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El Miedo
El Miedo
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la pazr
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío y el regazo
Como una rana invernal.
[PRIMO LEVI]
Un rápido recorrido por la historia reciente, la del siglo XX, nos permite observar
que aquellos países o pueblos que han sido sometidos a humillaciones bélicas -o de
cualquier otro tipo, aunque en general están referidas a derrotas guerreras- y que
las mismas trajeron consigo fuertes depresiones económicas se encuentran prestos
a resolver el ánimo de disconformidad social con la situación que se transita merced
a soluciones violentas. Así los sucesivos fracasos bélicos de los rusos en los
primeros años vigesimonónicos, dieron lugar a la Revolución Soviética, la cual en
un principio no llegó aquejada por síntomas xenófobos, pero que, como ya lo
señaláramos, cuando comenzó a sufrir -durante el stalinismo- la falta de éxito ante
sus ciudadanos, los hizo emerger a la luz. Asimismo, La derrota militar alemana e
italiana al término de la Primera Guerra Mundial provocó un clima de alto voltaje
social y político que las llevó a condiciones de intranquilidad social que concluyeron
en el nazismo y el fascismo. Especialmente en Alemania se buscó como
responsables de sus males a individuos y grupos culturales sobre los que ya se
arrastraba una fuerte carga xenófoba con anterioridad. El enemigo real, el que los
había derrotado en los campos de batalla y humillado en la paz fue desplazado
hacia un grupo cultural más débil y fácilmente visible, cual fueron los judíos, que no
solamente eran política y militarmente inofensivos, sino que estaban al alcance de
las manos para desatar las iras populares. Recién, luego que el nazismo se asentó
políticamente, entonces se hizo presente el odio hacia los vencedores de 1918 y se
clamó venganza por el humillante Tratado de Versalles en el que firmaron las
condiciones de la paz. Es ahí cuando surge la idea del "espacio vital", la toma de
más espacios geográficos aún a costa de que quienes fuesen incorporados a la
Alemania nazi resultasen más una carga que un beneficio económico, lo cual era
sustentado por Hitler, como una forma del expansionismo territorial que pretendía
para su Gran Imperio, el cual viene estrechamente asociado a la noción de "raza".
En cambio, no ocurrió lo mismo con el fascismo italiano, allí no se buscaron chivos
expiatorios en los cuales descargar culpas inexistentes. Solamente se tomó la idea
imperial, una suerte de mito del eterno retorno al antiguo y exitoso Imperio
Romano. Si bien es verdad que hubo persecuciones de judíos, éstas no fueron la
tónica del régimen, sino que simplemente se trató de satisfacer las demandas del
aliado alemán que también funcionaba para Mussolini como un Führer. Otro tanto
sucedió con los regímenes nacionalistas despóticos de Salazar en Portugal y de
Franco en España. Vale decir, no es preciso que haya una situación de decadencia
económica para que surja la xenofobia; aunque la misma sí funciona como un
facilitador emergente de aquella.
Alemania: Continuará fingiendo -desde las cúpulas del poder, aunque apoyada por
amplias bases sociales- su arrepentimiento por los horrendos crímenes del nazismo,
aunque poco se realizará para modificar las oprobiosas condiciones de vida de los
inmigrantes. En las elecciones para el Parlamento Europeo de 1999, la extrema
derecha se apuntó en Alemania con un 4% de electores. Frente a esto, el
Presidente de la Comunidad Judía Alemana expresó: "Es la primera vez desde el fin
de la guerra [55 años] que se obtiene un éxito electoral utilizando el prejuicio
contra los extranjeros, [blandiendo la amenaza de] los millones de extranjeros
venidos del sur, que no esperan más que una señal para invadir el país". Por su
parte, el portavoz de la extrema derecha bávara aseguraba que los procesos de
inmigración podrían desembocar en una situación "... más peligrosa que la creada
por el terrorismo de los años setenta".
Ojalá me equivoque, pero es altamente probable que dicho cuatro por ciento de
electores ya haya aumentado en un par de años a cifras más alarmantes, sobre
todo teniendo en cuenta el sentimiento xenófobo que se está incubando en los
alemanes de la zona que otrora fuera dominada por los comunistas y sobre cuyas
condiciones ya nos ocuparemos más adelante.
