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Introducción
La Pirámide y el Laberinto
Etiología del laberinto
El sueño del laberinto
El mapa del laberinto
El viajero y la muerte
El champán de Bolívar se dirige al infierno
La visión mundialista del libertador
El Viajero Infernal
Antecedentes literarios del viajero infernal
El espejo de la muerte
Lecturas de la muerte
Mambrú en pos del fantasma del padre
La figura del viajero infernal
Notas
Introducción
Notas
1
La obra Cosmos es una descripción física del
mundo; una síntesis secular de todos los conocimientos
sobre las ciencias naturales, que pensó Humboldt desde
su viaje a América. La obra fue publicada en cuatro
volúmenes entre 1845-1858. Ver Cosmos: a sketch of a
physical description of the univers. London: H.G. Bohn,
1849-1858 Bon’s Scientific Library.
2
Ver García Márquez. Gabriel. El general en su
laberinto. Bogotá. Oveja Negra. 1989.p. 87.
3
La ceniza del libertador. Bogotá. Planeta, 1987.
4
Américo Vespucio fue un cosmógrafo italiano de
poca relevancia que viajó por primera vez al continente
en el año de 1499 junto con Alonso de Ojeda. Aún se
desconoce la razón por la cual el continente tomó su
nombre, y no el de Cristóbal Colón.
5
Desde diciembre 1819, fecha de la Ley Fundamental
que constituyó la República de Colombia hasta 1886, el
país tuvo cinco nombres diferentes, y seis constituciones
distintas: La Gran Colombia. 1819-1830, Nueva Granada.
1832-1858. Confederación Granadina. 1858-1863,
Estados Unidos de Colombia, 1863-1886 y República
de Colombia, de 1886 hasta nuestros días. Las seis
constituciones son: la de 1821, 1832, 1843, 1853, 1858
y 1886. Ver:
Tirado Mejía Alvaro: «El estado y la política en el siglo
XIX, publicado en Manual de historia de Colombia. Tomo
II, Procultura-Colcultura. Bogotá, 5982, p. 328-329.
6
Ver Viajeros por Colombia. Varios autores. Colcultura,
Biblioteca V Centenario, Bogotá, 1992.
7
La Comisión Corográfica fue creada en 1850 y tenía
como objeto hacer un diagnóstico sobre el país. Dirigida
por Agustín Codazzi esta comisión era interdisciplinaria
y estuvo compuesta por escritores e intelectuales como
Manuel Ancízar, y pintores como Fernández, Paz y Price.
8
Peregrinación de Alpha. Tomo I y II. Bogotá. Biblioteca
Banco Popular. Bogotá, 1984.
9
De sobremesa. Prólogo de Rafael Gutiérrez
Girardot. Bogotá, El Ancora editores, 1993.
10
Ver Affergan, Francis. Exotismo et altérité. Paris,
PUF, 1987, p. 61.
«Barba Jacob, el mensajero. México, Séptimo círculo,
1984.
12
La vorágine. México, Editorial Diana, 1948.
13
Ver Dante, Alighieri. La divine comédie. Belgique.
Marabout Géant Ilustré. 1962.
14
Op. citi.
15
Viaje a pie. Bogotá, Editorial Bedout, 4a edición, 1974.
16
Nombre de la finca donde vivió el filósofo ubicada
en Envigado. Antioquia.
l7
Ver White, Kenneth. L´esprit nomade. París, Grasset,
1987, p. 17.
18
Cuatro años a bordo de mí mismo. Bogotá, Editorial
Oveja negra, 1985.
19
El buen salvaje. Barcelona. Editorial Destino, 1965.
20
Fugas o Biografía de un embustero, Bogotá, Editorial
Planeta, 1992.
21
El viaje triunfal. Bogotá, Tercer Mundo, 1993.
22
Citado por K. White. Op. cit., p. 44-45.
2?
La expresión «ciudadano del mundo» aparece en
las conversaciones con Goethe, de ]. R. Eckermann,
cuando el autor alemán se refiere a Jean-Jacques
Ampere, historiador de la literatura francesa: «We must
not forget, that Ampere has attained a level of culture
high above that national prejudice, apprehension, and
narrow-mindedness of his compatriots; in spirit he has
far more a citizen of the world than a citizen of Paris. But
I see the time approaching when there will be thousands
in France who think as he does». (No lo olvidemos;
Ampère ha alcanzado un nivel cultural más allá del
prejuicio nacionalista, aprehensión y miopía de sus
compatriotas; en el espíritu él es más un ciudadano del
mundo que un ciudadano de París. Ya veo acercarse el
tiempo cuando miles de personas en Francia piensen
como él). Ver Conversations with Goethe, J. R.
