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Paraguay) HASTA CANAL DE DIOS (limite provincial entre Salta y Santiago del Estero)
PRIMERA ETAPA
PARTIDA: Era época de verano y el cauce tenía agua no muy turbia pero abundante para iniciar
nuestros primeros kms. aguas abajo. Yo iba adelante con dos balsitas, la primera llevaba el
armazón con la paletas metálicas, la otra de atrás, sola con la carga de siempre (una bolsa con
ropa para cambiarse, frazadas, untensillos para cocinar, caña de pescar, cámara fotográfica) y más
atrás lo hacia mi hijo José Luis en una sola balsita con poca carga. El río tenía sus correntaditas
alegres y pasamos primero el puente carretero de la Avda. Paraguay, luego el puente de la Avda.
Chile (ex puente i fierro), con sus sabrosas historias de sus viejas Barracas de cueros, su viejo
destacamento de vialidad y la bajada para los carros jardineras y alguna camioneta ó camioncito
que tenía su pronunciada bajada cerca de lo que actualmente hay un vivero (antes era casa de citas
– residencial) y también hacían bailes para carnaval, este local se llamaba “El Rosedal” (años
1950 al 1960). Bueno, por esas bajadas iban y venían con el transporte de ripio, ripiosa, áridos en
gral. y en la parte Sur del puente y fierro estaba la Barraca de Don Welindo Toledo, allí sabíamos
dar la vuelta hacia la izquierda cuando nos ibamos a pescar a Las Tienditas por La Isla con mi
amigo de la infancia (Héctor Gustavo Rufino). Continuamos navegando pasando por el actual
balneario y continuación de La Costanera el desemboque de los canales Avda. Esteco. A partir de
esta zona, el río se vuelve más tranquilo, no hay casi pedregales pero hay que tener cuidado en las
barrancas de ambos lados por si hay algún árbol caído, que pueden hacernos pasar un mal
momento. Pasando la calle Córdoba antes de pasar por el Puente carretero de la Avda. Tavella
sobre la margen derecha cerca de una cortada de ladrillos había una barranca alta y allí se formaba
un hermoso “pozo” (El Pozo de la Boga), tradicional lugar para la práctica de pesca con cañas
huecas tacuara, con piolin de algodón (de lo que usan los albañiles), obteniéndose muy buenas
pescas de bagres, bogas, dentudos y que, cuando crecía bastante el rio Arenales, subían por el Rio
Juramento (hasta la cercanías de San Lorenzo y Campo Quijano) algunos doraditos que eran
delicias de los pescadores (a veces llegaba el momento que costaba sacar algún bagre, por las
cantidades de doraditos), que comían a los que estaban en sartas dentro del agua. También en
estos lugares eran especiales para redear los sábalos, viejas del agua; también para bañarse, la
gente entraba por la calle Córdoba hasta el rio.
Cuando nosotros pasamos el “pozo de la boga”, estaban unos muchachos bañándose y tenían para
cruzar y pescar con redes un “Kayak”, estaba decorado y en la parte de adelante tenía la figura y
las letras de Yacaré, pasamos ese lugar después el puente de la avda. tavella, notándose a la
izquierda, los rellenos de esa zona donde ahora hay un barrio floreciente y por la derecha esta
Villa Lavalle, seguimos navegando y ya notamos que el rio Arenales empezó a ponerse más lento,
más angosto y más profundo. Menos mal que mi balsita tenia las paletas de ambos lados que me
permitía de alguna manera apurar la marcha, maniobrar y de paso mi hijo se agarraba de la caña
de pesca que llevaba en el segundo botecito arriba de toda la carga y de esta manera descansaba
de a ratos. La tarde iba cayendo, habíamos salido cerca de la cinco de la tarde, todavía hacia calor
y amenazaba la lluvia para la noche, así pasamos “El establecimiento de la escuela y
adiestramiento de perros” de la Policía de la provincia de Salta, que años atrás sabia estar cerca de
la rotonda de Limache y ese inmenso predio servia al Organismo de Obras sanitarias, pues allí
tenía su proceso de filtrado y tratamiento de líquidos cloacales de la ciudad y que una vez tratada
esta, salían las aguas servidas hacia el rio (este lugar se lo conocía como “Los Filtros”), no puedo
dejar mencionar a un gran amigo, socio del decano Club de Pesca “Salta” Don Alfredo Sánchez,
conocido como “El seco-vela”, que nos sabia proveer de carnadas consistente en las famosas
“Uncas” ó lombrices de las denominadas “Mansas”, una variedad de las que ahora se las dicen
“Californianas”, este amigo con los años supo albergar en su casa de Rondeau 1139 al Club de
caza y Pesca Gral. Martín Guemes, pasando ya por el “Filtro” llegamos al desemboque de otro
famoso lugar “El canal de las Avda. Virrey Toledo, antiguo cauce de aguas de partes del Rio
Vaqueros y Rio Wierna. Luego viene la zona del “Tinkunacu ó Playa de las Vacas”.
