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20-M NÁUTICA Domingo, 20 de mayo de 2007 / Diario de Mallorca

CARTOGRAFÍA NAVAL

Historia de la CARTOGRAFÍA naval (III)

Con la aparición de la imprenta, los cartógrafos, tanto mallorquines como italianos, fueron
desapareciendo, debido esencialmente a que los trabajos netamente artesanales se sustituyeron
por las nuevas técnicas.
El renacimiento, en el ámbito de la
Geografía, está unido al nombre
del cartógrafo Florentino Toscane-
lli y al de Colón, navegante y car-
tógrafo. La Carta de Marear de
Toscanelli, sacaba de nuevo a la
luz el concepto de Tolomeo de pro-
yección de la superficie de la esfe-
ra terrestre sobre un plano de desa-
rrollo cilíndrico.
Muchos atribuyen a Cristóbal
Colón el descubrimiento de la de-
clinación magnética; pero lo que
está fuera de duda es que Colón

➔ La estrella “Polar”
siempre ha sido una
referencia válida del
Norte geográfico.

fue quien primero conoció la varia-

Cambiado
ción decon la DEMO
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magnética
con la longitud geográfica, o sea,
que la desviación de la aguja au-
menta hacia el Este o hacia el Oes-
te, a partir de una línea, lugar co-
mún de los puntos sin declinación Ilustración: Mallorca e Ibiza (1710) de la colección de la Escuela Náutica Palma
magnética, que después se ha de-