Echermann. New York, Frederinck Ungar Publishing Co,
1964.
24
Los elementos del desastre. Buenos Aires, Losada,
1953. La nieve del almirante. Madrid, Alianza, 1986. Ilona
llega con la lluvia. Bogotá, Oveja Negra, 1987. La última
escala del Tramp Steamer. Bogotá. Arango editores,
1989. Un bel Morir. Bogotá. Editorial Norma. \989.
Amirbar. Bogotá. Norma, 1990. Abdul Bashur, sonador
de navíos. Bogotá. Norma. 1991. Tríptico de mar y tierra.
Bogotá. Norma, 1995.
25
Echeverri Mejía, Arturo. Novelas y cuentos. Medellín.
Ediciones Autores Antioqueños. Tomo 1. l994.
26
Mambrú. Bogotá, Alfaguara. 1996.
27
Virgilio. La Eneida. Madrid. Editorial Porrúa. 1990.
28
Rulfo. Juan. Pedro Páramo. México. FCE. 1955
29
Ver Thérien, Gilles. «Le teóros et 1’image», p. 161.
30
Thérien G. «Lecture, scalaire et complexitéw. Inédito,
Montreal, 1994.
31
Ver Rincón, Carlos. Mapas y pliegues. Bogotá.
Colcultura. 1996.
32
Op. cit., p. 10.
EL VIAJE Y DESCUBRIMIENTO
DEL NUEVO MUNDO
Semiosis ___Interpretación
Literatura
descriptiva___________Nombrar___________Siglo
XVI
Literatura
naturalista___________Clasificar___________Siglos
XVIII-XIX
Ficción
itinerante______________Reconocer__________Siglo
XX
EDAD MEDIA
Jerusalén
El cristianismo
Los judíos
El islam
Los bárbaros
Las humanidades
monstruosas
RENACIMIENTO
Dios
El Rey y el Papa
Los nobles
Los pobres
Los salvajes
Los demonios
El anticristo
Satanás
El emblema de la cruz
El uso de la espada
La lengua.
La novela de viaje
Él mismo, responde:
[...]Y esa risa sin rostro y sin alma, sin labios que la
corrigieran, sin ojos que la humanizaran, me pareció
vengativa, torturadora, y a través de los días que corren,
me repite su mueca desde ultratumba y me estremece
de pavor93.
Y Sucre dirá:
El viajero y la muerte
Amanece.
El aire es casi frío, en la distancia brilla el alba como
un blando telón de arena, empiezan a espolvorearse las
sombras. Cantan las primeras aves, las iniciales,
aquellas que la noche que huye va despertando a gotas,
hace girar en sus nidos, aletear tímidamente en las
ramas. Una gran franja anaranjada se insinúa al oriente.
Rayón de luz como de frutas que chorrean, lámpara de
todos los días. Es que termina la primera noche de a
bordo. Noche misteriosa, confusa, borrón sin límite entre
lo verdadero y lo soñado. ¿Acaso lo soñado no es
también lo verdadero? Quizás, sí, cierto, señor. Pero las
máquinas que braman en la bodega, la rueda de aspas
que gira en la proa no son cosas soñadas... Son
mecanismos verdaderos que empujan al navío, que lo
arrastran con su cascarón hacia su destino206.
Así, la imagen de la barca de Caronte vuelve a
aparecer en la rueda de historia, pero ésta vez ya no
entre los griegos, los etruscos, los bretones o los
hindúes sino en el corazón de nuestra cultura.
Notas
1 Ver: Dubois, Claude-Gilbert. L’imaginaire de la renaissance
. PUF, Paris, 1985
2 Esta nueva visión del mundo se opone a la concepción
aristoteliana que plantea un universo eterno, infinito e
indestructible.
3 Affergan, Francis. Exotisme et alterité . PUF, Paris, 1987
4 Ver el ensayo tiulado: «La découverte de l’inconscient et
l’invention de la psychanalyse», aparecidoen el libro :
L’imaginaire de la découverte. Dubois, UniversitÚ Michel de
Montaigne-Bordeaux 3, Bordeaux, 1994.
