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Grupo 6

Estefanía Hernández
Mónica Ruiz Díaz
Marcos Paez
Patricia Duró

Detrás del muro (Un mundo ideal)


Facebook, luces y sombras

En un alba sin pájaros el mago vio cernirse contra los muros el incendio
concéntrico. Por un instante, pensó refugiarse en las aguas, pero luego
comprendió que la muerte venía a coronar su vejez y a absolverlo de sus
trabajos. Caminó contra los jirones de fuego. Éstos no mordieron su
carne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión. Con
alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una
apariencia, que otro estaba soñándolo.1

Primero, para situarnos, debemos entender que Facebook se encuentra dentro


de lo que llamamos la Web 2.0. FB es una red social que permite un nuevo tipo de relación
entre los usuarios, por ejemplo podemos compartir a través de los muros ideas, eventos,
fotos, videos y pensamientos con personas vinculadas directamente a nuestro propio
entramado social, o con personas con las cuales casi no tenemos lazos de ningún tipo. Al
mismo tiempo, la plataforma permite que los contactos que cada usuario tenga en su perfil
de FB puedan interactuar y originar nuevas actividades a partir de dichas acciones. Esto
permite que se puedan afianzar lazos preexistentes, o generar mayor vínculo con aquellas
personas que no pertenecen al entorno más cercano del usuario (sea porque las distancias
geográficas y/o temporales así lo determinan o porque estas relaciones fueron generadas a
partir de dicha plataforma o alguna otra red social, entre otras cuestiones)

¿Qué es construir identidad en FB? ¿Cómo se construye? Según el


diccionario, la identidad es “la distinción de cualquier tipo entre cualquier persona, animal o
cosa y sus semejantes. Se refiere al ente que existe como idéntico a sí mismo en el tiempo
y el espacio; una noción del “ser en sí”; es el conjunto de rasgos propios de un individuo o
de una colectividad que lo caracterizan frente a los otros”.

Para muchos de nosotros, la identidad es un tema complejo y ligado a nuestra


historia reciente, es un tema sin resolver, es una herida profunda inscripta en nuestra
identidad social. Hablar de identidad es también hablar de las apropiaciones de identidad
que han sufrido cientos de bebes, aquí nomás muy cerca en el tiempo y el espacio. Por eso
nos cuesta aceptar, o tal vez nos negamos a hacerlo, que la identidad pueda ser falseada,
desvirtuada. Si es cierto que la identidad es aquello que nos singulariza, que nos
individualiza, nosotros pudimos comprobar, por ejemplo, que a la protagonista del video 2,
que presentamos recientemente, la definen sus tres perfiles, ella es capaz de interactuar
simulando ser otro. Y sostenemos que eso no nos habilita para decir que ella tiene tres
identidades diferentes. De igual forma que no podemos decir que cada escritor o actor

1
Las ruinas circulares. Ficciones. J.L.Borges
2
Hacemos referencia a un video, realizado por este mismo grupo y expuesto en clase teòrica el 22 de
septiembre de 2009, donde la protagonista es una chica que posee tres perfiles en Facebook, uno con sus datos
reales y dos con datos ficticios, además uno de los perfiles recrea a una mujer y el otro a un hombre.

1
tiene tantas identidades como personajes construye o interpreta. Por eso queremos
diferenciar identidad de perfil. Sostenemos que cada perfil en FB tiene identidad, en el
sentido que cada perfil es diferente de otro, similar pero único, y esa unicidad se la
otorgamos los que estamos del otro lado de la pantalla, las personas que sí portamos
identidades. Para nosotros lo que construimos en FB no son identidades sino perfiles.
Entonces nuestras preguntas iniciales se reformularían en una: ¿Qué y como se construye
en FB?