signado con el nombre de línea
agónica.
El cálculo de la latitud por me-
dio de la estrella Polar es conocido
desde muy antiguo, con más o me-
nos exactitud. Los libros y Tablas
Alfonsíes, a los que nos referimos
con anterioridad, hicieron que es-
tas mediciones adquiriesen mayor
exactitud y por tanto utilidad. Sien-
do la Polar, solo visible en el He-
misferio Norte y resultando difícil
su observación en bajas latitudes, -
latitudes cercanas al Ecuador -, los
navegantes, fundamentalmente
portugueses, en sus viajes al África
Occidental, cuyo paulatino conoci-
miento les permitió circunnavegar
el continente y llegar a las Indias
Orientales, se encontraron con este
problema. La Escuela de Sagres,
creada por el Infante D. Enrique y
que acogía buen número de cartó-
grafos y matemáticos, resolvió el
problema, indicando a los nave-
gantes la manera de obtener la lati-
tud, por observación del Sol a me-
dio día, a la par que se les propor-
cionaban las indispensables tablas
para conocer la declinación del as-
tro. En la determinación de la lati-
tud se empleó corrientemente por
los marinos el cuadrante, que apa-
rece ya en las obras de Alfonso X y
estuvo en uso hasta el siglo XVIII.
La ballestilla, inventada en el
siglo XIV, fue utilizada de prefe-
rencia para la determinación de la
latitud en la navegación de altura.
En el Planisferio de Diego de Ri-
bero, realizado en 1529, aparecen
entre otros instrumentos de carác-
ter náutico la ballestilla y el cua-
drante.
Por su parte, los Reyes Católi-
cos acudieron al cosmógrafo cata-
lán Jaime Ferrer, de Blanes, en la
búsqueda de la solución del pro-
blema que suponía el cálculo de la
longitud. Entre otros métodos pro-
puestos estaba el de Fernando Co-
lón, hijo del Almirante, que se fun-
damentaba en el transporte de la
hora, siendo imposible de aplicar
en aquel tiempo por falta de relojes
de precisión. Tendría que llegar el
siglo XVIII, para que el relojero
inglés Harrison construyese un
aparato con la precisión adecuada,
que recibiría el nombre de cronó-
metro. Entonces, el método de Fer-
nando Colon, - que algunos atribu-
yen a Alonso de Santa Cruz – fue
universalmente aceptado, si bien
pasado algún tiempo, dado que el
elevado coste de los cronómetros
les hacía inasequibles para muchas
compañías navieras.
El citado de Santa Cruz, si que
publicó un Tratado de las Longitu-
des, desempeñando importantes
estudios científicos en su plaza de
cosmógrafo mayor de la Casa de
Contratación de Sevilla. Los traba-
jos cartográficos de Alonso de
Santa Cruz fueron muy extensos,
contando entre sus obras con el Is-
lario. Igualmente realizó unas ta-
blas gráficas con los valores de la
declinación magnética, anticipán-
dose al inglés Halley.
Gerhard Kremer (1512-1594),
más conocido por su apellido lati-
nizado Mercator, nació en Flandes,
en el año 1512. Estudió en Lovai-
na, con el famoso Gemma Frisius.
Constructor de instrumentos astro-
nómicos y mapas. La publicación
por parte de Mercator de su carta
loxodrómica de latitudes crecien-
tes es uno de los primeros triunfos
de la cartografía. La carta de Mer-
cator, que aún hoy usan todos los
marinos del mundo, resuelve en
parte las necesidades de quien via-
je por mar. La carta rectifica las lo-
xodrómicas es conforme, o sea,
que respeta los valores de los án-
gulos medidos sobre la superficie
terrestre y aun que no equivalente,
es decir las superficies no están re-
presentadas en la carta con la mis-
ma escala. Sí que podría conside-
rarse, como tal, para zonas com-
prendidas entre los mismos o
parecidos paralelos. No existen
➔
La carta ideada por
Mercator, a pesar del
tiempo transcurrido,
sigue vigente.
proyecciones equivalentes y a la
vez conformes. Mercator fundó,
junto con sus hijos, un taller carto-
gráfico en Duisburgo. Murió en es-
ta ciudad en 1.594 y tras su falleci-
miento su hijo Rumold siguió edi-
tando el famoso Atlas de Mercator.
Al citar a Mercator hay que re-
cordar al holandés Sneilius, quien,
tras numerosos estudios, llegó a
calcular el volumen y la extensión
de la superficie de la Tierra. En
1615, Snelius realizó la primera
medición moderna de un arco de
meridiano, cálculo que le sirvió pa-
ra obtener con bastante aproxima-
ción las dimensiones fundamenta-
les de nuestro planeta. Así mismo,
el matemático inglés Edgard
Wright perfeccionó la construc-
ción de las cartas esféricas en pro-
yección mercatoriana, en unos tra-
bajos realizados en la última déca-
da del siglo XVI.
Contemporáneo de Mercator
fue Abraham Ortelius, editor del
atlas Theatrum Orbis Terrarum,
cuya primera edición (Amsterdam,
1570), constaba de 53 mapas gra-
bados sobre planchas de cobre.
Hasta comienzos del siglo XVI
sólo circulaban copias manuscritas
de los mapas. Pero la introducción
de la imprenta abarata su costo y
facilita mucho la difusión de éstos.
De la primera carta impresa, un
grabado alemán en madera, de
1460, hay un ejemplar en la Biblio-
teca Nacional de Paris.
Entramos ahora en una fase
que pudiéramos llamar industrial
de la Cartografía, iniciada por los
alemanes para la ilustración de
obras de Cosmografía y otros te-
mas, con planchas grabadas prime-
ro en madera y más tarde en cobre,
que se adoptó ya en el Atlas de An-
tón Lafreri (Roma, 1556). Las im-
presiones fueron generalmente en
negro, pero muy pronto aparecie-
ron los mapas con dos tirajes, uno
en negro y otro en rojo y ya en
1513, en la imprenta de Johann
Schott, de Estrasburgo, se introdu-
ce la confección de mapas en va-
rios colores. La iluminación, sin
embargo, suele hacerse a mano por
verdaderos artistas.
Con esta industrialización de la
Cartografía, que rebasa las tareas
de los antiguos constructores de
cartas náuticas, - como los de las
escuelas mallorquina e italiana, el
último representante de los cuales
será Francisco Oliva (1.661),
miembro de una antigua familia de
cartógrafos de origen mallorquín -,
aparecen los editores de mapas
murales y de atlas. Entre los más
antiguos destacan los flamencos,
cuyo apogeo durará más de un si-
glo.
MANOLO RIVES
Director Escuela Náutica Palma

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