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FUTURO DE LA EDUCACIÓN
Fotografía en la portada: La sal se puso morena, Puebla, 1989, de Mariana Yampolsky
LOS RETOS DE MÉXICO EN EL
FUTURO DE LA EDUCACIÓN
CONSEJO DE ESPECIALISTAS
PARA LA EDUCACIÓN
D
México, 2006
Coordinación editorial:
Dr. Pedro Flores Crespo
ISBN: 968-7485-25-6
Impreso en México
Printed in Mexico
Índice
PRESENTACIÓN / 11
SECRETARIO TÉCNICO
PEDRO FLORES CRESPO
10
Presentación
18
INTRODUCCIÓN
La visión de México
19
20
M éxico es un país de contrastes. A lo largo del siglo XX, a pesar de uno
de los crecimientos de población más intensos de la historia, consiguió
avanzar en la modernización de la planta productiva, en la urbanización y la
provisión de servicios públicos, así como en la construcción de un sistema
político democrático. Gracias a ello, a comienzos de este siglo buena parte
de la población tiene acceso a niveles de vida decorosos y en el plano
internacional se reconoce al país como una sociedad de desarrollo inter-
medio.
Sin embargo, también es una sociedad con muchos desequilibrios, en
la que grupos considerables de la población no gozan de los beneficios del
progreso. La desigualdad persiste y la marginación continúa afectando a
millones de personas. Esta problemática ha formado un país que enfrenta
grandes desafíos.
México debe situarse a la altura de los avances del mundo, acortar la
distancia que lo separa de las naciones avanzadas, al tiempo que corrige
su ancestral desigualdad y subsana el rezago histórico de los marginados.
El país debe atender simultáneamente los retos de la prosperidad y la equi-
dad, los de la seguridad y la gobernabilidad, y los de la democracia, la
concordia y la cohesión social.
Mejorar los actuales niveles de desarrollo requiere de esfuerzos en va-
rios frentes de política pública, además de una corresponsabilidad entre la
sociedad y el Estado que asigne prioridad al desarrollo humano entendido
en los términos que propone las Naciones Unidas, combata la desigualdad
y respete la diversidad. Es necesario, en consecuencia, consolidar la eco-
nomía nacional, mejorar los instrumentos de gobierno y fortalecer las capa-
cidades sociales. El Consejo hace énfasis en varios aspectos del modelo
de desarrollo.
Al respecto, un tema sobresaliente concierne a la magnitud y ritmo de
crecimiento de la economía. Es evidente que la planta productiva del país, la
cantidad de puestos de trabajo, la riqueza generada y la distribución del
ingreso son inadecuadas ante las necesidades de la población. No menos
importante es la calidad de la economía, es decir el tipo de bienes y servi-
cios que se producen, las fuentes de valor agregado, la calificación para el
empleo, y el marco de seguridad jurídica del trabajo, factores que deben 21
atenderse en su conjunto para lograr una economía más competitiva.
Otro ángulo de la problemática apunta hacia la necesidad de adecuar la
política hacendaria para equilibrar el fomento a la inversión, el desarrollo
del mercado interno y el comercio internacional, el control de las variables
macroeconómicas y la recaudación fiscal, y fortalecer el mercado interno.
Permanece el desafío de avanzar hacia formas modernas y participati-
vas de encarar el problema de la justicia social, que permitan avanzar de
manera efectiva hacia la equidad en el acceso a los satisfactores básicos y
a los bienes de la cultura. Asimismo es fundamental el fortalecimiento del
Estado de Derecho y de las instituciones que dan soporte a la participación
de la sociedad en distintas áreas de actividad. El régimen político democrá-
tico requiere certeza jurídica y fortaleza institucional para encauzar el desa-
rrollo de la nación en su conjunto.
Estos desafíos implican a la educación en varios sentidos. México recla-
ma un sistema educativo de alta calidad académica, que garantice a toda la
población oportunidades de acceso y permanencia en todos los niveles de
enseñanza, que dote a las personas con capacidades para el desempeño
laboral, el ejercicio de sus derechos y obligaciones, así como la satisfac-
ción de sus aspiraciones.
