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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE

Carreras de Relaciones Laborales, Comunicación


Social y Turismo

Carrera: Tecnicatura en Periodismo

Trabajo Práctico Nº 5

Perón y los medios de comunicación. El discurso Peronista.

Fecha: 27 de octubre de 2008

Grupo Nº: 2

Profesor responsable : Belén Ayala

Integrantes: Silvero, Miguel Ángel. López, Zenón Alberto.

Calificación obtenida:
Consignas:

1. Realice una breve síntesis de las incidencias del golpe del 43 sobre
la prensa argentina.
2. ¿Cuáles fueron las medidas tomadas por la Sociedad de
Distribuidores de Revistas y afines y del Instituto Verificador de
Circulaciones?
3. Describa la relación mantenida entre la prensa y el régimen
peronista teniendo en cuenta: organismos creados para el control del
periodismo, cierres e intervenciones, clausuras y expropiaciones.
4. Explica como concebía Perón a la prensa, teniendo en cuenta la
Doctrina Peronista.
5. Como podía ser manejada la actividad periodística según Perón.
6. Sintetiza la actuación de la radiofonía en las elecciones de febrero
de 1946.
7. Explique el significado de la siguiente afirmación: “Todas las ondas
para Perón”.
8. Caracteriza la actuación de los medios durante los últimos días de
Perón en el gobierno.

Discurso Peronista:

1. Describe el nuevo estilo político de Juan Domingo Perón.


2. Explica el propósito de los discursos políticos de Perón.
3. Realiza una breve descripción de los elementos que utiliza Perón en
su discurso.
4. Teniendo en cuenta el discurso peronista: ¿qué rasgos de sugestión
gubernativa pueden nombrarse?

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1- En 1943 con el derrocamiento de la presidencia de Ramón Castillo se inicia la
Revolución que desembocará en el peronismo. A partir de ese momento comienzan a
producirse hechos oficiales nada estimulantes para la prensa.

La Dirección de Correos publica una lista de 109 publicaciones nacionales y 79


extranjeras cuya circulación prohibía, se dispuso por decreto la incompatibilidad entre
el ejercicio de la función pública y el ejercicio periodístico. La Subsecretaría de
Informaciones y Prensa centraliza y coordina la información oficial.

El gobierno da pautas sobre el tratamiento de la información internacional y emite el


decreto 18.407 que reglamenta la actividad periodística. Allí se impuso a los editores la
obligación de requerir directivas sobre lo que podían o no publicar, y se establece la
responsabilidad solidaria de directores y periodistas sobre lo que publiquen. Se
dispone que los propietarios de diarios y revistas deban someterse a requisitorias
sobre sus finanzas lo cual suscita la protesta de las empresas que logran la
derogación del decreto a los tres meses.

2- En 1945 se crea la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines, que


ganaría un formidable poder. Estableció condiciones respecto a los horarios de salida
de los diarios y el porcentaje de ganancia de los vendedores. Al año siguiente iniciaría
su actividad el Instituto Verificador de Circulaciones, formado por editores, agencias y
anunciantes para verificar las cifras del tiraje, lo cual tendrá influencia en la publicidad,
ya que la preferencia de los avisadores tendrá en cuenta sus indicaciones.

3-La elección de Juan Domingo Perón como presidente mostró la relatividad del poder
de la prensa para anular un candidato. Triunfó a pesar de la fuerte campaña opositora
de los diarios La Nación y La Prensa. Desde su asunción quedará claro al periodismo
argentino que el nuevo régimen no dará margen alguno para la expresión
independiente. Perón proclamará que “la prensa no debe ponerse en contra del
gobierno sugiriendo cambios o trasformaciones fundamentales en las altas esferas del
poder, porque de ese modo también ataca indirectamente a la libertas de expresión
auspiciada por el partido. Los que se oponen al partido, se oponen asimismo a todas
las libertades que la organización garantiza respetar. Y quienes se atreven a atacarlas,
lo hacen desde una órbita distinta de esas libertades (…). La prensa al servicio de los
intereses mezquinos es socialmente injusta, vulnera la independencia económica y
coarta la soberanía política”. En 1951 dijo que “la preparación de la opinión pública en
un país soberano es parte de la soberanía que ejerce el gobierno”.

El propósito del gobierno era unificar la información periodística bajo pautas impartidas
por el Estado, esto quedó de manifiesto cuando se creó la Secretaría de Prensa y
Difusión. Fueron instituidas oficinas de prensa que distribuían comunicados.