5 Ver: Thérien, Gilles. L’indien imaginaire . Artículo: «Le
spectacle sauvage».Groupe de Recherches d’ études
Littéraires. GREL. UQAM, MontrÚal, 1991.
6 Ver: Colomb,Christophe. Oeuvres.Jorunal. Editions
Lequenne et alii, FM La découverte, Paris, 1992.
7 El término speculum va a ser reemplazado en el
Renacimiento por theatrum o teatro de la naturaleza. Así, el
salto de lo especular a lo espectacular refleja un cambio de
mentalidad; del mimetismo natual a la dramatización barroca
(Dubois). A propósito del descubrimiento de América,Thérien
va a retomar este concepto y lo definirá como el espectßculo
salvaje . Affergan, por su parte, lo definirß como una
aprehensión catastrófica del otro.
8 Cit. Affergan.
9 White retoma el concepto anarquista de los rusos de
finales del siglo pasado que, ante todo eran críticos literarios y
tenían una visión abierta frente al mundo. «Anarquista sin
bombas ni banderas», dice. Asimismo, el nihilismo para White
no significa la visión negativa que se tiene.» Nihilismo no es
nada, es despejar algo positivo».
10 Ver: La formación del espíritu científico, de Bachelard, y
Las palabras y las cosas, de Foucault.
11 Hoy en día esa relación ambivalente, de incertidumbre
o entrega total, se ha desplazado hacia los Estados Unidos,
sin que a·n tengamos claro cußl es el tipo de relaciones que
se deben establecer con este país.
12 Ver: Platon Oeuvres ComplÞtes. Tome troisiéme. Editions
Garnier, Paris, 1958
1317 Por su pensamiento orientalista, Gonzßlez ha sido
estigmatizadoen elpaís. De ahí la necesidad de hacer una nueva
lectura de su obra. La intelectualidad oficial y sobretodo, los
acadÚmicos que no aceptan un pensamiento libre por fuera
del racionalismo europeo lo tildaron de anarquista (en el mal
sentido de la palabra) . Otros, lo tildaron de loco (en el mal
sentidode la palabra). Como se sabe, González llegó a crear
las bases de un pensamiento nómada cuyos representantes a
destacar fueron, entreotros,Porfirio Barba Jacob (1887-1942)
y Estanislao Zuleta (1935- l990). Barba Jacob, por superiplo
incesante por América; Zuleta,por su periplo incesante por
elpensamiento. La figura del poeta Barba Jacob quien murió
en México va a ser estudiada aquí a través de la novela de
viaje deFernando Vallejo, Barba Jacob, el mensajero (1984).
Zuleta, como su maestro, años más tarde fue objeto de la
incomprensión por parte de los teólogos estructuralistas de
los años setenta. Asimismo, hay que anotar que el movimiento
Nadaísta de los sesenta tomó su bandera y hubo exponentes
como Gonzalo Arango, Jotamario, Fanny Buitrago, y René
Rebetez, que vivieron en las islas de San Andrés y Pro-videncia,
a la manera de Thoreau y Gauguin.
Posteriormente aldescubrimiento de González, la literatura
colombiana ha intentado establecer el puente con el oriente.
En la narrativa colombiana, el ejemplo a destacar lo apreciamos
en la novela de viaje de Eduardo García Aguilar (1950- ), El
viaje triunfal, donde el protagonista Faría Utrillo, dice: «Nos
atrae el Oriente por la similitud que encontramos entre sus
expresiones y nuestras culturas prehispánicas. Hace unos años
descubrimos unas figurillas de Comalcalco, en la península de
Yucatán, que parecían chinas. Cuerpos voluminosos como de
mandarines e incluso parecidos a samurais y sus rostros
poseÝan ojos oblicuos».
14 Ver, Thérien Gilles. L’indien imaginaire.
15 Op. citada en la bibliografÝa.
162O La obra de Maffei fue publicada en Florencia,1588; la
obra de Acosta fue publicada en español, en Sevilla, 1590. Ver
biliografía.
21 El Atlas minor de Guerard Mercator fue traducidode latín
al francés en l613; el autor incluye una carte des religions rica
en una codificación simbólica de la época.
44
Ibid., p. 90-91.
45
Ibid., p. 91-92.
