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LA SIRENA O EL MITO

Por Oscar Javier Castro

“Cuando se dio cuenta de que la naturaleza de un hombre cualquiera saciaría


su deseo, sintió compasión. Extraña compasión, que se dirigía a quien fuera
que fuese el escogido. Ya que competía al hombre sucumbir ante las
propuestas, sin derecho a rechazarlas” y sin forma de resistirse a sus
encantos. La Sirena, bella mujer, bello mito, parte de este mundo, parte de la
naturaleza, parte de la expresión del ser humano en el espacio y el tiempo.
Difícil, muy difícil, es para los hombres del pasado como los del presente no
sucumbir ante sus encantos, aquellos que se acercan a ella pierden la noción
de la realidad, de la existencia, quedan borrachos o embriagados de pasión.
Así como contaba Jattin, ella como ellos simplemente buscan superar uno de
los grandes males del ser humano: la soledad y sus desgracias.

La Sirena para algunos es un mito, para otros es realidad. Aquellos que creen
en ella y dicen haberla visto afirman que: es una mujer hermosa, sagaz y
encantadora, tan fascinante que hasta los mismos dioses pueden caer en la
tentación de sus encantos. Así que no es extraño intuir el porqué muchos
hombres buscan y buscarán su compasión, ellos, de una manera u otra,
anhelan zambullirse en las profundidades de los sueños, de los deseos, de las
pasiones. Ella, también, como inmortal busca satisfacer su ser; ese que es
despiadado, hermoso, sencillo y práctico. Es difícil saberlo, pero, tal vez lo más
importante para ella es poner en práctica su filosofía: la de la vida mundana,
esa que es parte del ser de carne y hueso, y de la cual quiere huir
constantemente porque no la soporta. Cada cual vive su vida y le da su propia
idealización, sin embargo no puede escapar del mundo externo en cual vive.

En la narrativa popular, la Sirena habita en las riberas del Río Magdalena, se


habla y se cuenta que ella es una mujer hermosa, y aunque nadie dice
conocerla muy pocos dudan de su existencia. Algunos moradores, y sobre
todos los más viejos, narran historias sobre ella. La Sirena, la Encantadora o
el Mito, nombres con los que se le conoce o llama, pervive en la memoria de
las gentes que habitan en las riberas del Magdalena. Según las creencias y
experiencias de estos pobladores, ella vive allí desde tiempos inmemoriales.
En fin, sea lo que sea, mito, cuento o narrativa, ella puede aparecer en
cualquier momento y, así como ella busca hombres, muchos hombres también
anhelan encontrarla. Hoy en día, como en tiempos pasados, para algunos
hombres es mejor y más afortunado morir en los brazos y el embrujo de la
Sirena, que bajo la violencia del mismo hombre.

Se dice que, en determinados tiempos y espacios, muchos hombres han caído


en sus redes. Los parajes en donde se le puede encontrar son variados, y no
se limita a las riberas del Magdalena, incluso algunos afirman que ahora
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LA SIRENA O EL MITO

también se le puede encontrar en la ciudad. Aunque, la mayoría de los


pobladores concuerdan en que ella habita cerca de los ríos, arroyos, fuentes
de agua, rodeados de vegetación y exuberancia. Lugares paradisíacos. Dicen:
ella vive en los lugares más hermosos, allá donde los extranjeros van, allá
donde los nativos van...

En las conversaciones y reflexiones cotidianas de los lugareños se habla de la


falta de sentido de la vida, de la tediosa rutina, de la miseria, de la locura, de la
pasión, de la soledad, del estrés, de la política, de la economía, de la
corrupción, de la moral, de la hipocresía, mejor dicho de cuanto mal o bien
pueda sufrir el animal humano en su existencia. Para algunos ya no hay por
qué vivir, no hay nada por qué luchar, así la vida se vuelve monótona, incluso
para aquellos que tienen familia. En fin, los hombres que tienen espíritu de vivir
la vida buscan compasión, amor, pasión, aventura, etc. Es difícil responder y
comprender la vida, por ello, según Jattin, inventamos dioses y mitos para
tratar de engañarnos a sí mismos.

Sin embargo, la Sirena es más que ilusión o fantasía. Para un mortal los
sueños son como el renacer y quien no tiene sueños no tiene esperanzas. Eso
es lo que queremos ver, a través del espejo de agua, el reflejo de la luna
pálida, las estrellas, las ilusiones, los sueños…, deseamos escuchar el cantar
de la naturaleza, de la que somos parte y lo olvidamos, por ello queremos
volver a sentir la vida.

Antes de marcharnos, como ya lo hizo Jattin, deseamos contarles esto: en el


mundo del ser humano el sentido de la vida gira en torno a la superficialidad, la
hipocresía, el mercado, los dioses, el dinero, el lujo, la gula, la envidia, el
asesinato, etc., etc. Comprenderán ustedes nuestra situación: pronto iremos al
manicomio, a la cárcel o a cualquier centro de rehabilitación, que como bien
saben ustedes es de pudrición y drogadicción legal. Con tal mundo, mejor
dejamos nuestra miseria existencial no sin antes dejar nuestro testamento: este
breve relato, cuento o historia, en la cual muchos salimos en busca de la vida,
del amor, de la compasión, del deseo, de la pasión…, con el fin de darle
sentido a la vida o existencia.

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