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Conocimiento es la esencia que hacemos nuestra, y nos permite actuar de tal o cual
manera ante diversas situaciones.
La paciencia nos hace seres que están un paso más allá de todo descontrol,
desesperanza, ansiedad... La paciencia nos hace ir más allá de solo tolerar. Nos
hace entender a quienes carecen de dominio propio.
La piedad nos hace condescendientes con aquellos que son prisioneros de sus
pasiones, y como consecuencia están proclives a cometer errores por
desconocimiento, o aun sabiéndolo....
El afecto fraternal es el primer paso para aceptar y querer a una persona a pesar
de, y no porque o para que, formas estas últimas que conllevan a condicionar el
afecto o brindarlo por interés a algo.
He determinado que al escribir pueda, no simplemente decir algo, sino tener algo
para decir. Y a medida que escribo esta reflexión siento en mi corazón buscar
ejemplos de lo mencionado en la mejor persona, modelo a seguir, que piso esta
tierra…
“… sin embargo, tú has reservado el buen vino hasta ahora…” Jn 2. 10. Virtud,
hacer con excelencia.
“…pero Jesús mismo no se fiaba de ellos porque les conocía, y no necesitaba que
nadie le explicara nada acerca del hombre, pues el sabía lo que hay en el hombre.”
Jn 2. 25. Conocimiento para saber actuar y decidir.
“Respondió Jesús: Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad ir a estos.” Jn
18. 8. La entereza para tener potestad sobre nuestras actitudes.
“Yo os doy testimonio de mi mismo. También el padre que me envió da testimonio
de mi…” Jn 8. 18. Paciencia para firmar una y otra vez verdades a pesar de que no
quieran ser oídas.
“Nadie tiene mayor amor que este, que aquel que pone la vida por sus amigos.” Jn
15. 13. Querer a pesar de.
“Por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la
verdad.” Jn 17. 19. Entregar, obsequiar, brindar un esfuerzo voluntario por quienes
se ama.
Así como Jesús condensaba toda la fe, la virtud, el conocimiento, el dominio propio,
la paciencia, la piedad, el afecto fraternal, y el amor. Estamos también llamados a
sembrar todo ello en nuestros corazones, y aprender a cosechar los frutos de tales
actitudes.
Nuestra fe inquebrantable es. Es aquello que nos permite saber que los
pensamientos del Señor son de bien, y todo aquello que soñamos es ya parte de lo
que Dios quiere para nosotros. La fe nos lleva a gozarnos y disfrutar de aquello que
inclusive aun no tenemos, pero que al saberlo realidad en el corazón, nos brinda la
fortaleza para alcanzarlo. La fe nos permite saber de aquel gran amor que
sobrepasa todo entendimiento, el cual ha de alcanzar y llenar de gozo nuestros
corazones; el cual ha de acompañarnos cuando mas sombría pueda parecer la
noche, y cuando la arena del desierto amenace hacer nido en nuestro interior….
La virtud es nuestro motor para conocer que en la medida que seamos mejores,
hemos de transformar el espacio a nuestro alrededor. La virtud en nuestro corazón
se enfrenta a la mediocridad y la derrota. La virtud nos ayuda a forjar nuestra
humildad, ya que a medida que más grandes Dios nos permita ser, más tendremos
que luchar con la vanidad que pueda anidar en nuestro corazón.
Es así como concibo la trascendencia, la cual creo ha de empezar por ser el mejor
en casa, para luego llevar esa experiencia a la vida de otros (hacer tu testimonio
trascendente por lo que vives y no solo por lo que dices…Ello es mostrar la fe por la
obras…). El conocimiento nos hace trascendentes, solo si con el podemos afectar de
manera positiva a quienes tenemos a nuestro alrededor, y tal misión es sencillísima
cuando la vemos con los ojos del corazón, dejando de lado la razón, ya que aunque
siendo esta ultima muy buena y necesaria en muchos o todos los actos de nuestras
vidas, también nos suele jugar malas pasadas cuando tendemos a racionalizar todo
a nuestro alrededor, lo cual crea dificultades y barreras cuando se trata de poner
manos a la obra.
Yo creo que vivir es sencillo. Creo en la simpleza de las decisiones que tomamos, y
en la forma en que estas han de afectar nuestras vidas. Es indiscutible que todo
aquello que hagamos, o gran parte de ello, ha de tener un impacto en nuestras
vidas, de los positivos, y aquellos que llamamos negativos. Me resto explicar los
impactos que nos traen satisfacción, mas creo que aquello que en un momento
congoja puede producirnos esta mas en nuestra forma de pensar que en el hecho
en sí mismo. Un dicho decía: “Lo que muchas veces arruina nuestra existencia, no
es aquello que nos haya sucedido, sino la interpretación y el sentido que decidimos
darle…”. ¿Hemos sopesado cada una de nuestras experiencias con aquellas que
otras personas experimentan? ¿Hemos comparado aquel dolor que pareciera
desgarrar nuestra alma con aquel que sufren otras personas? Aseguro que al
hacerlo nuestra percepción de la decepción y del dolor han de cambiar
rotundamente al entender y ser consciente que no estamos pasando ni por la
milésima parte de aquello que realmente puede expresar el real significado de
dolor, perdida, tristeza, o desesperanza. Nuestra perspectiva cambia realmente
cuando cambiamos el color del cristal por el que decidimos mirar nuestro mundo
interior.
Ello no significa desmerecer o hacer menos aquello que sentimos, es nuestro dolor
y no hay quien como nosotros para entenderlo, pero debemos tener también el
tesón y dominio propio para entender su real magnitud cuando es sentido y vivido
en función a las vivencias que otros pueden estar pasando. Hemos de hacerlo y
empezaremos a ver el mundo con otros ojos… cuesta mucho, toma tiempo…
requiere sacar lo mejor de nosotros pero sí que vale la pena… y es justo allí donde
radica la sencillez de la vida…
¿Cuántas no han sido las veces que “carentes” de sueños cumplidos o alcanzados
en nuestro andar hemos dejado nuestro corazón desfallecer ante la esperanza que
creemos se desvanece? ¿Cuántas veces hemos decidido dejar de esperar
pacientemente, aun en medio de la tormenta, por el hecho de creer que aquello
que con el corazón anhelamos nunca ha de ser alcanzado? Es la paciencia el
elemento esencial con el que nuestro corazón es capaz de enfrentar cualquier
como… la paciencia nos da un porque para desear siempre aquello con lo que una
vez soñamos… la paciencia nos hace reflexivos y fortalece nuestro entendimiento
para de esa manera comprender que aquello que es excelente toma tiempo… la
paciencia alimenta el deseo de saber esperar por aquello que ha de durar toda la
vida… la paciencia nos permite ver el tiempo como la oportunidad de llenarnos
interiormente mientras llega aquello que tanto anhelamos y esperamos… la
paciencia suma a nuestra virtud en hacernos mejores personas… en entender que:
“esperar pacientemente es, a menudo, la manera más sublime de hacer la voluntad
de Dios”…
“… y levantándose muy temprano, estando aún oscuro, iba a un lugar solitario y allí
oraba…”
Mar 1. 35
“To all those souls who have forgotten the mystery of love”