Posteriormente ingresamos donde era el Basural del Parque Industrial de la Pedrera, luego por el
“Cerro Bola”, se nos estaba haciendo la noche y decidimos con mi hijo pasar la noche en la parte
Este del rio, cerca de la Pedrera pues parece ser que la lluvia se nos venia encima, salimos y
preparamos el “campamento”
Esa noche, se largó una tormenta que ya la teníamos anticipada, acampamos en un corral
abandonado y había algo de leña, el grueso de la tormenta había sido para la ciudad, porque había
aumentado bastante el cauce ya con turbiedad, la lluvia algo nos había mojado, habíamos juntado
algo de leña seca y la protegimos de la lluvia. A la mañana temprano, luego de desayunar
preparamos las balsitas y salimos con precaución cerca de las nueve de la mañana, algo fresco esa
parte porque se forma como un “cobertizo” arriba de nuestra cabeza debido a que hay muchos
sauces de ambas margenes y arriba como se entrelazan las ramas de los árboles y tenían una
especie de decoración debido a las bolsitas de plásticos de la basura (nos recordaba a los adorno
de la calle en época de los corsos sobre la calle Belgrano). Una vez embarcados ya comenzamos a
navegar y en seguida llegamos al desemboque del arroyo de Rio Ancho, algunos desagües de
vertientes, “El cerrito largo” “lajas chicas y largas” parte de la Finca “La candelaria”. Luego
pasamos por las “Dos barrancas”, que nos impactó por el color de sus tierras y en la orilla de sus
barrancas había unos montículos como “toscas” de color casi negro y duros, cerca de estos lugares
desemboca un arroyo que sale de la finca Santa Elena, seguimos andando y estamos pasando por
el cruce de “Paso Sarmiento” (estamos ya a 19 Km. de la ciudad), en ese lugar desemboca un
desagüe de los “totorales” que vienen de las “tres lagunas” de la finca “Los Pinos”.
El rio por aquí tiene muchas curvas y contra curvas, con muchos árboles, predominan los sauces
grandes. En este lugar (Paso Sarmiento) es muy frecuentado por las familias para pasar el día.
Hay muchos “jejenes” y “zancudos”, la fauna por aquí se encuentra: chumucos, garzas, teros,
torcazas, sachas, urpilas, gallaretas (cresta roja y amarilla), cochapollas, miquilos, nutrias,
perdices, guaypos, martineta ó copetona, iguanas y coicitos. Seguimos avanzando por el rio y
llegamos a “Carahuasi”, por allí están los primeros pozos de “peñas de piedra y toscas” (pozos
que casi nunca cambian de fisonomía), por su geografía. Hay un lugarcito pintoresco “la cueva ó
la salamanca”, esta se forma por una erosión del agua en una pequeña lomita de tierra arcillosa y
con el paso de los años debido a la acción de las lluvias han formado un “socavón” de unos 2 a 3
metros de diámetro que termina al lado del camino, esta parte del camino fue motivo de varias
caídas de la bicicleta, allá por los años 1952 a 1960. Esta parte del rio se nota ya las correntadas
con piedras más grandes y se “alegran” las correntadas. Hay algunos ranchitos cerquita del rio,
pasamos por un lugar que se llama “El Ceibal ó Ceibalito” frente a la Finca El Remanso, por allí
desembocan en la parte Oeste del rio Arenales varios manantiales pequeños y por estos suben a
poblar, vivir, reproducirse las: yuscas, torillos, bagrecitos, sábalos, dentudos, bocachas, mojarras,
viejas, anguilas, crustaceo (parecido al ciempiés, que en otro lugares le dicen “patudos”) y viven
bajo de las piedras y es utilizado como carnada para bogas – bagres y dorados. Se nos hizo la
noche y acampamos frente de los manantiales de la Finca El remanso. El caudal de agua
aumentaba y la turbiedad era mayor, la correntada ya estaban bastante fuertecitas, se nos había
estropeado el pan y el azúcar entre otras cosas. Notamos que había una casita arriba de la barranca
y que daba a un “pozo” en el rio. Le encomendé a mi hijo José Luis, la tarea de visitarlos para ver
si lográbamos adquirir mercadería a fin de reponer la provisión que daño las lluvias anteriores.