Desde 1947 el gobierno fue formando su propia cadena de publicaciones que pasarían
a la órbita estatal por la compra o expropiaciones. El ente que las concentró se llamó
“Alea”, además en el Congreso se formó una Comisión Bicameral que aplicó la política
de prensa de Perón y se abocó en poner en vereda al periodismo opositor.

Una presión decisiva estuvo constituida por el manejo del papel. Se lo administraba
generosamente a la cadena oficial y escasamente alas que no la integraban.

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En 1947, el Banco Central suspendió todo permiso para importar el, papel, después
volvió a darlos pero sometidos a trámites dificultosos. Los diarios achicaron su número
de páginas y el tamaño de la tipografía. Algunos suprimieron la columna editorial.

En 1950 son clausurados por el gobierno los diarios La Hora, Orientación y La Nueva
Provincia, de Bahía Blanca. La medida se fundamenta en la omisión de la leyenda
obligatoria “Año del Libertador General San Martín”. También se clausuró La Tierra,
vocero de la Federación Agraria Argentino, asimismo, el gobierno se dispuso a
eliminar en un 20 porciento la circulación de los diarios.

En 1951 se decide la expropiación del poderoso diario opositor La Prensa por ley
nacional 14.021.

4- Cuando Perón ingresó en la vida pública en 1943 empezó a percibir los factores que
frenaban su ascenso, descubrió a una prensa influyente, vocera. A partir de ese
momento tubo una natural actitud de desconfianza, de prevención y de rechazo hacia
el periodismo. Cuando Perón se estableció en el poder habló de la revolución
justicialista que tropezó con el marso democrático al que debía ceñirla. Dictó una serie
de normas y principios, así quedó configurado el justicialismo como doctrina nacional.

Para el peronismo la libertad no es un fin sino un medio donde el individuo debe


realizarse. La libertad y la justicia deben estar subordinadas a los tres principios
fundamentales de la doctrina: la justicia social, la independencia económica y la
soberanía política. La prensa, para el peronismo, debe servir a estos grandes objetivos
nacionales.

No concibo que se utilice la libertad que ofrecemos a cada ciudadano como medio
para atacar o destruir los objetivos fundamentales del pueblo argentino. La prensa no
debe ponerse en contra del gobierno sugiriendo cambios o transformaciones
fundamentales en las más altas esferas del poder, porque de este modo también ataca
indirectamente a la libertad de expresión auspiciada por el partido. Los que se oponen
al partido, se oponen así mismo a todas las libertades que la organización garantiza
respetar. Y, obviamente, quienes se atreven a atacarlas, lo hacen desde una órbita
distinta a esas libertades. Por lo tanto merecen ser castigados- expresó Perón.

Para sancionar estos excesos de la prensa y no salirse con evidencia del marco
democrático el gobierno peronista prefirió moverse en un segundo plano donde
nuevas leyes, sugerencias y órdenes verbales dejaron en el olvido la Constitución que
garantizaba una irrestricta libertad de prensa en virtud del artículo 14. El
incumplimiento de ordenanzas municipales, los conflictos gremiales, las restricciones
del papel para el diario, los juicios por desacatos y las presiones económicas se
convertirían en excelentes excusas para castigar a aquellos medios que no
entendieran el nuevo orden.

La censura inorgánica y circunstancial hasta 1943 comienza a asentarse sobre bases


firmes apoyada en oscuros y burocráticos organismos estatales que se fortifican y
crecen durante las dos presidencias de Perón y que, con la excusa de una mejor
centralización informativa, en realidad trataban la libre cobertura noticiosa con
impedimentos de toda naturaleza. Perón inauguró un autoritarismo sui generis, una
nueva dictadura consentida popularmente que le dio la suma del poder público.

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5- Según la teoría de Perón para mantener y aumentar sus influencias políticas y
económicas en el mundo los imperialismos deben librar una decisiva batalla en el
campo informativo. “En la larga etapa guerrera que va desde 1914 hasta nuestros días
la técnica militar de la información pasó de los organismos castrenses a las
organizaciones civiles. Es así que las antiguas agencias de noticias pasaron a ser
pasaron a ser verdaderas centrales de información generalmente integrantes de los
organismos de inteligencia. Por esto también hay en el mundo, disfrazados de
periodistas, un sinnúmero de agentes de espionaje. La lucha por el libre acceso a las
fuentes de información no es sino un intento de facilitar el espionaje”.

