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Mao Tsetung

SER UN REVOLUCIONARIO COMPLETO


Del
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN

Primera edición 1977

Tomo V, págs. 34-38.

Transcrito © para el Internet por Rafael Masada, Masada97@aol.com


Las indicaciones del HTML por David Romagnolo, djr@marx2mao.org (Mayo de 1998)

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SER UN REVOLUCIONARIO COMPLETO [*]

23 de junio de 1950
Esta sesión ha hecho un balance de las experiencias del período pasado y ha determinado una
serie de orientaciones.
El trabajo de resumen de experiencias y determinación de orientaciones se ha hecho mediante
los esfuerzos conjuntos de todos nosotros, los representantes de las nacionalidades, clases
democráticas, partidos democráticos, organizaciones populares y personalidades democráticas de
diversos círculos. Han participado en la discusión no solamente los miembros del Comité
Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo, sino también muchos funcionarios
del Gobierno Popular Central, de los gobiernos populares (o comités militar-administrativos) de
las grandes regiones administrativas[1] y de los gobiernos populares provinciales y municipales,
así como delegados de los comités consultivos de las conferencias populares provinciales y
municipales de representantes de todos los sectores sociales[2], además de numerosas
personalidades patrióticas especialmente invitadas. Esto nos ha permitido reunir una amplia
gama de opiniones útiles para examinar nuestra labor pasada y determinar las orientaciones del
trabajo ulterior. Espero que en adelante sigamos practicando este método y que lo adopten
también los gobiernos populares (o comités militar-administrativos) de las grandes regiones
administrativas y de las provincias y municipios. Por el momento, nuestras sesiones sólo tienen
un carácter propositivo. Sin embargo, en la práctica, las decisiones que hemos tomado en esta
reunión deben ser y serán, indudablemente, aceptadas y llevadas a efecto por el Gobierno
Popular Central.
Hemos aprobado por unanimidad el informe sobre el trabajo del Comité Nacional y los
diversos informes sobre la labor del Gobierno Popular Central: el informe sobre la reforma
agraria, los informes
* Discurso de clausura pronunciado por el camarada Mao Tsetung ante la II Sesión del I Comité Nacional de la
Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.
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sobre los trabajos político, militar, económico-financiero, tributario y cultural-educacional y el


informe sobre la administración de justicia. Todos estos informes son buenos. Han resumido de
manera apropiada las experiencias del trabajo pasado y determinado las orientaciones del trabajo
futuro. Que nuestra sesión haya tenido que discutir una cantidad tan grande de temas se debe a
que, con la fundación de la nueva China, el trabajo en todos los campos ha comenzado y está en
desarrollo. El pueblo entero está desplegando vigorosamente y en todos los dominios la gran
lucha de una auténtica revolución popular, lucha de gran trascendencia y sin precedentes en los
frentes militar, económico, ideológico y de la reforma agraria. En todos ellos, teníamos que
hacer el balance de nuestra labor e indicar las orientaciones a seguir y, por eso, hemos abordado
tantos temas. Según la ley, debemos celebrar dos sesiones al año. En una de ellas podemos
discutir numerosos temas, y en la otra, menos. Hemos de proceder así porque China es un
inmenso país con una población en realidad superior a los 475 millones y que atraviesa una gran
época histórica de revolución popular. Así hemos hecho, y considero que hemos hecho bien.
De los numerosos problemas debatidos en esta sesión, el principal ha sido el de la reforma del
viejo sistema agrario. Todos hemos expresado nuestro acuerdo con el proyecto de Ley de
Reforma Agraria[3] propuesto por el Comité Central del Partido Comunista de China, y hemos
introducido en él algunas modificaciones y adiciones valiosas. Esto es muy bueno. Me siento
contento y felicito a los centenares de millones de habitantes rurales de la nueva China por el
logro de esta posibilidad de emanciparse, y a la nación entera por la consecución de este
requisito básico para su industrialización. La mayoría de la población china la constituyen los
campesinos, sin cuyo apoyo no podía haber triunfado la revolución ni logrará éxito la
industrialización del país. Por lo tanto, la clase obrera debe ayudar activamente a los campesinos
en la reforma agraria; igualmente, deben favorecer esta reforma la pequeña burguesía urbana y la
burguesía nacional y, con mayor razón, los partidos democráticos y las organizaciones populares.
La guerra y la reforma agraria son las dos pruebas cruciales para todos en China -- individuos y
partidos -- en el período histórico de la nueva democracia. Quien toma partido por el pueblo
revolucionario es un revolucionario. Quien toma partido por el imperialismo, el feudalismo y el
capitalismo burocrático, es un contrarrevolucionario. Quien se coloca del
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lado del pueblo revolucionario sólo de palabra y no en los hechos, es un revolucionario de


