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PROLOGO

Quisiera dedicar este ensayo, a la memoria entrañable de una


joven que compartió con otros cuarenta inocentes, su ascenso a la
dimensión infinita, en el inicio de una vida expectante e inconclusa.
Mi cuñada, Andrea Elsner Verdaguer, victima de un desafortunado
accidente de avión en Arequipa en 1996.
La pureza de Andrea, representó para mí, el ejemplo de decencia en
todas sus dimensiones. Sus 21 años recién cumplidos en el instante
de su ascensión, cerraron la etapa necesaria, para completar su
primer trayectoria de desarrollo. Espero, que el comportamiento
de nuestra conducta familiar, sea propicio, para que a través de
nuestra inspiración y conducta, reciba el mérito de las bondades que
precisa, para cumplir el proceso de sus necesidades fundamentales
como hija, esposa y madre. Y al mismo tiempo, espero, que sus
inspiraciones, desde el punto de vista de la universalidad eterna,
nos inspiren en el transcurso de nuestro ejercicio de maduración
como individuos, familia y especie.
Andrea es nuestro link con el futuro interminable, es la esperanza
del encuentro con lo absoluto, con lo eterno e incambiable. Desde su
posición mediática entre nuestra realidad presente y la dimensión
eterna, faculta el vínculo con lo absoluto. Quizá os cueste entender
este sentimiento tan particularmente mío, pero así lo siento, y
creo que todos y cada uno de estos jóvenes que la acompañaron
en su ascensión, ocupan la misma posición mediática, por lo que
considero su recuerdo como un hecho de extrema importancia.
La pureza del alma es el anhelo perpetuo en la especie humana. Lo
ignoramos, nos retorcemos frente a esa idea de reformarnos en la
pureza, la esquivamos con la facilidad de quien la ignora, pero la
necesitamos y de esa necesidad nadie puede sustraerse, por mucho
que se la evite.
Con este ensayo, espero colaborar en el desarrollo de una juventud
más sana, más confiable y más eficiente, que represente las virtudes,
criterios y conductas responsables, para evitar los errores que en
ocasiones causan el sufrimiento de tanta gente. A la memoria de mi
querida cuñada, Andrea Elsner Verdaguer y de todos los amigos
que la acompañan.

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INTRODUCCIÓN
Permítanme ilustrar algo que suele ocurrir educando: “El alumno le
dice al profesor: ¿Porqué se dice “chespir” y se escribe Shakespeare?.
Está muy claro le responde el profesor, eso es porque es un verbo
irregular”.
Esta anécdota, donde la inocente curiosidad del alumno, se satisface
con la ignorancia irresponsable del profesor, es un incidente
relevante y repetido en nuestra tradición.
Es un hecho, que desde que se origina el ser humano, se educa, y
en todo su desarrollo, existe un interés por continuar educándose.
Este interés no se pierde nunca. Siempre estamos buscando y
recibiendo conocimiento, que desarrolla constantemente nuestro
nivel educativo. Tanto el infante, el joven, el adolescente, o el
individuo maduro, buscan y adquieren educación del medio en el
cual se desenvuelven.
El infante recién nacido, busca y recibe educación de Los padres,
de las normas de conducta familiar, y de sus afectos. Imita
expresiones y se habitúa a la repetición ecoica, de diversos aspectos
que posteriormente pasan en él, a ser costumbre. Se interesa por
el significado de signos y conceptos; se inicia en la comprensión
de la lectura, y con ello, amplía sus posibilidades educativas a
diversas áreas, tales como las matemáticas, la física, o la religión;
materias estas, que memoriza y asimila fácilmente. El niño, indaga
examinando a su alrededor, y recibe educación mediante la
comprensión del medio.
El curso del proceso educativo del niño, es de extrema importancia.
Ordinariamente, no se nos plantea con la importancia que tiene.
Pero es en ese periodo donde se construyen los hábitos, las
conductas, confianzas e iniciativas de la persona. Los instantes de
la infancia, graban profundas fosas en los anales conductuales del
potencial humano, donde se desarrollan las normas del orden, las
normas del conocimiento, y las reacciones emocionales.
En ese tiempo liberamos, o limitamos, las actitudes básicas del
niño.
El miedo a lo desconocido, a la oscuridad, a las personas o a las
cosas coarta la sana exploración, necesaria para ampliar criterios y
para disponer de una capacidad de asociar más amplia.
Las descalificaciones, el “¡Tú no puedes! ¡Tú no debes! ¡Tú no
sabes!” construyen al individuo que nunca se la puede, que no hace
lo que debe y nunca se lo sabe.
El “¡No, que te vas a caer!” El “¡No, que te vas a ensuciar!” El tan

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frecuente ¡No!, coarta la libertad de opción y restringe el campo
exploratorio del niño. El niño aprende imitando, se transforma en
esta etapa en el eco de nuestra conducta. Los temores o virtudes
de los padres se depositan en la conciencia del infante. Por esta
razón, frente a la sana actitud que imita expresiones y se habitúa
a la repetición ecoica, de diversos aspectos, que posteriormente
pasan en él a ser costumbre, es necesario que los padres, conozcan
previamente la importancia de este periodo sensible en el niño.
En la formación y desarrollo del niño, se debe proteger y fortalecer,
el perfeccionamiento de sus capacidades emocionales, intelectuales
y conductuales.
La capacidad emocional, exige del aprecio afectivo e incondicional,
tanto de los padres, como de los hermanos y del medio en el cual se
inserta.
La capacidad intelectual del niño, exige de la confianza y
convicción de los criterios y conocimientos que se le exponen, así
como de la acepción y reconocimiento de postulados referentes al
sustrato causal humano, por esta razón, tanto los padres como los
hermanos y allegados, deben ser siempre sinceros y precisos en sus
explicaciones. Mentir destroza la confianza y también el intelecto. Se
debe ser breve y preciso, claro y conciso en las exposiciones que por
supuesto, deben estar a la altura de las circunstancias y habilidades
del niño.
La capacidad conductual del niño exige, motivación. Motivan
las conductas fácticas y completas de los padres, las conductas
ejemplares de los hermanos y parientes. La insoluble cohesión
entre intención y logro, la práctica resolutiva, cuya resistencia a la
instigación que induce a la escisión y al abandono es absolutamente
incambiable. Si observa conductas fragmentarias, inconclusas o
indeterminadas, el niño como eco, repetirá tales conductas. Si por
el contrario aprecia conductas completas, ordenadas y eficientes, la
inocente credulidad y confianza del niño, imitará tales conductas,
con la sana motivación y lealtad que les caracteriza.
Habitualmente, pensamos que el proceso del desarrollo educativo
del niño, se inicia en el momento de su “nacimiento”, entendiendo
por nacimiento el momento en que se desprende del vientre
materno, esto es relativamente cierto, pero también es cierto, que
el periodo previo a su concepción, es de vital importancia. En ese
periodo de aproximadamente 72 días, se condiciona la personalidad
del recién nacido.
Los genes son compuestos químicos, pero cada compuesto químico
contiene selectividad, por esta razón, en ocasiones las células
controlan los acontecimientos, que causan la proliferación celular;

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pero también pueden perder el control, lo que origina tumores o
sustancias nocivas para la salud. Esto nos da a entender que en el
interior del código genético, existe un contenido interno conductor
(energía). Este contenido, o naturaleza directiva inherente al gene,
también es gestado por el cuerpo de los padres. Si el padre, durante
el periodo de gestación del gene, se ve expuesto a situaciones de
tensión extrema, o de temor exagerado, la energía producto de estas
conductas, se propaga por todo su cuerpo, influyendo también la
gestación del gene.
El código genético de la persona que nace, existe contenido en el
esperma de su padre, antes de que este, inicie la unión copulativa
con su esposa. La calidad del contenido genético se determina
mediante las condiciones del intercambio, entre los genes
masculinos y femeninos de
los padres. Los genes participan de los estímulos del individuo,
recogen de los aspectos físico-químicos, y de los contenidos
derivados de la naturaleza directiva inherente a la persona. La
naturaleza directiva de las conductas, determinan las estructuras y
procesos químicos.
Se cree que el esperma se regenera cada 72 días. De acuerdo con
esto, los padres, deberían establecer en conjunto, un periodo de
sanidad, tanto mental como física, que produzca espermas sanos
antes del inicio copular, en el espacio comprendido dentro del
periodo de gestación del espermio. Por ejemplo, los tres meses
previos a la cópula.
Si en el curso de la incubación del esperma, el padre se focaliza
en actitudes sanas y conductas saludables, en la unidad, en el
aprecio, en la atención y en el cuidado respetuoso y afectivo por las
personas y por el medio en el que se desenvuelve, es probable que
el contenido genético se cargue con aspectos de mejor calidad, que
si, durante ese periodo de incubación inseminal, la persona se ve
expuesta a graves tensiones.
El hombre y la mujer que pretenden ser padres, deben procurarse
un tiempo de protección e incubación de sus semillas. Manteniendo
una actitud de unidad consigo mismo y con el sentido e importancia
de la creación del nuevo ser que esperan. Un hijo no es una
casualidad, ni debe ser una sorpresa. El hombre que deposita su
semilla y la mujer que la germina, saben bien qué es lo que hacen,
desde que aceptan el proceso de la fecundación, por medio de la
cópula. Por lo tanto, han de hacerse responsables por la realización
del fruto que ambos fecundan.
Los niños indefensos e inocentes, no deben cargar con los errores de
sus padres, ni tampoco deben, ni tienen derecho a exigir, los padres

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de estos niños inocentes, a sus propios padres o a la sociedad, el
asumir la responsabilidad que ellos mismos reniegan. La crueldad
del abandono paterno en este sentido, es deplorable. Por esta
razón debemos profundizar en el desarrollo de la educación
preadolescente, adolescente y prematrimonial. La absorción
infantil, de las conductas del medio facilitarán o dificultarán su
desarrollo posterior.

Los intereses del joven se amplían y diversifican. Su exposición al


medio ambiente, produce en él necesidades nunca antes exploradas.
El joven asimila las diferencias sociales, culturales, nacionales,
religiosas, e interpersonales.
Su familia deja de ser el único paradigma rector y pasa a ser
parte de un enorme abanico multidisciplinario, cuya comparación
decanta, tanto sus virtudes, como sus defectos.
El joven asimila y compara diferencias, que le permiten emitir
juicios, que formulan su comprensión del medio, e influyen en su
educación. La educación del joven, se canaliza principalmente, a
través de las relaciones que establece con sus pares, con sus amigos,
compañeros de escuela, de juegos, o de instancias que fomentan su
desarrollo educativo.
Para el joven, es determinante, la postura de sus padres como
estándar comparativo para evaluar al medio. La indiferencia
emocional, intelectual o social de los padres, garantiza el abandono
educativo de los hijos. “Para gobernar con eficacia un reino, es
preciso, ante todo, poner en buen orden la familia” dijo Confucio
en el capítulo IX de su libro gran estudio, o gran ciencia.
Permítanme ahondar un poco más en el proceso del adolescente,
sin restarle importancia a los periodos anteriores que son realmente
determinantes en el desarrollo educativo de la persona, pero este
periodo de adolescencia es por sobre todo importante, porque
en él se juega el joven, la construcción o destrucción de su
auténtica pureza e integridad. Posteriormente tocaré este tema en
profundidad.

El adolescente busca y recibe educación de los conceptos ideológicos,


de las pasiones depositadas en su pareja, de la singularidad que se
determina a ser autónoma.
La adolescencia se inicia con la rebeldía de quien se encuentra con
su propia identidad. Su “yo persona”, es diferente al resto. “Los
demás son otra cosa”. La obediencia abnegada y generosa hacia sus
padres, se tambalea. “Sus padres también cometen errores, y por lo
tanto, tal vez sea un error obedecerlos...”

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El encuentro con su propia identidad, le empuja a buscar razones
a su existencia, lo que inserta al adolescente, en el mundo de los
ideales. En esta etapa, el conocimiento ni se imita, ni se memoriza,
se examina compara y razona. En este periodo de adolescencia
ocurren demasiadas cosas a tener en cuenta. Por un lado, está la
búsqueda de identidad propia, la necesidad por un ideal conductor.
Por otro lado, surge la necesidad por la pareja. Pero entre estas dos
fuerzas propulsoras, se encuentra la fuerza centrípeta que gravita el
estímulo, a su realidad propia.
¿Cómo estar seguro de que el ideal elegido es el correcto? ¿Con qué
experiencia, se determina hacia el encuentro con su pareja? Estos
inconvenientes producen una serie de alteraciones que deben ser
compartidas con los padres.
La relevancia del factor “celos” se hace aún más notoria en esta
etapa.
Los celos se sienten desde la infancia, pero adquieren una
importancia relevante en estos momentos, porque las expectativas
sobre las condiciones y los afectos, son extremamente intensas e
importantes para el adolescente. Para un niño preadolescente, el
perder un amigo por la cizaña del otro, es algo que por supuesto
afecta, pero siempre se puede encontrar a otro. Pero si lo que pierdes
por otro, es a la pareja que amas, la realidad cambia. Cambia en
intensidad y también cambian los recursos para defenderla.
El adolescente siente celos de muchas cosas, por ejemplo del
entorno, le gustaría tener lo que tienen otros, o se avergüenza de
sus cosas, y adopta una postura de rechazo, frente a quienes tienen
más que él.
La típica conducta imitativa de la apariencia de otros, que son
apreciados por su originalidad, lo que conduce al adolescente a la
imitación para sentirse también igualmente admirado, claro que no
son conscientes de ello.
Se crea también en el adolescente, el sentido de la tan ansiada
autonomía, ¡por fin se es independiente!, lo que pone a sus padres
y superiores, en situación amenazante, y es fácil que frente a la
opinión del superior, responda con un rechazo sin sentido, pero lo
que le importa es precisamente eso, que sea rechazo, porque de esa
manera se establecen las diferencias.
El adolescente, está en proceso de estigmatizar el paradigma paterno
del valor con el suyo propio. Ya no necesita de consejos, el consejo le
desespera, él quiere ser él por encima de todo. Hasta ese momento,
su desarrollo educativo, estaba centrado en el dominio de los padres,
maestros o superiores, eso era así porque el yo, aun no se había
emancipado, pero el nacimiento del “-yo persona independiente-

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” toma las riendas de su propio destino. Y la iniciativa propia del
hijo se confronta con la iniciativa de los padres, lo que provoca
situaciones que amenazan la identidad del joven; justamente, son
estas amenazas, las que incitan la reacción del celo.
En el capítulo titulado el celo y la importancia de su dominio en la
conducta, podremos comprender en profundidad la naturaleza e
influencia del celo en las relaciones interpersonales.

El adulto, busca y recibe educación mediante relaciones


familiares, sociales, o productivas. Las relaciones interpersonales,
interfamiliares o ínter sociales, depositan experiencias válidas,
para el desarrollo de las habilidades paternales, educativas o
conductuales.
Como vemos, nunca dejamos de educarnos. Querámoslo o no,
el medio ambiente ejerce una labor educativa sobre cada uno de
nosotros.
El medio y el individuo establecen una relación de exposición y
aprecio. El ser se expone a situaciones, de donde puede apreciar
o despreciar nociones de contenido emocional, intelectual o
conductual, que facultan o dificultan las habilidades en el desarrollo
del individuo.
No todo lo ofrecido, es recibido por la persona expuesta al acto.
Ni es de igual manera apreciado. La libertad del hombre opera en
función del aprecio o desprecio frente a lo observado. Y del aprecio
o desprecio de lo observado, dependerá la cantidad de reserva
educativa acumulada en cada individuo.
La sobre exposición no necesariamente es educativa. Así podemos
ver a artistas, políticos o deportistas, que pese a sus enormes
reservas de experiencia, muestran un comportamiento, en
ocasiones irresponsable. Lo que nos da a entender que no todos son
apreciativos, asociativos o profundos.
Lo cierto es que estamos inmersos en una realidad enfocada hacia
una meta globalitaria, y el genuino sentido de la globalización, es
compartido por aquellas personas que pretenden una sociedad más
libre, más justa y más participativa.
Pero la tendencia actual a la globalización, contiene graves
problemas, que impiden su sana proyección y desarrollo. De entre
las múltiples contrariedades que contiene la globalización, quizá sea
la fragmentación la más significativa.
Entendiendo la globalización como a un cuerpo sano, debemos
aceptar también, que para seguir sano, debe estar unido. Los
órganos, miembros y tejidos de un cuerpo, se unen en función del
orden que dicho cuerpo representa.

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La globalización actual, pretende establecer un orden constitutivo,
que gobierne y administre la sanidad y salubridad mental y física, de
la especie humana. A este respecto se enfocan, diversos organismos
e investigadores de todos los ámbitos filosóficos, políticos y
científicos, con el propósito de encontrar la fórmula, que garantice
el orden social. Pero la tradición nos dice con voz muy cruda, que no
existe paradigma ordenador de semejantes magnitudes. La única
reserva para el hallazgo de tan importante misión, se desprende del
escaso depósito de la historia. Y esta, desgraciadamente, no se ha
caracterizado por la unidad y el orden, sino todo lo contrario, por la
fragmentación y la guerra. ¿A dónde podemos recurrir, para hallar
el paradigma del orden globalitario permanente?
La unidad del cuerpo humano, se establece en función de su
intención. Esta realidad es innegable e indiscutible. Lo dice y lo
repite la ciencia una y otra vez: “Toda causa es a su efecto, así como
el efecto, contiene aspectos de la causa” Luego, todo efecto es a su
causa, así como esta, también se manifiesta en la consecución del
acto. Así como la unidad de todos los aparatos que componen al
computador, se establecen en función de su intención, así también,
todos los fragmentos que integran la globalización social humana,
han de establecerse en función de su intención. Esta realidad es
exclusiva, categórica e irrefutable en cada acto.
La intención social, pretende elevar la dignidad del hombre, a la
calidad de ser persona, y en el desarrollo de esta autenticidad, exige
de una realidad más libre, más justa y más participativa.
Si analizamos la situación social que nos circunda, podemos apreciar
sus diferencias y en función de una clara asimilación del postulado
original humano, se pueden adoptar conductas desfragmentarias o
terapias de restauración.
La globalización exige liderazgo. El liderazgo para una sociedad
globalizada, ha de contener una gran dosis de compromiso y de
capital humano; de diligencia, confiabilidad y motivación fáctica
eficiente. El enfoque del líder, ha de estar centrado, en el encuentro
prioritario de las necesidades y retribuciones que satisfacen
permanentemente al todo. Por lo tanto, ha de ser un experto
practicante de los valores que satisfacen, convencen, y benefician, a
la participación social del universo humano.
Líder, no puede ser un insensible, insensato, o inexperto. Para ser
líder globalitario, la persona debe contener las condiciones de gestor,
administrador e impulsor de programas, o proyectos eficientes. La
más importante condición del líder es la confiabilidad. La garantía
de una relación entre el líder y el subordinado es la confianza.
La globalización exige confianza. El sentido global unitario, solo

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puede establecerse, sobre la base de personas, conductas, e ideales
razonables y confiables.
Los criterios relativos a las personas, deben en este sentido,
supeditarse al criterio humano original, generador y formador de
la autenticidad humana, y en su coincidencia adquieren validez.
La validez del criterio, por lo tanto, no depende de los beneficios
probables, sino de la coincidencia con lo humanamente natural.
En este sentido, los pre-juicios deben ser supeditados a los pos-
juicios, a la veracidad demostrativa. Las presunciones a la certeza,
y los credos, al respeto prudente. El asumir supuestos, y su defensa
categórica, debe ser completamente eliminado de la conducta global
humana, porque destroza la confianza.
La moral de las costumbres debe invertirse por la costumbre de la
moral. Para revertir estas costumbres conductuales, se precisa de un
criterio valórico original y universal.
La globalización exige finalidades. Los ideales tradicionales deben
abrir sus fronteras, al reencuentro con el ideal propositivo original,
que faculta la realización del propósito de la especie humana.
La humanidad no puede unificarse globalmente en función de ideales
fragmentarios, o de sectores marginales, partidistas, denominales o
distinguidos. La necesidad humana exige su realización auténtica,
global pluritaria. La autenticidad se desprende del propósito
satisfecho. El ser humano tiene que satisfacer dos propósitos, el
vertical personal y el horizontal con su prójimo. La satisfacción se
desprende de la satisfacción causa-efecto, mediante el completo
desarrollo, de las individualidades masculinas y femeninas de que
se compone.
La satisfacción causa –efecto, tiene como significado, el desarrollo
completo, del proceso de maduración de las posiciones padre e
hijo. Mediante el cumplimiento del proceso de la maduración,
masculino-femenina, de cada individualidad. Por esto, podemos
deducir que la finalidad de la especie humana, se centra en el
sentido del encuentro, entre familias maduras, para determinar el
significado de familia madura, debemos encontrar en ellas, aquellos
valores sostenedores de las conductas morales, éticas y estéticas.
La finalidad del educador es precisamente la de criar en el
seno de sus circunstancias, las habilidades que potencian las
capacidades humanas hasta el máximo de sus posibilidades,
mediante el intercambio de significados axiométricos completos o
demostraciones evidentes del raciocinio y postulado universal.
El hombre educado es libre, lo que permite ser autónomo y
responsable. La responsabilidad sólo puede cumplirse cuando se
entiende con claridad. Por esta razón es necesaria la conducción del

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guía, del maestro que disponga de la habilidad de criar a semejanza
del padre.

1- NUESTRO MEDIO EDUCATIVO


Nuestro entorno educativo es poco alentador. Estudios revelan que
la preparación de los chilenos es deficiente y por lo mismo, restringe
las metas del desarrollo.
En un artículo publicado en el diario La Tercera, el sábado 31 de
mayo del 2003, en un estudio realizado por el ex ministro Joaquín
Brunner y el académico norteamericano Gregory Elacqua, exponen
que:
“las habilidades, conocimientos y destrezas actuales que tienen los
chilenos, no alcanzan para que el país pueda seguir creciendo en el
futuro, al ritmo que se necesita”
A este ritmo, se necesitaría alrededor de 40 años para alcanzar el
actual nivel de educación de Corea del Sur y más de 50 años para
equipararse con el estándar actual de Nueva Zelanda, dice el texto.
Pero este problema no sólo existe en Chile, podemos consolarnos
con países como Brasil, Colombia, Méjico o incluso España.
Si, aunque parezca mentira, en España existe un 53% de la población
sin estudios básicos, mientras que en Chile el porcentaje es de 48,2%.
Pero eso no nos tiene que consolar, la realidad es que ni en Chile,
ni en España, existen al parecer los estímulos, los criterios o los
maestros necesarios, para transformar a la nación en un estado
educado.
Pero las soluciones que se ofrecen tampoco son muy convincentes.
Por un lado, uno de los mecanismos para aumentar el capital
humano, según el ex ministro Joaquín Brunner es el de aumentar la
cantidad de personas que tienen acceso a la educación superior.
Y otra solución que propone, es la de aumentar el número de
escuelas. ¿Alguno de ustedes cree sinceramente, que por aumentar
el número de escuelas, o por ampliar el número de personas en los
recintos universitarios, vamos a mejorar la calidad de la educación?
La educación no aumenta o disminuye como un elástico, en función
de los recintos o en función del número de estudiantes; no es un
problema de cantidad, sino de calidad.
Otro recurso ofrecido para mejorar el sistema educativo, es el de
evaluar las habilidades del profesor, incentivando a la capacitación
del mismo en diversas áreas, a través de ofrecer mejores salarios
para los -mejor calificados-. Sin duda es un recurso positivo, pero
la calidad no depende del salario ni de conocimientos técnicos,

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depende del implemento de valores. En especial de los valores
fundamentales contenidos en la familia.

LA FAMILIA
La familia es en todos los sentidos, el núcleo celular de la sociedad.
Es el núcleo educativo, reproductor y participativo de la especie
humana.
Las conductas de interés apreciativo, necesarias para la absorción
del conocimiento, se aprenden del aprecio recibido de los padres
y hermanos. La perseverancia enfocada en el proceso constructivo
de los trabajos, o labores a realizar, se reciben de la fortaleza
perseverante en el aprecio, mostrada en la familia, por los padres
y hermanos. La templanza necesaria para asimilar y asociar
diferencias y para enfrentarse a dichas diferencias, sin abandonarse,
proviene del ejercicio comparativo con la templanza de los padres
y hermanos.
Vemos, como el orden familiar, genera el ambiente idóneo y
necesario, para obtener una conciencia ordenada. El medio influye
en el niño y al mismo tiempo el niño influye en el medio.
Las virtudes necesarias para el educando, son entre otras muchas, la
prudencia, la fortaleza y la templanza, que se adquieren mediante
la imitación de las conductas paternas y fraternas. Una familia
divorciada, o un hogar monoparental, ya perdió estas tres virtudes
básicas. La prudencia, la fortaleza y la templanza son pilares
fundamentales para la sustentación del carácter.
Un amplio sector de la juventud actual proviene de hogares
monoparentales, o de matrimonios divorciados, donde el orden
familiar y la armonía en las relaciones, brilla por su ausencia. En
un hogar sin lealtad, franqueza y respeto, difícilmente se puede
adquirir la lealtad, la franqueza y el respeto necesarios, para
absorber los contenidos ofrecidos por el maestro que conduce la
educación del individuo. Este es uno de los mayores problemas
que tiene que enfrentar el profesor, el problema de la lealtad y de la
confianza. El alumno que desconfía del educador, suele desconfiar
también del medio en el que se desenvuelve, incluso del entorno
familiar.
La familia representa el sedimento perimetral del cultivo valórico del
niño. Como el árbol, que no da fruto, a pesar de que proceda de una
semilla sana, si no recibe durante su desarrollo los nutrientes que lo
maduran, así también el niño, necesita de los nutrientes proteínicos
y valóricos que lo maduren. Por supuesto que son innumerables
los elementos de vitalidad válidos, que depositan nutrientes en el
desarrollo del individuo, pero, esencialmente podríamos resumirlos

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en estos tres: afecto, confianza y participación. Sin una conducción
en la libertad de opción por lo que es siempre válido, no se puede
generar confianza y por lo tanto, se impide la participación.
La libertad de opción, ha de estar enfocada siempre en lo que
es siempre y para todos válido, eso garantiza la validez de las
conductas. Pero hay que saber que no basta con tener libertad, lo
que valida la alternativa es la opción válida. La opción válida es
aquella ligada a los valores de completación, recognición absoluta
y plenitud.
Lo válido ha de ser siempre y por todos reconocido como tal,
esa condición se desprende de lo completo. La educación ha de
enfocarse hacia el encuentro con lo completo. Solo el propósito
cumplido satisface a la intención propositiva. El propósito humano
cumplido se desprende del cumplimiento en los valores absolutos,
de realización responsable y completa, de autonomía (auto-uno
mismo, nomo –ley. Uno con la ley) lo que por consecuencia satisface
plenamente.
Nada es mejor que lo completo, más deseado que lo cumplido,
ni más verdad que la ley, y nada más complaciente que el estado
de plenitud. Plenitud, ley y completación, son valores absolutos
que satisfacen plenamente al individuo. ¿Porqué son absolutos?
Porque siempre satisfacen a quienes los poseen. La persona plena
está satisfecha, la persona completa está satisfecha y la persona que
conoce y comprende lo que es siempre y para todos válido está
satisfecha. El amor maduro en el afecto incondicional satisface, la
verdad absoluta satisface y la bondad, satisface. Por esta razón la
educación ha de enfocarse hacia el estudio de los valores absolutos
y su consecuente realización.
La capacidad emocional de la persona se satisface con el encuentro
de la plenitud, lo agradable lo complace, pero lo pleno lo satisface.
La complacencia se desprende del placer, pero el placer es temporal.
Se puede sentir uno muy bien con lo que complace, pero la plenitud
va más allá. La plenitud no se siente, es un estado posterior a la
experiencia placentera. La plenitud se posee, se es dueño de ella. El
placer no se tiene, solo se degusta. La plenitud es el estado de estar,
o de tener el logro completamente satisfecho.
El placer puede sentirse, aún cuando este, no se entienda como
válido . El sexo libre, por ejemplo, produce placer, pero no te
puedes decir pleno como persona, por repartir sexo. El placer es una
sensación, es un fragmento de la plenitud. La plenitud se transmite,
se comparte, porque se posee. Por ejemplo el logro de ser número
uno en tenis, produce plenitud, y esa plenitud es compartida por
toda la nación, quienes también se sienten ganadores, y quienes

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comparten con el tenista, la posición de “número uno”. Ese estado
permanece aún cuando, alguien, posteriormente le supere. El estado
de haber logrado ser -número uno-, permanece siempre en el tenista
. Esto ejemplifica la diferencia entre placer y plenitud.
La plenitud en la especie humana se establece sobre el cumplimiento
de las leyes de la creación. El ser que cumple completamente con el
propósito de su especie, adquiere el estado de pureza y plenitud
que lo califica como autónomo (uno con la ley) y responsable, como
auténtico. La consecución de este logro se establece en la familia. La
familia ha de ser el núcleo incubador del propósito de la especie.
La familia ha de asumir la responsabilidad por la realización de
cada uno de sus componentes. Se puede querer mucho al esposo,
o a la esposa, pero no por quererles mucho, los realizamos. Lo
mismo ocurre con los hijos, a quienes sin duda alguna queremos
con todo nuestro corazón, pero no por quererles, los realizamos
como personas.
La realización del hijo, de la esposa, del esposo o del padre, exige de
la unidad completa, entre todos. Unidad completa en el amor, en el
ideal familiar y en las conductas constructivas.
El substrato de la unidad contiene fundamentos que determinan
posiciones y propósito. Para que exista la unidad, es necesario, al
menos, de dos posiciones que se unan, pero para unirse han de
satisfacer a alguna razón. Razón y posición son necesarios en la
unidad familiar. La unidad completa entre las posiciones de marido
y esposa, facilita la unidad completa entre las posiciones entre
padres e hijos.
La unidad entre ambas direcciones verticales y horizontales, padres
e hijos y esposo-esposa, construyen el núcleo familiar basado en
la incondicionalidad afectiva, en la confianza interactiva y en la
conducta responsable.

LA ESCUELA
La tendencia actual a buscar modelos de desarrollo, relegados
a la moral de las costumbres, o a la devoción de las apetencias
personales relativas a nuestro escaso nivel de exigencias, ha
transformado el medio educativo, en el generador de apetitos
hedonistas, relativistas y egoístas, lo que menosprecia la calidad de
la enseñanza.
Es común escuchar en boca de educadores, la frase: “las clases han
de ser más entretenidas”. Con este estigma, que para el maestro tiene
un sentido enriquecedor, puesto que pretende aliviar el esfuerzo
necesario, en el reconocimiento de algo nuevo, para el alumno
tiene otro sentido muy distinto; el del relajo, el del abandono, o el

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de pasarlo bien.
El compartir con el alumno, la intención de hacer las clases más
entretenidas, despierta entre el alumnado, la exigencia por el
entretenimiento, y con ello, relega la disciplina obediente al esfuerzo,
necesario para fortalecer la conducta del estudio comparativo,
profundo y racional.
El tildar a lo profundo como “denso”, poco menos que despreciable,
porque involucra esfuerzo en su asimilación, impide el raciocinio
basado en criterios fundamentales, lo que superficializa las
relaciones entre estudiantes. La superficialidad abruma, sobre todo
cuando no se cimenta sobre un centro conductor. De poco sirve
conocerse los nombres de todos los representantes de la nación, si
no se comprenden sus desempeños. Los estudiantes en un ambiente
superfluo, se aprenden los conceptos, pero no los significados,
por eso es fácil entrar con ellos, en discusiones polémicas, donde
únicamente contradicen al otro, pero ni lo escuchan, ni lo aprecian,
ni lo entienden y mucho menos asimilan sus fundamentos.
¿Porqué? Porque la inercia de las costumbres ha instituido en ellos,
la tendencia electro-ecoica, es decir, la “repetición inmediata” la
respuesta periscópica no están acostumbrados a profundizar en la
asimilación del conocimiento.
Tampoco existe un criterio formativo unificado. En muchos colegios,
no tienen los medios, como para supervisar la implementación de
planes de estudios, y en otros, ni siquiera existe plan de estudios;
la enseñanza se limita a la confianza depositada en la trayectoria de
cada profesor.
El ejercicio pedagógico, en muchas ocasiones no permite depurar la
experiencia, porque la tendencia generalizada a romper tradiciones,
a liberar los implementos educativos, y los cambios producidos por
el desarrollo social, obligan, a realizar cambios tan abruptos, como
inoperantes. El alumno se transforma en ratón de laboratorio, para
satisfacer las esperanzas de un “ nuevo pretender” que pocas veces
se consuma.
De la sobre-exposición a los medios de comunicación, donde
la garantía de las opiniones depende de quienes las formulan,
y donde los criterios y significados, no llegan al análisis de sus
orígenes o consecuencias, es lógico esperar juicios sin fundamento,
lo que genera en el medio, una cultura de contenido gaseoso.
Ser superficial, es algo que está de moda. Los jóvenes prefieren
la entretención por sobre el análisis, el humor a la investigación,
y la ingenua espontaneidad, al juicio verídico y meditado. Estas
conductas, generalmente se originan por imitación al medio.

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La escuela, se considera una extensión de la familia, un complemento
del valor que sobre este, desarrolla el contenido técnico, conductual
y social del alumnado. Allí, se establecen vínculos de amistad,
de camaradería, lealtad y confianza, que potencian y confirman
la posición de la familia. La escuela no debe retractar los valores
familiares. Al profesor no le corresponde la misión de invalidar a
los padres. Puede declarar los errores, pero siempre con la actitud
constructiva, de colaborar en su restitución. El maestro es el ejemplo
a imitar. Si por imitación prefieren el humor, la ingenuidad, la
entretención del medio ambiente y la ignorancia, los alumnos con
esta preferencia deben hallar aquellos centros, donde se instaure
este tipo de educación, pero, para la formación progresiva en el
cultivo del desarrollo humano, el maestro, ha de transformarse en
el ejemplo, de persona afectiva, de persona analítica y verídica y de
persona cumplidora.
La escuela es el complemento de los valores familiares. En ella
se amplían dichos valores de plenitud, confianza y participación
responsable, al diámetro social, tribal, provincial o nacional.

LOS IDEALES
Otro aspecto importante en el ámbito de la educación, se desprende
de la ausencia de ideales fundamentales comunes. Cada maestrillo
tiene su librillo, a pesar de que todos los librillos pretendan educar,
cada librillo responde al concepto de educación de su maestrillo. Lo
que relativiza los planteamientos, al criterio de cada profesor.
Es cierto que el individuo es único, y por lo tanto, sus experiencias
también lo son; esto enriquece en variedad el planteamiento. Pero
también es cierto, que existen procesos y estructuras sostenedoras
de la moral, de la ética y de la estética que son independientes, de
la apreciación parcial de la persona, y que enriquecen la tradición,
con su aplicación. La prioridad de estos procesos y estructuras, ha
de hacerse latente. La tendencia global actual, ya no permite la
exigencia de criterios fragmentarios.
Estamos acostumbrados a pensar, que el sentido de nuestras vidas,
depende enteramente de nuestros oficios; que nuestro ideal de vida
pende de una profesión, y que nuestras conductas se reducen a
los límites de nuestra iglesia, nuestra política o nuestro sector. La
realidad es muy distinta, el hombre es un ser social, un ser único
en el universo multitudinario; en este universo existe por y para el
universo, y esta realidad obliga a la asimilación de los principios
que facilitan el desarrollo y cumplimiento de su propósito de
conjunto, para así satisfacer su propósito individual. La unicidad
de su condición se establece mediante la multiplicidad de sus

15
experiencias.
La educación precisa de una gran revolución. Una visión nueva que
conecte al hombre con el propósito de su especie. Este sentido de
especie humana, aún permanece ajeno al interés de la persona. Se
nos hace grande, la idea de pensar en un propósito para la especie
humana. Sobre todo en un mundo, donde nadie sabe con certeza,
cuál es su propósito individual.
El individuo, la familia y la sociedad global, persiguen el mismo
designio, el propósito de la unidad. La sociedad global, para existir
necesita de la unidad entre familias, y las familias para existir
necesitan de la unidad entre personas. De igual modo, las personas
para existir necesitan de la unidad entre sus padres, además de la
unidad entre padres e hijos. La unidad es el eje conductor de la
especie humana. El padre no puede serlo, sin establecer la unidad
con su esposa, un hijo no puede serlo sin estar unido con sus padres.
El hijo se desprende del padre, para ligarse luego en su misma
condición de “padre” de su propia descendencia. Esta cadena
es inexorable. Por encima de cualquier ideal político, religioso o
laboral, el ser humano siente la necesidad de la familia unida. La
familia sólo se completa con la unidad entre padres e hijos. La
unidad entre padres e hijos ha de enfocarse hasta estar ligada a los
valores absolutos de plenitud, autonomía con las leyes universales
de la creación y completación; para que la familia pueda decirse
satisfecha ha de ser realizada. En una familia, donde los padres
e hijos se sienten plenos, totalmente seguros el uno del otro y
completamente maduros, se puede decir que han alcanzado el
logro de su ideal humano. Si proyectamos esta realidad a la gran
familia que es la especie humana, veremos a un género que debe
completarse y que está obligado a sentirse pleno, en el intercambio
afectivo; seguro, cuya seguridad esté basada, en la confianza de
reconocer los fundamentos mutuos de la unidad que opera siempre
y para validarlo todo, y maduro, al cumplir responsablemente con
el propósito de la unidad. Sobre esta realización, nos hallaremos
frente a una especie satisfecha en toda su dimensión. Este es el ideal
universal de la condición humana. ¿Quién no busca sentirse pleno,
seguro y responsable? ¿A quién le desagrada ser perfecto, maduro
o completo?

EL ENTORNO SOCIOCULTURAL
En el proceso educativo, tiene una enorme importancia el factor
social, en el cual se insertan tanto el profesor como el alumnado.
El conocimiento proviene del ambiente, del medio que rodea a la
persona. Socialmente estamos en un proceso de cambio. Nuestra

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realidad social, podría calificarse como -sociedad transitoria-.
La realidad actual implica reajustes bruscos que en ocasiones
desconcentran al habitante de dicho medio. Reajustes de todo tipo,
políticos, religiosos, productivos y por lo tanto educativos.
La tendencia global a la apertura de fronteras, provoca la necesidad
de absorber otras culturas nuevas; tradiciones que hasta ese
momento parecían de locos, acaban por transformarse en locuras
tan populares como el Halloweeng. La fuerza de la globalidad
invita al matrimonio intercultural, interpolitico, interreligionario,
interracial. Invita al encuentro entre personas de países enemigos,
de estratos sociales dispares, de familias “incompatibles”. Esta
necesidad, existe como garantía de libertad sociocultural.
La democracia implica tolerancias nunca antes imaginadas, como
el aceptar como válido al homosexualismo o la separación familiar.
Los hogares monoparentales, pasan a ser una realidad social,
tan aceptable como la familia constituida en unidad. Incluso la
prostitución, en algunos países, pasa a ser legalmente protegida.
Estos impulsos, sumados al permisivo escaparate sin censura,
de imágenes, criterios y conductas, provenientes del ignorante
populismo social, trastocan las estructuras valóricas, tanto del
profesorado como de los alumnos, llegándose al extremo de no
saber en una clase, quien es el conductor de la misma, si el profesor
o el alumnado.
La sociedad actual ignora los fundamentos de la estructura
familiar unificada, por lo mismo, ignora los fundamentos de la
unidad social y cultural. Los propósitos sociales, fluctúan entre
el bienestar económico y la libertad de oportunidades; entre la
capacidad productora y el consumo de capitales. Socialmente se es
más importante, cuanto más poder social, o más medios materiales
tienes. Y en pró de ese criterio, transitan tanto los familiares, como
los valores. Por eso que es muy común, el ver en matrimonio, a dos
exitosos empresarios, artistas, políticos o famosos de la farándula, y
es tan común también el ver cómo se divorcian, cuando saben que
con ello pueden beneficiarse.
El sentido de familia para siempre, se ha perdido en nuestra
sociedad, por esta razón, el sentido de educación para siempre
también se ha perdido. Y los jóvenes hacen carrera, o, presionados
por las exigencias paternas o, para ocupar transitorios puestos de
trabajo, pero no con el sentido vocacional de realizar algo para
siempre. Así los jóvenes estudiantes fluctúan entre clases que
satisfacen sus titubeos.
El establecimiento del sistema democrático, la implementación
de libertades sin límites y la pérdida de los valores incambiables,

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está frustrando las necesidades básicas del ser social humano.
Socialmente se acepta todo tipo de libertades, sobre la consigna
de la tolerancia. La tolerancia social es un cáncer que necesita
de un buen cirujano. Tolerar en extremo puede transformarnos
en maniqueístas. Del mismo modo que no toleramos que el
niño meta sus dedos en el enchufe, y no por eso le privamos
de libertad, tampoco podemos tolerar aquello que destroza la
unidad individual, familiar, social o mundial. La sociedad debe
ahondar en la comprensión de los principios fundamentales de la
unidad. Unidad que se establece desde las bases de los organismos
atómicos, moleculares, vegetales, animales y el hombre. La unidad
produce orden y el orden vale para su creador. Todo lo creado
obedece a un orden direccional y estructural. Cualquier cosa,
cualquier acto, o cualquier hecho que se realice, implica fuerza y
dirección. La fuerza obedece a la compensación ordenada entre
valencias positiva y negativa, lo que se entiende como centrífuga y
centrípeta. Producto del dar y recibir entre estos dos complementos,
se genera cualquier movimiento, existencia, acción o multiplicación.
Por lo tanto, todo acto es producto y obedece a la razón de un orden
originario. Todo hacer, está condicionado por un agente conductor
y por un propósito intencional. El hacer condicionado por el sujeto,
pertenece a un substrato diferente, en cuya capacidad existe la
libertad de optar por exteriorizar o no su fortaleza; ese “substrato”
existe -con y previo- al “hacer”. El substrato condicionado al acto,
al hacer, al actuar, al devenir, es el estado de realización completo,
reconocido y satisfecho del acto. La razón que justifica al acto, reside
en la necesidad de realizarlo. Sin esa necesidad en el agente, el acto
no logra su existencia.
La sociedad debe advertir sus exigencias, y de entre todas, la
fundamental es el encuentro de la unidad familiar. La familia es el
núcleo social. La sociedad sana se establece con familias sanas.
Cuando hablamos de individuo sin principios, hablamos de
persona corrupta. Si aplicamos este mismo criterio a la democracia,
podríamos decir que una democracia sin principios, sería también
una democracia corrupta. ¿Qué es lo que determina la validez de los
principios? ¿ Es acaso la opinión de las mayorías, o de las minorías?
No. La validez de los principios reside en la similitud y coincidencia
con las normas o principios de la creación. Lo que certifica la
realidad de los principios es su condición de ser siempre y para
todo válidos. Siempre en tiempo y para todo lugar, en el espacio,
o posición, válido. Si el principio o la norma reúne este requisito
indispensable, podremos estar seguros de su validez y autenticidad.
No necesariamente por ser la voz de la mayoría, va a representar a

18
lo que es valido, cierto o prioritario. En algunas democracias la voz
de la mayoría, impide el libre desarrollo democrático.

2- EL LLAMADO HACIA EL ORIENTE


El mundo occidental, saturado de ofrecimientos y en un estado de
colapso informativo, está poniendo cada vez más atención, a los
logros alcanzados, en materia educativa, por las naciones orientales,
y muy en especial, por la pequeña península de Corea.
Este lugar sintetiza las dos vertientes del desarrollo moderno. Por un
lado la vertiente socialista y por otro lado, la vertiente democrática.
El fracaso de ambas, generó la necesidad de hallar un sistema de
educación superior, aprovechando las virtudes tanto del ámbito
científico, como del sistema de valores, lo que está generando una
reforma educacional revolucionaria.
La gran revolución educativa florece en la península surcoreana,
que es sin duda, uno de los países con más alto volumen de capital
humano, cuando hablamos de capital humano estamos refiriéndonos
al grado de sensibilidad, de conocimientos, virtudes y destrezas que
tienen las personas, para desempeñarse en la sociedad.
Corea es una pequeña península, dividida en dos, por el paralelo
38, en una superficie de 98,400 Km cuadrados, poco más que la
superficie que existe entre Santiago a la Serena, 48 millones de
personas han logrado superar en menos de 60 años a economías
occidentales ancestrales, partiendo de los escombros de una
espantosa guerra.
Uno de los agentes que sin duda beneficia la educación, es el respeto
a los maestros.
En Corea del Sur, el respeto a los maestros, ha sido uno de los
factores que la sociedad ha protegido, en beneficio del desarrollo
educativo. Nuestra sociedad actual debe aprender de esto y
restaurar el respeto por el profesorado.
En la ley de educación promulgada en Corea en el año 1968 se
reconoce la necesidad de una reforma educativa, y en ella se marcan
los fundamentos filosóficos de la educación, en pro de la identidad
nacional, y del respeto a la historia y a la tradición.
La sección 1 Artículo 1° de la Ley de Educación Nacional dice:
” La educación tiene su base en el lema: beneficio al ser humano
Hong-ik-in-kan- y se debe ayudar a todos los ciudadanos a
perfeccionar el carácter de cada individuo, a desarrollar la
capacidad para la vida autónoma e independiente y a promover la
prosperidad de todos los humanos”
A lo largo de sus artículos, la ley enfatiza el balance o equilibrio

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necesario entre tradición y desarrollo y entre las necesidades de los
individuos y de la nación.
El desarrollo de la producción en corea, no se estriba en el mero
acto de tener más, sino, de beneficiar a la especie humana, con
lo cual, el beneficio social repercute en su propio desarrollo. La
incondicionalidad contenida en este postulado, es sin duda alguna
digna de aprecio.
En Corea resulta muy competitivo el ingreso en las universidades
y dentro de estas existe una jerarquía según sus exigencias. El
beneficio social proveniente de las mejores universidades estimula
a los alumnos a estudiar más y prepararse mejor para su ingreso
en ellas. El ingreso a las universidades de alto nivel en Corea
se determina desde la preparatoria, mediante el promedio de
calificaciones con las que se egresa.
El sistema educativo es muy estricto, pero acumula dividendos. La
ley de promoción de la educación industrial, mediante incentivos
sociales, también propulsó el desarrollo tecnológico de Corea. Pero
por sobre estos logros, los fundamentos esenciales de la educación
de esa nación, están basados en el fomento de la unidad familiar y de
la tradición que se cimenta, en la conducta de respeto y lealtad entre
personas y en la responsabilidad frente a las normas naturales.

3-¿QUE ES EDUCAR?
Si me atengo a la definición del diccionario de la Lengua Española,
educar está ligado a la crianza, a las enseñanzas y doctrinas que se
dan a los niños para hacerlos maduros.
Otra definición nos dice que por educar se entiende el
desenvolvimiento racional de las facultades y aptitudes del ser
humano. Es decir, el satisfacer a las capacidades con las habilidades
que las completan, lo que me parece muy puntual. Su objetivo, es
despertar y adaptar ordenadamente, en relación con el medio de su
vida, aquellas aptitudes y tendencias, con las que el hombre nace y
que el ejercicio ha de hacer efectivas, creando hábitos permanentes
que faciliten la acción.
Etimológicamente, la palabra deriva del verbo latino educare que
significa criar y hacer crecer, pero también tiene otro significado que
es importante de comprender: significa extraer, sacar fuera a la luz
lo que está dentro y oculto.
De aquí se deriva el verdadero sentido de la educación que no crea
facultades o capacidades en el educando, ni siquiera las transforma,
sino que coopera a su desarrollo y perfección.

20
Por lo tanto, educación es el conjunto de normas de conductas,
de significados cognitivos y de sensaciones, que satisfacen
las capacidades emocionales, intelectuales y conductuales del
individuo.
La eficacia de la educación, va a depender de la coherencia o
concordancia que se establezca, entre el ideal filosófico intencional
de la educación y la realidad natural o fisiológica, del propósito de
la especie humana. Sin un conocimiento profundo del propósito
de la creación, la educación se transforma en una mera instrucción
técnica.
La educación no debe justificarse mediante tecnicismos, ni por
sistemas de agrado a la moral de las costumbres. La educación ha de
cimentarse sobre los fundamentos esenciales de la creación, que son
los mismos que posibilitan la actividad y el movimiento gestor de
toda relación. Sin el conocimiento profundo de estos fundamentos,
la educación pasa a sostenerse del criterio relativo al surrealismo
consuetudinario.
El primer problema que se plantea en la educación, es el del porqué
debemos educarnos y el cómo capacitar las condiciones del
educador.
La razón que da sentido a la educación es la de heredar el
fundamento previo para enriquecer el bienestar de nuestros
descendientes. Nuestros antepasados se esforzaron en desarrollar
objetos de valor que optimizan la calidad de sus funciones, esas
mejoras se reciben por medio de la educación y se perfeccionan
para el beneficio de la generación posterior. Este es el verdadero
sentido de la educación. La educación conduce a la unidad entre
el propósito y su cumplimiento, mediante la unidad entre creador
y el objeto creado por él. El perfeccionamiento de los sistemas, de
las estructuras, de las disciplinas y métodos, elevan la dignidad
intelectual y participativa, en la creación de objetos de satisfacción.
Por esta razón debemos educarnos.
El papel del educador es de vital importancia en el sano desarrollo
cognitivo, conductual y emocional del educado. Un mal ejemplo
puede desmotivar la esperanza del educado. Una sola incoherencia
basta, para que se pierda la confianza en el educador. Y quién
sabe, si no se pierda también la confianza en la educación. Basta
la exaltación de un momento en el maestro para justificar la
intolerancia del alumno. Una sola llegada impuntual del profesor,
dificulta la puntualidad de todo el curso.
El educador tiene en sus manos una enorme responsabilidad. El
maestro se transforma en la prolongación del padre del educado, en
su líder, en el ejemplo a imitar. Esta condición de ser segundo padre,

21
padre adoptivo, o padre transitorio, delega en él las funciones del
modelo afectivo, confiado y eficiente, lo que no deja de ser un gran
reto.
Del educador, el educado aprende a ser, igual a él en el conocimiento,
en las conductas y en lo anímico. El educador motivado, motiva al
curso, el educador convencido, convence al curso, el educador
unido, une al curso. Para lograr esta meta, el educador ha de
comprender y realizarse como objeto del propósito de la educación
cumplido. Cumplirse como ejemplo de educación es una labor que
precisa de un entrenamiento diario en la búsqueda de la madurez
plena en el ofrecerse incondicionalmente por el beneficio del todo,
en el encuentro con los verdaderos fundamentos de su existencia y
en realizarse en ello.

4-¿CUÁL ES EL PROPÓSITO
DE LA EDUCACIÓN?
La ligazón indisoluble entre el valor, la vida y la tradición,
fundamenta en un sistema educativo, la calidad de sus costumbres.
Por lo mismo, determina también la conducta moral, ética y estética
del educando.
Es curioso ver cómo maduran los animales los vegetales y los
conjuntos moleculares, sin la ayuda aparente de un maestro
conductor y sin la actitud voluntaria de querer ser educados.
Podemos sacar a un cachorro de cualquier especie y apartarlo de
sus pares, sin que por esto se mermen las habilidades que facultan
las capacidades de su especie. Eso no ocurre así con el ser humano.
Si tomamos al hijo de un doctor y lo abandonamos a su suerte en
un lugar apartado, sin un conductor que le eduque en medicina,
lo más probable es que ese niño sólo y aislado, se transforme en
nómada inestable, que viaja en pro del alimento diario, necesario
para sobrevivir, y probablemente no llegue, ni a desarrollar un
lenguaje que le sirva para comunicarse con otro de su misma
especie allí donde posteriormente lo encuentre. Este niño, regresaría
a un estado primario en su educación y perdería las ventajas de la
tradición. Difícilmente podría comunicarse de igual a igual en
términos de medicina con su padre. La importancia de la tradición
es determinante en la educación del ser humano. La educación
moral de las costumbres, permite prosperar en el descubrimiento y
desarrollo intelectual del individuo.
Sin tradición, podemos estar seguros, de que no existiría educación
alguna. El valor de las costumbres en la especie humana es
prioritario y determinante del logro moral, ético y estético del

22
hombre. De ahí que las costumbres, deban ser coincidentes con
una moral universalmente aceptada y coincidente con aquellos
principios fundamentales de la creación.
El hombre coincidente y concordante en sus convicciones, con los
principios universales y naturales de la creación, es un hombre
seguro, convencido y confiado. La seguridad en la concordancia,
con las normas de conducta coincidentes, con el orden original, del
proceso de la creación, realizan al ser, como persona. Lo hacen libre,
seguro y responsable.
El propósito de la educación es el de satisfacer al educando con las
conductas que lo motiven a ser persona, que le convenzan a ser
persona y que le satisfagan como persona, por lo tanto que lo realice
como persona.
Persona es un ser libre, autónomo (auto-uno, nomo- ley, uno con
la ley) y responsable. Libre porque opta por la alternativa válida,
autónomo porque coincide en criterios con la normativa de las leyes
de la creación y responsable, porque cumple y se realiza en base a
dichas leyes de la creación.
La creación está basada en un principio originario puesto que
satisface a una razón de ser. Todo lo creado existe por y para el
beneficio del otro, esta realidad es evidente e innegable. Todo efecto
es a su causa así como la causa manifiesta aspectos del efecto. El
efecto es para la causa al igual que la causa es para el efecto. Sin
causa no hay efecto y sin efecto no hay causa. Si nos paramos un
poco en asimilar este punto podemos darnos cuenta de que no
puede existir un creador hasta que crea y cuando crea ya tiene
efecto, ni puede existir un efecto si no ha sido previamente creado,
lo que involucra a un origen creador. Esta realidad obedece a una
razón creativa, la razón de querer crear, de saber crear y de poder
crear. ¿Y crear para qué? Para satisfacer una necesidad. ¿Y a qué
obedece esta necesidad? Al principio fundamental de la creación, a
la unidad. La unidad que se desprende del acto en sí como objeto
unido con su causa origen y la unidad que se determina en la
intención original del creador, que ha sido satisfecha con el acto
consecuente. El propósito de la educación es el de establecer la
unidad entre contenido y forma y entre profesor y alumno.

Existe una preocupante tendencia a redefinir los comportamientos


dañinos y a romper los límites morales tradicionales. Incluso a
aceptar comportamientos desviados como respetables. Lo que
trastoca los fundamentos esenciales de la educación. Como nos
muestra el libro de Anne Henderschott “The Politics of Deviance”
(Las Políticas de Desviación) San Diego California 4 octubre 2003.