Para Perón el periodismo puede ser encarado desde dos puntos de vista: en función
de los ideales o en función de los intereses. Los intereses no son malos en tanto y
cuanto se subordinen a los ideales. La exclusiva defensa de los intereses por encima
de los ideales transforma al hombre de prensa en vocero del capitalismo. A los
intereses los divide en dos tipos: los políticos y los mercantilistas.

Perón formó su propia cadena de diarios, revistas, radios y televisión y con ellos logró
contrarrestar la prédica consecuente de las dos grandes agencias norteamericanas de
noticias y de los viejos periódicos tradicionales, neutralizados con suspensiones,
clausura de talleres, secuestro de ediciones y expropiaciones. “La libertad de prensa
no presupone defensa de principio alguno, sino una verdadera agitación internacional
dirigida a imponer una forma de influir en la opinión por los medios publicitarios al
servicio de las empresas y países que la costean”. Perón estaba acostumbrado al rigor
militar, al liderazgo otorgado por un gran sector de la población, al rígido verticalismo
del partido del que era líder absoluto y a ver en la prensa tradicional a una tenaz
enemiga.

Para que la opinión pública no estuviera expuesta a la imaginación de los políticos


Perón las puso en manos de la Subsecretaría de Informaciones, y luego la Secretaría
de Prensa y Difusión. Ambas inundaron el país con propaganda peronista y apelaron a
todas las armas para mantener y lograr nuevas adhesiones a la causa del presidente.
La prensa opositora fue reducida a su mínima expresión.

6- Había por entonces tres grandes cadenas de emisoras privadas: LR3 Radio
Belgrano de Don Jaime Yankelevich. Esta era la Primer Cadena Argentina de
Broadcasting. Frente a ella se alzó la Cadena Azul y Blanca, liderada por LR1 Radio El
Mundo. En 1940, LR4 Radio Splendit formó su propia cadena a la que llamó Red
Argentina de Emisoras Splendit (RADES). Entre los tres grupos había unas 45
emisoras privadas distribuidas por todo el país. Cuando comenzaron las campañas
proselitistas las emisoras acordaron vender espacios iguales a cada partido. Perón
trató de ejercer sus influencias sobre Yankelevich para lograr todos los espacios de la
LR3, para lo cual prometía a su dueño un subsidio que lo resarciera de su renuncia a
la asociación de radiodifusoras. Yankelevich no aceptó y a partir de ese momento su
radio recibió molestas y repetidas inspecciones.

Interior no ejerció censura directa sobre los textos de los programas políticos, pero
responsabilizó del contenido de los mismos a los directores de programación de cada
estación, quienes rechazaban todo mensaje que insultase a personas o a partidos o

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faltase el respeto a instituciones o gobiernos amigos. Los concesionarios estaban
asustados y poco propensos a dejar emitir por sus ondas discursos demasiados
audaces.

Los políticos usaban un lenguaje explosivo para atacar a Perón y los diarios
reproducían sus afirmaciones sin inconvenientes. Para muchos de ello Perón era el
coronel nazi y Perón no era más elegante en sus respuestas.

7- Los hogares que sintonizaron la radio para escuchar el discurso con el que el
general Perón despidió a su esposa poco antes de que ésta partiese rumbo a Europa
el 5 de julio de 1947, se quedaron absortos cuando escucharon repetidas veces la
frase “No le crean, son todas mentiras” superpuesta a la del Presidente. Un comando
opositor había interceptado la señal radiofónica. Radio Belgrano fue clausurada por
tiempo indeterminado como consecuencia de esto. En una entrevista con
Yankelevich, Eva Duarte, le dijo “ahora van a tener que marcar el paso todos y lo que
te pasó a vos también la puede ocurrir a los otros. Decíselo a ellos nomás.”
Yankelevich entendió el mensaje. Pensó en sus posibilidades y aceptó vender la radio
a un precio relativamente bajo. Evita lo nombró administrador de la emisora. Otro
hecho habría de poner de manifiesto los móviles del ejecutivo. Once gremios
pertenecientes a la Federación de Trabajadores del Espectáculo Público se declararon
en huelga. Las emisoras dejaron de transmitir por lo que entraron en cadena con
Radio del Estado. Un grupo de empresarios se entrevistó con la Señora de Perón
prácticamente para ofrecerles sus emisoras. El paro fue declarado ilegal y los diarios
se llamaron a silencio. Pocos días después la Sociedad de Locutores levantaba el
paro.

