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Grupo de Estudio sobre trabajo colaborativo

Universidad Autónoma de Bucaramanga


Mayo 11 de 2001

Algunas preguntas para reflexionar...

Es diferente el trabajo cooperativo del trabajo colaborativo?

Podría pensarse que no, de hecho muchos de los textos consultados sobre la temática manejan
estas estrategias pedagógicas como sinónimos y al hacer la consulta en el diccionario sobre los
términos cooperar y colaborar, de igual forma, se obtienen definiciones casi idénticas.

Es el trabajo cooperativo un proceso que requiere de mayor sentido de pertenencia al grupo y de


mayor conciencia de metas comunes?, es un tipo de trabajo que centra sus acciones mas en la
evolución y fortalecimiento del grupo y por el contrario está el trabajo colaborativo mas centrado en
el desarrollo particular de cada uno de sus integrantes?. O cada uno de estos tipos de trabajo
constituye fases distintas del proceso de logro en común de metas?.

A continuación se tratará de desarrollar cada una de estas ideas, advirtiendo que aún el grupo de
estudio que indaga sobre la temática no tiene respuestas acabadas, simplemente son
aproximaciones a la comprensión del trabajo cooperativo o colaborativo como estrategia
pedagógica.

En primera instancia, se plantea que el trabajo cooperativo como tal, está inspirado en un deseo de
construcción grupal, es decir, el énfasis se hace en el proceso de consolidación del grupo, los
valores agregados que se ganan en el equipo al estar unidos. El trabajo colaborativo, busca a
partir del equipo el desarrollo del individuo, nótese la diferencia de enfoques o matices, siendo los
dos estrategias que parten del trabajo de unión de personas, a uno le interesa el colectivo, al otro
le interesa el individuo.

Otra hipótesis que plantea el mismo grupo hace referencia al trabajo colaborativo como el
momento inicial del proceso, en el que cada miembro, recoge información, materiales, construye
aportes que sabe necesarios para el grupo. Posteriormente a través del trabajo cooperativo el
equipo, hace el esfuerzo de integrar los aportes a un todo lógico, coherente, es decir, un producto o
síntesis final.

El paso de la colaboración a la cooperación no se da espontáneamente, podría pensarse que


muchos grupos alcanzan sólo el momento de aporte individual, pero justo en el momento de hacer
la necesaria integración de aportes, el grupo puede optar por “unir”, “pegar” las partes, sin
conformar ese todo.

La integración de aportes en un todo coherente, como se explicó, es la parte del trabajo que exige
cooperación, y ello requiere de procesos de confrontación de pareceres, de intercambio de
argumentos entre los distintos miembros, necesario para plantear la adopción de una perspectiva.

La idea de procesos relativos propuesta por.... es coherente con lo dicho anteriormente, en tanto
propone tres procesos que debe vivir todo grupo dentro de una estrategia pedagógica de esta
naturaleza. Un proceso de articulación de ideas, socialización de pareceres( aquí estaría el
aporte de cada miembro al grupo), otro proceso de conflicto, discusión (aquí estaría el inicio de lo
que implica la cooperación) y finalmente un proceso de coconstrucción, que permite la
recreación de los conceptos, la elaboración de la síntesis o el producto.

Desde la perspectiva formativa y de aprendizaje de los estudiantes los dos procesos: tanto el de
aporte individual, como el de construcción grupal son necesarios, por ejemplo: un estudiante que
no brinda su aporte al grupo, no tiene la posibilidad de confrontar sus ideas con los otros, en este
sentido, pierde el espacio para argumentar, debatir, negar o validar sus planteamientos, situaciones
claves también para fomentar una mejor autoestima. De igual forma, un grupo que no recoge
efectivamente los aportes de sus integrantes, elabora productos (conceptuales o materiales)
sesgados por una sola o unas pocas perspectivas, la síntesis final no tendrá la misma riqueza que
la de otros grupos en los cuales se dio el espacio para escuchar y “aprovechar”, los conocimientos
personales, las múltiples miradas, las habilidades variadas etc. Así mismo, el grupo del primer
caso perdió la oportunidad de aprender a través de la vivencia el respeto por el otro, y la
capacidad para valorar la diferencia.

Implementar estrategias de trabajo colaborativo/cooperativo, no es sencillo en instituciones donde


el trabajo individual ha sido privilegiado. Por variados motivos, los Docentes y estudiantes
practicantes de educación, sienten la presión de volver a rutinas de trabajo tradicionales, en
ocasiones se presentan sentimientos de frustración frente a la tarea realizada, por cuanto los
resultados no se ven rápidamente; se generan modificaciones importantes en los manejos de
tiempo que afectan el abordaje de contenidos previstos; se requiere de altas dosis de mediación
por parte del Maestro, y no siempre se está preparado para ello o se dispone del tiempo para
hacerlo; por otra parte, las actitudes de los estudiantes también pueden convertirse en un
obstáculo para la concreción de estos tipos de estrategias metodológicas, pues algunos prefieren
el trabajo en solitario; no tienen las habilidades para intercambiar opiniones, materiales, compartir
metas, organizarse.

Es lógico que esto suceda, los Docentes y Estudiantes no han desarrollado las capacidades
necesarias para el logro óptimo del trabajo colaborativo/cooperativo, y justamente de eso se trata,
no es posible desarrollar capacidades si no se crean los espacios para ello.

Qué le corresponde al Maestro?

continuar estudiando la estrategia como tal, conocer y probar formas distintas de hacer trabajo de
esta naturaleza, reflexionar sobre los procesos de implementación y resultado, poner a prueba sus
capacidades de planeación y mediación, tener la convicción de que este tipo de trabajo es
necesario para fomentar múltiples capacidades en sí mismo y en los estudiantes, aplicar altas
dosis de organización, tener constancia y sistematicidad en la implementación.

Cooperar y/o colaborar es más fácil con tecnologías?

El plantearse el problema de la incorporación tecnológica en las aulas escolares, genera


habitualmente tres corrientes de opinión: por una parte, la que hace referencia a concebir la
tecnología como moda que no debe modificar la esencia de los comportamientos humanos, en
tanto ella en sí misma es neutral. Otra, que hace alusión a la tecnología como herramienta
peligrosa que destruye y daña la esencia del ser humano, y una tercera que plantea a la tecnología
como única forma de resolver los problemas, en este caso, de la educación.

Es necesario para poder tomar una posición equilibrada frente a la incorporación tecnológica,
preguntarse por el sentido de la tecnología en la escuela, identificar si ella es una estrategia, una
herramienta, qué capacidades desarrolla en los estudiantes?, contribuye al fomento de
capacidades de trabajo colaborativo/coopretaivo?, en qué forma lo hace?, qué condiciones se
requieren para que realmente sea canal de cooperación y colaboración?, cuáles son los distintos
medios que pueden implementarse en el aula?, cuáles son sus potencialidades? Qué de ello es
factible de tener y “usar” en las instituciones en las cuales se realiza el trabajo de implementación?

Son estos algunos cuestionamientos que pretenden abrir la reflexión y el debate.

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