SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

SUPEREGO
(Copyright 2004) Capítulo VI. Subjetividad
Presentación......................................... 2 a. La importancia de la
subjetividad................................. 42
ÍNDICE b. Las “distintas” objetividades..... 44
c. La objetividad como
Capítulo I. Superando el super yo
subjetividad................................. 45
a. Un espíritu sin límites.................... 3
d. La atemporalidad del Ser........... 47
b. Super yo........................................... 5
c. Controlando el super yo................. 7
Capítulo VII. El debate entre lo finito
(universo) y lo infinito (Ser)
Capítulo II. Las Ideas
a. Muerte. Otro tipo de religión..... 49
a. El control del cuerpo por las ideas.8
b. La importancia del “azar” sobre la
b. Materia animada y no.................... 9
realidad........................................ 50
c. Indiferenciación inteligencia-
c. La falta de esencia de la
acción............................................. 12
realidad........................................ 52
d. Ideas accionales............................ 15
d. La esencia de la sensación.......... 54
e. Representación............................. 16
e. Lo finito posee (también) las
f. Pensamiento positivo y super yo. 17
“huellas” de Dios........................ 56
g. Soberbia........................................ 19
f. Finito e infinito............................ 58
g. Amor y creación......................... 61
Capítulo III. La “materialización” de las
ideas
a. Diferencias entre yo y super yo... 20
APÉNDICES
b. El ser vivo como idea
materializada................................ 25
Apéndice I. Prueba de la existencia de
c. El inconsciente vivificador de las
la voluntad (Schopenhauer) en la
ideas............................................... 26
naturaleza.......................................... 64
d. La ideas “centradoras” del Ser... 28
Apéndice II. La representación......... 66
Capítulo IV. La Realidad
a. Realidad física y realidad
Apéndice III. La ley de semejanza.... 68
profunda........................................ 29
b. La construcción del yo “real”...... 31
Apéndice IV. La existencia antes que la
c. Sujeto y yo..................................... 33
esencia................................................. 70
Capítulo V. Recapitulación sobre el super
Apéndice V. El Tao: Los seres y
yo
Dios...................................................... 73
a. El super yo controlando al yo...... 35
b. Haciendo útil al super yo............. 36
Apéndice VI. El psiquismo humano en
c. El presente como proceso............ 37
Dilthey.................................................. 74
d. Las ideas-representación gobiernan
el cuerpo........................................ 39
e. El super yo como producto de la
REFERENCIAS................................. 79
lucha de ideas............................... 40
f. Independencia de las ideas respecto
al yo............................................... 41

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SUPEREGO
SUPEREGO
Presentación
“La exaltación de AVLIS era evidente; su
transfiguración en el más brillante lucero
emitía una melodía sublime: “La melodía
de las estrellas”.
“Hermanos, mis alevines, ¡qué magnífica
labor ocupa hoy nuestros desvelos! Sólo
teneis un trabajo, que no fatiga, que
alegra, que expansiona nuestro espíritu:
¡Crear!... Hoy es la nueva y continua
primavera, únicamente interrumpida por
delirios de exaltado Amor... La potencia
de la vida, de la Voluntad, es la constante
que exuda por todos los poros. El
Espíritu lo llena todo, lo es todo... anida
en el fondo de la sorprendente y bucólica
Naturaleza, pero se fija igualmente en el
último rincón del Cosmos, más allá de las
galaxias salpìcadas de voluptuosidad
exultante, del juego armonioso, del
pálpito incesante de las almas y los
corazones, que en ritmo y música
celestial alaban el esplendor de la nueva
era.
¡Creadores todos, el laurel coronado de
vuestras sienes ciega el sol de mediodía!”
(De la obra del autor (25) “Melodía en
las estrellas”).
¿Y qué impide a la estirpe humana ser
copartícipe de la Creación cuyo único
2
Alejandro Alvarez Silva.
límite sea el infinito?
... La única limitación que ve el autor
hacia ese expansivo horizonte creativo
del hombre está en él mismo,
encapsulado en su propio super yo. Hay
que “hacer trabajar” al super yo a favor
de nuestros propósitos, para que en vez
de frontera o corsé, sea la catapulta que
potencie nuestro yo en pos del libre
ejercicio de nuestra Voluntad.
Esta obra trata de eso, de lo que significa
el super yo, de su formación, y del
método para su superación.
Del desarrollo del tema se configura un
hecho sorprendente: la potencialidad de
la IDEA.
La “materialización de las ideas” marca
el verdadero poder de las mismas sobre
el ego.
También es sorprendente la conclusión a
que se llega sobre la falta de esencia de
la Realidad, y el nuevo enfoque de la
objetividad, cayendo de su pedestal bajo
el poder de lo subjetivo.
En fin, todo conduce a la revalorización
del Ser, en su doble vertiente, a caballo
entre lo finito de la materia y la infinitud
del Ser Supremo.
¡Que su lectura os sea de utilidad!
SUPEREGO
SUPEREGO
Capítulo I. Superando el Super yo
a. Un espíritu sin límites.
Vamos a partir de un pensamiento base:
¿Es Dios una creación del hombre?
Y es que toda clase de “agrupamiento
social” necesita de la religión para la
limitación del aparentemente ilimitado
poder espiritual de la mente humana, sin
lo cual parece como si cualquier tipo de
“estructura social”, orden o gobierno
serían imposibles de mantener.
Si el hombre no se “limitara” a sí mismo,
la labor que cumple sobradamente la
religión –desde el punto de vista del
diálogo del hombre “consigo mismo”-,
no habría “fuerza” capaz de “controlar”
el “desbordamiento” del espíritu
humano. Todo poder político (exterior al
individuo) precisa, pues, de forma
ineludible del poder religioso (interior),
para desarrollar su acción... Y cualquier
tipo de sociedad precisa, de una forma u
otra, dichos extremos. Es el efecto del
formidable poder de la “libertad” del
“espíritu” o la mente humana.
Ciertamente, como todo comportamiento
animal, lo anterior tiene su correlato en
todas las especies, lo que es indicio del
“campo mental” que posee toda criatura
viva... Sería el mismo papel, salvando las
diferencias de matiz, que aparece en
etología animal con las “jerarquías”
observadas en las distintas especies.
El desarrollo evolutivo (mental), al
alcanzar un concepto como el de
“eternidad”, es quien prefija la
formidable expansión de la mente
humana, y esa libertad en expansivo
3
Alejandro Alvarez Silva.
crecimiento hacia un horizonte sin
límites.
Todo lo anterior es una prueba
irrefutable de la “potencia del espíritu
humano”, y nos desvela al mismo tiempo
una pequeña muestra o indicio de su
verdadera constitución interna.
Una vez establecida la existencia de esa
verdadera “autolimitación” de dicho
espíritu humano, habría que preguntarse
si la misma no estaría relacionada
profunda o significativamente con el
fenómeno del hipnotismo, generalizando,
la sugestión (autosugestión)... Y es que
esa autolimitación actúa como se supone
ejerce su acción el super yo (en su
aparente superioridad o imposición sobre
el propio yo). Por consiguiente, ese super
yo no sería impuesto desde fuera (del
sujeto), sería el “yo” quien lo creara
(inconscientemente, desde luego) sin que
fuese plenamente consciente de ello. La
consecuencia es que la mente humana es
capaz de crear “algo” que a
continuación la supera, supeditándose
(en multitud de ocasiones) al mismo.
¿Dimanaría de aquí el fenómeno
religioso y el mismo concepto de Dios?...
Si así fuese, imaginémonos el poder, el
efecto multiplicador ejercido sobre el
espíritu humano, si “dicha creación
anterior” (el super yo) revirtiese
nuevamente en el “yo”(el genuino
espíritu del hombre)... Lo que es lo
mismo, aquel dios “superior” (al
hombre) aparece como lo que es: la
Creación, la descendencia, el heredero
del mismo hombre... No habría más dios
que el mismo hombre; él sería su dios...
¡La asimilación de tal idea es una
catapulta hacia un horizonte sin límites!
Y entonces, ¿qué limitación podría
“sujetar” cualquier tipo de
“ordenamiento social humano”?... Pues,
SUPEREGO
únicamente el convencimiento anterior, el
acatamiento a ese Ser Superior emanado
del espíritu humano, que no es más que la
sublimación, la “materialización” de
esos anhelos y aspiraciones humanas que
emanan de lo más hondo de sus
corazones (la meta mística que subyace
en todas y cada una de las religiones), y
no el “sometimiento a cualquier poder
celestial” externo que no tenga sus raices
única y exclusivamente en ese espíritu
prístino, inefable, inmutable, sin forma e
4
Alejandro Alvarez Silva.
intemporal, que anida en lo más profundo
de la condición humana.
¡El Dios todopoderoso Padre acotaba el
papel del hombre, si no tenía un destino
de sometimiento casi servil a Él!... El
pequeño dios heredero del hombre,
catapulta a este último hacia un horizonte
sin límites, acercándole e identificándole
con el idealizado primer concepto
anterior.
SUPEREGO
b. Super yo.
El super yo, concepto asociado con
Freud(18, 19), no es en su propia versión,
aplicable del todo a nuestro caso. Es
preciso analizarlo con más detalle, a
partir de nuestra teoría del microcosmos
del ser. El “yo” o ser radical hay que
buscarlo en la punta del iceberg que se
vislumbra dentro del ser total
(Microcosmos). Sabemos que el ser
radical posee varios “movimientos”
dentro del ser completo (Microcosmos); a
saber: el interno-subjetivo, el externo-
objetivo, y al menos el amor, y el
contemplativo. Ahora apuntaríamos a
uno nuevo que estaría relacionado con el
superyo “de nuestra teoría”. El bagaje
portado por el super yo, no es asimilable
como algo propio por el yo, pues
“entiende” que es “superior” a sí mismo;
mejor diríamos lo contrario, aquello que
el yo considera “superior” a sí mismo lo
“integra” en el super yo, por ello lo
considera, del mismo modo,
“otroriedad”, mas no un “otro” del que
le separase una frontera. Y es que el
super yo está “incrustado” tan
hondamente –“dirección” contraria a la
de la materia (mundo objetivo)- hacia ese
yo profundo, que no puede considerarse
exista entre ellos barrera alguna ( y es
que, realmente, yo y super yo son lo
mismo, y el matiz distinto lo marca esa
actitud de “sumisión” –reconocimiento
de inferioridad- del yo respecto al super
yo, lo que produce en el primero una
obnubilación, un “no tener conciencia”
de esa equivalencia, transformándola,
curiosamente, en la “actitud sumisa” de
acatamiento a dicho super yo. Esa
dirección contraria a la de la materia del
conjunto yo-super yo, equivale a un
mayor alejamiento de la frontera (mundo
espaciotemporal material), la
corroboración de esa ausencia de
frontera entre yo y super yo. Es tan solo
5
Alejandro Alvarez Silva.
“un cambio de actitud” del yo lo que les
“diferencia”, así que si de alguna forma
el yo fuese capaz de “asimilar” a ese
super yo por otro cambio de actitud, se
ampliaría el campo de conciencia del yo,
al transformar en consciente la
“inconsciencia” del super yo.
Con el super yo, subyacen fenómenos
como la sugestión y la hipnosis, por lo
que empezamos a sospechar que el
mecanismo que interviene en la
formación del super yo, es el mismo que
crea tanto la sugestión como el
hipnotismo.
Dentro del super yo aparece, como
sabemos, el concepto de Dios, por lo
que, después del análisis anterior,
podemos decir que realmente es la misma
mente humana, el yo, quien crea ese
concepto divino. Es pues posible que “un
cambio de actitud” del yo, en esa
transformación subsiguiente del super yo,
pueda también cambiar el mismo
concepto de Dios.
Así que podemos anunciar: “El nuevo
dios hijo, heredero, supone un
“reencuentro” del yo consigo mismo en
los “terrenos” del super yo.”
En obras anteriores (21) dijimos que el
yo es quien “cierra el círculo”, lo que
supone un “decidir” sobre qué elementos
entran a formar parte de ese círculo, y
eso equivale a una “salida fuera de la
frontera” de tales elementos –dejarían,
entonces, de ser “lo otro”. En todo ello,
surge ahora un matiz muy importante, el
de la “dirección profundamente contraria
a la materia del super yo”, lo que le sitúa
“al otro lado” de aquella frontera, en la
misma “interioridad” del ser, fuera
siempre de “lo otro”: ¡estamos ante el
mismo ser! Yo y super yo pertenecen a la
“interioridad” del ser, son el mismo ser.