Austria: Es, sin duda alguna, el país que presenta el panorama más complejo.
Luego de obtener más de un tercio de los votos en las elecciones legislativas de
1999, el Partido Popular, dirigido por el confeso admirador de los antiguos nazis, J.
Haider, se ha convertido en el mayor incordio que le ha aparecido a la Unión
Europea desde su creación, gracias a su permanente desprecio por todo lo
extranjero, incluyendo a los países que lo rodean. Luego de las elecciones la
socialdemocracia, que gobernó por 30 años, debió alejarse de la conducción para
que fuera asumida por una coalición -perdedora en los comicios- integrada por el
Partido Liberal y el Popular. Esto ha significado la llegada de la extrema derecha a
la conducción de Austria, lo cual generó una serie de reacciones encadenadas en la
comunidad europea, como así también a lo largo y ancho del planeta. El avance
desmesurado del Partido Popular, liderado por Haider, se debió -básicamente- a un
discurso en que se exacerba la xenofobia latente y su defensa del pasado nazi de
los austríacos. Hay periodistas que lo definen como un "neonazi", cuando en
realidad, los valores que afirma e intenta recuperar son los mismos que los del
antiguo nazismo, es decir, se trata de un nazi contemporáneo.
Asimismo, no debe olvidarse que tradicionalmente buena parte del pueblo chileno
ha sentido una profunda animadversión para con sus vecinos de Argentina y Perú.
Con respecto a los argentinos, sienten que éstos los quieren "correr más aún contra
el mar", para que se caigan al Océano Pacífico; lo cual los ha llevado a dislates de
tal naturaleza como intentar una guerra de conquista territorial en la década de los
setenta contra los vecinos orientales. Es decir, el panorama es complicado por la
situación de permanente persecución a que se sienten psicopolíticamente sometidos
y asediados por los países aledaños, lo que hace aumentar la xenofobia y el
patrioterismo. Con respecto al Perú, en la actualidad viven en Chile unos 60 mil
peruanos, que pasan las de Caín allí, ya que son perseguidos como los culpables del
8% de desocupación que sufren gracias a los planes económicos que en su
momento impusiera la dictadura y que no han sido modificados.
España: Los nostálgicos del franquismo han hecho un corrimiento político que
aparenta ir hacia el centro, cuando se han encargado de copar los lugares
estratégicos del Partido Popular que gobierna por segunda vez consecutiva -desde
1996- en el país. Esto no significa que doce millones de españoles -que han sido
sus votantes en el 2000- pertenezcan a esa peculiar forma de expresarse el
nacionalismo, cual fuera la Falange pergeñada por el dictador F. Franco. Esto
solamente significa que una buena parte del electorado español adhiere a las
consignas de apariencia democrática, pero que detrás de ello se esconden
elementos xenófobos, como el ya comentado en el capítulo anterior de El Ejido. En
el territorio peninsular se vive un clima de relativo terror frente a las maniobras
claramente nacionalistas de la organización vasca ETA, la cual no sólo pretende la
independencia de España, sino que proyectan el alejamiento de sus tierras de todos
aquellos que no compartan el ideario vascuence. Dicen ser de izquierdas, pero sus
metodologías y estrategias han sido tomadas de la extrema derecha. Otro caso de
nacionalismos regionalistas son los de los catalanes y gallegos, pero ambos lo
plantean en el fondo más como una cuestión folklórica que esconde intereses
económicos en su base. Cosa que los convierte en probables peligros ante el resto
de las comunidades que habitan sus territorios. Por ejemplo, el notable crecimiento
económico de Cataluña se ha debido -en buena parte- a la incorporación de mano
de obra barata del sur subdesarrollado español y de inmigrantes magrebíes. Así fue
que en un poblado cercano a Barcelona, durante 1999 se produjeron episodios
semejantes a los que ocurriría un año después en El Ejido, con persecución y
ataques contra gitanos, árabes y africanos. Inclusive se llegó a exigir la expulsión
de magrebíes. Estos -por ahora- pequeños grupos de nazis se identifican a través
de la organización Alianza por la Unidad Nacional. En el año 2002 el gobierno de L.