De todas estas determinaciones en relación a la construcción de identidad en


Facebook no hay que olvidar que la herramienta nos permite moldear un perfil hasta donde
la estructura lo admite. La arquitectura abre y cierra a la vez varias acciones o prácticas que
se pueden realizar. Existe un juego de aplicaciones que nos colocan, en cierto sentido, en
una distribución de prácticas sociales en la plataforma pero que se modelan en un marco
de arquitectura coherente a las política que quiere Facebook desarrollar. Es decir, podemos
tener amigos, hacer comentarios, postear videos, fotos, realizar enlaces con páginas de
fans, etc. Pero está todo estructurado para que estas prácticas y todas las “posibles”
acciones se deslicen por estas aplicaciones. El usuario hace uso de estas aplicaciones
cotidianamente y sobre esto va construyendo su propio perfil, como también su inserción
como práctica social que genera su modo de verse ante los demás.

Desde estas observaciones sobre la arquitectura es que también nos


permitimos aferrarnos más a la idea de que en FB se construye un perfil más que una
identidad. Una arquitectura que no se puede modificar, una estructura que no plantea
creatividad individual aunque, también nos permite entrelazar las acciones y las prácticas
de manera mas veloz y a la vez sencilla. Permite ensamblar unas posiciones, siempre
sobre reglas preestablecidas, y descartar otras. Entendiendo al perfil como un modo de
presentar un costado, un plano de nuestra identidad, sobre una plataforma diseñada para
crear y acercar socialmente a las personas.

Para poder explicar la existencia de estos “perfiles múltiples” (que son


construidos en un espacio virtual o “ciberespacio” por un individuo real) veamos un
fragmento de Lessig3, “Ella puede elegir no definirse a si misma en absoluto pero, si
decide publicar una definición de si misma en el directorio de miembros, tal descripción
puede ser todo lo completa o incompleta que ella desee. Puede ser falsa o verdadera, vaga
o explicita, provocativa o no. Podría presentarse con un nombre muy similar al suyo real y
definir sus cualidades de acuerdo con las suyas reales. Es también posible que, Stacy Cat,
en algunos momentos, desee fingir ser un hombre (para experimentar el travestismo y todo
lo que ello lleva consigo), por lo que podría elegir un nombre de pantalla masculino. Lo más
importante de estos ejemplos es comprender la multiplicidad que AOL permite, así como la
libertad que esta multiplicidad conlleva”.

Al igual que Stacy Cat, la protagonista de la historia (que hemos presentado en


el video “¿Qué ves?”) puede elegir bajo que perfil se conecta a la red, que actividades
realizar, que “amigos” visitar y elegir que estado de ánimo tendrán sus personajes cada día.
Al igual que AOL, Facebook permite que se pueda producir esta multiplicidad y que los
usuarios de esta red social construyan varios perfiles sin que, quien está del otro lado,
pueda conocer que éste personaje no tiene la misma identidad, que inscribe en su “muro”,
en el mundo real. Podríamos decir entonces que la estructura de la plataforma puede
generar una “falsa ilusión de transparencia” (por ejemplo porque una de las condiciones
de ingreso requiere datos particulares como nombre fecha de nacimiento, etc.)

3
Lessig, Lawrence “Ciberespacios” en El código y otras leyes del ciberespacio; describe a una mujer que es
usuaria del servicio on line de AOL, cuyo seudónimo en dicho sitio es Stacy Cat.

2
“Nadie, excepto Stacy Cat, tiene por que saber sus nombres de pantalla,
nadie puede descubrir a quien pertenece”

Esto es un claro ejemplo de que los perfiles son construidos en el ciberespacio


solo con aquellos rasgos que cada individuo desea destacar (por lo general en FB, son
rasgos positivos, que buscan la constante aprobación de los demás miembros de la
comunidad virtual). Hay que tener en cuenta que esta construcción tan cuidadosamente
preparada no es posible en el mundo real “...a menos que tomes medidas extraordinarias
para esconder tu identidad, en el espacio real no puedes definir un personaje diferente del
que eres: debes construirlo y, lo mas importante (y dificultoso), debes mantener su
separación con respecto a tu identidad original”.4