46
Entre la narrativa hispanoamericana, podemos destacar:
Paradiso de José Lezama Lima, El siglo de las luces de Alejo
Carpentier, y El mundo alucinante de Reynaldo Arenas.
47
La tejedora de coronas. Op. cit., p. 100.
48
Ibid., p. 101.
49
Ibid., p. 159.
50 Ver Manual de historia de Colombia Varios autores
Colcultura. Op.cit. Histoire de la Colombie: de la conquête à
nos jours . Minandier, J.P., Paris, L’Harmattan, 1991.Ver
también: L’Amérique precolombienne: essai sur l’origine de sa
civilisation. Gagnon, Ch. A. Québec, La Flamme et Proulx,
1908.
51
Ver « La actividad artística en el siglo XIX » de Eugenio
Barney Cabrera, publicado en Manuel de Historia de Colombia.
Tomo II. Op. cit., p. 597.
52 Schama utiliza el vocablo depict en inglés, que significa:
representar, retratar, pintar, describir. Op. cit., p.122-123.
53 «We see it as being outside ourselves even though it is
only a mental representation of what we experience on the
side» (Todo lo que vemos de afuera es sólo una representación
mental de nuestras experiencias), dice Magritte citado por
Schama., p. 12.
54 Uno de los lugares oscuros de la tierra.
55
La Vorágine. Op. cit., p. 97-98.
56
Op. cit., p.18.
57
Ibid., p. 21.
58
Ibid., p. 95-96.
59
Ibid., p. 135.
60
Ibid., p. 137.
61
Ibid., p. 9.
62
Ibid., p. 27.
63
Ibid., p. 99.
64
Ibid., p. 181.
65
Barba Jacob, el mensajero. Op.cit., p. 449-450.
66
Ibid., p. 472.
67
La ceniza del libertador. Op. cit., p. 36.
68
El general en su laberinto. Op. cit., p. 144.
69
El mulato Correa dice « yanos », por querer decir
« llanos ». La Vorágine. Op.cit. p. 121
70
Ibid., p. 125.
71
Ibid., p. 181-138.
72
Ibid., p. 138.
73
Ibid., p. 192.
74 Ver Philippe Ariès. L’homme devant la mort. Seuil, Paris,
1977. , p. 385.
75 Si es cierto que Bataille ve en Sade un pensamiento que
podría ser una aberración, también reconoce que en la paradoja
muerte - placer sexual, el marqués revela una terrible verdad
para los hombres.
«Le secret n’est malheureusement que trop sûr, observe
Sade, et il n’y a pas un libertin un peu ancré dans le vice qui ne
sache combien le meurtre a d’empire sur les sens...» Il n’est
pas de meilleur moyen pour se familiariser avec la mort que de
l’allier á une idée libertine». (El secreto no es, desgraciadamente,
más que seguro. No hay un libertino anclado en el vicio que no
sepa que el asesinato pertenece al imperio de los sentidos...
No hay mejor medio para familiarizarse con la muerte que ligarla
a una idea libertina). Citado por Bataille, Op. cit., p. 17-18.
76
La otra raya del tigre. Op. cit., p. 9.
77 Ver: Tirado Mejía, Alvaro: «El Estado y la política en el
siglo XIX», aparecido en Manual de historia de Colombia.Tomo
II. Op. cit., p. 325.
78
La otra raya del tigre. Op. cit., p. 9.
79 La mayor parte de la tripulación que vino con Colón era
gente salida de las cárceles, perseguidos por la justicia,
desempleados y marginales, que no tenían nada que perder. A
propósito de esto, ver Lallement y Minandier.
80
La otra raya del tigre. Op. cit., p. 9-10.
81
Ibid., p. 38.
82
Ibid., p. 79.
83 Después de la explotación del caucho siguió la
explotación de la piel de tigrillo y hoy, a unas cuantas horas
que termine el siglo XX, vivimos la explotación de la hoja de
coca, dejando una estela de violencia en todo el territorio
nacional.
84 Hoy en día, esta situación tiende a cambiar debido a los
masivos procesos de migración que vive Canadá, y que cada
vez conducen a la creación de una sociedad canadiense multi-
étnica y cultural.
85
La otra raya del tigre. Op.cit., p. 81-82.
86
Ibid., p. 84.
87
Ibid., p. 137-138.
88
Ibid., p. 97.