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En su libro, la profesora de sociología en la Universidad de San
Diego defiende: “El rechazo de los sociólogos a reconocer que hay
que hacer juicios morales, cuando se discute un tema, donde la
desviación demuestra qué lejos está esta disciplina de sus orígenes”
.
Hasta los años sesenta, la estabilidad social se aceptaba como
derivado del orden moral. Unido a este concepto de orden moral,
está el concepto compartido de desviación y la voluntad de encontrar
los límites de un comportamiento apropiado. La desviación como
concepto, ayuda a definir el marco dentro del cual, un grupo puede
desarrollar el sentido de su propia identidad cultural y orden
social. Hace veinte años los cursos sobre desviación empezaron a
suprimirse de los programas académicos de muchas facultades de
sicología, y la mayoría de los actuales textos de sociología rechazan
la idea de definir cualquier comportamiento como desviado. Lo que
ha provocado la cultura del victimismo.
Los cambios en el ambiente académico, tienen a su vez influencia
en los puntos de vista populares, un ejemplo es el cómo se juzga a
la droga adicción. Ahora es común considerar a la adicción como
una “condición en la que los consumidores están afectados por una
enfermedad” enfermedad esta que han adquirido, pero no por su
culpa. Incluso los medios de comunicación repiten el slogan de que
la drogadicción es una enfermedad. Con frecuencia se ignora en
estos análisis la responsabilidad de la persona, al haber decidido
comenzar a tomar drogas. Incluso los adictos comienzan a reclamar
que el consumo de drogas es un derecho humano, y que el gobierno
tiene la responsabilidad de hacer que sea más seguro para el
adicto. De ahí la decisión en algunos países de proporcionar salas
de consumo –las narcosalas- con agujas limpias y de renunciar a
cualquier intento de alejar a los adictos de sus hábitos.
Incluso en el tema de la pedofilia, los pedófilos ya no son vistos como
extravagantes, sino como “quienes cruzan la frontera” Muchos de
los ensayos de académicos que pretenden normalizar esta conducta,
proponen una terminología neutral, que busca eliminar el mal juicio
contra la pedofilia. La asociación psiquiatra norteamericana revisó
en su Manual de Diagnosis y Estadística, e intentó que la pedofilia
y el molestar a menores, no sea ya, necesariamente en sí misma, un
indicio de desorden psicológico. Para calificar este comportamiento
como desordenado, los acosadores deben sentirse “ansiosos”.
Incluso un estudio posterior, publicado por la asociación psicológica
norteamericana, defendía que el abuso sexual de niños, no causa
desordenes emocionales o problemas psicológicos inusuales,
cuando llegan a ser adultos.

24
Otra cosa que es ahora vista como normal es la conducta sexual
promiscua entre adolescentes. E incluso acusan como responsables
de esta conducta promiscua a los programas que defienden la
abstinencia. Quienes proponen la promiscuidad, alegan que tales
programas contribuyen a un comportamiento desviado.
Una sociedad que rechaza reconocer y sancionar actos desviados,
que nuestro sentido común nos indica que son destructivos para la
especie humana, es una sociedad que ha perdido la capacidad de
ser autentica. Ha perdido la capacidad de enfrentarse al mal que la
destruye y que deshumaniza al genero, a todos nosotros.
En temas de capital importancia, vemos cómo es frecuente el
priorizar la libertad desarraigada de toda objetividad, por sobre la
verdad.
Proteger la inviolable dignidad personal de cada ser, ayuda a la
conservación del tejido social humano y a su desarrollo recto y
fecundo.
Estas alteraciones son producto de la ignorancia de los principios
fundamentales de la creación.

5- ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS


DE LA CREACIÓN?
Si pudiésemos crear la situación de hallarnos en el inicio de la
historia, como espectadores imaginarios, compartiendo con los
orígenes del universo la tarea de crear, tal vez ahí, podríamos
analizar el proceso creativo con referencias más concretas. Veamos
si podemos, al menos, pretender estar ahí, en el instante de la
primera creación.
Imaginemos la primera obra, la primera escena, el primer acto.
Todo lo exterior que hoy apreciamos, no existe, olvidémoslo por un
instante. La realidad única se resume al primer acto.
Vamos a adentrarnos en la configuración del primer acto creado.
Pero... aquí surge la pregunta, y ¿qué es un acto? Si me atengo
al diccionario enciclopédico Salvat, “acto es el estado inmediato
y simultaneo de la acción”. Y, ¿qué es acción? Según el mismo
diccionario, nos dice que es el ejercicio de una potencia; efecto de
la actividad, y si vamos más allá, concluye con el siguiente axioma:
“Toda acción es igual a la reacción que engendra”. En otras palabras,
el “acto”, no puede ni debe tomarse como objeto aislado de su
contraparte dual, de la cual es parte integrante. Por lo que sabemos,
toda acción involucra otra reacción de iguales proporciones, y
esta dualidad de -dar y recibir-, nos explica que el primer acto

25
obedece también y como consecuencia que es, a un principio causal
procedente. ¡Vamos a entendernos mejor! El acto creado en el
principio, obedece y pertenece a una causa intencional originaria. El
acto no tiene cómo realizarse por sí solo. ¿Porqué? Primero, porque
todo acto realizado, es efecto o consecuencia realizada, dentro del
contexto de tiempo y del espacio. Para que exista el acto realizado
ha de completar un proceso de realización dispuesto en tiempo, y ha
de satisfacer a una estructura operativa, posicionada en el espacio.
Me explico. Nada surge de la nada, porque sencillamente la nada
no existe, en especial si hacemos honor y damos crédito al aforismo
de que “la energía ni se crea ni se destruye”. Si, ni se crea ni se
destruye, ha existido y existirá siempre y en todo, lo que transforma
a la energía en eterna y omnipresente.
En la creación del primer acto, intervino también la energía. Y
hemos dicho que la energía no surge de la nada, sencillamente existe
siempre de manera inmanente. Si estudiamos a fondo a la energía,
también encontraremos en ella una dualidad complementaria, me
refiero a la dualidad -causa y efecto y sujeto y objeto-.
Toda energía es producto de actividad entre dos polos y cumple
una función determinada. En esta realidad, encontramos el cumplir
con una intencionalidad, mediante dos complementariedades.
Al cumplir con una determinada intención, establece la dualidad
causa y efecto y para tal cumplimiento, ha de establecer posiciones
de sujeto y objeto, lo que nos indica que todo acto, sea cual fuere,
implica la realización completa de dos dualidades complementarias.
Primero, la satisfacción de la determinada intención, y segundo la
satisfacción de las funciones emisoras y retributoras que posibilitan
la realización completa del acto en sí.
Hemos llegado aquí, a un punto donde necesitamos tomarnos un
poco de aire y replantearnos esto de manera más sencilla.
La existencia de un acto creado, implica, creámoslo o no, la
presencia de un creador que determina la existencia del acto. Que
nuestro raciocinio pueda o no dudar de ello, es aceptable, pero
lo que no se puede aceptar, es el hecho de negarlo porque sí, sin
verificaciones demostrativas, eso es sólo terquedad e infantilismo.
¿Porqué? Porque la naturaleza nos evidencia en sus principios, la
realidad de una existencia previa al acto creado, que está íntima y
completamente ligada con el efecto creado, de ahí que la ciencia lo
corrobore con el principio de que -toda causa es a su efecto así como
el efecto es a su causa-. Podemos negarnos a aceptar realidades,
pero no podemos invertir o detener sus funciones por mucho que
las neguemos.
Podemos repetir una y mil veces que todo es relativo, sin darnos

26
cuenta de que estamos afirmando con ello la existencia de lo
absoluto, porque si todo es siempre relativo, se transforma en
absoluto. Podemos negar la realidad mientras se ignora, pero de
nada nos sirve apartarnos de la evidencia cuando se conoce.
La creación, opera en base a un orden absoluto. La realidad es
absoluta, cualquier realidad contiene la capacidad de ser siempre
y para todos válida; por esa razón es absoluta, independientemente
de cómo se la aprecie. El objeto puede ser apreciado, así como
también, puede ser despreciado; la diferencia está, en que del
aprecio se recibe valor y del desprecio no se recibe nada. Apreciado
o despreciado, todo objeto contiene en sí el potencial de generar
valor en la persona que decida apreciarlo. Por lo tanto, si cualquier
realidad puede ser apreciada siempre y por cualquiera de todos,
esa realidad es absoluta con respecto al valor. Luego, el valor es
absoluto, en el sentido de que siempre satisface a quien lo aprecia.
Valor es la cualidad contenida en el objeto, que satisface las
necesidades, intereses o intenciones del sujeto que lo aprecia.
Y para que surja el valor, para que se realice su experiencia en uno,
es preciso que el sujeto lo aprecie, para tal efecto, ha de darse en
atención, recognición o cuidado hacia el objeto a apreciar. Esta
realidad es siempre cierta y por lo tanto, se la conoce como la ley
del dar.
Esta Ley del Dar, nos dice que en la creación, todo existe por
y para el beneficio del otro, o de lo otro. Consecuentemente, se
establece la unidad incondicional entre ambos. Esto podemos
entenderlo fácilmente si comprendemos que el ser humano es un ser
básicamente emocional, intelectual y creativo. Porque es emocional,
pretende, siempre y cuando esté en condiciones de salubridad
mental, pretende ser tratado con afecto, reconocimiento, cariño, y
aprecio, lo que produce en él, un sentimiento de complacencia, de
agrado, de recognición y aceptación. Pero no se conforma con eso,
emocionalmente necesita del amor, tanto del amor filial dependiente
de la protección de los padres, como del amor fraternal, conyugal y
por sobre todos estos, del amor paternal. El amor del padre por el
hijo, es de tal grado en su incondicionalidad, que posibilita el logro
de la más alta experiencia del amor, la plenitud.
Intelectualmente, el ser humano espera la confianza en la certeza,
espera la verdad del conocimiento, pero tampoco se limita en esto; el
ser humano pretende el encuentro con las verdades que son siempre
y para todos válidas, busca el encuentro con la ley. Y no me refiero
a las leyes regulatorias de un código civil, religioso o militar no. El
ser humano espera el encuentro con las leyes que fundamentan el
origen, la identidad y el propósito de la creación.

27
Participativamente el ser humano es un ser social, y para tal función,
ha de hacer uso del dominio sobre las cosas y el dominio sobre sus
conductas, sobre sus hábitos y costumbres. Dominio en este caso no
significa imposición, mando o señorío en el sentido de opresión, u
obligación forzada, no. El sentido del dominio al que me refiero, es
el de conductor y director benefactor de un objeto, que responde
de manera voluntaria a la intención de la persona. El ser humano
domina el lenguaje, las conductas, el trabajo, e incluso su cuerpo
físico, pero tampoco detiene su voluntad en esto, el hombre espera
el dominio sobre sus condiciones internas. Pretende el dominio
sobre la prudencia, sobre la fortaleza, sobre la templanza, para de
esta manera, madurar en el dominio sobre la conducción histórica
de su propia suerte.
El dominio sobre estas conductas posibilita el bendecir, el bien
hacer, el hacer las cosas de acuerdo a un paradigma original,
depositado en su conciencia por el origen causal de su existencia.
Para obrar en consonancia con dicho paradigma el hombre ha de
realizarse de manera responsable. Para eso, ha de ejercer el dominio
maduro sobre el poder del celo.

Si nos damos cuenta, estamos diciendo en pocas palabras que


existe en la conciencia humana, la innegable necesidad de alcanzar
la plenitud, mediante el encuentro con la ley y su cumplimiento
responsable. Y es más, estamos afirmando que tiene la capacidad
para lograr ese estado de plenitud, pero que para llegar a él necesita
ejercer el dominio maduro sobre el poder del celo.
¿Pero a qué ley postula nuestro enfoque como especie? ¿Quiere
esto decir que si todos los humanos, realizamos las normas de
estos principios, alcanzaremos la deseada expectación de nuestra
especie?
La humanidad ansía el cumplimiento de su propósito. Propósito
que solo es posible realizarlo de manera responsable y sobre el
franco entendimiento de sus axiomas.

La Ley del Dar es la base fundamental y esencial de todas las otras


leyes que se derivan de esta.
Cualquier orden para que sea una realidad ideográfica o nomotética,
se debe a la estructura y proceso de las funciones contenidas en la
Ley del Dar. Por lo tanto, el estudio y comprensión del proceso y
estructura fundamental de la base esencial de la Ley del Dar, son
determinantes y necesarios, para la asimilación veraz y completa
de las múltiples reglas, principios y leyes que determinan la
funcionalidad del universo.

28
El proceso creativo de cualquier acto, conlleva en su interior,
funciones específicas, determinadas por la expectativa intencional
que lo sustenta. La función del propósito, determinada por su
condición fáctica es la de satisfacer las expectativas del sujeto que lo
pretende. La función del sujeto que pretende realizar el acto, es la de
estar determinado, convencido y capacitado para realizar el logro
de su intención completamente, hasta sentirse satisfecho. La función
del objeto a realizar, principalmente, es la de responder totalmente a
las expectativas de la intención originaria. La realización del acto que
corresponde, que es reconocido y que establece una correlatividad
completa con el autor, es un acto realizado. Esta estructura o base
de cuatro posiciones, se establece siempre y se repite en cada acto
que se lleve a cabo.

Todo lo creado contiene o participa del movimiento. Movimiento


es una constante universal. El movimiento opera en base, a la Ley
del Dar. En el movimiento existen cuatro fuerzas. Fuerza Inicial,
Fuerza Centrífuga, Fuerza Centrípeta y Fuerza de Revolución, u
Orbita. Cada una de estas fuerzas, cumple una función específica y
determinante en el destino de su inmediata. Se dan por el beneficio
de sus complementarias. La fuerza inicial se ofrece voluntariamente
hasta consumar su recorrido y encontrarse en unidad consigo
misma, lo que produce su revolución orbital. La fuerza centrífuga
se da voluntariamente al servicio de la centrípeta, lo que posibilita
el movimiento. Porque se dan, y esta constante es inmanente, lo
denominamos ley.
La fuerza inicial se identifica con la intencionalidad originaria de
cualquier acto creativo. La fuerza centrífuga se identifica con la
operación emisora de cualquier sujeto que pretende el logro de una
intencionalidad. La fuerza centrípeta, se identifica con la posición
receptora, o con el objeto que posibilita el logro de la intencionalidad,
mediante su respuesta obediente o correspondiente. La Fuerza
de Revolución u órbita se identifica con el logro del propósito
intencional. Este orden intrínseco en la relación que permite el
movimiento, es una constante universal y está también intrínseca en
toda existencia, acción y multiplicación.
Si observamos una rueda, hallamos en ella, los fundamentos
esenciales que se establecen, mediante las posiciones de centro
y periferia. Pero la rueda, para sostenerse, necesita de algo más
que la unión entre el centro y uno de los extremos periféricos; la
rueda necesita al menos de dos radios, uno diametralmente en
sentido opuesto al otro. Pero esa estructura radial es muy débil,
para fortalecerla, es preciso de al menos otros dos radios en sentido

29
perpendicular a ambos radios anteriores. La solidez de la rueda se
establece con treinta y seis radios, uno en cada diez grados. En esta
rueda el eje central se encuentra protegido y asegurado en su rotación.
Lo mismo ocurre en la estructura familiar. También existe un centro
propulsor intencional y una periferia masculina o femenina, que
para sustentarse precisan de sus opuestos complementarios, pero
sólo se solidifica su posición central mediante al menos un par de
hijos; si por lo demás reciben el apoyo de otros dos, doce o treinta y
seis, mejor. Más sólida será su posición central.
Tanto en el movimiento como en la familia encontramos la
presencia de un orden. El orden de este movimiento se debe a siete
fundamentos esenciales de la Ley del Dar.
Cada uno de estos fundamentos esenciales, o principios, es válido
siempre y en toda actividad o relación, por lo tanto se entienden
como ley.

5.1- Principio o Ley de correlatividad.


Todo lo creado, existe, en base, a la correlativa sincronía vertical,
entre una causa y su efecto, y en base, a la correlativa sincronía
horizontal, entre las posiciones de sujeto emisor conductor, y objeto
retributor.
Básicamente explica esta ley, que es imposible establecer una
actividad, movimiento o relación, sea cual sea, si no se ha establecido
previamente, una correlatividad entre el sujeto y el objeto que
intervienen en la relación.
Lo que determina al “yo”, o al “otro”, es el “nosotros”. El “nosotros”,
no se declara manifiesto, pero... ¿podría existir un “yo” y “otro”,
sin un “nosotros”? Lógicamente no.
La ley de correlatividad, nos dice además, que en el universo, todas
las cosas contienen elementos correlativos de valor emocional,
intelectual y volitivo. Cualquier existencia, acción o multiplicación,
contienen en potencia la posibilidad de ser apreciados como
contenedor de sensaciones, es decir como objeto que modifica
la sensibilidad del apreciador; como contenedor de significado,
es decir, se puede apreciar bajo el punto de vista intelectual o
cognoscitivo. Y como contenedor de habilidades, servicio o
utilidad.
Toda existencia acción y multiplicación, obedecen a un propósito
específico, a pesar de que pueden muy bien, satisfacer a múltiples
propósitos. Por lo tanto, contienen utilidad.
La Ley de Correlatividad, nos dice que las posiciones de causa y
efecto y de sujeto y objeto son posibles, gracias a que entre ellas
existe la correlatividad del valor que las posiciona dentro de sus

30
afinidades indisolubles.
La correlatividad es el vínculo de unidad entre las diferencias en
el proceso y estructura de la actividad. El grado de correlatividad
máxima se establece en los momentos de plenitud absoluta y
perfecta.
Todo lo creado existe, ante todo, para satisfacer a la intención del
creador, y toda intención existe para el beneficio del objeto creado.
Esta realidad debemos entenderla en función de las prioridades
esenciales del propósito intencional. La correlatividad en la
satisfacción es el motivo por el cual, se establece la relación entre
ambos.
Correlatividad, recognición, y similitud, son propiedades de
intercambio, entre una causa y su efecto. “Toda causa es a su efecto,
así como el efecto manifiesta aspectos de la causa” Si todo efecto es
a su causa, algo debe contener que sea similar a esta. ¿Cuál es ese
elemento correlativo? La causa al crear, contiene una intención que
busca ser satisfecha. La intención de ser satisfecha existe por lo tanto
contenida en la dicha causa creadora, y la cualidad que satisface
existe contenida en el efecto creado. Por lo tanto, satisfacción
es un elemento correlativo entre causa y efecto. Decimos que la
cualidad que satisface es válida, a lo que designamos –valor- El
efecto satisface porque es, y cuando es válido. Si el efecto es válido
para la intención, podemos asegurar también que la intención es
válida para el efecto. Luego, valor es el fundamento que establece
la correlatividad entre origen y consecuencia o entre sujeto y objeto.
La validez del ser humano, se establece en función de la satisfacción
de su Causa Creadora (Padres ).
Si analizamos esta realidad, llegamos a la conclusión de que en
la Ley del Dar existen dos destinos a cumplir, la satisfacción del
creador primero y después, la satisfacción del objeto creado. Por
lo tanto, se desprenden de esta realidad, el derecho y el deber. El
derecho del creador a ser satisfecho y el deber del objeto creado de
satisfacerlo. El objeto que no satisface, no vale. El valor del objeto
sólo surge en el momento que satisface a su creador-apreciador.
Para que surja el valor se necesita establecer un circuito entre las
posiciones de intención y consecuencia, entre sujeto y objeto. No
basta con tener fe en el valor, la fe, no produce valor, el valor hay
que realizarlo. Es su experiencia la que vale; y vale en la reciproca
correlatividad entre ambos.

5.2- Principio o Ley de dar y retribuir.


Toda existencia, acción y multiplicación, fundamentan su identidad,
mantenimiento y desarrollo, en la acción de dar y retribuir, que se

31
establece en el proceso origen división y unión y en la estructura
base de cuatro posiciones.
Esta ley nos dice que para que se establezca actividad, movimiento
o relación, es preciso del intercambio, de un dar “algo”, y recibir
“algo”, producto de la retribución. Es más, esta ley nos indica que
toda existencia acción y multiplicación, existe en función de un
dar y recibir, actúa en función a un dar y recibir, y se multiplica en
función a un dar y recibir. Por lo tanto, la ley del dar y recibir, está
presente en todo lo creado.
Toda intención es en sí un anteproyecto del proyecto a realizar.
La diferencia entre intencionalidad y acto, radica en el proceso y
estructuras necesarias para su logro.
El proceso es un iniciarse en… para lo cual es necesario de la actitud
de entrega sacrificial, negación de la propia condición (porque es
preciso sacrificar otras alternativas), o auto negación del estado
actual inoperante u operante en otra dirección, para ofrecerse al
desarrollo de la intencionalidad específica. Al ofrecerse, se da uno
por la actividad, pero al ofrecerse, también se recibe la satisfacción
de hacer lo que uno siente que ha de hacer, la satisfacción del deber
realizado, y la satisfacción del cumplimiento del hecho. Dar y Recibir
son requisitos imprescindibles e indispensables en la relación.
Toda intención conlleva un pretender, esa tendencia directiva
obliga a entregarse, a darse al recorrido procesal de desarrollo del
acto. Sin el cumplimiento completo de ese proceso, la intención no
tiene validez porque no llega a consumarse. Toda intención ha de
iniciarse en el darse para recibir su logro o consecuencia. Todo
autor o creador ha de entregarse a su obra para cumplirla. Así como
el padre ha de entregarse a la madre para tener familia. Ese darse,
para recibir su cumplimiento, implica un dar y recibir. Para recibir
hay que hacer méritos. No se recibe nada sin depositarlo dentro y
para depositarlo dentro hay que dar cabida antes. Para recibir la
belleza de una puesta de sol, hay que estar atento a los colores, la
atención se da primero para recibir después la belleza de los colores.
Solo recibes cuando das cabida al contenido. Por lo mismo, todo
contenido depende del dar y recibir. Todo acto es producto del dar
y recibir (actividad )entre creador y acto. Y como esta realidad es
inmanente y continua, decimos que es ley.

5.3 -Principio o Ley del dominio sobre el centro


Todo lo creado satisface obedece o completa la intencionalidad
original de un propósito. Para realizar dicho propósito, es necesario
de la existencia de un centro conductor de la iniciativa y de una
periferia retributiva.

32
La ley del dominio sobre el centro, nos indica que en toda relación,
existe un conductor que determina el sentido de la relación, y
es, en base al conductor, que se establece el logro de la relación.
Pero además la ley del dominio sobre el centro nos dice que toda
existencia, acción o multiplicación, existen como estructura de un
proceso conducido por el dominio sobre un centro director.
El dominio sobre el centro es necesario para la realización de
cualquier logro. Sin ese sujeto que conduce, dirige o realiza el logro
de la intencionalidad, la sustancialización del propósito no puede
realizarse. Todo propósito es uno, a pesar de que en el interior
de ese mismo propósito único, existan elementos múltiples que
intervienen en su realización, y que satisfacen a numerosos sub-
propósitos contenidos en el propósito direccional. Por ejemplo:
Veo un paisaje y a la vez que miro, veo colores, formas, distancias,
tamaños, texturas, etc, pero el propósito fue sólo uno, mirar el paisaje.
A pesar de que vi también satisfechos numerosos sub-propósitos.
Del mismo modo, es uno el Sujeto que conduce y dirige la acción, a
pesar, de que en casos, como por ejemplo una empresa, el directorio
esté compuesto por numerosas personas. El directorio sería el centro
que ejercita el dominio de la conducción de la empresa.
La intención se desprende de expectativas, la expectativa ha de ser
positiva, factible, creíble, viable o realizable. La expectación positiva
activa el estímulo propulsor, mientras que la expectación negativa
inhibe el estímulo. Es imposible realizar expectativas imposibles,
increíbles o irrealizables. La determinación del estímulo está basada
en la posibilidad, credibilidad y factibilidad de la realización del
acto. Y no se puede realizar nada sin estar previamente determinado
para hacerlo. De esta realidad se desprende la inevitable ligazón del
estímulo intencional con el valor, o la posibilidad de realizarse,
reconocerse o satisfacerse. Por lo mismo, decimos que libertad es la
capacidad de optar sola y exclusivamente –por lo que es válido- (lo
que la conciencia motriz, o conciencia del sujeto, considera válido).
La libertad no puede optar por otra cosa que no sea aquello que su
conciencia considera en algún sentido “válido”. Sin esa convicción
que valida la intención, la voluntad no puede determinarse en una
u otra dirección. La conciencia no puede obrar sin estar previamente
determinada. Y para determinarse debe validar su opción.
Toda intención surge de un origen causal y es conducida por la
dirección del mismo origen causal, lo que determina a un centro
director, que domina la conducción de la consecución del logro
intencional.

33
5.4- Principio o Ley de repulsión
Toda acción implica una reacción de igual intensidad. Para
establecer la relación de dar y retribuir, es necesario repudiar toda
opción opuesta al acto de darse.
La ley de Repulsión nos dice que ninguna relación sería posible,
sin la unión de las posiciones activo y receptivo, pero, para que esta
unidad se establezca, es preciso del repudio entre activos (activo
con activo) o entre receptivos (receptivo con receptivo).
Dos sujetos con dos propósitos opuestos, no podrían relacionarse,
así como tampoco podrían relacionarse dos receptivos, puesto que
les faltaría el conductor.
La elección de una alternativa, supone el rechazo de cualquier otra
alternativa. Este “rechazo”posibilita la unidad. En ningún caso
debemos entender esta ley, como crisis o conflicto. Es una ley que
complementa la unión, mediante la conducción selectiva.
Toda existencia acción y multiplicación, contienen afinidades y
diferencias. Para que las afinidades o las diferencias establezcan
la unidad, es necesario del repudio a la similitud de funciones
con propósitos contradictorios. Por ejemplo, dos hombres tienen
igualdad en funciones, procrear depositando la semilla en la mujer,
pero cuando el propósito del hombre es el de pretender depositar la
semilla en otro hombre, este naturalmente es rechazado.
Esta ley del repudio no debe tomarse como proposicional, sino
como conductual. La conducta complementaria entre aspectos
positivos y negativos, determina la reacción a la acción, o la
resistencia posicional entre ambos. Un circuito bipolar, contiene
resistencia entre sus polos.
Vemos en la creación que a toda acción, corresponde una reacción
contraria del mismo poder. O, a una tensión, se le opone una
resistencia. Esta oposición no es sustitutiva o aniquiladora, por
el contrario, es complementaria. Sin la reacción, la acción sería
imposible. La reacción es una situación estacionaria, o estática,
frente al movimiento o acción y sólo puede darse la acción o
movimiento, sobre la comparación o diferencia, referente a la
situación estacionaria o estática. La intencionalidad, conlleva
implícito, el rechazo de toda alternativa ajena a la elegida.

5.5- Principio o Ley del periodo del número tres


La ley del periodo del número tres, nos dice que toda existencia,
acción y multiplicación, para llevarla a cabo, precisa, de un tiempo
que se entiende en tres etapas, un inicio de la relación, una mitad
de la relación y un final o término de la relación. Toda actividad se
realiza mediante el proceso origen, división y unión. Lo que vendría

34
a ser un periodo inicial, medio y término.
La intención contiene aspectos de significación y de hecho. Por
este lado se entiende que cualquier acto, encierra en sí mismo tres
propiedades. La propiedad propositiva, la propiedad cognoscitiva,
y la propiedad efectiva. En otros términos, querer, saber y poder,
han de existir en cada acto. Pero la realización del acto contiene
en su proceso, un periodo de formación, otro de crecimiento y un
tercero de completación. De la realidad de este axioma se derivan
los tres estados de la naturaleza, gaseoso, líquido y sólido. En los
vegetales, raíz tallo y hojas. Las tres dimensiones, largo ancho y
alto, Las tres dualidades direccionales arriba-abajo, frente-atrás,
derecha-izquierda. El periodo triple de crecimiento: ovular,
embrional y fetal; infancia, adolescencia y adulto, junto con los
estados de desarrollo interno o espiritual, espíritu de formación, de
crecimiento y de maduración. Todo acto, por pequeño que este sea,
precisa en su consecución, de un proceso de desarrollo en tiempo
inicial, intermedio y final.

5.6- Principio o Ley del periodo del número seis


Esta ley nos indica que para que la relación se efectúe completamente,
se han debido de establecer seis condiciones: Separación, fe, unidad,
división, cautividad y preparación.
La primera condición es la de separación (1). Para establecer una
actividad, un movimiento o una relación, la persona que inicia
dicha relación, ha de separarse del estado en que se encuentra, ya
sea separase del estado de reposo o del estado intelectual o pensante
en que se encontraba, previo al inicio de la relación que pretende
establecer.
Pero no basta con separarse de lo que estaba haciendo, además ha
de tener fe (2) en la relación que pretende efectuar. Por lo tanto, es
importante que establezca la unidad (3) con su fe.
Pero para relacionarse ha de encontrar al objeto de su relación y
esto le obliga a repartir equitativamente funciones de sujeto y de
objeto, lo que se entiende como división (4) entendiendo división,
no como separación, sino como repartición equitativa de funciones.
Además ha de permanecer cautivado de su idea o propósito de
la relación durante todo el tiempo necesario para que se pueda
conseguir el logro de su relación, a este periodo se le denomina
cautividad (5).
Y finalmente, una vez establecidos los cinco requisitos previos, lo
único que nos queda es un tiempo de preparación (6) para la unidad
con el logro del propósito de la relación. Toda existencia, acción y
multiplicación, han de seguir estas seis pautas de comportamiento

35
para la consecución de sus realidades.
Este proceso, no solo es cierto en la realización del acto. También
podemos encontrarlo en la proyección histórica del curso
providencial.
La historia es el testimonio garante de la ley del número seis. Así lo
podemos apreciar en el curso del judeocristianismo.
De Abraham a Moisés el pueblo judío pasó por un periodo de
separación, de Moisés a Saúl fue un periodo de fe; de Saúl a
Salomón, un periodo de unidad, de Salomón a Nabucodonosor
fue un tiempo de división entre los estados del norte y del sur, de
Nabucodonosor, hasta Malaquías se vivió un periodo de cautividad
y regreso a Canaán y de ese tiempo a Jesús se estableció un tiempo
de preparación por medio de grandes inspirados. Tiempo de
preparación para la unidad entre la causa original y el efecto,
mediante la unión sujeto objeto.
El pueblo cristiano también siguió el mismo patrón de conducta:
desde Jesús hasta Constantino, se experimento la separación entre
romanos y cristianos, desde Constantino hasta que León III unge rey
a Carlomagno, se vivió un tiempo de fe, desde Carlomagno hasta la
división entre Franconia del este y Franconia del oeste, se vivieron
momentos de unidad, posteriormente la división del sacro imperio
romano, hasta que Enrique IV, trasladó al Papa, a la ciudad francesa
de Avignon, desde ese momento, se vivió un periodo de cautividad
y regreso papal a Roma, y desde M. Lutero en adelante, se creó un
periodo de preparación para la unidad causa efecto, mediante la
ligazón completa entre un sujeto y objeto. Podríamos descubrir el
mismo curso en la historia de otros países, o incluso en el desarrollo
de nuestras propias conductas, si así lo buscamos.

5.7- Principio o Ley de responsabilidad


La realización del proceso y estructura propositiva, de la actividad,
sólo es posible, mediante el desarrollo responsable y completo de
las funciones involucradas en la creación de la existencia, acción y
multiplicación del objeto creado.
Esta ley nos indica que sin la debida responsabilidad de funciones,
procesos y estructuras, sería imposible cualquier actividad,
movimiento o relación. Por lo tanto, para que cualquier existencia
acción y multiplicación se establezcan, es preciso recorrer y
satisfacer responsablemente cada uno de los siete requisitos aquí
mencionados.
¿Cuál es la Responsabilidad del Propósito? La responsabilidad
del propósito, o la condición necesaria para que se transforme en
logro es la de ser posible, viable, operable, factible, hacedero, en

36
otras palabras, ser realizable. El propósito ha de ser efectivo. Todo
propósito busca ser satisfecho, por lo tanto la responsabilidad
contenida en el propósito es la de -poder ser satisfecho-. El
propósito, centrado en el sujeto intencional, es el que determina
las posiciones de origen intencional y objeto consecuente. Pero la
realización del objeto consecuente dependerá de su factibilidad.
¿Cuál es la responsabilidad del sujeto? El sujeto debe ser leal
y obediente al propósito, siempre y en todo el proceso de la
consecución del logro, y ha de satisfacer completamente al objeto,
que le permite la realización del logro, mediante la actitud de afecto,
darse por el beneficio del otro; de persuasión mediante el uso de la
verdad y de la motivación mediante el ejemplo de lo bien hecho.
El sujeto que construye al objeto consecuente con su intención,
ha de estar completamente ligado a su objetivo; de esa ligazón,
dependerán su motivación, perseverancia y determinación creativa.
Además debe realizar completamente al objeto de su intención .
¿Cuál es la Responsabilidad del objeto? Cuando se trata de una
persona, que ocupa la posición receptora o de objeto conducido,
la persona debe estar seducido, convencido y motivado a ser
voluntariamente fiel, totalmente leal, y a responder completamente
al sujeto, con la actitud de satisfacerlo, significarlo y completarlo.
Cuando se trata de un objeto creado, el objeto debe corresponder
completamente con la intención originaria del sujeto que lo realiza.
¿Cuál es la responsabilidad del logro? El logro debe corresponder, o
asimilarse, coherente y completamente con el propósito intencional
del sujeto. De la coherencia, correlatividad y concordancia entre
el propósito intencional y el resultado consecuente, dependerá el
grado de satisfacción del individuo.

6-¿PORQUÉ RAZÓN SON IMPORTANTES


ESTOS PRINCIPIOS EN EL DESARROLLO
DE LA EDUCACIÓN?
Toda intención propositiva, presupone un proceso y estructura
necesaria, para cumplir con la función de la intención; podría
decirse, que bajo el punto de vista del objeto, su función está
predeterminada por el sujeto. Lo mismo ocurre con el ser humano,
pero la libertad de optar, posterga o aproxima el cumplimiento de
su función.
El hombre y la mujer han sido creados por una causa originaria, cuya
intención ha de cumplirse, independientemente, de que al hombre
y a la mujer les guste, les convenza o lo quieran realizar. Si no es
ahora, se hará mañana. Si no soy yo, será otro, pero el propósito de

37
la creación se cumplirá. El hombre puede negar la ley, pero la ley no
puede negar la función del proceso de maduración del hombre. El
hombre es el objeto de una intención original que ha de cumplirse.
Para que eso se realice lo antes posible, debemos comprender
los Principios de la Creación, y el ordenamiento correcto de las
relaciones interpersonales.
Hemos explicado mediante estas siete leyes las bases constitutivas
de la existencia, acción y multiplicación del acto, del hecho y del
ser.
Estos son los principios fundamentales de la creación. Y su
aplicación en el diario vivir de cada uno, permitirá cumplir con
el propósito de la especie humana. La pureza del individuo no
puede asegurarse totalmente, hasta que la totalidad de su especie
sea pura. El hombre ha de realizarse como hombre y la mujer como
mujer, los padres como padres y los hijos como hijos. Sin realizarse
plenamente, la humanidad no cumple con su sentido como especie.
El ser humano no es humano hasta que no se completa como tal. Pero
¿cómo completarse como humano, si no se entiende con claridad el
significado de “ser humano”? Por esta razón debemos encontrar
aquellos aspectos fundamentales y comunes en toda la creación,
que nos afirmen con claridad, cual es el proceso y estructura de
desarrollo, para alcanzar la madurez completa.

RELACIONES EDUCATIVAS EN FUNCIÓN DE LOS PRINCIPIOS


DE LA CREACIÓN.
Si fundamentamos las relaciones educativas en base a estos
principios, comprenderemos que:
1.existe una correlatividad entre las personas, que permite el
vínculo, el entendimiento, y el intercambio participativo, por lo
tanto, la educación de todas y cada una de ellas. (correlatividad)
2-La educación se establece mediante un dar y recibir, entre
educador y educando.
3-Para que la educación se establezca, es preciso de un dominio
sobre el centro. En este caso, de una conducción determinada por
el profesor.
4-La educación, también considera una dosis de repulsión, no en el
sentido de rechazo, sino en el sentido, del mantenimiento ordenado
de la localización de posiciones y de funciones distintas, entre el
profesor y el alumnado.
5- La educación se realiza, mediante un periodo de tiempo en
tres etapas, inicio, medio y término o periodo de formación, de
crecimiento y de maduración de los conceptos o significados.
6- Seis condiciones han debido ser satisfechas en el proceso de

38
madurar la educación del alumnado. Separarse de su realidad
estacionaria, tener fe en que puede aprender, unirse con los
conceptos, ideas o significados, establecer las correctas posiciones
de sujeto y objeto con sus profesores, compañeros y materias,
mantenerse cautivado con el proceso, y prepararse para el encuentro
con la unidad del conocimiento.
7- En todo este proceso ha debido hacer uso de responsabilidad.

Si resumimos estos principios, podemos entender, que para que


exista la relación entre profesor y alumno, es necesario de posiciones
y funciones, que deben satisfacerse en favor de un orden. ¿Cual es
ese orden?

7- ORDEN EN LA RELACIÓN ENTRE


PROFESOR Y ALUMNO
Debemos saber primero, que la intención de educar, determina las
posiciones de “emisor de un contenido” (maestro) y de “receptor de
dicho contenido” (alumno). Pero, para que entre ambos, se estipule
la relación, es necesario que exista entre ellos, algo en común, el
mismo idioma, un interés mutuo, una afinidad emocional, un
vínculo, etc.
Segundo, la educación obedece a un propósito centralizado en el
maestro que enseña.
Tercero. Para que se cumpla el propósito de la educación, es
necesario que el maestro motive, convenza y satisfaga plenamente
al alumno, para lo que deberá ofrecer, no sólo un contenido,
sino también todo su ser a la labor comunicativa de valores,
criterios o significados. Para cumplir esa necesidad, el profesor
no tiene más alternativa que la de entregarse al alumnado, con
afecto incondicional, persuadiendo con veracidad y confianza, y
motivando con el ejemplo de lo bien dicho o de lo bien hecho.
Sólo satisfecho, confiado y motivado, puede responder el alumno de
manera leal, respetuosa y obediente al profesor.
El profesor no debe acusar, castigar, o descalificar al alumno, la
misión del profesor es la de conductor del proceso educativo. El
castigo que no corrige no es útil. El castigo ha de ser sustituido
por un correctivo. Castigar al alumno es traspasarle el peso de
la insuficiencia del profesor. Los profesores deben asimilar estos
principios y reivindicarlos en sus aulas.

ACTIVIDAD
Todo acto, para ser una realidad existente, ha de satisfacer a una
necesidad intencional, a un interés original, o a una motivación

39
voluntaria. Así como nosotros, no podemos realizar algo sin querer,
sin saber y sin poder, la creación no puede establecerse sin una
necesidad intencional, sin un significado o razón de ser, o sin un
poder propulsor. Todo acto conlleva un significado intencional.
Piensen bien en esto, - todo aquello que es, es ser, y porque es ser, es-
. ¿A qué corresponde esta afirmación? No es ni más ni menos, que
la consecuencia de la anterior. Si todo acto conlleva un significado
intencional, es lógico que satisface al creador del acto, que significa
para el creador del acto y que demuestra en el creador del acto, una
motivación voluntaria o un poder hacer, o movimiento motriz.
¿Quién puede crear a voluntad? A voluntad solo puede crear
alguien autónomo, alguien que conoce las alternativas involucradas
en la determinación de la opción válida. Alguien que domina el
poder de su voluntad. En otras palabras, alguien que “es”, y si “es”,
es un “ser”. Por lo tanto, todo acto creado contiene un significado
intencional, que satisface al ser creador que lo origina.
Siempre existe un ser creador originario de cualquier acto creado.
Incluso un accidente es producido por causas desconocidas, y no por
ser desconocidas, dejan de ser causas que determinan el accidente.
¿Cuáles son los atributos del creador? Fundamentalmente, el creador
es un ser libre, porque opta por la alternativa válida, autónomo
puesto que es uno con la razón de lo que crea, y responsable, puesto
que realiza al acto por completo. Ser libre autónomo y responsable,
son los atributos del ser persona. A la persona le satisface optar
por la alternativa válida, a la persona le satisface ser uno con las
leyes naturales, a la persona le satisface la completación de sus
propósitos. Ser libre, autónomo (uno con la ley) y responsable, son
las características necesarias para crear cualquier objeto natural.
Por lo mismo, llegamos a la conclusión de que el creador original
es un ser persona, libre (porque optó por algo fáctico y considerado
válido) autónomo (porque fue uno con la razón de ser de lo creado)
y responsable (porque pudo dominar completamente tanto el
proceso como las estructuras del desarrollo del mismo).

CÓMO SE REALIZA UN ACTO


¿Cómo se crea cualquier objeto?
Todo objeto creado es el efecto de una causa originaria. Por lo
tanto entre ambos existen aspectos correlativos, lo que demuestra
la veracidad del primer principio de la creación, o principio de
correlatividad.
Todo objeto creado, es producto de una relación de dar y de retribuir
entre el sujeto creador y el objeto creado, esto certifica la veracidad
del segundo principio de la creación, principio del dar y retribuir

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Todo objeto creado es conducido por un centro intencional o sujeto
director, lo que verifica al tercer principio, del dominio sobre el
centro.
Todo objeto creado establece posiciones de activo y receptivo,
positivo y negativo, lo que reparte de manera equitativa las
funciones, mediante la división de sus complementariedades. Esto
verifica el cuarto principio de repulsión.
Todo objeto creado, se realiza mediante un tiempo dividido en tres
etapas, una primera etapa de formación una segunda de crecimiento
y una tercera etapa de maduración, lo que demuestra la certeza del
quinto principio del número tres.
En el proceso de completación de cada acto, sea este cual sea,
intervienen seis requerimientos, primero el creador ha de separarse
de su realidad estacionaria, debe tener fe en que puede realizar el
objeto, ha de unirse con su intención, debe establecer las correctas
posiciones de sujeto y objeto, y por supuesto que debe mantenerse
cautivado durante todo el proceso de gestación del hecho, y
prepararse para el encuentro con la unidad del acto realizado. Lo
que verifica el principio del número seis.
En todo este proceso, ha debido hacerse uso de responsabilidad. Sin
cumplir el acto este no llega a realizarse, esta determinación verifica
el principio número siete.

Cuando hablamos de “todo” lo creado, queremos decir -todo lo


creado-. Entiendo que la dimensión del todo, se nos hace inmensa
y parece inexplicable, pero se da esta circunstancia, de que siempre
existen estos principios contenidos en toda actividad creadora. Las
bases de la existencia, acción y multiplicación, residen en los siete
principios antes mencionados.
Cuando asimilamos la realidad de que todo existe por y para el
beneficio del otro, el encontrar cómo beneficiar al todo siempre,
se transforma en obligación, y por eso que es imprescindible el
conocimiento del valor.
Pero también debe entenderse la vida y por sobre todo, la
tradición.

Los principios fundamentales de la creación conforman la estructura


del proceso propulsor creativo. En el proceso se determinan tres
condiciones que posibilitan la existencia acción y multiplicación de
las especies, me refiero al valor, a la vida y a la tradición. Estos tres
factores están íntimamente ligados con la estructura del proceso
creativo. Se desprenden del cumplimiento del proceso estructural
creativo.

41
Valor es la cualidad que satisface. Valor en el proceso creativo,
supone la consecución del propósito intencional. Vida es el conjunto
de fuerzas que permiten la realización de un propósito, por lo tanto,
el proceso está inserto en la vida y a su vez la vida determina las
consecuencias del proceso. Tradición es el factor multiplicador del
logro. La tradición es, en su sentido más estricto, la meta del proceso
y estructura del desarrollo creativo.

El acto, el hecho el movimiento, o la actividad, cualquiera que esta


sea, para realizarse plena y ordenadamente, de manera reconocible
y satisfactoria para el creador, u origen intencional que lo ejercita, ha
de establecer posiciones de sujeto y de objeto, con una base en común,
o aspectos correlativos entre ambos, sujeto y objeto. Esta realidad es
indiscutiblemente obvia. La siguiente evidencia que se desprende
del acto, es, la de que todo acto, responde a un propósito intencional,
ya sea este consciente o no consciente. Y que dicho propósito está
centralizado en la posición del sujeto que lo ejecuta, del emisor o
del conductor del acto. Para que el acto sea aceptable, reconocible
o válido, este debe ser producto de un orden en la localización de
posiciones y de funciones, tanto del sujeto, como del objeto. Si el
sujeto emisor y conductor, ni emite ni dirige su labor creativa, el
objeto no se realiza. Si por el contrario el objeto no corresponde con
la intención del sujeto, será rechazado por él. Producto del orden en
las funciones y posiciones, se establece la armonía entre las cuatro
posiciones de sujeto, objeto y propósito y consecuencia. Esta armonía
determina dos individualidades distintas, la individualidad del
emisor necesitado, y la individualidad del retribuidor u objeto que
responde a la necesidad del sujeto. Además, la armónica relación
en orden, también produce el desarrollo de la identidad, de cada
una de las cuatro posiciones. La armonía modifica la realidad de
la necesidad, puesto que se satisface. Modifica la realidad de la
consecuencia, puesto que se realiza, modifica la realidad del objeto
puesto que se logra, y modifica la identidad del sujeto, porque con el
logro de su objeto o consecuencia, adquiere una experiencia más en
su haber. El individuo, al cambiar la naturaleza del medio, cambia
con ello, su propia naturaleza.
El análisis y asimilación de esta realidad basta, para proyectar los
límites de nuestras fronteras intelectuales.
Del proceso creativo, se deducen cuatro posiciones y un proceso en
tres etapas. El primer lugar tenemos la posición correspondiente al
propósito intencional, en segundo lugar encontramos a la posición
directiva del sujeto que pretende el logro de su intención. En tercer
lugar se encuentra el objeto a realizar y en cuarta posición al logro o

42
consecuencia del objeto intencional. La realización de esa intención
ha precisado de un proceso origen, división y unión. En otras
palabras, lo que en principio era uno en su origen, se dividió en
sujeto y objeto para volver a ser uno con su intención. Este proceso
ocurre en tres etapas, un inicio un medio y un término. El proceso
origen división y unión, junto con la base de cuatro posiciones,
fundamentan la esencia contenida en la realización del acto.
Hablar del “Big Bang“, (una gran explosión) como razón originaria
del universo es tan ingenuo como esperar que luego de lanzar al aire
las letras del abecedario, esperemos que al caer al suelo, se ordenen
de manera que podamos leer en ellas el Quijote. El origen de la
creación no surtió del Big Bang, sino de la intención, del raciocinio
y del poder de un creador maduro, ordenado y esperanzado en
el encuentro de lograr la satisfacción recognición y completación
necesarias para valorar su efecto creado. La creación surgió de la
necesidad de amar.

8- VALOR VIDA Y TRADICIÓN


Ahora que conocemos cuales son los principios de la creación,
debemos entender porqué existen, de donde vienen, qué los
origina.
Toda ley implica derechos y obligaciones. El derecho de los
principios de la creación es el de ser cumplidos y la obligación es
también la de cumplirlos ¿porqué? Porque satisfacen. La intención
de cualquier norma, de cualquier ley, de cualquier principio es
siempre la misma, el ser satisfecha. El propósito de cualquier
propósito es siempre el mismo, el de ser satisfecho. Por lo tanto, la
intención original de los principios, ha de ser también, la misma, la
de que se cumpla, para ser satisfechos.
Denominamos valor a aquello que nos satisface siempre a todos.
Lo que siempre satisface a todos, es sin duda el amor. Y para que
se mantenga cualquier especie, necesita del amor, pero también
necesita de vida y de tradición.
Valor, vida y tradición, son tres conceptos, cuyo significado debemos
determinar, para ligar los fundamentos de un sistema educativo.
Sin duda alguna, que si hablamos de amor, vida y tradición,
podemos darnos cuenta de cual de estas tres es prioritaria.
El amor se realiza en pró de la tradición, amor es la fuerza que
une a la pareja y de esta unión se produce el fruto, que posibilita
la tradición, si preguntamos ¿a quién se liga uno más, a la pareja
o al hijo?, estoy seguro de que un 90% de ustedes contestaría que
al hijo, el 10% restante corresponde a los solteros, quienes sin
duda, defenderían a la pareja, porque aún no han experimentado

41
el amor de padre a hijo. El amor paternal es incomparable. El peso
histórico de la tradición, supera a la experiencia del amor, cuando
entendemos al amor como la fuerza que une al marido y a la mujer,
para elevarlos a la condición de padres.
Al amor que carece de esta condición, no se le puede llamar
maduro. A ese grado de amor, que no eleva en beneficio al otro, lo
denominamos placer o satisfacción instintiva.
El amor espera la unión plena y eterna y ese estrato emocional se
logra al pretender el beneficio incondicional y responsable del otro.

El problema fundamental de las religiones y filosofías, reside en la


escasa comprensión del amor.
Los postulados parciales sobre el amor, han facilitado la diversidad
de entidades religiosas, y de aproximaciones filosóficas incompletas,
lo que ha llevado al hombre a tomar una postura escéptica sobre
nuevos postulados.
¿Cómo explicar los límites del amor?
Es fácil postular que Dios es amor, y que debemos amar al prójimo
como a nosotros mismos, pero ¿cual es la debida conducta en el
amor? Si he de amar al prójimo, ¿porqué no debo amar a mi vecina
del mismo modo que amo a mi mujer?
¿Dónde fijar los márgenes del amor? ¿Qué significa amor absoluto?
¿Cuándo y cómo es válido el amor siempre y para todos? Estas
preguntas son las que debemos responder, si pretendemos la
esperanza de un reino criteriado.
Primero es necesario comprender qué es amor absoluto. Este
concepto de absoluto es relativamente nuevo en nuestro
vocabulario.
Absoluto es algo que es siempre y para todos válido. De ser siempre
y para todos válido, ha de ser válido para la persona, así como
también ha de ser válido para Dios. El amor válido para Dios, es
aquel que corresponde, es reconocido y es correlativo con el amor
de Dios.
Dios es el Creador y al crear Dios, se dio incondicionalmente por
hacer al hombre completo, responsable, autónomo y libre. Libertad,
es la capacidad de optar por la alternativa válida. Autónomo
significa ser uno con la ley, y responsable es quien realiza su deber
de manera voluntaria e incondicional.
El amor absoluto, por lo tanto, ha de ser libre, uno con la ley, e
incondicionalmente responsable. Para que el amor sea libre, ha de
ser válido, uno con la ley e incondicional.
En el amor verdadero, se establecen la persona y el valor. El amor
absoluto, para existir, necesita de personas, un hombre y una mujer.

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Sin un hombre y una mujer no puede brotar el amor absoluto, y sin
el amor absoluto no pueden existir ni el hombre ni la mujer, en el
más amplio y completo sentido de la palabra.

De la unión libre, incondicional, autónoma y responsable entre el


hombre y la mujer, surge el absoluto, o amor válido siempre y para
todos.
El amor absoluto produce relaciones incondicionales entre padres
e hijos y entre esposo y esposa. Lo absoluto contiene un atributo
temporal y otro espacial. Es siempre y para todos válido.
¿Dónde se inicia y se termina el amor?
El amor ni se inicia ni se termina. Ni se crea, ni se destruye. El amor
es una experiencia.
Amor y placer son dos experiencias paralelas. El placer es físico, el
amor es psíquico. Cuando el amor es absoluto, SIEMPRE Y PARA
TODO VÁLIDO, se unifican en la experiencia la plenitud psíquica
con el placer físico. Esta experiencia es completa y perfecta.
Cuando el amor es egoísta, SOLO VÁLIDO PARA UNO Y EN EL
AHORA, plenitud y placer se escinden. El cuerpo experimenta
placer, pero psíquicamente se experimenta el mayor vacío.

Amor es la fuerza que une. Une las dualidades verticales de


propósito y consecuencia o de causa y efecto, en otras palabras
une al padre y al hijo, y también une las dualidades horizontales
entre hermanos o entre sujeto y objeto o entre esposo y esposa.
El completo amor, se establece en la unidad vertical y horizontal
completa. Es decir cuando se experimenta la unidad conyugal y
paternal completa. Padre e hijo, esposo y esposa, cuatro posiciones
ligadas por un valor el de la unidad. ¿En qué consiste esto? El amor
se experimenta en distintos grados o estratos. En el estrato infantil,
se experimenta un tipo de amor distinto del que se experimenta en
el estrato de los abuelos.
Para que el amor sea completamente maduro y uno con lo que es
siempre y para todos válido, ha de recorrer el proceso de desarrollo
completo, estableciendo la estructura base de cuatro posiciones y
satisfaciendo las funciones en cada etapa.
El amor para ser maduro, ha de ser uno con la ley. La Ley nos dice
que todo está en función del beneficio del todo y siempre, por lo
tanto el amor ha de ser total y completamente incondicional, para
ser uno con la ley, uno con las normas de la creación.
Ser incondicional en el afecto por el todo y siempre, es una de las
condiciones del amor para ser maduro, pero otra condición, es la
de operar siempre y en todo, en consonancia con las leyes de la

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creación. lo que transforma al amor en autónomo. La otra condición
indispensable para que el amor sea maduro, es la de ser completo,
es decir siempre y para todo válido. ¿Cómo se completa el amor?
¿Cuál es el estrato del amor más elevado?
La condición original del amor es la de ser incondicional. El mayor
grado de incondicionalidad se da en la posición de padres. Por lo
tanto el más alto grado o madurez del amor se experimenta en la
relación entre padre e hijo maduro.

La fuerza que une al hombre con el ideal de ser un individuo


maduro, permite al joven ejercer el dominio absoluto sobre sus
instintos.
El amor absoluto va mucho más allá del instinto. El amor instintivo,
puede no ser siempre y para todo válido, mientras que la experiencia
del sexo correcto, o del sexo que beneficia al todo siempre, el sexo
que es siempre y para todos válido, produce la sensación de
plenitud, y eso es amor. Amor sin la experiencia de plenitud, no es
amor verdadero. Beneficiar al todo y siempre con el amor, significa
que el acto de amar, se realiza en el momento adecuado y con la
persona adecuada. La persona es adecuada, cuando representa los
valores de libertad, autonomía y responsabilidad, cuando es una
con el ideal de la creación, cuando es madura. Y el momento es
adecuado, cuando tanto el padre y la madre de ella; como el padre y
la madre de él, bendigan la unión, y la acepten como correcta, pura
y auténtica. El amor ha de satisfacer a la estructura base de cuatro
posiciones que conforma la familia. Ha de satisfacer a los padres,
a los cónyuges y a los hijos. Padres, hijos y abuelos, conforman el
todo familiar. La satisfacción de todos durante el proceso completo
del desarrollo humano, consolida el siempre. Cuando el amor
satisface al todo familiar y al siempre temporal, podemos decir que
es absoluto.

Vida es el conjunto de fuerzas que posibilitan la realización de


un propósito. La vida faculta el paso de los años para cumplir el
propósito de la especie.
Resumiendo, se podría entender que el propósito del ser humano, es
ser maduro. Y, se es maduro cuando se da fruto, el fruto del humano
es otro humano, su hijo/a su descendencia, en otros términos, su
tradición, entendiendo tradición como legado que permanece de
generación en generación.
Nos damos cuenta ahora de la tremenda importancia de la
tradición, en el proceso educativo del individuo. Y no me refiero
a mantener cualquier tipo de tradiciones, sino, a aquellas cuyas

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virtudes potencien el desarrollo de la especie humana.
Tradición y educación son factores determinantes del bienestar
emocional del individuo. Por lo mismo, debemos considerar con
mucho cuidado la elección de la educación correcta, para que cada
educado pueda alcanzar el logro de su maduración satisfactoria.
La esperanza del corazón es precisamente esa la maduración
satisfecha.
Como bien dice la Biblia, el árbol de la vida es el deseo cumplido.
Pero para llegar a realizarse como árbol de vida, debemos primero
superar la tentación del intelecto inmaduro, del conocimiento
relativo a la apreciación propia.

