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Señal de alarma en la URSS - parte 1

(05 06 2008) -

La crisis del trigo y el desabastecimiento de las ciudades

Andrea Robles

A inicios de 1928 se inicia la “crisis del trigo” que, a raíz de la retención de las cosechas de los campesinos
ricos (kulaks) -seguidos por los campesinos medios- para aumentar sus ganancias y estímulos para la producción agrícola,
provocó desabastecimiento y hambre en las ciudades. La crisis económica adquirió tal envergadura política, debido a su
ligazón con las profundas contradicciones de clase que se fueron acumulando en el Estado Obrero, en manos de la
dirección de Stalin. Esta crisis provocó la división del aparato gobernante y el surgimiento de la llamada Oposición de
Derecha encabezada por Bujarin y Rikov. Por su parte, bajo el régimen burocrático estalinista, la discusión de miles y
miles de valiosos revolucionarios que integraban las filas de los oposicionistas de izquierda se llevó a cabo desde las
cárceles. En el período 1928-1929, se abrió una dura lucha (la última con tendencias organizadas) en el Partido
Comunista de la Unión Soviética (PCUS) confrontada alrededor del destino de la dictadura del proletariado, en las peores
condiciones desde el punto de vista económico y político. La resolución de la “crisis del trigo”, que culminó con
el triunfo de Stalin, la aplicación de la colectivización forzosa y la superindustrialización, imposición de un régimen
plesbicitario y el partido bolchevique transformado en un aparato monolítico, implicó tanto para la revolución de Octubre
como para la Oposición de Izquierda, expulsada del partido y deportada, el cierre de una etapa, aquí reside la importancia
de estos años. Abordaremos aquí las distintas posiciones en el terreno económico respecto de la “crisis del
trigo” y la definición de las tres alas del partido. En una segunda parte, nos referiremos a la crisis tomada de
conjunto y su desenlace: desde el punto de vista de la economía, la lucha de clases y el Estado, el partido revolucionario
y la construcción del socialismo.

La “crisis del trigo” y el viraje a “izquierda” de Stalin

A comienzos de invierno de 1927 comenzaron los primeros choques entre los campesinos, que exigían el aumento del
precio del trigo, y los encargados de recolectar los granos. Hacia finales de año el conflicto se agravó. Los kulaks, que
tenían en sus manos gran parte del excedente de la producción agrícola, eligieron retenerlos, furiosos por el poco
beneficio de intercambiarlos por insumos agrícola-industriales. Arrastrando tras ellos a los campesinos medios,
provocaron hambre en las ciudades; aún cuando las cosechas de ese año se encontraban entre las mejores, su
entrega se redujo a la mitad. Al mismo tiempo, las informaciones oficiales admitían la existencia de 1.700.000
desocupados en la industria estatal, poniendo de relieve el declive de la producción incluso respecto de los ya bajos
objetivos de industrialización del país.

Frente a este estado de situación, Trotsky y los oposicionistas dando la pelea desde la cárceles y el exilio, al tiempo que
mostraba los graves problemas por los que atravesaba el país, advertía sobre el peligro de una crisis económica sino se
ponía limites al fortalecimiento del kulak, cobrándole impuestos en beneficio del desarrollo industrial. A despecho de las
Contratesis económicas presentadas por la Oposición de Izquierda (ver Las contratesis de la Oposición…), el XV
Congreso del PCUS, realizado en diciembre de 1927, votó la expulsión de sus dirigentes (quienes inmediatamente fueron
detenidos y deportados a lugares lejanos, como el caso de Trotsky a Alma Ata -cerca de la frontera China) y mantener la
línea preconizada por Bujarin que desde 1924 favorecía al kulak. Stalin se burló de los “miedosos” que, a
pesar de saber que la NEP implicaba el fortalecimiento de los kulaks. «palidecen de miedo y piden socorro” en
cuanto «los kulaks asoman la nariz por un rincón».