Aznar propuso solicitar visa de entrada al país para los residentes de países
sudamericanos, amenaza que debió retirar ante la enconada queja proveniente no
sólo de los "sudacas", sino también de los inmigrantes españoles que habitan la
región desde hace años y que no necesitaron para ser bien acogidos en la misma ni
siquiera de un certificado de buena conducta. Sin embargo, tal retirada estratégica
no sería de extrañar que se imponga en un futuro próximo, cuando se convierta en
una resolución tomada por la Comunidad Europea.
Japón: Ante la grave crisis económica que viene atravesando, ha habido un resurgir
del revisionismo histórico. Existen intelectuales que hacen una relectura de la
historia y afirman no tener que avergonzarse de su pasado. Aseguran que son
perras mentiras que hayan sometido a la prostitución a mujeres coreanas durante
la Segunda Guerra, ya que ellas lo hicieron "voluntariamente". Lo mismo ocurre con
la invasión a China continental a la que dicen que la ayudaban a solucionar sus
problemas. Lo grave de esto es que logran apoyos gubernamentales para
reemplazar los textos de historia, vigentes en las escuelas, por los que ellos están
construyendo.
México: Una situación por demás paradójica. Por un lado los mexicanos se llenan la
boca expresando su odio -¿envidia?- hacia los gringos (norteamericanos), pero lo
que la mayoría de ellos busca es poder cruzar el Río Grande para ingresar al tan
simultáneamente odiado y amado territorio de los EE. UU. A su vez, internamente,
mantienen una relación de ambivalencia para con los pueblos indígenas mexicanos,
ya que si bien se enorgullecen de sus culturas azteca y maya -entre otras-
homenjeándolas en un fastuoso Museo Antropológico Nacional, han tenido que
soportar la sublevación del Subcomandante Marcos para rescatar derechos
inalienables de aquellos pueblos nativos que hace años reclaman por ellos.
Suiza: Parece seguir los pasos de Austria. En octubre de 1999 el partido que
representa la ideología de la derecha helvética obtuvo el 23% de los votos. En el
discurso de sus líderes mesiánicos se mezclan las clásicas diatribas xenófobas de la
derecha racista juntamente con las campañas emprendidas contra la presencia de
inmigrantes en el territorio y las por demás clásicas demandas en favor de la
seguridad ciudadana.
En puridad del lenguaje psicológico, la xenofobia -que aquí nos ocupa y preocupa-
no ha sido reconocida de manera específica, como tal, por los tratadistas de los
temas psiquiátricos, esto es, desde las vertientes ofrecidas por el psicoanálisis
(Laplanche y Pontalis, 1968; Kaufmann, 1993; Roudinesco y Plon, 1997), quienes
no la reconocen con ese nombre ni algo parecido. Inclusive, el propio Freud en
ninguno de su vastísimo repertorio bibliográfico hace referencia alguna al vocablo
que aquí nos convoca (22). Tampoco J. Lacan -discípulo, en tiempos posteriores, de
Freud y que dio origen a la llamada Escuela Francesa- hace cita alguna al respecto,
según el recorrido de búsqueda de términos que hiciéramos en la versión
cibernética de sus Seminarios. Curiosamente, los psicólogos y psiquiatras que
trabajan en la línea cognitivo-comportamental tampoco reconocen a la xenofobia en
ninguna parte de ése largo y extenuante catálogo de enfermedades que es el DSM-
IV, ni siquiera en el capítulo referido a las fobias "sociales".