Fue y volvió con azúcar, pan y un lindo pedazo de queso, me comentó que lo atendió un gaucho
que con los años me entere que era el capataz ó encargado de la Finca. Esa noche llovió y al otro
día nos pusimos a “yusquear”. El lugarcito era ideal, barranquitas bajas con recovecos y algo de
piedra, con alfombra verde la gramilla para caminar. Luego preparamos la “fritanga” y salimos,
pasamos frente al Manantial grande y varios chicos en una barranca de la parte Este del rio. Había
unos pescadores que habían estado la noche anterior, los saludamos, conversamos de pasada y nos
mostraron una “sarta” como de media docena de bagres medianos. Seguimos y el rio se abrió en
dos brazos, elegimos el de la izquierda, son partes cortas y con muchos obstáculos, hay varias
plantas de ceibo en la parte donde desembocan los manantiales, se escuchan cantar las charatas, la
vegetación es bien verde, monte alto tupido, hay que andar por las sendas con precaución,
churquis, talas, mistol, tuscas, algarrobo, ortigas gigantes, por esta parte ya comienzan las
barrancas altas, generalmente con su correspondiente pozo y después la correntada. Llegamos al
paraje Las Bolsas donde sabia vivir Don Francisco “Pancho” Aguirre, un criollo que juntamente
con sus hijos nos sabían brindar su humilde casita y su ganas de ayudar, aquí era el final de
nuestros numerosos viajes en bicicleta desde la ciudad de Salta a unos 35 kms. si veníamos por
“La Isla” y por el “Paso Sarmiento” empleábamos menos tiempo, siempre con mi caña hueca y mi
inseparable perrita “Piraña” arriba del portaequipaje y en compañía de mi amigo y padrino de
casamiento (Héctor Gustavo Rufino), así de incontables anécdotas, sabíamos llegar hasta su
ranchito, allí dejábamos las bicicletas y nos ibamos más abajo por medio de dos rastrojos, sin
desechar las correntadas y el pozo cerca de su ranchito, nos dirigíamos al corazón de los pozos
famosos, otro de los visitantes asiduo a este lugar era Don Francisco “Petiso” Meregaglia –
“Rengo di Pauli”(respetable hombre para el anzuelo) – Gente del Club “Las Tienditas” – Club
Villa San Antonio – Antonio Núñez (Kankly) – José y Julio Papetti – Gordito Sabant – Hojalatero
Acuña – Isidro García que con su recordado camioncito ibamos y veníamos a esos lugares.
Así pasamos la correntada del algarrobo grande –el primer pozo- y el rio dejó sin cauce al Pozo
Viejo (con la Tusca echada, lugar de tanto cortes de línea y de dorados grandes, con varios
anzuelos prendidos en su boca, esto se debía a que por aquellos años (antes de 1960, los
pescadores recién empezaron a usar las líneas de “nylon”, no se usaba por lo general el “reel”,
sino simplemente una caña de las denominadas “tacuaras” de un largo de 4 a 5 metros, con las
puntas finitas para tener mayor sensibilidad al tirón o pique de algún pez, pero la que más se
usaban eran las cañas “huecas”, también fijas, algunas tenían un largo de 6 metros, eran más
flexible que las tacuaras y la modalidad de pesca era por ese entonces la famosa “corchada” o sea
tirar la línea antes del objetivo y hacer correr la línea a favor de la corriente y hacer las veces que
sea necesario esta operación hasta conseguir algún pique del pez o sea la común “llevada” que es
cuando el pez toma la carnada y la lleva hacia abajo, arriba, al frente y a veces hacia la parte
nuestra a pesar de estar metido en el agua hasta la cintura a fines de ganar distancia sobre el
cauce. La línea que se usa debe tener un largo del doble de la caña a usar y en la parte fina una
“gomilla” para sujetar la línea en la punta. Continuando con la aventura pasamos por el famoso
pozo “come-perros” ó “traga-perros” – el pozo de la “redondela o del círculo” – pozo del “Turco
Mustafa” (Catamarca esquina pasaje Gauna, que en jardinera se sabía ir con sus hijos), luego
seguía el pozo “del mármol”, con sus enormes pedrones en el medio del río impedían el paso y
tuvimos que usar una soga gruesa para pasar con precaución por la parte izquierda, después venia
una tosca mocha, la correntada antes del pozo “tres cuevas” a la entrada de ésta a la izquierda
había una grieta donde tenían su guarida ó nidos “los murciélagos”. Más adelante ya en la última
barranca donde se junta el rio Arenales y el rio Rosario el lugar se llama “Las Garzas” . En este
lugar un poco más abajo el rio se estanca y se canaliza porque ingresa al dique “Cabra Corral”. Se
avanza muy poco por el viento en contra y no hay correntadas. Luego finalmente llegamos al
Paraje “La Maroma”. Nos felicitamos con mi hijo, dándole gracias a Dios y a la Pachamama por
el éxito. Empacamos las cosas en bultos para trasladarlos hasta la Ruta (a 4 km.) y esperar el
ómnibus (empresa Chávez) de regreso a casa.
