabra que me atormentaba, me azuzabs, me provoeaba ‘como provoca un rival, pero también la propia hembra, que tiene en el manejo osclatorio de su interés, de su mirada, de sus legadas tarde y otros sutiles dosplantes un garrote potentfsimo por si las moseas. Desde el inicio, desde su de- ‘mora de una hora en Ilegar a la primera eita, mi problema con Romina habia sido que eon ella las moseas'pareefan acechar permanentemente yel arrote pendia su efecto por abuso, Logré al comienzo que algunas veces me confessra ue estaba llegando tarde para vengarse de alguna infrae cin: alguna mencién de mi parte a una pareja anterior ‘mia (los eelas son mas sabrosamente morificantes a do), alguna demora mia que por mi puntualidad habitual ella cotizaba a una elevada tasa de eambio —una hora de re- ‘as0 en ella se intereambiaha aproximadamente por cinco ‘minutos de demora mies, pues es sabido cuanto mas caros son los bienes escasos—, alguna frialdad que yo le hubie +a mostrado anteriormente en el trato y a la que ella alu dia siempre con variaciones de la palabra “distante’, sin recurrir jams a la familia de palabras Vineulada eon et fro para no aparecor de manera demasiado evidente como espiando la paja en el ojo ajeno a través de las ranuras de Jn enorme viga que tenia en el suye, Pero con el tiempo, y mediando los interrogatorios ‘maratdnicos que su mutismo imponia a cualquier curios dad, pude conveneerme de que Ia gran mayoria de sus lle gadas tarde, de sus ataques de apatia, de sus retieencias iniciales a casi todas las propuestas de salida, » sus des 130 4 Dlantes més irritantes, como negarse a acompaftarme en. eseapadas que podriamos haber hecho juntors la cata ‘que a menutio yo terminaba haciendo de todos modes. se 10), no respendian a ningsin propésite consciente, sino que hhabian sido su “estilo” desde siempre, con todo el mundo, Quedaba una minoria de eatos, los menos banales en ts dos los aspestos, que ella si reconosia que obedecian a un ‘objetivo prefijado: “mantener su independencia” Por respets, por amor, por ideologia y por el nunca au sente “sano interés” (in alentar su independencia no exis: tia esperanza alguna de “ponerla en movimiento), no tba | ser yo quien frustrara tan legitime propdsitoni dejara de reconocer que en ciertos casos requeria de conductas como las que tanto me molestabsin. Pero por supuest, tampoco Aejé de indagar, con todas Ins armas de uso habitual en las parejas (dos alertas a las charlas tolefinicas con sus amigas, revisacion minueiosa de earteras, bolsllos, Hore tas) y hasta eon métodos supuestamente ajenos a tan ho norable escuela (apertura seereta de cartas), i "inde Dendencia” no escondia alguna necesidad menos casta, Pero no. La pesquisa implaeable de mis respetables ce los paranoides no pude detectar el menor indicio de infide- lidad. Ni ajo a forma de una inelinacin, de una eierta “reverie", de una ensotacién traviesa a la que las eneves. tas revelan desde hace dévadas que dedican buena parte de sus ocios las mujeres de todo Oceidente. No las pita. nas adventistas, Su religin, que equiparaba el peeado “en ‘bensamiento” con ol que era de veras cometido “en acta", pbareci blindar a Romina contra cualquier deseo inte. Faltaba saber si eso servia de algo, Pere al comienzo Yo no me lo pregunté demasiado —quién se hubieraatre- vido a hacerlo?—y opté por la respuesta més tranguiliza dora: que sf, que su aparentefidelidad de euerpo y alma ra util, que nos daria a ambos el marco mas seguro para, latrevernos a ealentarnos sin ponernos limites, sin temer ‘que el fuego tan largamente buseado fuera finalmente in controlable cuando apareciera y terminara caleinandole a 131 alla todos tos sustentos éico-rligiosos que formaban bue- nna parte de su igentidad y su orgllo, ya mi eae earoro vi Fil que temblaba por su pellajo cuando ella se demoraba demasiado en llegar a alguna cita, Pero después vino el ping-pong. ¥ esas mejillas sonro- judas como para hacerse mas de un pregunta, a uno mis ella, Yo jamais habia sido frontal con ninguna mu jer en esas cosas. Bra demasiado curioso como para espan tar al pajaro acercéndomele bruscamente y perder asi la ocasign de oir su canto, aunque mas no fuera para desea. brie que estaba dirigido a otro y hacerlo volar para sie: pre de mi lado. Pero sobre todo tena enormes tapujos mo rales, anto mis vigentes cuanta ms flexibles, que apenas si habian dejado pasar entre sus rendijas algunas impos tacionos machistas de pretendida funcién erétiea y numea ‘me hubieran permitido rozar el ejerceio de una presion verdaderamente inquisidora para satisfacer mi cuttosidad © calmar mis miedes, aunque fuera capaz de desarrollar una firmeza insospechada —aprendida sobre todo con Ro- ‘mina— y rayana en la violencia, ewando se trataba de en. sedar algo util a una muchacha empacada como una mula ‘Tonia ademas, menos elogantemente, un poco la tei ud del eterno postergado, del socialista demasiado conse: ‘uente o del nareisista soterrado que espera que los de. mas reeanorcan finalmente motu proprio los derechos y los méritos que le corresponden a l y siente que exigir su econoeimiento él mismo seria rebajarse o arrogéraclos de repo. Eso que un psicoanalista heteredoxo Uamaria un ‘mal amado... entiéndase, en los tiempos de la infancia, Alguien que sélo esté dispuesto a esperar que le den lo ‘que precisa de los otros, porque arrancarlo para sia la UUsanza occidental, cristiana, y tal ver inevitable, le pare cidlogo que se habia ganado un cierto prestigio entre los intelectuales y un gran rechazo entre las especalistas ha tiendo andlisis eomparativos de varios fenémenos en s0- tiedades disimiles: revoluciones “burguesas” en Europa, América y Japén, revoluciones "proletarias” en Europa y Asia, desarrollo del parlamento en Gran Bretafa, Prancia y Alemania, Bn los ultimos tiempos habia aleanaado ier ‘ta fama y hasta habia pasado por la’TV porque habia em: pezado a oriontarse a temas de mayor impacto popular y provocado un gran revuelo eon un libra sabre el thaehisino en Mévico, Argentina, os paises érabes y Japén, Socidle- 08 € historiadores mas cireunspectos, a quienes la eran Drensa habia abierto sus puertas por primera ver en aos para que salicran a despellejarlo y brindaran eon Ta rina 1a noticia, vieron ahi confirmadas con ereces sus acusa- tones de superficialidad. Decian que se lanzaba a exer bir de lo que no sabia, El respondia: “Julio Olivera es el cconomista mas grande que dio el pais y es abogado, el 187 ADN no fue descifrade por los mierobislogos sino por el fi Sica frustrado Crick y el ornitélogo debutante Watson en ‘menos de un afio de trabajo... Aexa gente le molesta que yo haga comparaciones entre esas sociedades sin haber Gedicado mi vida entora a estudiar eada una de ellas, pe- 10 yo al menos soy socidlogo. "Tampoco estaba dispuesto a dediear una parte sustan cial de su vida a Ia coleceisn, En In gran mayoria de los ‘casos se conformé con mis lecturas, y mi preselescién ter: ‘ming siendo la definitiva, Algunos paises que no le inte- resaban mucha los dejé incluso east ibrados a mi entera responsabilidad, y asi terminé redactando las introdue- ciones para Colombia y In India, que aparecieron en un tome miseclaneo agrupades con otros palses de interés ‘menor, sunque no pedi ni me ofrecio que yo las firmara Para mi fue una experiencia eas exttiea, De una ma- nera completamente szarora ¢ inesperada terminaba