Pío XII fue el mismo Papa (Cornwell, 1999) que posteriormente facilitó las vías de
escape diplomático de criminales de guerra y genocidas nazis alemanes hacia
países occidentales -con la colaboración, en muchos casos, de los servicios de
inteligencia (25) británicos, franceses y norteamericanos; el mismo que generó el
camino de huida de los nazis croatas -los oustachis- en dirección a la América del
Sur, donde fueron recibidos con los brazos abiertos -más de veinte mil de ellos-
principalmente por el gobierno de Perón (Goñi, 1998). Tampoco se podía olvidar
-para nadie que estuviera medianamente informado- que, previamente, en 1933, el
doctor Müller, fue nombrado por Hitler como obispo luterano del Reich, y jefe del
movimiento confesional prusiano. Es decir, también la iglesia luterana había sido
metida en la misma bolsa corrupta por las estrategias políticas del nazismo, cosa
que Freud no podía ignorar y que provocó que también desde el lado de la Iglesia
no católica, pero sí cristiana, de Alemania, sus prelados y principales dirigentes
laicos hubiesen claudicado ante las demandas del dictador.
Retomando el vocablo que aquí nos interesa, no puedo dejar de destacar, como una
curiosidad interesante de ser marcada, que la palabra en cuestión suele figurar en
los diccionarios y tratados de ciencias sociales, como así también en los jurídicos,
como por ejemplo en S. Giner (1998) y M. Ossorio (1992); este último la define
como "Odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros. Tal aversión es muy
propia de aquellos países que hacen alarde de un nacionalismo extremado, aún
cuando, en el fondo, no represente otra cosa que un sentimiento de inferioridad".
Como se puede observar de esta sintética definición, un jurista se atreve a hacer
una interpretación psicológica del fenómeno de la xenofobia -con remembranzas
adlerianas-, el cual pareciera no estar muy alejado -posiblemente- de la realidad.
Sin embargo, el vocablo que ahora ocupa nuestra atención comparte -en su
condición de prefijo- con las fobias que han sido tradicionalmente descriptas, la
característica común de funcionar como repulsiones, rechazos e inhibiciones ante
los objetos que la producen. Este es el caso del mecanismo utilizado por la
xenofobia, por el cual los sujetos pacientes de tal situación patológica procuran
rehuir la ansiedad que les produce la proximidad o cercanía -generalmente en la
realidad, aunque a veces puede ser fantaseada- con respecto al objeto-sujeto que
funciona, simultáneamente, como odiado y temido, de rechazo, de fuga (Bion,
1963) o de huida y que aparece en el caso particular de la xenofobia -que
normalmente no tiene presencia en las otras manifestaciones fóbicas- como el de
una lucha encarnizada por destruir al mismo (Rodriguez Kauth, 2002b).
Asimismo, no estaría de más tener en cuenta que para los xenófobos -que existir
no quepan dudas de que existen, pese a que sean ignorados por los grandes
tratadistas-, los extranjeros, las personas extrañas al endogrupo, son situados en
una posición social relativa de inferioridad a la de los propios animales de zoológico.
Y esto que vengo de sostener no es solamente un tropos irónico -leído desde la
lingüística-, debe recordarse que las zoofobias infantiles, están caracterizadas por
tener bastantes semejanzas con los temores irracionales que presentan los
miembros de algunas tribus primitivas estudiados por los antropólogos en el
Pacífico Sur. Dichas tribus se distinguen por una relativa -y a veces muy marcada-
confusión entre la figura con que representan a los hombres y a la representación
de los animales. Esto es plausible de ser observado en las representaciones de las
imágenes de lo que se conoce como arte rupestre, como así también en las
prácticas de los cultos totémicos que, muchas de aquellas tribus, aún realizan en
sus celebraciones. Es decir, el uso de la ironía no fue mera casualidad, quienes se
movilizan en función de reacciones xenófobas, es decir, con reacciones violentas y
de desprecio por los extraños, bien pueden ser considerados como individuos
salvajes y primitivos.