En el marco de estos propósitos, el Consejo considera oportuno tener
en cuenta las condiciones del entorno nacional y mundial que darán lugar a
los retos y oportunidades del sistema educativo del país en los próximos
años. Su comprensión es necesaria para dimensionar el alcance de las políti-
cas educativas en el contexto de las tendencias de cambio más relevantes.
El entorno nacional
El entorno global
34
PRIMERA PARTE
Tres propósitos centrales
para la educación
35
36
1. UNA EDUCACIÓN PARA LA EQUIDAD Y LA JUSTICIA
Recomendaciones
44
2. UNA EDUCACIÓN PARA LA DEMOCRACIA, LA COHESIÓN SOCIAL
Y LA RESPONSABILIDAD CIUDADANA
Recomendaciones
50
3. UNA EDUCACIÓN PARA LA PRODUCTIVIDAD Y EL DESARROLLO ECONÓMICO
54
Educación, ciencia y tecnología, y productividad del sistema económico
Recomendaciones
64
SEGUNDA PARTE
Un criterio conductor: la calidad
65
66
E l sistema educativo nacional debe tener altos niveles de calidad, para
que contribuya de la manera deseable al desarrollo de México. La calidad tiene
varias dimensiones y depende de una multiplicidad de factores, según los tipos
y niveles escolares, las circunstancias de las regiones del país y las variantes
de los servicios. Esos factores incluyen, al menos, los siguientes:
Recomendaciones
Mejorar realmente la calidad educativa implica hacerlo con equidad; por ello
las políticas al respecto deberán priorizar la atención de los sectores del
sistema que presentan los niveles de rendimiento más bajos, donde las
circunstancias desfavorables del entorno van acompañadas por las mayo-
res carencias de las escuelas. El modelo de derrame paulatino de benefi-
cios deberá quedar atrás, al igual que la búsqueda de una compensación
de las desigualdades basada únicamente en programas necesarios, pero
de reducida eficacia, por su carácter tardío y marginal. Por otra parte, como
los factores que inciden sobre la calidad son muchos, alcanzar mejores
niveles no podrá ser el resultado de estrategias simplistas que prometan
resultados espectaculares en corto plazo. La calidad sólo puede resultar de
esfuerzos de largo aliento, con base en estrategias que combinen equilibra-
damente los elementos necesarios.
Consideramos que la búsqueda de la calidad con equidad debe ser el
criterio rector de las políticas de desarrollo del sistema educativo nacional,
y aconsejamos revisar las políticas en curso, fortalecerlas y complementar-
las, teniendo en cuenta las siguientes recomendaciones particulares:
vi. Las escuelas son el lugar en que los alumnos, guiados por sus maes-
tros, y con el apoyo de ciertos recursos y tecnologías, consiguen o no
desarrollar conocimientos, habilidades y actitudes. La forma en que el
docente organice el trabajo escolar y aproveche los recursos es funda-
mental para la calidad de los resultados. Por ello es deseable fortalecer
la capacidad de decisión de maestros y escuelas, respetando sus cir-
cunstancias y posibilidades, pero avanzando en dirección de una mayor
autonomía, que incluya la posibilidad de que la comunidad escolar —los
maestros, con el liderazgo del director, y con los padres de familia—
pueda adecuar el currículo a las circunstancias locales; siempre en el
marco de la normatividad de observancia general; definir prioridades
sobre los programas educativos a desarrollar; tomar decisiones sobre
el personal y sobre la organización de la escuela, como formas de agru-
par alumnos, grados y niveles, manejo de calendarios y horarios, aten-
ción de alumnos con dificultades especiales, etcétera.
Por lo anterior el Consejo recomienda dar continuidad a programas
que fortalecen la autonomía de la escuela, aprovechando la experiencia
para mejorarlos. Deberá buscarse que las escuelas en condiciones
más precarias se beneficien de ellos y analizar el papel de los recursos
que se canalizan. Deberá cuidarse que las escuelas desarrollen la ca-
pacidad de autogestión que requiere una mayor autonomía, para lo que 73
es fundamental la elevación de la competencia profesional de quienes
ocupan puestos de dirección y supervisión.
vii. Las instancias de supervisión y el personal de asesoría técnico-peda-
gógica son elementos de primera importancia para acompañar los es-
fuerzos de las escuelas por mejorar; pueden cuidar que todas cuenten
con los recursos materiales indispensables; vigilar que los procesos
pedagógicos y de gestión se desarrollen adecuadamente; que maes-
tros y directores desempeñen correctamente sus funciones, apoyándo-
los para desarrollar o adquirir las competencias necesarias.