vi viendo con apenas nueve afios de rotraso los suefos més lambiciosos que habia tenido al entrar a Turba y que ha bia debide resignar alas pocas semanas ante la neumula cidn abramadora de obstaculos que pareetan insalvables. ‘Todo conservaba la ambiguedad y hasta parte de a clan destinidad de los suetios. Pero yo estaba demasiado entre ‘tend viviendolo como para sentir el regusto a irrealida. Habia ademds alge que resultaba tremendamente fo- 42080 « inesperado. El debut en la tarea que me pareca la ‘mas ambiciosa que yo pudiera jamas desempeniar en Tar- hha no se daba en los margenes de la editorial ni en los de mis propios intereses, sino en el mas central de los temas. ‘Aunque Gaitanes no habia expresade ninguna expectati- va particular respeeto de “Pacetas” y Alonso parecia No tener depositadas demasiadas esperanzas en nada de lo ‘que pudiera geurrie en el pais, ya fuera con la eoleccion 0 fon evalguier otro tema, era imposible ocultar que un bbuen trabajo de nuestra parte podia cantribuir bastante a revitalizar a la iequierda, o en todo easo a sentar un nue- vvo punto de partida para el trabajo de reconstruecion 158 idoolgica que todos ansiaban hacer pero que habia desa- nimade por su esealainconmensurablo a tos le ue Io habia itentado hasta entonees Bntaraas—tl ver para sempro— las dens del em bio revlucinavo, el esto minucoso y comparative dl fineionamiento de todos Ia nstitciones scale, deade €l pariamento oto sndcatos hata lv shes deportve, én una sere de pases claves pdia suger neva vas pa ‘a la transformacidn social mediante la acamulaion de Beauehas reformas y ls expansin de formas mae pare Dativas en la toma de dectonesen toto ls ambien, ‘A poo de lanzaae la colecin, mi suet editorial pa- reco cumplirse nana esalasorprndente. No porque sa perara a imaginacin, sino porque siempre ut trom do Fealdad asombra mas que mil suhos completes Yel pro. Seto terming juntando ma de un trove Mito deh Tito pequene de eden arata catia meds mis un fale to donde se concentraban ls Hustraciones, se generé nh Impacto editorial y politico inmense y darante te un ato Tura, que ya ran embloma euaral del pats por conjunto de sas products, pase sr la gran neice del Imomentoa través principalmente de ea eolecie, ‘Mi estatas en I empresa sgwié restrngdo a ia ba da dl gris, tanto en el ucldo comm en cl etgo, Pere Ta gente de Turba no pareca tomar nota de ese Er evden te'que me asacaban sin retricciones en su imagincion al éxito de la eleeié, aunque no podian fener la menor tea de hasta qué panto mitaren etaba deordand Te ae Along Gitano hb aia. Bo as sus formas de tata hasta en nus mirada, yo ea nara comienzo wn embareae sul pero innegabes a ‘ase no pe deidirme a interpreta ti era el despech do {hulenes se senteninjustamenterelepados por la Heda den advenedizo sl contra rn el espe asombra. day eulpso de quien deseubre que ha subertimado grose- ‘amen Ia eapacidad de una persona Boo fue desapareciendo rapido, sn embarge ¥ yo con 159 Lo tribui en alguna medida a que toda recobrara algo de sx faspecte habitual, porque aunque hubiera tenido la posibi- Tidad de dejar de concurrir lisa y Hlanamente al ediicio, me habia empefiado en seguir asistiendo siempre que me fuera posible, yen sacar provecho de la libertad de hora- tio pricticamenteilimitada s6lo en aeasiones especiales. Eso parecia incomedar por alguna oscura razdn a Gaita nes, Else las habia ingeniado para hacerme sentir en si trato que mi estatus no habia variado en absolute, pero ‘que de tados modos casi era necesario para mi nueva ta fea que yo eoncurriera lo menos posible al edificio y me diera las ibertades més irrestrictas. Pero al mismo tiem: poy eon sorpresa, eres pereibir una cierta incomedidad en £1 por la dedicaciin que yo le brindaba a la nueva tarea, pete a que nunen mas me habian solieitado la traduccion de obras ajenas a la caleccién y por lo tanto estaba excl sivamente dedicado a ella. Por momentos pensé que Gai tanes estaba de algun modo avergonzado por haberme da dol puesto ssloa medias, en negro, y queria reparar eso Slentindome a no tomar el trabajo demasiado en serio. ero a veces sentia exactamente To contrario: que él tema ‘que mi cargo a medias se eonvirtiora demasiado rapido en definitive por imperio de las eireunstancias, de mi dedica- tion y de una eierta eonvalidacion difusa por parte de la frente, y no por una decisign suya que conviniera a sus *Tuturos, que yo ignoraba completamente En realidad, yo me dejaba absorber por la nueva tarea no tanta por mi deseo de instalarme defintivamente co tno lector, como por la necesidad simulténea de afirmar ze en cualquier cosa para poder hutr dela fantasmagoria ‘que habia inundado mi relacion con Romina. Ya habia da- foun paso en Ia direceién necesaia empujandola literal rente a ella retomar Ios estadios universitarios. El me- Joramiento de mi propia situacion laboral era una ayuda, Jnesperada que no podia dejar de explotar exhaustiva 160 mente, Habia empezado a sentir que en la relacion se es tha ereando un aire vieiado en el que s6lo podria prospe: rar una flora de visiones pornografiens, tanto mas moles tans cuanto que se habian revelado totalmente inelieaces para los Fines que habsan motivado su sungimiento, pues Romina sélo habia reaceionado con indiferencia aburrida o cierla preoeupacion cuando hice algunos inlentos suti les de compartir con ella en una mera forma hidiea pa ra excitarla luego de que rechazara contundentemente Ia posibilidad de llevarlas ala préctica. Que los dos avanza ‘ramos simultaneamente en nuestros respectivossmbitos Sociales podia ser una forma de abrir una ventana por Ia que entrara un aire fresco, capaz de disipar esas plantas adventicias de la imaginacion e iluminar algun otro flan ‘9 por donde destrabar le elacién. Como todas Ins cosas {que intentaba con ella alentarla a estudiar era ademas una forma de prepararie una via de salida de esa simbio- sis insatisfctoria para ambos que estabamos ereando, Bra una forma de prepararnos los dos para a fin dela re Tacion, si como tado pareeia indie no la podiamos salvar Pero Ia realidad siempre tiene esa eapacidad para convertir nyesteos proyectos en una carieatura de sf mis: ‘mor, cuando se aviene a dejarlos entrar en su reino. No bien cambio mi situacign en Turha yo empect a alentarla con insistencia creciente a que estudiara, no silo porque tenia la ilusion de que su desarrollo personal termtinaria por hacerla sali del enelaustramienta en Ia que tenia me fdas sus sentidos y su personalidad, sino porque ella pa tecia resentir la mejoria en mi propia sibuacion laboral como algo que podia distanciarnos. Pero no tenia Ta me: hor idea de qué earrera le convendria estudiar. Me deeia simplemente a mi mismo que ella aeabaria por descubrie sola la respuesta, y mo aferraba a la esperanza de que su eleecign no resultara incompatible con algunos intentos ‘nas por salvar nuestra relacién. Sélo le desaconsejaba ‘que retomase Filosofia, porque no se trataba de hacer tu ism ealtural sino de busearse una profesién 161 Pero cuando me comuniss cleccn tomé po en nu ver un de mis deisones secrets de soprare, La stancia entre nosotros paesia demasiado grande y cos denada a inerementarse. ® * wv? aus te parece? —acno, no estuna carrera que ami me guste. Me pa rece aburriday no me gusta lo que eomunments ae hace fn Tas empresas en nombre de las doctrinal lo adm nistadores de