SUPEREGO
La razón del nombre (super...) es el
aparente “dominio” de ese super yo
sobre el yo. Es como si la Voluntad del
ser se viera “mediatizada” por esa
“voluntad” del super yo. Y ponemos esta
otra voluntad con minúscula, por que en
realidad es una voluntad “virtual”, pues
6
Alejandro Alvarez Silva.
ciertamente es una “dejadez del yo”, lo
que deja vía libre a los “imperativos” del
super yo. Como ya hemos apuntado, un
cambio de actitud del yo es suficiente
para que la Voluntad del yo (consciencia)
vuelva a “dominar” sobre la totalidad
del ser.
SUPEREGO
c. Controlando el super yo.
Si no realizamos ese “esfuerzo de
voluntad” por parte de nuestro yo, este
último se ve dominado por el super yo y
sus aliados: la hipnosis y la sugestión.
Y es que la tendencia natural en el ser
(sin ese esfuerzo de voluntad) es el
“dominio” del super yo sobre el yo.
Realmente, a lo largo de la historia, en
casi todas las sociedades se ha “usado”
esta tendencia natural del ser del
hombre, para establecer los sistemas o
jerarquías sociales, por “manipulación”
del super yo, que es en lo que consiste
sustancialmente la religión. Y aquí no
está lo malo del asunto, puesto que es
bueno que el ser posea una cierta
jerarquía en su “constitución” interna, lo
que es una “apoyatura” para ese mismo
ser al poder “situar”, así, en el sitio más
elevado o principal a la “esencia” más
básica del ser, que está íntimamente
relacionada con la “esencia del mismo
universo” y del Espíritu Supremo, que
siempre radicaría en ese cenit del Ser. Lo
malo, decimos, es que ese cenit de la
intimidad del ser “esté suplantado” u
“ocupado” por otros principios, ideas
etc., en suma, elementos que no se
corresponden con la “trascendencia de la
posición ocupada”. Y es que estamos
analizando el mecanismo de tal
circunstancia, que como vemos es
altamente eficaz, pero tanto para lo
bueno como para lo malo... ¡La limpieza,
la pureza de tal punto sublime o cenit
7
Alejandro Alvarez Silva.
debería ser de una “escrupulosidad”
sublime!... ¡Diablo o Dios!... ¡Es tan fácil
la adulteración de este “punto” clave!
A medida que el hombre conozca más y
más la naturaleza de su espíritu, los
“mecanismos” que lo componen y lo
prefiguran, deberá poner un mayor y
escrupuloso cuidado para mantenerlo
fuera de toda posible “contaminación”.
No es que el hombre deba ser “bueno”,
es que tiene que ser “forzosamente
bueno”, a medida que va conociendo más
y más de sí mismo.
Todo conduce, por una u otra vía, a la
elevación de ese espíritu del hombre
hacia horizontes insospechados, en una
vorágine expansiva que supone un
cambio cualitativo en dirección a ese
Dios que creíamos tan potente como
lejano.
Un último apunte antes de abandonar
este apartado. La llamada estructura
“dinámica” del ser (inconsciente –
clásico-, yo, super yo), no es más que
“funcionalidad”, “movimiento”, nunca
una verdadera estructura, por que dicha
estructura del ser viene mucho mejor
reflejada en esta y anteriores obras del
autor. Ahora bien, este concepto
“dinámico”, sí parece útil en relación al
comportamiento o conexiones entre yo y
super yo en fenómenos tales como la
“sugestión” (autosugestión) y el
hipnotismo.
SUPEREGO
Capítulo II. Las Ideas
a. El control del cuerpo por las ideas.
Se lee en la página 230 de la obra del
autor: “Ciencia, Filosofía, Religión. Una
visión armónica” (24):
“Parece como si los pensamientos fuesen
capaces de gobernar los cuerpos. ¿No
será que nuestra convicción de que
nuestra voluntad domina nuestro cuerpo
sea una simple ilusión? Quizás lo que
gobiernen nuestros cuerpos (la materia)
sean los pensamientos o las ideas...
El que una idea llene nuestra mente, a lo
mejor equivale a que dicha idea se haga
cargo de nuestro cuerpo, inclinando
nuestras acciones corporales hacia la
satisfacción de dicha idea, aún en contra
de nuestra voluntad, aún en contra de
nuestro propio “yo”.
Imaginemos que ese yo crea una idea tan
potente que ésta pueda ser capaz de
“controlar” todo el cuerpo, hasta su
propio yo. Es lo que parece ocurrir en el
fenómeno de la “sugestión”.
Sustancialmente, el mismo mecanismo
podría intervenir, también, en ese otro
fenómenos de la “creación de
fantasmas”, que “llegan a imponerse” a
su “propio creador”. Y lo mismo, claro
está, a través de variantes no
sustanciales, podría acontecer en la
creación de “los mitos y las religiones”
en las diversas culturas y sociedades,
cuando menos en su formación original
(ya que otros mitos o religiones pueden
interpretarse como “acomodaciones” de
8
Alejandro Alvarez Silva.
antiguos mitos a nuevos entornos -
culturas y sociedades).
Así que el mecanismo anterior ( la
imposición de la idea) podría explicar la
formación del super yo, por supuesto,
también posee un importante papel la
influencia por imposición –sutil o clara-
de las distintas clases sacerdotales o
ideológicas, lo que comprendería, desde
luego, el llamado “lavado de cerebro”
sectario.
Por consiguiente, el conocimiento en
profundidad del mecanismo anterior
produciría efectos muy beneficiosos para
la creación humana, la libertad y la
dignidad del hombre, haciéndole
acreedor a una descendencia con linaje
en “la divinidad”... Y es así, porque el
descubrimiento del peligro del citado
mecanismo como herramienta sustancial
en la “modelación” del espíritu humano,
al mismo tiempo también posibilita en
sentido positivo el “cambio cualitativo”
en las virtudes más genuinas de la
Humanidad, lo que haría posible la
creación de sociedades más justas,
adornadas de aquel “humanismo”
considerado hasta el presente como una
verdadera utopía.
Los vaivenes de todo balbuceo de la
incipiente vida (espiritual) serán
sustituidos por una línea recta en
continuo proceso (con períodos de
estabilidad y expansión, por supuesto),
sin retrocesos significativos, crecimiento
expansivo y hasta explosivo de la
luminaria espiritual.
SUPEREGO
b. Materia animada y no.
Realmente toda la materia “es animada”,
mas no es el momento de meterse en tales
vericuetos, nos basta ahora decir sólo
que entenderemos la expresión del título
del apartado, desde la distinción entre tal
materia animada y aquella otra en que no
“podemos apreciar tales extremos” (un
problema técnico más que de otro orden).
Una vez dicho lo precedente, queremos
diferenciar en qué consiste la dicotomía
anterior. Otro paso a aclarar es que al
hablar de materia, inicialmente ésta la
sustituimos por estructura, organización,
característica fundamental de la misma
(en especial “el cuerpo” de los
organismos).
Y pasando ya a la obvia estructura
material que conforman los seres vivos,
éstos serían equivalentes a mecanismos, y
reduciendo aún más el campo al
acercarlo más al planteamiento humano,
la equivalencia se extendería a máquina
o aparato. Entonces, ¿en qué se distingue
una máquina (por cierto, creación
humana), de la máquina-cuerpo del ser
vivo? Ahí es donde queríamos ir a parar,
pues, a nuestro parecer, el símil puede
ser sumamente esclarecedor, en cuanto a
la incógnita de la vida. También,
lógicamente, se podría pretender seguir
el camino opuesto, que representa
“localizar” el ánima o espíritu que anida
en dicha materia viva, sea ello lo que sea.
Entendemos que este camino es mucho
más arduo y quizá irresoluble, puesto que
precisamente lo que pretendemos con
todas estas indagaciones es “averiguar
algo” de lo que puede ser este
escurridizo espíritu.
Volviendo a la máquina o el mecanismo,
toda máquina posee un diseño, traducido
más que nunca en los momentos actuales,
9
Alejandro Alvarez Silva.
por un software implementado en un
cierto hardware (la parte material). Todo
diseño, con ligeras excepciones en el
aspecto de complejidad en las máquinas
autoorganizativas, requiere de unas
entradas o “inputs” que a través del
software se transforman en ciertas
salidas o “outputs”. Si el mecanismo es
simple, por ejemplo una palanca, la
“perfección” en las salidas viene dada
por la “inteligencia” en las entradas, el
“sujeto” que maneja la máquina. Si el
mecanismo es altamente complicado o
complejo, una simple entrada puede
transformarse, de acuerdo con la
complejidad del software, en una
elaboradísima salida. Entonces la
“inteligencia” estaría más en dicho
software. Ahora bien, en uno u otro caso,
la “perfección”, elaboración, etc., de la
salida, es siempre función del hombre,
más o menos diferida, al momento de
realizar la “acción” que supone las
entradas, o en el diseño del software. La
característica común es, en uno u otro
caso, “la actuación de una inteligencia
externa” al mecanismo (o materia del
mismo). La estructura, materia u
organismo, simplemente se limita
transmitir las “ordenes” de dicha
inteligencia, es decir tiene una actitud
pasiva. (No nace en sus “adentros”
nada). Habría que hacer ligeros retoques
a lo anterior cuando existe
retroalimentación, pero en esencia es lo
mismo, lo que ocurre en el último caso es
que se “añade” a la respuesta final la
“incidencia” del medio externo,
simplemente un factor más de
complejidad, pero de hecho no hay nada
de la propia materia “constituyente” del
organismo que aporte “de suyo” nada
apreciable a la salida.
Ahora, ¿qué ocurre en una materia,
mecanismo, u organismo realmente vivo?
SUPEREGO
Pues, sólo y nada menos, que la
aportación fundamental de este “de
suyo” de la “máquina” a las salidas. (Al
“comportamiento” del ser vivo , en otras
palabras). ¿Y cómo puede ser esto?...
¿Qué hemos aportado a la cuestión, que
se nos ha escapado?
El cambio se refiere a la “forma de
actuación de la inteligencia sobre el
mecanismo”. Esta forma de actuación o
incidencia ya no es externa, sino que se
“confunden” actuación con inteligencia,
al transformarse ambas en algo interno,
en un “de suyo”.
En un símil, en el primer caso de
mecanismo (el anterior), la acción del
hombre (observador, sujeto, etc.) se
asemeja a un “operario” gobernando
una máquina, en que su actuación se
traduce en el “manejo” de una serie de
palancas o mandos del aparato.
Entonces, este último, si está en “perfecto
funcionamiento” (no averiado),
responderá fielmente (el “esclavo”
informático) y de forma “totalmente
previsible” a la acción de dicho operario.
Sin embargo, en el segundo caso (materia
animada) no existen palancas (mandos
externos) que pueda “manejar ningún
operador”. La “inteligencia” de la
misma máquina “gobierna” el
mecanismo de forma directa, sin
intermedio de mandos o palancas. Es
más, no existe por ningún lado algo
asimilable a mandos o palancas; es el
organismo el que actúa al unísono, en
todos los casos. (Eso no quita que existan
subsistemas, dentro de todo el sistema
que es el organismo, pero no es más que
un aspecto funcional, pues la imbricación
de todos los subsistemas es total y global
en el sistema-mecanismo entero).
10
Alejandro Alvarez Silva.
¿Cómo, pues, puede manejarse la
“máquina”, organismo vivo (o
cuerpo)?... Pues de una forma tan
“directa” que la simple “mente”
(concepto que no se había introducido en
la obra hasta ahora), a través del proceso
llamado de “implementación de la idea”
(de cierta forma el antiguo “logos”), es
en sí la inteligencia y la acción juntas
(una especie de dualidad, como en física
la onda y el corpúsculo)... Así que el
organismo produce, entonces, “outputs”
o salidas –comportamiento del ser vivo-
que denotan claramente la actuación del
“de suyo” de ese organismo (entonces ya
transformado claramente en un ser vivo,
en materia puramente viva): ¡El
mecanismo ha incorporado “al sujeto”
dentro! ¡El operador no es ya “exterior”
al mecanismo, sino que se ha
“introducido” en el mismo, es “interior”
a él! También, paralelamente, hay un
cambio “sustancial” en dicha materia
“animada”: aparece “el sentimiento”
(una sensación interna). La materia se
hace “sentiente”, cuando todo
mecanismo o aparato creado por el
hombre es incapaz de sentir (es decir, no
posee esa característica de la vida del
“de suyo”).
Lo básicamente novedoso es la aparición
de una “voluntad” en la misma materia
(esa materia-cuerpo tiene ya “voluntad”,
y por ende sentimiento). De esa
“voluntad” original (la voluntad de
Schopenhauer) nace todo lo demás, la
misma vida (Ap.I).
