, y a quienes día a día construyen con nosotros el presente que permitirá las grandes transformaciones del futuro. A medida que pasa el tiempo, cada vez se ve más clara la pertinencia de nuestro proyecto. Desde nuestro nacimiento el año 2010, el apoyo y respaldo de nuestros compañeros se ha caracterizado por el ascenso y crecimiento, pasando de obtener un 13% de apoyo a nuestra primera lista FEUC a un 16% en el 2012, contando hoy con casi un 20% del electorado de la UC. Creemos que, además de dar cuenta de la confianza que muchos estudiantes de la UC tienen con nuestro proyecto político, las cifras muestran la acogida que nuestro trabajo cotidiano, en asambleas, centros de estudiantes y muchas otras instancias de participación, ha tenido en nuestros compañeros. En vista de lo anterior, y atendiendo a la proximidad de la segunda vuelta de las elecciones de federación, quisiéramos aportar algunos elementos para el debate y análisis sobre las proyecciones del próximo año. El año 2014 se verá marcado por un nuevo gobierno, seguramente de la ayer Concertación hoy “Nueva Mayoría”, encabezado por Michelle Bachelet. Escenario ya dificultoso para el Movimiento Estudiantil, en tanto se hará necesario consolidar nuestras claridades respecto al modo en que deseamos construir la educación futura de nuestro país de cara a promesas que, o bien son profundamente acotadas como es en materia laboral y económica, o bien son difícilmente creíbles de quienes durante veinte años administraron y profundizaron el modelo heredado de la dictadura que hoy nos rige. Esto exige no sólo un amplio y profundo debate en el seno del movimiento social, sino también el fortalecimiento de la organización en todos los niveles y, con ello, una acción política acorde al fortalecimiento del actor político clave para las transformaciones necesarias: una sociedad empoderada y organizada al servicio de las necesidades de todos y todas. En el contexto anterior, visualizamos dos posibles escenarios para la segunda vuelta: Por una parte, en el escenario de encontrarnos con una FEUC NAU!, sabemos que si bien este movimiento no puede ser directamente asociado con la Nueva Mayoría, es irrefutable que muchos de quienes la componen y han pasado por sus filas poseen una estrecha relación con dicho sector político, siendo incluso ex presidentes FEUC militantes de partidos de la Concertación. Es ejemplificador, además, ver como la supuesta autonomía de Revolución Democrática, que venía a dar una renovación a la desgastada política, hoy, a fin de hacerse un espacio en ella, recurre a las mismas prácticas que condena y desarrolla alianzas por omisión y acción con los sectores que por años han demostrado su falta de voluntad política para llevar adelante los cambios que exige el mundo social. Esta estrecha relación entre Nueva Acción y Nueva Mayoría, pero por sobre todo la relación programática y política que existe entre ambos grupos (la tibia crítica al modelo, el planteamiento de que lo necesario hoy es un sistema
económico “con rostro humano”, la defensa del rol público de instituciones privadas, el aprobar el traspaso de fondos que son públicos a proyectos ideológicos particulares, entre muchos otros elementos) nos parece preocupante, puesto que las tareas que nosotros consideramos centrales para este período son dotar al movimiento social de autonomía y avances en un trabajo multisectorial para avanzar en la construcción de un modelo social, económico y político diferente. Por otra parte, a nivel interno, creemos que el hecho de que se encuentre el NAU en la federación, si bien propicia una continuidad en las temáticas, tiene los mismos perjuicios que siempre hemos declarado: una política en la medida de lo posible, que evita el conflicto y reduce los tiempos y niveles de discusión a fin de cumplir con agendas impuestas desde arriba, sin intenciones ni posibilidad de transformación profunda. Por otra parte, una Federación encabezada por el Movimiento Gremial representa, como lo ha hecho siempre, una seria amenaza para la unidad del movimiento estudiantil. Desde la tribuna que otorga la FEUC, la derecha universitaria será un eco de los grupos de poder de nuestro país, que no sólo concentran en sus manos la mayor parte de la riqueza que producimos todos, sino que además tienen el monopolio de los medios de comunicación. A la interna, su política de desarticulación y despolitización amenaza con empujar hacia atrás la incipiente organización no sólo estudiantil, sino de todos los actores de nuestra comunidad, mediante una práctica basada en eliminar del tapete la discusión y contraposición de proyectos, salvaguardando la ausencia de participación vinculante, observando la participación como la mera consulta y rechazando de plano toda posibilidad de acción política colectiva que busque transformar las cosas. De este modo, y sumando a ello su rechazo a los mecanismos de participación democrática, harán gala del modo de actuar que primó en nuestro país durante los años de dictadura y transición y contra cuyo legado nos hemos levantado como sociedad. Ninguna de las dos alternativas electorales que hoy participan de la segunda vuelta, representan la articulación de una FEUC que asuma un rol políticosocial activo que se encargue de conducir los procesos transformadores que nuestra universidad y país necesitan, y que se haga parte de un proyecto de sociedad que busque transformarla desde las estructuras, a fin de superar las lógicas de nuestro modelo profundamente inhumano, violento y segregador en pos de un nuevo ordenamiento social, político y económico. Es en la línea del compromiso que tenemos con el movimiento social que esperamos, en la presente declaración, aportar ciertas reflexiones respecto a lo que se viene para este 2014. El llamado es a que cada uno de nuestros votantes tome una decisión informada y totalmente libre en esta segunda vuelta, pero la invitación más importante es a avanzar en la organización en cada uno de los espacios y a no bajar la guardia hacia el próximo año. Será relevante y pertinente que nos encontremos y demos las discusiones que sean necesarias, que continuemos y avancemos en la movilización y en los quehaceres que se presenten en cada espacio, buscando el mayor nivel de incidencia posible en la construcción de nuestras mallas curriculares, en las asambleas, en los encuentros internos, en las instancias de trabajo multiestamental y, en definitiva, en todos los espacios que nos permitan devolver al fin nuestra Universidad al Chile que hoy urge, al Chile de las grandes mayorías.