empresas, Pero me parece bien que teh yas deciddo. Cualquier profesion depende de" quien la sere. Tal ves vos vasa poder ingemartlas para hacer cosas mejores que las que suelenhacerse Por qué dees esa? zo ves que nunca te gusta na da dei que hago yo? Yo no veo que tiene de mala Los a ‘inistradores slo tratan de hacer la empresas mao cientes. Hacen que ganen ms dinero, para que todos e© ten mej Romina, no s6 si sabés que yo soy de iauierda, =Z¥ eso qué tiene que ver? Vor me djiste que mo sox dogmatic. Ne me vas decir ahora que ests.en entra dl dinero, que note gusta que la ente viva bien ~Alguien de iequerda no es un cura hipderita que Aeapotrica contra el dinero y el consumo, Pere se supane ‘que aun el menos dogmatico de los taquierdistay piensa ue la distribucin dela riqueesy sobre todo del produc {0 del trabajo en las empresas noes justa en nuestra a0 Giedad, Pore. EY dénde os justa,en Rusia, en China, en Cuba? 179 +i alguna vez que mi ecleticismo en materia de religién podia permitirme un bautismo y entonces nos easariamos y todo marcharia como en el mejor de los mundos. El em: pefio que ponta en acondicionar eada dia el Periscopio Ne a embriagarme, y me deje evar gustoso por sus fanta- Ssias sobre nuestro future. Dejaran de parecerme einieas, hipseritas y meras excusas de Romina para darse fuerzas mientras preparaba nuestra separacion, y se volvieron para mi la expresion més pura de su dulzura, De una ea pacidad de amar que ne le habia sospechado, Pero eso no duré mis de dos o res semanas, Primero emperé a descaidar las tareas que ella misma se habia atribuido en el euidado de Ia casa, Luego encontré aun huevos eompromisos religiosos ademés de Tos seis dias que le dedicaba easi integramente a la Iglesia, A los dos meses la situacign se habia vuelto insostenible. Cuando se lo plantee sigui sin embargo oponiendo una tenaz re sistencia a la separacin que tal ver era el prineipal mis. terio que me planteaba como mujer. {Cémo saber qué era Te que pretendia? Me decia que tenia una conviceig muy intima de que yo era el hombre de su vida. Que admitia que habia algo de acertado en pensar que sus ambiciones en la Iglesia podian contraponerse a nuestra relacion, pe ro que no tenia ninguna duda de que tbamos a superar to- das las harreras. Por momentos llegué a pensar que lo ‘que eseondlia en la intimidad de su eonciencia no era un Sentimiento inexpresable de certidumbre en torno de la bondad de nuestra relacién, sino un delirio com tadas las letras, una loeura como Dios manda, Incluso llegué a imaginar su locura. Recordaba a un compantero de Universidad, judio, que contaba entre ear- eajadas Ia historia de una chupacirios eatdiea que te ha bi enganchado en una estacian de tren mientras correlea tba una encielopedia. Bl le dijo que vendia obras religiosas y la tipa dijo eroerle. B pensé que fingia esa ingenuidad para mejor eneubrr la veta de pecadora que estaba desc briendo en si misma Pero luego tuva que admitir que ha 180 bia que ereerle, Porque cuando la onovis en el sentido usualy en el biblico de la palabra se io cuenta de que e taba loca de remate y podia ereer cualquier cosa. Un di la tipa le dijo que él era el enviado de Dios para convertir a los judios y preparar la Megada del Reino de los Ciclos en la Tierra, Bl sali eorriendo y no volvié a verla mas. A mi me habia sorprondido eémo él no se habia interesado por ‘conocer mis a-una loca asi, Ami me pareeia una pieza sn a: era fervientementeeatoliea pero podia adherir a un de- lirio rigurosamente refiide con la ortodosia de Rama. Yo me cansé de preguntarlea él sino se habria equivocado y ella no era en realidad protestante. Porque eso me habria parecido mas logico. Pero 61 insistié que no ‘Ahora tenia yo mi protestante de perfil tipico y cada vez que nuestra relacién se me volvia incomprensible —o ‘que ocurria can no poea frecuencia— no pedia dejar de Densar que tal ver ella tuviera un deliio come ése, que en luna seeta irredentista norteamericana, como lade los ad- ventistas, me imaginaba que deberia sr la forma mas ti Tada de loeura, Pero silo tavo, nunea melo dijo ni me dio ninguna prucba de tenerlo que fuera razonablemente i Adependiente de los espejismos que yo mismo podia estar fereand con la ilusion de dar de una vex con Ia solueisn a sw enigma Por eso, cuando logré Finalmente ponerme firme en mi propésite de separarme, mas firme de lo que considera- ban ético todas las partes de mi personalidad, y vila cara oriseosa y repentinamente asaltada por una intima fra- silidad que ponia Romina al comprender que esta vee yo ho daria marcha atras, me sents no slo un reverendo jo de puta sino el unico detirante de Tos dos. 181 CapinuLe vt Sin Romina, Turba erecié en mi cabeza, en mi cuerpo, fen mis venas, hasta devorar mi mundo easi por completo ¥ plantarse en el centro de mi ser como eleje en torno del ‘ual giraba para mf todo el universo visible. Tal vez haya sido por eso mismo que poco a poco fui sintiendo una in ‘quietud ereciente respecto del futuro, una difusa inseguri- dad temblorosa que se fue concentrando eada vez en ese te, hasta hacerme sentir queen cualquier momento podia ozobrar. Peo fue bastante después cuando Ia realidad se puso a confirmar eruelmente algunos de esos temores, BI primer esbozo de comprension que tuve de que mis suefos sobre las perspectivas abiertas para Turba por “Pacotas" eran por lo menos exagerados lo tave de Ia ma nera que menos esperaba. No fue a través de cambios en Ta polities editorial de Turba, ni en a politiea del pats, ni ‘en el porfil del mereado editorial, Fue a través de In poli- tice Iaboral de Ia empresa Para mi tambien el hecho de que en el asunto de Bar nes hubiesen estado implicados aunque en forma sutl, eta y en gran medida mentirosa— los eelos de Ga. hhabia terminado por restarle a ese despido buena parte desu cardcter sintomatico, Que alguna gente hubie se usado esa supuesta transgresién de Barnes como just. fieacién para no hacer nada por su reinearporacion me ha ia parecido la expresion de la eobardia mas hipéerita y rastrera. Pero no por esa iba a dejar de reconacer que los coles pueden ganar en cualquiera un dinamismo parano 182 co eapaz de levarse por delante a Ia ética mejor plantada. Pero lo que pass con Ia informatizacign ya no. pido cargarse ala cuenta de ninguna reaceién de eelos. Bn eae lidad ni siquiera dijeron que se trataba de eso, dela infor- matizacion. Como una ola filtrande st agua sobre la are: na la version de que se venia tna “racionalizacion” fue egando a todos los rincones de la empresa. El mote mis ‘mo “ravionalizacion” demostraba que mas all de lo que Ia fente habia dicho pensar en orasidn de lode Barnes todos habian aprendido una Teecion fundamental con su caso, 0 por fo menos terminaron de aprender la leceign del exso Barnes euando les llegé a ells la version de los nuevos cambios. Porque desde la fuente oficial, como luego sup ‘mos cuando finalmente la empresa se digné a informar nos, no fue ésa la palabra que emplearon, Ea fue la for ma iréniea y pan pan y vine y vino que usé Ia gente para roferirse alo que la empresa habia hecho Biltrar entre Tos ‘cuadros jordrquicos como “reestructuracion” ‘Alguin distanciamiento prafundo se habia estado ge tando entre la gente y la empresa desde el despido de Barnes. Porque a simple vista los planes en dana no me- recian siguiera esa ironta, Las patronales sélo usan esa palabra