SEGUNDA ETAPA
PARTIDA: Todavía no había terminado el verano, cuando a uno de mis hermanos (Luis Antonio
Fernández), se le ocurrió en unas de sus visitas a Salta, concretemos un viejo anhelo de él, poder
participar de un tramo por el rio Arenales hasta la “Hostería del rio Juramento” y así fue que
juntamente con mis otros hermanos menores (Miguel Ángel, Luis Antonio “Poly Fernán” y
Rafael Domingo) nos trasladamos en la “renoleta” por la “Pedrera” en dirección a “Las Tienditas”
a 40km., llevando en el portaequipaje “dos balsitas” infladas, sino las teníamos que inflar con la
boca, como en otras oportunidades. El camino por lo general es mediocre, una vez en la cima de
la “cuestita” de la tiendita uno puede apreciar en toda su magnitud el pueblo de “La Merced” –
“El Carril” y parte del curso del rio Arenales. Llegamos al lugar propicio para hacer los
preparativos para el raid, mientras nosotros preparamos las balsitas, mis hermanos hacían un
asado ya cerca de las una de la tarde. El lugar elegido para la partida era un pozo que estaba al
frente de una boca de un túnel de una mina abandonada. Luego de la partida al rato nomás el rio
se abría en dos brazos, tomamos el de la derecha y era bastante pronunciada la caída y pechaba
para una barranca baja cubierta de enredaderas bien tupidas en la cual se encontraba un sauce
grande echado en el agua que ocupaba casi la mitad del brazo del cauce. Yo pase primero pues
siempre era el puntero ó guía, así que cualquier problema que había le gritaba al que venia atrás.
Me pegue una “raspada” mas o menos, después lo pasó Luis también algo parecido- algunas cosas
cayeron al agua, la botella con kerosén, el farolito iban flotando (conseguí agarrarlas), se cayo un
rifle pero como estaba atado al bote, se salvó. Se mojaron dos frazadas, las escurrimos y seguimos
viaje. Pasamos por un pozo que una vez saqué una boga como de 3 Kilos y al abrirla tenia un
trozo de jabón de lavar de unos 5 centímetros (alargaditos) ¿habrá creído que era un trozo de
pescado?. Por estos lugares se le denominan “El Cable”, había una huella para transitar que iba
hasta cercanías del frente de “Las Garzas” hasta el paraje “San Simón” . Más adelante pasamos
por un lugar en la cual se sabían hacer concursos de Pesca por parte del Club de Pesca “Salta”, del
cual tuve el orgullo de ser Socio – Secretario – Cobrador y organizador de excursiones de
pescas en varios años (1.954 al 1.961). Pasamos unos que otros puestos con ganados y por esta
zona se venera al santo “San Simón” donde una parte de sus cerros hay una figura que se le
parece al “santo” y en el pueblo vive un criollo que le llaman “chueco Tolaba” (autor de mas de
cien versos). Por esta zona ya empieza por la parte Este del rio una cadena montañosa que
abarcara gran parte de este relato y que pertenece a la parte Oeste de “Las Trojas”. Seguimos
avanzando y pasamos por las fincas “Santa Ana” – “Osma” – “Saladillo”, cuando ya se esta
yendo la tarde y en la parte Oeste del rio se ve que parece una sala antigua, también vemos a los
flamencos rosados. Encontramos un lugarcito con un montecito lindo y decidimos pasar la noche
allí.