La educación, puede fundamentarse en una sana conducción, o en


una conducción enferma. Dependiendo de si está o no ligada con los
valores que son siempre y para todos válidos.
Un aspecto a entender y que es muy importante en el educar, es el
de que no se puede educar a alguien por imposición. No se motiva
obligando, ni se aprende sin interés, ni se educa por la fuerza.
En el educar, es necesario, que el educador sepa, que la relación con
el educando, ha de fijarse en base a la incondicionalidad en el afecto
y en el respeto. Sin la generosidad del maestro, no se puede exigir
generosidad en el alumno.
El educar, ha de entenderse como un acto voluntario, de darse por
beneficiar al otro, por criar y madurar al otro.
De esta norma en el maestro, el alumno comprende, que su entrega
voluntaria, leal y obediente al maestro, lo inspira y motiva a educar,
y el maestro, comprende, que su afecto y entrega responsable por el
beneficio del alumnado, genera la confianza en este y le motiva a
aprender.
De esta relación mutua por el beneficio del otro, se desprende
la normativa del educador y del educando, pero el educador,
el profesor o profesora, no solo ha de conocer esta realidad de
ser incondicional en el afecto, y comprender los principios de la
creación, además, y esto es de capital importancia, ha de realizarse,
debe hacerse uno con los fundamentos esenciales de la educación.
De su realización, dependerá la confiabilidad de su postulado.
Educador y educando necesitan del contenido, del material
veraz y de la metodología responsable, que concuerde con los
principios naturales de la creación y que posibilite al ser humano, el
cumplimiento del propósito de su propia especie.
Cuando miramos a nuestro alrededor, nos encontramos con
numerosas teorías sobre educación. Teorías que en muchas
ocasiones se fundamentan en el criterio relativo a las personas

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que las proponen, o a razonamientos derivados de la moral de
las costumbres, pero ninguna de esas teorías hace referencia a
los principios naturales de la creación que operan siempre y para
todos con validez, o a postulados que permitan el cumplimiento del
propósito de la especie humana.
Los fundamentos aquí descritos, están basados en aquellos principios
universales que son siempre y para todos válidos, por esta razón,
creo y confío, en el pragmatismo de este postulado. Nuestro aval,
el tuyo y el mío, son los principios de la creación y esto garantiza la
cohesión de esta teoría con las conductas naturales, lo que infiere a
esta proposición una ligazón natural con la autenticidad. Veamos
cuales son estos fundamentos.

9- FUNDAMENTOS DE LA EDUCACION
1- El fundamento de la educación, propuesto para una sociedad
globalizada y unificada de manera antimonopólica, se cimenta
sobre dos pilares:
Primero se cimenta el fundamento de la educación, sobre la
afirmación de que tanto el educador, como el educando, se unifican
en la similitud del postulado. En otras palabras, cuando el maestro
enseña algo al alumno, el maestro pretende depositarlo en la
conciencia del alumno y que este lo reciba. Y cuando el alumno lo
recibe, se hace similar al maestro en ese aspecto.
Por el contrario, el alumno, cuando espera ser educado, toma la
postura de adquirir el conocimiento del maestro, para lo cual el
maestro ha de situarse en el nivel de interés del alumno, con el que
se establece una similitud en ese aspecto.
Esto es únicamente posible, cuando el conocimiento que se
intercambia, establece también una correlatividad, recognición
o parecido entre ambos, lo que pone al postulado en la calidad
de similar a ambos. Por esta razón, para que exista educación, es
preciso que se establezca la similitud entre educador, educando y
comunicado o información

Esta realidad entre similares es una condición inmanente en la


creación. Toda actividad está basada en la relación causa y efecto,
y sabemos que toda causa es a su efecto, así como el efecto es a
su causa, lo que nos explica su correlatividad. Las dualidades
universales de cada especie, se unifican en la complementariedad de
sus similaridades. Así las cargas positivas y negativas, se unifican
en la similaridad electromagnética de su naturaleza directiva
inherente.
O las complementariedades entre masculino y femenino, se

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unifican en la similaridad de sus conductas reproductoras.
Fisiológicamente, entendemos que todo efecto corresponde a una
causa originaria, independientemente, de que se conozca o se ignore
cual es esa causa. Esto es lo que explica la ciencia mediante la ley de
causa y efecto.
Si observamos al efecto creado por nuestra causa originaria, al
firmamento creado por Dios, podemos hallar en la naturaleza del
universo, algunas características coincidentes en las especies, que
determinan unas capacidades en la causa que las creó. Por ejemplo
existe una similitud en cuanto a características duales de contenido
y forma.
Todos los seres creados, desde las partículas, pasando por los
átomos, moléculas, vegetales, animales y el hombre, contienen
una naturaleza directiva que los conduce hacia su maduración
completa, es decir un contenido. Y además, todos ellos contienen
una forma determinada.
Esta coincidencia, o similitud compartida por todos los seres de
la creación, se suma a otra similitud que se desprende de esta
realidad. Todos estos seres contienen atributos de positividad y
negatividad, puesto que todos están hechos de energía; positividad
y negatividad, que en los vegetales se nos muestran como pistilo
y estambres y en los animales como macho y hembra, y en el ser
humano se nos presenta como masculinidad y femenineidad.
Estas similitudes, sumadas a la realidad que une a estas dualidades,
es decir, al amor, que es una constante universal, especialmente
si designamos al amor, como la fuerza que une los aspectos de
masculinidad y femenineidad del universo para elevarlos a la
condición de especie, y que une al mismo tiempo, los aspectos de
contenido y forma, hacen que se deduzca de estas coincidencias,
que el origen causal del ser humano sea también similar a este.
Por esta razón fundamentamos la teoría de la educación sobre la
asumción de la similitud.
Primero, sobre la asumción de que el Origen Creador de todas las
cosas, Primera Causa Originaria, engendró al hombre y a todo
ser de la creación, de acuerdo a la ley de similitud. Aquí conviene
entender que todo creador espera ser satisfecho con su creación, y
se satisface cuando el objeto creado corresponde, es reconocido o se
asemeja a su intención, lo que transforma al objeto en similar.
La ley de similitud (correlatividad, recognición, correspondencia
y parecido), es una constante inmanente que posibilita las
relaciones. Para que se de la relación, es necesario de una base
correlativa entre las posiciones de intención y consecuencia, emisor
y receptor, o de sujeto y de objeto. Esta correlatividad es una dosis

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de correspondencia o parecido (semejanza) entre ambas. Sin esa
correlatividad entre ambos es imposible establecer las relaciones
esenciales que posibilitan el movimiento o la actividad.
Si afirmamos que movimiento o actividad es una constante
universal, la correlatividad que debe establecerse para posibilitar el
movimiento o la actividad, ha de ser también constante universal,
por lo tanto ley, es por eso, que la denominamos ley de similitud, e
implica correlatividad, correspondencia y parecido.

La similitud, es fe depositada en el sujeto, que conduce el desarrollo


de nuestra educación. La fe se hace sustancia en el encuentro entre el
criterio expuesto y el criterio apreciado, o reconocido por el alumno
o educado. En ese encuentro correlativo entre criterio y apreciación.
se establece la similitud en la educación. Por eso decimos que la
educación se fundamenta en la similitud.

Segundo, Esta teoría de la educación se fundamenta, sobre la


asumción de que un cierto periodo de tiempo, es necesario para el
desarrollo y crecimiento de los seres creados.
Nada nace maduro, completo o perfecto, todo ser creado precisa
de tiempo para su completa maduración. Incluso el movimiento
contiene una fuerza inicial y una órbita o producto de una dirección.
El desarrollo de esta órbita contiene un punto pasado y un punto
presente, esto es tiempo. Tiempo es la distancia entre una causa y
su efecto.
Si afirmamos que el Origen es creador, debemos afirmar que crea
mediante tiempo. Todos los seres creados, participan del tiempo en
su desarrollo. Nada vivo nace maduro, precisamente porque vida
es aquella suma de fuerzas que posibilitan la realización de un
propósito, y todo nace como producto de un propósito a realizar.
Por lo tanto en el desarrollo de todo ser, existe un tiempo.
¿Porqué son importantes estos dos aspectos en el desarrollo de
la educación? Porque posibilitan el desarrollo de un proceso y
una estructura ordenada, en función de un propósito a cumplir,
el propósito de ser maduro, el propósito de hacer especie. Algo
maduro es algo satisfecho, autónomo y completo. Esta es la meta
de la educación, madurar al ser humano para que logre ser libre,
auténtico, autónomo y responsable.

a-La ley de Similitud


Se basa en el hecho, de que todo efecto corresponde a su causa y
en base a esta premisa, la creación fue hecha estableciendo algún
grado de correspondencia con el Creador. Pero comprendemos, que

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de entre todos los seres creados, el ser humano contiene atributos
como la libertad, universalidad, individualidad y responsabilidad
que lo distinguen del resto de la creación.
Decimos que el hombre fue creado a imagen y semejanza del
Creador, porque el ser humano contiene una imagen individual
interna y externa, positiva y negativa, un carácter y una forma
que contienen corazón, (afecto incondicional ) Logos (razón ) y
creatividad, (dominio ) paradigmáticos depositados en nuestra
conciencia original.
Tenemos una emoción incondicional que siente las necesidades y
que retribuye a necesidades que van más allá de nuestra propia
especie, nos vinculamos fácilmente a las necesidades de otras
especies, nos preocupamos por su bienestar. Somos capaces de
sentir más allá de nuestra propia situación, más allá de nuestro
tiempo y más allá de nuestro espacio. Es más, somos capaces de
sentirnos afectados y de tomar medidas precautorias, frente a la
amenaza de un posible desorden ecológico. Lo que nos indica que
nuestra condición sensible, supera en gran escala a la capacidad
emocional de cualquier otro ser.
También somos capaces de conocer las leyes de la creación, aquello
que es siempre y para todos válido. Tenemos una capacidad de
raciocinio, que nos permite descubrir conocimientos, que van más
allá de los límites de nuestra propia especie, más allá de nuestro
tiempo y espacio, más allá de nuestra realidad inmediata.
Sabemos abstraer conceptos y significar signos. Y no sólo eso, el ser
humano es el único capaz de descubrir por si solo, los fundamentos
esenciales de la actividad, del movimiento y de las relaciones
interposicionales, interpersonales e interespecie.
Los fundamentos de la existencia, acción y multiplicación de cada
especie, son esclarecidos por la capacidad de raciocinio contenida
en la especie humana. En eso somos muy distintos de los animales.
Además, tenemos libre voluntad y capacidad de dominio, para
supeditar nuestros impulsos instintivos, a la dirección de nuestra
conciencia.
Somos capaces de dominar el celo a voluntad, podemos ser célibes
o prostituirnos; practicar la gula o el ayuno, estas características de
dominio sobre la voluntad de nuestras conductas, pensamientos o
ideales, generan en el ser humano, una libertad que ningún otro ser
creado puede disfrutar. La libertad de poder optar a voluntad por
la alternativa válida.

Todo individuo contiene todos los atributos para ser libre, autónomo
y responsable, por lo tanto, es semejante a la imagen y carácter

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original del Creador , quien hizo uso de los mismos atributos, al
realizar su creación. El uso de los atributos de incondicionalidad, ley
o principios absolutos y genialidad, está latente en cada partícula
del universo.
De manera que es innegable que el carácter del Origen Creador
contiene los atributos de amor, verdad y bondad. En este carácter se
asemeja al Creador, el hombre original maduro.

SIMILITUD EN EL DESARROLLO MORAL DEL INDIVIDUO


Hablemos de la Similitud en la maduración del individuo en el
desarrollo moral.
En el origen, los aspectos de contenido interno y externo, se unen
a través de la acción de dar y recibir, centralizada en la unidad
incondicional universal, vertical y horizontal. En otras palabras,
el contenido y forma se hacen uno centrados en el amor absoluto,
mediante la unidad entre los aspectos de positivo y negativo.

Dice la ciencia, que todo acto contiene intencionalidad y


significación. Por lo tanto, en la causa originaria, han de estar unidos
estos tres aspectos intención, significado y acto, lo que reivindica
que todo acto, es fruto de una intención propositiva. Intención que
al realizarse, se establece como razón de ser, del acto en sí.
En el hombre también deben unirse su mente espiritual y su mente
física, a través de la acción de dar y recibir, centrada en el amor
incondicional, para formar una perfecta unión. Esta unión debe
ejercerse con el correcto dominio de posiciones causa y efecto,
sujeto y objeto. Para aclarar un poco más esta necesidad, debemos
entender que la unidad entre mente y cuerpo, existe ya de por sí en
cada ser humano, lo que se debe entender como unidad mente y
cuerpo, es la unidad del cuerpo que obedece a la mente centrada en
aquellos valores que son siempre y para todo válido. El hombre de
hoy no prioriza la voluntad del todo y siempre por sobre su propia
voluntad, este accionar sin discernimiento produce frustración
tras frustración en la persona y por eso que estamos rodeados de
ambigüedades relativas al criterio de cada uno. El ser humano ha
de esforzarse en discernir en cada conducta que involucre al otro,
y en ese acto está obligado, puesto que el otro, tiene el derecho a la
felicidad, está obligado repito, a tomar el punto de vista de lo que
beneficia al todo y siempre en su accionar. A esto me refiero cuando
hablo de unión entre mente y cuerpo. Una persona consciente de
esta realidad, evitaría el abandono, evitaría el ignorar al otro o a lo
otro, evitaría el egoísmo, al comprender que del bienestar común se
desprenden los valores que lo validan a él como individuo.

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Las necesidades de la conciencia, deben dominar a los deseos
del instinto. La necesidad es todo aquello a lo que el ser humano
no puede sustraerse, como el amor puro, la verdad absoluta, la
bondad.
La necesidad está íntimamente ligada a la libertad, cuando se
entiende por libertad, a la capacidad de optar por lo que es válido
para satisfacer a la necesidad. De esto se desprende la necesidad del
ser humano por ser responsable, en la elección de lo que es válido,
para así sentirse libre.
La necesidad es predeterminada por el Creador y registrada en las
capacidades del ser creado. El deseo, por el contrario, es el estímulo
que conduce a las habilidades, a cumplir con su misión, de satisfacer
la necesidad de las capacidades.
El deseo es temporal y puede controlarse. La conciencia o mente
espiritual del hombre, debe dirigir, dominar administrar y controlar
responsablemente, los deseos de su instinto.
La humanidad no debe rebajar la incondicionalidad del amor al
gobierno de sus instintos. Las necesidades de la especie humana
están centradas en la satisfacción de las capacidades emocionales,
intelectuales y volitivas. El ser humano debe ser emocionalmente
pleno, para lo cual, ha de experimentar el verdadero amor completo
y maduro, el amor incondicional que satisface tanto a los padres de
los cónyuges, como a los cónyuges y al producto que resulte de ese
amor.
Las relaciones familiares incluyen a padre e hijos, pero también
hay que pensar que la completación del carácter de los hijos se
realiza mediante la unión complementaria con sus parejas, las que
pasan a ser parte integrante de la familia, a la que pertenecen. Por
lo tanto, los padres tienen la misión de “bendecir” o de reconocer
a las parejas de los hijos como válidas. La Bendición o bien hacer
en el encuentro entre el hijo y su pareja, ha de beneficiar tanto a los
padres de ambos partícipes, como a la pareja misma, y al fruto que
se cultive entre ellos. Este tema es muy importante y por lo tanto
debe ser tomado en su justa medida.
En la actualidad, el amor es considerado como “ansiedad” o
“pertenencia” -algo que solamente es mío- eso no es amor, es
angustia. Angustia a perder lo que uno desea poseer, angustia al
“ poder perderlo” si no lo “hago mío”, eso es egoísmo y el amor
maduro no contiene egoísmo.
Los jóvenes en lugar de unirse incondicionalmente, por y para el
amor, por y para buscar el bienestar del otro, se unen para que les
amen y porque necesitan que les amen, necesitan recibir del otro, en
lugar de dar. El joven actual “ama” a quien quiere, como él o ella lo

53
quieren, y para lo que él o ella quieren. Este amor no es ni más ni
menos que un objeto del deseo.
El objeto de la necesidad de sentirse pleno, se desvirtúa en el intento
y pasa a ser un mero útil para satisfacer una curiosidad, o un placer
a experimentar, o un simple criterio propio que se justifica en su
ejercicio, o el deseo personal por conquistar a una persona. Este
tipo de amor, no tiene nada que ver con el amor universal de la
creación. En la creación, todo existe por y para el beneficio del otro.
La columna vertebral de la creación entera, es la incondicionalidad
en el amor puro. El sentido de la incondicionalidad es un criterio
sin referentes previos, por lo tanto, difícil de entender, así como
el sentido de la pureza. Esa entrega conciliatoria de ofrecerse por
beneficiar al otro, si bien es un grado de incondicionalidad, no es
lo que se entiende por incondicionalidad completa en el amor, o
incondicionalidad madura.
Para ser natural, el ser humano debe volver a ser incondicional en el
amor. El amor, para ser completo, valido y pleno, ha de satisfacer a
todos los integrantes de la familia. Al padre y a la madre del novio,
al padre y a la madre de la novia, al novio, a la novia y al cultivo
de ambos. Ese amor que satisface a todos siempre es el amor en
el nivel maduro de sus exigencias. El amor de estas siete personas,
ha de estar completamente convencido, validado y satisfecho. Para
que eso ocurra de acuerdo con las normas de la creación, la actitud
del novio y de la novia han de ser de total incondicionalidad en su
entrega entre ambos. Han de saber que se entregan para realizarse
mutuamente y no para esperar que el otro los satisfaga. Para que
esto se realice, los candidatos al matrimonio, deben aceptar la
bendición de sus padres.
Los padres maduros, entiéndase que me refiero a los padres cuyo
ideal de vida, de acuerdo a los principios de la creación se ha
realizado en ellos, y quienes reconocen el criterio del beneficio del
todo y siempre por sobre su propio beneficio individual, siempre
quieren lo mejor para sus hijos y tienen más experiencia de vida
que ellos, por lo tanto, la confianza depositada en ellos por sus
hijos, puede favorecer en mucho, el futuro de los mismos. Por
otro lado, la confianza plena de los hijos a los padres, se establece
sobre la premisa de aceptar incondicionalmente la bendición de los
padres. El hijo que confía en el amor de sus padres, confía en el
criterio y confía en su conducta, adquiere la condición de ser un
hijo verdadero, un hijo maduro, un hijo puro. En la actualidad
nos resulta difícil imaginarnos a esos padres libres, seguros y
plenamente responsables; nos cuesta imaginarnos a esos padres
afectivos, autónomos, ligados con los principios de la creación en

54
un cien por cien, y cumplidores del propósito de la creación. Se
nos hace difícil imaginarlos, porque el entorno nos ofrece la otra
imagen, la de los padres ambiguos, relativos e inconsecuentes. Por
supuesto que cuesta depositar la confianza en este tipo de “padres
inconsecuentes”, pero cualquiera confiaría en aquellos que son cien
por ciento consecuentes con la conducta que valida a todo, siempre;
estos son los Padres Maduros a los cuales me referí anteriormente.
Es cierto que en la actualidad, los padres no tienen mucha
experiencia y que en ocasiones cometen errores, pero siempre es
más sano que el padre absorba la culpa del error, si es que este
ocurre, a que el joven, se tenga que esconder de sus padres para
asumir la culpa de los errores que no sabe o no puede resolver. En
los problemas del hijo con su pareja, el padre es una buena reserva
de soluciones. En la pareja aislada de la confianza de sus padres, no
existen recursos más que los propios de su escasa existencia. O los
que provienen del exterior, de amigos, o terapeutas .
Los hijos deben alcanzar el grado de confianza plena en sus padres,
mediante un exhaustivo estudio, de las razones fundamentales de
la existencia, acción y multiplicación de todas las cosas. Con ese
criterio, entenderán su posición y función, en relación con sus
padres y con su respectivo esposo o esposa.
Para eso, el joven ha de cultivar el dominio de sus servidores; el
dominio de la prudencia para discernir de entre las alternativas
a seguir y saber elegir la opción válida. El dominio del servidor
de la prudencia, permite el discernimiento y consecuentemente,
posibilita la libertad de optar por lo que es válido. El joven ha de
dominar el servidor de la fortaleza, ejercitando la perseverancia en
la consecución de sus intenciones. La fortaleza, es el servidor del
deseo cumplido.
La intención, se cumple, gracias al ejercicio responsable de la
fortaleza. También es necesario que el joven domine la templanza.
La templanza es el servidor que flexibiliza las diferencias entre un
sujeto y un objeto. Cuando se encuentra uno frente a dificultades,
la opción precipitada es abandonarlas, pero conductualmente, no
siempre es sano.
En ocasiones es necesario enfrentarlas y para eso, es necesario el uso
del dominio, sobre la flexibilidad de la templanza.
Por sobre estos servidores, o protectores de la conducta original, el
ser humano ha de dominar el celo. Entendiendo por celo, a la fuerza
que protege la unión de las complementariedades. Celo es amor en
exceso, incontrolado y que en ocasiones, puede hacernos perder el
dominio de nuestra propia posición y función.
El joven para madurar ha de superar la tentación del sexo prematuro,

55
del sexo que destroza el vínculo entre padres e hijos y entre esposo y
esposa. Del sexo animal e instintivo.
El amor no debe humillarse a la voluntad del instinto sexual. Es
el instinto, el que debe ser dominado por la conciencia del joven,
que quiere ser sano y maduro en el dominio sobre los apetitos que
amenazan su autenticidad.
El mayor reto sobre el control físico es el control sobre el deseo
sexual prematuro. El sexo maduro permite la fusión entre el
matrimonio y la paternidad, pero el sexo prematuro, rompe el
vínculo y la confianza de los padres y te impide el sentimiento
paterno limpio y puro.
Por esta razón, para poder superar la tentación anticipada, de
establecer una relación sexual impropia, es necesario educarse sobre
el propósito y función del sexo.
El deseo sexual es un deseo, y como tal es controlable; el amor
por el contrario es una necesidad y por lo tanto incontenible, el
amor puro es el amor incondicional universal. Es en función del
logro del amor puro y universal, en el sentido, que opera para
beneficiar a la especie, hacia donde deben controlarse y dirigirse los
deseos. El perfecto individuo no es aquel que experimenta muchos
placeres, si no aquel que experimenta plenitud, en la completación
de su propósito, integrado al cumplimiento de las necesidades
de su especie. La plenitud es un sentimiento universal y eterno,
mientras que el placer es una mera experiencia personal, temporal
y pasajera.

SIMILITUD EN EL DESARROLLO ÉTICO DEL INDIVIDUO


Similitud en la multiplicación ( Logos)
El hombre debe exhibir la multiplicación correcta, siendo esta
semejante a la multiplicación del Creador u Origen, que contiene
en sí. Dicha multiplicación ha de contener la unión armónica e
incondicional, entre lo positivo y lo negativo, (equilibrio de las
diferencias que producen belleza) La unión completa entre el
carácter y la forma (recognición que produce verdad) y unión
armónica entre las posiciones de sujeto y objeto (concordancia que
produce la bondad).
Del mismo modo, que el hombre, fue producto de la unidad
armónica entre los aspectos positivos y negativos, carácter y forma,
y sujeto y objeto del Origen, así también el hombre y la mujer deben
unirse, de manera armoniosamente correcta, para producir hijos que
sean frutos del amor incondicional. El factor “incondicionalidad”
es determinante en el correcto desempeño del acto de multiplicar,
ya se trate de la multiplicación de personas o de cosas, objetos

56
creados por personas.
Esta unión, debe estar cimentada sobre el afecto, la sinceridad y la
atención que beneficien al otro y lo completen. No basta con casarse
con la pareja porque se la quiere, hay que casarse, porque se desea
realizarla. El marido que se casa con su esposa porque la quiere y
no la realiza, está tomando a la persona para servirle, y no para
servirla.
Uno puede querer mucho a su pareja y no por eso realizarla. La
pareja que se realiza en la incondicionalidad afectiva, es confiable y
segura, es agradable y unida.
¿Qué significa exactamente la multiplicación incondicional? La
especie humana se multiplica, como casi todas las demás especies,
mediante una relación copulativa. El resto de las especies, establecen
esta relación por orden del instinto depositado en ellas, pero en el
caso del genero humano, existe una enorme diferencia. Además de
contener ese deseo instintivo, el ser humano, ha de transformarse
en señor del mismo porque tiene la capacidad de dominarlo. Y para
dominarlo de acuerdo con la Razón Absoluta, ha de comprender su
completa función. Función que debe descubrir en consonancia con
la voluntad del resto de las especies. El hombre es el mediador entre
la Voluntad de la Creación y la Voluntad del Creador Originario.
Por esta razón, ha sido creado con la capacidad de analizar y optar
a voluntad, de acuerdo con el criterio de su propia conciencia. Pero
tiene la responsabilidad de madurar su conciencia, en la similitud
completa con la Razón Absoluta de la Voluntad del Creador y eso
sólo puede lograrlo mediante el estudio detallado y comprensión
de los Principios de la Creación. Cuando el ser humano, asimila y
comprende la concordancia entre la Voluntad de la Creación con la
Voluntad del Creador, en ese momento, puede establecer la relación
copulativa que le permitirá el encuentro con la autenticidad pura de
su propia realización como humano. Este factor es fácil que se nos
escape de las manos, es demasiado profundo para las circunstancias
superfluas que nos bombardean continuamente, pero responde a la
necesidad esencial de nuestra especie.
El marido no debe casarse para “tener mujer”, el marido debe
casarse para posibilitarle a la mujer, ascender en su valor y
“permitirla ser madre”. La mujer, no se casa por tener un “marido
que la proteja”, se casa para posibilitar que el marido, ascienda en su
valor como individuo y “posibilitarle la experiencia de ser padre”.
Ambos, marido y mujer reciben de esta suerte incondicional,
el premio de experimentar con los hijos, el amor incondicional
verdadero, cuando está basado en la unidad, esta es la razón que
fundamenta y da sentido al matrimonio. El matrimonio ha de ser

57
la relación que permite a cada miembro de la familia, el encuentro
con su propia identidad, con su propia autonomía, con su auténtica
pureza. ¿De qué sirve un matrimonio, si el marido no se realiza
como tal, o si la esposa no se realiza como esposa? Y ¿Cómo pueden
realizarse sin ni siquiera comprender lo que eso significa?
El hombre, se realiza como marido en la unión incondicional
completa y eterna con su esposa y la esposa se realiza, en el vínculo
incondicional completo y eterno con su marido; del mismo modo
que la actividad se establece, cuando el sujeto intencional, se da
incondicionalmente por el propósito de realizar completamente al
objeto consecuencia de la intención.
El cumplimiento del periodo de desarrollo como individuo, se
establece al calificarse como Señor del Amor Absoluto y Eterno.
El Amor Absoluto es totalmente incondicional, no contiene
absolutamente nada de egoísmo, por esta razón es puro. Para
lograr la experiencia del Amor Absoluto, el individuo ha de
experimentarlo del mismo modo, totalmente incondicional. El acto
incondicional de entrega voluntaria por beneficiar y realizar a su
pareja, califica al individuo de Señor dominador del instinto sexual.
Lo que posiciona al individuo en la etapa de madurez individual
completa, independientemente de los conocimientos o experiencias
que este ser haya acumulado. Bajo el punto de vista del Amor
Absoluto, esa condición es la más valiosa e importante. Fruto de
esa incondicionalidad, aparecen hijos propiamente engendrados
que jamás podrán acusar a sus padres, en lo que respecta al amor,
puesto que ambos establecieron la condición de superar la fuerza
del instinto, la fuerza de la vida, por establecerse como Señores
de una tradición normada en consonancia, con la conducta de los
principios de la creación.
Incondicionalidad es un valor y como tal, contiene un contenido
relativo a la experiencia propia del individuo y un contenido
paradigmático absoluto, que se desprende del estándar que beneficia
al todo y siempre. La incondicionalidad absoluta, es aquella actitud
que el ser humano, debe priorizar siempre y en cada momento, para
establecer correctas relaciones, o relaciones que operen de acuerdo
con los principios de la creación, que nos dicen que todo lo creado
existe por y para el beneficio del otro. Por y para el beneficio del
otro, implican una razón de causa y consecuencia, al mismo tiempo
que una razón de sujeto y objeto que deben ser cumplidas.

En ocasiones, nos olvidamos de que todo lo creado obedece a una


razón, y se nos pasan por delante de nuestros ojos, realidades
indiscutibles, como por ejemplo el hecho de que las reacciones

58
obedezcan siempre a causas originarias y que dichas reacciones
estén directa e incambiablemente ligadas a dichas causas. Sería
inconcebible el esperar una carcajada como respuesta de un niño,
al que se le está inyectando un objeto punzante entre la yema del
dedo y la uña. La reacción al dolor es siempre la misma, el deseo
por evitarlo. Así como la reacción al afecto, es siempre el deseo por
conseguirlo.
Del mismo modo, que no se ve ninguna planta –relativa-, que
sin intervención del hombre, nos dé flor o fruto distinto en cada
primavera, o que florezca un año en una estación y al año siguiente
en otra, tampoco vemos que las reacciones a las causas originarias,
sea relativa a las decisiones de los efectos que reaccionan. De modo
similar podemos apreciar también en la creación, que las uniones
reproductoras entre masculinidad y femenineidad, se establecen
siempre con sus pares de especie. Lo que obedece a alguna razón
intencional. A un orden determinado. De no ser así ¿a qué razón
obedecen tantas coincidencias o similitudes?
¿Porqué razón se establece la familia con un solo hombre y con
una sola mujer? Podríamos preguntarnos sobre cuantos padres
puede tener un hijo, ¿puede acaso tener dos padres y una madre,
o dos madres y un padre? Todo hijo es producto de un padre y de
una madre, y cuando se entiende la razón central de la relación
copulativa, también se entiende la razón sobre el porqué ha de
establecerse la familia con un solo marido y con una sola esposa. Si
se pierde la incondicionalidad en la relación sexual, la relación, en
lugar de construir, frustra y escinde a la pareja.
Todo acto contiene significación e intencionalidad. De esta realidad,
se desprende la deducción lógica, de que todo acto, es también
producto de una causa originaria. Y podemos añadir que toda
causa originaria, pretende en su creación, el encuentro completo
con la realización de su intención, lo que produce recognición y
satisfacción.

En la creación, esta unidad vertical y horizontal, se establece en base


a la incondicionalidad, por eso el ser humano ha de cohesionarse
con la naturaleza de la creación, en su conducta moral, ética o
estética.
De la unidad entre marido y esposa, coherentes con la actitud de
realizarse el uno al otro, hasta su completa madurez, se desprende,
la afinidad en la similitud de la multiplicación.
La conducta afectiva, sincera y responsable de los padres, posibilita
la similitud entre padres e hijos, siempre y cuando el ambiente
social, participe del mismo criterio y de las mismas conductas.

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El matrimonio es la unión para posibilitarle al “otro” la experiencia
del amor incondicional verdadero y responsable, que se desprende
del cumplimiento de la paternidad y no, el contrato que permite
disponer del otro para asuntos propios.

SIMILITUD EN LA ESTÉTICA DEL INDIVIDUO


Similitud en la naturaleza del dominio (creatividad)
Todas las cosas fueron creadas por amor y para ser dominadas
con amor. Para ser más explícito aún, se podría decir que todas las
cosas fueron creadas por aprecio y para el aprecio, o si queremos
completar este entendimiento, debería decir que todas las especies
creadas fueron creadas para que pudieran ser completas, autónomas
y plenas. Esto es evidente y se desprende, del comportamiento de
todos y cada uno de los seres creados. Cada ser, se completa en
función de la satisfacción de una causa originaria, y al mismo tiempo,
todo ser, busca y necesita de la unión con su pareja complementaria
para proyectar en el tiempo su propia identidad como especie,
realizándose de este modo su propia satisfacción como individuo.
El hombre está creado con la capacidad de dominio y creatividad en
el amor. Cuando hablo del término “amor” no pretendo limitar el
significado del concepto, al cariño sensual o emotivo; me refiero, al
hecho de que toda intención propositiva, se inicia en la expectación
positiva del encuentro realizado, que satisface, convence y establece
la unidad completa con la expectación inicial. Por lo tanto, el
significado del término “amor” va más ligado a la unidad que a la
mera sensualidad.
Dominar no significa simplemente controlar, obligar o manejar; sino
que implica esencialmente, el uso de creatividad y afecto.
Para proteger, conducir o administrar, es preciso ser creativo y esta
creatividad, ha de ser centrada en la incondicionalidad del amor y
no en la imposición obligatoria.

De alguna manera, lo aquí expuesto, sintetiza la razón por la cual


deben establecerse, las tres grandes bendiciones mencionadas en el
Génesis: Creced, Multiplicaos y Dominad. Bendiciones, que existen
contenidas en la necesidad y deseos humanos.
Todos deseamos crecer, multiplicarnos y dominar las cosas, pero
existe un correcto deseo original y un incorrecto deseo adquirido,
que se opone al deseo original. Existe una conducta moral original y
una conducta moral de las costumbres, que deberían coincidir, pero
que en la actualidad, no es así. La conducta moral de las costumbres,
está centrada en posiciones egoístas que pretenden justificarse,
mediante criterios relativos a cada individuo, y que pretenden la

60
satisfacción hedonista de los deseos, sin sentir en ningún caso, la
prioridad de lo que es siempre y para todos válido, es decir, sin
aproximación alguna a lo absoluto.

El hombre actual, vive entre dos direcciones antagónicas, por


un lado, la dirección de su conciencia universal original, libre,
autónoma y responsable, y por otro lado, la dirección de su
conciencia adquirida, adosada a la conducta instintiva, relativa
al criterio personal y que prioriza lo que quiere, por sobre lo que
debe.
Esta lucha entre dos conductas totalmente opuestas, transforman al
ser humano, en marioneta del instinto. Para superar esta condición,
se necesita de un sistema de educación, centrado en los valores que
son siempre y para todos válidos. En los valores absolutos.
Hemos visto, que la similitud no solo se establece en la educación,
sino también, en los fundamentos esenciales de la creación. Para
crecer, es necesario establecer, la similitud entre intención y
consecuencia; es necesario, ser uno en pensamiento, palabra y obra.
Al multiplicarnos, establecemos la similitud, mediante la unidad
entre padres e hijos y entre esposo y esposa. Y al producir objetos,
ejercemos el dominio sobre nuestros servidores, virtudes estas,
que encuentran en su cumplimiento, la unidad o similaridad entre
contenido y forma, la similitud en la correspondencia, recognición y
concordancia entre el creador y su obra.
La educación, ha de enfocarse hacia el encuentro con los valores
absolutos de plenitud, autonomía y completación. Plenitud que se
desprende del sentirse realizado como líder, maestro y padres de
familia, autonomía que se desprende del entendimiento y ligazón
con los principios originarios de la creación, y completación, al
ver desarrollado el producto del dominio completo, sobre las
capacidades y habilidades humanas. Y por sobre todo, el ver
cumplida la necesidad del dominio sobre el celo.

b) Periodo de Crecimiento
Para asemejarse al origen causal, es necesario crecer y para crecer,
se precisa de un tiempo. El hombre crece ligado a unas necesidades
inevitables, pero las satisface de manera voluntaria, libremente. Por
lo tanto, debe ejercer su propia responsabilidad; responsabilidad
que lo obliga a superar, aquellas tentaciones que lo aparten o
descentren, desubiquen o desposicionen del propósito, o de la
dirección centrada en lo correcto, en lo verídico, o en lo absoluto.
Para superar esas tentaciones, fue dotado con libertad de opción,
opción que debe ejercerse con responsabilidad. Esto nos lleva a

61
comprender, que es el cumplimiento de su responsabilidad, lo que
le posibilita la libertad y no al contrario.
La libre opción existe aun antes de cumplida la responsabilidad,
pero es la opción acertada, la que proporciona libertad. La opción
acertada es la opción que corresponde con los principios de la
creación, es decir es la opción responsable. Todos podemos entender
que la libertad del niño, la obtiene del padre, en el momento en el
que este, siente que su hijo, es responsable de sus actos. Y ser
responsable, es sinónimo de saber optar, por lo que se debe hacer,
o por lo que es válido. Por lo que afirmamos, que libertad es la
capacidad de optar por lo que es válido.

La libertad, existe antes de ser realizada, pero es la alternativa que


valida la opción, la que establece libertad. La opción invalida, te
amarra al tiempo que perdiste en ella y al tiempo que tardes en
volver a optar por la alternativa válida. El error en la elección no es
más que una pérdida de tiempo. Tiempo que se va, y tiempo que
necesitas para volver a intentarlo.
Crecer responsablemente, es necesario para el desarrollo psicológico
y fisiológico del individuo, para desarrollar sus capacidades
emocionales, sensibles, intelectuales y creativas. Además de sus
conductas, hábitos o disciplinas.
A pesar de que lo absoluto no interviene, o no puede intervenir, de
manera independiente en el desarrollo responsable del individuo,
lo absoluto alenta, inspira y motiva al hombre a proyectarse en la
dirección adecuada o correcta.
Encontrar la dirección adecuada o correcta, fue difícil para los
primeros antepasados de la humanidad, pero una vez superadas las
dificultades por el primer hombre, esas experiencias, permanecen
y sirven para que los que vienen después de él, superen las mismas
dificultades con un grado de responsabilidad menor. Esta es la
razón, por la que es necesaria la obediencia al padre o al más
experto.
El hijo prudente que pregunta y asume las direcciones del padre, o
del más experto, evita las posibles incorrecciones que le producirían
dificultades.
La experiencia del padre responsable, es la garantía de la salubridad
del hijo. El hijo responsable, obraría frente a este padre, con lealtad,
obediencia y confianza.

El primer hombre, debió obedecer de manera responsable, la


dirección del Padre Celestial. Debió descubrir los principios básicos
de la creación. Debió comprender que todo existe, por y para el

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beneficio del otro; que entre todas las cosas, existe una correlatividad;
que para que se establezca la correlatividad, es preciso de un
intercambio o de un dar y recibir entre ellos. Debió descubrir, que
en esa relación, se establece un dominio sobre el centro conductor;
que para que la relación se establezca en armonía, es preciso de un
orden en la localización de posiciones y funciones de cada posición.
Debió ahondar en el conocimiento de sus servidores, “prudencia,
fortaleza y templanza” hasta dominarlos. Los primeros padres de
la humanidad, debieron unificar el amor, la vida y la tradición,
centrados en la conducta Celestial de su Padre Originario.

¿Qué se entiende por Celestial y por Padre?


Para el hombre del antiguo testamento, el cielo representaba aquello
que todos veían y que a todos cobija siempre. Todo y siempre
se enlazan en el término “cielo, celestial, celeste”. Por lo tanto,
podemos entender que el término Celestial, se refiere al concepto
de aquello que es siempre y para todos válido. Aquello que todos
siempre ven y de lo que todos participan.

El término “Padre”, en su sentido más profundo, nos indica el origen


causal de cualquier ser. Podemos poner en tela de juicio, el hecho de
que el primer hombre, tuviera o no, un primer padre visible, física y
mentalmente similar a él, pero de lo que no podemos dudar es del
hecho fehaciente, de que tuvo, como efecto o consecuencia que es,
una causa germinal originaria.
Su desarrollo, debió basarse en la recognición del medio protector
en el cual estaba inserto. No tuvo la imagen de líder ejemplar,
tampoco tuvo a un maestro conductor, ni imagen de Verdaderos
Padres que mostraran el camino a seguir. El primer hombre, debió
impregnar su conciencia en base a la correlatividad, recognición y
concordancia entre las razones, conductas y sentimientos apreciados
y la noción interna de sus prototipos originales. Esa era su escuela,
su familia y su entorno.
Su conciencia original del valor, asumía en él un estatus de pureza
difícil de imaginar por el hombre actual. Al primer hombre,
le bastaba observar las conductas, razones y propósitos de la
naturaleza circundante, para apreciar las características duales
del Creador. Todo lo creado obedece a una intención, y cumple esa
intención mediante la unidad complementaria de sus polaridades,
causa efecto y sujeto objeto.
Todo lo creado, existe para el beneficio de su especie, es decir para
ofrecerse al beneficio del todo y siempre, y eso valida al “cada
uno”.

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De su entorno, los primeros antepasados, podían reconocer que en
la creación, cada ser, cumple con dos propósitos uno individual y
otro de conjunto, y que el propósito individual, ha de supeditarse
al beneficio del propósito de su especie. Estas y otras cosas más,
les eran evidentes, de manera que como muy bien dice San Pablo,
son inexcusables. Pero al parecer, por la evidencia del desorden
histórico, los primeros padres de la humanidad no lograron
descubrir lo inexcusable de la naturaleza, de haberlo descubierto,
se habrían realizado como Verdaderos Hijos y como Verdaderos
Padres de la humanidad.
Adán, si es este el término que utilizamos para referirnos al primer
hombre, no obedeció a su Padre Celestial, al orden que se evidencia
de los principios de la creación, no obedeció a lo que era siempre
y para todos válido en el amor, por lo mismo, perdió la vida y
perdió la tradición natural original. ¿A qué se debe esta afirmación?
Sencillamente a la lógica deducción de que de haber logrado el
estado de madurez en el amor, se habría establecido una tradición
normada de acuerdo con los principios fundamentales del amor, que
ellos habrían descubierto, realizado y ofrecido a sus descendientes.
Ambos padres, se habrían consolidado como figuras ejemplares
de la historia humana. Habrían sido reverenciados por realizarse
como maestros ejemplares, padres maduros y verdaderos y líderes
confiables y cumplidos en su realización.
La responsabilidad de los hijos, es esencialmente la de obedecer
a sus padres. Y la responsabilidad de los padres, es la de
transformarse en verdaderos, (coincidentes con las normas de
conducta que se desprenden de los principios de la creación)
maduros y responsables.
El crecimiento del primer hombre y de la primera mujer,
representaba, además de su propio crecimiento, el crecimiento de
toda la humanidad. Si ellos hubieran completado su crecimiento
con éxito, habrían mostrado un modelo de Verdaderos Padres,
Verdaderos Maestros y Verdaderos Líderes, que facilitaría la
perfección de sus descendientes y así de toda la humanidad.
Los descendientes de los Verdaderos Padres, habrían visto en ellos y
en sus sucesores, un ambiente modelo a seguir, habrían participado
desde su infancia, de normas de conducta coherentes, con los
principios naturales. Y habrían desarrollado, fruto de su ejemplo,
los hábitos correctos en las relaciones, pero desgraciadamente no
ocurrió así.
Por lo tanto, surge la necesidad de una instrucción y supervisión
de los hijos por parte de los padres, así como también brota la
necesidad del hijo de obedecer a los padres, en su esfuerzo por

64
mejorar su condición, es decir, surge la necesidad de la educación.
El niño, no puede cumplir su responsabilidad, salvo que sea
guiado.
No basta con que el padre quiera al hijo, el padre debe realizarlo.
Y no basta con que el hijo quiera al padre, el hijo debe realizarlo.
Esta afirmación puede sorprendernos, pero si ahondamos en
su significado, podemos darnos cuenta, de que para calificar al
padre como completamente satisfecho, el hijo ha de cumplir su
responsabilidad de ser leal al Ideal de ser Persona Libre Autónoma
y Responsable. En la realización de ambos se establece la similitud,
pero para su logro, es preciso de un periodo de tiempo.
La realización de ambos se establece sobre la unidad en la confianza
responsable, en la lealtad y obediencia a los valores absolutos de
Libertad, Autonomía y Responsabilidad.
El hombre auténtico es libre, porque opta por la alternativa válida, es
autónomo, porque reconoce lo que es siempre y para todos válido,
reconoce la ley del dar y por lo tanto se hace uno con lo absoluto y es
responsable, porque cumple con su deber, de priorizar el beneficio
incondicional universal, por sobre el beneficio personal.
Educación es la pre-condición para que el individuo pueda cumplir
con la responsabilidad que le conduce a ser auténtico.
La educación escolar es esencialmente, una forma especializada de
la educación familiar, así la posición de los maestros, es equivalente
a la posición de los padres.
En la conducción del proyecto educativo, el profesor ha de sentirse
posicionado sobre la imagen del padre del alumnado. Con esta
visión, puede enfrentar las dificultades y diferencias entre aluno
y profesor. Cuando el sujeto asume la posición conductual de
manera responsable, seduciendo con afecto, persuadiendo con el
conocimiento veraz y motivando con el ejemplo de lo correcto,
el objeto responde voluntariamente motivado, convencido y con
respeto obediente y leal a las exigencias del maestro. Esta es mi
experiencia y quiero motivarles a profundizar en esto que les digo.
Procuren seducir con afecto, miren al alumno con confianza, con
ganas de motivarles, de agradarles aún a pesar de su indiferencia,
o de sus bostezos. Perseveren en el afecto y verán a los alumnos,
como a retoños leales a la espera del buen trato.

10- METODO DE EDUCACIÓN


Decimos que la educación se fundamenta, en el principio de
similitud, y sobre el proceso de desarrollo en tiempo, de dicha
similitud, lo que involucra una moral en las costumbres, que ha

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de estar ligada y concordante, con los principios naturales de la
creación; con aquello que es siempre y para todos válido, es decir
con los valores absolutos.
¿A qué denominamos valores absolutos, o mejor aún, a qué
denominamos valor? Decimos que valor es la cualidad que satisface,
pero en ocasiones sabemos que nos satisfacen algunas cosas que no
son siempre o para todos válidas, como por ejemplo el sexo. El sexo
satisface a todo ser creado, pero ¿es válido el sexo o no es válido?
Por supuesto que es válido en su momento, y como corresponde
al orden natural. Pero..¿es válido el sexo libre?, ¿es válido el sexo
múltiple?. Alguno de ustedes podrá decir que en ocasiones sí, pero
¿podría decirse que el sexo múltiple es siempre y para todos válido?
¿Beneficia el sexo libre a la familia, a la sociedad o a la especie?
Independientemente de que existan credos que defiendan al
matrimonio plural, todos sabemos los problemas que esa práctica
conlleva. No es necesario ahondar en ello, para darse cuenta de
que el acto putativo irrumpe en núcleo celular del orden familiar y
deriva en la ruptura de multiplicidad de vínculos y afectos. Por lo
tanto, debemos de corroborar siempre el criterio, con la pregunta
responsable, sobre si la práctica de cualquier criterio, es o no es,
siempre y para todo válida. El criterio que no beneficia a la especie
humana, no podemos adoptarlo como válido para el individuo.

Decimos, que no existe valor que supere la plenitud. Ningún placer


complace más que el sentirse pleno. Ningún criterio convence más
que aquello que denominamos ley, que aquello que es siempre y
para todo válido y ningún acto, puede mejorar a lo completo, a lo
perfecto, por lo tanto, podemos deducir que el estándar de plenitud,
de autonomía, es decir, de ser uno con la ley, y de completación
perfecta, son valores insuperables.
Pero también podemos afirmar que estos valores, son apreciados por
todo lo creado. Desde la partícula subatómica más pequeña, hasta
la relación intergaláctica, pasando por los reinos mineral, animal
y vegetal, pretenden la completación perfecta de su movimiento
autónomo. Todos buscan la ligazón con lo que es siempre y para
todo válido, en el cumplimiento completo de sus propósitos. Todos
coinciden en su desarrollo con lo que es válido, por esta razón
vemos a nuestro alrededor una multiplicidad de singularidades
ordenadas en función de la similitud.
La partícula cumple su propósito específico, mediante la unidad
entre sus valencias positiva y negativa, así como los átomos; las
moléculas cumplen su propósito, mediante la unidad entre el anión
y el catión, los vegetales cumplen su propósito, mediante la unidad

66
entre estambres y pistilos, los animales cumplen su propósito,
mediante la unidad entre macho y hembra. Y, el hombre, ha de
cumplir también, de acuerdo con esta similitud, con su propósito,
mediante la unidad familiar.
Es el hombre, el único que difiere de esta norma. Por lo mismo, si
pretendemos educar al hombre, debemos conducirlo hacia la unidad
con la similitud universal e inmanente, con los valores absolutos.
Los valores de plenitud, verdad y unidad completa, son una
necesidad en la especie humana. Necesidad es algo de lo que no
podemos sustraernos. La necesidad obliga.
Tanto la unidad con el amor, como la unidad con la verdad y la
unidad con lo completo, son una obligación en la conducta de la
conciencia humana.
Todo ser pretende madurar como individuo, pretende madurar en
el conocimiento y pretende completar su realización como persona.
De esta razón se desprende el pensamiento unificado. En función del
criterio que postula el pensamiento unificado, podemos restaurar al
hombre y dirigirlo hacia el encuentro con su verdadera autenticidad.
El hombre global, sin fronteras emocionales, intelectuales o
constructivas, es un ser en vías del desarrollo auténtico.
Hay quienes no creen en una autenticidad original, o quienes
prefieren ser “rotos” antes que ser enteros. ¿Y qué importa esto? ¿A
quien le puede importar, sino es únicamente a él ? Lo importante
no es que yo crea, o no crea en la autenticidad, lo importante es
que la autenticidad crea en mí. En ese criterio reside mi propia
autenticidad. Mi propia realización. Lo importante no es que yo
crea en Dios, lo importante es que Dios crea en mí. Y para lograr
eso, necesito cimentar las bases de una educación universal, de
una educación que beneficie al todo y siempre, que beneficie a la
especie humana y a la tradición. Si Dios confía en uno, es porque se
reconoce en él, y si se reconoce en él, es porque obra en concordancia
con Su Voluntad.

¿Cuáles serían entonces las bases de la educación universal?


Primero, basar la educación en la similitud con los valores absolutos,
en la similitud con la autonomía de criterios que sean siempre y
para todos válido, y en la similitud en el dominio incondicional en
el afecto, puesto que toda la creación existe por y para el beneficio
de un “otro”.
Todo ser creado, nace por la unidad que beneficia a cada una de las
complementariedades que lo permiten y para beneficiar y posibilitar
la tradición de la especie. El hijo, nace por medio de la unidad de la
pareja que lo concibe y para beneficiar a la tradición que posibilita

67
la especie humana.
La idea de la educación ha de estar basada, en el desarrollo de la
madura completación del individuo, para que éste, en unidad con
su pareja, también completamente madura, pueda experimentar
la multiplicación de su propia especie, ligados a los valores
absolutos de plenitud, autonomía y completación. En el núcleo
de esta familia, se experimentaría el amor filial, leal y obediente a
la norma de la incondicionalidad en el afecto, en la verdad y en la
bondad.;se experimentaría la confianza en la relación indisoluble
del matrimonio, que posibilitaría la experiencia del amor conyugal
masculino y femenino, y permitiría la experiencia del amor paternal
incondicional, en su grado máximo, mediante las relaciones entre
padres e hijos, en su estado de madurez completa, de igual a igual.
En condiciones donde la similitud se habría realizado.
El individuo que faculta y establece esta ligazón en unidad con los
valores absolutos, sería pleno, autónomo y responsable, es decir,
sería auténtico. Y su coincidencia con las normas naturales lo define
como natural, educado y normal .
Esta es la gran meta de la educación, realizar al hombre auténtico,
uno y responsable. Para eso es necesario de un método educativo.

El método de la educación, ha de fomentar la disciplina de la fe en


los valores que son siempre y para todos válidos. En función de esta
esperanza, depositada en las virtudes del afecto, de la verdad y de
la bondad, podemos establecer una base de confianza, que motive a
profesores y a alumnos, a adentrarse en una disciplina de dominio,
que posibilite el cumplimiento de los principios de la creación.
Siguiendo un método de educación moral, podemos lograr que la
conciencia humana domine y supedite la tentación de los instintos,
generándose un carácter sano, diligente, simpático, afectivo,
cuidadoso y atento; podemos lograr que el individuo controle
y domine la presión de la tentación del celo, para asegurar su
posición de ser humano, con la capacidad de dominio sobre sus
pensamientos, palabras y obras.
Podemos hacer del individuo, un ser autónomo en su conducta
física, en el cuidado natural de sus costumbres, de sus hábitos
alimenticios, hábitos de reposo y de ejercicio. La educación moral
está basada en el dominio de las normativas personales. Por lo
tanto, el individuo ha de transformarse, mediante el método de
educación moral, en indivisible con las normas naturales de la
conducta humana.

Es natural que el ser humano, domine sus servidores físicos y

68
espirituales. Que madure el dominio sobre la prudencia, sobre la
fortaleza y sobre la templanza. Servidores estos, que le permiten
optar por la alternativa siempre válida para todo; que le permiten
cumplir completamente con el proceso creativo y que le permiten,
la flexibilidad necesaria para respetar y ajustar las diferencias, en el
equilibrio necesario para evitar romper la relación.
El ser humano moralmente maduro, posee una conciencia centrada
en los valores de plenitud, autonomía y responsabilidad, y dicha
conciencia, ejerce un dominio conductor completo, sobre los
apetitos instintivos del cuerpo. El instinto también es un servidor de
la conciencia y como tal, ha de ser regulado y conducido por esta. El
hombre moral, no se abandona nunca al dominio de los instintos.

Siguiendo un método de educación ética, se faculta al individuo


para experimentar una conducta, basada en la incondicionalidad
afectiva, en el beneficio por el otro, en la confianza y en la unidad en
las relaciones interpersonales que establece. El método de educación
ética, ha de incorporar la exposición del individuo a situaciones
límite, que exijan una apertura en la conciencia y en la dimensión
intencional y significativa del acto responsable. Ha de fomentar el
desarrollo de una conciencia social unitaria, basada en la tradición
normada de los principios de la creación.
Los principios de la creación se basan en la ley del dar. Esta ley nos
dice que todo lo creado existe por y para el beneficio del otro. Puede
sonar muy extraña pero es de vital importancia el analizarla.
La ley, la razón universal, o el verbo, está en función de beneficiar
a la actividad, la actividad a la partícula, la partícula al átomo, el
átomo a la molécula, la molécula al vegetal, los vegetales benefician
a los animales, los animales al hombre y el hombre a la ley. Este
ciclo se completa, cuando el hombre beneficia u opera, en función
de completar la ley. Por eso es importante de una conducta ética
normada.
La correcta normativa ética, enfoca sus relaciones, en el beneficio de
lo que es siempre y para todos válido, allí donde existen, se activan
y se multiplican los valores.
Siguiendo un método de educación estética. La estética se basa en
las bondades del equilibrio de las diferencias. El ser humano, está
dotado con la capacidad de dominio, por lo tanto, es el único ser,
capaz de establecer el equilibrio de las diferencias que lo circundan.
El desarrollo de la producción, si no se basa en el equilibrio de las
diferencias, puede acabar con la especie humana. El hombre no
debe abandonar el equilibrio ecológico, ni el equilibrio social, ni
el equilibrio de la producción, ni mucho menos el equilibrio de

69
las diferencias ideológicas. El ser humano, precisa de una visión
cósmica en la educación. Por lo tanto, ha de fijar su atención, en un
pensamiento unificado, que posibilite la coherencia entre religión
y ciencia; entre pensamientos y conductas, entre la universalidad
de un pensamiento absoluto y la relatividad de la apreciación del
individuo. Este es el postulado que estamos divulgando y al que
invitamos a analizar.