Después de lo descrito, habría que
analizar más detenidamente lo que ello
supone... La materia se dota del “de
suyo”, y ello significa una voluntad, un
sentimiento, un “hacerse sujeto”, un
“centrar el mundo sobre sí”... Todo ello
constituye de forma indisoluble y no
SUPEREGO
excluyente la aportación del tal “de
suyo”.
Pero, al crearse aquella dualidad
inteligencia-acción, dicha “fusión o
síntesis” significa la transformación
radical tanto de la inteligencia como de
la acción, perdiendo ambas muchas de
sus características definitorias... Para un
“observador externo” (no el ser vivo que
actúa) es apreciable en aquella
“dualidad” la inteligencia que refleja la
acción observada en el “comportamiento
del ser vivo”. O sea, es “perceptible” la
“acción” y es deducible de ella la
“inteligencia” que hay detrás de la
misma... Mas para el propio ser vivo (el
sujeto), ni hay “consciencia” de esa
inteligencia (realmente es el
“inconsciente” del propio sujeto el que
actúa), ni hay “consciencia” de que se
está actuando, si no fuera por el efecto de
dichas acciones sobre el “mundo
exterior” ( en su retroacción sobre el
propio ser vivo)... El organismo se limita
a “vivir”, sólo “siente la vivencia”, ese
sentimiento básico de “sentirse vivo”...
Desde esa vivencia “no actúa”; habría
que expresarlo mejor diciendo que más
bien “despliega” su vida en el mundo.
(Desde la radicalidad de su interior más
íntimo se “despliega” hacia el exterior,
hacia el mundo que, nuevamente, para un
observador externo, presenta los aspectos
de un comportamiento, de una forma de
actuación ante el medio).
Así que puede darse la paradoja, de
hecho de lo más corriente, de observarse
un comportamiento que a veces denota
una alta inteligencia (caso humano),
cuando el mismo sujeto no es
“consciente” del alto grado de
conocimiento e inteligencia que denota
dicho comportamiento. (En la mayoría de
los casos el hombre, por ejemplo, ni
siquiera tiene que “pensar
11
Alejandro Alvarez Silva.
conscientemente” –algo que,
curiosamente, definimos como
inteligencia humana- lo que tiene que
hacer en las situaciones más cotidianas).
No hace falta recordar la cantidad de
funciones altamente elaboradas que
realiza el organismo humano sin ser
plenamente consciente el mismo sujeto de
ello, son lo que llamamos automatismos;
precisamente este es un campo de
investigación científica sumamente
activo.
Del análisis de todo lo anterior, surgen
cuestiones que parecen chocar con la
lógica a la que estamos acostumbrados:
¿Cómo una inteligencia sin consciencia
puede actuar?... Parece que todo el
proceso se inicia con una Voluntad que
construye una idea en la mente. (Mas,
recordemos que muchas veces las ideas
entran en la mente sin intervención de
acción volitiva alguna, así que el
mecanismo más básico sería el del
“gobierno” del cuerpo por las ideas “a
secas”, aún cuando la voluntad sería
capaz de “poder imponer” dichas ideas
cuando aparece activa y vigilante). La
idea en la mente, por consiguiente, sería
entonces capaz de “gobernar” el cuerpo,
y ese gobierno significa establecer
“aquella dualidad” inteligencia-acción.
El esquema podría ser el siguiente:
Idea<Voluntad
(Información del
Medio)
> sentimiento-emoción
Mente>Dualidad (internamente)
>inteligencia-acción
(observadores externos)
* (Esquema de Retroalimentación)
SER <
Relaciones entre Sentimiento > Medio
Ser y Medio inteligencia-información
(interior) (exterior)
SUPEREGO
c. Indiferenciación inteligencia-acción.
A la hora de explicar esta “fusión” o
dualidad inteligencia-acción, es decir,
ese “estado” (materia animada) donde la
“criatura” domina desde dentro, o sea,
ejerce “su inteligencia” sin intermedios –
directamente sobre la totalidad de su
sistema o cuerpo.
Este último estado en el límite no posee
“partes” dedicadas a algo específico
(como órganos, sentidos, etc.), sino que
es inespecífico: la acción se confunde con
la inteligencia, de forma que no puede
distinguirse un cerebro “como sede de la
posible inteligencia” y unos “órganos
transmisores” de la “voluntad” del
organismo.
Es difícil entender esa síntesis entre
inteligencia y acción, puesto que nosotros
estamos familiarizados con esta realidad
que los presenta separados, pero esto no
fue siempre así. Todo lo contrario, esta
diferenciación surgió a partir de un
estado inicial de la vida en que estaban
indiferenciados: “la materia animada
original”. Así que podríamos aprender
mucho de la inteligencia y la acción si
nos remontáramos hacia atrás. El método
sería hacer el “experimento mental” de
“situarnos” en esta materia animada
indiferenciada y especular, suponiéndole
unas propiedades con capacidad
potencial para que pudieran derivar de
ella los estados de inteligencia (cerebro y
mente) y de acción (órganos y sentidos)
que observamos en la actualidad.
O sea, aquel estado indiferenciado se
caracterizaría porque en él inteligencia-
acción (aunque fuese de forma pasiva,
entendido esto como reacción posterior
retrasada, no “anticipativa”, lo que ya
significaría una “inteligencia” en la
construcción de “incipientes modelos”)
12
Alejandro Alvarez Silva.
sería una misma cosa, lo que supone que
el “organismo” reaccionaría al unísono
“sin estar dirigido” por parte alguna
diferenciada del mismo con carácter
general, sólo áreas distintas según el tipo
y clase del estímulo incidente, variación
que no supondría un “centro localizado”
evidente. Pero ese ser, al estar vivo, ya
posee “unicidad” (característica básica
del ser y la vida) y por tanto, una
“voluntad” que se traduce paralelamente
en esa síntesis inteligencia-acción y al
mismo tiempo en sensación-sentimiento.
Cualquier “estado” del organismo
(materia animada) se traduce en una
“sensación-sentimiento”, lo cual no
significa que posea la propiedad de la
acción (realmente acción-inteligencia).
Ambos aspectos o manifestaciones de la
voluntad son distintos. La sensación-
sentimiento es algo pasivo, y actúa como
la “mecha inicial” de la explosión-
reacción que se producirá a
continuación. Esta sensación-sentimiento
posee una “escala” o gradación entre
agrado y desagrado, que indica
realmente, aunque groseramente, lo que
es “bueno y malo” para el organismo.
Pero la reacción en sí, como proceso,
viene desarrollada por el otro factor
inteligencia-acción. Y es este último
factor el que en su evolución va
diferenciándose en una cierta
inteligencia, “concentrándose” y a la vez
modelando un cerebro, y en la acción,
cuya “ realización”, también, “modela”
los diferentes “miembros y órganos”.
El sentimiento-sensación produce la
ignición de la mecha (es la causa
original) ,como hemos dicho, pero ésta
“incapacitado” para dirigir todo el
proceso reactivo inteligencia-acción. Y
aquí viene el quid de la cuestión, lo
novedoso. No existe, todavía, el cerebro
que en los animales, por ejemplo, dirige
SUPEREGO
dicho proceso. La inexistencia de ese
cerebro nos deja “un vacío” que
confunde al filósofo y al mismo hombre
de ciencia, ante una actuación inteligente
sin sujeto (consciente) –cerebro o lo que
sea- que “la realice”... Y es que quien
“dirige” el proceso de esa reacción es la
idea abstracta (17). Una idea
“impregnando” el psiquismo (que no se
identifica exactamente con la mente de un
cerebro) de un organismo, es capaz de
dirigirle. Son las ideas, pues, las que
tienen la “potencia suficiente” para
dirigir el proceso de la reacción, de la
inteligencia-acción. Y es que la idea es en
sí inteligencia pura, que al
“materializarse” en un organismo, es
decir, al adquirir la propiedad
característica de la materia, el
movimiento (la acción) se transforma en
una inteligencia-acción, factor sustancial
de la voluntad, que hace posible la
reacción del organismo vivo. Este factor,
más el pasivo de sensación-sentimiento,
configuran o componen el ser vivo.
Pero la idea (abstracta) ya en los
organismos dotados de cerebro (como el
mismo hombre), al existir entonces,
paralelamente, un cerebro que es en sí un
almacén de ideas, en el que se establece
el “juego de las mismas” –con su
composición, reorganización, desarrollo
y evolución -, para lo cual, primero se
las “depura” de su componente
“accional”, se desarrollan y evolucionan
asépticamente, y a continuación vuelven
a “conectarse” a los circuitos de salida,
los ya existentes órganos, perdiendo la
propiedad “accional” o su componente
material, “estado” en el que son
“conocidas” por nosotros mismos. Estas
últimas ideas (en este estado) son las que
constituyen el contenido “consciente” del
ser vivo, pero aún la gran mayoría de las
“ideas” (estas sí accionales) siguen
componiendo, existiendo y actuando en el
13
Alejandro Alvarez Silva.
gran iceberg que constituye el
“inconsciente” de dicho ser vivo.
Evidentemente, este mecanismo es eficaz
para que la voluntad pueda “expresarse”
en reacción al medio, pero la descripción
de dicho mecanismo nos permite
distinguir “ciertas lagunas” en
detrimento de la voluntad: son las
“distracciones” de la voluntad las que
permiten que se introduzcan “otras
ideas” en el mecanismo anterior,
entrando en el proceso reactivo; a
continuación, la retroalimentación
existente en todos los organismos origina
las distintas inclinaciones del ser vivo
“no deseadas”, que producen una
potenciación mayor de esa “distracción”
de la voluntad. Todo ello encierra “un
peligro”, así considerado por las
distintas religiones, que consiste en “un
desvío” del ser vivo de lo que se
considera su “verdadera misión” (que no
es más que el conocimiento y desarrollo
“espiritual” del Ser). De ahí la
necesidad, según los moralistas, de
domeñar las ideas, las mentes, para que
“sólo florezcan las ideas positivas” (en el
sentido del “beneficio” del Ser en las
mismas).
Así que lo que representa “un peligro”
por la posible introducción de la
“negatividad” en las mentes, también
puede ser una extraordinaria catapulta
para afianzar y desarrollar notablemente
las ideas positivas, los sentimientos más
nobles de la vida en sentido espiritual, y
que pueden llevarnos a alcanzar los más
altos niveles. Se concibe, así, que el
mismo Dios haya podido establecer su
preeminencia gracias a un formidable
desarrollo de esta vía. Imaginémonos lo
que supone, una vez potenciadas
extraordinariamente las ideas más
sublimes, su introducción,
SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

su“materialización” de nuevo en todo el

universo: equivale a una “divinización”
del cosmos.

14
SUPEREGO
d. Ideas accionales.
Así que, al final hemos reducido aquella
cuestión de la materia animada e
inanimada, a la concreción sobre un
concepto nuevo: el de ideas “accionales”
e ideas en general (abstractas). Pero,
¿cómo se transforma una idea en
“accional”?
Una idea es “accional” cuando se
“incrusta” en la materia (se hace
“viva”)... Y, por ello, como expusimos en
obras anteriores, se entiende mucho
mejor nuestra afirmación de que la
conciencia es una idea “consciente” de
su consciencia... Todo ello está unido,
pues, indisolublemente, a la vida, a
“algo” vivo, pues la idea “cobra vida”.
La idea accional encierra en sí, por
consiguiente, en su interior, tanto la
inteligencia (idea abstracta) como la
acción, componentes básicos del factor
primario en que se apoya la voluntad (el
otro factor es el sentimiento-emoción).
Es lógico que hayamos llegado a estas
conclusiones, puesto que la vida la
definimos en otros ensayos (22) como un
“agregado sensación-representación
(información)”.
También, conviene ahora hacer hincapié
en lo que apuntamos –de pasada- de que
el “psiquismo” es algo anterior a la
mente, entendida esta como “producto”
de un cerebro. Y es así porque aún
cuando no exista el cerebro en un
organismo vivo, sí existe en todos los
casos el psiquismo básico. Este psiquismo
básico va unido estrechamente al
concepto de “voluntad”. Cuando hay
15
Alejandro Alvarez Silva.
voluntad (la “voluntad de la naturaleza”
de Schopenhauer) (Ap.I) estamos ante la
aparición del psiquismo. Así que
psiquismo es sinónimo de vida. El
psiquismo, pues, es anterior y previo a la
mente, que sólo puede ser considerada
como tal cuando se constituye el órgano
cerebro.
La vida como síntesis de sensación-
información (representación) se remonta
hasta el mismo instante primordial del
universo –cuando se crea la materia.