89
La vorágine. Op. cit., p. 45.
90
Ibid., p. 45.
91
Ibid., p. 72.
92
Ibid., p. 90.
93
Ibid., p. 117-120.
94
Ibid., p. 142-143.
95 Op. cit., p. 338.
96 Bachelard Gaston. L’eau et les rêves. Op. cit., p. 111.
97
Citado por F.Vallejo., p. 48.
98
La otra raya del tigre. Op. cit., p. 10.
99
Ibid., p. 15-16.
100
Ibid., p. 36-37.
101
Ibid., p. 48.
102 Sobre la cultura negra, ver la novela Changó, el gran
putas de Manuel Zapata Olivella, Bogotá, Oveja Negra, 1983.
103
Thérien, G. « L’empire et les barbares ». Cinémas. Revue
d’Etudes cinématographiques. Vol 1, Montréal, Automne, 1990,
p. 14-15.
104
Ibid., p.16.
105
Mapas y pliegues. Op.cit., p. 73.
106
Ver prólogo de José María Samper. Peregrinación de alpha.
Op. cit.
107
Ibid., tomo I, p. 102.
108
Ibid., tomo I, p. 26.
109
Ibid., tomo I, p. 119-120.
110
Ibid., tomo I, p. 120.
111
Ibid., tomo I, p. 49.
112
Ibid., tomo II, p. 206-209.
113
En la lucha por construír una cartografía imaginaria, hay
que señalar que Cien años de soledad es la novela que mejor
representa la memoria y cultura del país. Escrita treinta y ocho
años después de la obra de F. González, la obra de García
Márquez no es estrictamente una novela de viaje; es la novela
fundacional de un pueblo y de una memoria. Asimismo, la
novela de ciudad desarrollada a partir de la década del setenta,
es un valioso aporte por construír un imaginario colectivo. Dentro
de esta múltiple vertiente que merecería una investigación
exhaustiva, podemos citar, entre otras : Aire de tango (1973)
de Manuel Mejía Vallejo, Que viva la música (1977) de Andrés
Caicedo, Para matar el tiempo (1978) de Eligio García, Sin
remedio (1984) de Antonio Caballero, Los parientes de Ester
(1984) de Luis Fayad, Tuyo es mi corazón (1984) de Juan José
Hoyos, Acelere (1985) de Alberto Esquivel, En diciembre
llegaban las brisas (1987) de Marvel Moreno, Débora Khruel
(1985) de Ramón Illán Bacca, y Perder es cuestión de método
(1997), de Santiago Gamboa.
114
Spengler, Oswald. Le déclin de l’Occident . Paris,
Gallimard. Tomos I-II, 1948.
115
Callois, Roger. Cases d’un échiquier. Paris, Gallimard,
1970.
116
Op.cit.
117
Citado por K. White en L’esprit nomade.
118
Ibid., p.257.
119
Op.cit.
120
Eliade, Mircea. Naissances mystiques. Essais sur
quelques types d’initiation. París, Gallimard, 1959.
121
Viaje a pie. Op. cit. p. 14-15.
122
Ibid., p. 63.
123
Ibid., p. 84-208.
124
Ibid., p. 208-209.
125
Ibid., p. 61-91.
126
Ibid., p. 62.
127
Ibid., p. 66.
128
Ibid., p. 58.
129
Ibid., p. 215.
130
Ibid., p. 45.
131
Ibid., p. 68-52.
132
Ibid., p. 50-51.
133
Ibid., p. 53-54.
134
Ibid., p. 59.
135
Ibid., p. 145.
136
Ibid., p. 118.
137
Ibid., p. 14.
138
Ibid., p. 71-72.
139
Ibid., p. 253-254.
140
Cuatro años a bordo de mí mismo. Op. cit., p. 12.
141
Ibid., p. 12.
142
Ibid., p. 57-58.
143
Ibid., p. 114.
144
Ibid., p. 221-222.
145
Ver La figure du dehors. París. Grasset, 1987.
146
Cuando partas hacia Itaca/pide que tu camino sea rico
en aventuras y conocimientros… Ver el poema : « Ithaca ».
Œuvres poétiques. Editions Imprimerie Nationale. Poema 31.
147
Ver Virgilio. Op. cit.
148
« París était bloqué, affamé et ralant. Les moineaux se
faisaient bien rares sur les toits et les égouts se dépeuplaient.