Hemos visto, que la educación no debe apartarse del ideal de


madurar al ser humano hacia la autenticidad, pero, no hemos
determinado qué es un ser auténtico.
Un ser auténtico es aquél cuyo propósito humano ha sido satisfecho,
reconocido por su causa originaria, es decir por sus padres, y
cumplido hasta satisfacer a ambos.
¿Porqué razón ha de ser reconocido por sus padres? Por la sencilla
razón de que es el hijo el que califica al padre.
Cuando el padre y el hijo se hacen uno, se reconocen y se validan, el
hijo califica al padre como verdadero, completo y válido y el padre
califica al hijo de completo, verdadero y válido. Esta realidad es un
tanto áspera de entender, pero cualquiera de los padres que aquí se
encuentran, podrán decirme, si es, o no cierto, que el momento en
el que se puede conversar de igual a igual con los hijos, es aquél,
cuando los hijos, celebran la bendición del matrimonio de sus hijos.
En ese instante, padres e hijos, pueden conversar de cualquier tema
afectivo, porque se encuentran en sincronía, en ese momento, se
establece la similitud completa en el afecto, en la moral, en la ética y
en la estética. Se establece la similitud en la experiencia. El momento
de la recognición completa llega al padre, y por eso se convierte en
satisfecho, y maduro. En este estrato, tanto el padre como el hijo,
han cumplido con su labor individual y de conjunto; se hallan en
la cima de la madurez, y por lo tanto, pueden comunicarse de igual
a igual. En ese instante, el hijo valida al padre. Ese es el estado de
similitud compartida.
Un ser autentico, es aquél que se siente libre, porque opta en cada
momento por aquella alternativa que le es siempre y para todo
válida; es aquél que opera en consonancia con las normas de la
creación, es decir que seduce al otro con afecto, lo persuade con
la verdad, y lo motiva con el ejemplo, por lo tanto, se transforma
en autónomo, en uno con la creación, pero, no solo porque seduce
persuade y motiva al otro con afecto verdad y bondad, sino, porque
conoce y practica en toda su dimensión, las normas conductuales
de los principios de la creación. Y es responsable, porque sabe
supeditar, el hacer lo que quiere, al hacer lo que debe.

70
La experiencia constante del ejercicio del deber cumplido fortalece
la autenticidad del individuo.

¿QUÉ DEBE HACER EL HOMBRE?


La vida parece estar determinada para que cada ser humano,
desarrolle y complete sus periodos sensibles, al máximo de sus
posibilidades.
Si analizamos un poco la conducta del desarrollo fisiológico,
podemos encontrar periodos sensibles al desarrollo motriz, periodos
sensibles al desarrollo intelectual o cognitivo y periodos sensibles al
desarrollo emocional.
Si dividimos los 21 años de nuestra juventud en tres periodos de
siete años aproximadamente, veremos que en el primer periodo de
desarrollo, el niño se expone a una conducta lúdica, caracterizada
por el desarrollo de la motricidad gruesa y fina. La completación
del desarrollo motriz, permite posteriormente al niño, observar
diferencias en el medio en el que se desenvuelve. Sin cambiarse de
lugar, no podría comparar una diferencia con la otra y restringiría
su desarrollo intelectual.
Gracias al movimiento, el niño cambia de ubicación y puede analizar
las diferencias entre los diversos aspectos de las cosas que observa.
De ello se alimenta la capacidad intelectual que viene a completarse,
en la segunda etapa de estos primeros 21 años, es decir, entre los
siete y catorce años. Esta delicada etapa de cognición es de suma
importancia, porque la aspiración del adolescente, debe llenar su
vacío intelectual, con el conocimiento verídico de los fundamentos
esenciales de la actividad.
En este periodo sensible al conocimiento, además de los conceptos
básicos del lenguaje, matemáticas, historia y demás materias que
posibilitan el desarrollo intelectual del joven, es necesario que el
adolescente comprenda claramente cual es su origen, identidad y
propósito.
Sólo podemos decir que comprendemos la naturaleza de algo,
cuando comprendemos su origen identidad y propósito. Por lo
mismo, el adolescente, en esta etapa previa al periodo sensible al
desarrollo emocional, necesita fundamentar su identidad, su origen
y su propósito a cumplir. La razón del porqué tantos y tantos jóvenes
pierden su norte, se confunden en sus decisiones profesionales, se
bloquean frente a una relación frustrada, o terminan en la consulta
del psicólogo, a la espera de una terapia antidepresivo, es en
gran parte debido, a que ignoran cual es su origen identidad y
propósito.

71
La sana comprensión de estos fundamentos, genera en el
adolescente la confianza y seguridad necesaria, como para
sobreponerse a las dificultades. Sobre todo, cuando se comprende
que se tiene la capacidad de dominar los instintos, y muy en especial
el celo; o cuando asume la posición de cooperar en el desarrollo de
sus padres, mediante la lealtad y obediencia a sus convincentes
postulados.
El adolescente convencido de su posición mediática, en el desarrollo
de la autenticidad del padre, determina su conducta en el camino
del dominio correcto sobre sus instintos, sobre sus pensamientos,
palabras y obras, por la sencilla razón, de que reconoce en este, el
modelo de su propia autenticidad.
La seguridad que provoca el convencimiento, producto del
conocimiento de los principios de la creación, faculta al adolescente,
para enfrentar la tercera etapa de desarrollo emocional, de una
manera ordenada, sin abandonos lascivos ni precipitaciones
sensuales. La unidad entre padre e hijo pasa a ser prioritaria en esta
etapa.
El hijo ha de encontrar en el padre, al modelo conductor del líder, al
modelo educador del maestro y al modelo ejemplar del padre. De
este raciocinio, se desprende la importancia del padre educado, así
como también la importancia de educar al adolescente.

Por sobre la comprensión clara, y por sobre la convicción completa


del motivo de su existencia compartida con sus padres, a quienes
por sobre todo, debe su razón de ser y su existencia, el adolescente,
enfrenta el tercer periodo de desarrollo emocional, centrado en la
empatía con sus padres, en cuya imagen, descubren al salvador de
su infancia, al protector de su niñez, al ejemplo de su juventud y al
estímulo motivador para realizarse a sí mismo. La unidad familiar en
esta tercera etapa del desarrollo del adolescente, facilita la confianza
en la comunicación, la empatía en los sentimientos, el modelo en
las conductas, y facilita también las soluciones a problemas en las
relaciones interpersonales, tan importantes para el descubrimiento
de la autonomía del individuo.

El núcleo familiar educa en las normas de conducta.


La generosidad incondicional en el afecto, produce amabilidad
y respeto. La honestidad y comprensión producen confianza. La
prudencia y fortaleza producen entereza. La templanza permite la
elasticidad y flexibilidad en la apreciación de las diferencias.

En el desarrollo de estas virtudes se precisa de esfuerzo. El esfuerzo

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no es un acto doloroso. Esfuerzo es la suma de necesidad interés
y deseo que nos impulsa a hacer. El esfuerzo se transforma en
doloroso, cuando los resultados son frustrantes o insatisfactorios.

La acción de dominio comprende una necesidad emocional,


técnica y física, por esta razón la educación debe integrar en sus
planteamientos, el desarrollo de la emoción inteligente, el desarrollo
de la inteligencia emocional y el desarrollo de la educación físico
productiva. En otros términos, debe existir una educación del
sentimiento, educación del intelecto y educación física. Por lo tanto,
podemos decir que la Imagen Ideal del Hombre Educado sería
como sigue:

Sería un hombre de carácter, un hombre de conocimiento y un


hombre saludable. Es decir un hombre de personalidad.
Sería un hombre de carácter, no porque se imponga, obligue o
dirija a los demás, sino porque seduciría con afecto incondicional,
persuadiría con la verdad y motivaría con el ejemplo a los demás.
Sería un hombre de conocimiento, no porque sepa de todo, sino,
porque está seguro de que es cierto todo lo que sabe.
Sería un hombre saludable, no por hacer mucho ejercicio para
mantener su cuerpo en línea, sino porque sería un ser de dominio
sobre sus opciones y lógicamente optaría por aquello que le es
beneficioso. Consecuentemente sería un buen ciudadano, y esta
forma de ser le permitiría lograr el más alto estándar en su quehacer
creativo.

El individuo, para ser autentico, ha de superar los “supuestos”,


los “presumo” los “presiento”, los “prejuicios” y las afirmaciones
costumbristas sin verificar. Ha de evitar el afirmar sobre el
futuro, sobre lo que aún no se establece, sobre lo que no se siente
completamente seguro de su veracidad.
Así como el sentimiento que no se expresa se transforma en
resentimiento, el juicio que no se verifica se transforma en prejuicio.
Y la responsabilidad que no se realiza se convierte en una pretensión,
en un pretender.
El pretender, el prejuicio y el resentimiento, son los verdaderos
enemigos de la autenticidad. El padre, el maestro y el líder ejemplar,
han de evitar la conducta pretenciosa, prejuiciosa y resentida.

¿Dónde encontramos mayores dificultades en la relación


interpersonal? Sin duda que en las diferencias entre criterios,
o en las diferencias entre ideales, ya sean políticos, religiosos o

73
consuetudinarios.
El padre, el maestro y el líder ejemplar, han de resolver las
diferencias en criterios fundamentales. En especial, deben estudiar
las diferencias, hasta lograr la reconciliación en la asimilación e
interpretación de los principios de la creación.
Las diferencias ideológicas, son una de las causas, de mayor
ruptura y conflictos en el mundo. Cuando por ejemplo, frente al
tema del aborto, un hombre convencido de que la vida se inicia
en el momento de la fecundación del óvulo materno, se encuentra
con otro hombre, convencido de que la vida se inicia, cuando el
niño se independiza de la madre, es lógico que entre ambos se
establezca una discusión sobre el tema. La conversación fácilmente
va a terminar con la relación entre ambos. Lo más lógico de esperar,
es el conflicto. Sus creencias son irreconciliables, por lo tanto, sus
opiniones difieren entre sí, y al no hallar una afinidad en ese tema,
consecuentemente los individuos se separan.

Imagínense a un judío, a un árabe y a un cristiano, hablando de la


pertenencia de la tierra de Israel. Abraham, es el padre de la fe de
Israel, es el padre de la fe judaica, pero, también es el padre de la fe
cristiana y por supuesto, también fue el padre de la fe Islámica. Para
cada uno de ellos, la tierra de Abraham les pertenece.
Tema irreconciliable. Hay un refrán popular que dice al respecto:
“En lo mal comenzado, por más honrosa se tiene la porfía que el
arrepentimiento”.
Es lógico de esperar un conflicto en esa conversación. No hay
afinidad. La afinidad podría surgir del entendimiento mutuo y de la
tolerancia y respeto de cada una de las diferencias. Pero, únicamente
se llegaría a la unidad, luego de superados los prejuicios que les
separa
Los fundamentos esenciales de las leyes de la creación son muy
claros y permiten superar estas diferencias ideológicas. Lo único
que mantiene en activo las diferencias ideológicas, religiosas o
políticas, son las defensas intransigentes de sus prejuicios, basados
en la moral de las costumbres.

Hablando de Prejuicios. Es común en las relaciones, que se


interfieran en la comprensión mutua, aquellos “supuestos” o
nociones adquiridas sin verificación previa. A estos supuestos o
“seudo verdades” las conocemos como prejuicios, o juicios previos
a la verdad.
Prejuicio es un juicio sin fundamento, es un juicio que no
corresponde con ninguna realidad, porque es una premonición de

74
quien lo emite.

Toda persona es única, lo que produce diferencias en habilidades,


en el saber y en el sentir. Dichas diferencias atraen frente a un bien
compartido, frente a un propósito común, pero, repelen cuando no
se comparte la intención, el significado, o el acto.
No siempre se puede, se sabe o se debe compartir un bien, y en esos
casos hacemos uso de la presunción, del prejuicio o del pretender.
Se asume una respuesta “lógica” o “que se deduce de...” pero sin
evidencia demostrativa, o sin una correspondencia con la realidad,
a ese concepto gratuito le falta la sensatez del juicio, por eso se
entiende como prejuicio.
Presumir un juicio, se justifica en su propia presunción. Prejuzgar
un juicio, también se justifica en su propio prejuicio. Se supone o se
presume que debe ser así, como uno lo ve, pero no existe veracidad
demostrativa en ello. Es imposible demostrarlo, pero se presume
cierto.
Este tipo de aseveraciones, generalmente impiden el sano desarrollo
de las relaciones. El presuntuoso, prejuicioso o pretencioso, termina
inserto en el vicio de la terquedad.

“Todo el que tiene los ojos rasgados es chino”, este es un prejuicio.


La realidad no es esa. Hay variedades de razas con los ojos rasgados,
desde los mongoles a los vietnamitas, pasando los cheyenne o
seminoles hasta los mapuches.

Tenemos la tendencia a prejuiciar, o a prejuzgar; especialmente


en aquellos casos donde nuestra comprensión, no tiene asegurada
una convicción verídica. Por ejemplo, en lo referente al origen del
universo. Este es un hecho que va, más allá de nuestra capacidad
demostrativa, pero que podemos definir en función de aquello que
es incambiable, es decir, en función de las leyes de la creación.
Aún así, existe la creencia generalizada, de que ese origen, surge de
una casualidad explosiva, a lo que se le denomina “Big Bang” gran
explosión.
Aparentemente existen muchas deducciones que apuntan a un
inicio explosivo, pero... ¿Y si se trata de una expansión en lugar de
una explosión?
Entre explosión y expansión existe un enorme parecido, a pesar de
que la explosión se termina en ese instante y la expansión permanece
y se prolonga en el tiempo.
Expansivo, es algo que tiende a ocupar un mayor espacio en el
tiempo, mientras que explosivo, es una constante que se pronuncia

75
de golpe, pero que no permanece en el tiempo o en el espacio,
porque es un accidente.
A pesar de las similaridades entre explosión y expansión, son muy
diferentes en su estructura; mientras que en la expansión interviene
la secuencia del desarrollo, es decir, interviene tradición, en la
explosión no.
Aquí nos vemos frente a un posible prejuicio afirmado simplemente
por la moral de las costumbres, pero, que cuando buscamos su
demostración veraz, se nos derrumba.

Otro prejuicio socialmente aprobado por la moral de las costumbres


es este: Y estoy seguro de que todos lo hemos repetido en muchas
ocasiones, me refiero a la célebre frase: “todo es relativo”.
¿Qué significa “todo”? ¿Significa que la religión y la ciencia son
relativos, que las leyes de la creación son relativas, que los axiomas
aritméticos, matemáticos o geométricos son relativos, que las
reacciones químicas son relativas?
Y ¿Qué significa relativo? ¿Qué es bueno y malo al mismo tiempo,
que es verdadero y falso al unísono, que es complaciente y repelente
a la vez, o que cuando realizo algo, lo realizo estando determinado
e indeterminado al mismo tiempo?
Es más, si pensamos un poco en esta frase, nos daremos cuenta de
su irracionalidad.
Si todo es relativo siempre, se transforma en absoluto, porque es
siempre y para todos válido.
Visto desde otro punto de vista si todo es relativo… ¿cómo se puede
aseverar que esta afirmación es válida? También sería relativa,
puesto que es una porción del todo. Es exclusivamente la opinión
de uno.
Pero no nos damos cuenta de lo que afirmamos con la frase. Es una
frase “cliché”. Se dice, pero no se entiende su significado.
Este es uno de los prejuicios más dañinos para la enseñanza
porque impide la búsqueda de lo verídico, de lo completo y de
lo satisfactorio. Cuando se acostumbra el alumno a utilizar este
prejuicio, de que todo es relativo, pierde la confianza en el profesor,
puesto que sus enseñanzas pueden ser -relativas- es decir no
válidas. El capital humano sufre frente al bloqueo producido por
esta monomanía.

Todo acto contiene intencionalidad y significación, porque responde


a la ley de similitud entre una causa y su efecto. Esto es inamovible,
e imperecedero. Es una realidad absoluta, lo relativo está en la
apreciación de la realidad.

76
La realidad es como es. Dios dijo a Moisés “Yo soy el que soy” Los
principios de la creación son los que son, y sólo la apreciación del
individuo es relativa a sus habilidades, a su desarrollo apreciativo, a
su conocimiento sobre el tema.
Si pensamos un poco en el amor, el amor es la fuerza que une, y
lo une todo siempre, pero lo apreciamos desde nuestra condición
sexual, desde nuestra condición de desarrollo moral, ético o estético,
desde nuestra condición social, cultural e histórica, es decir la
apreciación del amor es relativa a la conciencia del individuo, pero
la realidad del amor no cambia, siempre será la fuerza que une.

No hay nada relativo en el valor, lo único relativo en el valor, se


lo atribuye la apreciación humana. Las cosas no cambian su valor,
porque el valor no está en las cosas. Valor es una cualidad que
satisface y para satisfacer, es preciso de un alguien, además del
objeto que satisfaga. El valor es siempre y para todos complaciente,
por lo tanto en este sentido, la complacencia del valor es absoluta.
¿Podríamos decir que la plenitud, la verdad o la bondad, no
complacen?
Plenitud es un valor, verdad es un valor y bondad es un valor. Son
valores que siempre y a todos complacen, por lo tanto son absolutos.
Nada hay más satisfactorio que la plenitud, ni más verdad que la
ley, ni más perfecto que lo completo. Por lo tanto, lo completo, la ley
y la plenitud, son el estándar más elevado del valor absoluto.

No todo es relativo, el momento es relativo, pero el tiempo es


absoluto; el lugar es relativo, pero el espacio es absoluto; el placer es
relativo, pero la plenitud es absoluta; la apreciación es relativa, pero
el valor es absoluto.

Para dejar este tema bien claro, quiero que se sensibilicen por un
momento y piensen en qué es lo que ocurre con ustedes, cuando se
enfrentan a un desorden, por ejemplo cuando un auto se les viene
encima. Van manejando por la calle, dentro de la pista del centro, y
un auto les pasa y se les tira encima, ¿qué ocurre en ese instante en
el interior de su aparato emocional? Se exige el orden.
Mediante el uso de esa frase que no se puede decir en público,
o mediante el uso del dedo garabatero, exigimos una conducta
ordenada. Es un hecho que frente al desorden, el individuo exige.
En cada exigencia humana el individuo está pidiendo ser libre. Lo
que se exige con el dedo garabatero significa ¡Opta por lo válido!
Se exige ser autónomo, el mismo dedo significa ¡Sé uno con lo que es
siempre y para todos válido!

77
Y se exige ser responsable, del mismo dedo se desprende el
significado ¡Cumple con tú deber! . ¿No es cierto?
Piensen bien en ello cuando vayan manejando por las calles.
Si en cada exigencia, se pretende lo ordenado de acuerdo a un
paradigma universal, o
lo absoluto... ¿Cómo podemos creer en un origen relativo? ¿Y cómo
podemos decirnos apartados de lo que no podemos desligar?

¿Cómo pretender que soy producto de una casualidad cuando todo


lo creado es producto de la relación causa efecto, es producto de la
similitud? Si todo lo creado obedece a la ley de correlatividad o ley
de causa efecto, nada es casual.
Esto no es un juego de palabras, es un teorema científico. Si es ley
¿cómo puedo afirmarme, fruto o producto de una casualidad? La
afirmación de que la especie humana es fruto de una casualidad
originaria, no es más que un prejuicio de la conciencia, que ignora
los principios de la creación.
El hombre es producto de una causa absoluta, porque en el hombre
existe la necesidad intrínseca de optar por lo que es siempre y para
todos válido, y la necesidad intrínseca de realizar responsablemente,
aquello que es siempre y para todos válido, y cuando no opera en
función de esta norma, el individuo, la exige. Por lo tanto, esta clase
de efecto ha de ser producto de una causa correlativa, o al menos
similar en este contenido.

Otro prejuicio social importante es la teoría de la evolución.“Todos


evolucionamos”. ¿Cómo es posible, que una especie, se transforme
en otra especie, sin que en su código genético se encuentre la
estructura y función de la nueva especie, en la que evolucionará?
Los genetistas, que son quienes deberían apoyar la teoría de la
evolución, son precisamente los que nos dicen que la evolución
es imposible, porque ninguna especie, puede llegar a ser, algo
distinto del significado contenido en el código genético del cual se
desprende.
La forma se establece en función del contenido o espacio circundante
que la determina y no al contrario, las habilidades físicas del ser,
operan en función de las capacidades contenidas en el ser, y no al
contrario. No son las letras las que crean la capacidad de leer, sino la
capacidad de leer la que crea las letras.
Del mismo modo que no son las escuelas las que mejoran la calidad
de la educación, sino, la aproximación a los valores que son siempre
y para todos válidos.
Es la capacidad de estar ligado con lo absoluto, lo que mejora

78
la condición y calidad de la educación. Es la capacidad la que
desarrolla la habilidad y no al contrario. A pesar de que la habilidad
colabore para la satisfacción y cumplimiento de la capacidad.

Tenemos como humanos que somos, las capacidades emocionales,


intelectuales y volitivas, y las habilidades motrices, visuales,
auditivas, olfativas degustativas, táctiles, además de las habilidades
para la asimilación comparación y almacenamiento de juicio, entre
otras. Cada habilidad está al servicio de la capacidad . A pesar de
que las capacidades se modifiquen en cuanto a mayor o menor
desarrollo, mediante el uso de la habilidad, aún así la habilidad no
crea a la capacidad.
Por ejemplo, el ejercicio extremo de la apreciación de los colores,
pareciera desarrollar una capacidad sensible superior en el artista, a
la de otro individuo, esto es cierto, pero el ejercicio extremo, no por
eso crea la capacidad sensible del artista. Esa capacidad ya la tenía
en el inicio de sus ejercicios, lo que hizo fue desarrollarla mediante
el ejercicio. Del mismo modo que el ejercicio no crea músculos,
lo que hace es ensancharlos y fortalecerlos, pero los músculos ya
estaban en el cuerpo, antes del ejercicio, así también se desarrollan
las capacidades, mediante el ejercicio de las habilidades que posee
cada individuo.
La habilidad visual o táctil, no puede crear la capacidad intelectual
del ser humano, puesto que cualquier movimiento obedece a un
significado intencional.

Si la teoría de la evolución fuese cierta, ni la plenitud, ni lo absoluto,


ni lo completo serían posibles, puesto que siempre existiría un
grado por venir. Pero...
¿ Se conoce un grado de placer superior a lo pleno, un grado de
verdad superior a lo que es siempre y para todo válido, o un grado
de responsabilidad superior a lo cumplido completamente? Estos
valores no se modifican, han sido así desde el inicio de la creación y
no cambian, ni con el tiempo ni en el espacio.
Si todo efecto es a su causa, y, si ninguna especie, puede llegar a
ser algo distinto del significado contenido en el código genético que
la produce; si todo acto contiene intencionalidad y significación,
podemos afirmar que la teoría de la evolución no tiene un
fundamento sólido, a pesar de ser popular.
El propósito de ninguna especie responde a dos intenciones.

Otro gran prejuicio generalizado, es la teoría de la Reencarnación.


Es común encontrarse con adeptos a la teoría de que el hombre, al

79
no poder lograr su unidad plena con el absoluto en vida, precise
de otra oportunidad, más adelante. Y que dependiendo de su labor
realizada, así será su beneficio posterior. Esto es algo que también
crea diferencias entre criterios.
El criterio del que siente que ha de obrar responsablemente, en el
cumplimiento de su propósito aquí en la tierra, porque después
no tiene otra oportunidad, y el criterio de quien piensa que su
incapacidad de ser responsable, se debe al –karma- que le ha tocado,
y que más adelante cambiarán las cosas, en su próxima oportunidad.
Esta postura es ideal para justificar la irresponsabilidad del
individuo. Si no lo logro ahora, lo dejo para la vida futura. Si el
átomo cumple su función en vida, si las moléculas, vegetales y
animales, cumplen su función en vida, ¿porqué razón ha de necesitar
el ser humano de varias vidas para realizarse como ser humano?
De ser esto cierto, cualquier especie debería exigir el mismo favor.
Vida es el conjunto de fuerzas que permiten la consecución de un
propósito, y el proceso de su cumplimiento se realiza en una sola
vida. La función del hombre es la misma que la de cualquier especie
creada, crecer, multiplicarse y ejercer el dominio sobre su entorno.
El hombre se realiza con su fruto maduro. Cuando se entiende esto,
la reencarnación no tiene sustento alguno.
Si esto fuese cierto, la ley de similitud dejaría de ser ley.
Esta ley nos dice, que toda creación ha de cumplir con el propósito
de ser similar a su causa originaria, cumpliendo con un proceso
de desarrollo en tiempo y una estructura de posiciones causa
efecto y sujeto objeto. El propósito de cada especie creada, es el
de establecer la perfecta unidad entre su intención propositiva y
entre sus complementariedades de positividad y negatividad, o de
masculinidad y femenineidad que posibilitan la realización de su
tradición. Realizándose en esa unión, el cumplimiento de su función
vital y el estándar de unidad maduro. En ese –crear fruto- reside la
función completa de cada especie. Si esto es así en todo lo creado,
¿porqué en el caso de la especie humana ha de ser distinto?

De ser cierta la teoría de la reencarnación, toda la creación pasaría


a ser relativa al cumplimiento de varios procesos, sin saber cuando
se cumpliría el propósito, lo que nos impediría la aceptación de un
principio absoluto.
Del mismo modo que toda intención se satisface con su
cumplimiento y no con otras características, es decir, sólo se satisface
con su cumplimiento. Y en este sentido es única la posibilidad de
realizarse, se realiza sólo con su cumplimiento y eso es siempre
válido para toda intención, por lo tanto es absoluto, de igual manera

80
la especie humana se satisface en el cumplimiento de la unidad en el
amor absoluto y completo.
En el instante donde se unen sus complementariedades duales de
causa y consecuencia y de masculinidad y femenineidad en función
del beneficio de su especie, en función del fruto del árbol de la
vida.
Todo proceso para el cumplimiento del propósito es también único
en su estructura. Lo que pone a esta teoría en una posición inestable
frente a la contundencia de los principios de la creación.

Todo propósito busca ser satisfecho desde su origen intencional, y


para ello, existe contenido en el propósito un proceso determinado
en tiempo y una estructura posicional
específica en espacio. No puede lograrse el cumplimiento
del propósito, mediante procesos de desarrollo adversos o
independientes de la intención originaria.
El Propósito de la Creación es uno solo, independientemente de que
se reconozca o se ignore, y dentro de ese propósito, cada especie
cumple específicamente con su función.
En la Creación, no existe el libre albedrío, o el anárquico
planteamiento de dejar para el próximo, la función que cada ser
debe cumplir. Ningún padre espera que su hijo madure en la
segunda o tercera vida, lo que espera el padre es que madure con
él, para poderse unir plenamente con su hijo. La Realidad opera de
acuerdo a principios absolutos y no de acuerdo con premoniciones,
o apreciaciones relativas al nivel de apreciación humana. Opera de
acuerdo con los Principios de la creación y no de acuerdo con la
creación de principios justificantes.
Toda estructura funcional obedece a un único proceso
Vida es el conjunto de fuerzas, que permiten la realización de un
propósito, por lo tanto la realización de un propósito no precisa de
varias vidas.

También crea conflictos interpersonales la teoría del “misterio”.


La tendencia existencialista, afirma que nadie podrá descubrir
la realidad, esta postura se transforma también en un enorme
prejuicio.
El encontrarse con quienes creen que todo es un Misterio
indescifrable, porque a Dios, nadie lo puede comprender y por lo
tanto, no hay más que aceptar nuestra ignorancia y seguir como
estamos, hasta el momento, en el que llegue el Iluminado y nos lleve
de la mano al cielo, produce ciertos encontrones.
La primera pregunta surge de la evidencia, ¿no era un misterio

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todo lo que conocemos, antes de reconocerlo? Si fuimos capaces de
descubrir ese misterio, y el otro y el de más allá, ¿con qué autoridad
se dice que algunos misterios son indescifrables y otros no? La ley
de la gravedad fue un misterio durante 30, 40 o 70 mil años, hasta
que se descubrió y dejo de serlo.
¿Cuál puede ser el sentido del intelecto y de la razón humana, si no
es, el de ser capaz de reconocer la ley? ¿Y cuál es el paradigma en
función del cual se puede verificar la seguridad de la ley, si no es el
absoluto? ¿Y qué es lo absoluto, sino aquello que es siempre y para
todos válido? ¿No es acaso Dios, siempre y para todos válido?
¿Cómo podemos creer que no podemos comprender a Dios, cuando
comprendemos lo que es siempre y para todos válido?
¿Se habría descubierto que la tierra es esférica, si Galileo hubiera
creído, que todo es un misterio inexplicable, y que el hombre no está
capacitado para comprender si es redonda o no? ¿Qué ocurrió con
Galileo? ¿Porqué él, en un medio donde nadie se atrevía a afirmar
una realidad como esa, fue capaz de descubrir, lo que hasta ese
entonces era un misterio?
¿Quién puede negar que surja otro “Galileo” explicando claramente
las facultades de Dios? Y ¿no fue Jesús mismo quien dijo:”Todo esto
os hablo ahora en parábolas y no me comprendéis, pero llegará el
día en el que os hablaré claramente del Padre” Jn 16.25. El día que se
hable claramente del Padre ¿seguirá siendo un misterio?.

Hemos hablado de la Ley del Dar y hemos tratado de dar una


visión de cómo esta ley opera en las relaciones interposicionales
e interpersonales. Esta Ley del Dar, se manifiesta en cualquier
existencia, acción o multiplicación que se realice o que se lleve a
cabo. Toda actividad opera en estricto rigor, basada en la estructura
y proceso del sistema operativo de la Ley del Dar. Desde la fuerza,
que es movimiento en dirección, pasando por la energía, átomos,
moléculas, sustancias, vegetales, animales, el hombre, y toda la
creación, maniobra de acuerdo al sistema operativo de la Ley del
dar o Principios de la Creación. Basados en el proceso origen,
división y unión y en la estructura base de cuatro posiciones
Por ejemplo los cuatro compuestos básicos para la vida orgánica
terrestre, el carbono, el oxigeno, el hidrógeno y el nitrógeno,
originarios de los compuestos elementales Agua (H20) Anhídrido
carbónico (CO2) Metano (CH4) y Amoníaco (NH3), conforman
una estructura base de cuatro posiciones, donde se remiten los
siete requisitos de: correlatividad, dar y recibir, acción y repulsión,
dominio sobre el centro, proceso en tres etapas, normativa del
número seis y responsabilidad. Curiosamente, la combinación de

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estos compuestos con la ayuda de la energía de las radiaciones
ultravioleta del espacio, produce por fotosíntesis, los tres grupos
de sustancias constitutivas de los órganos vivos: carbohidratos
o hidrocarburos (azúcar, almidón, celulosa) grasas y proteínas,
necesarias para formar las moléculas específicas del protoplasma
celular.
En el cosmos, la radiación cósmica, ocupa la posición de centro
conductor o sujeto de la estructura base de cuatro posiciones
(sistemas solar, galáctico, interestelar, etc.) Esta estructura opera en
función de un proceso a cumplirse en tres grandes etapas, (inicio,
medio, y completación) Esto es posible gracias a la acción del
movimiento.
El movimiento, se mantiene activo en función del sistema operativo
de la Ley del Dar. Para que exista movimiento es preciso de una
fuerza inicial, o propósito intencional, una fuerza centrífuga o
centro conductor sujeto, una fuerza centrípeta u objeto retributor,
y una órbita o revolución producto de la interacción entre las
fuerzas de acción y reacción. El movimiento también conforma
una estructura base de cuatro posiciones, donde se remiten los
siete requisitos de: correlatividad, dar y recibir, acción y repulsión,
dominio sobre el centro, proceso en tres etapas, normativa del
número seis y responsabilidad.
Si todo es energía y la energía ni se crea ni se destruye, sino que
se transforma sin cambiar su cualidad de ser energía, y la energía
para ser, precisa de movimiento y el movimiento contiene y se
fundamenta en todos los requisitos contenidos en la Ley del dar.
Podemos afirmar sin equivocarnos que Todo el universo opera
dirigido por la intencionalidad del cumplimiento de la Ley del
Dar.
El origen creador contiene un orden absoluto o Ley que posibilita el
cumplimiento del Propósito de la Creación. Propósito que satisface
a una necesidad emocional original, Ley que satisface a un interés
cognitivo original y Creación que satisface a una voluntad de poder
original.

Creer que el hombre no podrá conocer a Dios, es un acto de


arrogancia, y de soberbia que ofende al mismo Dios, porque le
niega la posibilidad de ser reconocido por sus hijos. Precisamente
esa es la esperanza descrita en Proverbios 13.12 “esperanza que se
prolonga enferma el corazón, más el árbol de la vida es el deseo
cumplido”. ¿Cuál puede ser el mayor deseo de Dios, sino el de ser
reconocido por sus hijos?¿Y cuál será el mayor deseo del hombre
sino el de reconocerse hijo de Dios? Al reconocerse ¿seguirán siendo

83
un misterio?

¿Podría satisfacer a un padre el hecho de que sus hijos lo ignoren?


Decimos que Dios es amor, ¿se puede amar ignorando al amado? Y
cuando conoces el amor...¿seguirá siendo un misterio?
Desgraciadamente, el hombre adora a lo que ignora.
Lo cierto, es que todos nos acostumbramos a emitir juicios gratuitos,
o prejuicios que pretenden indicar, o que pretenden afirmar, o que
pretenden justificar lo irracional, o lo irreal. ¿Se conoce a algún
padre que le guste ser indefinidamente ignorado por su hijo? Si
un padre cuyo estado de amor es imperfecto no puede permanecer
ignorado por sus hijos... ¿cómo Dios, el padre del amor perfecto,
podría pretender ser ignorado eternamente por nosotros, sus hijos?

Presentir, prejuzgar o pretender, son actitudes previas al acto,


juicio, o sentimiento, y por lo tanto, no debieran ofrecerse como
realidades, puesto que no lo son. Pero todos sabemos que en
ocasiones, es necesario ofrecer alguna opinión para no caer en
ser tildado de ignorante. Deberíamos hacer caso a los consejos de
nuestros antepasados para ir puliendo nuestro intelecto. Descartes
nos aconseja, en sus reglas del Método, a :
“no admitir nada como verdadero, si uno mismo no lo reconoce
como tal”.
Es decir, nos aconseja, a no admitir en nuestros pensamientos, nada
de aquello que contiene una porción, por mínima que esta sea, de
duda. Sin llegar al extremo de los escépticos que no aceptan nada
como verídico, porque todo es sujeto de ser dudado o despreciado.
El hecho de que todo pueda ser dudado o despreciado, no cambia
la realidad del acto en sí, es una simple apreciación humana del
mismo.
Estas diferencias crean conflictos y escisiones interpersonales.
Las relaciones no se dan como debieran, porque en ocasiones no
sabemos cómo deberían de establecerse.

¿Qué debe hacer un joven, cuando a los catorce años, se encuentra


enamoradísimo de una niña de doce, pero ni sus padres, ni los
de ella aprueban su relación? ¿A quién sacrificar? ¿Se sacrifica él,
sacrifica sus sentimientos y la abandona, o sacrifica los sentimientos
de las dos familias y se va con ella a otro lugar?
Unos dirían: “¡Que se vayan a vivir sus vidas, si son ellos quienes
en el fondo van a convivir y no sus padres!”. Otros por el contrario
dirían, que se esperen hasta que sus padres los reconozcan y los
admitan como pareja, para, de esa forma, hacer felices a todos los

84
miembros de la familia.
Pero podrían pensar: Y…¿qué pasaría si después de esperar, resulta
que sus padres siguen sin admitirlos? Sin duda es una situación
difícil de resolver, especialmente cuando tienes doce o catorce
años.
La vida nos pone en situaciones, donde las relaciones no son nada
claras de establecer y por lo tanto, es preciso discernir, o hacer uso
del conocimiento.
La historia nos dice que el hombre ha vivido permanentemente en
crisis, a pesar de los escasos momentos de tranquilidad.
La paz completa en el mundo, no se ha dado nunca. Hoy, con los
adelantos técnicos de que disfrutamos, estamos viviendo momentos
de guerra. Guerras en Asia, en África, y en numerosos lugares
donde la situación es de conflicto. Hoy, por ejemplo en los Estados
unidos, la gente no vive en paz, a pesar de no estar envueltos en una
guerra cuerpo a cuerpo. El temor al terrorismo es tan devastador
como la guerra misma.
Los problemas de la guerra, a veces van más allá de las víctimas
humanas que de ellas se desprenden. La neurosis, la tensión
y el miedo, son nuestros mayores enemigos. ¿Cómo podemos
apartarnos de esa realidad cotidiana?
Sin duda alguna que la solución depende de la educación, de la
comprensión del origen identidad y propósito de la creación, y de la
asimilación de los fundamentos esenciales de la actividad.
Los educadores tienen una enorme tarea por delante. La tarea de
enfocarse hacia el encuentro con lo que es siempre y para todo
válido, al encuentro con los valores absolutos, con la plenitud
que complace y satisface a la emoción, con las leyes de la creación
que posibilitan la similitud autónoma con el Origen, y con el
cumplimiento responsable del propósito de la especie. Esta es la
esperanza de la humanidad.

11- PRINCIPIOS FUNDAMENTALES


PARADIGMÁTICOS DE LA EDUCACIÓN
La aplicación de principios en la educación es de vital importancia
¿Cuáles son estos principios fundamentales?
Hemos planteado la necesidad de establecer correctas relaciones, en
el desarrollo progresivo de la educación, y también hemos explicado
cómo establecer correctas relaciones, que satisfacen al todo siempre.
Satisfacer al todo, significa que cada una de las cuatro posiciones:

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1--Intención propositiva, expectativa
2--sujeto conductor,
3--objeto retribuidor y
4--consecuencia lógica del objeto realizado,

terminan la relación satisfechos plenamente, totalmente convencidos


y completamente realizados.
La completación del logro propositivo, suministra la motivación por
algo nuevo.
Cada etapa del desarrollo educativo del carácter del individuo,
está determinada por periodos sensibles, o actitudes receptivas al
encuentro con sus necesidades. Por esto, que la educación ha de ser
conducida por guías, que cooperen en el desarrollo completo de la
necesidad del niño.
No se debe obligar a aprender, pero tampoco se debe abandonar la
conducta protectora de la enseñanza. Al niño hay que fijarle ciertas
normas.
La norma del respeto, lealtad y obediencia al guía. El guía debe saber
cómo seducir con afecto al niño, para que este se sienta complacido
y vinculado, debe saber cómo convencer al niño, persuadiéndolo
con la verdad y debe mostrar siempre la actitud de completar
los propósitos. Por lo tanto, debe callar sus pretensiones y hablar
únicamente de sus logros. De esta manera el niño puede respetar,
confiar y obedecer al guía de manera autónoma y voluntaria,
lo que establece la relación correcta entre ambos. Relación de
incondicionalidad completa.
Afecto, confianza y cuidado, son los tres pilares que solidifican
el carácter del infante. La persona requiere sentirse protegida,
comprendida y valorada. La seguridad, confianza y cariño,
producen la entrega a un algo nuevo, generan la iniciativa y valentía
frente al reto de una nueva opción o probable alternativa.
La norma de la restauración, restitución, rehabilitación y reposición
de sus errores. El arrepentimiento sano, no es el de cargarse de culpa
y castigo, el arrepentimiento sano, es un corrector restaurador. El
niño debe asumir el rol, de reparador de sus propias conductas
erráticas. Para eso, el guía o los padres, deben ofrecerle el ejemplo
motivador reparador, y deben brindarle la ayuda necesaria para el
desarrollo completo de las habilidades correctoras.
La norma de la acción diligente y completa, para satisfacerse
plenamente en el encuentro con las consecuencias lógicas cumplidas.
Toda intencionalidad contiene una respuesta o consecuencia
razonable que la realiza. El hallazgo de dicha consecuencia requiere
del contenido intelectual, sensible y de dominio del sujeto que lo

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intenciona. Frente a la lógica consecuencia, el sujeto dispone de una
variedad de alternativas opcionales. La elección de la alternativa
válida, pasa por el discernimiento del sujeto, quien debe estar
normado y maduro en el ejercicio de saber elegir aquello que
presupone ser la mejor opción, la opción prioritaria. Para afirmar
su determinación, ha de elegir priorizándo la consecuencia que
sea siempre en tiempo y para todo en espacio, válida. La validez
de una opción universal y atemporal, garantizan la seguridad del
discernimiento y educan en el proceso de maduración. Por esta
razón es necesario normar al niño, al joven, y al adolescente, para
que sepan priorizar la elección de alternativas y puedan elegir la
más lógica, adecuada e inmediata.
El proceso de cualquier desarrollo, se inicia, se intermedia y
se termina. Estos “momentos” del proceso, deben cumplirse o
ultimarse totalmente.
Por lo tanto, el educando requiere de una conducta adecuada, para
consumar el ciclo completo de cualquier elaboración.
Dejar las cosas a medias es la conducta garante de la ignorancia del
abandono y del dolor. La persona se satisface con el deseo cumplido
y para cumplirlo es preciso de iniciativa propia o actitud diligente.
La norma de tomar el punto de vista de lo que beneficia al todo
y siempre. Esta norma es un tanto compleja para quienes estamos
programados a la inversa. Implica el negar la propia condición del
“yo” y supeditarlo a la condición del “nosotros” en su más amplio
sentido, en el sentido de especie humana. Optar por el beneficio
global o universal y atemporal, requiere de varias exigencias. En
primer lugar exige de una voluntaria negación de sí mismo, del
ego, del “Yo”. En segundo lugar exige de la humilde entrega a
la resolución de una alternativa que puede no ser plenamente
compartida por sus pares, lo que ubica al individuo en una situación
humillante frente a estos. En tercer lugar, el hecho de determinarse
a realizar la alternativa que es sempiterna y siempre valida, exige de
una previa y constante concentración en el encuentro con el ejercicio
del discernimiento. Lo que por otro lado, forja el desarrollo de la
inteligencia.
La conducta ligada con lo que es siempre y para todo válido, valida
al la persona, a la familia, al clan a la sociedad y eventualmente a la
especie.
El respeto por lo pleno, por lo verdadero y por lo completo, debe ser
siempre prioritario en la educación. Ese es el camino de ligazón con
lo absoluto. El camino del propio desarrollo.
La norma a la determinación incambiable. Una vez determinado
y sobre la asumción autónoma, (una con la Ley ) nada ni nadie

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debe detener o frustrar la iniciativa. La determinación ha de ser
incambiable, a pesar de ser flexible en el saber templarse, frente a
las dificultades u obstáculos que se puedan hallar en el proceso de
su realización. El joven debe asumir esta norma de determinación
incambiable. Perder su posición de conductor de sus intenciones,
merma la auto convicción y la capacidad de dominio. La persona
no debe abandonar su posición de dominio sobre sus intenciones,
siempre y cuando estas, sean aprobadas por la condición, de ser
siempre y para todos válidas.
La norma del control del lenguaje y del pensamiento. Estamos
siempre expuestos a supuestas inspiraciones, pero al mismo
tiempo, nos exponemos a torpezas, producto de la desconcentración
mental, causada por la inducción de pensamientos inapropiados.
En cada instante surgen en nuestra cavidad interna, recuerdos de
experiencias desagradables, o prejuicios ajenos a la realidad que
alteran o modifican la normativa conductual del individuo. ¿Quién
no ha sentido la presencia de alguien en la oscuridad, o el deseo
de no ir a trabajar o a una cita por el mero pensamiento de sentirse
mal, sin ser cierto; o la intuición de por donde seguir...? Todo
pensamiento inspira o deprime, activa o desactiva una intención.
Por lo mismo, es preciso dominar la influencia del pensamiento
negativo en la conducta de la persona. En especial de los recuerdos
trágicos o de las experiencias erráticas. Difícilmente se puede llegar
a donde se quiere ir si no se cree que se puede llegar. Las malas
experiencias pasadas han de quedar ahí donde se experimentaron.
La motivación no surge del fracaso, sino del entusiasmo. La persona
ha de conducir sus pensamientos, sus palabras y sus obras. La
palabra contiene significados importantes a la hora de tomar
decisiones o al pretender comunicar algo.
Por otro lado, la trascendencia de la palabra se nos escapa en
ocasiones de las manos. Existe una famosa anécdota que nos ilustra
muy bien esto: En una ocasión fue una persona a confesarse por
haber injuriado en contra de un amigo. El confesor le respondió
que lo que había hecho era algo grave, a lo que respondió
verdaderamente arrepentido el confeso: “Padre, póngame una
buena penitencia, porque en realidad me arrepiento de lo que hice.
Bueno, dijo el confesor: “ Cómprate un saco de plumas y a las siete
de la mañana esparces todas ellas por la calle, vuelve a recogerlas
al día siguiente a la misma hora y las pones todas en el mismo saco,
con la condición de que estén en él todas las plumas.
El confeso miró fijamente al Padre y le dijo: ¡Pero padre, eso es
imposible, el viento se las habrá llevado todas! A lo que el cura
respondió: “ ¿Y tú que no eres capaz de controlar las plumas,

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pretendes controlar el efecto de tus palabras?
El lenguaje ha de contener significados precisos que han de ser
expuestos en un estado de moderación, sin exigencias autoritarias
ni obligaciones impositivas. Sin gritos ni indiferencias.

12- LOS VALORES Y SU INSERCIÓN


EN EL PROCESO EDUCATIVO
La comprensión del valor exige de su puesta en practica.
Al educar, es preciso fijar la conducta tanto del educador, como
la del educando, en el encuentro con los valores que son siempre
y para todos válidos. Existen valores insuperables e incambiables
que son siempre validos para todos. Los valores de plenitud, ley
y completación son eternos, incambiables y absolutos. La plenitud
es la expresión máxima del amor, de la alegría, de la felicidad. La
ley, es la expresión máxima de la verdad, del reconocimiento y la
completación, es la expresión máxima de lo perfecto, de lo que no
necesita de más.
El valor absoluto es ley. La ley implica derechos y obligaciones, pero
¿podríamos decir que la ley discrimina? Si la ley obliga a satisfacer
unos derechos, podría fácilmente pensarse que discrimina, porque
“obliga”. El sentido de obligación, no siempre es discriminatorio, no
siempre impide otras opciones, en ocasiones la obligación libera por
ejemplo, en el optar por la alternativa válida. La libertad –obliga- a
optar por la alternativa válida, para que dicha libertad se realice.
Esto, generalmente se desconoce, pero es una tremenda e ineludible
verdad.
Si por ejemplo, se considera la unidad, como norma universal que
se da en todo y siempre, deberíamos aceptar que la unidad familiar
es o debe ser una norma que se da siempre y para todos. Y para que
la familia sea válida, debe establecer dicha unidad completa en la
conducta altruista e incondicional.
El principio de la unidad, no es compatible con la separación. La
unidad y la separación son antagónicos, dicotómicos, opuestos. Los
principios de la creación, se determinan en función del valor y valor
es el producto de la unidad. La separación, no tiene nada que ver, con
las leyes naturales, que concluyen con el “todo lo creado existe por
y para el beneficio del otro”. De acuerdo con esto, la familia unida,
esta de acuerdo con la ley y la familia separada, está operando en
contra de la ley. Esto no tiene nada que ver con aspectos culturales,
sociales o políticos. Las leyes de la creación existen en función de la
unidad, esa es una realidad universal, inmanente e ineludible.

89
Es lógico que la familia separada necesita ayuda para encauzar su
estado dentro de lo normado de acuerdo con la unidad, pero, no por
eso podemos aceptar la separación familiar como válida.
La familia es una institución regida por la unidad incondicional.
En esta institución, cada uno de sus componentes se entrega por
realizar al otro. No por exigir al otro, sino, por exigirse a sí mismo
el realizar al otro. El marido ha de realizar a su esposa y esta, a
su marido. Ambos deben realizar a sus hijos y estos a sus padres.
En la familia no existe espacio para la separación. La separación
sólo puede existir cuando uno de ellos, pierde el sentido de darse
incondicionalmente por realizar al otro. Cuando el egoísmo, impide
apreciar en el otro los valores que contiene. O, cuando el individuo,
se abandona a la deriva de las circunstancias.
La separación demuestra la insuficiencia en uno de los miembros de
la familia. Demuestra la inmadurez de la institución. Demuestra la
ineficacia de sus componentes. La separación es un tremendo error,
no importa cuales sean las circunstancias. Las familias no se separan
por incapacidad de caracteres, ese es un “concepto sin significado”
¿qué caracteres son incompatibles? ¿Alguien puede determinar qué
tipo de caracteres son incompatibles? ¿Podría decir un padre, que su
hijo tiene un carácter incompatible con el suyo, así es que por eso, lo
mandó a la calle? Si un padre no hace eso ¿porqué podría una pareja
afirmar que sí? La pareja que defiende esa postura, es porque en esa
pareja ,no se ha madurado el amor incondicional. Desde la posición
de padre, no existe incompatibilidad de caracteres; el padre ama a
todos sus hijos por igual, porque el amor del padre no pretende
nada del hijo. En el matrimonio que se segrega, la grieta inicial se
desgaja del “pretender”. Pretender que el otro sea, sepa o sienta lo
que uno espera, “pretende”. De ser cierta la existencia de caracteres
incompatibles, deberíamos legalizar al respecto, y determinar
qué tipo de caracteres son incompatibles y con cuales, para evitar
problemas mayores.
¿Discrimina la ley? Hablando de valores, y pretendiendo una
sociedad valórica madura, debemos entender con claridad, si es
o no es discriminación, el rechazar la separación familiar. Hay
que aclarar que rechazar la separación, no significa rechazar a las
personas separadas. Las personas separadas, necesitan dirección,
educación, convicción y motivación, para reanudar, renovar y
restaurar la unidad familiar. Eso es innegable, pero si después
de mucho empeño y sacrificio, las partes involucradas, deciden
permanecer separados, no se les puede considerar como familia
constituida. Si las personas aceptan la ruptura matrimonial como
válida en sus vidas, no se puede creer que estén convencidas, de

90
la necesidad que la especie humana tiene por la unidad. Y no por
eso se les discrimina, sencillamente no son familias constituidas,
porque sus conductas no son normadas de acuerdo con la unidad
incondicional, y ese es el requisito necesario para formar familias.
La familia es el núcleo celular de la especie, y en un cuerpo, cuando
las funciones de una célula no operan de acuerdo con el bienestar
del cuerpo, existen dos alternativas, o que se recupere, o que se
propague hasta transformarse en enfermedad. La separación
matrimonial, o entre padres e hijos, debe ser restaurada a su
condición original de unidad.
La convicción de la existencia de valores absolutos, protege de
la separación en el matrimonio, del error, o de la insuficiencia.
Problema este, que debe ser solucionado, pero bajo ninguna
condición puede ser aceptado como válido. De aceptarlo como
válido, caeríamos en un moderno maniqueísmo, que destruiría los
valores absolutos. Aceptar la realidad del problema, no significa
validar la problemática, lo que se acepta como válida es la solución
al mismo. Lo que importa de un problema, no es el problema en sí,
sino la capacidad inteligente de resolverlo.
Los principios, son incambiables, la apreciación comprensión y
conductas humanas, son cambiables, pero si cambiamos los valores
y los ajustamos al vaivén de las apreciaciones humanas, podemos
invertir los valores y destruirlos. La unidad no puede dividirse,
porque cuando se divide ya no es unidad. Si aceptamos la unidad
como valor, no podemos al mismo tiempo, aceptar la separación
como valor.
El error más grave de un matrimonio es la separación, ese error no se
debe permitir bajo ninguna circunstancia. La “incompatibilidad de
caracteres” no justifica la separación, porque no existen caracteres
incompatibles, de existir, deberíamos separar también a los padres
e hijos por la misma razón, “incompatibilidad de caracteres”.
Pero conocéis a algún padre que se acerque al juez para exigir la
separación de su hijo por “incompatibilidad de caracteres? Si un
padre es capaz de encontrar la unidad con sus “hijos imposibles”
¿Cómo no va a poder un marido encontrar la unidad con su “mujer
imposible”? La incompatibilidad de caracteres no es más que
una excusa para esconder la incapacidad de amar incondicional
y absolutamente al otro, lo que determina la insuficiencia de la
persona para responder responsablemente al sacramento del
matrimonio. Por lo tanto, la búsqueda de la separación, no es por
causa de “diferencias incompatibles”, sino por “insuficiencias
educativas”. La persona que pretende separarse, debe ser mejor
educada en el amor.

91
En ocasiones confundimos a la unidad con la singularidad, estos
dos conceptos contienen significados muy diferentes. La unidad
no es singular, ni mucho menos, pues necesita de aspectos
complementarios que se unan. La unidad es un estado vincular o
de ligazón, entre los extremos de intención y consecuencia, y de
los aspectos complementarios masculinos y femeninos o positivos
y negativos. Unidad implica a cuatro posiciones: propósito y
resultado y sujeto y objeto. Mientras que singularidad es algo
que podríamos representar con el signo aritmético uno (1) En la
singularidad, no existe nada más que ese uno, pero en la unidad
es preciso al menos de dos aspectos. Esto es importante de asimilar
para evitar confusiones.
El significado de las leyes o principios de la creación, es siempre
relativo a la comprensión del individuo, pero en su esencia,
contienen un significado absoluto y maduro, al cuál únicamente
pueden acceder aquellas mentes, cuya apreciación también es
lo suficientemente madura como para comprenderlos. Por eso,
aparecen los valores como relativos, hasta que una conciencia
madura, descubre su contenido universal y absoluto.

