Está en la página 1de 4

. Christopher Cuevas N.

“El control de los políticos” (José Maria Maravall)

Maravall en su libro explica, las formas y los medios que se hace


efectivo el control de la gestión política de los gobernantes, explicando el
entorno político que lo rodea. También vislumbre de cierta forma las falencias y
las formas en que se hace que el control sobre los políticos sea en mayor o
menor grado efectivo.

Más que restar la importancia de las elecciones y del sufragio, este libro
enfatiza la importancia de ambos factores. Además este libro expresa las
estrategias que utilizan los políticos, para acceder al poder o mantenerse en el.

El autor expresa que si el sufragio constituye el fundamento de la


democracia, los ciudadanos deben estar dotados de la capacidad real de
premiar o castigar a los gobernantes.

Los políticos, una vez que logran acceder al poder, su objetivo personal
es mantenerlo y acrecentarlo, pero algo que escapa quizás al análisis
tradicional empírico de la ambición de los políticos, es que éstos aparte de
mantener su estatus, buscan maximizar su autonomía.

Las elecciones son un mecanismo prospectivo, respecto a la receptividad


de los políticos, en condiciones de información perfecta, los gobernantes
cumplirían el mandato según el gusto de los ciudadanos.

Ya en épocas de elecciones, los ciudadanos analizan de modo


retrospectivo, examinando actuaciones pasadas de los gobernantes, y en
función de ellos recompensarán o castigaran a los políticos.

Las políticas impopulares (de largo plazo) de los políticos, deberían


pensarse en tener fecha culmine al fin de su periodo. Para asi demostrar y
justificar que un periodo de trabajo, tiene finalmente sus frutos.
También deben hacerse culmines al fin del periodo las políticas de largo
plazo, para que el trabajo de esa gestión sea identificable con ese gobernante y
en ese periodo por parte del electorado, para que asi no se le adjudique a otro
gobernante los resultados de tal política.

Dentro de esta tercera ola democrática, se vislumbra empíricamente,


que la aceptación de un gobierno, pasa muy fuertemente por la situación
económica en que se encuentra el país. La economía tiene un gran impacto en
el apoyo que reciben los gobernantes, al momento de sufragar, por ahí pasa
una gran parte de la intención de voto del electorado.

Frente a políticas impopulares, el gobernante tiende a mantener cierta


opacidad, si esta siendo cuestionada por la opinión pública, puede hacer que el
político tome decisiones que no desea.

El refugio natural del político frente a las críticas es su partido político,


como forma de mantener un respaldo partidario y un hermetismo frente a la
problemática.

El control de la opinión pública por parte del gobierno es primordial para


poder mantener una gobernabilidad, es aquí en donde generalmente el
gobierno entra en pugna con la oposición.

La persuasión de los votantes debe ser una tarea, de mutua


responsabilidad entre el partido y el gobernante, para asi lograr la convicción
del proyecto político del gobierno.

Generalmente, los gobiernos que no cruzan por un buen periodo


económico, suelen elaborar discursos que sean esperanzadores y
respaldadores del gobierno, Por Ejemplo; “la promesa de la luz al fin del túnel”
es un argumento que se utiliza como forma de esperanzar a los ciudadanos,
que vendría como consecuencia de las políticas. Pero esta sólo llegará si se
pasa primero por “el valle de las lágrimas” o también muy poéticamente
“hambre para hoy, pan para mañana”, demostrando asi que el proceso de auge
económico deviene de un aprendizaje forzoso.

Los políticos, no se enfrentan pasivamente al incierto veredicto de los


ciudadanos, estos desarrollan estrategias de supervivencia, que influyen y se
manifiestan en la rendición de cuentas.

Quizás el test máximo de la democracia, son las elecciones siempre y


cundo estas sean competitivas. Schumpeter, bajo su visión minimalista de la
democracia, ve que “este es el único poder que recae en el pueblo, poder que
dura muy poco, ya que se lo delega al primero que lo logre convencer”
refiriéndose al sufragio.