(Sabemos que cuando hay sensación se
“cierra un círculo” –leer (21) el ensayo
del autor del mismo título). Esta
información original inicial que parte de
los primeros y más básicos opuestos
complementarios (+, -; 0, 1), se va
transformando en “representación”, a
medida que nueva información externa
(del medio) va incorporándose en la
estructura del ser vivo (cuerpo, cerebro,
etc.), a través del “proceso de
aprehensión de la realidad”. Unido a
este proceso aparece el concepto, tantas
veces utilizado en mis ensayos, de
“mirada a través de la ventana”, y esto
es consecuencia de la necesidad de
transformar la información (algo
externo) en representación (algo interno),
con los que las ideas “abstractas” se
“incorporan a la materia” (de cierto
organismo vivo), es decir, se transforman
en “ideas accionales”. Vemos, por
consiguiente, que para esta
transformación “cualitativa” de la idea
(cambio de información a
representación), se necesita de un
“movimiento de la voluntad”, referido a
la consciencia o intención de
“aprehender” esa información (externa).
SUPEREGO
e. Representación.
Aquí, entonces, interviene la
“intencionalidad”, la voluntad de
adquirir esa información, es decir, el
querer “mirar a través de la ventana”.
Todo ello representa un “esfuerzo”,
consecuencia de una “voluntad” de
absorción de lo externo, del medio. Lo
externo (información) se va haciendo
propio (representación), y con ello se
incrementa nuestra “naturaleza”
(nuestra esencia como Ser). Y también
aquí la consciencia juega un papel
importantísimo, en la forma de
“atención”, para que esa incorporación
de la información externa sea más eficaz,
más elaborada, una “aprehensión de la
realidad” mucho más profunda.
En un principio, en los niveles más bajos
de la vida, esa “consciencia para la
aprehensión” es más involuntaria, por
eso mucho más lenta; no obstante, las
necesidades de la vida, de autodefensa
del principio de conservación,
ineludiblemente “hace necesaria” e
inevitable esa captación del mundo
externo –información- , y aunque en un
16
Alejandro Alvarez Silva.
grado muy bajo, su transformación en
una “incipiente representación” (Ap.II).
Para fijar ideas, entonces, la
“representación” es casi sinónimo de
“idea accional”. Por tanto, es la
representación en el fondo “quien
gobierna” los cuerpos, quien “desarrolla
el proceso” de reacción de los mismos:
¡la representación es capaz,
autónomamente, de “accionar” nuestro
organismo! No es, pues, el llamado “Yo”
quien, con propiedad, es el “sujeto” de
nuestras acciones. La representación (la
idea –accional) es en verdad “el sujeto”
de nuestra acción. Teniendo verdadera
conciencia de ello, podemos utilizar este
conocimiento para que nuestro Yo, sí
pueda ser verdaderamente el sujeto de
nuestras acciones... Todo consiste en
saber “manejar” las representaciones,
para utilizarlas como “mecanismo de
consecución de los objetivos” de nuestra
voluntad, de nuestro más genuino Yo... La
“domesticación” de nuestras
representaciones se presenta, pues, como
“objetivo moral” de nuestra vida... Y así
viene expresado como metodología en las
más variadas confesiones religiosas.
SUPEREGO
f. Pensamiento positivo y super yo.
Aparte de todo, es preciso recordar que
la representación “directamente” no
verifica su acción (lo que sólo ocurriría,
tal vez, en los organismos más
inferiores), sino que primero pasa por el
“ciclo cerebral”, con la posible y casi
segura transformación y evolución en la
“representación elaborada”, que esa sí
“será puesta” en el “disparadero” de la
acción, es decir, en el último subsistema
del cerebro del que parte la “orden”,
“decisión” o “localización” para que la
acción se lleve a cabo.
No vamos a extendernos más sobre esta
cuestión, evidentemente de un notable
interés. Preferimos, ahora, continuar con
el tema sustancial de la obra, que es el
mecanismo de actuación, y la
construcción del propio super yo.
Hemos estado relatando, pues era
fundamental para nuestra exposición, el
modo cómo las ideas gobiernan los
cuerpos y no el yo ni la propia voluntad.
Si acabamos de ver ese proceso de la
“acción de la idea”, es decir, la
inevitabilidad de la acción –su
autonomía-, aún en contra de nuestra
voluntad, recordemos en este momento la
importancia de las técnicas del
pensamiento positivo, que no sería más
que la realización práctica de tales
principios.
Una vez conocido el poder de las “ideas
accionales”, vamos a estudiar su
incidencia, que entrevemos fundamental,
en la “construcción” del super yo.
Apuntamos en los prolegómenos de la
obra, intuitivamente, la idea básica de
que el super yo, que comprendería todo
lo que supera al hombre, a nuestro yo
(incluidas las ideas nobles como
17
Alejandro Alvarez Silva.
solidaridad, etc., y el mismo concepto
religioso, también Dios), es una creación
humana : ¡Es una creación de nuestro
cerebro, que termina por dominarnos! Su
pretendido “dominio” se explicaría por
el mecanismo anterior de las “ideas
accionales”... Ahora bien, ¿qué hacen
esas ideas, con su “potencial peligro” de
dominación, en nuestro cerebro? ¿Qué o
quién las ha introducido?
Aquí es preciso hacer historia
“evolutiva”. Es conocido que diversas
especies, y entre ellas las más
evolucionadas, poseen una vida social o
comunitaria cada vez más compleja. La
evolución ha propiciado este hecho
debido a su evidente ventaja evolutiva,
muy conveniente para la conservación de
la especie (pensemos, por ejemplo, en la
técnica de caza comunitaria del lobo, o
de las orcas, o la vida social de los
monos, etc.). Así que no es nada extraño
que la misma especie humana guarde en
su interior esa “tendencia biológica”
hacia la sociabilidad; su desarrollo ha
hecho posible la civilización humana, y
su logro fundamental ha sido el lenguaje
elaborado. Por consiguiente, no es
extraño que sea “algo natural” el
encumbramiento en el cerebro humano de
esas ideas sociales que han sido tan
importantes a lo largo de su historia
biológica (por supuesto, también
cultural); es decir, ha sido algo natural,
algo considerado de siempre prístino,
incrustado de forma sustancial en la
naturaleza humana. Pero la mente
humana no parece tener límites y menos
en su extensión temporal futura: ¡ha
llegado el momento de que la mente
humana pueda “desprender de sí” todo
aquello que le atenaza, que le impide
crecer hacia el infinito!
Para ello es básico conocer el
mecanismo, el origen de este super yo. De
SUPEREGO
esta forma, si el proceso es lo
suficientemente fuerte, o está incrustado
de forma biológica, de modo que fuese
casi imposible su eliminación, sí, si es
suficientemente conocido su mecanismo,
podría ser utilizado en nuestro provecho
(sacando ventaja de las desventajas),
potenciando precisamente ese “ansia” de
superación de barreras, en un camino
futuro sin límites.
No hay que dejar que las ideas, sean
cuales sean las mismas, nos desborden,
nos superen, para ello debemos
“controlar” en todo momento dicho
proceso. Así que todo se reduce a
“control”, lo que puede llevarnos a que
el espíritu “señoree” sobre el cuerpo.
Pero es que el proceso de creación del
super yo es curioso. Se llegan a crear
“figuras”, “personajes” que toman su
vida a partir de nuestro psiquismo.
Estamos diciendo que nuestro cerebro
crea unos personajes (¿fantasmas?), que
“realmente poseen vida”, vida
alimentada (inyectada) continuamente
por nuestra propia mente. Y esos
personajes (ideas complejas y con
“unicidad virtual”) (1) “viven” en
nuestra mente, puesto que fuera de ella
son inexistentes. Ahora bien,
“personajes” muy parecidos pueden
existir, a la vez, en muchas mentes (¿algo
parecido al inconsciente colectivo?), con
lo que existiría una especie de
“objetividad virtual”, que nos llevaría al
espejismo de su verdadera realidad.
Precisamente lo anterior constituye, a
nuestro entender, la génesis de la
religión. Y como “personajes”, son
“sujetos” de un comportamiento,
comportamiento “creado”, como el
18
Alejandro Alvarez Silva.
mismo personaje, por nuestra mentes.
Evidentemente todo el proceso, no hay
que decirlo, es totalmente inconsciente,
fuera de nuestro “control consciente”,
que no es óbice par que el
“comportamiento del personaje” sea
sumamente inteligente (emparejada esta
inteligencia con la “inteligencia del
inconsciente”, ya citada con anterioridad
en este mismo ensayo).
Y es que el resultado es la creación, a
nuestros ojos, con caracteres de
verosimilitud, de verdadera realidad
(¿virtual?), de hasta dioses y el mismo
Dios Supremo. Es, pues, de tal
importancia el tema que nos ocupa, que
se nos antoja el problema fundamental de
la Humanidad en el momento presente.
Pensemos por un momento que si esto es
tal como acabamos de esbozar, la propia
sociedad es muy vulnerable, si existen
fuerzas capaces y por supuesto
interesadas en el “manejo” de las mentes
de los hombres... Por desgracia nuestros
temores son muy fundados, y la Historia
nos enseña repetidamente tales intentos
de manipulación. Simplemente decir que
el Poder, sea éste de cualquier tipo, ha
tenido siempre muy clara esta capacidad
de manipulación o influencia, de ahí
tantas técnicas construidas y mantenidas
desde los diversos ámbitos políticos. Y
como ejemplo evidente, el de la conexión
entre los poderes políticos y religiosos
(no hay nada más eficaz para controlar a
los hombres, que el control de sus
mentes, puesto que no hay “policía” -
control externo- que pueda imponer el
control y orden que proporciona nuestra
propia mente, en multitud de casos
transformada en la llamada “conciencia
del individuo”).
SUPEREGO
g. Soberbia.
Y siguiendo con todo esto, es sintomático
que el principal “pecado”, “estigma”,
así considerado por la religión (judía,
católica, entre otras), es la soberbia, que
en sí, en su más alto grado, significa una
rotura de barreras, tanto que elimina el
más alto poder de dominio del super yo:
¡el del Dios Supremo!
19
Alejandro Alvarez Silva.
Este hecho ya fue percibido claramente
por el mismo Nietzsche: ¡La deificación
del hombre, su expansión sin límites,
necesitaba de la sustitución en el super
yo ( este último de por sí inevitable
“biológicamente”, como resultado de la
acción evolutiva) de la figura de Dios por
ese mismo hombre!.... El resultado de
ello: ¡la aparición del superhombre!
SUPEREGO
Capítulo III. La “materialización” de las
Ideas
a. Diferencias entre yo y super yo.
Si analizamos en profundidad los
componentes habituales del super yo,
vemos que poseen un contenido muy
parecido al del yo, digamos
“evolucionado”, pero que en sustancia
no se “observa” la “necesidad” de la
existencia de ese super yo. Parece como
si el super yo fuese una “especialización”
del yo,... y debe ser así si nos fijamos en
su génesis: un producto de la evolución
hacia “sistemas comunitarios” en sus
diversas formas. Pero, sabemos, que la
existencia de este super yo es indiscutible,
y en el hombre forma una parte
sustancial... ¿Por qué y cómo, pues, el
super yo tiene esa clara “distinción” con
respecto al yo?
A nuestro entender, la base de esa
distinción, ya que no en la sustancia de
los contenidos, ha de ser en la
“organización” o “estructura” de estos
últimos... Este supuesto, más el “poder de
la idea” en el “gobierno de los cuerpos”,
tema ya discutido anteriormente, es la
explicación de la constitución del super
yo como “algo” diferenciado.
Y es que, paradójicamente, es el yo el que
configura ese super yo, porque en el
fondo el super yo no tiene vida, no tiene
energía, sino que la “aparente” que
posee le viene de afuera, del propio yo. El
yo “insufla” (de forma totalmente
inconsciente) “energía”, “vida” al super
yo, en definitiva, “construye” el super yo.
El yo “crea la idea”, la modela, la
complejiza, y ya “independiente” esa
idea se “constituye” en super yo... Esa
constitución supone una cierta
“unicidad” (6), algo que sólo puede
realizar un “espíritu”, un ser, ..., en este
20
Alejandro Alvarez Silva.
caso el yo, aunque a partir de su
subconsciente proporciona la unicidad
del super yo... Y adornado de estas
“virtudes”, esta “idea compleja” ya, el
super yo se hace “independiente” y logra
hasta imponerse a la parte consciente del
yo... De forma que el yo, sin la “técnica”
adecuada, es incapaz de “imponerse” al
super yo: ¡El yo crea la criatura (el super
yo), y ésta acaba “devorando” al yo!