El funcionamiento de esas instancias, sin embargo, frecuentemente
dista de lo deseable: el número del personal que las integra es conside-
rable, disparejo en capacidades y desigual entre las entidades; su dis-
tribución no obedece a criterios de racionalidad; la designación de su-
pervisores, asesores y mandos medios se hace con frecuencia con base
en consideraciones ajenas a las de la mayor calificación de los aspiran-
tes para cumplir eficientemente responsabilidades tan delicadas. Por
ello habrá que revisar en profundidad la supervisión escolar y, en gene-
ral, las estructuras de apoyo de las escuelas, como instancias decisivas
para la mejora educativa, así como los criterios y procedimientos para la
asignación de dichos puestos. En este sentido son importantes los
esfuerzos para impulsar un nuevo concepto de servicio de asesoría aca-
démica para las escuelas.
La encomienda especial de la supervisión escolar debe ser vigilar
que no se den en las escuelas a su cargo prácticas indebidas, sea en el
comportamiento de los maestros, en la aplicación de los exámenes o en
la gestión interna. Los supervisores deben alentar a los padres de fami-
lia a denunciar los abusos de los que tengan conocimiento, como contri-
bución importante para la calidad de la escuela.
viii. Los mecanismos de evaluación y estándares de desempeño asociados
a ellos, pueden ser una herramienta que apoye los procesos de mejora
escolar, pero es necesario que sean pertinentes, que sus resultados se
usen sistemáticamente y se complementen con procesos de autoeva-
luación, congruentes con un papel activo de la comunidad de cada cen-
74 tro escolar y de la supervisión. Las nuevas evaluaciones, aplicadas por
primera vez en el mes de junio de 2006, que ofrecerán resultados de
cada plantel, grupo y alumno, tendrán que aprovecharse para identificar
las escuelas necesitadas de esfuerzos y apoyos especiales.
ix. Recomendamos incluir un componente de métodos de evaluación en
los programas de formación inicial y continua de maestros, directores,
supervisores y personal de apoyo técnico-pedagógico, para que todos
puedan utilizar y aprovechar al máximo esas valiosas herramientas. Su-
gerimos también aprovechar las nuevas evaluaciones para desarrollar
la cultura de la evaluación entre los padres de familia y la sociedad, para
que apoyen el avance de sus hijos y los esfuerzos de la escuela.
x. Es necesario, además, que la evaluación no inhiba la innovación, sino
que la apoye. Para que los resultados de las evaluaciones contribuyan a
mejorar la calidad de los resultados, habrá también que sacar el mejor
provecho de los resultados de la investigación educativa para hacer cam-
bios curriculares, mejorar libros de texto y materiales de apoyo, introdu-
cir innovaciones bien fundadas y seguirlas, desarrollar programas de
profesionalización de los docentes, etcétera.
3. Financiamiento de la educación
82
1. PROFESIONALIZACIÓN DE DOCENTES Y DIRECTIVOS
Recomendaciones
Recomendaciones
i. Como resultado del desarrollo democrático del país, hoy el poder legis-
lativo, en el ámbito nacional y el de las entidades federativas, tiene un
papel activo en la definición de políticas. Esta positiva evolución plantea
también el riesgo de que las decisiones de los congresos se tomen sin
el análisis de sus consecuencias, sin apoyo de la necesaria asesoría
especializada, atendiendo principalmente a presiones de grupos de in-
terés, o invadiendo funciones del poder ejecutivo en cuanto a la planea-
ción, la programación y la ejecución de las actividades y los proyectos
educativos.
El Consejo considera necesario conformar esquemas que propicien
un diálogo ordenado entre el Legislativo y el Ejecutivo con vistas al logro
de una mayor relevancia y coherencia en las políticas públicas para im-
pulsar la ampliación y el mejoramiento de la educación.
ii. Por otra parte, el Consejo reconoce el papel de la organización sindical
en materia de defensa de los derechos laborales de los maestros y
trabajadores de la educación nacional. De igual forma, considera al SNTE
como interlocutor para la discusión y análisis de los temas educativos.