El valor de la unidad, es fundamental en la relación entre educador y


educando. Y se manifiesta esta unidad en la correlatividad afectiva,
en la confianza y en la respetuosa participación. La relación entre
maestro y alumno, ha de enfocarse hacia la maduración de estos
tres valores.
Cuando hablamos de unidad, no debemos limitarnos al estar juntos,
la unidad se establece en cada oferta recibida, en cada criterio
compartido, en la recognición de postulados, o en las conductas
ejemplares.
Existen distintos grados de valor y distintos tipos de valor. En
la unidad familiar, podemos apreciar la unidad filial, la unidad
conyugal y la unidad paternal; en la unidad cognitiva existe la
unidad intuitiva, lógica y racional; en la unidad creativa existen la
unidad con lo útil, con lo bueno, o con lo maravilloso. Todos estos
son valores en distintos grados y en distintas áreas. Pero como
ya hemos dicho anteriormente, los valores insuperables y que
satisfacen a todos siempre, y que por lo tanto son absolutos, son la
plenitud, la ley y la completación. Nada es mejor que lo completo,
nada más cierto que la ley y nada más placentero que la plenitud.
El profesor debe centrar su pedagogía en la dirección de alcanzar la
unidad máxima con esos valores absolutos.
Si observamos con atención podemos descubrir que en el afecto, como
en el conocimiento o en el cumplimiento de las responsabilidades,

92
existe una escala de valores. No todos los afectos son iguales en
intensidad o en dimensión, ni todas los conocimientos son maduros,
o deben ser universalmente ciertos; no todas las verdades son ley, ni
todas las bondades son totales, sin que por eso dejen de ser buenas.
Por lo tanto, debemos conocer la existencia de esa escala de valores
dentro de cada posibilidad.
En el afecto existe una escala de valores que va desde el afecto
condicional del niño, pasando por el afecto de intercambio entre
los cónyuges, hasta el afecto incondicional de los padres. Pero
cuando los padres, asumen la actitud afectiva de entregarse
incondicionalmente siempre, por el beneficio del todo, la dimensión
del afecto se establece en un nivel de incondicionalidad insuperable.
Por lo tanto, el afecto incondicional universal, es la experiencia
máxima e insuperable en el amor. Este estado de afecto máximo
e insuperable, cuando encuentra plena reciprocidad en los hijos,
para lo cual, es necesario que los hijos maduren al mismo estándar
de incondicionalidad universal en el afecto. En ese estado, padres
e hijos, experimentan la plenitud en la incondicionalidad afectiva.
Esta experiencia es insuperable, por lo tanto decimos que el más
alto grado de amor, en la escala del afecto, se desprende de la
experiencia de reciprocidad plena, en el afecto incondicional, entre
padre e hijo maduro. Nada en el mundo supera la experiencia de
unidad plena en el afecto incondicional entre un padre y un hijo
maduro, nada. Ese es el más alto nivel en el afecto, ese grado de
amor es insuperable. Por eso podemos asignar a la experiencia
de unidad plena en el afecto incondicional universal, el sentido
de valor insuperable. Pero también podemos afirmar que en cada
ser humano, independiente de sus apreciaciones relativas, existe
la necesidad de experimentarlo, de lograr dicha experiencia de
unidad completa en el afecto con sus hijos, por lo mismo, podemos
asignarle el significado, de ser siempre y para todos válido, lo que
determina este valor como absoluto.
En el conocimiento, también existe una escala de valores, que
determinan si lo conocido, es válido para todos o, simplemente es
válido para quien lo estima o considera válido.
El conocimiento que es válido siempre y para todos, se denomina
ley, o conocimiento autónomo, auto- uno mismo, nomo- ley, uno
con la ley.
El conocimiento puede ser intuitivo, lógico o racional.
El conocimiento intuitivo, convence a nivel de intuir su veracidad,
pero no es plenamente demostrativo. El conocimiento lógico,
convence a nivel comparativo de supuestas razones o experiencias
válidas, es sólo demostrativo a nivel de raciocinio lógico. El

93
conocimiento racional, es demostrativo, tanto a nivel de raciocinio
lógico, como también comparativo con la realidad. Cuando el
raciocinio es coincidente con la realidad y su verificación es válida,
siempre y para todos, se denomina verdad absoluta, y por lo
tanto, se transforma en ley. Ninguna verdad puede superar a los
principios absolutos, por lo tanto, estos principios se denominan
valores absolutos.
En el cumplimiento de la responsabilidad, existe también una escala
de valores. Al cumplir con la realización del acto, sea este cual sea,
el acto se transforma en válido y por lo tanto, en bueno. Pero no todo
lo bueno es completamente bueno, o visto de otro modo, los actos
pueden ser buenos bajo el prisma que los valore. Los niños, por
ejemplo, hacen cosas buenas, a nivel infantil; los adolescentes hacen
cosas buenas, a nivel de adolescencia; los adultos, también hacen
cosas buenas a nivel de adulto, pero lo bueno, también tiene su radio
de importancia, se pueden hacer trabajos buenos, se pueden tener
pensamientos buenos, o conductas buenas. Generalmente estos
tres aspectos van íntimamente ligados. El buen hecho es producto
de buenas conductas y de buenos pensamientos, pero no siempre
es así. Un buen acto puede ser cumplido en función de un mal
pensamiento, y no por eso pierde su condición de estar bien hecho.
Por ejemplo un acto putativo, la fornicación es un acto que como acto
en sí, puede estar bien hecho, pero obedece a una intención desleal
al principio de la unidad. Por lo tanto debemos encontrar el valor
de lo bien hecho en aquello que vincula, concuerda y corresponde
con los principios y valores absolutos de plenitud, validez absoluta,
y completación.
El acto puede ser bueno para el individuo, a lo que denominamos,
producto de una conducta moral, bueno para la especie, a lo que
denominamos, producto de una conducta ética. Y bueno para el
resto de la creación a lo que denominamos producto estético. Pero
por sobre estos niveles se encuentran los actos que son buenos y
completos, porque satisfacen al todo total, o a la totalidad completa,
donde se incluyen la persona, la especie humana y el resto de la
creación. A estas bondades se las denomina completas y no hay
nada que supere lo completo y por lo tanto, lo completo, adquiere el
valor de ser absoluto, porque satisface a todo siempre.
El sentimiento completamente válido, el conocimiento
completamente válido, y la conducta completamente válida,
realizan a la persona, a la familia, a la especie y a la creación entera.
Estos valores son los propulsores de la actividad, tanto en su
existencia, acción y multiplicación, propulsores de la unidad
completa necesaria para realizar a todos y a cada uno de los seres

94
creados. Estos valores deben ser realizados para salvar a las especies
del abandono fragmentario en el que se encuentran. Ninguna
necesidad es más urgente y prioritaria que esta, y ningún objetivo
en la vida es más gratificante.
El ser humano necesita adquirir el valor de ser humano y para
lograrlo ha de realizar completamente los valores absolutos.

-SIGNIFICADO DEL VALOR


El estudio del valor se conoce como axiología. Axiología es la
filosofía del valor.
Decimos que la cualidad que nos satisface, de aquello que
percibimos, comprendemos o utilizamos es valor; el valor, se
establece mediante la recíproca relación, entre un sujeto y un objeto,
entre un ser humano y otro ser.
Existe un valor de contenido y un valor de forma, además, el
valor depende del punto de vista, ya sea este temporal, inmediato,
personal (posicional) y momentáneo, o atemporal global o universal.
El valor también depende de la correlatividad entre un sujeto y un
objeto. El valor no existe por sí solo, para brotar necesita de tres
posiciones: (1)La intencionalidad o propósito de apreciarlo, (2) un
apreciador y (3) un objeto apreciado.

Luego de tantas variantes en la apreciación del valor, podríamos


deducir que el valor es relativo, pero por otro lado estamos
acostumbrados a escuchar que los valores son absolutos.
¿Qué determina lo absoluto o relativo del valor? Lo absoluto o
relativo del valor lo determina la apreciación. Por ejemplo, bajo el
punto de vista parcial, y posicional de un individuo que observa
una nube, este puede deducir, por lo que ve en la distancia,
que la nube es blanca y que la nube tiene una forma y longitud
determinadas. Pero cuando nos aproximamos a la nube, no sólo no
encontramos forma ni dimensiones, sino, que incluso no hallamos
la nube. En este caso, la apreciación parcial, posicional o individual
del individuo frente a la nube es relativa a su propia apreciación.
Mientras que quien observa la nube bajo un punto de vista global,
comprendería que la nube es una respuesta a un propósito. Que la
nube es el resultado de un propósito, el propósito de completar
un aspecto cíclico de la creación, bajo este punto de vista es una
realidad universal, y eterna, por lo tanto absoluta.

Vivimos en un ambiente acostumbrado a asignar una existencia


temporal, parcial, matérica y limitada, a los principios y objetos
de la creación. Esto, ha generado en la conciencia del ser humano,

95
la tendencia al hábito de apreciaciones también temporales,
posicionales, parciales y relativas. Consecuentemente, el grupo
de dichas parcialidades ha formado la inherente fragmentación y
confusión del hombre.
Se nos explica que los seres nacen, crecen se multiplican y mueren.
Por lo tanto, tomamos ese mensaje como el propósito de nuestra
existencia. Esta visión parcial, ha de completarse. Por sobre el hecho
de que se nazca, se crezca o se muera, existe la realidad nostrina de
satisfacer a un propósito. Tanto el Yo como el Otro, pertenecen a la
satisfacción de un Nosotros.
Cada ser contiene un propósito de conjunto y un propósito
individual. El propósito individual germina de los nutrientes
adquiridos al satisfacer el propósito de conjunto. Esta verdad ha de
ser adosada como lapa a la conciencia humana actual; es gracias
al otro, o a lo otro, que recibo lo que me hace, lo que me realiza
como soy. Del conjunto adquirimos sentimientos, conocimientos y
experiencias. Cuando empatizamos con un sentimiento agradable,
lo adquirimos como valor de afecto o de belleza. Este sentimiento
produce la sensación de estar en posesión de un bien, o alegría,
por eso lo designamos como valor. Cuando reconocemos un
contenido como verídico, lo adquirimos como valor de verdad o
de autenticidad. Este sentimiento produce la sensación de estar en
posesión de un bien, o sabiduría, por eso lo designamos como valor.
Cuando el objeto observado corresponde con lo que deseamos
apreciar, lo adquirimos como valor de bondad. Este sentimiento
produce la sensación de estar en posesión de un bien, o utilidad,
por eso lo designamos como valor. El valor contiene las cualidades
de ser grato, verdadero y útil. Es agradable, es cierto y me sirve, de
no contener estos atributos, el sujeto rechaza al objeto y por lo tanto,
para ese sujeto, ese objeto no contiene valor. Si nos damos cuenta de
lo que ocurre en el proceso de recepción del valor, veremos que todo
proviene de un “otro”, el otro o lo otro que valoro, que reconozco
o que recibo mediante el aprecio. Por lo mismo, pensar que el
cumplimiento del propósito individual es más importante que el
de conjunto, es una verdadera aberración. Por sobre todas las cosas,
debemos pretender el logro del bien común, del cumplimiento del
propósito de conjunto. La correcta actitud del hombre ha de estar en
función del cumplimiento del propósito de conjunto, priorizándolo
siempre por sobre el cumplimiento del propósito individual. Ese
individuo que pospone su propio beneficio por sobre el beneficio al
grupo, al todo siempre válido, es una autentica persona.

96
Valor esencial y valor actual
Observando esto, apreciamos en el objeto la presencia de un valor
esencial y de un valor actual.
El valor esencial es aquella propiedad contenida en el objeto, que
satisface las necesidades del sujeto, entendiendo al objeto como
aislado del sujeto.
El valor actual es aquel que se realiza en el momento de la
interacción entre el sujeto y el objeto.
Esta dualidad genera en la experiencia del valor un contenido
estático (en el instante de ser apreciado) y un contenido dinámico
(en tanto a que satisface a la necesidad de apreciarlo, motivando al
mismo tiempo a seguir apreciándolo)

EXISTE VALOR DE CONTENIDO Y FORMA, VALOR ESENCIAL


Y ACTUAL
EL VALOR PRECISA DE CORRELATIVIDAD RECOGNICIÓN Y
CORRESPONDENCIA Y PARECIDO
EL VALOR ES LA EXPERIENCIA DE UNÓN ENTRE ORIGEN
Y CONSECUENCIA PARA LO CUAL SE PRECISA DE LA
RELACION SUJETO OBJETO

valor esencial designado por el propósito universal


-- absoluto --
valor de contenido valor de forma

valor actual designado por el propósito individual


-- relativo --

El valor existe para servir al hombre. Si nos sensibilizamos un


poco podremos comprender que el propósito de la emoción, es el
de posibilitar la satisfacción del ser persona, para lo cual existe la
capacidad de percibir las necesidades y retribuciones propias, y del
objeto apreciado. Emocionalmente el ser se satisface mediante el
afecto y la belleza.
El propósito del intelecto es el de permitir el conocimiento del objeto
para lo cual existe la capacidad de comprender la verdad mediante
la razón y la ley.
El propósito de la voluntad es el de permitir la creación de objetos
de valor, mediante el dominio sobre los impulsos e inhibiciones.
Satisfacción, conocimiento y valor son los ingredientes de la
felicidad y esta, es el propósito del hombre y de la creación,
para satisfacer este propósito se nos dotó de emoción, intelecto y
voluntad. Emoción, intelecto y voluntad, fueron creados para servir

96
al hombre hasta satisfacerlo. La satisfacción es un valor.
El estándar de valor existe contenido en el propósito universal del
objeto. El observador debe comparar su apreciación actual con el
estándar del valor determinado por el cumplimiento del propósito
de la creación. Para eso, debe conocer clara y profundamente los
principios de la creación, para obrar en su apreciación de acuerdo al
cumplimiento universal del propósito del objeto. El cumplimiento
del propósito de la creación de ese objeto sería su estándar, y por lo
tanto su valor absoluto.

Todo hombre fue creado para satisfacer su propósito de conjunto y


su propósito individual mediante el intercambio de valor. Cuando
la persona aprecia las facultades del “otro”, el “otro” valora su
aprecio. Esta relación centrada en el encuentro con el valor, produce
sentimientos de afecto, despierta el interés mutuo y motiva a
continuar unidos en la relación. Por el contrario, el desprecio por
el “otro” produce tensión, alteración, introversión y egocentrismo
en quien desprecia, al mismo tiempo que provoca rechazo a quien
es despreciado. De esta manera se impide la experiencia del valor y
con ello se pierde la motivación a continuar en esa relación.
El valor depende exclusivamente del aprecio, sin aprecio no
hay valor. El valor de las cosas es proporcional al propósito que
satisfacen, y el valor del individuo acrecienta el valor de lo que le
pertenece.
Si alzamos la mirada al mundo nos damos cuenta de la cantidad
de incongruencias que existen a nuestro alrededor. Vivimos en un
ambiente donde lo ingrato nos resulta cada vez más agradable,
un ejemplo de esto, es patente en la morbosa curiosidad por las
noticias trágicas. Hacemos de lo que menos interesa el objeto
más interesante, un ejemplo, también se ve en el desarrollo y
multiplicación de lo lúdico, los fanáticos de los partidos de fútbol,
de las telenovelas o la observación impávida de los anuncios de
publicidad. Lo inútil pasa a ser lo más útil como las conversaciones
sobre vanidades o “copuchas”, la lectura del diario, las estadísticas
de las revistas de sociedad.
Sin darnos cuenta, abrimos las puertas de nuestras casas, al
asesino, al ladrón, a la violencia, a la prostitución, al conflicto, a la
desconcentración, a la tensión destructora del espacio familiar, que
se nos enfrenta cara a cara en nuestros dormitorios, salas de estar
o living comedor, bajo el sobrenombre de: televisión, telediario o
semanario informativo, y cuyas imágenes hipnotizan e idiotizan
nuestras capacidades intelectuales.
Por lo tanto, es lógico observar a artistas, científicos y políticos,

98
que realizan labores sin intención propositiva valórica. El arte por
el arte, sin rumbo ni dirección, la ciencia por la ciencia, la política
por la política. Es lógico, pensar que en una realidad ignorante de
su propósito, el observador de la misma, ignore también a dicha
realidad.
El arte de las diferencias desplaza a la armonía. La ciencia del
entretenimiento desplaza la mirada al absoluto. La política del
polémico desplaza a la política del estado. En esta sociedad, el
artista no es artista por su belleza, sino por su choreza, el científico
no es científico por sus verdades, sino por su choreza y el político
no es político por su concepción idealista del estado, sino por su
choreza. La Choreza, se transforma en el paradigma del común
denominador social.

Propósito y valor
Un objeto sin propósito es un objeto sin valor. Lo que no satisface, se
abandona. La creación, arte, conocimiento o producto, hoy más que
nunca, debe satisfacer al propósito del apreciador que lo construye,
así como al propósito del apreciador que lo evalúa. El objeto que no
se admira, no es digno de ser evaluado.
Decimos que el objeto que contiene mayor cantidad de elementos
de apreciación que producen admiración es más valioso que el que
contiene menos elementos de apreciación. Si esto nos parece sensato,
debe ser también sensato pensar que el objeto creado por el hombre,
que contiene mayor número de elementos admirables, sea de más
valor que el objeto que contiene menos. Por lo mismo el propósito de
la creación, debe dirigirse hacia el logro de la máxima satisfacción y
no hacia el logro de la mínima impresión, o novedad.
El hombre necesita colaborar en la construcción de una sociedad
sincera, donde se realice el valor de la autenticidad, una sociedad
ética que muestre las bondades a niveles de excelencia y una
sociedad artística donde el equilibrio de las diferencias nos ofrezca
una realidad admirablemente armónica. El creador debe ser
gozoso, sufrido y constante en la consecución de un trabajo que
produzca gozo, justicia y paz, para concordar de esta manera con
los atributos de plenitud, Ley y Orden contenidos en la creación de
la cual él forma parte.

El proceso de la creación involucra una relación cruzada entre


el proceso psíquico-orgánico y el proceso físico-químico. Ambas
relaciones son inseparables en el transcurso de la función vital del
ser. Todo sistema orgánico contiene una fuerza conductual psíquica
y está compuesto por una estructura físico-química. Sobre esta

99
afirmación se construye el fundamento del neovitalismo.
El neovitalismo actual, cimenta su postura sobre la estructura
base de cuatro posiciones. Lo que indica, que las interpretaciones
formales, fraccionales puras, solo son superficiales, por lo que se
impone una consideración espiritual, para comprender la multitud
de formas superpuestas de la naturaleza viva.
Precisamos de una fenomenología existencial convincente y
coherente con las leyes naturales. Köhler quiso probar, que en la
naturaleza existía algo más que vínculos, y que, incluso el universo
en general, debía ser considerado como”Variedad en Unidad” El
alma, dice él, se nos presenta como un proceso global, y en continua
acción que no comporta nada aislado por completo. Driesch
explica, que la comprensión del acto, debe ser hallada, mediante
la reducción del todo en fracciones, que puedan ser asimiladas
por un pensamiento lógico, hasta poder llegar a situarnos, frente
a “una forma ordenadora irreductible”, es decir, ante la vida y su
entelequia. De tal forma nos encontraremos, frente a la originalidad
de la causalidad global orgánica. Una formación psicoide o algo que
se le parece al alma. (Si es que el alma puede ser determinada) La
comprensión de nuestra realidad supondrá entonces el hallazgo de
un gran valor, un valor irreductible y al mismo tiempo inmanente.
El valor absoluto.

De la inmanencia y estándar del valor


El valor es una realidad inmanente que proporciona complacencia.
Hablamos de valores absolutos, pero ¿qué es absoluto? Absoluto es
todo aquello que es valido siempre y para todo. Lo absoluto contiene
la totalidad en tiempo y en espacio, es siempre, en el pasado, en el
presente y en el futuro y en todo lugar, arriba, abajo, al frente atrás,
a la derecha y a la izquierda. Por lo tanto podemos afirmar que valor
absoluto es aquello que nos complace siempre y a todos.
¿Qué es lo que nos complace siempre y a todos?
-La belleza el amor y el afecto complacen siempre y a todos.
-La verdad, la honestidad y la confianza complace siempre y a
todos.
-La bondad, de lo bien hecho, lo completo, lo perfecto, complace
siempre y a todos.
La belleza, nos hace sentir en posesión de un bien emocional que
nos complace; la verdad, nos hace sentir en posesión de un bien
cognitivo que nos complace; la bondad, nos hace sentir en posesión
de un bien hecho, que nos complace. El bien es siempre y para todos
complaciente, por lo tanto la belleza, verdad y bondad son valores
absolutos.

100
El estándar más elevado del valor, consiste en aquella experiencia
que no tiene opción por sobre ella. Por ejemplo: ¿qué sensación
complace más, el placer o la plenitud? ¿Qué verdad es más
universal, la razón o la ley? ¿Qué bondad o cosa bien hecha es más
completa, la útil o la perfecta?
No hay nada más complaciente que la sensación de plenitud, ni
más verdad que la ley, ni más completo que lo perfecto. Por lo tanto
lo perfecto, la ley y la plenitud son el estándar del valor absoluto,
porque son válidos siempre y para todo.
Cuando hablamos de valores absolutos, nos referimos a aquellos
cuyo estándar es el superior posible, el insuperable. Los valores
insuperables son: el sentimiento de plenitud, donde podríamos
decir que “todo se ha cumplido”; el conocimiento que es siempre
y para todos válido, o aquello a lo que denominamos ley, porque
es sempiterno, siempre cierto y siempre válido y la realización
completa. Estos valores son el patrón de las especies, el patrón de la
creación entera. Todo lo creado obedece a esta conducta completa,
legal y plena. Estos valores universales y absolutos, denotan la
presencia de un origen causal también absoluto.

Todo movimiento implica cuatro fuerzas ( Inicial, centrífuga,


centrípeta, órbita ), que producen tres dualidades:
Dualidad de positivo (+) (-) negativo, que es producto de velocidad
en dirección. Dualidad de causa (carácter, contenido interno) y
efecto (forma externa) que establece tiempo. Dualidad de sujeto
(activo emisor) y objeto ( activo receptor) que establece espacio
entre ambos.
Podemos afirmar que todo movimiento implica 4 fuerzas, 3
dualidades y dos direcciones (vertical y horizontal). Movimiento es
producto de una fuerza y la fuerza en movimiento establece un
proceso origen división y unión. Origen (posición inicial) división
(posición intermedia con relación a la posición inicial) y unión con la
posición inicial. Esta es la realidad del movimiento circular.

Todo valor establece en su consecución un proceso origen, división


y unión. El valor precisa de un origen (deseo por), división (sujeto-
objeto) unión (complacencia).
En la “producción” del valor, intervienen cuatro fuerzas:
1-Fuerza Inicial (fuerza del deseo por valor)
2-Fuerza Centrífuga (sujeto que está atento al valor, se da por
apreciar valor).
3-Fuerza Centrípeta ( sujeto u objeto que aprecia o recibe valor)
4-Fuerza Orbital ( complacencia que produce el valor y estimula a

101
buscar más)
En la “producción” del valor, cada posición establece 3
dualidades:

Posición propósito-
1-propósito y sujeto,
2-propósito y objeto y
3-propósito y resultado

Posición sujeto-
4-sujeto y propósito
5-sujeto y objeto
6-sujeto y resultado

Posición objeto-
7-objeto y propósito
8-objeto y sujeto
9-objeto y resultado

Posición resultado-
10-resultado y propósito
11-resultado y sujeto
12-resultado y objeto.

La esencia de la física determina lo formal. Lo formal es el perímetro


del contenido, y lo que determina lo formal es el contenido, por lo
tanto, lo esencial en la creación es el contenido que determina lo
formal, y el contenido de la forma es el valor, puesto que responde a
una razón de ser. La búsqueda del valor no se limita al pensamiento
físico, se determina mediante el pensamiento absoluto.
Seamos sensibles por un momento, ¿qué es lo que nos atrae de una
forma cualquiera, ¿es su peso? ¿Su densidad? ¿Sus dimensiones?
¿Su forma o color?. Fabriquemos un maniquí de la mujer más bella
con las mismas proporciones, peso, formas y colores. ¿Pensaríais
en estar con ese maniquí toda la vida?. ¿Y si encontráis a vuestra
mujer más bella, desearíais quedaos con ella toda la vida? ¿Cuál es
la diferencia entre ambas, entre el maniquí y la mujer?. La diferencia
está en que el maniquí sólo os ofrece una belleza formal y la mujer
os ofrece el valor de correlatividad, correspondencia y parecido;
os ofrece valores de belleza, verdad y bondad, que posibilitan la
realidad del absoluto.
Nosotros no sólo poseemos forma, también poseemos contenido
emocional, intelectual y volitivo, por lo mismo, para sentirnos

102
plenos, necesitamos del valor emocional intelectual y volitivo que
nos complazca. Estos valores de belleza verdad y bondad y la
necesidad del hombre por el valor, son absolutos. Pero dentro del
valor existen diferentes estratos de apreciación, y de gratificación.
El estilo de una pieza musical, generalmente corresponde, con el
nivel de apreciación de la audiencia que encuentra en ese estilo, la
semejanza en gusto por los valores que contiene. Al joven acelerado
le gusta el ritmo acelerado y al adulto relajado, los ritmos más
tranquilos. Siendo en ambos casos satisfechos por el valor que los
complace.
Veamos algunos niveles de valor:

Nuestra
EMOCION PLENITUD MARAVILLOSO SENSACIONAL
busca sentir amor paternal precioso *satisfactorio
y belleza y tanto el amor conyugal hermoso *sorprendente
como la belleza se nos filial bello, lindo, bonito *aceptable
muestran en diferentes AMOR BELLEZA AFECTO
grados.

Nuestro
INTELECTO LEY ABSOLUTO E INCAMBIABLE
busca conocer y comprender razonable etapa racional
la verdad, y la verdad lógica etapa de comprensión
también se nos presenta intuitiva etapa perceptual
en distintos grados. VERDAD CONOCIMIENTO

Nuestra
VOLUNTAD EXCELENTE COMPLETO o PERFECTO
busca bondad, y la muy bueno etapa de lo satisfactorio
bondad también se correcto etapa de lo sorprendente
nos presenta en bien etapa de lo aceptable
distintos grados. BONDAD GENEROSIDAD

El paradigma del valor reside en lo pleno, lo verdadero o lo que es


ley, y lo completo. Lo máximo, pleno, satisfactorio, lo verdadero, ley,
absoluto y lo completo, total y perfecto, se desprende de la unidad
con el valor absoluto. Valor, es la cualidad contenida en el objeto,
que satisface la necesidad del sujeto que lo aprecia. Lo absoluto es
aquello que es siempre y para todos válido. Y la máxima plenitud es
válida siempre y para todos, el máximo conocimiento de la verdad
o la ley es siempre y para todos válida, y la creación máxima en
perfección completa es siempre y para todo creador, válida. Aquello
que es siempre y para todos válido, tiene el poder y la capacidad
de unir a todos en ese criterio, por lo tanto el ideal de la creación
es válido siempre y para todos, porque contiene el planteamiento

103
del proceso y estructuras que funcionan para producir los valores
absolutos. Cuando hablamos de los principios de la creación, nos
referimos a los siete requisitos fundamentales para crear y a las
siete leyes fundamentales de la creación, que se fundamentan
en el correcto crecer, multiplicarse y ejercer el dominio sobre las
cosas. Por lo tanto el cumplimiento de los principios de la creación,
produce valor absoluto, siempre y para todo válido.

LO FEO LO FALSO Y LO MALO


Es obvio pensar, que si valor es la cualidad que satisface, la ausencia
de valor produce insatisfacción. Si la insatisfacción, proveniente de
un objeto insuficiente que evaluamos emocionalmente, decimos que
la sensación de insatisfacción, contiene fealdad, o es fea porque no
nos complace, y no nos complace porque es insuficiente.
En el estricto sentido, la sensación no contiene fealdad alguna, lo
que ocurre es que el sujeto que percibe la sensación, no aprecia la
cualidad del objeto o no le satisface a pesar de que la aprecia porque
en algo es insuficiente. Feo es sinónimo de desprecio. Llamamos
feo a aquello que no aceptamos, o no nos gusta, y no nos gusta,
porque no nos satisface, luego es insuficiente. Ahora bien, ¿quién
determina la suficiencia o insuficiencia del objeto?. El mismo objeto,
puede ser suficiente para otra persona. El hijo de la vecina, puede
ser feo para mí, pero maravilloso para la vecina. El niño, es el mismo
tanto para uno como para el otro, pero la determinación del valor
es personal.
Aquí, debemos comprender las diferencias entre observación y
apreciación. Observar es poner la mirada en algo, poner los sentidos
en algo. Observamos los colores, las texturas, las temperaturas etc.
De la observación apreciamos sensaciones gratas o ingratas. De
las sensaciones apreciamos las gratas y despreciamos las ingratas.
Apreciamos lo agradable, lo reconocible, lo complaciente, por la
sencilla razón de que nuestra capacidad emocional, sólo es apta
para recibir y admitir aquello que la satisface. Del mismo modo que
la antena de radio, solo puede recibir las ondas en una determinada
longitud, nuestra capacidad emocional, solo puede admitir las
sensaciones que establecen afinidad, correlatividad y recognición
semejante con la cualidad emocional que es el aprecio, o la unidad.
Toda escisión que produce ruptura o dolor es rechazada por nuestra
emoción. Nadie aprecia el dolor cuando le duele. Observan el
llanto, pero la sensación de dolor es absolutamente rechazada por
la emoción, a pesar de que en ocasiones puede ser aceptada por la
conciencia en cierto grado. Pero no es conducta absoluta la admisión

104
del dolor por la emoción.
Podemos observar lo feo, pero difícilmente podremos aceptarlo
e interiorizarlo en nuestra emoción. En el estricto significado de
apreciación: “apreciar es dar o recibir el valor de lo observado”la
apreciación de la fealdad es imposible, porque lo feo no puede ser
valorado por la persona. Decimos que persona es aquél ser dotado
de libertad (capacidad de optar por la alternativa válida) dotado
de autonomía (capacidad de ser uno con lo que es siempre y para
todos válido, -Ley-) y dotado de responsabilidad (capacidad de
realización completa del propósito de la creación, mediante su libre
voluntad y autodeterminación)
A una persona, le es imposible apreciar lo feo, lo falso y lo malo. A
pesar de que es posible observarlo, no puede apreciarlo porque no
contiene los atributos necesarios para hacerlo.
La tendencia maniquea, es inviable en las personas. Del mismo
modo que la persona no puede despreciar el valor, tampoco puede
apreciar la ausencia del mismo.
La persona ha sido concebida y creada para ser una con el valor, por
esa razón es libre, autónoma y responsable.
Es imposible apreciar lo feo porque si lo aprecio estoy dando o
recibiendo valor de lo que aprecio y por lo tanto si recibo o si ofrezco
valor estoy sintiendo la satisfacción del mismo y eso me hace sentir
bien. Él sentirme bien es cierto y es bello. Por lo tanto, a pesar de que
creamos lo contrario, lo feo no puede ser apreciado porque apreciar
es dar o recibir valor. No debemos confundir la apreciación del
valor con la apreciación de la necesidad de comunicarlo.
En ocasiones ocurre que conversamos sobre lo feo, lo falso o lo
malo. Por ejemplo: dos personas se encuentran después de un
partido de fútbol y uno le dice al otro “¡ mira que fue malo el
partido, jugaron pésimo!”. Alguien diría que están apreciando
lo malo que fue el partido, porque existe una “observación” del
mismo; a veces confundimos el término apreciación de dar o recibir
valor, con calificación, evaluación o análisis de una situación. En este
caso no están apreciando lo malo del partido, se está evaluando o
calificando una situación observada y están apreciando la necesidad
de comunicarlo. El deseo de comunicar es bueno, pero el partido fue
malo. El partido no se apreció porque no se valoró, muy al contrario
se despreció, pero sí se apreció la necesidad de comunicarlo.
Si la insatisfacción proviene de un concepto u objeto que evaluamos
intelectualmente, decimos que la sensación de insatisfacción es falsa.
La falsedad tampoco existe contenida en el objeto o en la sensación.
La falsedad consiste en la insatisfacción intelectual debida a un
juicio insuficiente o incorrecto o en desacuerdo con el receptor.

105
Es imposible apreciar un juicio falso. Esto es quizá más difícil de
aceptar a primera vista, puesto que es habitual emitir mentiras,
pero decir una mentira no significa que honestamente admites
la veracidad de lo emitido. Lo normal es decir la mentira siendo
consciente de su falsedad pero emitiéndola por alguna razón que la
hace necesaria. Nadie admite un juicio falso, sabiendo que es falso,
por verdadero.
¿Cómo podemos decir que apreciamos la mentira cuando ya la
estamos connotando de inválida? Podemos admitir algo que no es
cierto, pero cuando lo admitimos estamos convencidos de que es
válido. Tal vez después reconocemos que eso es falso, pero en el
instante de admitirlo, lo aceptamos como válido.

Si la insatisfacción, proviene de un objeto que muestra


imperfecciones, o que no es como esperábamos, decimos que es
malo. Malo es todo aquello que no reconocemos, que nos produce
insatisfacción o daño. Malo es aquello que no establece un orden con
nuestras expectaciones, porque no nos satisface. Lo malo, tampoco
está en el objeto, no existe el objeto malo. Quien califica lo malo no
es el objeto en sí, sino el sujeto insatisfecho. Lo que para uno es malo,
para otro puede ser apreciable y satisfactorio. Lo malo, lo falso y lo
feo son meros niveles de insatisfacción en el apreciador, por lo tanto
no podemos definirlos como valor, porque no satisfacen. Lo malo,
es una insuficiencia, lo falso, es un ocultamiento de la verdad o una
incorrección y lo feo, es aquello que produce una insatisfacción.
La insatisfacción está lejos de la plenitud, la falsedad está lejos de
la ley y lo malo está lejos de lo completo. El estándar absoluto de
valor reside en la plenitud, en lo que es siempre y para todo válido,
es decir en lo que es ley, y en la bondad de la excelencia completa,
en lo perfecto.

EL BIEN Y EL MAL
El conflicto entre el placer y el dolor se transforma en el conflicto que
se expresa en los términos de “lo bello y lo feo” “lo verdadero y lo
falso” y “el bien y el mal”.
G.E.Moore en su Principia Etica (1903) nos dice que el bien es
un concepto simple, indefinible, y no-natural. Y, separa el bien
intrínseco del bien como un medio transitorio. El bien como fin no
existe, sólo existe la apreciación temporal del bien.
Diciendo que el bien es un concepto “no-natural ”, Moore desea
acentuar la diferencia que según él, existe entre concepto y una
propiedad empírica cualquiera. Moore explica que el hedonismo,
debe su éxito al “sofisma naturalista” según el cual, se supone, que

106
el placer esta envuelto de alguna forma, en la definición del bien y
que se debe a una confusión de la opinión plausible, según la cual,
toda cosa intrínsecamente buena, contiene algo de placer, con la
errónea, de que este bien, es siempre proporcional al placer. Sin
duda, el utilitarismo exacerbado de Moore, impidió comprender
las variantes en la apreciación, al considerar al valor potencial en sí
mismo como objeto aislado del sujeto que lo aprecia.

Benedetto Croce explica, lo negativo como no inexistente. El


concepto del bien, se basa en lo apreciado, entendido, o aceptado
y el concepto del mal se basa en lo no apreciado, no entendido,
o no aceptado, por lo tanto, el mal no tiene existencia. Según
Croce, es imposible querer el mal por el mal, porque, el que quiere
verdaderamente, lo que quiere, es el bien siempre, porque para
quererlo debe apreciarlo, entenderlo o aceptarlo.
Hastings Rashdall (1858-1924) en su libro “El Bien y el Mal ” expone
la concepción del utilitarismo ideal de la manera más completa
posible. Clasifica como los tres valores intrínsecos esenciales a: LA
DICHA o (el bien por parte afectiva) LA VERDAD o ( el bien por
parte cognitiva) y LA VIRTUD o (el bien por parte volitiva)
Tanto la experiencia de la dicha, como de la verdad o la virtud, son
gratas y apreciables, puesto que contienen una dosis de valor, que
posibilita la satisfacción del apreciador. Cuando la necesidad, interés,
o deseo del apreciador, encuentra algún grado de satisfacción en la
sensación, concepto, u objeto apreciado, decimos que este se halla
en posesión de un bien. Este “bien” se nos presenta, dependiendo
de nuestra apreciación como verdad ética, (gozo) verdad científica,
( ley ) o verdad estética, (orden ) .
La ética, la ciencia y la estética, son percepciones próximas
que operan mediante principios paralelos, el principio de la
correlatividad, reconocimiento y correspondencia o parecido.

El británico I.A. Richards, especialista en literatura inglesa, quiso


demostrar que la experiencia estética, no debe considerarse como
una actitud mental, diferente a la científica o ética. El piensa, que
la finalidad y criterio del arte, residen en la capacidad de añadir
una armonía más a la forma, en cómo se realizan algunos diversos
impulsos e inhibiciones.
Pensadores adscritos a la objetividad en la ética y en la ciencia,
han optado por la subjetividad en la estética. Históricamente el
problema de la objetividad y subjetividad ha encontrado una mayor
discusión en términos estéticos y éticos.

107
conclusión
Para concluir podemos decir que el bien, es todo aquello que
satisface una necesidad (gozo), interés (justo), o deseo (orden),
dirigidos en pro del incremento valórico, y que el valor es un deber
inmanente. El valor reviste un carácter de necesidad absoluta y de
validez unilateral.
También debemos comprender que el valor de lo creado, lo aprecia
el ser humano y este tiene dos propósitos, uno individual y otro de
conjunto. Por un lado tiene el propósito de dominar la creación (lo
que ordena con lo creado) y por otro, el de adquirir felicidad en
su dominio. Esto le conduce a tener dos tipos de deseos, uno por
realizar valor, ( para él y ante los demás) y otro por buscar valor.
(buscar alegría hallando valor en la creación)

Cualquier propósito permanece sin sentido, a no ser que sea


actualizado. Este es el porqué estamos motivados a realizar trabajos
fruto de nuestro deseo por encontrar valor.
Decimos que los valores de belleza, verdad o bondad, son absolutos
en sí, pero esta afirmación no es correcta. Decimos que los valores
son absolutos, no porque su contenido sea absoluto, sino porque son
absolutamente necesarios.
El contenido del valor es potencial, se muestra en distintas facetas,
emocional, intelectual o volitiva, y en cada faceta existe contenido
un potencial de nivel o estándar variadísimo, por lo tanto el
contenido del valor es correlativo, o correspondiente con el estándar
de apreciación, en la faceta que interesa al sujeto que lo percibe.
Lo absoluto del valor reside en la necesidad que el sujeto siente por
él y en la experiencia de complacencia que se deriva del mismo.
La necesidad por el valor de la belleza, de la verdad y de la bondad
es absoluta. La apreciación de las bondades del objeto, varía de
acuerdo al sujeto que las percibe.
Por sobre la apreciación del sujeto que percibe el valor de lo bueno,
o del bien, existe un estándar absoluto de conciencia del bien, así
como también existe un estándar absoluto de conciencia de verdad
y de belleza. Este estándar reside en el origen de la creación, en
la personificación de la Causa creadora o sujeto del hombre. El
hombre como objeto creado por el Creador, también contiene una
porción de la conciencia original, donde se encuentran contenidos
los atributos de belleza, verdad y bondad absolutos, pero en el
estándar de desarrollo personal del individuo, y con la capacidad
de madurar hasta igualarse con el nivel de lo perfecto, esto es lo
que posibilita una correlatividad, recognición y correspondencia
o parecido entre el hombre y su creador. El objeto observado por

108
el hombre, contiene también el valor potencial de establecer la
correlatividad, reconocimiento y correspondencia o parecido con
él, de esta forma adquiere el hombre el valor de lo apreciado,
comprendido o realizado.
Lo que está bien, es aquello que reconocemos y nos satisface, si nos
satisface es porque lo reconocemos, si lo reconocemos es porque lo
contenemos. Si lo contenemos, todo lo que nos satisface es similar
a lo que somos. Apreciamos la belleza, porque contenemos belleza;
apreciamos la verdad, porque somos contenedores de verdad;
apreciamos la bondad de lo bien hecho, de lo completo, porque
somos completos.
El valor existe como necesidad absoluta, eterna e incambiable y
es sólo después de satisfecha esa necesidad que el valor se hace
realidad. Por lo tanto lo bueno, el bien, lo bello, o lo agradable, y la
verdad o lo cierto, no existe antes de satisfacer la necesidad de un
apreciador. El bien, es aquello que produce un gozo pleno, justo y
ordenado correlativamente con el apreciador.

13- ¿CÓMO SE ESTABLECE UNA CORRECTA


RELACION INTERPERSONAL?
Una relación se inicia sobre la asunción de un propósito, una
intención, o un deseo por satisfacer conocer o realizar algo. Esta
actitud genera una conducta de entrega por la realización de lo
esperado. Esta conducta es incondicional. El sujeto intencional
ha de ofrecer su atención, conocimientos y cuidados al objeto de
atención, al objeto de conocimiento o al objeto a crear. De esta oferta
o entrega, se desprende el hecho incondicional. Al iniciar la relación
interpersonal, el sujeto ofrece algo. Sin la oferta del emisor, no
puede establecerse relación alguna. Este “algo”, atención, interés,
signo, etc, transforma al sujeto en incondicional. Por lo tanto, toda
relación está basada en una conducta incondicional, de donde se
desprende la afirmación de que el eje conductor de la relación, es la
incondicionalidad.
En una relación interpersonal deben cumplirse todas las
responsabilidades, la del propósito, la del sujeto, la del objeto y la
del logro.
Sin la completación del logro, no existe el propósito satisfecho. El
requisito del propósito es el de ser realizable, ser posible, ser viable.
La responsabilidad del sujeto es doble, por un lado, radica en ser
leal y absolutamente obediente al propósito o intención a realizar y
por otro lado, en darse por el beneficio del objeto hasta completarlo,
satisfacerlo, convencerlo o motivarlo.

109
La responsabilidad del objeto es la de retribuir o responder con
lealtad, obediencia y respeto, satisfecho, convencido o motivado.
La completación del objeto, produce la realización del logro del
propósito, lo que completa la estructura base de cuatro posiciones.
(1)Propósito (2) Sujeto (3) Objeto (4) Resultado. Producto de esta
mecánica se establece la repartición equitativa o justicia.
Esta justa medida, complace a las cuatro posiciones que intervienen
en la relación y genera una nueva expectativa. De esta forma se
establecen relaciones completas, basadas en la observancia de la
incondicionalidad. Vamos a ver cómo se establecen las relaciones
interpersonales en base a estos postulados. Debemos entender que
la posición de sujeto corresponde a quien conduce y dirige la acción,
pero esta posición puede variar de acuerdo a la modificación de
intenciones, por ejemplo si yo hablo y otro escucha, quien escucha
ocupa la posición receptiva u objeto y quien habla, ocupa la posición
de sujeto emisor, pero al responderme la otra persona pasa a tomar
la posición de sujeto frente a mi posición receptiva u objeto. Hay
que entender que no es que uno siempre sea sujeto del otro que
siempre será objeto, no, las posiciones son determinadas por la
intencionalidad del propósito a realizar.

La incondicionalidad está fundamentada en el afecto.


Afecto es todo impulso opuesto a las especulaciones del sentido
intimo o de la razón propia del ser.
Afecto es darse por el beneficio del otro.

El sujeto debe respetar al objeto SEDUCIENDO CON AFECTO


seduciéndolo con afecto, PERSUADIENDO CON VERDAD
persuadiéndolo con verdad o con MOTIVANDO CON EL EJEMPLO

conocimiento verídico y motivándolo con el ejemplo de lo bien


hecho, pero por sobre todo, con la pretensión de producir un bien o
de beneficiar al objeto, apreciándolo, creyéndolo y cuidándolo.
Es la satisfacción del objeto la que posibilita una respuesta
voluntaria, incondicional o leal al sujeto afectuoso, sincero y
motivante. Si el objeto no está satisfecho porque no recibió afecto,
verdad o bondad del sujeto, difícilmente se sentirá motivado a
responder incondicionalmente al sujeto.
Debemos comprender, que tanto el sujeto como el objeto pretenden
sentirse satisfechos al establecer una relación. A nadie se le ocurriría
iniciar una relación, asumiendo o comprendiendo que no vas a
lograr satisfacer tu propósito.
¿Quién compraría un número de lotería, sabiendo que ya pasó el

110
sorteo y que el número ganador del sorteo no corresponde con el
que te ofrecen?

Pero ocurre en ocasiones que la pretensión del sujeto no satisface las


expectativas del objeto. Cuando el objeto no está seducido, es
decir no recibe suficiente afecto, o no está persuadido, en otras
palabras desconfía del sujeto,

o no está suficientemente motivado “TU, NO ME QUIERES”


por el ejemplo del sujeto, “TU, NO ME COMPRENDES”
la tendencia natural del objeto en esa relación “ME TIENES ABURRIDO”
es, a exigir su derecho, a ser satisfecho
“derecho a ser feliz”.

Esta exigencia es natural. Es la pura manifestación del celo a lo que


le pertenece. Le pertenece ser satisfecho, convencido y completo
para ser feliz. Lo único que exige es ser feliz, eso es natural, tanto el
sujeto como el objeto fueron creados para sentirse en paz, seguros
y en unidad. Cuando el objeto no está satisfecho responde con algo
parecido a esto: “¡Tú no me quieres!” en el caso de falta de afecto.
“¡Tú no me comprendes!” en el caso de no concordar conocimientos
o, “¡Tú no haces nada para motivarme!” o “¡Me tienes aburrido!” En
el caso de falta de motivación.
Estas exigencias son naturales y no tienen nada de “malo”.Son
la reacción consecuente con una acción insatisfactoria. Son un
derivado de la insatisfacción producida por la ineficiencia del sujeto.
No existe mal alguno en la exigencia. El mal surge de la respuesta
inapropiada del sujeto a la exigencia del objeto.

La responsabilidad frente a estas quejas es enteramente del sujeto.

El sujeto, es quien conduce y dirige la relación. Si el objeto no


responde es porque no está recibiendo el afecto, el conocimiento o la
motivación que precisa para responder con lealtad al sujeto.
Para el sujeto es un gran desafío el recibir una respuesta negativa
o exigente a sus pretensiones. El sujeto se sabe sujeto director de la
relación. Se cree seguro y suficiente.
Su posición lo dignifica como conductor o, como quien sabe, donde
y como lograr su intencionalidad o propósito, después de todo, es él,
quien lo pretende conseguir.
Por otro lado, todo ser es o ha sido creado como objeto de bondad,
es decir bueno. Por lo mismo le extraña la exigencia del objeto,
que afirma con su actitud, la insuficiencia, la desconfianza y la
descalificación de su identidad.

111
La respuesta exigente del objeto o la queja proveniente del objeto,
produce en el sujeto una sensación de indignación.
El sujeto se siente indigno de ser dirigido o conducido u obligado a
modificar su propósito. La queja del objeto viene a decirle en otras
palabras que el propósito que el sujeto pretende en esa relación, no
lo va a lograr de la manera en cómo el sujeto lo pretende. Esto lo
descalifica.
Cuando el objeto, se extraposiciona o invierte su posición frente al
sujeto, este, se siente pasado a llevar.
El sujeto procura seducir, persuadir y motivar al objeto con lo que
tiene. El exigirle, es como decirle que no es suficiente en su posición
de sujeto, lo que desposiciona y pasa a llevar al sujeto de la acción.
Es lógico esperar en esta situación, que el sujeto responda indignado
con un ¡Ubícate! o, ¡Posiciónate, porque sí estoy calificado, y si sé a
donde quiero llegar!.
El sujeto se siente indigno por la exigencia rebelde del objeto y
lo natural en este caso, es reforzar su posición de sujeto, para
posicionar de nuevo al objeto como receptivo.

¡EXIJO SER ¡UBICATE! ¡ME SIENTO


SATISFECHO! INDIGNADO!

Este reforzar su posición tiene dos alternativas una correcta y una


incorrecta.
La manera incorrecta de reforzar la posición del sujeto es: Pasando
a llevar al objeto por la fuerza. Si el sujeto se sobre posiciona por
sobre el objeto, el objeto se siente indigno, al ser posicionado por
debajo del sujeto, y responde con exigencias o quejas. Esta forma de
reforzar la posición del sujeto no funciona, la relación se deteriora
y fracasa.
El sujeto que ignora al objeto, tiende a iniciar sus relaciones con
arrogancia, prejuicios y violencia. La arrogancia lo posiciona por
sobre el otro. Los prejuicios le permiten ocultar su ignorancia,
e impiden la asimilación y comprensión del mismo y del otro.
La violencia es una manera de revelarse contra el “nosotros” o
de no asumir sus errores. Tanto la arrogancia, los prejuicios y la
violencia, son herramientas para sobrevalorar al “Yo” por sobre el
“nosotros”.

Es necesario comprender, que en una relación intervienen,


jerarquías y posiciones. La jerarquía tiene que ver con la verticalidad
de la relación, es decir, con el estrato, con el quién está arriba y quién
abajo. La posición tiene que ver con la horizontalidad, con el quién

112
se establece como emisor y quién como receptor. Emisor, receptor
y sujeto objeto, deben armonizarse al establecer la relación. La
armónica relación vertical y horizontal depende de la aceptación y
respeto mutuo.
Si el sujeto emisor acepta y respeta a su objeto receptor la armónica
relación se establece. El sujeto en este caso asume que: su primer
paso en la relación es el afecto, lo que implica que se acepta al “otro”
tal como es. Por lo tanto ni se le exige, ni se le ignora. Se le respeta.
En este punto es necesario comprender que el error es posible en la
relación y que no hay nada malo en ello. Errar no es problema, el
problema surge de la actitud errática frente al error. El ridículo, si lo
pensáis un poco, lo experimenta quien se ríe y no quien se viste de
manera diferente. El error es un mero alto en el proceso, un camino
inútil, una alternativa inválida. La actitud de acusar, de culpar o de
castigar al que yerra, es lo malo que envuelve al error. El error es
siempre reparable, pero la actitud de culpar o de acusar y castigar,
sólo puede repararla quien la ejerce.

¿CÓMO REFORZAR LA POSICIÓN DEL SUJETO CONDUCTOR?

La manera correcta de reforzar la posición sujeto es:


Primero: El sujeto debe mantener el dominio sobre su posición de
sujeto de la relación, sin perder los estribos, relajándose frente a la
queja o exigencia del objeto, porque es una de las dos posibilidades
que obtiene en cualquier relación. En la relación existe el logro y el
error. Tanto el uno como el otro son necesarios para el desarrollo de
las relaciones humanas o interpersonales.
Al error no se le debe atribuir ninguna connotación “maligna”, el
error es parte del logro. Errar es no acertar, e implica el deseo por
acertar, por lo tanto es distinto de maldad que vendría a ser el errar
deliberadamente. El error cuando es reconocido como tal, posibilita
la dirección correcta. Por lo tanto el sujeto al iniciar una relación debe
naturalmente pretender el logro, pero además, debe saber asumir el
error o la insuficiencia porque es una de las dos posibilidades que
ofrece el objeto con el que interactúa. Esta comprensión le facilita el
mantener un correcto dominio sobre su posición.
Todo objeto puede corresponder o no corresponder con las
expectativas del sujeto. Este ha de interiorizar estas opciones.
Pretender que el objeto, siempre y en todo, satisfaga al sujeto, sin
considerarlo como independiente y libre de retribuir o no, es una
privación de la libertad del objeto. El sujeto ha de seducir, persuadir
y motivar al objeto, pero por sobre todo, debe considerarlo con el
debido respeto a ejercer su derecho a la libertad. Lo que produce

113
en ocasiones, el hecho de que pueda exigir o asentir con la
intencionalidad del sujeto.

Segundo: Es necesario que el sujeto indulte o exima de culpa al


objeto, siendo consciente de que la respuesta del objeto al exigir al
sujeto, es producto de la insuficiencia del sujeto para con el objeto;
insuficiencia en afecto, en conocimiento verídico, o en motivación.
Indultar no significa aceptar el error como válido, o aceptar al objeto
extralimitado como inocente. Significa que no se le debe castigar por
su extralimitación.
El objeto se extralimita, por un lado forzado por la insuficiencia
del sujeto, y por otro lado, forzado por la propia insuficiencia en
el dominio de sí mismo. Por lo tanto la actitud debe ser compasiva,
puesto que el objeto responde de ese modo, por la suma de la
insuficiencia propia, más la insuficiencia del sujeto. Esta práctica se
conoce como tolerancia.
Tolerancia no es permitir o aceptarlo todo. Tolerar es respetar la
respuesta del otro, pero respetar no implica compartirla o aceptarla.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que
tolerar es disimular algunas cosas que no son lícitas, sin consentirlas
expresamente.

Tercero: El sujeto debe encontrar cual fue la insuficiencia que


causó la exigencia y comprendiendo la insuficiencia debe mostrar
una actitud compasiva además de comprensiva hacia el objeto
que exige o se queja. Esto es así, porque se asume que la persona
no es en sí mala, sino que su extralimitación, fue causada por
una insuficiencia de la que el sujeto es también responsable. La
responsabilidad del sujeto frente a la extralimitación o exigencia del
objeto, es la de no enganchar con ella, la de mantenerse al margen,
sin responder alterado.

Cuarto: El sujeto debe llenar o satisfacer la necesidad, interés o


deseo del objeto hasta que responda al sujeto con lealtad (unidad),
de manera correcta (responsablemente) y motivado por su propia
decisión (libertad).

1 2 3 4
MANTENER INDULTAR O ACEPTAR SATISFACER
DOMINIO EXIMIR DE CULPA COMPRENDIENDO AL OBJETO
SOBRE SU AL OBJETO LA INSUFICIENCIA
POSICION DE MANERA
DE SUJETO COMPASIVA

114
Este cuarto aspecto es fundamental para reforzar la posición del
sujeto.

Tradicionalmente, se ha entendido que con el perdón, es suficiente


para ser aceptado por el objeto, pero de acuerdo con la mecánica
que hemos visto, el objeto exige ser satisfecho y para ello debe
ejercerse un afecto, sinceridad y motivación suficiente para que el
objeto responda con lealtad y confianza de manera voluntaria. De
esta manera se refuerza la posición del sujeto y la relación continúa
de manera ordenada.

Perdonar, es eximir la deuda, ofensa o falta que toque al que


remite. Pero, con eximir la ofensa, no se satisface la necesidad del
ofendido.
Si mi intención, es vender mi casa para comprarme un auto y mi
deudor, me paga con un cheque sin fondos, podría perdonarlo
eximiéndole de culpa por el error, pero eso no satisface mi intención
de comprarme el auto. Debe volver a darme el pago acordado para
satisfacer mi intención de poseer el auto. Perdonarle no es suficiente
para satisfacer mi intención. Dios podría perdonar al hombre su
pecado original, pero con eximirle, no satisface su necesidad de
hallar un hombre puro. El hombre ha de restaurar su pureza, para
poder ser aceptado por Dios.

La comunicación en la relación interpersonal, está basada en la


intimidad de los sentimientos, del afecto, de la acogida por sobre
los juicios intelectuales. No se puede satisfacer al otro, a no ser
que establezcan una base correlativa entre ambos y eso es estar
sincronizados. La base correlativa esencial en la relación, o en la
comunicación, es la “frecuencia emocional”. Cuando sincronizamos
con alguien emocionalmente, todo lo demás se da por añadidura.
Pero cuando emocionalmente no sincronizamos, de nada nos sirven
las ideas, o las buenas intenciones.
La relación correcta está basada en el afecto, la sinceridad y la
responsabilidad.
Obrar por el bien del otro es apreciarlo emocionalmente, reconocerlo
intelectualmente y aceptarlo volitivamente. Significa recibirlo tal
cual es, con todos sus errores y con todas sus virtudes. Las virtudes
por supuesto que son fácilmente escuchadas, comprendidas y
valoradas, pero no así los errores. Esta es la razón del porqué nos
cuesta tanto, el mostrarnos acogedores, empáticos o agradables
frente a una actitud errática.
Por eso, la aceptación, comprensión y apreciación del error, como

115
un desacierto en alguien que pretende acertar, nos facilita el mostrar
una actitud correcta de acogida, de empatía y de valoración de la
posición objeto, por sobre el error emitido por este.
El error es momentáneo, el valor es absoluto y eterno. No debemos
rechazar al objeto de valor por un simple error emitido por este.
Debemos apreciar o escuchar, reconocer o comprender y aceptar
valorando siempre al objeto, sin que esto signifique aceptar el no
acertar por acertado.