Según Turkle5, la nueva tecnología nos enfrenta a nuestra propia multiplicidad,


nos permite reelaborar las teorías acerca de la multiplicidad del yo, acerca del
descentramiento del yo: “De este modo, más de veinte años después de haberme
encontrado con las ideas de Lacan, Foucault, Deleuze y Guattari, las reencuentro en mi
nueva vida en los mundos mediados por el ordenador: el yo es múltiple, fluido y construido
en interacción con conexiones en una máquina; está hecho y transformado por el lenguaje;
el congreso sexual es un intercambio de significantes; y la comprensión proviene de la
navegación y del bricolaje más que del análisis. En el mundo tecnológicamente
generado de los MUD, me encuentro con personajes que me sitúan en una nueva
relación con mi propia identidad”.6 Creemos que la autora apunta a que esta nueva
realidad nos facilita pensarnos, al darnos la posibilidad de dejar aflorar aspectos de nuestro
“yo” que desconocemos u ocultamos, nos habilita la posibilidad de acercarnos al abismo
que somos.

Freud sostuvo que nuestro ser conciente es solo la punta de un enorme iceberg
que no es otra cosa que nuestro inconciente. El mismo autor, en El malestar en la cultura
dice “Más enérgica y radical es la acción de otro procedimiento: el que ve en la realidad al
único enemigo, fuente de todo sufrimiento, que nos torna intolerable la existencia y con
quien por consiguiente, es preciso romper toda relación si se pretende ser feliz en algún
sentido. El ermitaño vuelve la espalda a este mundo y nada quiere tener que hacer con él.
Pero también se puede ir más lejos, empeñándose en transformarlo, construyendo en su
lugar un nuevo mundo en el cual queden eliminados los rasgos más intolerables,
sustituidos por otros adecuados a los propios deseos. Quien en desesperada rebeldía
adopte este camino hacia la felicidad, generalmente no llegará muy lejos, pues la realidad
es la más fuerte. Se convertirá en un loco a quien pocos ayudarán en la realización de sus
delirios. Sin embargo, se pretende que todos nos conducimos, en uno u otro punto, igual
que el paranoico, enmendando algún cariz intolerable del mundo mediante una creación
desiderativa e incluyendo esta quimera en la realidad. Particular importancia adquiere el
caso en que numerosos individuos emprenden juntos la tentativa de procurarse un seguro
de felicidad y una protección contra el dolor por medio de una transformación delirante de la
realidad. También las religiones de la Humanidad deben ser consideradas como
semejantes delirios colectivos. Desde luego, ninguno de los que comparten el delirio puede
reconocerlo jamás como tal.” ¿No es acaso esta una buena descripción de lo que hacemos
en FB? ¿No construimos en FB perfiles idealizados de nuestro yo? ¿No vivimos acaso una
“realidad virtual”, a veces ficticia, a veces idealizada del entorno y de nosotros mismos”?
Porque, como dice S. Turkle “¿En que sentido tenemos que considerar que un escritorio en
una pantalla es menos real que cualquier otro?” Uno de los aspectos más llamativos en
relación a Facebook es su estética de éxito y felicidad, se suben las mejores fotos, se
piensan las mejores frases y todo parecería funcionar sin conflictos, FB es el lugar de las

4
Idem anterior
5
Turkle, Sherry. La vida en la pantalla
6
Las negritas son nuestras.

3
“cosas buenas y positivas”, no hay espacio, por el momento, para la reflexión y las
contradicciones. Si estas existen se disimulan dentro de un cúmulo cada vez mayor de
aplicaciones.

Sostenemos que en cada perfil que uno construye en FB hay algo de uno, cada
perfil es, para nosotros, como un texto que escribimos y que además publicamos en este
medio y con esta herramienta que es FB. En cada construcción volcamos conciente o
inconcientemente parte de nosotros, cada perfil somos nosotros. Aún en los casos en
que se construyan perfiles con datos ficticios.