Retomando el tema de las fobias, se debe anticipar que intentar calificar un estado
de ánimo como de "racional" o "irracional" no es otra cosa que apelar al sentido
común, al de la vulgaridad, para explicarlo. Si algo o alguien provoca miedo, temor,
angustia o ansiedad a un protagonista es preciso bucear en las profundidades de
por qué razón -o razones- esta situación en particular produce tal sintomatología
atípica en el resto de sus congéneres. Asimismo, el objeto -sujeto para el caso de la
xenofobia- que suscita tales reacciones debe ser algo lo suficientemente cercano al
xenófobo como para tener la oportunidad de conocerlo "en vivo y en directo", a la
vez que debe guardar una distancia lo suficientemente amplia y óptima como para
no hacer imposible la vida de quien padece tal trastorno. Al respecto, solamente la
agorafobia y la claustrofobia son patologías que impiden llevar adelante una vida
relativamente normal, mientras que la zoofobia -pese a los casos relatados por
Freud, como el del pequeño Juan y los que analizaron sus continuadores- sólo
impiden algunos desplazamientos físicos ya que, en realidad, son síntomas de algo
más peligroso que el individuo está sufriendo.
Todo esto -y algo más- es útil para explicar -en parte, no de una manera
totalizadora- las causas de la extensión y expansión que ha tenido el fenómeno de
la xenofobia y de los episodios xenófobos, no solamente durante la época de la
Alemania hitleriana de los nazis (Goldhagen, 1997), sino que lo ha venido haciendo
en prácticamente todo el mundo; aunque esto haya sucedido con manifestaciones
menos extremosas en magnitud de la cantidad de muertos, secuestrados y
torturados o, simplemente, haya aparecido como síntomas exquisitos de algunos
personajes delirantes que galopan enancados sobre sus delirios megalómanos -al
igual que una figura quijotesca- pero a quienes no los siguen, políticamente
hablando, ni los miembros de su propia familia.
NOTAS
(19)
Como puede ser de irracional abrir un juicio previo respecto a una cosa o
persona sin conocerla previamente.
(20)
Del griego ágora, que significa lugar público, o la "plaza del mercado".
(21)
La moderna astronomía ha designado con el nombre de esta divinidad griega a
uno de los dos satélites del planeta Marte, aunque debido a su pequeño tamaño se
lo está considerando un asteroide capturado por la fuerza centrípeta de Marte.
(22)
Búsqueda que realizáramos en las Obras Completas de Freud en versión
multimedia según la traducción de López Ballesteros y de acuerdo a la traducción
de Strachey en Editorial Amorrortu.
(23)
Aunque sólo logró -en aquella oportunidad- deshacerse en alabanzas a los
jóvenes alemanes que iban a perder su vida en el frente de batalla.
(24)
Tomado del investigador católico, J. Cornwell (1999).
(25)
¿Que extraño eufemismo para referirse a los espías?.
(26)
Término que representa un "cultismo" y que, en un juego polisémico, intenta
"ocultar" la verdadera posición de "cliente" que ocupa quién acude a la consulta
médica o psicológica (Rodriguez Kauth y Falcón, 1997b).
(27)
Obsérvese que hablamos de "grupos" y no de individuos; esto no es casual, el
xenófobo nunca actúa en solitario, siempre lo hace al amparo de otros como él, en
patota.
(28)
El tema que estamos tratando es lo suficientemente serio y doloroso como para
permitirme este dislate; aunque, empero, entiendo que una pequeña cuota de
humor, más aún, cuando tiene que ver con una interpretación de la realidad, no
puede ser ofensiva para nadie y sí en cambio esclarecedora.
(29)
Tal efecto de presentar la imagen de los "enemigos" como seres abyectos,
tampoco fue original del nazismo, ya se la había utilizado con anterioridad, como
por ejemplo durante la época de la conquista de América en que Colón presentó a
los indígenas de las islas -ante la Corte española- como salvajes, que no sabían
hablar y hasta caníbales. Otro tanto ocurrió en las explotaciones de recursos
naturales, dónde para lograr no ser considerados como criminales, los nativos del
lugar eran representados con imágenes que incluían rasgos animales.
(30)
Obsérvese que para el resto de lo que se califica como fobia, no existen
enseñanzas previas que las justifiquen.
>>> BIBLIOGRAFÍA
NOMADAS | REVISTA CRITICA DE CIENCIAS SOCIALES Y JURIDICAS | ISSN 1578-6730 | MONOGRAFÍAS
THEORIA | PROYECTO CRÍTICO DE CIENCIAS SOCIALES - UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
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