Sólo semanas después, en enero de 1928, a poco de consumar la deportación de los principales cuadros y dirigentes de
la Oposición de Izquierda, frente a la gravedad de la situación generada por la crisis de abastecimiento – con la
disminución en un 25 % de la entrada de trigo al mercado-, Stalin pasó del “campesinos enriqueceos” a tocar
la alarma, “el kulak levanta cabeza”, dando vuelta las resoluciones del Congreso de la noche a la
mañana. Preso del pánico, el Comité Central (CC) tomó una serie de medidas contra los especuladores como la
incautación de los stocks. Desde la editorial de Pravda, con el título “El kulak levanta cabeza”, agregaron
una serie de medidas de emergencia: el refuerzo del congelamiento de precios y la vigilancia del precio del pan. La
editorial, del 15 de febrero, argumentaba que “entre todas las causas de las dificultades encontradas en la
recolección de granos, hay que subrayar la siguiente: las aldeas se han extendido y enriquecido. Ante todo es el kulak el
que se extendió y se enriqueció. Tres años de buena recolección no han pasado sin dejar su impronta”. Y por
primera vez, admitía que “El aumento de las rentas del campesinado... frente al retraso en la oferta de productos
industriales ha dado la posibilidad al campesinado en general, y al kulak en particular, de guardar el grano”.
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Llegando a afirmar en la misma editorial que el kulak era nada más ni nada menos que la autoridad económica en el
campo, que tenía la posibilidad de arrastrar al campesino medio y que también había establecido una alianza con los
nepman, los intermediarios entre la ciudad y el campo. El artículo también denunciaba la aparición de “elementos
extraños” que convivían pacíficamente con los kulaks en el aparato de Estado y en el partido. Así, Stalin iniciaba
lo que se conoció como la “batalla del trigo”: más de 10.000 militantes fueron enviados al campo para
poner fin al acaparamiento, y en el lapso de 6 meses se reprimieron 150 rebeliones campesinas[1].

“Durante varios años la Oposición exigió que se aumentaran los impuestos al estrato más rico del campesinado
para volcar lo recaudado a la industria. La dirección oficial negó que los kulaks se estuvieran enriqueciendo y acusó a la
Oposición de querer "robar al campesino". Mientras tanto, los kulaks se habían convertido en una fuerza de cierta
importancia y, arrastrando consigo a los campesinos medios, sitiaron a la industria y a las ciudades por el hambre. El
apogeo de la fuerza de los kulaks coincidió con la dispersión de la Oposición (principios de 1928) por medio de la policía. La
burocracia debió cambiar abruptamente su política. Se lanzó la cruzada contra los kulaks. Las medidas que el día anterior la
Oposición había propuesto poner en práctica para combatir las tendencias explotadoras de los kulaks resultaron
insuficientes apenas comenzó la lucha contra ellos por el trigo.”[2]

El viraje a “izquierda” de Stalin

Pero “¿Qué significa el nuevo viraje de febrero? Era la confesión del retraso sufrido por la industria, de la
diferenciación que amenaza en el campo y del terrible peligro del kulak”[3]. Como explicaba Trotsky, “Toda
la política de esta fracción centrista avanza bajo el acicate de dos látigos, uno de derecha y otro de izquierda. Esta
fracción centrista burocrática, falta de todo fundamento de clase, se balancea entre dos trayectorias, deslizándose
sistemáticamente de la ruta proletaria a la ruta pequeño burguesa…[4]. Esto se debía a las fuerzas de clases que
estaban operando en la URSS y las que la orientación estalinista-bujarinista habían impuesto al aparato de Estado y al
partido. “La trayectoria política de la actual dirección no se define por esos aventurados gestos individuales, sino
por el apoyo social que esta dirección ha reunido en torno suyo en su lucha contra la Oposición. Merced al aparato de
Stalin, merced al régimen estalinista, las fuerzas que prevalecen sobre la vanguardia proletaria están formadas por el
burócrata, el administrador, el director industrial, el nuevo capitalista, la intelligentsia de la ciudad y del campo, todos esos
elementos que empieza a mostrar el kulak al trabajador diciéndoles: ‘Ya no estamos en 1918, hijo
mío’”[5].
Para Trotsky, la fuerza del aparato burocrático, de los nuevos propietarios, de la burguesía mundial era gigantesca y en
su traducción en el seno del partido iba a propiciar indefectiblemente, frente al novedoso giro izquierdista de Stalin, un
sector opositor de derecha. “Lo decisivo no son los gestos izquierdistas, sino el curso político
fundamental…No se puede estrangular al sector obrero del partido y atacar al mismo tiempo al kulak. Ambas cosas
son incompatibles. El zigzag izquierdista…provocará al ser puesto en práctica una inflexible oposición en las
mismas filas de vuestra mayoría”[6].