La colaboración del SNTE es necesarísima para cambiar situaciones
que hoy afectan de manera muy inconveniente a la educación. Debe
recordarse, que la responsabilidad en materia de política educativa co-
rresponde a la autoridad y que ésta no debe ceder ante presiones de la
organización o sus agrupaciones. El peso de las opiniones del SNTE en
temas vinculados con la agenda educativa deberá sustentarse en la
solidez de las posturas, y no en el peso político de la organización.
El Consejo se pronuncia en favor de avanzar hacia la consolidación de
reglas y mecanismos —establecidos de común acuerdo entre la organi-
zación sindical y la autoridad educativa—, para garantizar la transparen-
cia, la calidad y la equidad en las contrataciones de personal al servicio
de la educación. Ha sido muy nociva la renuncia de la autoridad nacional
98 a sus atribuciones y funciones rectoras en educación.
El Consejo considera también que se deben dar avances en el gobierno
de los planteles e instituciones de los diversos tipos educativos, en aspec-
tos como los siguientes:
iv. Hoy día, los propósitos de este tipo educativo están cambiando, y más
allá del carácter propedéutico que la marcó desde su origen, se pone de
relieve la necesidad de que contribuya a culminar la formación de una
ciudadanía capaz de asumir sus responsabilidades sociales, de valorar
y enriquecer su identidad cultural, de incorporarse de una manera digna
al ámbito del trabajo, de desarrollar sus competencias en un mundo
globalizado, de aplicar una alfabetización relevante en la nueva sociedad
de la información y el conocimiento, y de seguir aprendiendo a lo largo
de la vida.
El establecimiento de una Subsecretaría de Educación Media Supe-
rior en la estructura de la SEP abre nuevos espacios para transformar de
manera favorable la incidencia de los diversos actores en el gobierno de
las instituciones de este tipo educativo y para que se establezcan las
condiciones que hagan posibles las transformaciones profundas re-
queridas en este sector, pero se trata sólo de un primer paso, que debe-
rá ir seguido por varios más para que dé los frutos que se esperan. 99
En cuanto a la educación superior
La participación social
Recomendaciones
Gestión de recursos
Recomendaciones
105
EN RESUMIDAS CUENTAS, la búsqueda de una nueva gobernabilidad en el ámbito
de la educación —más democrática y participativa y acorde con los tiempos
que vivimos— supone avanzar de manera efectiva hacia el fortalecimiento
de la capacidad del sistema educativo nacional para orientar el desarrollo
de la educación en el mediano y largo plazos, en función de grandes priori-
dades, líneas de acción y consensos. Entre otras cosas, esto significa:
106
3. EL FINANCIAMIENTO DE LA EDUCACIÓN
El sector privado aporta a la educación una proporción del PIB inferior a las
registradas en otros países en desarrollo, como Chile y Corea. Una posibi- 107
lidad no debidamente aprovechada para incrementar las contribuciones de
los particulares al gasto educativo nacional, son las aportaciones que po-
drían hacer los estudiantes inscritos en las instituciones públicas de educa-
ción superior, cuyas familias disponen de los recursos necesarios para
hacerlo.
Sin embargo, el ordenamiento del Artículo Tercero Constitucional en el
sentido de que la educación que imparta el Estado será gratuita, ha sido
interpretado como impedimento para que las instituciones de educación
superior trasladen a sus estudiantes el costo de la educación que les im-
parten. Con todo, algunas universidades públicas recuperan por esta vía
hasta el 25 por ciento de ese costo, lo que indica que la discusión de este
tema no ha terminado. Se ha comprobado que la posibilidad de ingresar al
sistema escolar y de permanecer en él están fuertemente determinadas por
las condiciones socioeconómicas de las familias de los estudiantes. La
tasa de participación de los jóvenes de 6 a 15 años de edad, cuyas familias
se encuentran en el decil más alto de la distribución del ingreso, es seis
veces mayor que la correspondiente a los estudiantes con familias en el
decil más bajo de esa distribución.