Prendimos un buen fuego, había abundante leña de tuscas, sauces y nos pusimos en tarea de secar
las dos frazadas que se mojaron mientras hacíamos comentarios sobre la marcha del día que viene
y poder pasar por donde estaban haciendo esa gran obra civil del “Dique Cabra Corral”. Luego de
cenar y café de por medio, escuchamos en el silencio de la noche, el bramar del rio, alguna “garza
mora”, una pareja de “zorros” distanciados uno del otro empezaron con su clásico “uac –uac” y la
correspondiente “fragancia” parecido al estrato de “quimpe”. Por fin nos dormimos. Al otro día
temprano nos despertaron algunas charatas, si bien mi hermano Poly tenia el rifle calibre 22 (de
propiedad de mi hermano que no pudo venir a Salta, se trata de José Marcial Fernández), las
charatas no estaban tan cerca y además no era la temporada, así que desayunamos con un poco de
“bagre frito” que saco Luis con caña fija por la noche, preparamos todo y partimos a las 10 de la
mañana. Al rato nomás estábamos con la junta del rio Guachipas, por esta zona la visión es más
amplia. Después de saludar a los trabajadores que estaban en lo alto de las obras (paredón de
hormigón armado) continuamos y pasamos por el lugar conocido como “la garganta del diablo”
famosos lugares de pescas, por haber allí pozos con peñas seguidos de correntadas y en parte va
“encajonado” entre dos imponentes cerros (aquí nos sacamos fotos que luego fueron publicados
con los comentarios respectivos en el matutino de Salta “Diario El Tribuno”. Ya se estaba por
poner el sol y había varios quebrachitos secos arriba de una “lomita” en la cual se asentaban a
cada rato “las Torcazas” y Poly cazó como 6, con la espera de las torcazas se nos hizo ya casi
oscuro, yo salí y amarré la balsita a unas raíces gruesas, me puse a esperar por Poly cuando veo
que por medio del rio venia un bulto que era la balsita de mi hermano, así que me tire al rio a
tratar de agarrarla y lo logré. Resulta que después me contó que en partes que nos teníamos que
bajar por los pedregones que hay en el medio del rio, se golpeó la rodilla ó la “cañilla” y se le
escapó la balsita. En fin, sacamos las cosas y las alzamos arriba de la barranca que no era tan alta,
limpiamos el lugar, leña había abundante, nos pusimos a pelar las torcazas, preparamos el tarro
para el café mientras le comentaba a Poly que en estos lugares de “Peñas Azules”, allá por el año
1.958 se realizó el Primer Campeonato Abierto del Norte Argentino de Pesca Variada de Río,
entre los clubes de pesca “Salta” y el “círculo de pescadores” de Salta, el ganador de ese certamen
fue el club primeramente mencionado, con la pareja (Manuel José Fernández y Bautista di Pauli)
y el primer premio individual (9 bagres) – una anécdota – cuando fuimos todos los pescadores –
50- a orilla del rio para hacer un homenaje a los pescadores fallecidos, depositaron una palma de
flores en el agua, luego dieron la orden del comienzo del certamen y todos corrieron a buscar los
mejores lugares, yo me fui para abajo y a duras penas pasé para la banda, comencé con la
“corchada”, ya tenia 4 bagres, cuando de repente una de esas “corridas” sentí un gran tirón que
me sorprendió por lo pesado y a duras penas “clave” y por ese entonces había una disposición
“que todo pescador debía usar el novedoso reel” y las dimensiones de la caña no importaban
tanto, cuando empecé querer traerlo (pensaba que enganche el premio mayor) me di con la
novedad que el pez no era cosa que sino la “palma de flores” que fue arrojada aguas arriba, en fin.
Mi hermano Poly era un excelente cocinero, hizo un arroz muy bueno con las palomas fritas.
Mientras cenábamos, le comentaba que el nombre del lugar en que estábamos proviene de la finca
Peñas Azules (la peña tiene unas estrías blanquecinas como de ceniza y que sobre el fondo oscuro
de los cerros parecen que fueran celeste claro) y que atrás de los cerros esta la finca “El Presidio”
en la cual hay un cerro de forma circular y que a los hombres que se los sabían castigar, los
llevaban allí y los bajaban con “lazos yapados” para que así los condenados no pudieran volver a
subir (a veces me pregunto si habrá sido verdad esto). Más tarde nos acomodamos cerca del
“fueguito” y nos dormimos.