Las posiciones sujeto-objeto verticales implican jerarquía que


permanece en el tiempo, mientras que las relaciones horizontales
implican responsabilidades posicionales en el espacio donde se
establece la relación. Jerarquía y posición son una constante en la
relación.
Por ejemplo entre un padre y un hijo, la posición en el tiempo o
jerárquicamente hablando del sujeto, es la del padre, pero si el hijo
inicia una conversación con su papá sobre sus opiniones, el hijo
está posicionalmente ocupando el lugar del sujeto y su padre debe
obrar responsablemente desde la posición de objeto receptor a la
conversación de su hijo. Existe una posición jerárquico-atemporal
y una posición temporal. AMBAS POSICIONES DEBEN SER
RESPONSABLEMENTE ESTABLECIDAS.
El orden universal está determinado y organizado sobre la base de
una jerarquía. Jerarquía que contiene dos atributos, uno individual
y otro universal. Todos los seres tienen dos propósitos uno de
conjunto y otro individual.
La jerarquía de la creación también tiene dos sentidos, el atemporal
y el temporal. En la jerarquía de la creación el primer hijo, es siempre
el primer hijo y el último hijo es siempre el último, esto obliga a que
existan diferencias en posición (no en valor) entre el adulto y el
joven. La sensibilidad, el conocimiento y la experiencia se acumulan
en el tiempo, por lo tanto es fácil pensar, que quien más tiempo ha
existido, más posibilidades de adquirir una mayor sensibilidad,
conocimiento y experiencia ha tenido. Independientemente de
que este haya aprovechado o no dichas posibilidades, el anterior
siempre y en todo precede al posterior.
La relación se establece con el intercambio afectivo, sincero y
responsable.
Para que esta relación sea posible, es preciso que cada posición,
ejerza el respeto por el otro y la responsabilidad posicional frente
al propósito.

Sin ejercer una lealtad responsable y obediencia absoluta al

116
propósito, no podemos localizar nuestra posición y por lo tanto
invertimos el dominio sobre la posición, lo que impide la relación.
Además de lealtad responsable y obediencia absoluta al propósito,
es necesario de honesta sinceridad y honradez.
Ser honesto es ser real, genuino, auténtico. Ser deshonesto es ser
falso, ficticio, ocultador. La honestidad inspira respeto por uno
mismo y por los demás. La deshonestidad no respeta a la persona
ni a los demás. La honestidad tiñe la vida de apertura, confianza
y sinceridad, y expresa la disposición de vivir a la luz de la
sabiduría. La deshonestidad busca la sombra del encubrimiento,
el ocultamiento, la ignorancia. Es una disposición a vivir en la
oscuridad de lo ambiguo e ignorante.

Debemos comprender que el uso del lenguaje está destinado a


lograr la mutua comprensión, y a percibir información sobre los
hechos cualquiera que estos sean. Si alguien dice cosas que no son
ciertas se frustra esta finalidad.
Mentir es una herramienta de ocultamiento. Y cuando se emplea a
menudo, se degenera en vicio maligno.
¿Cómo se desarrolla la honestidad? Con el ejercicio repetido de la
sinceridad y de la transparencia hasta afincarla en nosotros como
disposición. La honestidad debe ser tomada en serio, puesto que es
una condición fundamental para establecer verdaderas relaciones.
Seducir con afecto desarrolla la sensibilidad, persuadir con verdad
desarrolla el conocimiento y la sabiduría y motivar con el ejemplo
desarrolla el entusiasmo y el deseo por vivir bien.
Inmanuel Kant dijo :” la honestidad es mejor que toda política
”. Pero debió añadir que la mejor política es la basada en la
honestidad.

La construcción y mantención del valor o de la virtud precisa de


mucho esfuerzo. Crear implica siempre tiempo, espacio, necesidad,
interés y deseo o una dosis de emoción, una dosis de intelecto y una
dosis de voluntad lo que es sinónimo de esfuerzo. Sin es-fuerzo o
“fuerza que es” no es posible realizar nada. Por el contrario, destruir
no precisa de tanto tiempo, ni de tanta emoción, ni de tanto intelecto
y basta con un poquito de voluntad. Construir un edificio de 100
pisos nos tomaría un gran espacio y un largo tiempo con muchas
necesidades, intereses y deseos que satisfacer, pero destruirlo,
tomaría el espacio necesario para colocar una carga de dinamita,
un segundo para explotarla y la única necesidad interés o deseo de
ubicar la carga explosiva. Con un ¡¡¡PUMB!!! se destruye.
Si al calculista del mismo edificio se le olvida colocar la correcta

117
proporción de materiales para cimentar el edificio, ese pequeño
descuido basta para ¡¡¡PUMB!!! destruir el edificio. Como vemos,
para destruir basta un ¡¡¡PUMB!!! Pero, para construir es necesario
de algo más que eso, es necesario ordenar las diferencias. Sin
ordenar las diferencias es imposible la construcción.

Para desarrollar la virtud de la inocencia, debemos evitar la


culpabilidad. La inocencia hay que cuidarla cada día, en cada
momento, en cada instante. La inocencia es un valor, la culpabilidad
un defecto. Basta una sola culpa para ser culpable. Robar, aunque
sólo sea una vez y una cosita chica, basta para transformarte en
ladrón. Matar sólo una vez, aunque sólo sea a un ser chiquitito, te
transforma en asesino. Mentir sólo una vez, aunque sea la mentira
más pequeña, te transforma en mentiroso. Basta un pequeño error,
para hacerte incorrecto.
El hombre puro es el tesoro más bello del universo, el hombre
honesto, es la inteligencia más atractiva del universo, y el hombre
bondadoso, es el artista más grande de la creación. Todos podemos
transformarnos en este hombre, el único requisito es el de dirigirnos
hacia el desarrollo de la virtud y del afecto para superar poco a poco
todos los defectos.

Pureza es entereza, autenticidad, integridad. Ser puro es ser


auténtico, natural, humano. El hombre puro es aquel cuya emoción
está satisfecha con el afecto por los demás. El hombre puro es aquel
cuyo intelecto está satisfecho con la verdad, el hombre puro es
aquel que obra consecuentemente y de manera responsable con el
afecto y con la verdad. Luego el hombre puro es afectuoso, sincero
y bondadoso. Ser casto es ser puro, honesto, y virtuoso. La pureza,
honestidad y virtud, nos llega o se nos va, a través del “otro” o de
“lo otro”, por lo tanto, es necesario comprender para apreciar.
Debemos comprender que el afecto para ser satisfecho necesita de
un “otro “ a quien ofrecer su incondicionalidad; que la verdad para
ser satisfecha, precisa de un “otro ” a quien analizar para conocer,
y que la bondad para ser satisfecha, precisa apreciar lo bueno de
un “otro ”.
Es el “otro” quien posibilita nuestra dicha, nuestra sabiduría,
y nuestra virtud. Por lo tanto debemos ver al otro con el mayor
respeto.

Cuando en una relación, alguien obliga, se produce un desgaste.


Las Leyes Naturales producen beneficio sin desgaste, mediante
seducción afectiva, honesta persuasión y motivación bondadosa.

118
La relación correcta es fruto del convencimiento. Por un lado, el
sujeto inicia la relación, sobre la base del convencimiento, de que
esa relación le va a producir un “bien”. Por otro lado el objeto sólo
responde de manera correcta, sobre el convencimiento de que lo que
recibió del sujeto, le produjo un “bien”.
Pensad qué ocurre cuando tenéis frente a vosotros un objeto de
temor, por ejemplo un peligro. ¿Iniciaríais una relación con algo o
alguien a quien teméis? Nuestra reacción natural frente al miedo es
la de permanecer inmóvil o la de huir rápidamente. En ningún caso
es natural establecer una relación, por esa razón cuando nos vemos
obligados a establecer una relación en una situación de temor,
nuestro cuerpo tiembla.

La actividad, cualquiera que esta sea, pretende siempre y en cada


lugar ser satisfecha, y se satisface mediante la unidad. Unidad entre
sincronías o correlatividad emocional, unidad entre criterios o
recognición intelectual, y unidad entre correspondencia o parecido
entre lo creado y lo pretendido. A esta unidad correspondiente,
recognitiva, o correlativa, se le denomina valor.
Valor es la cualidad contenida en el objeto apreciado, que satisface
la necesidad, el interés o el deseo del sujeto que lo aprecia. Por lo
tanto, toda actividad pretende la unidad.
En esta pretensión por la unidad, existen dos alternativas, una válida,
legal, lícita y permitida y otra inválida, ilegal, ilícita y no permitida.
Pero como el ser humano está dotado de libertad, esta segunda
alternativa, a pesar de ser inválida para quien puede discernir, para
quien aún no es capaz de discernir, es una alternativa más, y por
disponer de libertad, el ser, también puede optar por ella.
Primero está la pretensión por la unidad en su “justa medida” y
segundo la pretensión por la unidad”extralimitada”. La conciencia
del individuo tiene la facultad de optar por una u otra a voluntad.
La fuerza conductual en esa decisión, radica en el desarrollo de la
sabiduría de quien está optando. Es muy distinta la forma en que
opta por una misma alternativa, el adolescente que el anciano. Es
distinto también el desarrollo de los servidores en el adolescente,
que en el anciano. El anciano ha experimentado, o al menos ha
tenido mucho más tiempo, para desarrollar el dominio sobre la
prudencia, sobre la fortaleza y la templanza que el adolescente.

La conciencia humana tiene la capacidad de optar por una u otra


alternativa a voluntad, puede optar por la “justa medida” en la
actividad, o puede optar por el “extremo” en su actividad. El o los
extremismos, conducen al fracaso, mientras que la justa medida,

119
produce la repartición equitativa del beneficio mutuo. La opción
por obrar en su “justa medida”, produce la unidad en el valor, y
por lo mismo satisface plenamente. La opción de obrar en extremo,
imponiéndose sobre el objeto, satisface parcialmente al ego, en ese
instante y lugar, pero produce el rechazo y rencor de las otras tres
posiciones que establece la actividad. La posición objeto se siente
sobrepasada, así como el propósito y el resultado. En esta opción, el
resultado no se satisface plenamente, quien únicamente se satisface
en el instante y parcialmente, es el sujeto extralimitado (el ego).
Las dos opciones están motivadas por la fuerza del celo. Celo es
la fuerza que une. Un animal, decimos que está en celo cuando
pretende unirse con su complemento para reproducirse. La fuerza
que une es el celo. Pero se puede optar por la unidad incondicional
o por la unidad condicional.
En la opción, por unirse incondicionalmente, tanto el sujeto, como
el objeto, propósito y resultado, son satisfechos. Mientras que en
la unión condicional, o condicionada al sujeto, realizada por la
fuerza, (con violencia), o por arrogancia (prepotencia), o por rabia,
(egoísmo), el sujeto pretende satisfacerse a costa de imponerse sobre
el objeto, sobre el propósito y sobre el resultado. Consecuentemente,
nadie resulta satisfecho.

La opción válida en cualquier pretensión, intencionalidad o


iniciativa, es siempre y para todo “la justa medida”. La medida que
satisface al propósito. Cuando la actividad satisface al propósito,
tanto el sujeto como el objeto y el resultado son satisfechos. Cuando
el sujeto pretende satisfacerse él, por sobre satisfacer al propósito,
la actividad se transforma en fracaso.

La actividad pretende siempre la unidad. El sentido de la unidad


existe contenido en la fuerza del celo. El celo es la fuerza que une.
El celo en su justa medida satisface, mientras que el celo extremo,
frustra.
¿Qué es lo que extralimita a la fuerza del celo?. La fuerza centrípeta
que se une a la fuerza centrífuga, acelera el movimiento orbital y la
actividad se sale de su orbita extralimitándose. Cuando la fuerza de
rotación se suma a la fuerza de translación, se acelera la intensidad
del movimiento, sacando a la orbita de su justa medida. De igual
modo, cuando atribuyo a la intencionalidad del propósito, una
intencionalidad personal, el propósito deja de ser tal y se transforma
en mi propio deseo personal. Cuando el sujeto prioriza su propia
satisfacción por sobre la satisfacción del propósito, el propósito
se parcializa y se establece la desigualdad en la complacencia.

120
Consecuentemente la frustración del objeto, del propósito y del
resultado.
El celo correcto es aquella fuerza por la unidad completa, siempre
y para todos. Es la fuerza que une en su justa medida. Que une y
satisface perfecta y completamente al propósito, sujeto objeto y
resultado.
Este tipo de celo correcto es incondicional, porque el sujeto
conductor de la actividad, se niega a sí mismo por el beneficio del
propósito, porque el beneficio surge del bienestar de todos y porque
el sentido de complacencia va más allá del placer momentáneo,
depositándose como sentido de plenitud, o máxima plenitud total,
siempre y para todos.

El celo incorrecto, pretende el predominio posicional, por sobre


el predominio funcional. Al celo incorrecto no le importa nada el
desarrollo y completación del propósito. Al celo incorrecto lo que le
importa, es el desarrollo y completación de la posición conductora,
le importa más el yo que el nosotros, le importa más el ahora que
el siempre y por supuesto que le importa más el bienestar del ego,
que el bienestar del todo y siempre. El celo incorrecto transforma la
fuerza que une en violencia que une; transforma la recognición en
subordinación y transforma el afecto en rabia.
El celo incorrecto nos conduce a tomar al otro para uno mismo,
destruyendo con ello a todos los afectos ligados y emocionalmente
vinculados a ese otro.

Por ejemplo el celo incorrecto o egoísta, ve a una muchacha como


única en el cosmos, como sola para él. Al celo egoísta no le importa
su familia, ni sus amigos, ni sus antepasados, ni sus descendientes.
Nada importa al celo egoísta, solo la muchacha. A esta muchacha
aislada y fragmentada de sus vínculos emocionales, el celo egoísta,
la ve como únicamente suya. Quiere poseerla y para eso tiene que
robar de la muchacha todo vínculo afectivo. Este robo suele pasar
inadvertido para quien pretende la posesión de la muchacha. El
ladrón se siente justificado por el deseo, que confunde con el amor.
Al ignorar que el amor es darse por el beneficio del otro, acepta que
el amor es recibir del otro su posición. Y la posición de la muchacha,
la entiende el ego, como suya. Debe poseerla porque el la quiere
poseer. No por hacerla feliz a ella, sino porque ella pueda hacerle
sentir a él ese instante de placer.
Al poseer a la muchacha la roba el vínculo afectivo de su madre,
porque su madre, de quererla, pasará a despreciarla, por entregarse
a una relación no aprobada por ella. Al poseer a la muchacha le

121
roba el vínculo afectivo de su padre, porque su padre pasará de
quererla, a despreciarla por entregarse a una relación no aprobada
por el padre. También le robará el vínculo afectivo de sus hermanos
y amigos quienes se sentirán avergonzados de su deslealtad y
desobediencia hacia sus padres, lo que rompe la confianza con sus
hermanos y amigos. La roba el vínculo afectivo con sus antepasados
quienes en lugar de servirse de ella como objeto de inspiración hacia
la integridad, pasan a verla como desintegrada por el egoísmo. Lo
mismo ocurrirá con su descendencia, a quienes ya nunca más podrá
honesta y honradamente hablarles de su pureza. En otras palabras,
el celo egoísta se robó la vida de la muchacha al tomarse su amor
para sí mismo. El celo egoísta es el gran enemigo a temer y del cual
debemos protegernos con fortaleza y valor.

14- EL CELO Y LA IMPORTANCIA DE


SU DOMINIO EN LA CONDUCTA
Decimos que el celo es el control obsesivo que se pone en marcha
ante el temor a perder algo, una “posesión”, un “ideal o intención”
o la “convicción de un criterio”. Generalmente se produce en las
personas inmaduras en el valor, lo que produce indefensión y por lo
tanto dependencia, e incomodo. Los celos, producen pensamientos
que pueden desencadenar emociones negativas. Parece ser que solo
el control racional logra desarticular esa emoción particularmente
obsesiva. El control racional ha de estar en un alto nivel de madurez
para contrarrestar las intensas pulsaciones del celo.
Los celos son servidores de la unidad, protegen al orden de la unidad,
pero para ser efectivos deben ser dominados. El descontrol del celo
produce graves alteraciones en la conducta. Quizá escucharon la
famosa declaración del jugador de fútbol norteamericano:
“Supongamos que cometí este crimen. Aun si lo hice, debió haber
sido porque la amaba demasiado, ¿correcto?”. Declaración de O.J.
Simpson ante el Gran Jurado, durante el juicio en su contra, acusado
del acuchillamiento de su ex mujer Nicole Brown Simpson.
Esta frase puede sonar escalofriante, pero refleja la paradoja de los
celos; si bien pueden destruir la más sólida y bella de las relaciones,
provienen desde lo más profundo del amor. Por lo menos, así lo
plantea el psicólogo David Buss. “Los celos son tan necesarios para
el hombre y la mujer, como el amor y el sexo. De hecho, la mayor
parte de los celos no son patológicos; son una figura muy adaptable
de nuestra sicología que está diseñada para mandar señales y
mantener a la pareja fiel”, comentó Buss. Sin ir más lejos, estos
sentimientos son una defensa primaria contra alertas de infidelidad

122
y abandono. No sólo son normales, sino necesarios para mantener
una relación amorosa y fortalecer el compromiso recíproco.
El origen del celo comienza con los seres humanos y junto a ellos
se ha desarrollado, agudizando en los hombres y mujeres un olfato
especial para las señales de infidelidad En las mujeres este es un
recurso muy utilizado, ya que les brinda un nivel de información
que difícilmente lograrían de otra forma. Es, por así decirlo, una
manera de testear la relación. El 35 % de las mujeres reconoce haber
provocado celos en su pareja. Y las herramientas más usadas entre
ellas son la socialización intencional, ignorar deliberadamente a
la pareja o directamente flirtear con otro hombre. Estas mujeres,
necesitaban manifestaciones concretas del compromiso del hombre.
En ocasiones se utiliza el inducir al celo para testear la fortaleza del
vínculo.
El origen de los celos patológicos se origina en la niñez. La falta de
amor genera en los niños ansiedad, lo que posteriormente puede
transformar al adulto, en un histérico o neurótico, desencadenando
una actitud de celos y una conducta impositiva. El celoso reclama
sacrificio, pero no es capaz de sacrificarse, es egoísta, porque no
sólo desea sino que además fuerza a ser amado incondicionalmente
por el otro. De ahí que el niño necesite afecto y seguridad como
conductas formadoras, para asentarse en el mundo sin problemas.
El celoso comienza por exigir en el plano afectivo, para luego derivar
a exigencias sexuales, de criterios e ideales, para más tarde requerir
lo económico, parasitando en la vida intima del otro, tomando para
sí la vida ajena. Las personas con alteraciones en la tiroides suelen
presentar celos patológicos, relacionados con cambios drásticos
del carácter y conducta. La disfunción tiroidal puede traer consigo
manifestaciones somáticas, como dolores musculares, genitales y
cardíacos. Pero lo más importante son las alteraciones mentales,
entendidas como obsesiones, manías y neurosis.
Entre otros trastornos mentales relacionados con los celos
patológicos está el delirante paranoide, que corresponde a un
estado de elevación de la conciencia del Yo, con gran tendencia a la
autorreferencia y a la proyección de las propias ideas en los demás.

En una peligrosa forma de psicosis paranoide, el tema central lo


constituyen los celos sexuales delirantes. Los celos tienen una
compleja sicopatología y los celos patológicos se presentan en
diversas situaciones, incluyendo la paranoia conyugal (síndrome
de Otelo), limitada al delirio de celos que involucra a la pareja.
La angustia a la que se ve sometida una persona celosa deriva
rápidamente en ira. La persona acusa, espía o sigue insistentemente

123
a su pareja, con el fin de demostrar la infidelidad, llegando a
registrar su ropa en busca de evidencia o a malinterpretar acciones
que justifiquen su sospecha. La agresión física se transforma, en
estos casos, en un peligro real.

Como resultado de la relación entre dos personas con este trastorno


se genera la psicosis de inducción, resultante de compartir y aceptar
como reales los delirios de una de las personas involucradas,
transformando la relación en una fuente inagotable de recursos que
justifiquen los celos.

Hay personalidades que hacen más posible los celos patológicos,


como la obsesiva compulsiva, la gente con baja autoestima. Los
celos fuera de control, originan trastornos graves que pueden
derivarse desde la acusación hasta el asesinato.

El celo exige la conducta del dominio sobre sus extremos.


Primero debemos determinar con claridad a qué nos referimos con
el celo: Celo es el servidor de la unidad. Es una fuerza que surge
en aquellas ocasiones cuando la unidad se siente amenazada. ¿Qué
unidad? La unidad en el afecto, la unidad en el conocimiento, o
la unidad en la determinación. Cuando estamos determinados a
realizar algo en lo que creemos firmemente, y alguien nos descalifica,
surge en nosotros una fuerza extraordinaria para proteger nuestra
determinación. ¿Porqué? Porque nos amenaza.
La amenaza, nos tienta a reaccionar de una u otra manera, frente al
objeto provocativo. En ocasiones, la amenaza es débil y podemos
manejarla con el lenguaje, pero en otras ocasiones puede llegar a ser
tan imperceptible, que nos atrapa sin respuesta alguna.
Podemos ejemplarizar infinitas amenazas, amenazas que van en
todo rango de acción, desde la amenaza gestual, a la amenaza
vincular, pasando por la anímica o cognoscitiva. Como os podéis
imaginar, existen muchas amenazas que nos tientan a caer en la
acción precipitada. Generalmente la respuesta lógica a un objeto
amenazante, es la de evitarlo, destruirlo o ignorarlo. Para evitar el
objeto amenazante, existen varias alternativas.
Si se trata de una cosa, un objeto que nos amenaza, por ejemplo
algo que se nos va a caer encima. La alternativa es la de escapar
o protegerse, eso es lo normal. Cuando se trata de una amenaza
verbal a nuestro criterio; frente al descrédito, la tendencia es a
reafirmar nuestro juicio, si es que lo consideramos cierto. En este
caso está la alternativa prudente de aceptar su contra propuesta,
escuchar con paciencia su criterio y buscar los caminos, dentro de

124
la moderación para persuadirlo y convencerlo de la veracidad del
contenido propuesto. Pero también existe el deseo de oponerse
por la fuerza a la contra propuesta, por estar completamente
seguro de la certeza del criterio. La tentación a precipitarse en la
opción y responder con violencia, impone el criterio del uno, por
sobre la contrapropuesta del otro, lo que transforma al violento
verbalmente, en prepotente, arrogante u orgulloso. En ese caso,
se cae en la tentación de la precipitación. Precipitarse es caer en
la trampa de optar por la imposición. Esa imposición es producto
del celo, que pretende resguardar la unidad en el criterio. Es muy
frecuente el caer en la tentación de la amenaza verbal, por diversas
razones, por el tono de voz inadecuado, por criterios distintos, por
exigencias, o simplemente porque no existe correlatividad entre
personas. Todas estas situaciones amenazantes, contienen un objeto
tentador, que fácilmente nos impulsa a la opción precipitada. Y
esta opción no siempre es válida. El problema, no se desencadena
de la precipitación en la opción, se desprende de la opción por una
alternativa insuficiente, insatisfactoria u opuesta a la alternativa
válida.
La peor amenaza, es la que tiene relación con el sentimiento vincular,
con el afecto, con el amor. Que alguien contradiga nuestro criterio,
puede ser dañino, pero siempre existen caminos para convencer al
otro. Pero cuando alguien pretende enamorar a la persona de que
se está enamorado, esa amenaza, no tiene vuelta. ¿Cómo convencer
al enamorado de que su objeto de amor no es para él o para ella?
Por amor pierden muchos la vida. La fuerza del amor es superior a
la fuerza de la vida. La amenaza al amor, descoloca al amenazado,
y lo más fácil, es caer en la tentación violenta, de eliminar al
objeto amenazante. Este es el caso más popular del celo, por estas
situaciones se reconoce al celo, como las ganas de eliminar al que
pretende robarse, el amor de alguien.
Pero la fuerza del celo es más sutil aún. En el desarrollo del
adolescente, existe un tiempo en el que todo cambia. El cuerpo de
niño se transforma en cuerpo de adulto, y su capacidad sexual inicia
su andadura.
El sexo es el órgano reproductor, garante de la tradición y
descendencia humana. Como órgano creado para cumplir un
propósito específico, debe cumplir completamente con él. El órgano
reproductor, contiene en sí mismo, el potencial de madurar o de
enfermar al individuo. Madura en su conducta coherente con los
principios de la creación y enferma cuando se utiliza para satisfacer
al ego de su beneficiario. Todas las cosas en la creación existen por
y para el beneficio del otro. Según esta ley, el sexo masculino existe

125
para beneficiar al femenino y viceversa.
En la adolescencia es fácil fluctuar entre dos aguas, por un lado se
siente uno maduro y libre como para optar por cualquier cosa, y por
otro lado, se siente el peso, de lo que puede ocurrir, en caso de no
optar por la alternativa válida.
La fuerza conductora de la vida es el amor, y el amor se expresa a
través de la unión copulativa con la pareja. Pero en la adolescencia,
algo nos dice en nuestro interior que debemos ser prudentes,
¿prudentes porqué? Porque debemos madurar en la pureza e
integridad humana.
¿Cuál es la alternativa válida? ¿Cómo se hace hombre el joven?
¿Cómo se hace la joven, mujer? ¿Califica al hombre el caer en la
tentación de la mujer, o lo descalifica? Imaginaos a un joven que
es tentado por el afecto de una joven, y se enamora de ella. Ni los
padres de él, ni los padres de ella, saben nada al respecto. El joven
quiere ser él quien dirija la situación y ponga orden en las familias,
así es que le dice a ella que van a reunirse con los padres de ambos,
para hacer una petición formal de la joven, para formar familia con
ella. El joven, que por lo demás es un joven con sus principios muy
claros, quiere a la joven y por lo tanto, desea hacer todo el proceso
de acuerdo con lo que sabe que es válido para todos. La joven lo
tienta una y otra vez, él sabe como dirigir la situación y cree que con
esas tentaciones superadas se fortalece cada vez más. Pero en un
momento de decaimiento, cae en una relación sexual con ella.
¿Puede seguir el joven sintiéndose tan digno de su posición
conductora, como se sentía hasta entonces? ¿puede la joven confiar
en la seguridad y determinación del joven, luego de ver cómo cayó
en sus brazos? Ni el joven llegó a ser hombre, ni la joven pudo
ser mujer. Ambos perdieron su dignidad. El joven para lograr ser
hombre, debe superar la tentación de la mujer y la mujer ha de
proteger al hombre de la tentación, para permitirle ser hombre,
digno, seguro y responsable. El celo es una fuerza protectora de
la unidad, pero si no se controla, el celo se transforma en el peor
enemigo de la persona. He ahí el árbol de la ciencia del bien y del
mal.
El celo adolescente es muy difícil de dominar. En primer lugar los
padres insisten en que el hijo sea prudente y esto puede ser tomado
celosamente por el joven y como consecuencia puede rechazar a los
padres. O puede desembocar en intensificar la unión con la pareja,
lo que arruinaría la preocupación paterna.
El celo moral se manifiesta en la insolvencia, en la incapacidad y
en el abandono. La incapacidad de dominarse, la insolvencia en
resolver la situación, o el problema, y el abandonarse a la primera

126
opción, sin considerar, si es o no, absolutamente válida. La conducta
celosa, demuestra y manifiesta la incapacidad, la insolvencia y el
abandono del individuo. Lo que puede controlar al poder del celo
es la educación previa a la adolescencia en el sentido de asimilar las
razones que lo producen y las malformaciones que genera.

EL CONTROL DE LA AGRESIVIDAD
La rabia, mentira, descalificación, e incluso el silencio del que
ignora al otro, son manifestaciones de agresividad. Actualmente
nos desenvolvemos en un ambiente de constante agresividad.
Podría decirse que estamos familiarizados con la violencia, debido
a que ignoramos nuestra naturaleza original, nuestro origen,
identidad y propósito.
El temor a lo desconocido nos parece decir que lo ignorado, no
hay manera de entenderlo. Es curioso ver, cómo quien dice creer
en un Dios, cree también que nunca podrá conocer a ese Dios en el
cual cree. ¿Cómo podrá relacionarse con ese ser al cual no puede
conocer? ¿Podemos relacionarnos con un misterio? Misterio es
algo desconocido. ¿Alguno de ustedes puede relacionarse con un
desconocido?
La agresividad reside en el misterio de lo desconocido. Si el hombre
conociera su identidad, su origen y su propósito, el misterio
se habría transformado en acto, en realidad, en sabiduría. La
humanidad se habría realizado en función del propósito humano,
pero nadie ha mostrado el plano conductor y por eso se desgarra la
conciencia que no sabe a donde ir.
Decir que no podemos conocer el misterio de Dios es decir que
no podemos conocer el origen ni el propósito del hombre. Es el
origen del hombre quien le dio el propósito, por lo tanto, cuando
conocemos nuestro propósito, descubrimos en ello el misterio del
origen. Decimos que Dios es el Principio y el Fin, de ser así, también
ha de estar presente en el proceso intermedio entre principio y fin.
Y sabemos que lo válido del proceso intermedio, es cada una de
las etapas que producen la sensación de plenitud, conocimiento
absoluto o -valido siempre y para todo- y completación. La
realización de lo completo, de lo valido y de lo pleno, es siempre
consecuente con el principio y con el fin, de cualquier existencia
acción y multiplicación, lo que transforma al “misterio” en
imagen.

¿Es el hombre por naturaleza agresivo, o es la agresividad un acto


de autoprotección creada en consecuencia a algo inaceptable?
La naturaleza humana lo “obliga” a la satisfacción. Cualquier

127
propósito que el hombre emprende es motivado por el deseo de
satisfacerse. Incluso en aquellas ocasiones donde utiliza medios
violentos o agresivos, el deseo que emprende y dirige esa violencia
es el de sentirse satisfecho. Pero el hombre no logra el sentimiento
de plenitud mediante el uso de agresividad o violencia, entendiendo
la violencia o la agresividad como agresión o causal de ruptura
o división dolorosa. Sabido es que hacemos uso en numerosas
ocasiones de medios violentos o agresivos y no por eso estamos
incurriendo en agresión, como por ejemplo en los deportes… ¿A
qué denominamos violencia agresiva?
Cada movimiento implica fuerzas, fuerza de acción o empuje
también llamada centrífuga, fuerza de reacción o tracción, también
llamada centrípeta y fuerza de rotación o traslación, estas tres
fuerzas obedecen al deseo de un inicio, es decir al impulso de la
fuerza inicial. Como vemos son cuatro las fuerzas que cooperan o
se complementan en la realidad del movimiento.
La agresividad o la violencia es también un movimiento, pero
lo connotamos del elemento destructor, maligno o malévolo.
¿Qué cualidad transforma a la voluntad ordenada en violencia
destructiva?
Un auto en movimiento lento, a 20 km por hora, no podríamos
llamarlo violento, así como tampoco podemos llamar violento a
un auto de carrera que completa su recorrido sin problemas a 400
km por hora, sin duda es una alta velocidad, pero no decimos que
los coches de carrera son violentos y agresivos. La violencia o la
agresividad aparecen cuando se sobrepasa el límite del orden. Si el
automóvil lento se sale de la calzada y se introduce por la ventana
del supermercado, a pesar de su escasa velocidad 20 km por hora,
diríamos que el conductor arremetió agresivamente y con violencia
sobre el vidrio del supermercado. Lo mismo ocurriría cuando el
auto de carrera sobrepasa las barreras de contención y se desvía del
asfalto hacia las tribunas.
La agresividad es un tema muy utilizado en el mercado. Es muy
común escuchar en el lenguaje de ventas sobre los métodos
agresivos de ventas, sin que eso incluya violencia destructiva, muy
al contrario con la agresividad se pretende construir la necesidad
por el objeto a ofrecer. El cilindro de los autos al comprimir los gases
produce violentas explosiones sin que estas sean destructivas.
Hemos visto cómo la misma fuerza construye o destruye. Frente a
esta realidad lo más lógico es asumir que ambos tipos de violencia
y de agresividad deben existir en paralelo.
Cuando observamos una persona frente a ambos tipos de violencia
o de agresividad, nos damos cuenta de que frente a la agresividad

128
o violencia constructiva el hombre se siente en posesión de un
bien que le complace, por ejemplo el esfuerzo y la superación en
los deportes involucra agresividad y violencia que se considera
constructiva; mientras que frente a la violencia destructiva o
agresividad destructiva, a no ser que sea necesaria para satisfacer
un propósito que le complace, el hombre frente a este tipo de
agresividad violenta se siente en total oposición y rechazo. La
violencia no es una condición o estado absoluto o permanente,
sino relativo a un momento determinado por alguna necesidad,
interés o deseo. Vimos cómo la violencia y la agresividad son
plausibles dentro de ciertos límites, podríamos decir que entre los
límites del orden y la destrucción. Deberíamos comprender de una
manera más precisa, cuales son los límites de la agresividad o de la
violencia, sobre todo en las relaciones interpersonales.
Podría decirse de acuerdo a lo expuesto que el uso de la agresividad
o de la violencia es posible siempre y cuando no signifique o
produzca una ruptura emocional, intelectual o volitiva en el otro.
Es decir, si como emisor, mi onda o contenido ofrecido no produce
complacencia, debería reprimir la onda o el contenido y elaborar
otra manera de enviarlo para que sin perder el propósito, su
contenido pueda ser complaciente.
¿Qué es lo que origina o causa la violencia extralimitada? Este es
un tema interesante de asimilar y de estudiar porque son tantas
las ocasiones a lo largo del día en que sentimos rabia, ira, furia o
agresividad y violencia, que si supiéramos con claridad cómo y qué
es lo que las origina, sabríamos cómo combatirlas y evitar así tantos
momentos dolorosos.
Yo pienso que cuando aparece la agresividad es cuando me siento
amenazado por algo, o por alguien. En ese momento siento que
voy a perder algo, voy a perder mi felicidad, mi complacencia, mi
reposo, mi ideal, mi propósito etc, en una palabra, siento que voy
a perder el amor, voy a perder mi armonía, mi orden. Ese estado
amenazante de vacío o de insuficiencia o de rechazo provoca la
necesidad de volver al estado de complacencia original; puesto
en otros términos, la amenaza de enfrentarme al sentimiento de
perder el amor provoca celos que me conducen a recuperar el
amor amenazado. Veamos algunos ejemplos de esto: Si alguien
me descalifica, lo normal es sentir el deseo de autocalificarse.
Supongamos que me dicen y no de buen tono, que no estoy
calificado para pintar al óleo. La respuesta lógica en este caso es la
de reafirmar que estoy calificado. Al Re-afirmar estoy enfáticamente
indicando que sí puedo y si estoy calificado, pero el enfatizar en
ello ya es un acto de violencia verbal. El enfatizar es producto de

129
sentir amenazada mi dignidad. Todo estado de sentirse amenazado
provoca la necesidad de defenderse. La defensa es motivada por el
temor a perder la dignidad, el orden, la armonía. Ese temor no es
miedo, sino instinto protector. En una relación, lo normal es que
ambos se sientan libres de optar por la alternativa válida, seguros
de la veracidad y responsables del cumplimiento de su deber. En
esa estructura o base de cuatro posiciones, tanto el sujeto como el
objeto se siente digno de su posición. Ambos están en igualdad de
valor, en igualdad de confianza y en igualdad de paz. Pero cuando
el objeto siente insatisfacción, desconfianza o tensión, responde
exigiendo ser satisfecho y al exigir descalifica, desacredita e indigna
al sujeto lo que ofende profundamente a este y produce en él un
estado de tensión. La demostración de esa tensión es múltiple y
variada.
En esta estructura, debemos diferenciar a la ofensa, al ofensor y
al ofendido. La ofensa es siempre una extralimitación, y como tal
responde a insuficiencias. La causa de la extralimitación es siempre
producto de insuficiencias, emocionales, intelectuales o volitivas.
El ofensor es aquel insatisfecho y por lo tanto ocupa la posición
objeto de la relación. El ofendido es, quien, desde la posición sujeto,
conocida o desconocida por él, sufre la ofensa. Ofensa es cualquier
insuficiencia, incapacidad o insatisfacción producida por un sujeto
insuficiente (volitivamente), desconfiable (intelectualmente) e
insatisfactorio (emocionalmente). Frente a la ofensa o insuficiencia,
se crea la fuerza extrema para llenar lo que se traduce en desprecio,
orgullo o violencia.

15- LA FAMILIA ORIGINAL COMO


INSTITUCIÓN EDUCATIVA
A la familia hay que entenderla, como núcleo formador de la
persona.
Aquí es necesario hacer una diferencia entre la concepción de
familia tradicional y la concepción original de la familia.
Tradicionalmente se entendió a la familia como grupo de individuos
que tienen alguna condición en común, entendiendo familia en el
sentido de especie, la familia humana. Pero en el sentido del núcleo
familiar, se ha definido a la familia, como al grupo de personas que
viven en una casa bajo la autoridad del señor de ella. Se repite en
nuestros tiempos el mismo significado de familia que albergaron
los romanos Tito Livio y Ciceron, para quienes el significado de
familia derivaba del concepto famulus que significaba al grupo de
personas y esclavos protegidos por un señor. Estas definiciones,

130
por supuesto que pertenecen al pasado, pero también se asimilan
al concepto democrático actual de familia. Hoy se acepta como
normal, al matrimonio plural secuenciado, o “poligamia sucesiva
“ enmascarada por la frecuencia de matrimonios en serie, donde
el divorcio y posterior matrimonio, permite a las parejas la
experiencia de matrimonios múltiples (uno tras otro). Además
estamos aceptando entre nosotros las “familias” constituidas por
parejas del mismo género. La familia originalmente, ni pretendía
ser una agrupación social ni un rebaño conducido por la autoridad
de un señor.
La familia es el núcleo formador esencial de las funciones básicas
de los valores absolutos. La familia contiene en sí la capacidad
del cumplimiento de la tradición, mediante el cumplimiento de la
autenticidad de cada uno de los individuos que la conforman. En
la familia se establecen las bases para realizarse como individuos
y al mismo tiempo, como partícipes del entorno social en el
que se insertan. En dicho núcleo se realiza la ascendencia y la
descendencia del linaje mediante la unidad entre colaterales. La
función de la familia es precisamente esa, la de realizarse como
persona, completándose como ascendiente mediante la realización
completa de los descendientes que al mismo tiempo posibilitan la
completación de los colaterales. En otras palabras, la realización
de la correspondencia, confianza y coincidencia en los principios y
valores absolutos entre padre e hijo, posibilitan el desarrollo de los
padres centrados en los mismos valores y principios originarios de
la creación. Eso es familia.
En el universo de la creación existen infinidad de familias y cada
una de las familias de las especies, pretenden establecer el mismo
principio de unicidad vertical y horizontalmente. La ligazón con
el propósito de multiplicar su descendencia, (vertical ) posibilita la
ligazón copulativa colateral (horizontal ) Esta realidad no obedece
ni a principios culturales, ni sociales, ni económicos; es una realidad
fundamental.
La familia es el núcleo social que permite el desarrollo de la persona
y de la humanidad. La humanidad se fundamenta sobre la base
celular de la familia.
La familia está compuesta por tres generaciones, la generación
de los abuelos, la generación de los padres, y la generación de los
hijos. Abuelos, padres, e hijos, en género masculino y femenino,
completan la célula familiar, donde se anidan y desarrollan los tres
tipos de amor, filial, fraterno-conyugal y paternal.
La familia debe ser el generador y formador de normas y conductas
correctas. El desarrollo del corazón, de la norma y del dominio, se

131
madura y completa en las relaciones familiares.

a-QUE ES FAMILIA -
Es un sistema completo, donde se manifiesta el parentesco, la
tradición y el estrato posicional. Si analizamos a la familia, bajo el
punto de vista de la base de cuatro posiciones, veremos que en la
estructura base de cuatro posiciones, existe un proceso en tiempo,
similar a la tradición. También existe una estructura posicional
jerárquica y por lo tanto una función que cumplir :

1- Posición de la intencionalidad (Propósito Ideal) que corresponde


a los padres maduros. Es el padre de familia, quien conduce al grupo
hacia el ideal. Un padre sin ideal, es garante del fracaso familiar. El
padre ha de seducir, persuadir y motivar a la esposa hacia el ideal
que este propone y que está ligado con el ideal de la creación, hasta
motivarla, convencerla y satisfacerla. Este ideal ha de ser mutuo y
compartido por ambos, esposo y esposa. Sin ideal no hay familia.
Pero el ideal de la familia, ha de ser consecuente con el ideal de la
creación. Sin esa correlatividad, recognición o correspondencia entre
el ideal familiar y el ideal de la creación, la familia es un barco a la
deriva. La garantía de la unidad familiar y de la completación del
propósito de cada participe de la familia, reside en el cumplimiento
del ideal universal y absoluto del principio de la creación.
¿Cuál es el ideal del principio de la creación? El principio de la
creación tiene por ideal la unidad absoluta y completa. Para lograr
la unidad completa que es siempre y para todos válida, es preciso
satisfacer a cada posición de la estructura base de cuatro posiciones:
satisfacer al propósito, al sujeto, al objeto y al logro. Esto se logra
únicamente cuando cada uno de los cuatro componentes, completa
la trinidad de sus respectivos objetivos, es decir, cuando el propósito
satisface al sujeto al objeto y al logro; cuando el sujeto satisface al
propósito, al objeto y al logro; cuando el objeto satisface al propósito
al sujeto y al logro; cuando el logro satisface al propósito, al sujeto
y al objeto. Este principio de la creación es el ideal de la creación.
El ideal de la creación es el ideal de la unidad absoluta y completa.
Por lo tanto la intencionalidad original, dentro del grupo familiar,
ha de perseguir la unidad absoluta y completa entre cada uno de los
miembros que la componen.

2- Posición del sujeto emisor, director o conductor, que corresponde


al padre o esposo en vías de ser maduro. El ideal ha de ser conducido
por el sujeto o padre de familia. La esposa retribuye con su lealtad, y
de esta lealtad se estimula el marido, para mantener la conducción

132
del grupo familiar. Una mujer desleal y desobediente al marido es la
garantía del fracaso familiar. Sin un marido conductor maduro, no
hay familia. Pero sin una esposa retribuidora, tampoco.
El hombre y la mujer, contienen diferencias en sus capacidades y
en sus habilidades. Ambos son iguales en valor, ambos contienen
atributos emocionales, intelectuales y volitivos, pero existen
algunas pequeñas pero notorias diferencias entre ambos. A pesar
de que ambos pueden ocupar las posiciones tando de liderar, como
de subordinarse, es cierto que tienden a sentirse más cómodos
ocupando aquellas funciones que les son propias. El hombre se
acomoda más con la posición de riesgo y la mujer se acomoda más
con la sensación de seguridad. Al hombre le preocupan los ideales
nacionales o mundiales más que a la mujer, y a la mujer le preocupa
más la administración y protección familiar, más que los ideales del
presidente de gobierno.
La concepción del ideal de hombre es la del líder, maestro y padre,
en especial se le asignan los atributos de fortaleza, valor, riesgo,
iniciativa, conducción, firmeza, determinación y diligencia, la
mujer los prefiere maduros; mientras que el ideal femenino es el
de, lealtad obediencia y reciprocidad, se le asignan los atributos
de belleza, delicadeza, probidad, orden y armonía, el hombre las
prefiere bonitas.
El hombre prioriza los objetos de valor, mientras que la mujer
prioriza el orden de los objetos.

3- Posición de objeto retributor, que responde en unidad con el


sujeto, que corresponde a la esposa y madre en vías de desarrollo.
La posición de objeto, no significa que el valor de la posición sea
distinto a la de la posición del sujeto. Hay que entender que, no es
una más o menos que la otra, todo lo contrario. Debemos pensar que
todas las posiciones que se establecen en la base cuádruple, son de
igual valor. Por esta razón, se establece la equidad y la justa medida,
necesarias para el completo funcionamiento y proceso de la unidad
entre las cuatro posiciones. Sin la equidad en el valor, la relación
completa no sería posible. Por lo tanto, el sentido del objeto es
meramente posicional y no contiene ninguna connotación de mayor
o menor que el otro. La posición retributiva de la esposa, así como la
de los hijos es fundamental en el desarrollo normado de la familia.
Sin la retribución afectiva al padre de familia, no hay familia.
La figura del padre ha de ser la del modelo de valor, de verdad y
de bondad a seguir por todos los miembros de la familia. Para que
el hijo se transforme en padre ha de tener un modelo de verdadero
padre, y para ligarse con el modelo ha de tener un conductor.

133
Alguien ha de hacer las veces de intermediario entre el padre y el
hijo, ¿porqué? Porque el padre realiza actos que son muy difíciles
de entender para el hijo inmaduro. Un hijo exige del padre su
incondicionalidad absoluta hacia él. Exige del padre su presencia, su
conocimiento y su guía, pero el padre se preocupa del orden social
y para cumplir con su desarrollo incondicional ha de darse por el
beneficio social, sacrificando a su familia. Esto no lo puede concebir
un hijo en su estado de inmadurez, y para hacérselo entender, la
madre ha de explicar y suplir las necesidades emocionales del hijo
hacia el padre. ¿Cómo compensar las exigencias familiares con las
sociales? El padre maduro es el insertado en el entorno social. Pero
el más preocupado por lo social es el que más abandonada tiene a la
familia. ¿Quién lo armoniza? La lealtad y obediencia de la madre.

4 posición logro de la intención o del propósito o Ideal, que


corresponde a los hijos, quienes deben de corresponder, asemejar,
igualar al ideal, propósito o intención, en este caso a los padres y
abuelos. Los hijos son el producto resultante del amor y del orden
familiar. Sin la posición del hijo maduro, es imposible que aparezca
la calificación del padre o madre verdadero.
Un padre y una madre, no se pueden llamar maduros hasta no
haber completado con éxito el proceso del desarrollo del amor filial
en el hijo.
Un hijo que no obtiene el sentimiento de unidad completa con
sus padres, tampoco se puede definir a sí mismo como hijo
verdadero. El hijo verdadero es el que corresponde en el amor leal
y absolutamente con sus padres. De no ser así el hijo no es más que
un hijo problema.
La lealtad y obediencia del hijo hacia el padre ha de ser completa,
independientemente de que el padre sea más o menos, capacitado,
inteligente o maduro. Isaac, mostró el modelo de lealtad en la
piedad filial, al ser capaz de entregarse a su padre Abraham, por
completo. Incluso en el caso de que Isaac hubiera sido sacrificado y
hubiera perdido su vida, su lealtad en el amor, la habría mantenido
eternamente. Cuando uno ve y comprende el significado de la vida
en relación con el amor, se da cuenta de que perder la vida por el
amor, es más correcto que perder el amor por ganar la vida. Para
entender esto es necesario sentirse espiritualmente confiado.
Para completar el sistema o estructura base de cuatro posiciones es
necesario de correlatividad entre cada posición, esto en la familia se
entiende por parentesco.

La familia es un sistema, cuya estructura, se cimenta en el desarrollo

134
del proceso de completación de cada uno de los componentes, hijos,
padres y abuelos.

Los hijos ocupan la posición del logro de la intención. Desde esa


posición, la responsabilidad del hijo, es la de ser leal y obediente
completamente al ideal de la familia, representado por la figura
central de la misma, o padre. La completación del amor filial, se
establece mediante la lealtad y obediencia absoluta, en los distintos
estratos de maduración, del amor filial. El amor filial se inicia desde
la posición de niño o infante, adolescente y adulto. Piedad filial
es respeto, tanto vertical como horizontalmente. Este respeto lo
absorbe el hijo de su madre; es el respeto de la madre hacia el padre
o su marido, el que desarrolla la piedad filial en sus hijos.
La lealtad y obediencia del infante, difiere de la del adolescente,
en tanto en cuanto, el infante obedece y es leal por dependencia,
mientras que la lealtad del adolescente es menos dependiente y
la lealtad del adulto es independiente y voluntaria o libremente
optada. Al asumir la responsabilidad de ser obediente y leal por
decisión propia, el amor filial se completa, puesto que pasa a ser
parte del mismo sujeto que lo practica.
La posición de los hijos, es la de ser producto o logro del ideal de
la creación, o del ideal de la familia. El hijo, no es algo que aparece
porque sí, es el fruto del amor maduro, por lo tanto, debe de
responder también, con la misma madurez que lo concibió.
Un hijo inmaduro, no puede representar el logro de la satisfacción
de sus padres. Tampoco va a representar el logro de la satisfacción
de sí mismo, por la sencilla razón de que no sería completo. Para
ser un logro completo, ha de ser él también completo, por lo tanto
ha de hacerse maduro como hijo, siendo leal y obediente, siempre
y en todo el proceso de su desarrollo como hijo. La lealtad y
obediencia del hijo tiene su raíz en el hecho de que sus padres, ya
han experimentado, lo que él ha de vivir, y por lo tanto, su postura
es la de consejero, maestro o experto. Por esta razón es preciso de
lealtad filial.

La madre representa la posición objetiva, o retributiva. La posición


de la madre en la familia, es determinante para que el sistema
familiar se complete en orden. La madre es intermediaria entre
el padre y los hijos. La madre ha de proteger al padre, de todas
aquellas imperfecciones, que generen una conducta apartada del
principio, en los hijos. Ella debe generar en los hijos, el respeto y la
lealtad. También ha de elevar la posición del padre a la condición
de conductor. Sin el apoyo de la madre, el padre puede perder

135
credibilidad. La madre conecta al hijo con el ideal de la familia,
representado en la función y posición del padre. La madre verdadera
es completa, para completarse, la madre ha de experimentar el amor
conyugal en estado de formación, de crecimiento y de completación.
Generalmente se precisan de siete años para experimentar el amor
conyugal, como madre en estado de formación, experimentando
relaciones entre cónyuges e hijos en estado inicial. Siete años más
para completar el desarrollo del amor conyugal y maternal, en
estado intermedio, y siete años, hasta madurar a los hijos y con ello,
madurar también la relación conyugal.
El papel de la madre, es el de administradora del valor del padre.
La madre consuela, dosifica y nutre a la familia. Da a cada cual lo
que corresponde. Además ha de nutrir también el ideal del padre o
marido, al cual ha de facilitar el camino de la conducción. La madre
representa la seguridad, la acogida, la piedad, el respeto por el
marido.

El padre es el conductor del sistema familiar. Debe ligarse totalmente


con el valor absoluto y determinarse a cumplirlo en su totalidad. El
padre ha de ahondar en encontrar soluciones, e intenciones útiles.
Intencionalidad e iniciativa retributiva, han de ser sus aliados. La
madre es nutriente terreo, el padre es nutriente celestial. Mientras
el padre conduce a la familia hacia el logro del valor, estableciendo
las posiciones correctas, de acuerdo al ideal, la madre administra
cada paso, ofreciendo los elementos que posibilitan el proceso. Sin
la complementación de la madre, el padre no adquiere su valor.

El marido ha de darse en su totalidad a la completación de la mujer,


y de sus hijos. Para eso ha de proveer con protección y seguridad.
La seguridad reside en el logro de las opciones válidas satisfechas
por completo. El papel del padre es el del realizador, el que cumple,
el que completa. Pero para eso es necesario que esté muy seguro
del ideal de la creación, del ideal de familia. El padre, como marido
ha de dignificar a la mujer como esposa y madre, para lo cual
es necesario que destaque sus valores en presencia de sus hijos.
El padre representa el valor, la sabiduría y el poder. Representa
al inversor. Invertir no siempre es seguro, supone un riesgo. El
hombre representa el riesgo.

El marido ha de madurar sobre la experiencia de 21 años de


desarrollo. Siete de estos veintiún años, sirven como proceso para
desarrollar sus funciones conductuales y motrices. En estos primeros
siete años de infancia, el niño que se prepara para ser marido ha de

136
madurar las normas de conducta correctas, de lealtad y obediencia
a los padres y de respeto a las personas. En los segundos siete años,
el niño debe adquirir los conocimientos fundamentales del valor,
del ideal de la creación y de las relaciones interpersonales. Además
ha de madurar en la conducta del dominio sobre el celo, sobre los
instintos, y sobre los servidores espirituales. Este tipo de madurez
se desarrolla en el tercer periodo de desarrollo de siete años. En este
tiempo ha de vencer a la tentación del celo. Para eso ha de entregarse
desde la posición de padre a tres personas ajenas a su familia y
liderarlas en el valor absoluto. Luego de satisfecha esta experiencia,
está calificado como marido conductor y dominador del celo, y del
instinto. El marido se inicia desde la posición de hermano, y por lo
tanto ha de ser primero un hermano completo, es decir, un Abel que
ha restaurado a sus tres Caín.

El padre madura, durante el segundo curso de veintiún años de


desarrollo y completación de los hijos. Este periodo de dominio,
de seguridad y de completación de la complacencia transforma al
hombre y a la mujer en esposos y padres verdaderos. La experiencia
del amor filial, conyugal y paternal, transforman a cada miembro de
la familia en maduros y plenos.
Desde esa posición de unidad con el valor, asumen la posición de
unidad con el ideal o propósito intencional. Esa es la posición de los
abuelos.

Los hermanos en la familia tienen una posición de sujeto u objeto,


dependiendo de su madurez y género. El hermano mayor ocupa
la posición de sujeto del hermano menor. Esto no significa, que lo
va a dominar imponiéndole, u obligándole a obedecerle, sino todo
lo contrario, va a seducirlo con afecto, persuadirlo con verdad y
motivarlo con el ejemplo de lo bien hecho, hasta que voluntaria y
libremente responda motivado a su conducción. Esta es la misión
de un verdadero sujeto. Los problemas entre hermanos han de ser
siempre supervisados por los padres.
El padre es el núcleo conductor de la familia. La dirección, el
proceso, las estructuras familiares son responsabilidad del padre.
El comportamiento familiar, depende de la conducción del padre
de familia.

b-LA TRADICIÓN DE LA NUEVA FAMILIA ORIGINAL


Nuestra situación, no es la original, pura y completa. En nuestra
situación de ser personas descendientes de un linaje caído, nuestra
conducta, nuestro conocimiento y nuestras actitudes, no siempre

137
son coherentes con los Principios de la Creación, por lo tanto es
preciso educar nuestro carácter, nuestro conocimiento y nuestra
conducta.

Para ser Padre catalogado como verdadero, es necesario ser uno con
el amor incondicional, con el conocimiento de la verdad absoluta y
con la conducta normada de acuerdo con el cumplimiento completo
del deber. Para adquirir esa conducta, ese conocimiento y ese amor,
es preciso obrar incondicionalmente, es decir es necesario amar
a quien no te pertenece, al extraño, al extranjero, al que ocupa la
posición de Caín, al que te rechaza, te desacredita, o te desprecia.