Además de las diferencias que hay entre las proporciones de los presu-
puestos estatales que se dedican a la educación, los recursos distribuidos
por el gobierno federal entre las universidades estatales y las demás insti-
tuciones de educación superior tampoco obedecen a criterios claramente
establecidos. Así por ejemplo, los subsidios otorgados por alumno, en la
institución estatal más favorecida son 4.7 veces superiores a los asignados
a la institución que se encuentra en la situación contraria. Aunque es proba-
ble que una parte de esos recursos se destine a financiar el desarrollo de
algunas funciones distintas de la docencia, de todos modos es necesario
transparentar los factores que expliquen tales diferencias, debido a su mag-
nitud considerable. Es importante no desconocer la capacidad de las insti-
tuciones para emplear los recursos de manera conveniente. El mejora-
miento de situaciones indeseables no siempre depende de la autoridad
federal. 109
Necesidades que requieren una atención prioritaria
Educación básica
Educación posbásica
La OECD ha hecho notar que mediante una utilización más eficiente del gasto
educativo sería posible elevar el aprovechamiento de nuestros estudiantes,
aún sin aumentar el producto interno bruto del país, el volumen del gasto
educativo por alumno, ni modificar los antecedentes sociales de las fami-
lias que envían a su hijos a nuestras escuelas.
Entre otras cosas, cabe señalar que la mayor parte del gasto público en
educación se destina al pago de la nómina, lo cual se acentúa en la educa-
ción básica. Además, como recientemente lo señaló la OECD, la mayor
parte del incremento que experimentó durante los últimos años el gasto
educativo nacional fue absorbida por los aumentos salariales. Además, los
salarios crecieron a una velocidad superior a la del aumento que, en prome-
dio, se registró en el ingreso per cápita de la población.
En consecuencia, las inversiones destinadas a la construcción, mante-
nimiento, equipamiento de las escuelas, a la innovación educativa y al me-
joramiento de la calidad de la educación fueron relegadas a un segundo
plano.
Al respecto, es importante mencionar que no todos esos recursos des-
tinados a gasto corriente se aprovechan eficientemente. Así por ejemplo,
sigue creciendo la asignación de plazas de primaria y es sabido que no
todas las asignadas a los maestros de educación básica son destinadas a
la docencia. Por tanto, independientemente de que sea o no posible obtener
recursos adicionales para financiar la educación, es indispensable aprove-
char eficientemente los disponibles.
Ciertamente, en las instituciones en las que se imparte educación
posbásica se han hecho algunos esfuerzos con esta finalidad, por lo que,
112 entre otras cosas, durante el presente sexenio se registró una disminución
en el subsidio asignado por alumno a las instituciones de educación supe-
rior.
Sin embargo, este fenómeno puede tener dos significados distintos. El
primero consiste en que las instituciones educativas quizá utilizaron sus
recursos en forma más eficiente (con lo cual, entre otras cosas, se redujo la
desigualdad que tradicionalmente ha existido entre el gasto por alumno en
ese tipo educativo y el correspondiente a la educación básica) Pero el se-
gundo consiste en que, como consecuencia de la menor disponibilidad de
recursos, pudo haber disminuido la calidad de algunos de los servicios que
prestan esas instituciones, o que éstas hayan tenido que intensificar sus
funciones docentes en detrimento de las demás que tienen a su cargo,
como la investigación y la difusión de la cultura.
Es necesario, pues, tomar las medidas conducentes para asegurar que
cualquier reducción en los costos unitarios de la educación refleje efectiva-
mente una utilización más racional de los recursos; se debe evitar que esa
reducción cause efectos negativos en la calidad de la educación impartida,
o en el desempeño de las demás funciones que las instituciones de educa-
ción superior tienen a su cargo.
Recomendaciones
114
HACIA UNA AGENDA ESTRATÉGICA
PARA LA EDUCACIÓN EN MÉXICO
115
116
La educación en el marco de las políticas públicas
y el compromiso social
La definición de políticas enfrenta siempre una tensión entre las posturas 117
favorables a la continuidad y las que prefieren el cambio. El punto de vista de
este Consejo parte de la convicción de que, tan inapropiadas son las pos-
turas triunfalistas, que no reconocen los faltantes, como las que se niegan
a tomar en cuenta los avances realizados. En la educación resulta muy
inconveniente una política de borrón y cuenta nueva, al igual que una que
reprodujera lo existente ateniéndose al pasado sin impulsar nuevas trans-
formaciones.