Si el gobierno había captado los más importantes medios escritos, mucho más simple
le iba a resultar quedarse con las emisoras ya que el Estado era el administrador y
dueño de las ondas. En ese tiempo los inspectores comenzaron a preocuparse por el
estado de las instalaciones, limpieza de los estudios y de los baños y cumplimiento del
reglamento de antenas. También el Gobierno comenzó a usar cada vez más la cadena
de radiodifusión para trasmitir largos actos oficiales en los mejores horarios.

En septiembre de 1947 llegó al despacho de Miguel Miranda una nota reservada de


Correos y Telecomunicaciones destacando la conveniencia de adquirir todas las
emisoras privadas por elementales razones de defensa nacional y concepción
espiritual. El Instituto Argentino de Promoción Industrial facilitó el dinero y
Yankelevich, en representación de Radio Belgrano y su Primera Cadena de
Broadcasting S.A. y Orlando Maroglio, por el Banco Industrial de la República
Argentina, hicieron el resto. Los dueños de las emisoras, en su inmensa mayoría,
pasaron a ser administradores o directores de las emisoras. Pasaron a ser empleados
del estado con grandes sueldos. A otros el Gobierno decidió reemplazarlos por
personas de confianza. Las compras de las emisoras no trascendieron y se realizaron
en la mayor reserva, tampoco fueron publicadas en el Boletín Oficial.

Se instalaron doce nuevas emisoras en el interior del país, se compraron varios


inmuebles en distintas provincias y varias emisoras pasaron al Estado. Unos 18
millones de pesos de la época bastaron al Gobierno para hacerse con todas las

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emisoras, excepto una de San Juan que sus dueños no quisieron vender y no fue
comprada.

Discurso político peronista (1946-1955)

1- El discurso político peronista que divide a la sociedad en dos campos antagónicos


irreconciliables: pueblo/oligarquía, se construye con el propósito de reforzar el lugar
central del Estado como interlocutor del pueblo, como árbitro de los conflictos sociales,
y lo hace en defensa de la identidad nacional y como agente de integración de la
Nación. El desarrollo socioeconómico es su expresión concreta. Es una forma singular
de definir la identidad colectiva, que se expresa a través de los atributos personales
del líder y por el vínculo casi místico que lo une a las masas.

Muestra los perfiles de un Estado dirigista, planificador y mediador que hace del
discurso un instrumento capaz de singularizar su estilo político y dar expresión
concreta a su poder. A través de él, acción y poder ser articulan y se expresan.

Si el poder es algo más que una institución, algo más que una expresión jurídica, si
"representa una relación desigual de fuerzas" móviles y de distinto rango, con
coherencias y contradicciones y es expresión de las hegemonías sociales; si, en
consecuencia, se advierte que donde hay poder hay resistencia.

Poder y saber se articulan en el discurso, que se concibe como "una serie de


segmentos discontinuos cuya función táctica no es uniforme ni estable", una
multiplicidad de elementos discursivos que actúan de modo distinto ante estrategias
diferentes. El proceso es complejo y cambiante, y el discurso puede ser instrumento y
efecto del poder, pero también punto de inicio para la elaboración de una estrategia
opuesta. "El discurso transporta y produce poder", al tiempo que lo expone, lo torna
frágil y le estipula límites, le fija tolerancias, aunque no siempre éstas sean nítidas;
porque los discursos actúan a la manera como "bloques tácticos" en el campo de las
relaciones de fuerzas y forman parte, en consecuencia, de la estrategia que se intenta
llevar adelante.

El gobierno de Juan D. Perón se apoya en el principio democrático. La legitimidad de


su poder se enlaza con la participación popular, que no se reduce sólo al ejercicio
regular del sufragio; es la asistencia a actos públicos, ritos, festivales, donde se exhibe
el entusiasmo y el simbolismo que lo identifica con el ideario democrático-popular.

El discurso político se centra en el problema del control de las estructuras


institucionales del Estado y del poder, para descalificar y refutar el discurso opositor
toma en cuenta los efectos ideológicos y políticos inmediatos y se adecua al ámbito
donde se pronuncia, radicalizando el elemento emocional y dando nuevo sentido a
palabras clave de la cultura política de la época.