La verdad es que resulta algo curioso y
hasta paradójico, cómo “las ideas” (en
sentido amplio que incluirían temores,
aprehensiones, etc.) de una mente, cual
pompas de jabón van formándose y
elevándose, independizando,
reagrupando y formando un cuerpo
único, con una identidad que acaba
transformándose en super yo... Es una
creación de la mente, pero que escapa del
control consciente del yo,, de forma que
aunque “sigue habitando” en el cerebro,
el “individuo” no puede controlar, como
si ante sus ojos “tuviera una vida
propia”... Así que puede seguir
“incrementando su poder” llegando a
agobiar al propio yo, hasta el punto de
poder anularlo. Mas conociendo todo
este mecanismo, existe la posibilidad de
poder incidir en él de modo que el yo
pueda recuperar el control por diferente
vía, aunque fuese diferida.
Hemos dicho que el yo crea su propio
super yo por imposición, dominio,
ocupación, etc. del “vacío” de la mente
por “ciertas ideas”, que una vez
implementadas crecen desbocadamente,
ocupando más y más espacios, y
adueñándose al final de casi todo el
cuerpo (el órgano del cerebro),
reduciendo al mínimo la participación
del yo consciente.
Hemos de estar, pues, muy vigilantes en
“controlar” en todo momento el tipo de
SUPEREGO
idea que ocupa el “hueco” o “vacío” de
nuestra mente. De ahí la utilidad y
conveniencia del llamado “pensamiento
positivo”, y de la meditación para la
“purificación de nuestra mente”. Existen
muchas técnicas, las más conocidas con
origen en la India y relacionadas
fuertemente con los credos budista e
hinduista.
Fijémonos que el super yo sólo tiene
existencia “dentro” de una mente, de una
criatura, en una “imposición” sobre el yo
de la misma. Sin ese yo, sin esa criatura
el super yo no existiría (pues no tiene
vida propia). Así que somos nosotros y
sólo nosotros quienes podemos
“controlar” ese super yo, y hasta de
forma diferida poder utilizarlo en nuestro
propio beneficio (del yo se
sobreentiende)... No hace falta recordar
el hecho cierto de que el vudú, por
ejemplo, y los “males de ojo” sólo tienen
efecto sobre “quienes creen en ellos” (es
decir, quienes poseen en su mente la
“semilla” –ideas- de lo que puede llegar
a constituir ese super yo impositivo y
terrible).
Pero lo curioso es que, dada la
complejidad de los elementos
constitutivos del super yo, su amplia
variabilidad, existen múltiples tabúes que
actúan como barreras o fronteras
insuperables, a veces, para la mente que
los alberga. Así, aquí aparecen tabúes de
índole sexual, religioso, político, etc...
Algunos nos son muy evidentes, otros
aparecen más disfrazados por su
complejidad e intrascendencia (que de
esta forma, burlan mejor la molicie e
indolencia del propio yo, para
desarrollarse)... Además, curiosamente,
la historia humana podría reconstruirse
en muchos de sus puntos desde el enfoque
de los elementos constituyentes del super
yo (en su aspecto comunitario o de
21
Alejandro Alvarez Silva.
coincidencia social) que “domina” en
cada época y circunstancia. No
olvidemos que el mecanismo del super yo,
aunque no conocido con la profundidad
que tratamos de dar en estas páginas, ha
sido utilizado con muchísima frecuencia
por las capas dominantes de las distintas
sociedades y culturas, dada la
comprobada eficacia que posee respecto
al dominio de los individuos, campo que
se extiende hasta lo más sutil cual es el
dominio y control de la “mente” de los
mismos (no cabe “mayor y mejor”
dominio)... ¿Cuál es el camino, pues, de
la liberación del hombre, de dicho
individuo, de la criatura en general?...
¡Simplemente el control y utilización por
el propio yo de ese super yo!... La mente
del hombre no tiene límite, es
eminentemente creativa... Y así sería si
no se viese limitada, coartada, por los
enemigos de los diferentes
“componentes” del super yo,
“incrustados” allí de forma fortuita...
¿no será muchas veces de modo
perfectamente estudiado?... Ante tales
hechos, tal circunstancia, es hora ya de
expresar la “nueva moralidad” que
proponemos, que viene en forma de
“apertura”, para hacer al hombre, en
este momento de su evolución y de su
historia “homo creador”; el creador es el
“relojero del mundo” y como tal su
“verdadero dueño”. Sin barreras, con el
control total de su mente, el hombre se
transforma en el Buda, “el todo
consciente”, una mente que ya sólo tiene
“aspectos positivos”, dedicada a su labor
primordial, la expansión del Logos, la
Creación (3).
Aquello que hasta ahora era nuestra
principal barrera, el edificador de
fronteras que coartaban nuestro espíritu,
“ha de ser transformado” en la catapulta
de nuestro ascenso a los cielos, de
nuestra labor creativa. Aquí
SUPEREGO
promulgamos el nuevo mandamiento de
la nueva era: ¡Limpia tu mente de
imperfección; te crecerán alas para
remontar el vuelo de la Creación!
La obligación ineludible de cada ser
humano consistirá en “controlar” la
mente, purificándola de toda
contaminación que le desvíe de su propio
y único camino, que no consiste por
cierto, en despojarla de todo
entendimiento para sumergirla en la
ignorancia. En nuestra opinión, un
método muy útil en aquella dirección
podría ser la profundización en la vía que
lleva a separar perfecta y nítidamente lo
que son la elaboración de ideas y la toma
de información, de lo que es la acción o
la toma de decisiones. Esta última fase
debe ser exquisitamente preservada,
tomando la precaución de que ninguna
“idea negativa” se introduzca entonces
en dicho “mecanismo de la acción” (pues
su retroalimentación sería
“engendradora” de mal). El proceso
podríamos enmarcarlo en lo que llamaba
Buda la “acción correcta”.
A veces puede parecer extraño cómo
perdidas muchas de las condiciones de
estado de alerta que permite la
consciencia y la vigilia, puede el yo
“ejercer” sus prerrogativas. Parecería
que lo normal en estados de
“amodorramiento” o “adormecimiento”,
este yo se “diluyese” en cierta forma, de
acuerdo también con ese “relajamiento”
de la atención y el entendimiento. Pues,
todos tenemos la experiencia de que no
ocurre así. El sueño es una experiencia
cotidiana en la que nuestro yo “se mueve
a sus anchas”, acompañado de un sin fin
de sentimientos que nos recuerda
tremendamente “una situación real”.
Entonces, hasta parece en cierto modo
una paradoja que el relajamiento de
ciertos factores del entendimiento y de
22
Alejandro Alvarez Silva.
inputs exteriores (recepción por los
sentidos), no produzca el mismo efecto
que, por ejemplo, ocurre con la “atonía
de los músculos (motores)”. En mi
opinión, habría dos factores principales
que explicarían este hecho. En primer
lugar, evidentemente, el carácter cíclico,
autorreflexivo, retroactivo en “sentido
general”; las líneas convergentes
representadas por el “cierre del círculo”,
presente y característica de la existencia
del ser y la vida (ver la obra “El cierre
del círculo” del autor), cuyo iceberg es el
yo, tiene que representar un papel
esencial en la cuestión (11). Puesto que
existe ese carácter “cíclico” en la
estructura del ser, eso equivale a una
“sustancia autocontenida” en sí misma.
El “movimiento” del ser es hacia fuera,
para volver dentro en una especie de
microcosmos que “se contiene a sí
mismo”. Siempre hay “aportes de fuera”
que “enriquecen el ser” (y precisamente
esto es lo que hace evolucionar y crecer a
dicho ser), pero esto no quita el carácter
de “autocontención” de “cierre”, de
unidad en suma que caracteriza al ser. Ya
vimos que en el ser existen continuamente
dos movimientos básicos: uno de rotura
de estructuras (como el cangrejo al
eliminar la cutícula en su crecimiento), y
otro de “incorporación” de los nuevos
elementos adheridos, en una nueva
Unidad. Pero el estado “verdadero” más
esencial del ser es el de la Unidad, el de
estabilidad (que por otra parte, dijimos,
equivale casi a una “cesación de la vida”
–algo parecido a una muerte). De aquí
surgió en nuestra conciencia el mito de la
muerte-renacimiento, tan consustancial
con el espíritu humano.
Así que el ser es “autocontenido” en su
estado natural, no necesitando, por
consiguiente, aporte externo (al menos
durante muchas fases), de donde un
“corte” en sus líneas de conexión con el
SUPEREGO
entorno (caso del sueño u otras
circunstancias de aislamiento sensitivo,
como enfermedades graves y terminales o
experiencias de aislamiento o procedentes del exterior.
psicodélicas), le permite mantener aún
cierta “impasibilidad del ser”, del yo,
que le hace seguir sintiendo en plenitud,
muchas veces si cabe más profundamente
dada la “no distracción” en “objetos
intrascendentes externos” que no sean el
propio “sí mismo”. Y este hecho está
corroborado, con los sentimientos que
nos abordan en muchas de las fases fe
nuestro sueño. Nuestro yo parece vivir,
entonces, en otro mundo, en otra
experiencia, que aunque sabemos
fehacientemente (en el caso general) que
no es la vigilia, muy frecuentemente
aparenta ser tan real como ella. Mas,
tras un análisis posterior, cuando nuestra
memoria nos lo permite, se entrevé un
“tipo de realidad”, de características
totalmente distintas de las de la vigilia,
tan marcadas por los aspectos causísticos
espaciotemporales de la Física. Y debido
al “aislamiento”, a ese movimiento más
marcado por la dirección hacia el sí
mismo, es por lo que sospechamos que
“esta realidad” es más propia del Ser,
más parecida a su mundo, fuera ya del
velo, que desde este punto de vista, sería
la realidad ordinaria (la de la vigilia).
Y el otro factor importante en cuanto a la
“sensación de plenitud” del yo tanto en
la vigilia como en el sueño (2), quizás
estribe en que, tal vez, las circunstancias
no sean tan distintas (exceptuando los
tintes espaciotemporales físicos), si
pensamos que el mundo externo o
entorno, que proporciona las aferencias
del yo en la vigilia, pudiera ser sustituido
en el sueño por las aferencias que
provendrían del importante acopio de
información acumulada en la memoria.
De todos es sabido las experiencias
subjetivas que se obtienen de la
23
Alejandro Alvarez Silva.
estimulación en diversos puntos
específicos del córtex, que se confunden
en gran medida con los estímulos
Una vez hecho este inciso, simplemente
decir que lo anterior, si no una prueba
contundente de la pervivencia del espíritu
o el Ser sobre la muerte, sí sería un
indicio que nos hace alentar fundadas
esperanzas de la superación de la
barrera por el Ser de ese hito (que se
presenta muchas veces como
infranqueable) que supone el óbito o la
muerte física.
Sabemos que el Ser y su máscara, el yo,
adquiere vida, puesto que es
“simplemente una idea”, por ser una
idea “reflexiva” que es “consciente de sí
misma”, precisamente por las
sustanciales componentes de
retroalimentación o autorreflexión que lo
hacen posible.
Y aquí pueden apreciarse, sutilmente
aunque con claridad, la diferencia del yo
con el super yo. El yo “tiene vida
propia”, mientras que el super yo tiene
“una vida donada y mantenida” por el
yo. Sin el yo el super yo desaparece. Mas,
también, podríamos decir que la “costra”
(como parte adherida al cuerpo
principal) del super yo, acompaña y tiene
una participación sustancial en el yo.
El yo crea al super yo, pero este último
puede acabar “devorando” al primero.
Ya dijimos que en nuestra opinión, el
super yo es una “reminiscencia” de la
evolución, por ello está incrustado
profundamente en nuestra esencia como
organismo, de forma que en estos
precisos momentos de nuestra evolución
se presenta como inevitable. De ahí que
si no podemos eliminarlo, utilicémoslo a
nuestro favor, evitando de esta forma, por
SUPEREGO
otra parte, el indudable peligro que
supone su “falta de control”.
El “mecanismo” del super yo es “lo
heredado”, no el componente o los
elementos que lo componen. Sabemos su
formidable, como “idea” que puede
llegar a apoderarse de nuestro propio
cuerpo (aunque dicha idea no tenga
existencia por sí misma), por ello
seleccionemos o controlemos (con la
“técnica” adecuada) el tipo de ideas o
elementos del super yo, para que no sean
“nocivas” para nuestro propio yo, es
más, para que “trabajen” en nuestro
“propio provecho”.
24
Alejandro Alvarez Silva.