Los mexicanos hemos logrado construir un sistema educativo que atien-
de a un número de alumnos más grande que la población total de la mayor
parte de los países de América Latina y del mundo. La proporción de perso-
nas atendidas en todos los tipos y niveles educativos ha crecido en forma
importante, los niveles de escolaridad han aumentado progresivamente y
se ha reducido la proporción de analfabetas, al igual que la de personas sin
escolaridad básica.
Es importante reconocer, al mismo tiempo, lo que falta para que el sistema
educativo atienda en forma suficiente las necesidades del país: una cuarta
parte de los jóvenes mexicanos no consigue terminar la secundaria, la cobertu-
ra de la enseñanza media superior y la superior es insuficiente, y los niveles de
rendimiento están muy por debajo de los que exige el mundo del Siglo XXI
Además y, seguramente, ante todo, la desigualdad que marca todos los ámbi-
tos de la sociedad mexicana está presente también en el educativo, contribu-
yendo a perpetuar el gravísimo problema de la desigualdad.
A los claroscuros que presenta el diagnóstico que hacemos de la situa-
ción educativa nacional, corresponde un balance igualmente matizado so-
bre la calidad de las políticas educativas anteriormente implantadas, y so-
bre la forma como se definieron.
Las decisiones de las autoridades educativas, en efecto, no siempre se
han tomado con base en diagnósticos sólidos y en procesos cuidadosos
de diseño e implementación, como es necesario. A veces han sido tomadas
bajo presión o dentro de márgenes estrechos impuestos por la realidad
política limitando las posibilidades de mejoramiento. Por ello en esta con-
clusión hacemos algunas consideraciones sobre la manera adecuada de
definir políticas, las cuáles pueden parecer obvias, pero son pasadas por
118 alto con demasiada frecuencia, por lo que no es superfluo señalarlas.
• Diseñar las políticas considerando las prioridades de la educación na-
cional así como los diversos factores que pueden determinar su éxito.
Los resultados educativos están condicionados por un conjunto muy
amplio de factores. Muchas veces las políticas se diseñan sin aprove-
char los conocimientos disponibles acerca de ellos, lo cual impide obte-
ner los efectos deseados. Es necesario asegurar de muchas maneras
el acceso a los conocimientos existentes, una de ellas, indispensable,
tiene que ver con una adecuada comunicación entre los tomadores de
decisiones y los investigadores de la educación.
• Considerar las condiciones de los actores que se encargarán de imple-
mentar los programas, en particular los maestros y, en forma más
comprehensiva, la complejidad de relaciones humanas propias del
ámbito educativo.
• Considerar factores políticos capaces de interferir en una exitosa imple-
mentación. Una inadecuada previsión de los efectos potenciales de esos
factores puede limitar los alcances obtener efectos contrarios a lo que
se busca.
• Asegurar que la introducción de innovaciones sea precedida de un cui-
dadoso proceso de desarrollo experimental y, en su caso, de una eficaz
valoración de los efectos de los programas que se intente sustituir. El
apresuramiento en la aplicación de nuevos programas es una falla
frecuente en el diseño de políticas públicas.
• Concebir las políticas educativas como elementos que forman parte de
sistemas complejos, por lo que el éxito de las mismas depende del
grado en que se articulen armónicamente con otros programas, que
inciden en diversas esferas de la administración pública.
Los apartados de la tercera parte del texto reflejan también algunas estrategias,
o grupos de estrategias, que el Consejo ha considerado fundamentales y reco-
mienda no perder de vista en cualquier definición de políticas educativas.