Por esa zona hace un poco de frió de noche y por las mañanas, así que tenemos que salir algo
tardecito. Las correntadas impresionan por sus bellezas, pasamos por paredes casi verticales.
Dejamos ya atrás la finca Peña Azules de la Flia. Ramírez, gente criolla, siempre tendiente a dar
una mano, por lo cual su humilde casa siempre esta visitada por familias pescadoras, fiestas
patronales,etc. Peñas Azules y La troja fueron en aquellos años famosos por sus zonas para la
pesca de “Dorados” en tamaños y cantidades, la calidad de sus peces, por los minerales de las
piedras. Más adelante pasamos por un cable carril y las bases de hormigón arriba de una barranca.
Las correntadas siguen una tras de otra, no se cortan, menos mal que tenemos las cañas
(botadores) que lo utilizamos como si fueran remos a fin de esquivar en lo posible las grandes
piedras que están en el medio del cauce. Hay muchos mosquitos (jejenes) que de vez en cuando
hacen de las suyas, por donde estamos pasando están los famosos “cajones” de Peña Azules que
es limite con los “cajones” de Las Trojas, lugares muy buscados para pescar dorados grandes de
10 o más kilos (a esta zona sabia venir Don Virgilio García, Saturnino Básalo, José Luis
Carattoni, Enrique Peláez, Edmundo Lávaque y el suscripto, sabíamos entrar por la Pedrera a las
Salas de Las trojas y desde allí hacia el río por medio de rastrojos, nos dirigíamos a los cajones a
caballo ó caminando.
Paramos a comer el resto de arroz con las “torcacitas” como a las 4 de la tarde, por esta parte casi
no hay monte, es zona agreste, de vez en cuando en lo alto se veía dos cóndores. Ya esta por
oscurecer y en eso que estamos buscando un lugarcito para acampar vimos un “puma” tomando
agua y más tarde un zorro.
Habíamos acampado en un lugar abrigado mejor que la noche anterior, teníamos una especie de
codo natural arriba de una barranca pero el espacio más que suficiente (incluso teníamos un
algarrobo grande para protegernos del rocío, como siempre limpiamos el lugar de ramitas chicas,
hojarascas, algunas piedras chicas, etc. A consecuencia del calor del fuego aparecieron algunos
bichitos como ser: Alacranes, araña pollito, ciempiés. Matamos los que pudimos para evitar
problemas, pasaron las horas y no volvieron a aparecer. Ya amaneció y como todos los días antes
de salir inflamos algo con la boca los botecitos y nuevamente volvimos a partir. Las correntadas
ahora están un poco más calmadas, estamos pasando ya casi por Las trojas donde vive otro
gaucho Don Ladislao Hoyos, el vive a la bajada de la “cuestita del coro”. Por la zona habitan las
famosas perdices “alas coloradas”, pavas del monte, chanchos rocillos, zorros, pumas, gatos del
monte, charatas, perdiz-paloma, bumbunas, corzuelas, quirquincho bola, mulitas, gualacates.
Recordaba que antes sabía organizar pescas a esta zona y nos sabía traer en su camión Don
Carattoni (el vehículo un poco destartalado, pero seguro, buen conductor y mecánico, excelente
pescador). También veníamos con Don Edmundo Lávaque que entonces presidía “El Club de
Pesca Salta” y en alguna oportunidad el Sr. Félix “mono” Aranda. Volviendo a la aventura, ya
dejamos atrás la figura del imponente “cerro El Crestón”, lleno de misterios con su variada fauna
(venados, cóndores) y los supuestos “tesoros ocultos” en algunas de sus cuevas y sus leyenda
sobre la aparición del famoso “ucumar ó ucumari”. Estamos pasando por el “arroyo de los
negros” que pasa por la sala de Las Trojas. Seguimos navegando y así estamos llegando a la
barranca alta del “campamento Tolentino Montoya” lugar donde se realizaba casi todos los
concursos y campeonatos de pesca como ser: Vecinal del Diario El Tribuno (1967) – Vecinal de
los Barrios. Recordando aquellos años y lugares llegamos a nuestro destino, allí nos esperaba en
el puente de la hostería del rio Juramento desde hace dos días mi hermano Miguel Ángel y mi
sobrino Pedrito Oscar Acosta
FIN