palabra. Quien se coloca del lado del pueblo revolucionario no sólo de palabra sino también en
los hechos, es un revolucionario completo. La prueba de la guerra ya la hemos pasado en lo
fundamental, y todos airosamente; de ello está satisfecho el pueblo entero. Ahora tenemos por
delante la prueba de la reforma agraria y espero que todos salgamos de ella con tanto éxito como
salimos de la prueba de la guerra. Siempre que estudiemos este problema y nos consultemos
frecuentemente al respecto, nos desprendamos de las trabas mentales y marchemos al mismo
paso, formando así un gran frente único antifeudal, podremos conducir y ayudar al pueblo a salir
felizmente de esta prueba. Superadas las pruebas de la guerra y la reforma agraria, la prueba
restante, la del socialismo, la de la transformación socialista a escala nacional, será fácil de pasar.
Cuando llegue el momento (este momento llegará en un futuro lejano) de la nacionalización de la
industria privada y de la socialización de la agricultura, el pueblo no olvidará a aquellos que
hayan hecho contribuciones en el curso de la guerra revolucionaria y de la reforma
revolucionaria del sistema agrario, así como en los subsiguientes años de la edificación
económica y cultural; ellos tienen un brillante porvenir. Nuestro país avanza a paso firme de la
manera siguiente: Ha pasado por la guerra, se halla ahora en el proceso de las reformas de nueva
democracia, y luego pasará, sin apresuramiento y con la debida preparación, a un nuevo período,
el socialismo, cuando su economía y cultura hayan alcanzado un gran florecimiento y todas las
condiciones estén dadas y cuando, habiéndolo meditado bien, lo apruebe todo el pueblo. Estimo
necesario dejar en claro este punto, pues así podemos infundir confianza a ciertas personas y
librarlas de un temor como éste: "No sé en qué momento me abandonarán y me privarán de la
oportunidad de servir al pueblo pese a mis deseos." No, esto no va a suceder. Si uno tiene el
verdadero deseo de servir al pueblo; si, en un período difícil para éste, realmente le ha ayudado y
ha hecho algo bueno, y sigue procediendo así consecuentemente, sin detenerse a medio camino,
el pueblo y su gobierno no tendrán motivos para rechazarlo ni para negarle la posibilidad de
ganarse la vida y de prestar sus servicios.
Para lograr ese objetivo de largo alcance, debemos, en el plano internacional, unirnos
sólidamente con la Unión Soviética, las Democracias Populares y las fuerzas de la paz y la
democracia del mundo. A este respecto, no cabe ningún titubeo ni vacilación alguna. En lo
interno, debemos fomentar la unidad de las diversas nacionalidades, unirnos con las diversas
clases democráticas, partidos democráticos y organizaciones populares, así como con todos los
demócratas patriotas,
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y consolidar nuestro grande y prestigioso frente único revolucionario ya establecido. Trátese de


quien se trate, a todo el que contribuya a la consolidación de este frente único revolucionario lo
acogeremos con beneplácito, dado que su conducta será correcta, mientras a todo el que
perjudique la consolidación de dicho frente lo combatiremos, pues su comportamiento será
erróneo. A fin de consolidar el frente único revolucionario, es necesario adoptar el método de
crítica y autocrítica. Lo que nos sirve de criterio al emplear este método es, principalmente,
nuestra ley fundamental de hoy: el Programa Común. Ya en la presente sesión, de acuerdo con
dicho programa, hemos empleado el método de crítica y autocrítica. Este es un excelente método
que nos impulsa a perseverar en la verdad y a corregir los errores, el único método correcto para
la autoeducación y autotransformación de todo el pueblo revolucionario de un Estado popular.
La dictadura democrática popular presupone dos métodos. Con los enemigos, se emplea la
dictadura, es decir, durante el tiempo que sea necesario, no se les permite tomar parte en las
actividades políticas, y se los obliga a acatar las leyes del gobierno popular y a dedicarse al
trabajo físico para que, por este medio, se transformen en gente nueva. Con el pueblo, por el
contrario, se emplean métodos democráticos y no coercitivos, es decir, se le garantiza su
participación en las actividades políticas y, en vez de obligarlo a hacer esto o aquello, se realiza
un trabajo de educación y persuasión con métodos democráticos. Este trabajo de educación es el
trabajo de autoeducación en el seno del pueblo, y su método fundamental lo constituyen la crítica
y la autocrítica. Espero que adopten este método todas las nacionalidades del país, las clases
democráticas, los partidos democráticos, las organizaciones populares y todos los demócratas
patriotas.

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NOTAS

[1]
En ese tiempo, el país se dividía en seis grandes regiones administrativas: Nordeste, Norte, Este, Centro-Sur,
Suroeste y Noroeste. Cada región tenía un buró como representante del Comité Central del Partido Comunista de
China. Excepto el Norte de China, en cada región se instituyó un órgano administrativo, llamado gobierno popular
en el Nordeste y comité militar-administrativo en el Este, Centrosur, Suroeste y Noroeste. En noviembre de 1952,
todos esos órganos administrativos fueron rebautizados con el nombre de comités administrativos, fundándose al
mismo tiempo un comité administrativo en el Norte de China. Los comités administrativos de las grandes regiones
fueron abolidos en 1954. [pág. 34]
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[2]
Los comités consultivos eran elegidos por las conferencias populares provinciales y municipales de
representantes de todos los sectores sociales, y su función era asesorar a los gobiernos populares en la ejecución de
las resoluciones adoptadas por las conferencias, en el intervalo de sus sesiones. [pág. 34]
[3]
Se refiere al proyecto de Ley de Reforma Agraria de la República Popular China que, el 14 de junio de 1950, el
Comité Central del Partido Comunista de China presentó, para su discusión a la II Sesión del I Comité Nacional de
la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Después de ser discutido y aprobado en esta sesión, fue
sancionado por el Consejo del Gobierno Popular Central. La Ley de Reforma Agraria de la República Popular China
fue promulgada el 30 de junio del mismo año por Mao Tsetung, Presidente del Gobierno Popular Central, e
inmediatamente entró en vigor. [pág. 35]

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