El primer grupo se refiere a los maestros, cuya importancia para la cali-
dad educativa es ampliamente reconocida. El Consejo comparte esa idea,
que considera fuera de discusión, y señala que la necesidad de recursos
humanos calificados para el sistema educativo no se atiende con la simple
actualización de contenidos puntuales del currículo, sino que implica un
esfuerzo mayor, para contar con personal de perfiles diferentes, docentes y
otros, que tengan en común una gran capacidad de tomar decisiones alta-
mente calificadas sobre los aspectos cotidianos y de política general, direc-
tos e indirectos, inmediatos y mediatos que forman la esencia de su desem-
peño laboral. 121
Sostenemos que los maestros deben dejar de ser tratados como sim-
ples técnicos que ponen en práctica decisiones tomadas en otros lugares, y
concebimos su profesionalización como un proceso que integra el dominio
de un campo profesional complejo: conocimiento y aptitud para transmitirlo;
la capacidad de reflexionar y evaluar el desempeño propio y de innovarlo y
mejorarlo; una ética profesional que sustente compromiso, desempeño res-
ponsable y rendimiento de cuentas; y la organización profesional necesaria
para incidir en la escala colectiva de las decisiones educativas. Se propo-
nen políticas para la formación inicial y continua de los profesores, y sobre
sus condiciones de trabajo.
El segundo grupo de estrategias integra recomendaciones en lo relativo
al gobierno del sistema educativo, a su federalización y a la participación
social.
La importancia de este conjunto se aprecia mejor en el contexto del
proceso de modernización de la vida política del país en general. Hasta
hace pocos años la toma de decisiones sobre el sistema educativo nacio-
nal se caracterizaba por su carácter centralizado y vertical, casi totalmente
en manos del Ejecutivo federal, con escasa intervención de otros actores,
incluyendo unos tan importantes como el poder Legislativo, el ejecutivo de
las entidades federativas o los padres de familia. La participación del otro
gran actor de las decisiones educativas, el magisterio organizado, se daba
mediante procesos poco transparentes.
Como afirmamos antes, las relaciones entre las autoridades educativas
y la organización sindical se han reducido a confrontaciones periódicas
centradas en la negociación salarial. Nos parece que un cambio de primera
importancia en la conducción del sistema educativo consistirá en transitar a
formas de relación diferentes entre autoridades y sindicato, que reconozcan el
papel de cada parte y busquen de común acuerdo las mejoras que el sistema
educativo nacional requiere para ponerlo a la altura de los retos del siglo XXI.
Reiteramos que la organización sindical es un interlocutor indispensa-
ble en la discusión de los temas educativos, pero también que se debe
reconocer el lugar irrenunciable de las autoridades y que el peso de las
opiniones de la organización sindical en temas de política educativa deberá
122 sustentarse en la solidez misma de las posturas, y no en su peso político.
Sin la colaboración decidida de la organización sindical no será posible
llevar a cabo, por ejemplo, las acciones necesarias para enfrentar eficaz-
mente la desigualdad, fortaleciendo los servicios que operan en condicio-
nes más precarias, para revitalizar la supervisión escolar, para transparen-
tar y manejar con criterios sustantivos las contrataciones, entre otros cam-
bios que requiere el sistema educativo nacional. Por ello la transformación
constructiva de las relaciones entre la autoridad y el Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación constituye un requisito clave de toda mejora
en profundidad.
El reto es encontrar formas de gobierno adecuadas para un organismo
grande y complejo como el sistema educativo que sean a la vez eficientes y
democráticas; que puedan fijarse objetivos pertinentes y ambiciosos, y per-
mitan definir estrategias conducentes a ellos, de manera que se atiendan
las necesidades e intereses legítimos de los diversos actores. Los temas
de la federalización del sistema educativo y de la participación social en las
decisiones educativas son dos dimensiones importantes de la cuestión.
También lo es la relativa al marco jurídico de la educación nacional, el
conjunto de reglas en que se desenvuelve. Puede apreciarse que se trata
de un reto de primera magnitud del que depende, en buena parte, todo lo
demás.
Un tercer grupo de estrategias se refiere al financiamiento de la educa-
ción. Es claro que los mejores propósitos no podrán hacerse realidad si no
se cuenta con recursos. Igualmente claro es que la disponibilidad de recur-
sos, materiales o humanos, se sustenta en última instancia en términos
financieros. Por ello el tema del financiamiento tiene que ser considerado
en toda política pública. Más allá de los puntos del apartado respectivo, el
Consejo llama la atención sobre la viabilidad financiera del sistema, la cual
enfrenta riesgos de consideración.