2- Perón a través del discurso hace públicas no sólo las esperanzas sino las
experiencias de los trabajadores, sus estilos de vida, sus valores, sus códigos, sin
tratar de modificarlos, sino afirmando con decisión el valor que ellos tienen en sí

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mismos. En lenguaje sencillo, podría decirse que los "descamisados" de Perón
adquieren dignidad simbólica y se constituyen en el prototipo de la "Nueva Argentina"
en su lucha contra la "antinación oligárquica".

No sólo la historia fundacional, sino la educación, la cultura, el trabajo, la familia, son


valores en sí mismos y referentes principales en la construcción del discurso político
peronista. Desde esos conceptos éticos se refuerza y moraliza el poder. El liderazgo
político se aproxima a todo el cuerpo social y se inserta en él desde sus propios
códigos, con su propio lenguaje, pero sin confundirse con él en el plano del ejercicio
de la autoridad. "En este gran hogar de la Patria yo soy lo que una mujer en cualquiera
de los infinitos hogares de mi pueblo. Como ella soy al fín de cuentas mujer", afirma
Eva Perón, con la seguridad que le da su liderazgo, al que sabe capaz de trascender
las puertas de los "hogares de los trabajadores" y que su palabra tiene casi el efecto
de una verdad indiscutible.

Juan D. Perón inaugura un nuevo estilo político en el país; construído sobre la


"arquitectura moral de la revolución del 4 de junio de 1943" de la cual Perón fuera uno
de sus líderes, reafirmado con las manifestaciones populares del "Día de la lealtad" el
17 de octubre de 1945 y legitimado con el triunfo electoral obtenido el 24 de febrero de
1946. El nuevo gobierno es expresión de la alianza entre los sectores más nuevos y
pujantes de la burguesía industrial y la clase obrera organizada; alianza de la cual es
garante el Estado. Justicia social, independencia económica y soberanía política, son
las tres ideas-fuerza sobre las cuales habrá de asentarse el perfil nacionalista y
popular de la "Nueva Argentina”.

No sólo la prensa y las conferencias públicas, sino la radio, se convierten en medios


propicios de divulgación. La principal preocupación del líder populista se dirige
entonces a consolidar su posición en el poder, evitar el desgaste que el ejercicio del
mismo produce y preservar el equilibrio intersectorial, en tanto intensifica la coerción,
acentúa los medios represivos y, en consecuencia, aumenta la presión ideológica
tanto como el adoctrinamiento, a través de los más variados medios de difusión y
propaganda.

3- A los trabajadores es a quienes se dirige en todas sus alocuciones, y les habla en


un lenguaje sencillo y cómplice. En más de una oportunidad el mensaje es
contundente y se dispone revalorizar y jerarquizar a ese "pueblo trabajador" que otros
sectores de la sociedad desdeñan, al tiempo que los recluta en favor del partido. Así
en mayo de 1948 afirma que "en las manos de nuestros "descamisados" está el
destino de nuestra causa y ellos han demostrado a la República que saben cumplir
con su deber de argentinos". Lo reafirma una y otra vez al regocijarse con cada
convocatoria multitudinaria que genera la Fiesta del Trabajo, todos los 1º de mayo;
porque es un convencido que "el trabajo en cualquier parte que se preste, es fuente de
derecho para la seguridad social".

Para Perón y su gobierno nacionalista y popular "las fuerzas del trabajo organizadas
en todo el país constituyen un magnífico ejército pacífico que lucha en las fábricas, en
los talleres, en las oficinas y en el campo por nuestros objetivos y por nuestra esencial
finalidad", así lo recuerda ante los legisladores en mayo de 1950. Y lo amplía dos años

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más tarde cuando identifica el objetivo primordial de la justicia social del peronismo
con "la dignificación de los trabajadores."

El "auténtico pueblo argentino" es para Juan Perón el "de nuestros hombres y mujeres
humildes... el de nuestros trabajadores... el de los Descamisados", recuerda en 1951
cuando la Confederación General del Trabajo (CGT) reforma sus Estatutos y se
convierte en la columna vertebral del Partido Peronista, al tiempo que los sindicatos se
burocratizan y la clase trabajadora pierde a sus dirigentes combativos. Perón agradece
por entonces al "aluvión zoológico" -como denomina la oposición a los migrantes
internos, a los "cabecitas negras", radicados en el cinturón industrial del Gran Buenos
Aires- , a los "descamisados", por su trabajo, al que considera artífice de la grandeza y
el bienestar de la "Nueva Argentina".