para arropar eufemisticamente con wna supuesta racionalidad una tanda de despidos masivos. Pero la ve sign do la “reestructuracién’ Tego desde In patronal de ‘Turba unida a una primerisima aclaracisn: nadie deb temer por sa puesto de trabajo, '¥efectivamente ne hubg lo que usualmente se entien- de por despidas, ean sus telegramas y todo su ritual. Un dia se corriéel rumor de que lo que en realidad estaba de- tds de todo eran las maquinas, Alin de semana siguien ‘te, que fue uno largo, la empresa puso todo a punto sin ‘que la mayoria de In gente, entre ellos yo, nos entersra- mos. ¥ al primer dia lahorable de la otra semana encon- ‘vamos las inslalnciones de Turba irreconocibles, Hab ‘omputadoras por todos lados. Un eablerio infernal salia, de todos los escrtorios hacia eanalizaciones centrales 183 ‘que habian quedado abiertas. Durante Ia semana est vieron trabajando téenieos, tendieron mas eables, atadie- ron méquinas, Al otro fin de semana se completé Ia ins- talacion y reacondicioné toda la decoracion. Una Blitz serieg informatica. a Comisién Interna no se dio por enterada oficial- mente, Pero los que habian charlado can los delegados ‘ontaban que ellos les habfan dicho que todo estaba en or. den y que la empresa les habia garantizado que no habia despidos. No habian hecho una asamblea porque no haba nada que diseutir sobre el tema. Informatizar slo compe- ‘ia a la polite empresaria, y mientras no despidieran gente no habia ningun problema. To que ke dice una voeacién revolucionaria digna de la renovacién demoeritiea que pretendia propiciar Turba. {De verdad lo pretendia? Yo st. Pero si faltaba algo para farme cuenta de que ni la condueeién ni la mayoria de la agente de Turba pensaban, o fantascaban demasiado con la aplicavion préctiea de lo que se profesaba en las publi- caciones, Ia historia de la informatizacion me lo teeming de demostrar ‘Al mes de que se terminara la instalacion habia unas diez personas que no sabian muy bien qué tarea iban a desempentar en la empresa, porque fo que hacian se habia ‘vuelto superfluo. No pude saber bien cimo, pero los “de subicados’ Cnadie esta sin trabajo, pero algunos queda: ron desubicados")lograron que se convocara a una asam- bea para tratar su easo. Tal ver no sin esfuerzo, Porque tuna ver mas de la Interna solo estuvo Andrés, Era claro ‘que algo estaba eambiando, si antes un despido no habia Togrado arrancar una asamblea y ahora la ~desubieacin” de algunos lo conseguia. Yo mismo estaba eambiando, Es taba perdiendo la pacieneia. Con Gaitanes, con Ta Com sion Interna, eon tado lo que Turba representabs, pero eu riosamente no con la gente, Mi esperanza necesitaba de algo en que refiagiarse y sin que yo mismo me diera cuen: ta'lo fue encantrando en esa gente 184 Hasta ese momento la distancia que la empresa man tenia con el personal, acoptable para cualquier otro lugar pero ineonechible para wna editorial por la que Tlegaban ‘al publico todo tipo de evestionamientos al orden estable. «ido, me pareeta una rémora del pasado, de la que Turha no tardaria en liberarse, ool predueto transiterio de una mal concebida estrategia que torminaria sin duda por de- secharse. La aetitud del personal me irrtaba en cambio de verdad, por la misma razon que un chupamedias dis- usta siempre mas que aquellos alos que rinde pletesta. Pero la soberbia de mantener ala gente tan olimpiea- ‘mente marginada de un eambio tan impertante y que po- dia tracr “desubieaciones", y In propia desconfianza que por primora vez el personal pareeia empezar a tener tes- pecto de la empresa, fueron eambiando el orden de prela ‘idm do mis rechazos y hasta dejaran espacio para alguna simpatia hacia quienes ya no me eran tan desagradables como antes, La convoeatoria a la asamblea terminé de produeir el ‘ole. La esperé con tremenda ansiedad, como jams hu biera pensado que podia esperar una reunion de esos em: pleados; aunque no quise fantasear que podia suceder e fella porque tenia miedo de ser defraudado, Esto ultimo fue tal vez lo que hizo que me sintiera tan cémodo euan do finalmente legs el momento de la reunion, Y eso fu tal ver tambien To que mas contribuyé 2 que pasara To que pase, Todo ocurrié en un erescendo muy lento que también les debe haber failtado a los demas las cosas, El eomien- 2 mismo de la asamblea se demoré como una hora o ms Parecia como si todos se hubieran puesto de acuerdo para dejar pasar la convocatoria la asamblea come se habia Aejado pasar el seguimiento del petitorio, Pero a las cinco de la tarde la gente fue entrando en el salén de Ja admis nistracion, donde trabajaba yo y donde se habia dicho que seria la asamblea. Bra de suponer que Andrés habia esta: do recorriendo las distintas partes del edifcio para ir bus 185, cando a la gente, pero no fue el primero en entrar, sino {que Io hizo con una tanda del medio, Por eso el ingreso de los primeros —unos quince obreros del Depdsito— al sa {én produjo un efecto un poco turrealista. Porque nadie parecia darse por enterado de que habia una asamblea, los tipos se quedaron parades cerea de la puerta, con sus ‘vero, como si esperaran una orden para empezar are faccionar el ambiente Cuando terming de entrar todo el mando se hizo evi ente que el salén no se prestaba para ese tipo de reu niga, Era chico para las aprosimadamente setenta perso- nas, los escritorios impedian que la gente se sentara y ‘ademas estaba demasiado cerea de la Direccion de la emi presa com para suministear una eonveniente privacidad. Boo no podia habersele pasado por alto.ala Interna, Pero ddadas las cireunstancias era imposible saber silos delega- dos o el delegado habian elegido ese lugar para asegurar- se Ia eoncurrencia de Ia gente de Administracion, ala que podia suponerse tal vex menos inelinada a ir por ejemplo fs otra reparticion de Ia empresa, os lo habian hecho pa- +a mantenerse fisicamente proximos a las oficinas de la direceion, con la esperanza de preservar puentes de comu- nieacién que podian empezar a peigrar. ‘La mayoria de la gente formé un semietrcule corea de Ia puerta de entrada, To que les permitis a los de overol seguir sin moverse, yl resto particip6 desde cirta dis: tancia, como st hubiern graderias y estar alejado de los ‘demas le permitiera a uno ver desde arviba la reunién. ‘Andrés abrié la asamblea usando un tone ostensiblemen- te medulado adrede en una gama anodina, como si quisie- ‘a tranquilizar a todo el mundo, o desentenderse de la ci- tunstancia mas bien solemne de que ea la primera asam- bea general para tratar un tema quo no fuera de forma, come la tenovacién de los cargos sindicales, unieo objet vo que habia logrado congrogar hasta entonces al perso nal en una reuntén as Dijoque como habia “inquietud en algunos eompatieros por la informatizacién”, “convoca. 