México gasta más de siete puntos porcentuales del PIB en educación, la
mayor parte en servicios personales. Las acciones necesarias para que el
sistema educativo alcance el nivel necesario para estar a la altura de los
desafíos del futuro implican importantes recursos adicionales; esas accio-
nes incluyen, entre otras, dar prioridad a la mejora de los sectores desfavo-
recidos en la enseñanza básica; aumentar la oferta de educación media 123
superior y superior de calidad; el incremento de los rubros de inversión y
gasto corriente diferente a servicios personales, etcétera La perspectiva es
más preocupante en la medida en que la recaudación fiscal no aumente
sustancialmente, y persista la dependencia de las finanzas públicas de
México de los ingresos petroleros, cuyos altos precios actuales no puede
suponerse que se mantengan indefinidamente.
Nos parece esencial, por tanto, una reconsideración profunda de los
criterios de financiamiento de la educación, incluyendo lo relativo al origen y
el destino de los recursos y su distribución entre tipos y niveles educativos,
entidades federativas e instituciones, así como entre los diferentes renglo-
nes del gasto.
Es importante reiterar la importancia de que las medidas de política
tengan en cuenta sus inevitables repercusiones, financieras y otras, ya que
una medida bien intencionada puede tener consecuencias contraproducen-
tes, en la perspectiva de los grandes propósitos de equidad y calidad princi-
palmente.
Un ejemplo que muestra la relación entre los temas de financiamiento,
las prioridades de la educación y la toma de las decisiones es el que se
refiere a la reforma que estableció la obligatoriedad del preescolar.
La importancia de una buena educación en ese nivel para el éxito de los
alumnos en los niveles posteriores es clara, por lo que no discutimos lo
deseable del propósito de extender la cobertura del preescolar en el seg-
mento de niños de tres, cuatro y cinco años de edad. Pero la estrategia de
promover esa ampliación de la cobertura definiendo el nivel de preescolar
como obligatorio tiene varias consecuencias: la más obvia es la de poner a
cargo del erario público los costos correspondientes, que se elevan de
inmediato al exigirse el nivel de licenciatura como requisito para los docen-
tes de ese nivel. Una consecuencia menos visible consistirá seguramente
en que el aumento de la cobertura se dará primero en planteles públicos
urbanos, a los que asisten niños de sectores de clase media baja, y sólo
mucho más tarde en poblaciones rurales pequeñas, previsiblemente me-
diante servicios de menor calidad, perpetuando la desventaja de esos alum-
nos.
124 Algo similar podrá ocurrir si se adoptan medidas análogas en lo relativo
a la obligatoriedad de la enseñanza media superior, o a la ampliación de la
jornada escolar en las primarias y secundarias. Para mejorar de manera
simultanea calidad y equidad se necesita tomar medidas que analicen cui-
dadosamente las circunstancias, para evitar efectos contraproducentes
como los mencionados.
Las políticas que el sistema educativo requiere deberán incluir necesa-
riamente, a nuestro juicio, los tres grupos de estrategias anteriores: un
impulso decidido a la profesionalización de los docentes de todos los tipos,
niveles y modalidades; la búsqueda de nuevas formas de tomar decisiones
y gobernar el sistema educativo, basadas en la participación activa y fructífe-
ra de todos los actores legítimamente interesados en la educación, y sus-
tentadas en un marco jurídico renovado; y la definición de criterios para la
asignación de recursos para la educación que tengan en cuenta las priori-
dades nacionales y las posibilidades reales de las finanzas publicas, así
como la equidad.
Queremos terminar este documento reiterando que la desigualdad es el
mayor problema de la educación y, en general, de México. La búsqueda de
más calidad no podrá disociarse de la de mayor equidad; una y otra son
elementos indispensables de la educación que necesitamos, por lo que
todas las políticas educativas futuras deberán incluirlas.
125
D
Los retos de México en el futuro de la
educación, del Consejo de Especialistas
para la Educación, se terminó de imprimir
en el mes de septiembre de 2006. En su
composición se usaron tipos Arial de trein-
ta y seis, veinte, dieciocho, catorce, once,
diez y nueve puntos. El diseño de la porta-
da y el formato electrónico fueron realiza-
dos por Francisco Javier Galván Castillo,
bajo el cuidado editorial de Humberto Sala-
zar. Se tiraron dos mil ejemplares en papel
bond de 120 gramos (interiores) y sulfatado
de 12 puntos con plastificado mate (porta-
da), más sobrantes para reposición.