Todo hombre que quiera restaurarse, ha de amar a tres personas


ajenas a su familia, sirviéndoles desde la posición más baja, desde
la humilde posición de siervo de siervo, hasta ganarse un estrato
más en el ranking de confianza y establecer una relación desde la
nueva posición de siervo; en esta posición de servir con humildad,
dedicación y afecto, hay que mantenerse, hasta alcanzar un nuevo
estrato en el nivel de confianza, la posición de hijo adoptivo. El
hijo adoptivo se halla cerca del padre pero les falta el vínculo
consanguíneo, sirviendo con humildad y dedicación en este estrato,
se puede ganar la confianza del enemigo y alcanzar el nuevo estrato
o condición de hijo. Sirviendo con humildad y perseverancia,
dedicando todo lo necesario para ganarse la confianza del enemigo,
se puede elevar el estándar hasta que el estado de confianza sea
tal, que se te llegue a considerar un líder. Y tal vez con el tiempo
se te considere un maestro y finalmente se te considere un padre.
Cuando el grado de humildad en el servicio perseverante, alcanza
a despertar el sentimiento en tu enemigo de sentirte como un
verdadero padre, puedes decir que restauraste la posición de tu
enemigo, transformándolo en tu hijo espiritual, y al mismo tiempo,
esto te transforma en su padre espiritual. Este es el camino sacrificial,
que cada uno que desee restaurar su naturaleza a la condición
original, ha de recorrer con determinación y humildad, hasta que
cualquier persona, sienta en el hombre que las sirve, la presencia de
un verdadero padre. Cuando el extraño establezca una confianza
completa con él y se sienta motivado a entregarse en el afecto por él,
esa persona se encontrará en la posición de ser maduro.
Tres personas ajenas y extrañas a ti, que te muestran su confianza y su
amor en el extremo de entregarse o ponerse a voluntad tuya, indican
que tu posición frente a ellos, es la de un padre. Cuando la persona
delega en ti la posición de verdadero padre, te sirve y te ofrece su
amor, para bendecirlo en santo matrimonio, Él y tu encuentran una

138
correlatividad, un reconocimiento y una concordancia completa en
el verdadero amor incondicional. La actitud convencida, motivada
y válida del hijo espiritual de ofrecerse al padre, restaura el
fundamento de fe, perdido en la caída.

Sobre ese fundamento completo de fe, el siguiente paso es el de


restaurar el fundamento de sustancia, hallando esta persona, a tres
personas más, de entre las que le son extrañas, o están en la posición
de Caín para él. Cuando frente al extraño, esta persona siguiendo
el mismo patrón anterior de conducta, logra el mismo resultado
logrado por su padre espiritual con él, este, establece exitosamente
el fundamento de sustancia, al unirse plenamente con su Caín.
Sobre ese estándar de afecto, es posible iniciar el camino del afecto
con tu pareja. Sobre la experiencia del afecto incondicional, y del
conocimiento que produce la completa confianza, es posible ofrecer
una conducta normada frente a tu pareja. Por eso es necesario del
afecto completo a tres ajenos o extraños.
Pero también es necesario lograr la unión con la pareja. Esa
unión ha de lograrse, sobre el fundamento de la fe y de la lealtad
femenina hacia el marido y viceversa. Para eso, durante un
tiempo de aproximadamente siete meses, la mujer y el marido,
han de experimentar el ser descalificada, incluso ser rechazada
o despreciada por uno u otro. Estas situaciones de tensión, celos,
rechazos etc, no son más que la prueba necesaria para saber si
se está por sobre estas pruebas o por debajo de ellas. Si se está
por debajo de las pruebas y no se saben superar, se mostrará la
naturaleza caída y con ella la inminente escisión y rechazo entre
ambos. Si por el contrario, la persona está por sobre estas pruebas,
su estado de madurez para resolver estos problemas, atraerá al
contrario y se establecerá la unidad entre ambos. Si después de esas
pruebas, la esposa, o el marido se mantienen firmes y seguros de su
unión, ambos de esta manera, se califican como leales y obedientes
al principio de la creación. Esta lealtad es necesaria para el buen
funcionamiento de la vida conyugal.

El hijo, en numerosas ocasiones pasa por ese tipo de pruebas. Se le


ignora, o se le sobrepasa, o se le menosprecia, etc, pero se mantiene
junto a los padres leal y obedientemente. La esposa ha de restaurar
la posición de hija, hermana y esposa, por lo tanto es necesario que
pase por esas situaciones así como el marido que ha de restaurar
también las posiciones de hijo, hermano y esposo.
El hombre ha de atravesar esas situaciones, para mostrar su lealtad
y obediencia al ideal y ser calificado como ser humano.

139
c-ERRORES QUE SURGEN EN LA FAMILIA:
La madre demuestra un afecto extremo hacia sus hijos y rechaza
la presencia del esposo por celos. Esto no es tan extraño, es algo
muy común en el inicio de la relación matrimonial. El hijo recién
nacido, es el objeto del amor de la madre, lo ha venido sintiendo en
su vientre durante nueve meses, ha creado una relación afectiva que
el marido y padre del mismo no ha tenido.

La proximidad de la madre al niño, despierta el sentido de


pertenencia y esto produce en el padre un sentimiento de
desprendimiento o lejanía, lo que incomoda al padre.
Por otro lado, el niño precisa de más atención de la madre que el
marido, quien queda postergado y relegado a un segundo plano.
Esto no se dice, pero se siente. El marido aquí tiene la opción de
sentirse celoso de la madre y rechazar al hijo, o de rechazar a la
madre por despegarlo de ella, con su apego hacia el niño. También
puede comprender la situación y optar por esperar su turno. El
marido maduro, supera la tentación del celo y mira a su esposa
desde la posición de padre, sumiendo la prioridad que la madre
determina hacia su hijo, como opción válida. Mientras que el
marido inmaduro, se abandona a la tentación del celo y cae en
la actitud errónea de exigir la atención de su esposa, por sobre la
atención hacia el recién nacido.

Problema entre cuñados. Los cuñados ocupan la posición fraterna,


pero cuando un hermano nuestro tiene éxito, la actitud normal que
surge de esto, es la de compartirlo con él. Mientras que al éxito del
cuñado, se le adosa un aditivo competitivo. El éxito del cuñado
amenaza la situación del cuñado de este. Mientras que el éxito
personal, suele ponerse en comparación con la situación del cuñado,
lo que tranquiliza. En estos casos, es fácil caer en la tentación del
celo hacia el otro. Para evitar el caer en la tentación del celo hacia
el cuñado, es necesario verle desde la posición del padre. Un padre
quiere lo mejor para su hijo, luego, el cuñado debe desear también lo
mejor para su homologo. Esta es la posición correcta.

El padre no provee lo suficiente. En este caso la madre sufre las


consecuencias al no poder administrar los recursos para satisfacer
al todo. Generalmente opta por exigir al marido más de lo que este
puede dar, lo que destroza la relación entre ambos y termina con su
matrimonio. Puede también optar, por cooperar con él, y proveer

140
con una porción que aminore la escasez. En ninguno de estos casos
va a sentirse completada, por lo tanto, es lógico esperar tensiones en
este matrimonio. La madre ha de sentirse muy segura y protegida.
De la tranquilidad de la madre dependen emocionalmente sus hijos.
Una madre alterada, preocupada y temerosa, crea vínculos afectivos
con sus hijos, y estos adquieren de la conducta de la madre, los
hábitos y conductas propias de cada uno.
El marido ha de madurar en su iniciativa y fortaleza, para lo cual la
esposa ha de darle mucha confianza y afecto. El afecto de la esposa
motiva al hombre a ser más hombre. La femenineidad y dulzura de
la mujer, despierta la masculinidad y fortaleza del hombre. Es una
cuestión de polos. El polo positivo se hace más potente cuanto más
débil sea el polo negativo.

El cónyuge se muestra interesado por otra alternativa. El interés


por otra alternativa es un signo de insatisfacción. Ningún cónyuge
satisfecho va a buscar otra alternativa. Sólo cuando se siente
incompleto, inseguro o insatisfecho buscará más allá de lo que tiene.
En este caso, la pareja ha de despertar una mayor iniciativa en el
afecto, confianza y cuidados.

Los hermanos se odian. Es común que los hermanos se peleen, pero


no que se odien. El rencor entre hermanos generalmente depende
del aprecio o desprecio que muestren los padres hacia ellos. Un hijo
protegido por un padre es causal de rechazo por parte del otro hijo.
El amor del padre ha de ser incondicional e igual hacia cada uno de
sus hijos. La preferencia causa el desprecio, rechazo y finalmente
resentimiento u odio entre hermanos.
Todo hermano compite con el otro sanamente, para ganarse la
atención de los padres. Esta competencia obliga al choque, al “yo
soy mejor que tu” etc. El niño necesita ser reconocido, valorado
y apreciado por los padres. Si el padre o la madre no reconocen,
desprecian o invalidan a uno de los hijos, ponen a este en la situación
de compararse con el valorado y lógicamente, la única opción que
tiene es la de despreciarlo.
El hijo maduro, en este caso, es aquél, que a pesar de la situación
adversa en la que se encuentra, muestra una actitud de amplitud y
piensa en el “tal vez mañana me acepten a mi”, de todas formas yo
también soy su hijo.

Los suegros entrometidos. Cuando los padres dan un consejo, los


hijos lo sienten como deseo de ayudar, pero cuando el suegro da
un consejo, el yerno o la nuera lo recibe como amenaza. Tu padre

141
sugirió que me cambie de trabajo, “porque seguramente piensa que
soy un flojo”. Las intromisiones de los suegros, han de ser vistas
como las mismas intromisiones de los padres. Ellos buscan lo mejor
para cada uno por lo tanto los consejos no tienen el doble sentido
que nosotros le adjudicamos. Es fácil caer en la tentación del celo
frente a los suegros, cuando estos se toman la posición del padre que
conduce con sus consejos etc.

La familia monoparental, origina innumerables problemas. El origen


de la familia monoparental puede ser múltiple, pero radicalmente se
inicia en el predominio del uno por sobre el todo. Cuando uno de los
cónyuges desprecia, desconfía o descalifica al otro, en otras palabras
cuando se centra en sí mismo, cuando no reconoce al otro o cuando
no acepta la conducta errada del otro con la debida responsabilidad
como para corregirla, se inicia el movimiento circular en proyección
alrededor de ese acto, despreciativo, desconfiado y descalificativo
y si no se cabe controlar, si no existe el dominio de posición y de
función por el bien común, se termina separándose del otro.
El amor, la confianza y la tranquilidad, se transforman en dolor,
desconfianza y tensión. Esta realidad no se puede soportar por
mucho tiempo. Se podría decir que el origen de esta situación, surge
por la irresponsabilidad del hombre, que no es capaz de superar
la tentación del celo frente al acto errático de la mujer. A pesar
de que la mujer pueda comportarse de una forma difícil, es a fin
de cuentas, el hombre quien ha de asumir la responsabilidad de
educar, conducir y liderar en la construcción del ideal familiar a la
esposa. A no ser que la situación sea extremadamente insostenible,
ambos, marido y mujer, deberían ser capaces de enfocar y dirigir su
matrimonio en la dirección de los valores absolutos. De no ser así,
deben abandonar todo lo hasta ese momento conseguido y empezar
un curso nuevo, lo que no siempre es fácil.
Fruto de la incapacidad de uno o de los dos cónyuges, surge el
hogar monoparental, y todos los problemas derivados de esta
situación anómala.
El hijo de un hogar monoparental experimenta:
El rechazo hacia la carencia. Si el que falta es el padre, lógicamente
existe una postura de rechazo por la posición paterna, puesto que
se le asume la responsabilidad de la ruptura y la responsabilidad
también del abandono. Este hijo carece de afecto paternal, de la
intencionalidad y riesgo tipificadas en la posición paterna. De la
empatía masculina que impulsa hacia el valor, hacia el todo, hacia
fuera. Y por otro lado tiene la tendencia a recibir en la empatía
femenina, la dosis masculina que le falta, lo que produce en el hijo

142
la sobredosis del afecto protector, seguro y administrador de la
posición materna. A este niño es fácil que le produzca desconfianza
la persona masculina que ocupe una posición de liderazgo, como
por ejemplo el jefe en el trabajo, el profesor en la escuela, el
amigo mayor. Por esto mismo es fácil encontrarse con personas
procedentes de hogares monoparentales sin figura paterna, en
ámbitos de carácter femenino, como por ejemplo trabajando en
peluquerías de señoras, en sitios aislados como por ejemplo taxis,
micros, etc. No siempre se da, porque cada uno contiene un sistema
operativo que en ocasiones se sobrepone a la lógica situación, pero
en términos generales es fácil observar esta situación.
La ausencia de la madre, también obliga al padre a adoptar la
posición materna para el niño, pero este recibe esa postura o bien
como signo de debilidad en el padre o como signo característico de
la mujer. En ambos casos está alimentando un prejuicio que muy
bien puede impedirle el acceso natural a las mujeres. El abandonado
del hogar monoparental, difícilmente podrá despegarse del hijo que
perdió, y por lo tanto crecerá en él el celo por recuperarlo, lo que
puede impulsarle a tomar medidas desmesuradas y arriesgadas.
La persona que se queda con el hijo, ha de asumir roles que no le
pertenecen y que difícilmente podrá suplantar, lo que le inyecta a
la relación una enorme porción de ansiedad, de competitividad y
de frustración. Conclusión, el hogar monoparental está plagado
de sentimientos, raciocinios y situaciones, muy peligrosas para la
integridad humana de quienes lo conforman.

d-LA FAMILIA VISTA DESDE EL PUNTO DE VISTA


DEL VALOR:
La familia bajo el punto de vista del valor es el núcleo generador del
amor, de la confianza y del orden, físico y espiritual.
El orden espiritual, implica que los componentes del grupo familiar,
han madurado su convicción sobre las conductas generadoras de
los valores que son siempre y para todos válidos. De esta manera
pueden establecer correctas relaciones de empatía, confianza y
paz, con cualquier otro. A este estado de unidad se le denomina
ambiente espiritual.
El orden físico es consecuencia directa del orden espiritual
establecido. La familia ha de ligar a cada aspecto del desarrollo del
proceso, así como también a cada miembro integrante del núcleo
familiar.

e-LA FAMILIA BAJO EL PUNTO DE VISTA DE LA


143
TRADICIÓN:
La familia vista desde el punto de vista de la tradición, es la semilla
sobre la cual se fundamenta la conducta normada del individuo.
En la actualidad la familia no opera como tal, y si opera como casi-
protectorado.

Se habla de que la familia es el núcleo moral donde se forma el


individuo, pero la moral ¿basada en qué conducta, en qué ideal
y en qué valores? En los valores relativos a la tradición de una
determinada comunidad, o a una relativa ideología, religiosa,
política o económica. Pero no, centrada en el ideal universal y
absoluto de la creación, ni en la verdadera tradición universal y
absoluta. Sencillamente, porque se desconocen dichos principios
universales y absolutos.
Se habla también de que la familia es el centro protector y creador de
la entidad ética de la persona, pero ¿en qué valores se fundamenta
la ética del individuo, si ignora cual es su propósito individual y
su propósito de conjunto? El individuo, se cree un ser social, pero
ignora cómo realizarse socialmente como individuo. Ignora también
cómo establecer correctas relaciones, por lo tanto, en base a qué
fundamentos sustenta su postura social?
Se habla también de que la familia es el centro generador de
las conductas creativas del individuo, pero ¿en función de qué
paradigma de excelencia opera la conducta familiar?
En función del estándar relativo a cada individuo. O en función del
estándar relativo a una determinada comunidad o grupo ideológico,
pero no en función del estándar absoluto, de lo completo, de lo
verdadero y de lo pleno, por la sencilla razón de que se ignoran los
valores absolutos.

La familia es la semilla germinadora de la tradición histórica, y


la historia ha de ser el reflejo del desarrollo humano en pro de la
excelencia, de lo completo, de lo verídico y de lo pleno.

La construcción de este estándar depende del dominio sobre los


servidores. La familia que domina la prudencia (opción válida), la
fortaleza (firmeza) y la templanza (flexibilidad en el respeto) podrá
ubicar al celo dentro de los límites de la unidad, y no caerá en la
tentación de entregarse o abandonarse al celo extralimitado. Pero
la familia incapaz de dominar a los servidores previos a la unidad,
(arc-ángeles) perderá la experiencia del valor de la plenitud, de la
confianza y de la completación.

144
La familia es la estructura contenedora del potencial social de cada
individuo. Todo individuo ha de satisfacer el propósito individual
y a la vez el propósito de conjunto o social. La familia que no se
entrega por el bienestar de su familia vecina, difícilmente puede
hallar el respeto, la confianza y el valor de la entidad social en la
cual se inserta. La familia, para adquirir su validez como familia,
ha de ofrecerse voluntaria e incondicionalmente al beneficio de sus
vecinos, hasta ser correlativa, reconocida y aprobada como válida,
por los vecinos. Esta recognición de la validez de la familia por la
vecindad, realiza, y sustancializa la madurez de la familia.
Vemos por ejemplo que las familias al servicio del beneficio de la
comunidad son más y mejor aceptadas que las familias que no se
involucran en el desarrollo social.

El problema de los valores, radica en la comprensión y el


establecimiento de sus límites. El valor es siempre y para todos
complaciente dentro de los límites de la unidad absoluta. Siempre y
cuando la complacencia sea siempre y para todos válida.
La libertad es una cualidad que satisface y por lo tanto la
denominamos como valor, pero por ejemplo la libertad económica,
produce el liderazgo de monopolios que arrasan con las economías
de menor escala. La libertad política también produce la dirección
monopólica del partido predominante, que tiende a destruir a sus
oponentes. Y la libertad de los trabajadores, genera la facilidad
de sindicatos cuyo monopolio tiende a destruir la estructura
productiva del país, por medio de las huelgas y protestas sociales.
¿Cómo hace una sociedad democrática para proteger la libertad de
prensa sin hacerse a sí misma vulnerable a los abusos por parte de
los monopolios de los medios de comunicación?
La libertad en la familia, acaba por destruir la estructura vertical
y horizontal en las relaciones. ¿Qué puede hacer una familia para
ejercer una postura democrática que no caiga en ser demagógica
y contraproducente? ¿Dónde establecer los límites de la libertad
en la familia? La libertad y permisividad de los hijos, no siempre
les fomenta el desarrollo de la autonomía o de la autoestima, sino
más bien produce todo lo contrario, el rechazo de sus pares a una
conducta generalmente intransigente y el abandono a la anarquía,
a una tendencia reaccionaria a la disciplina. La libertad en la
pareja, también abre la puerta a buscar las experiencias que no se
encuentran en el otro. La pareja permisiva, fácilmente se encuentra
con un opositor que comparte con la pareja, aquellas ausencias
o carencias que uno tiene, lo que origina finalmente la ruptura
conyugal.

145
¿Cómo hace una familia para proteger la libertad sin hacerse a sí
misma vulnerable a los abusos de los demás?
La familia ha de adquirir una conducta, basada en la comprensión
de los valores absolutos, y crear una comunidad social que le
permita la protección de los abusos de la sociedad imperante.
La familia actual es vulnerable a todo tipo de opiniones, por lo
tanto, no basta con permitir el acceso al conocimiento, sino que hay
que restringir el tipo de conocimiento en los hijos. El hedonismo, el
relativismo y el egoísmo son los enemigos máximos de la conciencia
humana. Pero no existe filtro alguno que nos permita protegernos
de ellos. Cada persona tiene que contener uno de estos filtros, pero
¿cómo lograr esta meta? Ninguna familia es impermeable a las
influencias egoístas, relativistas y hedonistas. La impermeabilidad
exige del conocimiento de los valores absolutos, pero no basta
con el conocimiento de los valores, además es necesario de una
sociedad protectora de dichos valores absolutos. Esta comunidad
impermeable, tampoco lo sería si se encuentra inserta en el ámbito
social de nuestra sociedad actual. Lo que nos indica el grado de
dificultades que debemos superar para establecer una sociedad
protectora de los valores absolutos.

La convicción del beneficio público por sobre el beneficio personal


es el punto de partida de esta sociedad. El altruismo megapolitano
ha de establecerse como enseñanza en el ministerio de educación,
antes de pensar en una sociedad impermeable. En el estado actual
todos somos permeables al híbrido enemigo de la conciencia.
La libertad en las conductas tampoco benefician al individuo.
En una sociedad donde se ofrecen las libertades de conducta,
de pensamiento y de valor, lo más lógico a esperar de ella, es su
inminente destrucción.

La libertad en las conductas tiene un límite. No podemos permitir la


libertad de la conducta sexual y regalar las calles a la prostitución,
por la sencilla razón de que el propósito de la prostitución no es
absoluto, sino relativo a un grupo social marginado y centrado
en el hedonismo egoísta. La promiscuidad sexual nada tiene de
absoluto. No beneficia al todo siempre. Únicamente beneficia al
grupo de marginados que lo practica y ni si quiera es así, porque
lo único que hace es destrozar las conciencias de quienes son
adictos a ello. Evitar la prostitución evita que las personas que se
involucren en ello, pierdan su integridad, emocional, intelectual y
conductiva. La prostitución no beneficia a los partícipes de ella, sino

146
que los inserta en un sin fin de problemas emocionales, problemas
familiares, sociales y psíquicos. En un mundo de libertad extrema
sexual, no existiría lugar para la familia verdadera. En un mundo de
homosexuales no existirían descendientes.

Tampoco podemos permitir las conductas egoístas de los adictos,


tanto a las drogas como al poder, a la fama o al ego. El adicto es
dependiente de algo, y siendo dependiente de algo pasas a ocupar
la posición de objeto de las cosas a las cuales eres adicto, esto va
en contra del principio de la creación que nos dice que somos hijos
de lo absoluto y por lo tanto ocupamos la posición de apreciadores
de ello y no de dependientes de las cosas. El adicto es fácil de
transformarse en fanático consumidor. Si liberamos la conducta
aditiva, creamos una amenaza para la sociedad normada. La
adición es una tendencia egoísta que prevalece al uno por sobre el
todo y siempre, por lo tanto no tiene nada de conducta centrada en
lo absoluto. El adicto prioriza su necesidad por sobre la necesidad
de lo absoluto, lo que transforma su criterio de ser universal a ser
relativo a la persona.

La conducta libertina del juego, genera la gestión para la educación


del entretenimiento. Este tipo de educación en los medios de
comunicación produce una juventud necia, lo que no beneficia al
todo, por lo tanto nada tiene que ver con lo absoluto.
Cualquier conducta ha de ser normada de acuerdo a la estructura
base de cuatro posiciones, eje de las relaciones interpersonales
completas.

Hoy vemos en los diarios a las lesbianas, prostitutas y homosexuales


exigiendo su derecho a trabajar “honestamente” en las calles.
Vemos también a grupos ecologistas exigiendo que impidan la
tala de árboles, la caza de las ballenas, de focas y de animales
salvajes, que se impida la muerte masiva y cruel de los pollos, de
las vacas y de los cerdos. Vemos a los presos exigiendo mejores
dormitorios y mejores condiciones en la prisión. Estas exigencias
que por un lado contienen una dosis de certeza, por otro lado si se
extreman podemos llegar a ver, las calles invadidas por lesbianas,
homosexuales y prostitutas, en una sociedad escasa de alimentos, y
repleta de bandidos.

La conducta ha de ser normada de acuerdo con los patrones


absolutos contenidos en las funciones básicas de la estructura base
de cuatro posiciones.

147
f-LA FAMILIA EN LA RESTAURACIÓN:
En el proceso de la restauración, la familia se restaura sobre su
fundamento espiritual de la conducta, del conocimiento y del amor.
Originalmente la familia sería el núcleo del amor, de la sabiduría y
de las conductas normadas. Actualmente no es así. Transformar a la
familia actual en la familia original, tiene su costo.
El costo de cada posición y el costo del proceso. La familia se
construye en función de un proceso en tiempo y de una estructura
de posiciones, ambos, proceso y estructura han de ser modificados y
transformados de acuerdo a un ideal distinto al que tenemos.
Vivimos en pro del ideal personal, y debemos vivir en pro del ideal
de la creación. El ideal personal es relativo a cada uno, y el ideal de
la creación es absoluto porque es siempre y para todos válido.
El traspaso del ideal relativo al ideal absoluto tiene el costo de
la negación del ideal relativo y el costo de la adopción del ideal
absoluto. Realizar el ideal de la creación es un deber, es el deber de
cada ser humano para transformarse en auténtico humano.

¿Cuál es el costo?
La familia se compone de padres e hijos, marido y esposa, hermanos
y hermanas. En el proceso de formación de la familia, el primer paso
a experimentar es el de la experiencia entre hermanos. Primero,
somos novios, luego cónyuges, después padres, y finalmente
hijos. La última experiencia en la completación de la familia es
la experiencia entre hijos, es decir la experiencia entre hermanos.
Por lo tanto, en el proceso de restauración, la primera relación a
restaurar es la relación entre hermanos.

¿Cuantos tipos de caracteres pueden existir entre hermanos?


Emocional, intelectual y volitivo

Emocional en estado de formación, (1) de crecimiento, (2)


de completación (3) y maduro emocional (4).
Intelectual en estado de formación, (1) de crecimiento, (2)
de completación (3) y maduro Intelectual (4).
Volitivo en estado de formación, (1) de crecimiento,
(2) de completación (3) y maduro volitivo (4).
Nos da un total de doce.

También podemos hacer otra asociación


Emocional, (1) emocional emocional,(2)
emocional intelectual,(3) emocional volitivo(4)

148
Intelectual,(1) intelectual intelectual,(2)
intelectual emocional ,(3) intelectual volitivo(4)
Volitivo, (1)volitivo volitivo, (2)
volitivo emocional,(3) volitivo intelectual. (4).
De esta manera también nos da doce.

Si nos guiamos por la repartición tradicional del zodiaco, también


nos da doce caracteres. Aries, Géminis, Leo, Libra, Sagitario,
Acuario, Tauro, Cáncer, Virgo, Escorpión, Capricornio, Piscis.
El zodiaco chino, también divide los caracteres en doce: rata, tigre,
dragón, caballo, mono, perro, búfalo, liebre, serpiente, cabra, gallo,
jabalí.
Si por caracteres posibles tomamos el doce como número, lo
primero que hay que hacer para restaurar el proceso de la familia es
el número doce. Cada pareja, marido y mujer ha de restaurar el doce
en tres etapas de crecimiento, para tener la experiencia completa del
amor. Doce personas crean un tercio del circulo que tiene 360° si se
restaura la relación con 12 personas primero, se obtiene la experiencia
para que las 12 personas posteriores se restauren sobre la protección
de las anteriores y las 12 siguientes, ya tendrían la experiencia de
las 12 anteriores lo que mejoraría su posición. Dividiendo 360° en
tres etapas nos da 120°. El primer paso es el de restaurar a 36 parejas
cada uno de los cónyuges, lo que hacen un total de 72 parejas. Estas
72 parejas, de mantenerse unidas, restauran la posición Caín y Abel
completamente. Sobre este fundamento completo, la familia puede
llamarse protegida.

Esta familia, por un lado elabora su desarrollo emocional, cognitivo,


y volitivo, logrando elevar al estado de madurez, cada uno de estos
tres atributos, posicionando a la emoción, o conciencia del valor,
en la posición directiva, en función de la cual, el intelecto o el
conocimiento logrado en la educación y conducta de cada miembro
de la comunidad, adquiere su máximo desarrollo; y por otro lado
se inserta en el ámbito social, estableciendo las relaciones correctas
socialmente que le permiten adquirir una postura ética, que le es
válida en el inicio y desempeño de cualquier relación posterior.
En pocas palabras, los miembros de este proceso, adquieren una
conciencia válida, un conocimiento válido y una conducta válida, lo
que les califica como verdaderos.

36 y 36 parejas, simbolizan al circulo completo en la posición causa


y efecto, en la posición sujeto y objeto y en la posición Caín y Abel.
El logro de la unidad entre ellos, permite el logro del modelo social
a seguir.
149
Sobre el establecimiento de este modelo, se puede hablar de
garantías: Garantía de un ambiente protegido, garantía de un
ambiente de conocimiento absoluto, garantía de un modelo de
conductas correctas. Esta célula social, permite el desarrollo del
individuo que surge en ella y lo madura en sus tres áreas de
conducta, de conocimiento y de valor.
Sin este fundamento el ideal, es una fantasía.
Para realizar el ideal es preciso encontrar primero una persona que
empatice, crea y obedezca tus directrices, de acuerdo al principio
de la creación. Por lo mismo, antes de iniciar el camino de ofrecer
el conocimiento, has de tenerlo muy bien asimilado. Lo que obliga
al estudio exhaustivo de la materia. Por lo mismo, el curso formula
nos indica que después de los seminarios de cinco y veintiún días, se
estudie bien la teoría del arte, y los principios divinos.

Cada persona espera el conocimiento de la verdad, por lo tanto


al ver a cada persona, debemos hacernos y sentirnos responsables
por entregárselo. Pero no todos, a pesar de que todos esperan
saber cual es el sentido de su vida, el origen y la identidad del
ser humano original, no todos, están abiertos a profundizar en
ello. La cantidad de prejuicios adquiridos durante sus vidas, les
impide en ocasiones el acercamiento a la verdad. Por lo tanto es
preciso ser muy prudente, para evitar su oposición a aquellos
temas conflictivos o a aquellas diferencias de interpretación, que
muy bien pudieran impedirle el adquirir este valioso conocimiento.
Ser prudente implica en ocasiones el saber eludir sus diferencias
sin hacerle sentirse ignorado o abandonado. La sabia actitud
del combatiente que espera, cediendo terreno al enemigo, hasta
encontrar el momento adecuado para vencerle, es más adecuada
que el enfrentamiento verbal, que divide e imposibilita el encuentro
posterior. En esta tarea de educar lo que no se puede perder nunca
es la relación, por lo tanto cualquier diferencia que ponga en peligro
la unidad en la relación hay que saber eludirla.
Si estamos seguros de que la relación está por sobre nosotros
mismos, nos podemos entregar al propósito de la relación pero si
no somos conscientes o sensibles a esta realidad, es necesario que
profundicemos más en el tema.
¿Qué es primero, relación o posición? ¿Qué es primero relación o
persona? ¿Qué es primero la relación o yo?. Si pensamos a fondo en
esto, no cabe duda de que para que exista la posición es preciso de
la relación previa entre causa y efecto, sólo después de completada
esta relación se desprende la persona, de su causa originaria. Lo que
nos indica que primero es relación y después es posición, persona o

150
yo. Por lo mismo Yo me debo a la relación y si quiero mantenerme
en orden con el ambiente, he de priorizar la relación por sobre
la persona. Esta es la única manera de sobrepasar los conflictos.
Conflicto es producto de una relación insatisfecha, irreconocible
o incompleta. El conflicto surge, precisamente, cuando el sujeto
desprecia, ignora o rechaza al objeto.

Conflicto es un estado de falta de unidad en uno mismo o de falta


de unión con el otro o lo otro. En las personas el conflicto aparece
por diversas razones, destacándose entre ellas: la incompatibilidad
emocional, diferencia en intereses o conductas. La falta de unión
entre causa y efecto o entre sujeto y objeto, originan conflicto.
La recognición del conflicto se evidencia mediante tensión,
desconfianza y descalificación o rechazo. Tensión produce alteración
del orden y generalmente desencadena en el sentimiento de dolor.
La ignorancia produce temor, puesto que no sabes a qué atenerte. Y
el rechazo, produce en su extensión , el egoísmo y la soledad.
Si observamos a las personas detenidamente, podemos averiguar
el pasado de las mismas, por la conducta que tienen. La conducta
temeraria, es debida a la suma de relaciones de desconfianza; la
conducta de soledad, es producto también de falta de acogida,
de falta de confianza, de falta de empatía, y por lo tanto es fácil
averiguar que la persona solitaria, ha vivido numerosas relaciones
de este tipo, que dieron como resultado su conducta egoísta.
Tensión es un término que se utiliza en física para determinar a
las fuerzas que operan en el mantenimiento de la unidad entre
opuestos, cuando tienden a separarse. Curiosamente, la tensión
se denomina a la fuerza que impide la separación. Y conflicto se
denomina a lo que produce la separación. Si pensamos un poco, nos
damos cuenta de que el conflicto que produce la tensión, opera entre
el rango desde que se inicia el proceso de separación, hasta que se
separan las posiciones sujeto objeto. Por lo tanto la tensión en sí, no
es nada externo a la relación y es más, podría decirse que es gracias
a la fuerza de la tensión, que se posibilita el regreso a la unidad. Sin
esa tensión, la separación sería inmediata.
La relación contiene una porción elástica en su estructura. Esta
elasticidad permite las diferencias, pero existen diferencias, que
si no son apreciadas en su justa medida, exceden el margen de
elasticidad de la relación y la destruyen. Por eso es necesario
priorizar la relación por encima del punto de vista personal de la
apreciación del sentimiento, del conocimiento o de la conducta.
Es fácil juzgar, bajo el punto de vista de uno mismo la conducta del
otro como errada, falsa o no válida, pero ¿quién es el más apropiado

151
para juzgar la conducta de alguien? Sin duda que el más apropiado
para juzgar su conducta es el que la origina, dirige y realiza. Si
alguien obra causándome un problema, lo lógico es preguntarle
cual es la razón por la cual está operando así, antes de juzgarle
desde mi punto de vista parcial y relativo. Quizá bajo su punto de
vista, se justifica su conducta. Si se niega, o me rechaza, la única
alternativa que tengo frente a esa persona es la de darle un tiempo
para que recapacite, y hacerle entender cuál es el punto de vista del
conjunto frente a esa situación específica.

La Prudencia es fundamental en la conducción de las relaciones. Sólo


es posible optar por la alternativa válida, después del discernimiento
entre las opciones. Para eso es necesario el uso de prudencia. Se
denomina a la prudencia como virtud, y a la virtud se le entiende
como fuerza de las causas para producir o causar los efectos, poder
y potestad de obrar. Toda virtud se entiende como fuerza, vigor o
valor. Yo personalmente entiendo a la prudencia como el servidor
que nos permite detenernos frente a la opción y discernir antes de
optar por la alternativa válida. Como servidor que protege la opción
válida, también se puede considerar como un ángel.
Los ángeles son servidores del valor, servidores del conocimiento
(Lucifer) servidores del amor (Miguel) y servidores de la conducta
(Gabriel). El arcángel Miguel es considerado como el primero y
principal de los ángeles, su nombre significa ¿Quién como Dios?
Y expresa el verdadero valor que estriba en Dios. Miguel es el
protector de la iglesia, significa el valor absoluto de Dios. Por lo
tanto ocupa la posición de la conciencia del valor.
Lucifer, de lux, lucis, luz y ferre, llevar, es uno de los nombres
dado por los romanos al lucero de la mañana, también se dice del
soberbio, del ángel que extremó su conocimiento. Se entiende como
el ángel servidor del intelecto, o conciencia de la verdad.
Gabriel es el tercer arcángel mencionado en las escrituras, su
nombre significa “hombre de Dios”. Su función es la del hacedor.
Fue Gabriel el que anunció a Daniel el nacimiento del Mesías, a
Zacarías el nacimiento del Bautista, y a María el nacimiento de
Jesús. Según los árabes, reveló el Alcorán a Mahoma. Se entiende
como conciencia de la conducta o sinónimo de voluntad.
Sólo el dominio de estos tres aspectos, emocional, intelectual y
conductual, posibilitan la relación completamente correcta. Para lo
cual es preciso de opción válida y eso únicamente es posible sobre el
discernimiento efectuado con prudencia.

La Fortaleza garantiza la consecución del logro. Únicamente

152
podemos cumplir con la realización de cualquier acto, después de
mantener una conducta determinada, concentrada y firme. Sin la
determinación, o resolución a encontrar el valor, sería imposible
su concreción. La determinación es una cualidad trascendental e
intrínseca a todo ser, puesto que todo ser opera en movimiento y
relación constante y continua.
La fortaleza opera como servidor del cumplimiento del logro,
posibilita la consecución válida, permite llegar al encuentro con
el valor. Un ser determinado, contiene la fortaleza para recorrer
el camino del desarrollo intencional. Por lo tanto la fortaleza es un
servidor que de ser dominado con firmeza y convicción en su justa
medida, posibilita el encuentro con el valor.
La Templanza es un servidor elástico, permite la tensión, pero sirve
para evitar la escisión o ruptura de la relación. La templanza nos
sirve como protector del rechazo, del miedo y de la insatisfacción.
Es lógico de esperar en un mundo de diferencias que algunas de
estas sean intolerables por nuestros ideales, criterios o conductas.
Para esos momentos en especial, se nos entregó el servidor de
la templanza. Ser templado, no es ser tolerante. Templanza y
tolerancia no son la misma cosa. Tolerar es permitir y templar es
poner en su justa medida. El uso de la templanza se ejercita en los
momentos de conflicto. El conflicto crea tensión, temor y rechazo.
Cada uno de estos productos son aceptables dentro de un rango
e inadmisibles fuera de ese rango. Toda tensión, temor o rechazo,
son válidos dentro de los márgenes de la unidad en la relación, e
inadmisibles cuando la relación se transforma en lucha. Fuera de
los márgenes de la relación no se debe tolerar la tensión, el temor o
el rechazo. Es inadmisible, porque se transforman en destructivos,
injustificables e insatisfactorios.

En toda relación, es de esperar algún conflicto, si entendemos al


conflicto como la falta de unidad en uno mismo o falta de unión con
el otro o con lo otro. Es natural que si todos somos únicos y por lo
tanto diferentes, existan también diferencias mínimas y diferencias
máximas, por lo tanto cabe lugar a conflictos de un rango u otro.
Si contamos con esa posibilidad y somos sensibles, conscientes y
operativos frente al conflicto, lo normal es que todo quede en algún
grado de tensión, de temor o de rechazo, pero sin llegar al extremo
de la ruptura de la relación. Esto es lo que ocurre en la relación
entre padre e hijo. Ambos pueden sentirse tensionados, temerosos
el uno del otro o incluso rechazados, pero vuelven una y otra vez a
estar unidos debido a que el lazo vincular entre ambos, les impide
romper su relación. Este grado vincular es el que hay que desarrollar

153
entre el sujeto que inicia su conducta de restauración y sus treinta y
seis parejas o familias. Con ese nivel de ligazón vincular, cualquier
diferencia es tolerable y templable.

Como familia que debe restaurarse, debemos establecer metas y


objetivos prácticos, y por supuesto, alguna metodología operativa
a realizar. Ponerse condiciones inalcanzables, puede ser inoperante
y frustrante. Lo importante es ser realista, saber con las condiciones,
cualidades y habilidades de las que se dispone y en función de estas,
iniciar el desarrollo de un proceso de realización y consecución de
logros.

g- FORTALECER EL CONOCIMIENTO, LAS


CONDUCTAS Y EL SENTIMIENTO
La mejor manera de desarrollar la voluntad es mediante la firmeza
y el ejercicio cíclico o circular completo; para desarrollar el intelecto,
es la lectura o el pensamiento comparativo y para desarrollar la
emoción, es la oración.
Para desarrollar la fortaleza, hay que poner condiciones de firmeza.
Para desarrollar la templanza hay que ponerse en situaciones límite
y para desarrollar la prudencia es preciso de la oración profunda y
centrada en el valor que es siempre y para todos válido.

La fortaleza se desarrolla determinándose con firmeza en la


consecución de logros. Para eso no hay nada mejor que el
entrenamiento constante en cualquier área, pero condicionado por
una persona con más experiencia en el logro de la fortaleza. En
casos especiales se utiliza el fondraísing como metodología más
completa, pero también se puede realizar el mismo ejercicio siendo
determinado a cumplir metas y objetivos claros y precisos, durante
un tiempo de fortalecimiento y desarrollo de esta virtud.
El intelecto se desarrolla mediante la asimilación y asociación
comparativa de elementos de conocimiento. La asociación
comparativa permite deducir juicios y determinar la razón contenida
en dichos juicios, de donde se desprende conocimiento.
La asociación de conocimiento, permite también el desarrollo
de una conciencia tolerante puesto que se prioriza la asociación
comparativa por sobre la posición de una de las partes. Al aprender
a comparar, también se aprende a tomar en cuenta ambas posiciones.
El desarrollo del intelecto, también influye en el desarrollo de la
templanza.

La templanza se ejercita y se desarrolla en situaciones de conflicto,

154
en situaciones límite. Expuesto al conflicto, a la tensión al temor,
al rechazo, no te queda otra alternativa que templarte, que
elastificarte. Las posturas extremas, duras e intransigentes no
pueden operar en situaciones de tensión, de temor o de rechazo. Por
eso que es importante el desarrollo de la templanza, insertándose
en numerosas situaciones extremas. Una situación límite para uno
puede no serlo para otro, por lo tanto dichas situaciones límite,
deben ser determinadas por la persona que se enfrente a ellas.
Existen situaciones límite en distintas áreas; citaciones límite
emocionales, situaciones límite intelectuales y situaciones límite
conductuales, por lo tanto es útil el enfrentarse en cada una de
estas áreas. El ejercicio de fondraísing es ideal para desarrollar en
un corto periodo de tiempo estas conductas templadas, así como
también el educar a otros, porque te pone en situaciones de conflicto
intelectual. Estas situaciones límite intelectivas o cognitivas,
desarrollan la templanza. También se puede poner dicha persona
al servicio de un guía o persona con más experiencia en el cómo
superar estas situaciones extremas.

La prudencia se desarrolla únicamente con una actitud de oración


constante, que no tiene que ser necesariamente identificada con el
rezo, sino con la búsqueda del valor absoluto que opera siempre y
para todo.
Orar no es repetir unos signos con devoción, orar es establecer una
relación emocional, intelectual o volitiva con lo absoluto. Orar es
preguntarse cual es la opción válida frente a las alternativas de
que dispongo, es deducir de entre lo que conozco, qué es lo que
es siempre y para todo válido, es optar, de entre las conductas que
se me ofrecen, aquella que es la responsable en el cumplimiento
del deber. Orar también es informar a la conciencia absoluta de
los logros, satisfacciones, conocimientos y agradecimientos. El
desarrollo de la oración, facilita el discernimiento y por lo tanto la
opción válida. La oración es el mejor generador del valor, puesto
que permite mediante el crecimiento de la prudencia, la unidad con
lo que es siempre y para todos válido. Permite la ligación con lo
absoluto, la unión con Dios.
Una conducta centrada en la oración es una conducta noble.
Cualquier opción tomada sobre el discernimiento entre lo que es
prioritario para el logro de lo que es siempre y para todos válido
es una opción válida. Por lo tanto la mejor manera de desarrollar la
prudencia en la opción es la oración, orar es hablar con lo Absoluto,
con lo pleno y con lo completo. Siempre es útil dejarse asesorar en la
oración por alguna persona con más experiencia en ello.

155
En el fondo todos estos ejercicios fortalecen emocionalmente a la
persona, haciéndole cada vez más y más sensible a las necesidades,
intereses y deseos humanos universales, fortalecen la convicción
en aquella verdad absoluta que es siempre y para todos válida, lo
que produce una tremenda seguridad, y fortalece las conductas del
individuo, sintiéndose cada vez más libre al saberse responsable de
sus actos.
Sin duda esto fortalece el sentimiento de familia. Cuando los
miembros de una familia están unidos en la oración, en el
raciocinio y en la tradición, la familia se fortalece y se cimenta
como sostenedora del ideal de la creación. Cuando varias familias
ordenadas en comunidad comparten la unidad en la oración,
en el raciocinio y en la tradición, la comunidad se fortalece y se
cimenta como sostenedora del ideal de la creación. Cuando varias
comunidades ordenadas en sociedad, comparten la unidad en la
oración, en el raciocinio y en la tradición, la sociedad se fortalece
y se puede pensar en un ambiente optimo para el desarrollo y
cumplimiento del ideal de la creación.

h- FAMILIA INTEGRANTE DE LA COMUNIDAD


La humanidad se cimenta en la familia, por lo tanto, la familia tiene
la responsabilidad de fortalecer, conocer y valorar a la comunidad a
la que pertenece. Una familia que vive los principios de la creación,
es una familia que predomina el beneficio social, por sobre el
beneficio familiar. En esta familia se prioriza el eliminar fronteras
raciales, fronteras ideológicas, sociales, culturales, económicas etc.
La familia centrada en el ideal de la creación, proyecta su visión
hacia la comunidad, hacia el ideal comunitario de priorizar el
beneficio del todo y siempre por sobre el beneficio propio. En esta
familia, cada miembro acepta su posición social o comunitaria con
respeto y responsabilidad. Entregándose al servicio del bien común.
Sabiendo que el beneficio del todo, satisface al individuo, lo mejora
y lo enriquece.

En una familia comunitaria se ora en comunidad, se piensa en


comunidad y se realiza en comunidad. La familia se ofrece por
el beneficio del todo y siempre centrado en el valor absoluto. Es
necesario comprender que el todo y siempre es omnipresente y
eterno al mismo tiempo, por lo tanto es ley, razón y realidad.
Cuando hablamos del todo y siempre, no nos referimos al todo
social, ni al siempre en la historia, es más profundo que eso. Nos
referimos al todo universal y al siempre eterno. La familia que se

156
ofrece por este beneficio, obra en consecuencia con los principios de
la creación.
La familia comunitaria debe realizarse como partícipe de la
comunidad y la comunidad es una unidad común, unidad
social común al grupo que la compone. Para ser común ha de
ser correlativa a todos los componentes de la misma, ha de ser
reconocible por todos los componentes y ha de ser correspondiente
con todos los componentes de la comunidad.
Emocionalmente es preciso hallar la sincronía en el ideal común
del beneficio público. Esto se establece al estar centrados en el ideal
de la creación. En este sentido, el compartir una ideología común,
facilita la afinidad y empatía emocional . Intelectualmente el
reconocerse en el mismo ideal, facilita la confianza entre las familias,
lo que genera unidad en la comunidad. Conductualmente facilita
una tradición elaborada, donde la experiencia del anterior, facilita
la conducta del posterior. Esta comunidad unida, se transforma en
la base sustentable de la nación.
La comunidad se administra participativamente. El producto del
beneficio de las habilidades de uno se ofrece a la mejora de la
situación del todo. El beneficio no se almacena, se comparte. Quien
gane siete y necesite tres, ofrece los cuatro restantes al beneficio
público. Las familias trabajan por el beneficio público y el público
trabaja por el beneficio de las familias. Esta actividad compartida,
genera los recursos necesarios para la igualdad en derechos de los
miembros de la comunidad.
En la comunidad es Dios el centro de todo siempre. Dios es el
beneficio de todos y de todo siempre. Dios es el afecto incondicional
por el todo y todos siempre. Dios es la unidad con el todo y todos
siempre. Dios es lo completo en todo, siempre. La comunidad de lo
absoluto es la verdadera comunidad.

i- LA GRAN FAMILIA HUMANA


El hombre y la humanidad se ligan en lo humano. Lo humano es
universalmente incondicional en el afecto, lo humano es la cualidad
absoluta del conocimiento que es siempre y para todos válido, lo
humano es la completación de la bondad, la perfección del hecho.
Para entender al hombre ligado con la humanidad, debemos
comprender lo verdaderamente humano.
La correlatividad en el afecto incondicional, genera humanidad;
la recognición del conocimiento absoluto, genera humanidad y la
correspondencia o semejanza con lo absoluto, genera humanidad.
Del mismo modo la correlatividad emocional entre plenitud y
placer, genera al ser humano; la recognición entre ley y razón,

157
genera la ser humano y la semejanza o correspondencia entre
apreciación y creación, genera al ser humano.
La gran familia humana está centrada en la correlatividad emocional,
en el reconocimiento intelectual y en la correspondencia creativa.
El ser humano aprecia, reconoce y atiende. Aprecia los sentimientos,
conocimientos y facultades del otro o de lo otro, y de esa forma
adquiere sus sentimientos, conocimientos o estímulos. La actitud
apreciativa, posibilita el encuentro con el valor, la actitud recognitiva
o confiada, también permite el acceso al encuentro con el valor, así
como la atención al otro o hacia lo otro, posibilita el encuentro con
el valor.
El ser humano crea humanidad en la actitud apreciativa, confiada y
motivada hacia el otro o hacia lo otro.
Humano es todo aquello universal, absoluto y pleno, porque
solo el hombre tiene la capacidad de apreciarlo, comprenderlo y
realizarlo.
La gran familia humana, ha de enfocarse hacia el aprecio, la
recognición y la atención. Para eso ha de vencer la tentación al
desprecio, al conocimiento relativo o partidista, y al egoísmo.
El comportamiento humano no es meramente accidental, siempre
es una referencia de algo y además contiene en sí un significado.
La conciencia intencional existe con él y en él. La conducta humana
ocurre en un contexto de determinantes, enfocadas hacia la
consecución de lo absoluto. La fuerza motora de la conducta, dirige
el acto del hombre hacia el encuentro con el valor. La capacidad de
apreciar sólo permite adquirir aquello a lo que pone precio, a lo que
contiene valor. Solo puede poner precio a lo que vale. La capacidad
de despreciar, nos permite descartar lo que no es válido, para recibir
exclusivamente lo que apreciamos como válido.

El hombre y la humanidad sólo se encuentran en el valor.


Las relaciones que determinan el comportamiento humano,
podemos denominarlas como situaciones que al progresar en su
desarrollo, se van haciendo más complejas, y consecuentemente
su comportamiento se vuelve más diferenciado. El hombre está
continuamente inserto en situaciones. Desde su gestación hasta su
muerte.
Podría decirse que el individuo contiene en sí mismo el potencial
humano en su semilla originaria, y que este potencial se va
cumpliendo en el entorno social. Sin ese entorno social, el individuo
no puede adquirir su humanidad. No puede hallar la correlatividad,
el reconocimiento ni la semejanza, si no es en otro humano.
El hombre, por sí solo, no puede ser comprendido como individuo,

158
si nos es en relación con otro; es únicamente en una comunidad
donde se convierte en humano, y donde sus potenciales pueden
realizarse.
El potencial del ser humano consta de la capacidad de ser padre,
de la capacidad de ser maestro y de la capacidad de ser líder. La
capacidad de amar incondicional y universalmente a todas las cosas
de la creación, la capacidad de enseñar todo el conocimiento y la
capacidad de liderar y ordenar a todo lo creado.

El lazo entre los seres humanos, reside en su inteligencia común y


el lenguaje, es el vehículo que hace posible la inteligencia abstracta
de la comunidad. Como hemos visto, es únicamente, como miembro
de un grupo o comunidad que el individuo puede cumplir su tarea
como ser humano.
Como también sabemos, el comportamiento humano es la
manifestación física de una elección; surge de una alternativa y en
este caso, lo importante, es saber optar por la alternativa válida que
transforma la conducta del individuo en humana.
Hablar de humanidad es hablar también de posiciones verticales y
horizontales, de tiempos y de espacios, de expectativas y logros.

Si nos damos cuenta, el hombre y la mujer cuando se unen en el


amor se transforman en un instante en amigos, cónyuges y padres.
Ese momento de unión es el instante glorioso o el instante diabólico,
dependiendo de si se establece en consonancia con lo absoluto, o
en consonancia con lo relativo. Del instante glorioso se desprende
el fruto protegido, reconocido y querido por la unidad de los
padres; y del instante diabólico, se produce el fruto desprotegido,
rechazado y no reconocido por los padres. Pero ese instante de
unidad, encierra en sí mismo el significado glorioso, que transforma
al individuo en ser humano. La conducta que glorifica al hombre
produce humanidad.

Dos se unen por sincronía por reconocimiento o por parecido.


Esto nos indica que en toda relación, además de posiciones,
causa efecto o sujeto objeto, existe un contenido correlativo,
recognitivo y correspondiente. Sin esta reciprocidad la relación
no puede operar. Pero, la semejanza obliga al encuentro con un
semejante, la recognición obliga al encuentro con lo reconocible, y la
correlatividad, obliga al encuentro con lo correlativo. Esta naturaleza
obliga inevitablemente a la unidad. Obliga porque es ley, y toda ley,
contiene obligación y derecho. Obligación a satisfacer y derecho a
ser satisfecho.

159
El individuo para ser humano ha de ser satisfecho en sus
capacidades sensibles, cognitivas y productivas, mediante el uso
de sus habilidades sensibles, cognitivas y creativas, dirigidas al
encuentro con la unidad en el valor que es siempre y para todos
válido.
Pareciera ser que Dios al crear a todos los animales, no haya querido
emplear más que una idea, variándola de todas las maneras posibles.
Todo ser busca ser satisfecho, consciente o inconscientemente,
realiza aquello que lo completa, que reconoce como válido y que lo
valida. Lo mismo ocurre con la humanidad.

EL MATRIMONIO
Unos consideran al matrimonio como la unión de dos personas,
una masculina y otra femenina, que se enlazan, para formar familia
con sus hijos, a los que deben respetar, proteger y educar, para ser
buenos ciudadanos. Otros consideran el matrimonio, como una
situación de encuentro donde compartir tiempo y experiencias con
alguien que te agrade. Además están los que ven al matrimonio
como un útil para aproximarse a sus logros económicos, políticos
o sociales. Existe también el grupo que no cree en el matrimonio,
pero que curiosamente acepta el vínculo carnal con la pareja, eso sí,
mientras se sientan “atraídos, interesados o motivados”.
Muchos nos dirían que saben lo que es, pero que no pueden
explicarlo. Lo cierto es que pocas veces nos lo cuestionamos. Pero,
cuestionado o no, la mayor parte de la humanidad se inserta en ello,
como algo que debe de hacerse sin saber porqué, cómo, o para
qué.

¿Qué es el matrimonio? Para el común de los cristianos es un


Sacramento, el séptimo Sacramento. Pero de qué nos sirve el saber
que el matrimonio es un Sacramento? Todos sabemos que es un
vínculo, una unión, pero… ¿Para qué? Y ¿Porqué? Y un vínculo…
¿con quien? Aparentemente es un vínculo con el otro complemento,
el hombre con la mujer, la mujer con el hombre.
Hay quienes se atreven a decir que el matrimonio es un “camino”
hacia un destino mucho más alto, e intuyen que ese “más alto “ es
la vida misma. Dicen que es el camino, para amar y perfeccionarse.
Perfeccionarse… ¿en qué? En ser mejores… mejor que… ¿quien?.
Finalmente se acepta que es un camino de crecimiento personal
hacia una meta sin límites, para ser más persona, más compañero
y más familia. Todo esto, que parece tan poético, es tan abstracto
como inútil.
El hombre crea y destruye leyes, de acuerdo con su propio criterio,

160
como si las leyes pudiesen ser creadas y determinadas por él. La ley
no se crea, ni se destruye, se reconoce y se cumple.
Si no se comprende plenamente el significado del matrimonio, con
toda su veracidad y precisión de lo que razonablemente es ley, no se
sabe lo qué se está haciendo con él.