186 mos" a la asamblea para discutir “cualquier problema” ‘que pudiera haber al respect, ‘Yahi no mds abrié el debate y le entrege Ta gente el boalurdo de entendorse con el problema. Pasé un silencio pprudencial, y un tipo muy flaco, de overol,pidié la pala. bra. Andrés so la dio al *companiero", sin mencionar su. ‘nombre, y ese hecho me impresioné coma muestra de sin- ceridad’ no se queria crear la ficcign de que todos nos e0- nociamos de verdad. El tipo tenia una ligera bigquera y como tendia a mirar hacia arriba para buscar Its pal bras, que le venian con enorme difiultad, daba la impre- sin de estar recitando 9 rezando, Finalmente se pudo en- tender que en el depésito quedaban cuatro personas “de subieadas", y que ellos habian pedido la asamblea pero no fquetian tener ningun eonflieto “con nadie”. So les proo- upaba que ya habian pasado varias semanas y a los ean to que quedaron sueltos no los estaban entrenaindo para, otro puesto, niles aclaraban nada, Klos séla se decidie- ron a pedirle a la Comision Interna una asamblea “para, informarles al resto de los companeros", cuando Tes Neg Ja version de que se iba a abrir una "lista de retiros volun- tarios". “Porque nosotros no queremos relirarnos, ni ¥o- Iuntariamente ni nada” Eso ya se lo dijimos al jefe, a Cortinas, Te aiimos ‘que Ia calle est muy dura y no queremos la indemniza- cn pero ademas queriamos que lo supiera el resto de los campanieros —termino. Empezé a gestarse un silencio inedmod, Pero antes dde que se hieiera insoportable, Andrés intervino, “Nosotros también le informamos a In empresa To ‘que pensaban los companieros. Tuvimos una reunin expe tial para tratarel tema y la Direeeién nos aseguré que no vvaa haber ningun despido. so ya nos fo habian dicho an- tes, inclusive, y nosotros se lo fuimos comanieande a to: «dos fos eomparieros. Nosotros les sefalamos sin embargo ‘que estaba pasando esto... que algunos companeros noes faban eon una tarea muy clara desde que se instalaron 187 las miquinas. ¥ ellos nos aseguraron que eso 0s algo to talmente transitorio, Les dijimes que tbamos a hacer esta fasamblea para informarle alos compaferos y nos dijeron {que la hicieramos breve, para que no estorbara el traba jo. Porque parece que hay mucho atraso a causa de Tas ‘nuevas colecciones, Un silencio vergonzoso se extendié infinitamente, Lege Ia gente se acostumbré: guard silencio pero ya sin incomorlidad, Se miraban unos a otros como se mira un publica ocioso antes del comienzo de un espeeticulo. Yo oportaba tina presion inmensa. Sentia gue tenia que de- cir algo, Esos tipos no habfan pedo Ia asamblea para ‘que nos miraramas entre nosotros, ta asamblea para recabar apeyo ante eventuales pérdidas de puestos de trabajo, o ante eventuales presiones en fe vor de retiros voluntarios no querides, sine queremos que se pronuncie la palabra despido, IY die con los despidos! —grits Ibarra —Yo insisto en que los comparieros del Dep6sito acta ron la euestin —retruqué yo, cada ver més irritado, més con los demas que can el inesperadamente earadura de harra: con los del Depésito, en primer lugar, que demora- bban inexplicablemente In aclaracién, como si prefireran esperar que toda su defensa recayera en mi, sin que ellos tuvieran que mover un dedo, y en segundo lugar con todos y-cada uno de los demas presentes, que ayudaban com silencio a Ibarra a mantener Ia Gesion de que los del De pésito habian hablado de bueyes perdidos y sélo ya habia, mencionado el tema de los despidos. Pero también eonmi- go mismo, que me habia metido en ese brete por defender ‘gente que se terminaba borrando tan olimpicamente. —Nosotros no tenemos que aelarar nada a nadie —di jo Finalmente uno del Depésito que todavia no habia ha blado—. El compariero Fernandes ya habla bien claro, ‘Acé se nos quiere hacer aparecer come que nosotros esta ‘mes planteando un problema. Coma que queremos ame nazar a la empresa o que hay despidos en puerta, Nada mds lejos de la verdad. Nosotros no emplazamos ni ame- rnazamos a nadie. Sélo quisimos poner al tanto alos com parieros de la situacién, de emo nos estan afeetanda los 194 ‘cambios on el regimen de trabajo y nada més. Bl resto co- Fre por cuenta de quien lo diga, Era el broche que faltaba. Cuidadosamente y eon mi propia infame colaboracién, estaban logrande entre todos ponerme casi en la posicién del Unica culpable de lo que pasaba y lo que pudiera pasar. Slo faltaba que si habia Alespidos de verdad se dijera que se habian produeido por. {que yo con mis intervenciones los habia precipitado, YO era el unico responsable de turbar la armonia de Turba, {Los del Depésito sélo habian querido tener a todos pre: sentes para explicarles eudn perfecto estaba todo, Sentia tun profuundo desprecio por todos los que estaban prepa rando In marcha silenciosa de etos obreros al matadere, por los propios obreros que desflaban alegremente hacia tl despido y por mi, que no habia queride ver eon qué bue- yes araba, La sltima frase de Andrés coroné magistral- mente ese festival de la hipoeresia. Pero yo ya estaba pre parado para reeibirla como un biliamo, “Bueno, ereo que se elavfiearon todas las cuestiones, Si nadie mas esta anotado para hablar vamos a levantar Ta asamblea. Porque ya levamos mas de una hora de de- hhate y nos habiames comprometido a hacerla To mas bre- ve posible ‘a falta de ejocitacion en asamblens hizo que la des- concentracion durara mucho. Aproveché para ir hasta donde estaban los del Deposit, Me aeerque al que habia hablado primero, Estaba famando. Agaché la cabeza co- ‘mo para eoneentrarse en la eonterplacion del piso euan- do nots que iba hacia él, Pero no se eseaps, Parecia ape- nas mayor que yo. — {Nos ereés que con esto quedan suficientemente pro- togidos? —le progunté en el tono mas afeetuaso que pude emit. ‘—No sé, vamos a ver. Al menos ya es algo. No creo que se pueda mucho mas que eso. Fue muy dificil sacar la asamblea. Elotro delegado no la queria hacer. ¥ aéste tu- ‘Vimos que insstirle mucho, 195, —iorge fats por eso, porque no queria la asamblea? Ah, es0 no sé. Solo 5¢ que no vino, Andrés dice que avo un problema. Quizé se enferms, =iGhe, y por qué se tiré tanto-en contra mio tu com- panera? No, no s¢ te trd on contra, Es euestién de opinic- nes... Bl esta en otra, siempre pens6 asf. Noes con Vos la Bueno, no quse decir que Ia cosa fuera conmigo, Lo ‘que pasa es que tirandose en contra mio se estaba tiran- do contra Ia propuesta de pedir garantias a la empresa Ahora ustedes van a tener que banear lo que venga solos, sme parece. iA.vos qué te parece? Lo que pastes que Armando lave dstinta, Cree que si llega a haber un conficto vamos a perder todos como en la guerra, Ademis tiene miedo, Esti medio agarrado, por- ‘que tiene un chico con problemas y la empresa le presté ‘mucha plata. Tavo que haeerle una operacisn muy cara ios cress que si tocan a alguien va/a sera él? El cesun desplazado? No, no. A él no lo van a rajar nunca. Conoce a los Gaitanes de antes. Pero na quiere tener ningun tipo de problemas. —{Pero por qué no intervinieron otros? gPor qué no confirmaron’que tienen miedo de que haya despides? Yo les pedi eso para que pudieran volver a reslamar apoyo, Porque Ibarra logré que quedara todo en el aire. Mira, nosotros dijimos todo Io que tensamos que de «i. BI que queria oi, ofa. Vos oiste —Pero a la gente hay que arrancarle un compromiso. No basta eon dejar las cosas picando. Ast todos se hacen Tos fasasy listo. Si se quieren hacer los fesas, lo van a hacer igual Yo creo que la gente no es tan earadura para irse al ‘azo si se comprometieran a dar una respuesta 196 | —Yo creo que la gente tiene miedo... ¥ tienen razén, Ln calle esta may dura —hizo un gesto come para retirar se, aungue todavia habia eorrilles de gente comentando la asamblea. Intent vetenerlo tocando un punto elave: “Pero no ereo que una empresa como Turba pueda ddarse el Injo de rajar gente ast no mas —Ie dije —Un patrén es un patrin y cua siempre su kiosquite, Queria seguir charlando con é, Sobre todo preguntar- Te