No hace falta recordar la “inteligencia”
del inconsciente, si lo consideramos
desde el punto de vista de “sofwares”
distintos que gobiernan cada una de las
intrincadas funciones de nuestros
organismos, que la propia Ciencia tan
sólo empieza a entrever. Así mismo, el
super yo tiene un tremendo poder de
control sobre el yo, sobre nuestra mente,
sobre la totalidad de nuestro sistema
corporal. (Recordemos como botón de
muestra, la creciente importancia de las
enfermedades psicosomáticas, el vudú,
etc.).
SUPEREGO
b. El ser vivo como idea
materializada.
Es interesante hacer un estudio sobre el
sueño desde el punto de vista de la
posibilidad de considerarlo como “un
marco propicio para el juego, lucha y
evolución de las ideas”, debido
precisamente a esa “relajación” respecto
a la “tensión o atención” de la vigilia.
Ahora y ante esta posibilidad altamente
sugerente, más que nunca habría que
profundizar en el análisis de “la idea y su
repercusión o influencia sobre nuestro
propio cuerpo”, o de otro modo, ¿qué
tipo de ideas o qué forma tienen que
adoptar las mismas para que ocupen (y
de ahí su influencia en el cuerpo) nuestra
mente. Es indudable que, por ejemplo, las
ideas y conceptos vertidos en un libro son
totalmente “inactivos” si no son leídos
por algún sujeto (15).
En mi opinión, la característica de tales
ideas “activas” es su “incrustación en la
materia”, el empape de las mismas en los
intersticios de esta última. La idea tiene
que transformarse en “algo en
movimiento”, lo que requiere la adopción
de la característica propia de la
“sustancia que encierra en sí el
movimiento”, y que es consustancial con
dicho movimiento: la materia. La idea
tiene que “solaparse”, pues, con la
materia, identificarse con ella tan
eficazmente que se transforme finalmente
en algo distinto de una y otra, su síntesis.
Así la materia quedará “vestida” con una
estructura que es la “imagen de esa
idea”, y así mismo, la idea quedaría
adornada de la propiedad del
movimiento. En otras palabras: una
“idealización” de la pura materia, o una
“actuación” (movimiento) de la idea.
¡Este es el camino del dominio de las
ideas sobre los cuerpos de los
25
Alejandro Alvarez Silva.
organismos vivos! Diríamos que éste es el
origen del “psiquismo”, por supuesto
existente en todo ser dotado de vida (ya
sea planta, animal o humano).
Hay una síntesis, un aglomerado, como
hemos dicho siempre, entre la
información (representación) que supone
la materia y la idea siempre dotada
(principio básico) de un sentimiento de
autoconservación. Y esta es la definición
de vida, ese aglomerado indisoluble de
representación-sensación.
La mente (el psiquismo en sentido
general) sería el “modo” en que la idea
“inicia el camino” hacia su existencia
plena en la realidad y esa línea llamada
vida, conduce en su evolución a la
apropiación por la idea de sí misma ( de
su propia naturaleza), lo que se
denomina “conciencia” (claramente
visible en el hombre).
Los seres vivos son las “ideas
materializadas” o el medio por el que las
ideas se hacen realidad (adquieren vida).
El cerebro es un “almacén de ideas”
(memoria), el mundo o universo que “las
contiene”; dentro del mismo existe una
pugna entre las mismas, aunque dentro
de ellas hay una prioritaria, una capaz de
aglutinar a todas las demás sobre sí y es
la que “representa” el organismo entero,
lo que llamamos el “yo”. El psiquismo
del ser más simple sólo contenía una
idea, la que coincidía con su yo o sí
mismo primigenio. Ese psiquismo, con la
complejidad proporcionada por la
evolución, se fue concentrando en un
“órgano” específico y ya más complejo
que se llama cerebro. A partir de
entonces ya no es sólo una idea la que
anida en el incipiente psiquismo, sino
muchísimas, y gracias a ello pudo
aparecer el entendimiento, la inteligencia
y la misma libertad.
SUPEREGO
c. El inconsciente vivificador de las
ideas.
Dentro del conjunto de ideas que ocupan
las mentes, hay una básica que existe
desde el primer ser vivo hasta el mismo
hombre que es el “yo”, primera idea de
dicho ser vivo y que sigue conservándose
como “yo” aún en el propio hombre,
aunque eso sí compartida con la otra
multitud de ideas o representaciones que
anidan en la mente humana. El psiquismo
sería la fuerza básica u original que
existe en el fondo de toda criatura (algo
así como el inconsciente). La mente es el
“universo de ideas” de un cerebro –
también, por supuesto, donde se “mueve”
esa otra idea, el yo. Pero la mente no es
patrimonio exclusivo del yo, es más
alguna de tales ideas pueden “desplazar”
al yo (no anularlo, quedando como
aletargado).
Quien “enciende” las ideas –las pone en
movimiento- es el psiquismo básico
profundo, no el yo. El cerebro es el
órgano que responde más a su visión
objetiva (desde fuera). La mente es la
mirada del mismo desde dentro. Y esa
“mirada” es la que corresponde al yo.
Es, pues, el inconsciente “quien da vida”
a las ideas (o representaciones del
interior cerebro, asimilable a la
memoria): ¡El inconsciente es un
sumidero de ideas “vivientes”!... Esta es,
por consiguiente, la clave de la
“vivificación” de las ideas, considerando
tales aquellas “capaces de mover a los
cuerpos”.
El inconsciente de un ser vivo es capaz de
“incrustar en la materia” (o “traer a la
vida”) a las ideas. (En el hombre muchas
veces creemos que es el “entendimiento”
quien “trae las ideas” a la mente, es
decir, las hace “reales”, pero no es más
26
Alejandro Alvarez Silva.
que un espejismo, pues hasta que la idea
se transforma en representación –lo que
requiere un cierto sentimiento o una toma
de posición- no adquiere “vivificación”.
Y el proceso se inicia cuando el primer
bit de información “siente” su propia
existencia en los mismos orígenes del
universo. Toda idea “materializada” ya
posee en sí el sentimiento de
conservación (esta es la característica
original del meme) –lo que representa
una “tendencia a la inmovilidad” en un
mundo que internamente tenga definido
el movimiento, cual el mundo material-,
por eso pugnará por “conservarse” en la
mente (su verdadero universo).
La clave, pues, sería en cierto modo la
identificación de tales ideas con el
concepto que hemos establecido de
“representación”. Esto significa que la
“encarnación” de la idea tiene como
vehículo el inconsciente, tal como ya
hemos comentado, lo que se va
estableciendo a lo largo de la filogénesis
de la especie y hasta del propio
individuo; buena parte del “inconsciente
colectivo” habría sido construido a partir
de este hecho.
Al menos en el hombre existe otra
“manera” en que las “ideas se
encarnan” en la estructura humana que
tiene que ver con la sofisticación de su
órgano cerebral y el sin fin de facultades,
muchas aún no descubiertas, que posee y
que hace posible que esa “incorporación
de ideas” (representaciones) adopte una
variedad de formas. Pero en toda
verdadera asimilación de ideas existe en
el fondo una actitud que propicia una
cierta sensación o sentimiento; sabemos
por experiencia que es así como se
afianza eficazmente el aprendizaje, o
incorporación de outputs, sumamente
eficaz, repito, si interviene aquel “darse
cuenta” y el propio entendimiento. Por
SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

ello, “el recuerdo”, en su manifestación, queda de la huella de sensaciones y

viene siempre “impregnado” de esa sentimientos existentes en el momento del
componente de afectividad, que es lo que “marcaje” en la memoria (16).

27
SUPEREGO
d. Las ideas “centradoras” del Ser.
Pero, ¿cómo se van estableciendo las
“representaciones” en (o por) el
inconsciente?
La característica general es que en algún
momento de la evolución o la historia (de
la vida), aquellas ideas fueron
“consustanciales para el ser”; eran una
especie de envoltura que “encerraba al
ser” sobre sí mismo (característica del
“cierre del círculo” de todo ser vivo, que
se acompaña con el inevitable
“sentimiento” básico de
autoconservación, y que siempre viene
acoplado o identificado con “esa
convergencia”).
Entonces, ese tipo de ideas que en
realidad suponen un “aglutinamiento” de
los diferentes elementos del ser sobre sí
mismo –“centrándolos” sobre sí- pasan a
formar parte “para siempre” del
inconsciente de la especie y el individuo,
es decir, pasan a ser ideas “encarnadas”
en la materia. Más tarde, cuando esas
ideas ya no poseen el papel sustancial y
clave que tuvieron en sus orígenes,
siguen conservándose en ese “pozo” que
es el inconsciente, “pugnando” por
seguir existiendo en su mundo, en ese
mundo que es la mente de la criatura en
28
Alejandro Alvarez Silva.
cuestión, “aflorando” a la consciencia
(del yo) en cuanto les es posible (las
condiciones adecuadas y propicias según
el “estado” del organismo –la mente- en
cada momento).
Y volvemos a aclarar cuestiones
relacionadas. No nos hemos olvidado de
la “impronta del futuro” establecida con
anterioridad en esta y otras obras
anteriores. No sólo las ideas del pasado
“ejercen su influjo” o impregnan las
mentes de las criaturas, lo hacen también
(aunque de forma más diferida y algo
más compleja) las del futuro que tendrán
una influencia básica en el futuro de “su
evolución”. No olvidemos la complejidad
del pensamiento humano que puede
“edificar” teorías altamente elaboradas
acompañadas de sentimientos de
admiración, belleza o sorpresa. Entre
estos sentimientos “pueden filtrarse”
aquellos del futuro de su propia
evolución –y todo sentimiento va
indisolublemente unido a una idea lo
suficientemente disfrazada o difuminada.
También anotar que la “potencia” del
inconsciente, en toda criatura viva, hoy
por hoy, es sumamente superior a la de
todo el entendimiento humano. La
“impregnación” del inconsciente por las
ideas, pues, abarca todo el arco del
tiempo, desde el pasado hasta el futuro.
SUPEREGO
Capítulo IV. La Realidad
a. Realidad física y realidad profunda.
El estudio de la “realidad” que efectúa
Zubiri es de una importancia
trascendental. La realidad se ve
mediatizada por la mente conceptual-
discursiva humana, pero la “pretendida
impureza” de esa “forma de atención”,
en palabras de Mauro Bergonzi (12), es a
nuestros ojos y siguiendo el razonamiento
del filósofo español Zubiri, de una
trascendental importancia, tanta que
“influye sobre la propia realidad física”,
pues es capaz de transformar la
posibilidad en acontecimiento, en suceso
(recordemos el significado en física
cuántica de “lo observado” como reflejo
del hecho o acontecimiento). Eso supone,
nada menos, que el mundo con sus
acontecimientos (historia) está
“cincelado” a “golpe de mente humana”,
en otras palabras, es una “verdadera
creación de la realidad”. No la
“verdadera realidad pura” a la que se
refiere la meditación budista, porque ésta
es sólo la “realidad del Ser” que se
sumerge profundamente en un mundo
atemporal y aespacial. La verdadera
“realidad física” es la espacio-temporal,
que, como acabamos de ver, es el campo
de creación de nuestra mente humana, y
que identificamos como Cosmos o
Universo. Pero es gracias a este
Universo, a la propia materia física, por
lo que el Ser ha podido autocrearse (y
poder introducirse posteriormente en esa
otra realidad atemporal y aespacial), y
también en él reina la Evolución. O sea y
por consiguiente, el Logos crea la
realidad. El Logos es el verdadero
artífice de la Creación.
Por supuesto, el “yo” también es creado
por el Logos (la mente humana) cuando
“la creación” no es hacia fuera, sino
29
Alejandro Alvarez Silva.
hacia adentro, por autorreflexión. (De
igual forma se crea el super yo, como la
parte de ese yo tan desarrollada que
acaba por imponerse al mismo).
La mente reina sobre la materia a base
de “reducciones de funciones de ondas de
probabilidad”, es decir, de
acontecimientos que representan la
realidad. La realidad, de esta forma,
estaría compuesta por la propia materia
“dirigida” por una mente (lo que
provoca sucesos o acontecimientos). La
materia gobernada por el simple azar, o
aleatoriedad suma, equivale a la Nada, o
ausencia de ser. Cuando existe ser, el
azar aparece “mediatizado”. Solamente
en este punto (pura inmaterialidad del
Ser) hay una diferencia entre la materia
animada y la simple materia. Ésta sería
la “apariencia” del fenómeno, la
apariencia “externa” se entiende
(objetividad). Pero, además, hay otro
efecto, que sólo incumbe a aquel Ser, que
es el sentimiento interno del mismo
(subjetividad). La “mediatización del
azar” implica un cierto orden surgido del
total desorden del puro azar, y ese orden
es en realidad un nivel de información.