El surgimiento de la Oposición de Derecha

En contraste con la Oposición de Izquierda, “la Oposición de derecha fue un fenómeno del momento que emergió en
la escena política casi sin preaviso. La Oposición de Derecha no tenía antecedentes como una desviación por la simple razón
que antes, su aparición, tanto como grupo de hombres como de un programa, había sido una parte indistinguible de la
dirección misma.”[7], afirma el historiador Robert V. Daniels. Nació oficialmente a raíz de la “crisis del
trigo” y estuvo encabezada por tres miembros del Politburó, Bujarin (presidente de la Comintern), Rikov
(Presidente del Consejo Superior de Economía Nacional) y Tomsky (Presidente de los sindicatos soviéticos).
En un pleno del Comité Central de julio 1928, la derecha, en base a un informe presentado por Rikov, logró una primera
victoria sobre el centro estalinista, luego de cuatro o cinco meses de política “de izquierda”, aún cuando la
consiguió con el consentimiento de éste último. La idea central del informe Rikov era que el desplazamiento hacia la
izquierda que se produjo en febrero no era más que un episodio que había que abandonar, girando a la derecha. En
dicho pleno, se levantaron todas las medidas contra el kulak y se le concedió además un aumento del 20 % en el precio
del trigo, con su consecuencia de conjunto inflacionaria; una recompensa para el kulak que le permitiría arrastrar tras de
sí, con más seguridad, al campesino medio.

Rikov, asumiendo que había subestimado la crisis, veía la causa de la crisis de abastecimiento, no en el retraso de la
industria sino más bien en el de la agricultura. En el artículo “El pleno de julio y el peligro de derecha”, ya
citado, Trotsky consideraba dicho argumento una burla al partido y lo denostaba: “Exigir una transferencia de
recursos financieros desde la industria hacia la economía campesina individual, es elegir, no sólo el camino de la
burguesía, sino el de la burguesía agraria, reaccionaria…”. El desarrollo de la industria aún cuando es más
avanzado que la técnica en la agricultura no había permitido no sólo jugar el rol verdaderamente socialista de dirección y
transformación frente al campo, sino que ni siquiera alcanzaba a abastecer las necesidades corrientes de las aldeas y de
esa manera retardaba el desarrollo. Pero “Concluir que esta consecuencia del juego, durante siglos, de la ley del
desarrollo desigual de las diversas partes de la economía, puede ser vencida, o al menos atenuada, por la reducción de
los ya reducidos fondos destinados a la industrialización, equivaldría a combatir el analfabetismo cerrando los
establecimientos de enseñanza superior. Esto sería hacer mella en el armazón mismo del progreso de la
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Historia”[8].

No obstante, Rikov trazaba el objetivo, en breve plazo, de duplicar la cosecha por hectárea mediante subsidios, pero
“callaba” sobre las consecuencias del aumento “por dos” del desequilibrio entre el campo y
la ciudad que la “crisis del trigo” había puesto de relieve. Para Trotsky la política de la Oposición de Derecha
conducía a una “neo-Nep”, es decir, a una restauración del capitalismo por etapas. Y es que la desproporción
aumentada, y más aún por la lentificación de la industria que proponía Rikov, se haría tan amenazadora que le permitiría
a éste último, con una relación de fuerzas más favorable, desenrollar el resto de su programa, es decir, exigir la
abolición del monopolio del comercio exterior[9].