Creemos y partimos sobre esta premisa, que ---Dios o el Origen,


hizo al hombre a su imagen y semejanza---. ¿En qué se basa esta
afirmación? Se basa en el principio de causa y efecto, que nos dice,
que todo efecto - y el hombre es un efecto-, es a su causa, como
toda causa, es manifiesta en el efecto. El hombre es producto de
una Causa Original que lo creó “macho y hembra” a su imagen
y semejanza. Y al crear al hombre y a la mujer, por medio de su
dualidad masculina y femenina, estableció Familia. Padre Original,
Madre Original, e Hijo e Hija Original, para que madurasen dando
frutos que les permitan asemejarse en el Amor Paternal Original
con la Causa Creadora. Dentro de este núcleo deberían madurar
la completación del amor filial, fraternal, conyugal y paternal. La
Causa original, por lo tanto implica al núcleo familiar, abuelos,
padres e hijos, tres generaciones.
Si entendemos que la especie humana se fundamenta en la unidad
familiar, comprenderemos la decisiva importancia operativa de
esta célula gestora y mantenedora de la especie, la familia. ¿Qué es
familia? No creo que podamos llamar familia a la pareja de ambos
sexos que se unen, a pesar de ser socialmente considerados como tal.
Para calificar a la pareja como familia, se necesita del fruto gestado
por ambos, se necesita del hijo, o hija que califique a la pareja como
padres. En ese acto, se establecen tres estratos, el estrato de los hijos,
el estrato del matrimonio y el estrato de los padres. Por esta razón,
familia implica a padres, esposos e hijos. La experiencia del amor
filial, conyugal y paternal, califica a núcleo celular humano como
familia. Esta realidad no es opinión de una persona, es una norma
constante que se repite siempre y para todas las especies, lo que
transforma esta afirmación en válida y absoluta.
Bajo este prisma ¿qué sería el matrimonio? Sería la unión vincular
eterna, que sostiene y germina la garantía de la consecución de
la especie humana. ¿Porqué razón eterna? Porque nada ni nadie
puede sustraer el vinculo paterno o materno de sus hijos. El hombre
puede separarse de su mujer, pero no puede evitar su paternidad
sobre su descendencia. El divorcio entre padres e hijos no existe,
ni podrá existir jamás. Independientemente de que lo afirme o lo
niegue, el hijo será siempre hijo de su padre y madre. No existe la
incompatibilidad de caracteres entre padre e hijo, que justifique la

161
separación entre ambos, a pesar de que parece que todos los hijos
quieren separarse de sus padres. Separarse de posición o ubicación
no significa separar la condición de correlatividad, reconocimiento
o correspondencia entre el padre y el hijo, eso, nadie puede
sustraerlo.
¿A qué llamamos matrimonio? Lamamos matrimonio al compromiso
voluntario entre dos personas de distinto genero, que asumen la
labor de realizar en el amor, en la verdad y en la bondad, a todos y
cada uno de los miembros que integren la agrupación familiar.
El matrimonio ha de ser voluntario y ha de ser un compromiso
responsable. Ha de ser voluntario porque supone una opción válida
y para ser válida de acuerdo con los principios de la creación, ha
de ser autónoma (auto uno mismo, nomo ley; uno con la ley) y ha
de ser un compromiso porque únicamente la opción responsable es
libre, y para calificarse y realizarse en libertad, es preciso cumplir
completamente con la responsabilidad que esta determinación
encierra.

¿Cuántos padres y madres o esposos y esposas contiene la Causa


Original? Un esposo y una esposa que al crear se transforman en
Padre y Madre. ¿Porqué uno y no dos o tres? Porque la paternidad
o la maternidad es unitaria. Ningún hijo es producto de un padre
y de dos madres, o de dos padres y de una madre. El fruto surge
de la unidad complementaria de la singularidad masculina y
femenina. Si el fruto, que es el propósito del matrimonio, es creado
por un hombre y una mujer, es lógico pensar, que todo lo demás
sobra. La familia, según este paradigma Original, debe ser formada
únicamente por un hombre y por una mujer.

¿Podríamos afirmar que la Causa Original, creó a dos homosexuales


o a dos lesbianas como padres de la humanidad? O, tal vez creó a
un homosexual y a una virgen y los dejó juntos para convertirse en
los antepasados originarios de la humanidad? ¿Habría sido posible
la generación posterior en base a, un homosexual y una lesbiana?
Si el homosexualismo o el lesbianismo, no son originales, debemos
aceptar que son una creación que poco o nada tienen de original.

El hombre adquiere valor, en la medida en que se aproxima a lo


absoluto, a lo que es siempre y para todos válido. La familia es el
núcleo que hace posible la unidad con lo absoluto.
El hombre para asimilarse al carácter absoluto de su causa original,
debe adquirir y asimilar la complementariedad femenina. La mujer,
para asimilarse al carácter absoluto de su causa original, debe

162
adquirir y asimilar la complementariedad del carácter masculino.
Esta unión complementaria, permite la semejanza con el origen
absoluto. Por lo tanto el primer fundamento del matrimonio es el de
posibilitar la complementariedad en el carácter, aceptando de esta
forma las diferencias que permiten la igualdad de la diversidad. La
belleza del amor.

En la mente madura del hombre o de la mujer que comprenden el


propósito de la creación, y lo realizan responsablemente, no hay
cabida alguna para aceptar el matrimonio múltiple o plural, como
alternativa válida.
Pero el hombre o la mujer inmadura, piensan que es posible la
pluralidad en el matrimonio. Esto, generalmente es debido al deseo
de poseer el sexo del otro y no, debido a la comprensión clara y
completa del propósito de la creación. Cuando el hombre madura,
en la comprensión del propósito de la creación, este deseo por el
matrimonio múltiple no tiene sentido. Para tener fruto, basta con
una pareja.

El matrimonio posibilita la complementariedad con lo original.


Toda causa busca y necesita de su efecto así como todo efecto busca
y necesita de su causa. La Causa Original, creó al hombre y a la
mujer a imagen y semejanza suya, para que el hombre y la mujer
se transformen en imagen y semejanza de la Causa Original que los
creó.
Pero ¿cómo es la Causa Original?--- Es perfecta en lo que es siempre
y para todos válido. ¿Porqué? Porque el mundo del efecto, con sus
infinitas manifestaciones nos muestra una perfección en su validez,
y es siempre y para todos válido.
El cosmos existe, actúa y se multiplica en base, a la ley; la ley es
válida siempre y para todo. Gracias a la ley se produce fuerza
que opera, en base, a un orden compensado, según leyes que son
siempre y para todos válidas. La fuerza, en su proceso y estructura,
produce energía que opera en todo y siempre, siendo de esta forma,
siempre y para todos válida. La energía, hace posible la existencia de
sustancias sólidas, líquidas o gaseosas que se nutren, se multiplican,
y reaccionan frente a otras, en función de leyes, que son siempre
válidas para todas sus funciones. Las sustancias, sólidas, líquidas
o gaseosas, en sus procesos y estructuras, conforman sistemas,
asociados, en base, a leyes, que son siempre válidas para todas sus
funciones. De estas funciones, procesos y estructuras se obtienen
tejidos, órganos y sustancias que permiten la existencia de los
minerales, vegetales y animales, que operan insertos en un conjunto

163
de leyes que son válidas siempre y para todas sus funciones. Esto
nos demuestra claramente que la Causa Original, que ha creado este
efecto, siempre válido en todas sus funciones, ha de ser también
siempre y para todo válido, lo que lo determina como absoluto.
La Causa Original es completa en la unidad. ¿Porqué?
Todo lo creado persigue la unidad. El carácter busca la unidad con
su forma, la mente con el cuerpo; el masculino busca la unidad con
lo femenino, el estambre con el pistilo, el catión con el anión, la
valencia positiva, con la negativa. La complementariedad vertical
busca a la complementariedad horizontal. Esta realidad del mundo
del efecto, implica que la Causa Original debe contener en sí, la
unidad de las complementariedades verticales y horizontales,
es decir, ha de ser un ser en perfecta y completa unidad entre lo
interior y lo exterior y entre sus complementariedades, procesos
y estructuras. Un ser donde la unidad entre carácter y forma,
masculinidad y femenineidad, es completamente perfecta.

El matrimonio es por lo tanto, la estructura que permite el proceso


de reencuentro, con la razón de ser Imagen y Semejanza Original.
Para lo cual ambos cónyuges, deben madurar en el amor filial,
fraternal, conyugal y paternal. El matrimonio se completa en la
familia. La experiencia familiar se establece en tres generaciones:
abuelos, padres e hijos. ¿Porqué? Porque la posición del abuelo es
necesaria para que el hijo complete su desarrollo en el amor filial
maduro. Para madurar todos los tipos de amor, filial, fraternal,
conyugal y paternal, es preciso de familias completas. La familia
completa, está constituida, mínimo, por siete personas: un hijo, un
padre y una madre del hijo, un padre y una madre del padre y un
padre y una madre de la madre. Hijo, padres y abuelos hacen tres
generaciones.
Para madurar el amor filial, el hijo pasa por experimentarlo como
niño, como adolescente, como adulto y como maduro, de igual a
igual, de padre a padre, o de madre a madre.
Para madurar el amor fraternal, el individuo pasa por la experiencia
de hermanos niños, hermanos adolescentes, hermanos adultos y
hermanos maduros, de padre a madre, de padre a otro padre, de
madre a otra madre.
Para madurar en el amor conyugal, el individuo pasa por
experiencias de fe en la pareja, de confianza en la pareja, de amor
por la pareja, finalmente encuentra la unidad con la pareja lo que le
hace maduro, seguro y libre en el amor conyugal.
Para madurar en el amor paternal, el individuo pasa por
experiencias de incondicionalidad hacia el niño, incondicionalidad

164
hacia el joven, e incondicionalidad hacia el adulto, pero el grado
de incondicionalidad compartida de igual a igual es la experiencia
del amor incondicional hacia el maduro, seguro y libre en el amor
incondicional. Estas experiencias son las que califican, luego de
su cumplimiento completo, al hombre o a la mujer como Padres
Maduros o Verdaderos Padres. Hombre y Mujer Verdadero o
Completamente Maduros. A Imagen y Semejanza Suya. Plena y
completamente Originales. En esta pareja no hay lugar para pecado
original o falso amor. Este es el verdadero sentido del matrimonio.

El matrimonio como la mera unión entre un hombre y una mujer


para pasarlo bien, no es suficiente para ser calificado naturalmente
como matrimonio. El matrimonio original adquiere un significado
Divino, puesto que es la imagen y semejanza del Creador o Causa
Original.

El matrimonio es la estructura que posibilita el proceso vital


completo.

Dentro de este tipo de unidad en el amor, ¿tendría cabida el


divorcio? ¿Qué es el divorcio bajo este paradigma? ¿Fomenta
el divorcio la unidad o la ruptura?. El divorcio es la alternativa
contraria al Matrimonio. El matrimonio fomenta el proceso de una
estructura unitaria, donde cada miembro opera en función de la
unidad indivisible en el vinculo del afecto por los demás miembros
de la familia. El divorcio es el enemigo de la unidad, opera en
función de satisfacer en un momento específico y en un lugar en
particular, en un ahora y aun a mí, es decir, a uno de los miembros
del núcleo familiar, por sobre los demás. El divorcio es la expresión
de la decisión de Yo por sobre los otros, y por lo tanto nada tiene
que ver con la incondicionalidad en el amor afectivo. El divorcio es
el deseo de escapar de la responsabilidad humana. Y al amparo de la
actitud irresponsable, sacrifica la felicidad de los demás. El divorcio
se escuda en los errores de los demás. La frase “es mejor que se
separen a que se maten” aparece como lógica.
¿Será cierto esto? ¿Y si se matan, perjudicarían más o menos que si
se divorcian? ¿Cómo determinar esto? ¿Porqué?. ¡Pensémoslo un
poco!

El divorcio es la evidencia propia de la ignorancia humana del


sentido natural del matrimonio.
No es más que el signo vergonzoso de la incapacidad de amar al
otro, de la ignorancia en la comprensión del propósito de la creación

165
y de la insuficiencia en el hacer sentir al otro su amor.
El divorciado nos dice que no puede dominar la prudencia ni la
fortaleza, ni la templanza; es la bandera de la tolerancia cero, o
tolerancia insuficiente. Es el signo de la incapacidad e insuficiencia.
Insuficiencia en el cumplimiento del propósito de la creación.
Insuficiencia en ser capaz de amar al otro por sobre a sí mismo.
El divorcio obra en contra del Origen Causal. Es su enemigo número
uno.
¿Porqué es tan errada la opción del divorcio? Bajo el punto de vista de
las leyes de la creación, La Causa original y el efecto original, operan
de acuerdo con normativas que son siempre y para todos válidas,
operan mediante leyes incambiables. La fuerza opera mediante la
normativa incambiable de ofrecerse al todo por sobre a sí mismo.
La fuerza centrífuga, (fuerza nuclear) del núcleo hacia la periferia,
se ofrece incondicionalmente por el beneficio del perímetro, orbita u
objetos que posibilitan el movimiento circular. Al darse por el otro
extremo, posibilita la creación de energía, producto de las fuerzas
electromagnéticas, y de gravedad.
La fuerza de la energía se da a todos de manera incondicional. A
grandes y chicos, feos y lindos, gordos y flacos, ricos y pobres. No
puede evitar su contacto y su permanente comunión con todo. La
inmanencia de la fuerza de la energía es universal. Esta característica
ha existido siempre y para todo, desde el inicio de la Causa Original,
es un atributo contenido en ella. Bajo este punto de vista, el hombre
como imagen y semejanza del Origen debería ser tan incondicional
como la fuerza de la energía. El divorcio no puede existir en el orden
universal, porque se opone a la ley del dar, que rige la permanencia
inmanente de la energía.

La fuerza se manifiesta de manera circular lo que nos indica que


la dirección de esta es siempre la unidad. A la fuerza que une, se
la denomina amor. Amor es una experiencia que complace, por lo
tanto decimos que es un valor. Valor es la cualidad contenida en el
objeto que complace la necesidad del sujeto que la aprecia. A todos
se nos ofrece la posibilidad de experimentar la complacencia en el
valor de la unidad, por lo tanto la Causa Original es incondicional
en el sentido de ofrecer siempre y a todos el valor que nos complace.
Tomar la decisión de divorciarse es decir no al otro, es tomar una
actitud condicional de amar a otros, pero a este, no. Esto transforma
al promotor del divorcio en un anti- Dios. Un anti-incondicional, un
anti-social. En pocas palabras lo transforma en egoísta, u opuesto al
otro. En esta persona no puede reconocerse la incondicionalidad de
la Causa original. Bajo este punto de vista el divorcio es una ofensa

166
y abandono de la ley del dar, y por lo tanto un delito, puesto que
opera en contra de las leyes de la creación. Delito es cualquier obra
en contra de la ley.

El propósito de la creación nos dice que el hombre es el objeto


del amor de Dios. Nos dice que somos la imagen y semejanza del
Creador Original, y para ser tal, el hombre y la mujer deben madurar
en la incondicionalidad del amor. Por lo tanto deben asumir su rol
de restauradores de cualquier relación que los aparte del sentido de
su propósito de convertirse en uno con su Origen. Bajo este punto
de vista, el divorcio supondría el abandono de la responsabilidad,
en restaurar la relación adversa con su pareja, y se estaría operando
en contra de la ley de restauración por indemnización. Por lo tanto,
en este cado se está cometiendo un delito.

Bajo el punto de vista de la posición.—El cónyuge ocupa la


posición de objeto del amor de sus padres. Como objeto del amor
que es, debe cumplir con su responsabilidad de ser leal y obediente,
siempre y para todo, al propósito o propósitos de sus padres, en
el amor, verdad y bondad, para así, cumplir con el propósito de la
creación. El deseo original de los padres, es el de ofrecer siempre,
todo lo mejor para sus hijos, y el matrimonio de estos, supone, tanto
para los padres, como para los hijos, la posibilidad de completar la
trayectoria del desarrollo del amor paternal y filial. Sin esta lealtad
y obediencia absoluta a los padres, es imposible la consecución de
este logro, y por lo tanto el tipo de amor que experimentarían entre
padres e hijos, sería inmaduro e insatisfactorio.
El divorcio, por lo tanto es una ofensa gravísima contra los padres,
puesto que viola el vínculo de la relación entre padre e hijo, e impide
el desarrollo del amor paternal, a nivel de madurez. Conlleva una
falta de fe en el padre, del hijo que se divorcia. En otras palabras
está diciendo al padre, que no cree que la opción del matrimonio
ofrecida por estos, sea válida. Al decir que no cree en la decisión
de los padres, está afirmando con ello, que no cree en ellos. Lo que
produce, además de invalidar, desacreditar y descalificar a los
padres, (falta gravísima), la ruptura de la confianza entre ambos. El
divorcio es una ofensa gravísima contra los padres.

El hijo producto del matrimonio plural en serie, pierde la confianza


en los padres que han experimentado la separación. Si ya cometieron
la separación ¿qué garantiza al hijo, que no ocurrirá nunca más?. Si
se separaron una vez, lo lógico es pensar, que puedan separarse
otra vez. ¿Cuál es el ejemplo de indisolubilidad matrimonial que

167
recibe este hijo del matrimonio plural?. El divorcio es una ofensa
gravísima contra los hijos, porque les impide desarrollar su derecho
a la confianza. Todo hombre tiene el derecho a la felicidad, a la
confianza y al libre desarrollo de sus habilidades.

El matrimonio plural en serie produce hijos semi consanguíneos,


por lo tanto afecta a las relaciones fraternales entre los hijos de
matrimonios divorciados y casados nuevamente.
¿Son realmente hermanos los hijos consanguíneos, o no lo
son?¿Podrían casarse entre ellos? ¿Cuál sería su verdadero padre o
madre, el gestor o el protector?
El matrimonio plural en serie es una ofensa gravísima contra el
derecho a la felicidad de los hijos.

El matrimonio plural en serie afecta a los suegros en sus


relaciones. El suegro, o consuegro, pasa de ser parte de la familia,
a ser abandonado sin considerar sus vínculos afectivos con sus
consuegros. ¿Quién es el responsable de afectar y destruir los
vínculos entre consuegros? ¿Cómo se les considera a los consuegros,
espectros ausentes e insensibles a las decisiones del yerno- nuera
o hijo-hija?. ¿Pasa el suegro, en la decisión del divorcio de su hijo
político, a ser un don nadie, que nada tiene que ver con esa decisión?
Puede un padre, por el hecho de vivir en otra casa, desprenderse de
los vínculos afectivos con su hijo-a o con sus consuegros?
Bajo este punto de vista el divorcio es un acto irresponsable, y un
delito en contra de las leyes de la creación.

El divorcio produce en el cónyuge abandonado el sentimiento de


pérdida de confianza en el ideal de unidad familiar, y por lo tanto
crea en él, el temor al reencuentro con la misma situación. Lo que
debilita su confianza en los demás, y por lo tanto su confianza en
sí mismo.
Además de los problemas de identidad que esto suscita, se crean
situaciones que rompen vínculos afectivos, entre los familiares del
uno con el otro. ¿Cómo continuar las relaciones de padrinazgo y
madrinazgo, de suegro y nuera de yerno y suegro etc.? Quizá el
decidido a divorciarse piense que ¿qué importa?. Y ¿quien es él,
para saber, si importa o no importa, a las partes afectadas, la toma
de decisiones que destruyen un vínculo interpersonal, dentro del
cual él no interviene directamente?
¿Cómo evitar el sentimiento sincero del amor del abandonado?
¿Cómo evitar los celos naturales que surgen en esa persona al
sentir que está alejándose de su amor? ¿Cómo evitar el deseo de

168
revancha por el tiempo perdido con alguien que no se comprometió
lo suficiente?
¿Cómo olvidar el engaño?. El divorcio es una ofensa gravísima al
cónyuge, porque además de destruirlo emocionalmente, lo denigra
e indigna, posicionándolo en la condición de insuficiente. Por lo
tanto el divorcio es un delito en contra del derecho humano a ser
feliz.

El divorcio viola también, en el estricto sentido de la palabra,


algunos de los derechos humanos adoptados y proclamados por la
asamblea general de las naciones unidas en su resolución 217 A (III)
del 10 de diciembre de 1948.

Artículo 1- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en


dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia,
deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

¿Podemos considerar igualdad en dignidad, al que desea divorciarse


y al que no lo desea? ¿Es digno el divorciarse? ¿El divorcio pone a
quien lo consuma, en una posición digna, frente al padre, o frente
al cónyuge, o frente a sus hijos? ¿Te acerca el divorcio al ideal
de humano siempre y para todos válido, centrado en los valores
absolutos de la unidad, armonía y plenitud? ¿Es digno obrar en
contra de la ley de Dios?. Puede que el divorcio sea aceptado por
el código civil de la nación, pero ¿Será aceptado por el código
universal de lo absoluto?
Si pensamos un poco en a quién beneficia el divorcio, encontraremos
algunas sorpresas. ¿Beneficia el divorcio al divorciado? ¿Beneficia a
los afectos del divorciado?. ¿Establece el divorcio la igualdad en
dignidad entre los afectos al divorciado, o entre la pareja que se
divorcia? ¿Se comportan fraternalmente los cónyuges que se van a
divorciar? Seguramente se reparten las cosas de igual a igual, pero
¿Pueden repartirse los sentimientos de igual a igual? ¿Se siente igual
el que afecta que el afectado, el que ofende que el ofendido?
El divorcio viola el artículo 1 de los derechos del hombre.
Artículo 3. Toda persona tiene el derecho a la vida, a la libertad y a
la seguridad de su persona.
¿No es el divorcio una violación a la seguridad del abandonado?
El abandonado se sentía seguro de estar cumpliendo con su ideal
de persona, de acuerdo con el principio de la creación, que indica
que todo ser debe crecer, multiplicarse en matrimonio y madurar
en el dominio afectivo hacia las cosas. El abandonado, previo a
su abandono, estaba seguro de que lo que estaba haciendo era

169
lo que debía de hacer, dentro de las leyes de la creación. Obraba
correctamente, siendo incondicional en su actitud de entrega al otro,
pese a las adversidades y dificultades propias del proceso. Pero al
abandonarlo, el abandonado pierde su derecho a la vida, puesto
que vida es la suma de fuerzas que posibilitan el cumplimiento del
propósito de la creación. Pierde su libertad, puesto que libertad se
entiende como la capacidad de optar por la alternativa válida. El
divorcio invalida su alternativa válida. La alternativa válida del
matrimonio es vilmente destruida. Y pierde la seguridad en su
persona puesto que pasa a ser desconfiada, insegura e indigna de
su posición, al ser atropellada y pasada a llevar por el abandono de
su cónyuge.
El divorcio bajo este punto de vista, viola el artículo 3 de los
derechos humanos.

Artículo 5. Nadie estará sometido a torturas, ni a penas, ni a tratos


crueles, inhumanos o degradantes.
¿No es degradante la posición del abandonado, al que en otros
términos, se le cataloga de insuficiente, inoperante y desacreditado?
¿No es tortura mental el privar al otro, de su libertad de optar por lo
válido ( el matrimonio), e inferir en el otro, el temor a la desconfianza,
el temor a la posición, el temor hacia su propia identidad como
persona, puesto que su conciencia unida con lo normado de las
leyes de la creación, pasa a ser una conciencia, desconfiada de las
mismas leyes, violadas por la irresponsabilidad del otro? ¿ No pasa
a ser tortura mental, la creación de una conciencia desconfiada, e
insegura en los hijos producto del divorcio? ¿ No es tortura mental,
el trauma que se les crea a los padres, tanto del uno como del
otro? .Si eso no es tortura, o pena, o tratos crueles, inhumanos y
degradantes…¿qué es?
Bajo este punto de vista, el divorcio viola, el articulo cinco de los
derechos humanos.

Artículo 7. Todos son iguales ante la ley y tienen sin distinción igual
protección de la ley.

¿A qué ley se refiere este artículo? ¿Es siempre el divorcio un


acuerdo de ambas partes, o es una la que fuerza a la otra con
métodos violentos, con insuficiencias ineficiencias, ofensas,
desprecios, descréditos, descalificaciones etc, etc? “Al Cesar lo que
es del Cesar y a Dios lo que es de Dios” ¿ Es el matrimonio de Dios
o del Cesar? ¿Y el divorcio es de Dios o del Cesar?
¿Se puede divorciar la tierra del Sol, o la luna de la tierra? ¿A caso

170
puede un protón, tomar las maletas y divorciarse del electrón?
¿Buscan el divorcio los aspectos positivos y negativos, masculinos
y femeninos, estambres y pistilos, catión y anión en la creación?
¿Fueron creados para divorciarse o para unirse y mediante la unión,
dar fruto? ¿Cuál es la verdadera ley la creada por el hombre, o la
descubierta por el hombre de la creación? La ley no es una invención
humana, la ley es la recognición de un fenómeno natural que opera
siempre y para todo. La función que opera en el mantenimiento
armónico y ordenado de los procesos y estructuras del universo se
denomina ley. El universo, opera en base, al principio de la creación,
principio atemporal e irrestringido. El principio de la creación nos
dice que todo ser creado debe, para madurar, o para satisfacer su
propósito, crecer, nutriéndose individualmente, multiplicarse y
nutrirse como familia, y dominar un área específica. El hombre
como integrante del orden universal, debe satisfacer ese principio
de crecer en el ejercicio de la opción válida, para ser libre, crecer en
su comprensión del origen, identidad y propósito de su razón de
ser, para sentirse seguro, y crecer en el ejercicio de su deber, para
ser responsable. El hombre libre, seguro y responsable, en este
sentido, estaría listo para unirse en matrimonio, y experimentar en
ese núcleo familiar, la experiencia del amor filial, a nivel de niño,
adolescente y maduro; del amor conyugal a nivel de fe, confianza,
y unidad; el amor paternal incondicional a nivel de compañero,
padre y abuelo. Con esta experiencia del amor filial, conyugal y
paternal maduro, y con un carácter responsable, seguro y libre, el
hombre y la mujer pasan a ejercer un dominio conductual sobre su
entorno, basado en la incondicionalidad afectiva experimentada
en la familia, en la verdad reconocida en las relaciones familiares,
y en la responsabilidad experimentada en el cumplimiento en el
cumplimiento del deber compartido en la familia. Este ejercicio
satisfecho es norma conductual en la creación y es ley. Ley que
posibilita calificar a este principio, como principio divino. El
principio divino debe ser descubierto y estudiado por el hombre
de hoy para evitar la destrucción de la familia. El divorcio opera
en contra del principio divino y por lo tanto es un delito contra la
creación.
La ley universal o principio divino está por sobre el derecho civil
de la sociedad. “Al Cesar, lo que es del Cesar y a Dios lo que es de
Dios”.

Artículo 12. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su


vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de
ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a

171
la protección de la ley contra tales injerencias y ataques.
¿Afecta el divorcio a la honra del abandonado o del que
abandona?¿Puede ser considerado de igual manera el divorciado
que el no divorciado? El divorciado ha causado una multiplicidad
de injerencias en la vida privada de los familiares y afectos a
su persona. Estas injerencias y violaciones al derecho al orden
psicológico, neurológico, ético y moral de las personas, pueden
no marcar una diferencia, con aquel que opera en responsabilidad,
cumpliendo su deber, con aquel cuya confianza en los principios, es
sólida y segura, con aquel que no ha experimentado la insuficiencia
de su criterio, y cuya conciencia opera libre de acusación? ¿Podemos
decir que el divorcio no deshonra a la persona que se divorcia? ¿
No deshonra al abandonado, cuando este se reúne con otras parejas
bien constituidas?.
El divorcio deshonra y por lo tanto supone la injerencia arbitraria
en la vida privada del cónyuge y su familia, y predispone un ataque
a su honra y a su reputación. Viola el artículo 12 de los derechos
humanos.

La aceptación social del divorcio institucionaliza el matrimonio


plural en serie, o poligamia consecutiva. Se entiende por poligamia
al matrimonio plural. Existe la posibilidad del matrimonio plural en
serie o consecutivo ( hoy con uno, mañana con otro) y la poligamia
simultanea (con varios al mismo tiempo)
En algunas sociedades orientales se permite el matrimonio pluralista
simultaneo o poligamia, y en la sociedad occidental se autoriza el
matrimonio pluralista consecutivo, o poligamia alternativa, hoy con
uno, mañana con otro.
El pluralismo simultaneo en el matrimonio degrada a la mujer, y el
pluralismo consecutivo, degrada a ambos. ¿Puede alguno de los dos
ser siempre y para todos válido?.
Bajo el punto de vista de las leyes de la creación, ambos son erráticos.
Aquí no hay uno mejor que el otro, los dos son inconsecuentes con
la normativa de la creación, o con el principio divino. El principio
divino no es un invento, es una normativa de la creación descubierta
por la sensibilidad del hombre que puede comprenderla.

El divorcio no es una “mera decisión propia” que solo afecta


a quien decide divorciarse. Y aquí no se han expuesto las
implicancias sociales del divorcio, como son la estipulación de leyes
contradictorias, a favor del divorcio y en contra de los derechos
humanos, por ejemplo: la creación de asociaciones o fundaciones
de ayuda a los afectados sicológicamente, o económicamente, por el

172
trauma del divorcio.
El divorcio es la alternativa más errática, e inválida que involucra a
los miembros del matrimonio, de la familia y del entorno social en
el cual se insertan. El divorcio es un acto irresponsable que denota
la inseguridad y falta de libertad del divorciado.
Algunas consecuencias del divorcio son:
Falta de libertad, puesto que se abandona la opción válida.
Falta de seguridad puesto que se abandona el conocimiento
verídico.
Falta de responsabilidad, puesto que se opera en contra del deber.

El abandono al divorcio produce la esclavitud a la opción errática


e inválida; la inseguridad producto del temor a la ignorancia de lo
verídico; y la irresponsabilidad en la conducta que prioriza lo que
quiere hacer, por sobre lo que debe hacer. Bajo este punto de vista
el divorcio es la experiencia humana más traumática, que afecta
directamente a la conciencia del individuo y a la conciencia social
de su entorno, afectando al paradigma del valor, y a la personalidad
del divorciado. Por lo mismo es una gravísima violación a los
derechos divinos y humanos.

Dios es una singularidad múltiple, por lo tanto no es persona en el


sentido de ser hombre o mujer, Dios es núcleo en unidad, es núcleo
familiar compuesto por la unidad entre las esencialidades duales
de paternalidad y de filialidad ( padre e hijo) y masculinidad y
femenineidad (marido y esposa) El hombre sólo puede hacerse,
a imagen y semejanza de Dios, sobre la experiencia de la unidad
completa entre padre e hijo y marido y esposa. Es la experiencia
del amor incondicional paternal de padre maduro a padre maduro
(su hijo/a), y la experiencia del amor filial maduro de hijo maduro
(casado/a y con hijos) a padre maduro; y la experiencia conyugal
madura, de cónyuge maduro (casado y con hijos casados) a
cónyuge maduro (casado y con hijos casados), lo que posibilita
la completa comprensión y satisfacción en la relación interespecie
entre el hombre y la creación y entre el hombre y Dios. Esto no es
invento del hombre, esto es norma de la creación es una constante
universal y por lo tanto es ley.

15- EL AMOR ORIGINAL Y


SUS CONSECUENCIAS
El hombre a lo largo de la historia, ha buscado el autentico
significado del amor, sin hallar una respuesta convincente y capaz

173
de satisfacer a la necesidad de la propia especie.
Quizá el hecho de buscar significados a la altura del nivel de
apreciación del individuo, sin tratar de pensar en el significado
global que satisface a la totalidad de la especie, imposibilitó la
experiencia y asimilación del significado auténtico del amor,
pasando a ser este relegado, al mero sentimiento emocional.
El amor es sin duda, mucho más que sensualismo. Si entendemos
amor como a la conducta medular de las especies que permite, no
solo su existencia, sino también su reproducción, debemos concluir
afirmando que el amor es la fuerza que une los aspectos duales
contenidos en cada ser; aspectos de causa y efecto y aspectos de
sujeto y objeto contenidos en ellos. La base de la existencia, acción y
multiplicación es el amor. Todo lo creado existe por amor y para el
amor. Al entender el amor como fuerza que une, podemos también
significar a cada acto como un acto de amor, puesto que el propósito
de cada acción es el del encuentro en unidad con él.
Amor, adquiere bajo este prisma, en su significado, un contenido
más amplio. Estamos acostumbrados a designar al amor como la
mera actitud de querer poseer algo o a alguien. El “te quiero” o “lo
quiero” parece transformarse en el parangón emblemático del amor.
Y el amor contiene otras variantes significativas tan emblemáticas o
más que el sentido de pretensión o pertenencia. Cuando hablamos
de fuerza que une, estamos con ello derribando las fronteras de lo
meramente sensual porque la unidad va más allá del apetito; unidad
es en esencia la más auténtica de las necesidades. Toda pretensión
espera la unidad. La unidad con el resultado o consecuencia
esperada.
Amor es más que expectaciones, es más que apetitos, es algo más
que el pretender algo o alguien, el amor es darse por ese “alguien
o por ese algo”. El amor auténtico no espera, por el contrario se
entrega.
En el estrato dimensional del amor, encontramos diversas etapas.
En la etapa madura podemos reconocer en el amor, esa actitud de
entrega universal completa o incondicional. No hay amor superior
a aquél que se demuestra con el sacrificio completo por beneficiar,
completar o realizar al “otro” al “todo siempre válido”. A esa
conducta se le denomina amor incondicional maduro. También
existe amor en el estrato de -intercambio- donde se entrega con
la condición de recibir algo a cambio. Podría llamarse a este tipo
de actitud, amor condicional. Además existe otro estrato donde el
amor se hace necesario para desarrollar la crianza del infante, a esta
actitud demandante se le puede denominar como amor exigente. La
exigencia del amor, cuando está centrada en el afecto, no se recibe

174
como exigencia, al ser comprendida como necesaria por el padre o
conductor de la crianza. Es una etapa necesaria para el desarrollo
del amor incondicional. Pero no existe estrato superior al amor
universalmente incondicional.
Por lo tanto, amor auténtico es darse por el beneficio de todos
siempre.
Este “darse” ha de entenderse, pues de nada sirve darse por darse,
el sentido del darse que desarrolla la auténtica conducta está en
el darse por el beneficio del todo y siempre válido. En la historia
han existido personas de buena voluntad que se han entregado
al servicio de otros, pero al no estar esos otros cumpliendo con
el sentido providencial de validar al todo siempre, se quedaron
en esfuerzos marchitos. Esfuerzos que sirvieron mientras se
realizaron, pero que con el paso de los años, se fueron diluyendo.
La verdadera entrega ha de ser siempre validada por aquello
que beneficia a todos siempre, lo que garantiza el progreso y
proyección del esfuerzo sacrificial. Si pensamos en el ejemplo de
Isaac, de entregarse voluntaria e incondicionalmente, por ser leal y
absolutamente obediente a la voluntad de su padre Abraham, nos
damos cuenta de la trascendencia que tiene el hecho de estar ligado
con la voluntad de lo que es siempre y para todos válido. ¿Cuántos
hijos no han pasado por la misma experiencia de entregar sus vidas
por obedecer a sus padres y no recibieron reconocimiento alguno?
¿Porqué? Sencillamente porque Isaac representaba por su posición
providencial, la voluntad del todo y siempre válido. Lo mismo
ocurre con Esau y Jacob, dos hermanos que pudieron recuperar
la unidad entre ambos, superando el odio a muerte. ¿Porqué han
permanecido en el registro de la historia, y no otros hermanos
que también pasaron por la misma situación? Porque en Jacob no
existía el mero deseo de recobrar la unidad con su hermano, a él no
le preocupaba recobrar únicamente la amistad con su hermano, la
motivación de Jacob era la de recuperar el criterio de la unidad con
lo absoluto de lo cual se sentía separado por el odio de su hermano
Esaú. Jacob estaba decidido a ofrecerse totalmente por cumplir
con la conducta que es siempre y para todos válida. Por lo tanto
el “darse por beneficiar al otro” ha de estar ligado con el curso
providencial de lo que es siempre valido para todo.
Cuando se pretende beneficiar al otro, centrando el esfuerzo en
conectarlo con los principios fundamentales de la creación, el
esfuerzo adquiere el mérito de la providencia, en otras palabras,
el esfuerzo cumple con la normativa legal universal. Pero cuando
ese mismo esfuerzo se realiza por beneficiar al individuo, en su
mera condición individual, o en un momento dado, se evapora la

175
fuerza del esfuerzo en el consumo del propio individuo. Es igual
que aquel ejemplo de alimentar al hambriento con un pescado. El
esfuerzo de alimentarlo no soluciona la problemática del hambre,
a pesar de ser un esfuerzo loable; la manera correcta de terminar
siempre y para todo con el hambre del personaje, es la de enseñarle
a pescar. Enseñar a pescar, propulsa al esfuerzo a la calidad de ser
siempre válido, por lo tanto uno con los principios de la creación,
mientras que darle la limosna del pescado, no solucionó el problema
del hambre. El amor ha de ser siempre incondicional, pero puesto al
servicio de lo que beneficia siempre a todos.
En ocasiones, se escucha que quien verdaderamente quiere a
alguien, es aquel que está dispuesto a dar la vida por él. No solo la
vida ha de darse para amar, también es necesario realizar al otro en
el amor para que el amor sea pleno. Todos podemos dar la vida por
nuestros ideales, por nuestros esposos o por nuestros hijos, pero no
basta con eso para poder decir con plena satisfacción que los hemos
amado, en el completo sentido de la palabra. Decir que hemos
amado al marido, es fácil, pero que esa frase contenga el completo
significado de la palabra, no lo es tanto, para que el significado
corresponda con el contenido, es preciso realizar al ser amado en
el amor. Realizar al ser amado es el único justificante para acreditar
el verdadero y completo significado de amar. Amar por lo tanto, no
es sólo darse por el beneficio del otro. Aquí el amor adquiere otra
dimensión, la de realizar al otro en el amor. Al realizar al otro en el
amor, en la unidad, en la confianza, el otro se siente completo, seguro
y vinculado a quien le realiza, ese es el autentico sentido del amor.
El amor genital o el amor sensual son meros trámites temporales.
El verdadero amor es el que realiza al otro. Realiza el vínculo en
unidad completa, realiza la seguridad en la confianza y realiza la
protección de su realización completa como persona. Eso es amor.
Y quien lo practica es un verdadero enamorado. El enamoramiento
de querer al otro para sí mismo es un simple apetito, un antojo para
el abandono.

16- LA RESTITUCIÓN DE LAS


CONDUCTAS INÚTILES
Otro factor importante en el proceso educativo, es saber encontrar
en uno mismo, aquellas diligencias inútiles, criterios, o conductas
irracionales y sentimientos desestabilizadores, para restituirlas y
restaurarlas a su condición original. Por esta razón es irremediable
el conocer con absoluta y completa claridad, la realidad e identidad
del ser humano, en el sentido más extenso y auténtico.

176
En este sentido es importante sentir la determinación a corregirse
siempre.
Generalmente incurrimos en la imprudencia de optar por
alternativas fragmentarias, por opciones particulares que en poco
o nada benefician el sano desarrollo y expansión de las especies.
Hemos aceptado el hábito a la libertad de opción, sin darnos cuenta
de que la libertad, no significa el hacer lo que uno quiere. La libertad
de opción significa el hacer lo que beneficia al todo siempre, esa
es la opción verdaderamente libre. El resto de las opciones, sirven
únicamente para contaminar la sana conducción de las especies.
Hemos visto a lo largo de la historia, tantas determinaciones basadas
en criterios partidistas, que finalmente terminan en fracasos, que
debieran bastar algunas para darnos cuenta de la importancia
que tiene el tomar el punto de vista de hacer lo que beneficia a
todos siempre, antes de iniciar nuestra intencionalidad operativa.
Vimos el impulso de las libertades democráticas en Roma, que se
consumieron en el abuso libertino de sus propias garantías; o el
fracaso del criterio clasista de la Edad Media; el infortunio de los
nacionalismos exacerbados en la Europa de principio de siglo.
También se evidencia la conducta hedonista, egoísta y relativista
contemporánea, que conducen al hombre hacia el abismo de su
egocentrismo. En estos casos no se está haciendo uso de libertad
en las opciones, sino, todo lo contrario. El hombre es esclavo de
su egoísmo, y por eso no alcanza a comprender los principios de la
creación que son siempre y para todos válidos. Esta tendencia tan
particular a decidir de entre las múltiples opciones, la alternativa
que me beneficia porque me interesa, o porque yo decido sin pensar
en más, ha de ser corregida, por el bien de la especie humana y del
resto de las especies. No existe especie alguna en el universo que
realice opciones tan apartadas de las normas de la creación, por lo
tanto si nos consideramos “superiores” debemos operar como tal.
Para restaurar esta propensión, se debe siempre obrar con
prudencia y discernimiento; pensando antes de hacer, si en realidad
se está realizando o se intenta realizar, en pro del beneficio del todo,
de todas las personas, de todas las especies de la creación y si las
beneficiará siempre. Como norma se debería tener siempre presente
el TOMAR ANTES DE HACER ALGO, EL PUNTO DE VISTA DE
AQUELLO QUE BENEFICIA AL TODO SIEMPRE.

Otra tendencia generalizada, es la de perder el dominio de nuestra


posición en la realización de un determinado plan. Perdemos con
mucha facilidad el rumbo de nuestras expectativas. Pretendemos
más de lo que realizamos y esto se debe a que perdemos el

177
dominio de nuestra posición conductora. Se debe subyugar a todo
pensamiento, palabra y obra, que suponga una amenaza para
desestabilizar nuestra determinación. El carácter del hombre ha
de ser incambiable, lo que no impide el ser flexible y templado.
Pero aquellas ideas, intenciones o propósitos que determinamos
como válidos y necesarios para el beneficio del todo siempre, han
de ser completados. El abandono constante en ese sentido, genera
en el carácter de la persona que lo experimenta, la costumbre a la
frustración, lo que acaba por asumirse como conducta normal, y se
termina sintiéndose frustrado. Por lo tanto es necesario restituir esas
conductas y tener siempre presente la norma de MANTENER EL
DOMINIO DE LA POSICIÓN CONDUCTORA.

También se tiene la tendencia a multiplicar lo noticioso, lo morboso,


las tragedias y todas esas cosas que nos sorprenden por lo negativas
que son. ¿Quién puede callarse el accidente que acaba de ver en la
calle, o la muerte del amigo del alma? Pareciese ser que descansamos
al compartir con los demás nuestras amarguras. No nos damos
cuenta de que lo que hacemos es violar en el otro el derecho
inalienable que este tiene a ser feliz. Lo entristecemos con las malas
noticias, lo atemorizamos, lo ponemos también tenso, en ocasiones,
mucho más tenso de lo que estamos nosotros, porque la persona
asocia el cuento con algo muy suyo. Esta tendencia a multiplicar
lo negativo, ha de corregirse. Todos y cada uno de nosotros tiene
derecho a ser feliz y para respetar este derecho debemos pensar en
lo que decimos. Cada palabra produce un estado emocional en la
persona que la escucha, por eso debemos ser conscientes de esta
realidad y evitar la multiplicación de opiniones negativas. Pero no
solo es cosa de palabras, también tenemos la tendencia a devolver
violencia a la violencia, insulto contra insulto, revancha ante la
pérdida, u odio ante la ofensa, esta tendencia ha de corregirse. La
norma en este caso sería el NO MULTIPLICAR EL MAL.
Estos Errores básicos, despliegan una amalgama incuestionable
de condiciones antinaturales y adversas a la libre autonomía
responsable de la persona humana. Por eso, es preciso corregirlos y
ejercer el dominio sobre las conductas para evitar el caer de nuevo
en ellos.
Además de estos, en particular, cada cual, arrastra los hábitos
heredados, o adquiridos por el ambiente y que impiden la
sana conducción de la persona. Cada uno debe hacer frente a
sus dificultades, mediante condiciones de discernimiento, o de
concentración durante el tiempo que considere y que realmente sea
necesario para corregir estos hábitos no naturales.

178
17- LA META DE LA EDUCACIÓN
Independientemente del ideal personal, o profesional de cada
uno, la educación en sí misma opera en función de un propósito
específico. Este propósito es el de unir al ser humano con su
intencionalidad original. Unir al Padre con el hijo, unir el amor,
la vida y la tradición; unir los aspectos valóricos con los aspectos
racionales y conductuales. La educación ha de unir a la religión y
a la ciencia.
“ La ciencia cojea sin la religión y la religión es ciega sin la ciencia,
dijo Einstein, quien también dijo: cuanto más estudio la ciencia, mas
creo en Dios”.

Todo lo creado satisface a un propósito intencional originario.


Como bien dijimos al comienzo y vuelvo a repetir en este instante:
toda causa es a su efecto, así como el efecto es a su causa. Lo que
infiere a cada objeto, una causal originaria. Por lo tanto la meta de la
educación es la de vincular al efecto humano, con la causa originaria
que lo intencionó.
El individuo, no es más que uno en su especie y la especie humana,
como todas las especies, debe cumplir el rol que faculta su
existencia.
La existencia del hombre, es determinante para establecer el vínculo
que une al mundo de lo creado, con los fundamentos esenciales de
las leyes que lo originan.
Cuando hablamos de amor, estamos hablando, de una intención
de estar unidos con lo que amamos y del buscar hasta encontrar la
experiencia de unidad con ello. Lo mismo ocurre cuando hablamos
de la verdad o de la bondad. Pero al cumplir con la unidad, surge
de nuevo una necesidad por el encuentro con una nueva unidad.
Esta dinámica es una necesidad, no solo en la especie humana, sino
también en el resto de las especies. De esta realidad se deduce la
necesidad inherente por lo que es válido, cierto y perfecto.
Sólo el ser humano contiene la capacidad de apreciar los valores
absolutos que sostienen a la creación entera. La creación es plena,
autónoma y responsable en el cumplimiento de sus propósitos. La
meta de la educación, es la de conducir al individuo hasta realizarlo,
a imagen de los valores absolutos que lo sustentan, para hacerse
reflejo de su paternidad universal. Pleno, autónomo, y responsable.
Este hombre encontraría en su Origen Creador la solidaridad
vincular debido a la unidad en su similitud.
Como vemos, la educación se basa por lo tanto en el principio de

179
similitud y en un periodo de tiempo, necesario para el desarrollo de
la experiencia madura.
La experiencia que madura al ser, lo transforma en Verdaderos
Padres, Verdaderos Maestros y Verdaderos Líderes, en el logro de
ese estándar, reside el verdadero capital humano. El mundo necesita
de una sociedad, donde se establezca este nivel de educación social,
para dignificar tanto a los alumnos, como a los profesores, y a la
generación actual, tanto, como a las generaciones posteriores.

Resumiendo, podríamos decir que educación es la crianza necesaria


para la maduración de las capacidades del individuo. Y reconociendo
de entre las capacidades, las tres fundamentales, como capacidad
emocional, intelectual y volitiva, enseñar no sería más, que criar al
que educas, en la plenitud emocional, en la autonomía intelectual,
es decir, en hacerle uno con lo que es siempre y para todos válido,
uno con los valores absolutos y completarlo hasta que se realice
completamente con el deber de ser auténtico.
El sentido de la globalización, es únicamente practicable sobre un
supuesto paradigma de valores unificados y compartidos por las
diferencias ideológicas, científicas y productivas de las naciones
integradas en este propósito global.
Si recordamos, que todo acto contiene significación e intencionalidad,
urge el planteamiento de un pensamiento que satisfaga, a la
intencionalidad de la especie humana, un pensamiento que
satisfaga, a la razón de ser especie, y a los sistemas productivos que
fomentan la actividad creativa de la especie humana.
La globalización, no tiene obstáculos capaces de detenerla, por lo
tanto, obliga a encontrar un pensamiento que unifique y administre
el equilibrio de las diferencias, de manera equitativa, racional y
convincente.
El Pensamiento unificado, explica claramente estos fundamentos
esenciales contenidos en la actividad. Y ¿para qué sirve esto? Para
saber ordenar el equilibrio de las diferencias, en consecuencia con
las leyes del desarrollo de las especies.
También se exponen, las razones fundamentales del criterio
paradigmático absoluto, lo que satisface al pensamiento científico.
Y por sobre todo, los fundamentos esenciales de la moral, ética y
estética, lo que satisface al pensamiento ideológico. El Pensamiento
Unificado, permite la integración Ideológico-científica y conductual,
del aparato productivo. Por esta razón considero indispensable un
Pensamiento Unificado como la mejor alternativa, para administrar
la inercia de la globalización mundial.

180
Este es el postulado, de los fundamentos esenciales de la educación,
que se propone ordenar el equilibrio de las diferencias ideológicas,
científicas y productivas del entorno social humano. El sentido
de la globalización es únicamente practicable, sobre un supuesto
paradigma de valores comunes, que sean satisfactorios, reconocibles
y practicables. Esta proposición se expone y se expande en los
centros educativos de Corea del Sur, y esta es la razón del porque
recogen los análisis sobre educación, el alto estándar educativo de
los coreanos.
Si pretendemos elevar el capital humano de nuestra sociedad,
debemos evitar la tendencia a practicar la educación del
entretenimiento, la educación libertaria y la educación del
abandono. El hombre es un ser libre, autónomo y responsable,
por lo mismo la educación ha de ofrecerle alternativas válidas a su
capacidad de optar, debe ofrecerle veracidad absoluta y ofrecerle las
normas de conducta, que le permitan el cumplimiento de su deber,
como individuo indivisible con el propósito de su especie.

18- NORMAS DE EDUCACIÓN


Dejamos claro que la educación se fundamenta en la similitud con
los principios de la creación, por lo tanto, la conducta del individuo
ha de hacerse similar a la conducta operativa de los principios
de la creación. Cuando hablamos de persona sin principios,
estamos hablando de una persona corrupta. Si pensamos en una
democracia sin principios podemos determinar que ese sistema
social es inoperante, por lo mismo, el individuo, ha de ligarse y
ceñirse a ciertas normas de comportamiento que le permiten operar
de manera responsable y adquirir consecuentemente su entera
libertad.
En ese operar centrado en lo que es siempre y para todo válido, la
primera norma que debe de obedecerse es la del respeto al beneficio
global universal.
Normas:
Negar la voluntad propia, priorizar y entregarse al cumplimiento de
la voluntad absoluta. ¿Cómo se puede entender esto en situaciones
específicas? Toda relación implica el cumplimiento de un propósito
intencional específico. Frente a cualquier propósito, el individuo
ha de reconocerlo como válido siempre y para todo. Si después
de discernir sobre el tema, reconoce que el propósito esperado,
no cumple completamente con el requisito de ser valido siempre y
para todo, su conducta ha de ser la de evitar entrar en esa relación.
Simplemente esa, “evitar entrar en esa relación”. ¿Cómo saber si lo

181
que se va a hacer es o no es, siempre y para todo válido? Cuando
la intención es la de beneficiar sinceramente al otro, o a lo otro, sin
buscar una retribución personal por ello, podemos decir que ese
acto, por mínimo que sea, está en función de beneficiar al todo
siempre.
Debemos comprender que el beneficio individual es consecuencia
del cumplimiento del propósito de conjunto y no al contrario.
Cuando coincide el beneficio individual con el beneficio de conjunto,
se establece la acción responsable. De esta realidad se desprende la
normativa de priorizar el beneficio universal y eterno por sobre el
beneficio personal temporal. Así como consideramos corrupto al
individuo sin principios, consideramos héroe a quien ofrece su vida
por los principios de un sistema social o de una nación. Y si vamos
más allá, encontraremos que se considera santo, a quien entrega su
vida por el beneficio de la humanidad. Ser Santo no es otra cosa que
ser natural. Todo lo creado por el Origen, que corresponde con el
Origen, es Santo.
Respeto de las posiciones en el sistema operativo de la relación.-
Cada posición establecida en el desarrollo de una relación, ejerce
funciones y posiciones. La posición del sujeto conductor, es la
de estar ligado con la expectativa del propósito intencional. Y la
función del objeto conducido en la relación, es la de responder
voluntariamente, a la dirección del sujeto.
Lo primero que se debe hacer en cualquier situación es buscar la
ubicación propia. Discernir con diligencia si ocupo o no, la posición
de sujeto o de objeto con respecto al propósito intencional. Si por
alguna razón descubro que la posición frente al propósito es la de
sujeto conductor, debo asumir el rol de liderazgo y perseverar en
el propósito hasta realizarlo. Si por el contrario, descubro que mi
posición es la de ser guiado como objeto de la acción, retribuyo
con respeto a la posición directiva. El respeto a las posiciones y a
las funciones, impide el abandono de posición que generalmente
produce la frustración de la intención.
Recordemos que la posición del sujeto es la de liderar en la
conducción de la realización de la intención, por lo tanto, en esa
posición hay que asumir la responsabilidad de realizar el propósito
predeterminado completamente . Y la posición de objeto retributor,
es la de responder voluntariamente, convencido y motivado por
completo (entrega incondicional) a la conducción del sujeto. Esto si
es preciso decirlo y hacer hincapié en ello: el objeto ha de responder
plenamente motivado y convencido. De no ser así, es porque algo
anda mal.
Mantener la posición cumpliendo completamente la función

182
de dicha posición. Es necesario darse cuenta de que no se debe
abandonar la posición para que la realización del propósito
especifico intencional, se lleve a cabo. Tanto la posición de
conductor, como la de conducido, son necesarias en la consecución
del logro intencional, si una de ellas abandona en el transcurso de la
completación del desarrollo, el logro no se realiza.
Multiplicar actos de bondad.- Esta norma invita a ser apreciativo
en lugar de ser despreciativo, invita a ser cuidadoso en lugar
de abandonado, interesado en lugar de indiferente. La persona
empática, afectiva y atenta, genera a su alrededor el vínculo de
la amistad. De poco sirve descalificar, despreciar o ignorar a las
personas. Cada ser contiene en potencia la capacidad de realizar
tu felicidad, por esto mismo es útil multiplicar actos de bondad.
Todo lo que das, vuelve, así como hagas, otros te harán, estas frases
no son meros cliché. Toda acción obliga a una reacción de iguales
proporciones. La multiplicación del afecto, del interés y del aprecio,
conlleva al aprecio al interés y al afecto.
Restitución del pensamiento palabra y obra incompetente.- Es de
vital importancia para el desarrollo normado del proceso educativo,
la corrección constante de los hábitos incompetentes. Cada
individuo ha de descubrir sus propias limitaciones, debilidades y
abandonos, para ponerles fin. Del esfuerzo y puesta en práctica de
la restitución de sus conductas, dependerá el tiempo necesario para
la maduración completa del individuo, hasta recuperar su autentica
pureza en la elección de ecuánimes arbitrios.
La pureza del hombre descansa en su autenticidad. Un hombre
auténtico es aquél cuyo dominio de su posición como objeto del
valor es absoluto e incambiable. Y su conciencia está ligada, íntima
e inseparablemente, con el paradigma de lo absoluto, del estándar
de lo que es bueno, verídico y válido siempre y para todo. Por lo
tanto, la pureza del hombre, radica en el dominio de su posición.
El hombre auténtico, se orienta, mediante el parámetro del Ideal
de la Creación. Sin la comprensión del Ideal de la Creación, el ser
humano está perdido, desorientado y deprimido.
La personalidad original del hombre, debe mostrar a un ser libre, sin
limitaciones sin barreras ni prejuicios. Un ser capaz de armonizar
con todo y siempre. Un ser abierto a todo y siempre. Un ser afectivo
al todo y al siempre. Un ser incondicional al todo y siempre. Ese es
un hombre diligente, de personalidad originalmente libre.

183
La personalidad original del hombre debe mostrar a un ser seguro,
un ser sin dudas, sin vacilaciones. Un ser que reconoce lo verdadero,
lo cierto lo verídico. Un ser que conoce su razón de ser, su origen,
su identidad y su propósito. Ese es un hombre de personalidad
originalmente seguro.
La personalidad original del hombre debe mostrar a un ser
responsable, un ser que realiza, priorizándo su deber, por sobre su
querer hacer. El hombre que cumple su deber, es un ser cumplido.
El ser que reconoce la verdad es un ser reconocido y el ser sin
límites en el afecto es un ser que siente satisfacción. Satisfacción,
reconocimiento y cumplimiento son los calificativos del ser
normado. Ser satisfecho, reconocido y cumplido, es ser humano. En
eso reside la autenticidad.
El hombre auténtico es aquél que ha cumplido sus funciones como
padre, maestro y líder:

Martín Soria Santiago de Chile, 27 de Agosto del 2003

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