Vemos, pues, que la vida, o la materia
animada, acarrea al unísono una parte
de información y otra de sentimiento o
sensación. Ambas se yuxtaponen en el
Ser, se imbrican paulatinamente a
medida que se alcanzan niveles crecientes
de reflexión. Y en ello está cimentado el
Ser... Todo esto constituye el más básico
y primordial principio de todo cuanto
existe, y es el germen de la Creación
toda.
La cuestión básica ahora es aclarar este
aparente contrasentido: si por un lado la
“mente es capaz de construir la
realidad” (variabilidad de la realidad
según la subjetividad de la mente), cómo
por otro puede darse esa objetividad, ese
SUPEREGO
“planteamiento común” para todos los
observadores (“inmutabilidad
universalidad de las leyes físicas”). O
sea, han de combinarse sin paradoja la
variabilidad con la inmutabilidad. Pues
la solución es la “forma de construcción
Alejandro Alvarez Silva.
de la realidad”, basada en la
y “irreversibilidad del suceso”. Es pues
este último el que marca la pauta de todo
el proceso y quien deshace y diluye por
completo cualquier paradoja.
30
SUPEREGO
b. La construcción del yo “real”.
El planteamiento meditativo “budista”
nos lleva a efectuar un enfoque
completamente contrario al habitual que
habíamos utilizado hasta ahora, basado
en el pensamiento científico occidental, y
que va de lo particular a lo general, a
veces mediante síntesis. De esta forma
habíamos llegado al Espíritu.
Ahora, será al revés, desde el Espíritu, al
que llegamos a partir de la meditación,
hasta lo particular.
Con independencia, algo tan fructífero
como el pensamiento de Zubiri sobre la
realidad puede darnos la clave de un
entendimiento muchísimo más profundo
del enlace y conexión entre ciencia,
filosofía y religión.
Y es que parece que el Espíritu (el Ser) a
través de la voluntad (en el fondo una
voluntad atemporal “profunda” del Ser)
es capaz de “crear” la Realidad (por
medio, por supuesto, del “suceso” o
acontecimiento), hasta la misma realidad
de su “yo”. ¿Pero, qué es esa realidad
del yo?... Es “aparecer en el momento
presente con capacidad de acción”
(Potencia)... Es decir, incorporarse al
universo dentro de unas coordenadas de
espacio y tiempo precisas, que capacitan
para influenciar en el mismo, o sea,
“provocar” sucesos o acontecimientos
(historia) que son la propia definición de
la realidad.
Claro que la vida va levantándose al
principio de forma leve, “difusa”. Parece
ser que el Ser al “entrar” en el universo
de las leyes físicas, se “divide” en dos
elementos básicos: información y
sentimiento. Empieza a sentir y empieza a
entender. (Antes el Ser no estaba sujeto a
movimiento –variabilidad: era el Ser
31
Alejandro Alvarez Silva.
unitario e incólume y su “entendimiento”
era pura clarividencia). El efecto de la
fase creativa, o universo material, es la
disgregación en entendimiento-
sentimiento (información-sensación).
Por consiguiente, el ser vivo nada más
nacer “siente” y puede “mirar a través
de la ventana” (recibe “inputs”), lo que
le da noticia de la que posteriormente
reconocerá como “lo externo a él” (un
principio de información). La disociación
(o dualismo) entre sujeto y objeto es el
principio de la información, el
entendimiento y la futura consciencia.
Y todo ello hace posible la
“autocreación” del Ser y su propia
evolución. Además, gracias a este
entendimiento e inevitablemente, aparece
la acción, acaece el “suceso” o
acontecimiento, en definitiva empieza a
“construirse” la realidad. La realidad es
creada por el Ser (por lo menos, el
hombre en particular), pero los
acontecimientos en el “mundo físico”
siempre existen aunque tan sólo y
únicamente existiese el más ciego azar. O
sea, la realidad es consustancial al
universo material (¿quizás como
“sucesos” implementados por ese Ser
Supremo con su suma omnipotencia?).
Pero también los otros seres más
pequeños como nosotros, como vemos,
“construyen la realidad”, son
copartícipes de esta creación (23).
Y el Ser “actúa” en ese mundo exterior,
hasta que la creciente reflexión le hace
“actuar sobre sí mismo”, con lo que los
aconteceres se “realizan” sobre sí: “se
va autoconstruyendo”. Es decir, se va
creando el propio yo, constituido
esencialmente de fe y creencias, y por
retroacción de “acontecimientos” sobre
la propia naturaleza, de autoafirmación,
de asunción de esa propia naturaleza. En
SUPEREGO
el origen de todo parece estar la
voluntad.
También, se diría que es la “mente” la
mediadora o la intercesora del Ser con la
realidad presente del ser vivo. Es el
“campo psíquico” la expresión de la
materia “portadora” de un Ser. El
“aglutinante” llamado campo psíquico
(con sus deseos, sensaciones, consciencia
y voluntad) es la “expresión en la
materia” del Ser, y va a caballo del
llamado “yo” (como punta del iceberg
representado por el inconsciente).
Pero el acontecer (los sucesos
producidos) sobre sí mismo en la
“construcción del yo”, del campo
psíquico”, tiene una dirección hacia la
profundidad del Ser (inaccesible para “lo
otro”), es decir, hacia el subjetivismo, así
que estos “sucesos especiales e íntimos
del propio Ser” pertenecen a él mismo,
no a los otros seres. Mas también son
“realidad” (pues son “sucesos”
producidos por la acción de un Ser) y
como tal, universales para todos los
seres. Ahora bien, éstos son la
“autoconstrucción” o “autocreación”
del propio yo. El “yo”, entonces, queda
construido sobre los firmes cimientos de
la realidad. El subjetivismo de su
construcción no es menos real que la
pura objetividad de la Ciencia.
Pero esa variabilidad del yo, con sus
continuos movimientos de deseos,
sentimientos y niveles de conciencia, no
significa falta de sustantividad, sino que
es el resultado de la incorporación del
movimiento, al igual que le ocurre a la
propia materia. No es, pues, un espejismo
ese yo, como propugna el budismo. Es
una realidad fehaciente pero variable.
32
Alejandro Alvarez Silva.
Simplemente la amplitud de la
consciencia que facilita la meditación
budista nos descubre ese otro “yo
profundo” que representa el verdadero
Ser (atemporal), la verdadera naturaleza
del Ser.
Mas la realidad como tal no es la de este
último Ser. La realidad es la del universo
físico material, en la que esta inmerso
nuestro pequeño “yo” del presente (o de
la acción –precisamente sobre ese mundo
material). Esa es la verdadera y única
realidad, de forma que los
acontecimientos del mundo son lo único y
sustancial de esa realidad,
acontecimientos hijos de esta acción del
pequeño “yo” del presente de los seres
(también del azar).
La siguiente cuestión es, ante lo anterior,
el significado o el proceso de formación
del super yo. Pero antes de entrar en ello
es conveniente hacer un repaso de los
otros conceptos más básicos. Nos
referimos al sujeto, la Voluntad, etc.
Hemos dicho que era el yo el que
“construía” la realidad. Este aserto no es
tan exacto, o al menos necesita de una
aclaración.
Como dijimos, es la Voluntad del Ser (el
Ser completo atemporal), el móvil u
origen de todo. Quien realiza la acción es
el sujeto en todos los seres vivos. El
sujeto aún no es el yo, pues para ello se
necesita una profunda reflexión, que va
unida a la suficiente capacidad
memorística y complejidad. Y “el realizar
la acción” significa producción de
sucesos o acontecimientos, es decir,
“construcción de realidad”. O sea, el
sujeto también “construye” la realidad.
SUPEREGO
c. Sujeto y yo.
En párrafos anteriores de esta obra
dijimos que “el cuerpo era movido por la
idea”, y eso era así porque éste es el
procedimiento para que el inconsciente,
el “gran conductor de la vida”, pudiera
ejercitar su influencia. Y es que es el
inconsciente, y no la pequeña parte
consciente de los seres vivos, quien ha
ido guiando la evolución y el
comportamiento a lo largo de casi toda la
historia biológica.
La pequeña parte consciente de los seres
vivos ha actuado como la “lanzadera” o
catapulta de la vida, para resolver
dilemas y producir un avance al dilucidar
o decidir sobre varias alternativas. Ahora
bien, una vez consolidado el
comportamiento, éste pasaría al
inconsciente. El mecanismo se haría
después autónomo, formándose
estructuras internas en el cuerpo (en el
cerebro, llegado el caso) para
automáticamente desarrollar la acción.
Así se habría configurado el mecanismo
del cerebro, para que una posterior
sofisticación consistiera en que la
“simple idea”(como gelstat) (10), “la
abstracción” en que hubiera quedado el
desarrollo de la acción, a partir de
ciertos inputs fuese capaz de accionar
por sí “al cuerpo”. De ahí nuestro aserto
de que “el cuerpo es movido por la
idea”, y no propiamente por el sujeto o el
yo. Por ello la mente humana es proclive,
como la de los demás seres vivos, a
quedar ocupada por multitud de
elementos: deseos, ideas, el mismo yo,
etc. O sea, el yo tiene que competir
fuertemente con otros elementos (de aquí
la utilidad de la meditación budista para
una limpieza o depuración de la mente).
Es una cuestión de origen, de la
evolución animal y humana.
33
Alejandro Alvarez Silva.
Al igual que el yo dijimos que era la
“realidad presente” del Ser (atemporal),
el sujeto igualmente es la “realidad
presente” del Ser, aunque tal sujeto no se
haya aún transformado en
“autoconsciente de sí mismo”.
Ambos, yo y sujeto, son conscientes
(además, el yo es también
“autoconsciente” de sí mismo por
reflexión). Y ese consciente significa
tener entendimiento, saber “dilucidar”
entre varias posibilidades que se le
presentan y que hay que concretar. El
“inconsciente” lo conforman
automatismos que se decantan de
acuerdo con los inputs recibidos y el
estado interno del sistema –el ser vivo -,
constituido por sentimientos, deseos,
necesidades, etc.
Así que en el caso general, el sujeto es la
“realidad del presente” de todo Ser, por
él el Ser se “asoma” al mundo, al
universo. (Esto es lo que quería significar
la expresión apuntada con anterioridad
de “mirar por la ventana”). La
“consciencia”, por consiguiente, es la
ventana hacia el mundo del Ser, y a su
vez el “sumidero” del mundo sobre el
Ser. Ese insignificante y pequeño
“cordón umbilical” del presente (tan
pequeño que no puede ni definirse, pues
realmente todo es pasado o futuro; el
presente sólo es “la línea de la llama que
va quemando el papel”), es la única
conexión del Ser atemporal o “eterno”
con el universo físico material. Mas, aún
pequeña esa “conexión”, es sustancial,
pues la naturaleza del Ser está
construida, única y exclusivamente, sobre
esa “sucesión de presentes” que
conforman la historia de la vida del Ser.
La voluntad del Ser, entonces, hace la
realidad del sujeto, el “acontecimiento”
que supone el presente de ese sujeto que,
SUPEREGO
entonces, es real. De igual forma el “yo”
es la realidad del presente del Ser,
transformado en “acontecimiento” en el
universo material.
El super yo se forma como “movimiento”
34
Alejandro Alvarez Silva.
del yo, en principio voluntario, pero que
finalmente llega a independizarse de este
yo por un proceso de “formación de
ideas” que acaba por “dominar el
cuerpo” (su influencia llega hasta el
propio inconsciente).
SUPEREGO
Capítulo V. Recapitulación sobre el super
yo
a. El super yo controlando al yo.
La “mirada por la ventana” de un Ser al
acceder a la vida (nacimiento) va
acompañada del “sentir”. La sensación
viene indisolublemente unida a la
información en el universo material (es la
característica básica y propia definición
de la vida). Y no son estas las
“características” del Ser fuera del
tiempo que serían clarividencia (no
“diferentes” niveles de conocimiento) e
“íntima satisfacción” (proporcional a la
“naturaleza” del Ser). El tiempo, mejor,
la inmersión en el tiempo del Ser le lleva
al movimiento, a la variabilidad en las
características que aparecen por
bifurcación (en el Ser atemporal hay una
unidad sintética: “felicidad-
clarividencia”): sentimiento e no goza de “individualidad”, dado su
información. Así, en el nacimiento la
información es escasa (la criatura
“empieza” a ver, empieza a configurar
“su” mundo), y sin embargo sí es sujeto
pasivo en un mundo de sensaciones.