En otro fragmento, Sherry Turkle escribe “Nos movemos hacia una cultura de la
simulación en la que la gente se siente cada vez más cómoda con la sustitución de la
propia realidad por sus representaciones.” Esto es lo que el ciber espacio nos permite
hacer: simular, jugar a ser lo que no somos, desplegar todas las potencialidades de que
somos capaces, redefinirnos, reinventarnos cada vez que hacemos clic o damos enter,
cada vez que elegimos interactuar con los otros a través de la pantalla. Y también esconder
el cuerpo, alejarlo del contacto con el otro, producir un borramiento, una negación del
cuerpo, eso es lo que genera y permite esta nueva forma de comunicarnos. Y al interactuar
sin el cuerpo presente es donde comienzan a surgir las dificultades para entender que
hacemos y que nos pasa con la actual tecnología.

El hombre siempre se ha valido de la tecnología para comunicarse, para


trasladarse en el tiempo y el espacio. Cuando el cuerpo desaparecía, nos quedaban las
manos impresas en la caverna, nos quedaban las palabras escritas sobre el papel, nos
quedaban las imágenes impresas, hoy el cuerpo desaparece detrás de la pantalla sin dejar
de existir. Esta inmaterialidad de nuestros perfiles, nos abre interrogantes acerca de que
somos y hacia donde vamos, según Baudrillard: “La inteligencia artificial no posee
inteligencia, porque carece de artificiosidad. El verdadero artificio en el cuerpo es la pasión,
es el del signo en la seducción, el de la ambivalencia en los gestos, el de la elipsis en el
lenguaje, el de la máscara, el del rasgo que altera el sentido. (...) La descorporización
puede llegar a robarnos la libertad de ser plenamente humanos.”

Los cuerpos son historia, con ellos se hace la historia y en ellos se imprime la
historia individual y colectiva, aunque estos estén ausentes o inmutables durante siglos. El
cuerpo, los cuerpos, son un elemento social, un elemento moldeado según las
necesidades, según los requerimientos de una sociedad en permanente cambio. No hay
posibilidad de historia sin cuerpos. Sin embargo, FB y otras plataformas actuales abren la
posibilidad de relacionarnos ocultando el cuerpo. El cuerpo puede desaparecer detrás de la
pantalla, puede ocultarse y hasta incluso negarse. En este sentido, las personas que
presentan cualidades físicas que no se enmarcan dentro de los cánones de belleza
establecidos por cada sociedad en un determinado tiempo, presentan al cuerpo de
diferentes maneras en la red: “... las personas “feas” se enfrentan, en el espacio real, a
unas arquitecturas de normas sociales que convierten su apariencia en una barrera ante
determinadas situaciones, por lo que asumen un enorme sufrimiento adaptándose a dichas
arquitecturas.”7

La herramienta nos permite simular ser lo que deseamos o lo que los otros,
creemos, esperan que seamos. En FB se puede jugar a ser lindo y popular, sin serlo. Se
puede cambiar de sexo, de edad, de intereses. FB es real, existe, pero todos los usuarios
sabemos que hay un alto grado de ocultamiento, las sombras que FB proyecta son
enormes, y en ellas se oculta nada menos que la materialidad que nos conforma, individual
o colectivamente.