por qué habia hablado pese a todo en la asamblea. Pe- +0 hizo eon las cejas y la eabeza un gesto de ésos como “iaueé le vamos a hacer”, se dio media vuelta y caminé hacia la puerta de la Administracién, ‘Tuve en ese momento una sensacion rara, No de tris- ean, come tal vex hubiera esperado, sino de aburrimien: to, De profunde desgano. Como si se hubiera cancelado al ‘gin programa entretenido para la noche, quizé para la vi ti, Inmediatamente después sents una gran tranquilidad, Me dije que tal vex esa gente era duetia de una compren: sion que a mi se me eseapaba, de una vision de To que se puede y no se puede, de To que vale y no vale la pena in- tentar. Me senti un nifio salvado de ana inminente eatas- trofe por la intervencin de adultos experimentados. Sélo entonees la sensacion de miedo que habia estado agazapa- fa, acechando durante toda la asamblea, sali an super: ficie con toda In fuerza: jhabia puesto en peligro mi nom bbramiento efective como lector! (Quizé ya lo habia perdi- do por intervenir en una asamblea que ni siquiera habia ‘onsiderado mis propuestas! Qué infeliz! Haba sido por ‘estupidee © por enfermizo afin de cohereneia? {Cuando ‘arajo iba a aprender a no meterme a arreglar entuerlas por todas partes?! (gCudndo recontramicrdas iba a ocu- pparme de mis propias cosas giDe dénde mierda habia sa ado que la actitud mas sabia no era la de las otros, que hhabian dejada emitir en sordina la primera queja hasta ‘que tado se aclarara lentamente, y sino se aelaraba mala Suerte?! Quien earajoe me corra, para ponerme a hablar justo en esa empresa, justo on ese momenta? 197 ‘Ay a9, ay.. Me cago en Dios... 0 era de verdad pura mala suerte? {Una desgraciada easualidad tramposa a la aque nadie de mi formacion ideologiea hubiera podido es- apar indemne? ;Un desafio real puesto por un azar hijo de mil putas en él curso de las cosas yen el que cualquier otro izquierdista hubiera podido saltar? ¢Pero por qué diablos habia sido entonees el nic, sencitlamente el vai 0 en hablar de impedir despidos? ;Debia arriesgarse s6- Toel que mas tenia que perder? {Bra 6 la lien imple taen todo grupo de subordinados, que el mas “acomoda. do" diera la eara por todos, sino ora un forro? j{Poro es que acaso alguien me habia pedido que diera la ara por todos? ZO yo lo habia hecho por mero afan de figuracion, por afin de ganarme un lugar en el eorazén de los del De- posite, de tener ademas de un lugar privilegiado en la di- visi del trabajo en Ta empresa atro no menos ambieioso en el afeeto de todos?! {Qué queria? ;Ser envidiado como lector y admirado como compariero. como izquierdista, 0 ddefensor de pobres y ausentes? ;Las queria todas? Tomar- se la ica izquierdista en serio jera querer tenerlas todas juntas? La puta madre que lo paris ‘Todo poder que se presie hace del uso habil del si cio su arma basiea. Quienes estan en Ta easpde de eual- ‘auierpiramide, sea fa mas alta o la mis enana, piensan ‘que sélo el silencio erea la distancia y el enigma necees- os para que ache Ia fuerza hipnética de la jerarqui y para que el poder logre imitar la eloeuencia muda de la boelleza, como si portara una marca innata de superior dad, Para la conduccign de Turba la asamblea,no exists No trascendié ninguna mencién a su realizacion ni aeven- tuales eonsecuencies. Y la falta de toda fitracién desde arriba sabre la impresién que habia eausado contribuyé a ‘que el episodio fuera rapidamente olvidado, En ei cabeza, la asamblea se desplaz6 a ese rinedn oscuro de transm. taciones magicas donde se habia perdido la primera en- 198 trevista con Gaitanes por el cargo de lector 0 la imagen, que tenia de Turba antes de entrar ahi era el lugar don de los reeuerdos perdian su sustancia y sélo podian ser re ‘cuperados como fantasias, como relatos de otros, como es- peeulacinves improbables que ya no despertaban a prime. a vista la menor sospecha de que hubiesen podido ocureir ‘alguna ver en la realidad. ‘ia realidad segusa mientas tanto siendo devorada de manera cada ver mas completa por “Facetas” Silo dejaba, falgan lugar a Ta distancia para que se fueran retirando Tos ultimos ladrills de la URSS. La izquierda toda, desde los talmudistas del trtskismo hasta los mis tibios social demscratas, veia a mejor dicho trataba de no ver eémo de Ssapareeian piedra a piedra bajos sus pies los tltimos ves- figios que quedaban de To que alguna vez habia sido su mundo, su civilizacién, su cultura o su cimiento vergon- Zante yclandestino, La ultima eatedval de la religion atea fel socialism parceta levarse en su derrumbe hasta el tiltimo tostimonio de que la izquierda habia sido alguna ‘Ver una realidad, defeetuosa como un mundo, malvada co- mo un gulag, vigente como una piedra Habia en Turba un duelo socavado, penetrante como un aroma, etéreo como un olvide. Bl éxito paradsjico de Tas publicaciones de Ia editorial no aleanzaba a despejar- To, ¥ la mezela de eatisfacsion, autocomplacencia y duelo generaba un equilibrio dsplicente que parecia ponerles Sordina a tedas las cosas. Le daba a Turba, a su gente, un ‘acento posmoderno un poco mds auténtico que la patina ‘fectada del mismo signo que habian ostentado hasta en- ‘Pero yo insistia en mantenerme al margen. No al mar- gen del éxito, sino de Ta sordina, Para mi lo que estaba, fecurriendo con "Facetas", con Turba era clamoroso. No hhabia muro ni socialismo derribados que pudieran opacar Toque se estaba dando en mi propio pais, justo en él, que pareeia eseulpide por los dioses para ocupar desde su na- Cimiento hasta el finde sus dias un lugar inamovible ala 199 dderecha, muy a la derecha del Sefor. Porque en la Argen- ina ya no habia tango, melaneolis, machismo, militaris- ‘mo ni eatolcismo ultramontano que pudieran eclipsar esa Propaganda tozuda, ese esclarecimiente obstinado que ‘empezaba a Megara los rincones ms insospechados de la sociedad gracias a Turha, Folletos, libros, videos dedica dos a hacer un balance doloraso pero impreseindible de casi un siglo de aecign y pensamiento de la inquierda es aban garantizando una euriosa vigeneia de esa forma de pensar, aunque bajo un mati diferente, aun inasible, que Constituia todo su mister y su atractive [La prensa parcefa acomadarse la situacién y empe ‘zaba a hablar del “fenémeno Tura” y de los “turberos” Ya desde fines de los 80 se estaba admitiendo que los de sahuciados izquierdistas seguian resultando impresein bles como cualquier otro sector, aunque mais no fuera @ través de un rol de albaceas testamentarios de un eredo erto que salo podian desempertar los que habian acu: ‘mulado toda la informacion del ereyente en los tiempos en ‘que su religidn estaba viva. Pero ahora que el éxito de Ta editorial aleanzaha niveles totalmente inesperados algu- nos se empezaban a preguntar si Turba no se hs habia zeniado para resucitar de veras a la izquiora dediesndo- se a demoler sus feones. Al desmontar Ia imagen que todo 1 mundo habia tenido de la izquierda en el pasado, Tur ba podtia estar despejando el terreno para que surgiera al {go en ese mismisimo lugar Yo era de los que pensaban asi, Mas que pensar, to sentia. Dejaba que esa conviecién me alegrara el alma, ‘me mantaviera en un estado de exeitacién permanente y de hiperactividad que eontrastaban con el ritmo rutinario ‘gue tenian las eosas en la propia Turba, donde Ta gente 86 las habia ingeniado para mantener un notable grado de desvineulacién afeetiva