Rikov se “equivocaba” cuando adjudicaba a la Oposición de Izquierda las medidas de violencia


administrativas aplicadas por Stalin contra el kulak; por el contrario, era el precio a pagar por la orientación errónea que
Rikov ahora pretendía profundizar. Pero tenía razón cuando adjudicaba a los trotskistas querer impedir el triunfo de la
derecha. Porque para la Oposición de Izquierda, “La derecha es la llave que usan las clases enemigas. El éxito de
la derecha no sería más que una victoria, temporalmente disfrazada, de la burguesía sobre el proletariado…El
partido tiene que levantar su voz. La vanguardia proletaria tiene que tomar en sus manos su destino. El partido tiene que
discutir extensamente entre sus tres líneas principales, derecha, centrista y leninista. El partido tiene necesidad de
integrar a la Oposición a sus filas. El partido tiene necesidad de un Congreso honestamente preparado y
elegido”[10].

Impidiendo el nexo de la Oposición de Izquierda, que se vio fortalecida en este primer momento[11], con las bases del
partido y la vanguardia proletaria, mediante más deportaciones y el endurecimiento de las condiciones carcelarias,
Stalin, a partir de septiembre de 1928, retoma la ofensiva “a izquierda” para ganar el poder del aparato
cuya iniciativa había quedado en manos de la Oposición de Derecha.

En la próxima entrega desarrollaremos este proceso, que culmina con la colectivización forzosa del campo y el desarrollo
acelerado de la industria, y el debate sobre la estrategia y táctica del Estado soviético que reabre el viraje de Stalin y
que tendrá importantes secuelas para la Oposición de Izquierda.

[1] Partido Bolchevique, Capítulo XI, La Oposición de Derecha, pág. 153[2] León Trotsky, Naturaleza y dinámica del
capitalismo y la economía de transición (compilación), El nuevo curso de la economía soviética.La aventura económica y sus
peligros, p. 433. [3] León Trotsky, op. cit, El pleno de julio y el peligro de derecha, p. 411.[4] Trotsky León, La situación en
Rusia después de la revolución, Baires, 1973, p. 16. Discurso pronunciado el 23/10/27 sobre la proposición de su expulsión
del Comité Central.[5] Trotsky, op. cit, p, 17.[6] Ibídem.[7] The conciencia of the revolution, Robert V. Daniels, Harvard
University Press, London, 1960, p. 322.[8] León Trotsky, op. cit., El pleno de julio y el peligro de derecha, p. 412.[9] El
monopolio estatal del comercio exterior constituye un principio esencial ya que por medio de ese instrumento, el Estado
Obrero, por un lado, se vale de las relaciones económicas con el mercado mundial para mejorar la calidad de la
producción soviética y por el otro, se constituye como salvaguarda contra el capitalismo mundial, que por la vía económica
– no sólo militar- puede mediante diferentes mecanismos, como inundar de mercancías capitalistas mucho mejores
y más baratas, quebrar las bases de la economía soviética vinculándose directamente con los sectores burgueses del
campo y la ciudad.[10] León Trotsky, op. cit., 416.[11] Con el inicio de la “crisis del trigo” y los cambios
repentinos de orientación del PCUS, amplios sectores del partido y de la clase obrera comenzaron a interesarse por lo
que ocurría en la dirección y comprendieron que estaban en juego profundas diferencias de principios. El año 1928 fue el
más crítico para el PCUS en toda su existencia. Al cabo de un año Stalin había deportado 8000 oposicionistas. A pesar
de ello, y de “una segunda ola de capitulaciones”[11], las filas de la Oposición crecieron, dado la
confirmación de sus posiciones, y desde las cárceles se desarrolló una intensa discusión. “Decenas, cientos y aun
miles de personas conocidas en todo el país o, al menos, en sus regiones, distritos o fábricas, estaban dispuestos a
sufrir por sus ideas la expulsión del partido y la deportación (…) A pesar de las continuas oleadas represivas, la
Oposición creció de manera notable, sobre todo en las grandes plantas industriales. Esto provocó una intensificación de la
represión y, en particular, la prohibición a los exiliados de mantener correspondencia, inclusive entre ellos”[11]. En
Julio de 1929, Trotsky calcula que hay entre 15.000 y 20.000 deportados de la Oposición de Izquierda.

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