7
Lessig , Lawrence “Ciberespacios” en El código y otras leyes del ciberespacio.

4
El tiempo es algo intangible, no aprehensible, que solo puede entreverse o
imaginarse por las modificaciones que sobre lo material se inscriben. En los cuerpos, las
cicatrices o las arrugas marcan la individualidad, pero son además reservorio de los
procesos sociales. Los cuerpos se trasladan en el tiempo y como materia que son no
permanecen inalterables, por el contrario este trasladarse implica modificaciones,
variaciones visibles e invisibles. El tiempo sin la materia corruptible, sin la materia donde
escribir, se desvanece y no hay manera de recorrerlo. En FB al no haber cuerpos, solo
imágenes cuidadosamente seleccionadas, no hay marcas contundentes del paso del
tiempo, salvo un comentario impersonal como por ejemplo “hace 11 minutos”, y la nueva
frase o foto o aplicación subida al muro. Estos registros no hacen más que enfatizar la
noción, que todos los usuarios tenemos presente, que este espacio de interacción es
absolutamente artificial. De la inmaterialidad de FB surge una de las principales
características de la construcción de perfiles. No hay tiempo, solo alusión a este. Esto le
otorga a la plataforma un matiz de irrealidad. Si a esto le agregamos que la arquitectura de
FB no permite cambiar por ejemplo el tipo de letra, los colores de nuestro muro, el tamaño
de nuestra foto de presentación, entre otras cosas, y que la página de un “amigo” o de un
“famoso” se ven, a simple vista, igual a la de cualquier otro usuario, o igual a la de una
marca, nos encontramos aquí que estos elementos tienden a la uniformidad y esto no es
otra cosa que otro rasgo de irrealidad, ya que en el mundo real no es posible que cada
individuo sea tan similar a otro, o lo que es peor tan similar a una marca.

Sostenemos que no es posible que exista en Facebook una identidad colectiva


unificadora de las identidades individuales. En las páginas o grupos en los cuales confluyen
cierta cantidad de perfiles se genera una mera suma de perfiles individuales pero de
ninguna manera esta suma engendra la existencia de una identidad colectiva.

Si bien el formar parte de un grupo o comunidad en Facebook significa que


algún rasgo de nuestra identidad se ve reflejado en aquellos perfiles con los cuales
elegimos confluir, nuestra concepción de la complejidad y amplitud que conlleva en sí
misma la cuestión de la identidad no nos permite pensar que podría existir en Facebook
una identidad colectiva.

Si Facebook nos posibilita la confluencia de cierta cantidad de perfiles


individuales no hace posible la construcción de una identidad colectiva. Si a nuestro
entender en Facebook no hay identidades sino perfiles, no las hay de carácter individual ni
tampoco de carácter colectivo. Si sostenemos que en el mundo real no existe la
uniformidad que Facebook pareciera ponderar y que esta supuesta homogeneidad que
Facebook exalta es solo una ilusoria apariencia, sostenemos también que no es posible
que la convergencia de perfiles individuales en el mundo virtual constituya la construcción
de una identidad unificadora, ya que justamente la identidad es aquello que muy por el
contrario a unificarnos nos distingue, nos otorga unicidad, nos hace diversos y no
uniformes.

¿Quién sos vos, el que esta de otro lado? Este seria un interrogante a deducir a
partir de la incorporación a nuestros perfiles de personas que no conocemos, que a simple
vista consideramos como “reales”, y que son aceptadas por verse “simpáticas” por ser
populares, por “creer que las conocemos” o por el simple hecho de “tener un amigo mas”;
siendo éstas nada más y nada menos que una mera construcción, expresión de todo
aquello con lo que soñamos ser, personas ideales, vidas perfectas, caras felices que se
manifiestan y se expanden a lo largo y a lo ancho de Facebook, que nos presenta
características que son afines a nuestros gustos, placeres y necesidades

Esta confusión entre un mundo real y otro virtual, este enroque permanente, este
espacio y estos personajes “casi perfectos” ¿son una expresión de deseo? ¿Son un mero

5
juego que alivia las angustias cotidianas? ¿Cuando comenzaremos a olvidarnos de la
exposición en FB y empezaremos a mostrarnos más reales?

6
BIBLIOGRAFIA

Borges, Jorge Luis. Las ruinas circulares. Ficciones.


Freud, Sigmund. El malestar en la cultura
Lessig, Lawrence “Ciberespacios”. El código y otras leyes del ciberespacio.
Turkle, Sherry. La vida en la pantalla

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