On mangeait n’importe quoi »; dirá Maupassant en el cuento
« Deux amis ». (Paris estaba bloqueadam hambrienta y
agonizante. Los gorriones eran raros sobre los techos y las
cañerías estaban vacías. Se comía cualquier cosa).
149
Mapas y Pliegues. Op. cit., p. 73.
150
En la mitología griega, el río de las « espumas blancas »
alude a Afrodita, la diosa del amor. « Aphrós » quiere decir en
griego « espumas » ; « dyte » viene del verbo « dyomai », y
significa, « penetrar ». Ver Diccionario mitológico de Carlos
Gaytán. México, Diana, 1983
151
Se refiere a la obra El buscón. Francisco de Quevedo.
Madrid, Espasa-Calpe, 1967
152
Citado por O. Collazos. Fugas. Op. cit., p. 187.
153
Ibid., p. 182.
154
El Viaje triunfal. OP. cit.
155
El viaje triunfal.Op. cit., p. 101.
156
El buen salvaje. Op. cit., p. 29.
157
La expresión « hijo del mundo » aparece en Fausto.
Barcelona, Ediciones Aguilar, 1980., p. 185.
158
Barba Jacob, el mensajero. Op. cit.
159
Ibid., p. 57.
160
Poema « El espejo ». Citado por F. Vallejo., p. 147.
161
Citado por F. Vallejo., p.33.
162
Poema « Oh Noche ». Ver Obra poética. Medellín,
Editorial Bedout., p. 41.
163
Ibid., p. 91.
164
Citado por F. Vallejo., p. 73-74.
165
Citado por F. Vallejo., p. 52.
166
Obra poética. Op. cit., p. 64-65.
167
Barba Jacob, el mensajero. Op. cit., p. 123.
168
Ver Vie d’Arthur Rimbaud. Op. cit.
169
Ibid., p. 61-62.
170
Op.cit., p. 466.
171
Ibid., p. 466-467.
172
Poema « Acuarimántima ». Obra poética., p. 67.
173
Citado por F. Vallejo., p. 30.
174
Ibid., p. 51.
175
Ibid., p. 105-106.
176
Obra poética. Op. cit., p. 108.
177
Los elementos del desastre. Buenos Aires, Losada, 1953.
Op. cit.
178
Ver Summa de Maqroll el Gaviero. Madrid, Visor, 1992,
p. 38.
179
Op. cit.
180
Un bel morir. Op. cit. p. 112.
181
La nieve del almirante. Madrid, Alianza, 1986., p. 138-
139.
182
Ibid., p. 127.
183
Nueve ensayos dantescos. Ver Prólogo de Marcos Ricardo
Barnatán. Op. cit.
184
Ver el artículo: « L’empire et les barbares ». Op. cit.
185
La etiología es la teoría de las causas, y se aplica a la
biología y origen de las especies. Aquí hemos reemplazado la
palabra « etimología » por « etiología » para establecer una
relación directa entre el origen de las palabras y el origen de la
especie humana. Es decir, entre el origen del lenguaje y el
hombre.
186
Ver Diccionario mitológico. Op. cit.
187
Ver poema « El laberinto ».Obra poética. Buenos Aires,
Emecé, 1964.188 El último rostro. Madrid, Ediciones Siruela,
1990.
189
Ibid., p. 42.
190
Ibid., p. 46.
191
Ibid., p. 55.
192
El general en su laberinto. Op.cit., p. 284.
193
Ibid., p. 44.
194
Ibid., p. 155.
195
Ibid., p. 158.
196
Ibid., p. 27.
197
Ibid., p. 103.
198
Ibid., p. 108.
199
Ibid., p. 204.
200
Ibid., p. 128.
201
Ver Tirado Mejía, Alvaro : « El Estado y la política en el
siglo XIX » en Manual de Historia de Colombia. Op. cit.
202
El general en su laberinto. Ibid., p. 49
203
Bachelard, Gaston.L’eau et les rêves.Op. cit. p. 1
204
La ceniza del libertador. Op. cit., p. 175.
205
Ibid., p. 75.
206
Sobre el marqués de Sade, ver la lectura que hace de su
obra George Bataille en su libro L’érotisme , y Philippe Ariès en
L’homme devant la mort.
207
La ceniza del libertador. Op.cit., p. 202.
208
Ibid., p. 306.