Bajo esta premisa el ciudadano, no actúa, solo reacciona a través del


sufragio. Reacción que es casi esperable dentro de una democracia
participativa.
El huerfanismo de una representatividad que satisfaga al elector, hace
que este asimile aspectos superfluos de los candidatos, por ejemplo:
personalidad, origen, valores, entre otros. De esta forma el elector cree que
mientras más factores del candidato sean coincidentes, con la realidad del
elector, este lo representara de una forma aceptable.

José Maria Marawall, define tres tipos de electores:

1- Elector normal: Su preferencia fluctúa según el auge o el deterioro de un


gobierno.
2- Exonerativo: Apoya al gobierno, independiente de cómo ha sido la
gestión de este.
3- Opositor: Vota en contra del gobierno, independiente de la situación
actual o retrospectiva del mismo, a menuda también da clases de cómo
debió haber sido la gestión.

Los ciudadanos, eligen al partido cuyas promesas se acercan a sus


propias preferencias políticas y valoricas.

Marawall, se plante a la siguiente pregunta ¿Puede la democracia


interna del partido en el poder, ayudar a los ciudadanos a controlar al
gobierno?

La respuesta seria si, pero este siempre y cuando no se olvide de una


función básica de los partidos políticos, que es ser el canal de comunicación
entre la sociedad civil y el estado.

Para que esto sea posible debe existir según, Marawall un centralismo
democrático del partido político que esta en el poder.

Pero aun existiendo un centralismo democrático en el partido, este


tiende a formar una bifurcación.

1- Los denominados “Orgánicos” los cuales sus intereses están


volcados a llegar al poder, ocupar cargos públicos, respaldados por
los valores del partido.
2- Por otra parte los militantes del partido, centran sus propósitos,
en las bases ideológicas del partido, esto constituye la razón de
ser de su compromiso político, no son indiferentes al poder, pero
siempre y cuando este permita llevar a cabo sus ideales.

El miedo latente de perder el apoyo popular, disciplina


enormemente a los partidos políticos y al gobierno.

Según lo expresado en el libro, la amalgama perfecta dentro de


una democracia es que exista un control de los políticos desde los
ciudadanos y también desde las instituciones del estado.
El rol mas jugado de los partidos políticos en épocas eleccionarias,
bajo la lógica de la existencia de un mercado político, debe ofrecer
buenos productos, que sustituyan los malos.

El partido político, que esta en el poder, controla de cierta forma a


los políticos en el poder, con el fin de mantener su reputación como
partido.

El partido tiene que a su vez autorregularse, ya que si la


preferencia de los militantes y las de los votantes son antagónicas,
estaríamos a portas de una crisis de la representación democrática.

La democracia consta de un argumento muy recurrente cuando se


la critica, esto es que este sistema político es el único que garantiza un
pleno estado de derecho.

Pero el problema es que, el estado de derecho, quita el interés por


la política por parte de los ciudadanos, ya que se entrega casi toda la
responsabilidad al gobierno, en lo que es a elaborar políticas se trata.
Entonces tenemos a un estado como un actor principal de la política, y a
una ciudadanía que se remite a conformarse con vivir bajo un estado de
derecho.

Por parte del gobierno, el argumento es que la sociedad civil, debe


disfrutar la seguridad que puede entregar un sistema de derechos, ya
que este es el mejor mediador de conflictos de la sociedad civil, y entre
la sociedad civil y el estado, ya que el estado de derecho, refleja la
voluntad de la mayoría.

Pero darle tanta relevancia al aspecto judicial de la política, puede


atentar en contra de la democracia misma, ya que los jueces decidirán
tomando en cuenta el consenso, pero a la hora de tomar las decisiones
serán totalmente arbitrarios.

Para finalizar este resumen del libro de Marawall, el incluye una


cita de Robert Dahl, que refleja la idea que recién se esbozó. “actores
democráticos no mayoritarios, por si mismos, no pueden evitar que una
minoría utilice su posición invulnerable para causar daño a la mayoría.

También podría gustarte