Presidente de la República, insiste en revalorizar la cultura del trabajo y lo hace a partir


de un balance de la política social desplegada desde 1943, para recordar a los
trabajadores que diez años después de aquella gesta, en 1953, ya "no piden
incremento de salarios" porque son acreedores de las conquistas obtenidas en favor
de la justicia social. Junto a la cultura del trabajo, el discurso peronista enarbola los
beneficios de la capacitación y la educación popular, como valores imprescindibles
para crecer moral y materialmente, para ascender en la escala social, pero también
para difundir desde edad muy temprana y en todos los frentes, el contenido de los
postulados doctrinarios peronistas; afianzando el principio de lealtad para con el líder y
sus obras. El trabajador se convierte en destinatario principal del accionar de los
"centros de cultura" alentados por el Estado, donde el adoctrinamiento asienta su
presencia.

4- Los roles en el poder político y en la familia tienden a parangonarse en el discurso


populista del peronismo. A través de la familia, del hogar, de las relaciones entre
distintos sexos y generaciones, es posible acercarse a los cambios culturales de la
"Nueva Argentina".

"Así como mi madre es el ángel tutelar de la casa, Ella (Eva Perón) es el alma tutelar
de los niños" (...) "Lo que papá es para nosotros, el Presidente Juan Perón es para
todos los hombres de este suelo argentino". Tal como si la Nación Argentina fuera una
gran familia y el jefe del gobierno nacional desempeñara el papel de padre colectivo, el
discurso señala a continuación que "por ellos se desvela, por ellos se afana y a ellos
dedica todas las horas de su vida de trabajador infatigable." La referencia corresponde
a un libro de lectura de los primeros años de la escolaridad primaria pública y avanza
sobre una presentación sencilla y paradigmática, que hace uso simbólico de actores
sociales de gran arraigo y alta estima en el consenso popular, para dejar constancia
del poder paternalista, protector, en ámbitos distintos pero complementarios; en
ámbitos vertebradores de la sociedad: el correspondiente a la familia y el que es
competencia del Estado, que en este discurso tienden a identificarse.

En la familia, la madre "alegre y trabajadora", aparece siempre atenta a las


necesidades hogareñas, haciendo las tareas propias de la casa, cuidando de sus
hijos, respondiendo a las exigencias de la escolaridad, con una alta cuota de
responsabilidad en la conducción familiar. Por extensión el mensaje equipara ese rol

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con el que Eva Perón desempeña en su Fundación de Ayuda Social, en beneficio de
los sectores humildes. El discurso expresa con un lenguaje sencillo y cotidiano capaz
de llegar a los sentimientos del "pueblo trabajador", la generosidad y amor maternal
emanados desde el poder, generador de lealtades feraces y de reconocimiento a partir
de los afectos. El padre, en cambio, es la figura familiar fuerte, que impone orden,
disciplina, que "trabaja todo el día" y regresa pronto a su casa a descansar y a estar
en compañía de su familia; tal como el Presidente Perón lo hace en su acción de
gobierno. La autoridad del padre -como la del Presidente de la Nación para con todos
los argentinos- actúa como un referente de contención familiar -o social para el caso
de la investidura presidencial- y garante de una casa -o de una Nación- donde "reinan
la paz y el orden". Esta es la imagen que el peronismo identifica con la "Nueva
Argentina". De ahí que la protección de la familia integre la declaración de los
Derechos del Trabajador.

Por otra parte, Eva Perón, recuerda a sus congéneres que "el problema de la mujer es
siempre en todas partes el hondo y fundamental problema del hogar. Es su gran
destino. Su irremediable destino." Da a la familia una importancia primordial en la
consolidación de la sociedad y por esta razón no duda en afirmar que "en las puertas
del hogar termina la Nación entera y comienzan otras leyes y otros derechos... la ley y
el derecho del hombre... que a veces sólo es un amo y a veces también... dictador. Y
allí nadie puede intervenir." En este contexto rescata el valor de la mujer y de su
función como madre de la familia, como pilar del matrimonio, capaz de formar
"¡hogares verdaderos, unidos y felices!”, de sacrificar sus propias ambiciones
personales y de desempeñar un trabajo sin salir a la calle, que siempre significa
abandono del hogar.

El Manual del Peronista explicita la necesidad de "dignificar moral y materialmente a la


mujer", porque "equivale a vigorizar la familia. Vigorizar la familia es fortalecer la
Nación, puesto que ella es su propia célula".

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