eon lo que estaba pasando. Era como si el éxito de las publicaciones fuese algo distante ‘que ocurria en ese Tejano templo de los tiempor actuales, fel mereado, y solo sirviera para apoltronar mas a cada 200 uno en la seguridad de su puesto de trabajo, Cuando me ponia a eharlar con alguien de ‘Turba sobre politiea me ‘asombraba la forma en que todos parecian poner entre paréntesis el fensmeno de la propia editorial. Como si las Publicaciones de Turha fueran de matemtica o lings a, como si no tuvieran ni pudieran tener nada que ver con To que pasaba en el pais Fse encapsulamiento de la editorial fuera de Ia reali dau politica en esas charlas me pareesa esconder una di ‘opelén vergonzante de toda esa gente on To que se publi caba. Me imaginaba que ellos no le perdonaban a Turba que se conentrase tanto en una suerte de trabajo de de- rolicign, que no fuera eapas de insinuar en ninguna de sus eoleeciones una nueva esperanza digna de llevar los colores que a ellos les haba insumide, en algunos casos, toda una vida de dedieacién ideolégiea. “Ricardo, esto et lun trabajo" slia oir como remate de mas de una conver sacidn. “Un trabajo como eualquier otro”, me subrayaban ‘menudo evando yo les camentaba mi entusiasmo y tra taba de hacerles participes de mis propias fantasia, co mo cuando, adolescantes, fantaseabamos con mis amigos dea dos, de a tres, de-a varios con larevolucién, con el fu turo, ean no se sabia bien qué cambios que iban a empal- ar eon todo aquel maremoto de transformaciones. que hhabiamos vivdo desde chicos: autos, revoluciones, elevi- sign, viajes espaciales, "Tampoco sahia yo bien qué cambios estaba esperando ahora, Pero sabia que si ellos faltaban a la cita no iba a Ser por tal o cual deficiencia en las publicaciones de Tur- ha, Sino por algo siniestro, bisieo, fundacional, una ver: dadera y profunda earencia de eondiciones en el ser hu ‘mano para los ideales que se le antajaba sofian Yo no es peraha ninguna revolucién, en parte por la sencilla razén e que hacia ya muchos anos que habia perdido toda sim- patia hacia la aecién violenta, aun la ejereida por las me sas, launiea que aceptahan Tos trotskistas rabigsamente ntiterroristas junto a quienes habia hecho mi uniea mi 201 litancta politica partidaria, Pero mds que nada porque fra el primero en reconocer que eualquier eambio desea- bie era tan indefinible, estaba tan en patlales en mi pro- pia eonciencia y probablemente en Ia de cualquiera, que hhubiera sido escupir para arriba pretender acelerar su egada con la velocidad incontrolable de 1a violencia Sentia en realidad que el propio desprestigio de la violen- fia, que era la nota mas saliente de Ta hora, venia como Aanillo al dedo para esos cambios inexpresables que afora ba, Tal vez porque los cambios no los esperaba siquiera cl aparato del Estado, que me parecia inaccesiblee inuti- Tizable para nada bueno en esos tiempos de auge liberal fen el mundo, Pero esperaba algo asi como que nosotros rmismos cambidramos. Lo que los otros lamentaban como tun fin de la historia yo ereia poder vivirlo como un fin de Ja violencia y un eomienzo de la verdadera historia, una historia maa répida, mas auténtica, menos paulada por bbruseos rigeags en Tos que cada grupo imponia sx punto de vista a rajatabla para que el otro lo deshiciera de eua- Jo cuando legara su turno, que nunea dejaba de llegar. ‘Era como si sintiera que habia llegado la hora en que cada grupo debia demostrar Ia bondad de sus ideas pre- dlicando con el ejemplo, no imponiéndosele a los demas. Como si la muerte de las utopias globales abriera el ea mino a la utopia grupal, local, pequena, individual.

ueblos nobles, los japoneses, las hormigas aristocrdticas, No necesitan promover los pequetios privilgios, la rival. dad, el odio mutuo, fa envidia entre fos trabajadores den fro de la emprese porque no neeestan dividir para reinar reinan por tradiciOn, por respetocolectivista, porque note nen fuertes individualidades que disciplinar, porque no lienen individuos, ni verdaderostalentos, tienen hormigas ‘aptas para copiar las ereaciones dle Occidente y nada mds. En Occidente, sin las escalas salariales individualiza- ‘das, xin la division entre los de abajo mediante innwmera- bes subescalas jerarquteas. ni las drdenes indiscutibles ‘que legan de arriba, las individualidades impondrian ta ‘anarquia 0 fa paralisis, y un sindicalista en la presiden cia de una empresa solo busearta venganza colectiva con: tra ta autoridad, elimindndota de cuajo, como bused en uiltima instancia la oprobiosa cogestion obrera en Alema: ‘ia, los comités de empresa de ta ley Aran en Francia, fos comités obreros italianos y su garrote, el Partido Comu- nista, No se trata de envidia, de sana voluntad de poder y primacta, de noble instinto de agresién, sino del poder ‘mérbido de un amor utdpico y descontrolado, que preten de ahogar toda agresién y tado progreso, m2 Por esa, porque mas la necesita, la sociedad aria pone conacionte @ inconsetentemente la’ capacidad de mando ‘por eneima de cualquier otro valor, y por eso constituye é. ta de manera inconseiente y estructural en la mujer el principio crucial de seleccién sexual, es decir, de eleceion del padre para sus hijo, del que se crucard con ella para perpetuar lo mejor de ambos conjuntos de genes. Exo ya lo intuia Freud, aunque de manera “imaginaria” como dirta Lacan, es decir, errada, ineompleta, deformada. Freud de fa que la mujer envidia el pene, Obviamente, lo que envi dia es ef poder, el estatus social que da el pene, y noel pla cer que oforga como drgano sexual, pues sean los sexdlo gos el placer ex mayor en fa vagina y todo el cuerpo de la mujer que en el organo viril. Por eso Lacan lo eorriglé eo locando como objeto del deseo y por ende de fa envicia fe ‘menina, en lugar del pene, el falo, el simboto del poder vi vil, tal como surge exe poder de la “ley del padre’, del prin cipio de autoridad. ¥ tanto para Freud como para Lacan a uniea eura para esa “envidia”estd en obtener un equi talente “simbdlico del falo, un hijo, Pero esto se da justa ‘mente porque la soviedad moderna lev « la mujer @ con- iderarse igual al hombre, y entre supuestosiguales surge inevitablemente la envidia euando se descubre que no son tales. No es sano que un hijo se convierta en equivalente del falo para ta madre, en su ficeian de poder, poraue tn ‘hijo debe acatar una ley, una ra2dn —y una sola la del padre, como bien deeta Lacan—, no dos, y menos aun una uramente imaginaria proveniente de ia madre. La st- puesta cura del mal femenino mediante la pariian se de- ‘mostré absolutamente errada, eon la crisis total dela fa ‘milia moderna, donde los hij no tienen gua moral alae nna. Sila ficciin de igualdad no hubiera surgido en toe tiempos modemos,en ugar de envidia del pene o deseo del {alo hoy tendriamos en Occidente a admiracién y el res- peto de la mujer oriental a su marido, yen las fabricas ta ‘adhesion del trabajador oriental a su superior. Ta ley del padre ex tan necesaria para los hijos y la ry propia madre como el mando del superior es necesario pa re el trabajador, y como las naciones lideres son neceeu ‘as para la comunidad internacional, como las razas su eriores son necesarias para las inferiores:ellas proveen el tinieo marco donde puede desplegarse cualquier creative dad reat. La raza amarilla mosiré todo de lo que cra ea paz silo cuando Occidente le impuso el marco de norma industriales,culturales y polities que le dieron la pujan: 24 que hoy tiene y permitieron que las propias tradiciones coletivistasjerdrguicas fueran fuente de desarrollo eco nomico y no de estancamiento, Lo contrario a esas respec, tivas primacias individuates, nacionates y raciales veel ‘aos, fa anarquia o la igualacion por lo bapo, Yo lea y leia y no salia de mi asombro, {Bse malaba- rista de la perversion ideologiea se las ingeniaba para presentar a Lacan algo asi como el fundador de una pet cologia de Ia subordinacién gozosay el enemigo jurade de lun supuesto progresisme freudiano! Mis. sentimientos fran mezclados. Yo mismo haba reconocido un sesgo no tamente conservador e inmovilista en el franeés, cuando comeneé a lerlo en la époea de la incontenible meda fran coargentina de los70 entre In gente que se dedicaba ala lingdistiea. Pero verlo en un ropaje tan earivatureseo sa cudia alguna fibra oculta, me hacia oscilar entre la indi rnacién moral, la solidaridad eon Lacan deformado y Tain comoda sospecha de que tal vez el ordculo de Paris de educacidn ultracatdica y derechista nose habria indigna do tanto de haber vivido lo sufiiente para verse asi dis: frazado,o simplemente vestido, 61 que tanto umabs les ro. pies extravagantes y el snobieme aristocratic. ;Bn esa hora de triunfo aplanador del orden existent, era incon: cebible que quienes ya ocupaban un polo conservador en las disciplias sociales fueran reclutados eomocorifeos de esa suerte de eselavisme democratic, eonsentide y bien centendido que propiciaha Brackner, esa propuesta de vol. tear la ultima maseara del orden vietoriso? ;Y a1 gente ma de ese grado de sofisticacién podia ser alistada en una, postura asi, era ésta tan falsa, Lan delirante como me pa resin? ‘Leia cada vex més agitado y bajo el nueva efeeto per turbador de ese texto no aleanzaba a recordar como for ‘mulaba 61 conerotamente su propuesta, Busqué al final del libro: nada sustancioso, Hurgué en otros eapitulos Las ‘La reaecidn que vemos desde hace unos aitos en la ju ventud, el resurgimiento del nazivimo de viejo eu puede parecer anacréniea yen gran medida los, pero es un ana ‘ronismo necesario. Pr certo, no es necesario que retarne fal cual el nazismo, por la sencilla razén de que ya cum lis su comet: hay el prestigio de la sociedad jerdrqui- fea, ef respeto por el liderazgo y la fuerza econdniica, pol tiea y moral de las sociedades superiares, en particular presa a alguna gente porque haya dicho tal vez algo que te haya molestado a ln gerencia.. Eso seria preocupante fn cualquier ease, pero mucho mis en una empresa que Vive de publieitar los buenos modales sociales. Mira —dij finalmente Corsi, después de haber de- jado pasar un par de silencios que yo habla heeho para vers respondia él en lugar de que yo tuviera que tapar la vor de quienes peatestaban contra el “desvio del tema" ‘largando mi intervencién—-, yo creo que entiendo a dn. e'vas vos, Pero quiero pensar que no hay nada de es0. A imi la empresa no me mencione absolutamente nada por el ‘estilo, V algo asi estaria Lotalmente fuera de lugar. Por ‘aue ereo que hablé en aquella asamblea. Pero no dije mis, ‘tue un par de banalidades. Bn todo easo ereo que lo me- jor es diseutirel tema de los desplazamientos globalmen te sin hacer nombres ‘No se hicieron nombres, pues, Plantear mi easo perso nal después de la intervenein de Corsi habria sido suic dda, Me die que tal vex yo haba estado torpe o apresura do y me resigné a jugar en el tablero tal come se configu 340 Ss Ma ‘aba ahora: un tablero donde no te planteabs la cuestién Ue fondo sino donde todos tratariamos de resolver un pro- blema adicional —las sanciones eneubiertas— fingiendo ‘que resolviamos slo oto, el supuesto excedente de perso- fal Pero mi resignacién se convirti en indignacién cuan- {do hablo Fernandez de Depésito para explcar la situacién fen su sector, Fernsnder era el que habia hablado en nombre de su seecién ya en In asamblea de un ario atrés y con el que yo tne habia quedado charlando un poco en aquells oeasién [Ahora hablaba con mucha mas luider. Aclaré que él tam: bien estaba desde hacia unos seis meses entre los “desu. bieados®. No lo habia estado al comienzo, “pero eon las iaquinas no hay eas, cada vez te quitan mas trabajo" {No se sentia sancionado por su intervencién de un affo, tras? Aparentemente, no, No hizo la menor meneion a fs0. Ni siquiera una indirecta sutil 0 un encadenamienta fstuto colado aeusadoramente en su narracion. La. infor matiaacién habia resultado mas desplazadora de To que habia pareeido al comienzo. ¥ habia provocedo justo una Daja més, la de , Nada mas. Ellos habjan presentado a Ta empresa varios planes para mantener todos los puestos tle trabajo de la seceidn, pero no se pudieron poner de ‘acuerdo con el jofe de Personal “ahora To que les pedimos a los eomparieros es una solidaridad muy conereta, porque ya no es como In otra vez, Nos estan apretando con todo. Y ustedes saben Todi Fieil que esta eonseguir trabajo en estos dias. Hay un compaviero que justo tenfa previsto poner un kiosquito y Venin ahorrando para eso. Bl agarr6 la indemnizacién porgue le venta justo, Pero los demas no estamos en con lliciones de hacer eso, Ln verdad es que todos pensamos al comierrzo que por ahi nos pontames de acuerdo de al fin modo. Porque no queriamos meter a todo el mundo fen un conflico, Pero hablando con alguna gente parece ue el problema ya es generalizado. Ya afecta a muchos Seetores.¥ seria tonto que no tratemos de busear una so 3a lucidn y tengan que abandonar la empresa uno a uno tan- tos compatieros que despues vamos a pensar que algo se podia haber hecho. Si la empresa est ereciendo tanto. [Nosotros Io vemos todos los dias en el Dep6sit se imipri ‘me como nunca, legan tantos libros que en realidad no ‘damos abasto. Yo ereo que con la informatizacién lo que ‘se consiguié es mantener un inventario casi permanente. Pero es0 no quita trabajo, Porque antes el inventario lo ‘haciamos cada seis meses. Cosa que la empresa nunca sabfa bien qué tenia que reimprimir porque de las exis: tencias no tenia idea. Ahora todo eso se leva al dia. Pe ro no disminuyé el trabajo, Yo ereo que al contrario. Au- ‘ments, E igual nosotres le presentamos un plan de cosas (que no se estén haciendo, y que se podrian hacer, en fuanto al ordenamienta del stock, Eso requerivia ineluso ‘mds trabajo, Pero permitiria que se tarde menos tiempo fen entregar un pedide cada ver que lega. Porque la ver- {dad que por razones de espacio y por la cantidad de edi- clones que estan saliendo, cuando se juntan varios pedi dos suele hacerse un despelote. Tuvimes que discutirlo ‘mucho en la seceién porque algunos tenian miedo de que Ta empresa lo tomara para hacerlo eumplir por los que queden, que trabajarian asi mucho mas que antes con ‘menos gente [La gente se miraba, Ponia cara de alarma. Algunos ha cian comentarios indignados vagamente dirigidos eontra las autoridades de Ia empresa, Parecia que nadie hubiera tenido antes dela asamblea la menor idea de lo que habia estado pasando, ;Podia ser que nadie supiera lo que past bacon Corsi? Nadie se habia enterado de lo que habia pa ‘ado conmiga? ;Nadie? Si asi eran las cosas, plantear “ea 0s personales", como soliacalifiear despreciativamente la inguierda a los dramas individuales, era garantia segura de hacerse tildar de paranoieo.

También podría gustarte