En un principio, la criatura no es
siquiera consciente de ser “sujeto” de la
acción. Posteriormente, sensación y
entendimiento “convencen” (hay una “fe
en ello”) a la criatura de ser la principal
protagonista en ese mundo que aparece
ante sus ojos, y que sin saberlo aún
“participa activamente” en su creación –
formación o creación de la “realidad”. Y
es que la criatura empieza a “centrar el
mundo” sobre sí, principal característica
de la vida y el Ser. A continuación, en
una nueva evolución o desarrollo en el
que la “reflexión” es parte principal,
edificada a partir de procesos de
35
Alejandro Alvarez Silva.
retroalimentación, el sujeto “construye”
su “yo”. Yo que se articula como
“realidad”. En otras palabras, la
“realidad” que construye el sujeto es de
dos tipos: una externa que es el universo
o mundo, y otra interna que es el “yo”. O
sea: sujeto y objeto, yo y ello.
Ahora bien, ¿qué es verdaderamente el
yo? El yo es un “intermediario” entre ese
inconsciente que ocupa el “fondo
profundo” de las tendencias que
impulsan la misma vida (“sensaciones
internas”), y otra especie de nuevas
sensaciones que van parejas a la
complejidad que va dibujando el
entendimiento. Este último polo, al que
atribuimos las “tendencias más
elevadas”, pues es hijo del entendimiento
consciente, va configurándose como el
super yo. Lo curioso es que ese super yo,
en claro contraste con el inconsciente que
carácter de “fondo difuso”, sí acaba en
muchas ocasiones, aunque en general de
forma “no unitaria”, a formar
individualidades, personajes o elementos
que parecen “dotados de vida propia”.
Una nueva “realidad” creada por el
propio yo, hijos del yo, independizados de
él y capaces de imponérsele, pero
sustentados “inconscientemente” por el
mismo yo.
Ya dijimos que esa “sustentación”, ese
mecanismo por el que super yo “tiene
vida propia en su acción”, es el mismo o
al menos muy parecido al de la “idea en
su gobierno sobre el cuerpo”: el yo crea
la “idea” del super yo, y esta idea-super-
yo acaba por dominar el mundo en que
vive, la mente humana, y con ello al
propio yo. (¿El mundo de los memes tal
vez?) (14).
SUPEREGO
b. Haciendo útil al super yo.
El yo (y a estos efectos también el sujeto)
creador de la realidad física es el
consciente (la atención); entonces
pertenece al espaciotiempo.
El inconsciente, pues, no está
“encorsetado” por dicho espaciotiempo,
o sea, tiene menos “ligaduras” en sus
dimensiones.
Al nacer a la vida, al mundo el Ser se
divide en una parte consciente (el sujeto-
yo) y una inconsciente que es donde
reside la naturaleza del Ser, y donde
también “se produce” la sensación.
La parte consciente (yo-sujeto) se
caracteriza por la propiedad
entendimiento o discernimiento
(información). La inconsciente por la
sensación-sentimiento. En el Ser en sí
(atemporal), síntesis (por definición) de
información-sentimiento, no pueden
distinguirse ni el entendimiento, ni el
sentimiento, al ser una amalgama de
ambos, algo “incomprensible” para
nuestra inteligencia (espaciotemporal).
Por eso decimos que en ese campo
intermedio entre consciencia e marca el super yo es el Amor, que es la
inconsciencia, es donde en verdad
“reside el Ser”.
El super yo, al individualizarse del yo
(escapar de él) sale fuera de ese yo, es
decir, del campo de la consciencia.
Entonces, pasa a ser un inconsciente
36
Alejandro Alvarez Silva.
(para el yo), pero de un nivel cualitativo
distinto del inconsciente inicial (u
original). El primer inconsciente podía
asimilarse a un “fondo difuso”, sin
individualidad; el segundo tiene
apariencias de sujeto (o individualidad),
tal como si fuese otra criatura, otro ser,
aunque eso sí, íntimamente ligado al yo
consciente y que “inconscientemente” le
alimenta, cual parásito capaz de acabar
con “su huésped”. También es real (no
como el inconsciente original que
extiende sus raíces en unas dimensiones
distintas a las espaciotemporales), puesto
que su realidad “está construida” por el
propio yo. Podría decirse que aquí el yo
“construye” una realidad de forma
inconsciente. (Con el claro peligro de
crear un “demonio” para sí mismo). La
liberación de la mente humana consiste,
pues, en transformar tal “demonio” en
“genio benefactor”: ¡Aprovechar a
nuestro favor la “potencia del
mecanismo” , a través del pensamiento
positivo y la meditación! El camino, o la
enseñanza que nos proporciona el super
yo, es la dilucidación de la “argamasa”
de los seres, que proporciona el armazón
para construir la Unidad Suprema de
todos ellos. Esa entidad superior que
argamasa de los seres, la “superación”
de los mismos (los super yos). Ello
proporciona la paradójica síntesis de lo
diverso (los seres) con lo Uno (el Ser
Supremo): ¡Las individualidades hechas
un Ser Único! ¡La multidiversidad única!
SUPEREGO
c. El presente como proceso.
Se observa que todo parece estar
preparado para la acción, para el
acontecer, para que puedan producirse,
pues, los sucesos y acontecimientos (y
con ello la “creación” de la “realidad”).
Y la acción es lo que da razón de ser al
“presente”. El presente sería la “unidad
de tiempo” precisa para la realización de
la acción, es decir, algo no preciso,
variable como tiempo (puede “durar”
más o menos, de acuerdo con el tipo y
complejidad de la acción). O sea, así
puede definirse de alguna forma el
presente, y entonces de esta forma
quedaría precisada la flecha del tiempo,
pasado-presente-futuro. El pasado sería
el correspondiente tiempo de las acciones
ya realizadas (ya reales); el futuro
adopta la forma de una posibilidad, una
potencia de que puedan seguir
construyéndose nuevas realidades (pero
el futuro podría quedar “totalmente
cercenado” –fin del mundo), y el “tiempo
de presentes” paralelo a los
subsiguientes acontecimientos sería el
tiempo del futuro.
Y como el presente “acompaña” a la
acción, que es un proceso, el presente
tampoco es “puntual”, queda
“difuminado” en un intervalo variable de
tiempo (de tiempo físico –dimensión
temporal). Por consiguiente, para que
pueda realizarse la acción debe existir la
dimensión tiempo, necesaria para definir
y enmarcar el presente. Pero si no
existiesen otras dimensiones, solamente
podría realizarse un suceso o tan sólo un mecanismo, la “llave” para
acontecimiento en cada presente, es
decir, durante un intervalo determinado
de tiempo. Entonces no habría
“imbricación”, relación entre distintos
elementos, entre distintos seres, y por
tanto, no habría evolución de ellos (para
37
Alejandro Alvarez Silva.
dicha evolución es preciso la relación o
relaciones necesarias para que pueda
tener lugar la “lucha” - por la
supervivencia- de las especies).
Es necesario, pues, un mecanismo para
que a la vez puedan existir varios
acontecimientos. El modo de que esto
suceda es separándolos de forma que
puedan diferenciarse unos de otros (sean,
así, distintos), aún cuando puedan tener
relación entre ellos. Tal circunstancia se
resuelve con la existencia de más
dimensiones: las espaciales. Gracias a
ellas pueden acontecer a la vez sucesos
distintos en el mismo tiempo, localizados
en distintos lugares. Y de igual forma
pueden existir en el mismo espacio
sucesos distintos a lo largo de diferentes
tiempos, con o sin relación entre ellos.
De lo anterior se deduce que espacio y
tiempo son totalmente necesarios para el
desarrollo de la acción (lo que posibilita
la existencia de relaciones “lógicas” e
inexistencia de paradojas entre los
sucesos correspondientes). El mundo
físico (o la “realidad”) es completamente
necesario para que el Ser pueda
desarrollar su acción. Al principio
sabemos que esta acción del Ser se limita
, simplemente, a mirar hacia afuera “por
la ventana”, abriéndose al mundo y
“abriendo”, a su vez, el mundo (al crear
la realidad). La ventana, pues, del Ser
para interrelacionarse con otros seres,
evolucionar y desarrollar su naturaleza,
es el mundo físico.
Vemos, entonces, que tal mundo físico es
la interconexión de los seres; pero ese
mecanismo o medio no tiene por qué
encerrar en sí la totalidad del Ser, que se
escapa, obviamente, a este mundo de
interconexión. Sí es cierto que la
representación, la realidad como
SUPEREGO
presencia en el mundo físico del Ser es
ese “yo”, pero es tan sólo como la parte
“visible” de un iceberg más profundo que
se extiende también en otro mundo, el del
verdadero Ser (atisbado en la meditación
budista). Y la voluntad del Ser
posiblemente se esconda (en cuanto
trasfondo unitario al asumir su
naturaleza atemporal), o tenga su
residencia en ese mundo atemporal
propio. De esta forma, la voluntad
ejercerá su dominio en cada actuación –
con todo lo mediatizada que esté esa
acción por las circunstancias del yo
38
Alejandro Alvarez Silva.
(léase deseos, sentimientos, excitación,
etc.)- en cada presente. Y la acción y la
retroacción marcan su huella desde cada
suceso espaciotemporal en ese mundo
atemporal, en la naturaleza propia del
Ser que por su unicidad, queda moldeada
por todas las improntas de esas huellas
desde el nacimiento, hasta su
desaparición de este mundo físico. Hay
que diferenciar, pues, sensaciones de
cada momento de cada presente y
sentimientos íntimos de asunción de la
propia naturaleza del Ser en su más
profunda intimidad.
SUPEREGO
d. Las ideas-representación gobiernan
el cuerpo.
Vamos a analizar ahora una cuestión que
consideramos importante por su
significado e implicaciones.
Sabemos que la realidad está construida
sobre los sucesos o acontecimientos,
basados en gran parte en la acción del
Ser. Ahora bien, esa acción puede ser
interpretada de varias formas. Una puede
ser la más clásica establecida como
“comportamiento”, o las respuestas
(outputs) a ciertos inputs. Pero la acción
puede consistir, también, en una
“búsqueda de información” que supone
una actitud activa, mas de igual forma
puede consistir en la captación y
memorización de esa información, algo
más pasivo que el caso anterior. En este
último caso, puede considerarse a esta
“grabación en la memoria” como un
verdadero “acontecimiento”, una
“construcción de la realidad”. ¿Pero qué
significa todo esto?... Sencillamente, la
incorporación de ideas (imágenes,
conceptos, etc.) a la realidad (de la
memoria)... ¡Este es el procedimiento que
buscábamos, las ideas hechas realidad,
hechas “representación”!... Y este es el
tipo de ideas que “mueven” el cuerpo,
que accionan el cuerpo al entrar en el
“psiquismo” de las criaturas vivientes.
Así que “el mirar por la ventana”
construye la realidad de las ideas hechas
representación. A partir de ahí las ideas
tienen “entidad”; es como si tuvieran
vida propia en los cerebros de las
criaturas en que viven. La idea “empieza
39
Alejandro Alvarez Silva.
a sentir” y al mismo tiempo a “tener
entendimiento”, como todos los seres que
“se hacen reales”. Como ejemplo el
propio sujeto de la criatura viva (que no
es más que una idea con sensación y
entendimiento. Y hasta el yo, dotado ya
de “reflexión”, que le hace tener
conciencia de sí mismo. La conciencia es
una idea consciente de sí misma
(consciente de su consciencia). Pero
como siempre, las ideas obtienen su
entidad o su energía a partir del cerebro
de la criatura viva, como
“representaciones” ya. Y esto incluye a
todas las ideas que ocupan nuestros
cerebros, el propio yo y el super yo; sólo
que el super yo tiene más que ver con el
yo, como una especialización del mismo,
en un movimiento de la voluntad de ese
yo que “separa” el super yo del yo. Es
algo subjetivo, dependiente de la actitud,
de la creencia de ese yo. El super yo
también obtiene su energía, su propia
existencia del yo, del psiquismo, al igual
que cualquiera de las otras ideas que
“habitan” en el cerebro.
O sea, vemos que el super yo, como
cualquier otra idea-representación, es
autónomo, y se crea a partir del propio
cerebro (del yo, en el caso del super yo),
sin que exista en ello ningún
contrasentido (18).
La importancia del super yo es básica, al
menos en el caso del hombre, de ahí la
conveniencia de que una vez conocido el
mecanismo que lo produce, lo utilicemos
en nuestro provecho (y no en contra
nuestra). La vía es la potenciación del
pensamiento positivo.
SUPEREGO
e. El super yo como producto de la
lucha de ideas.
Ahora sería interesante analizar el tipo
de ideas que habitan en nuestros
cerebros.
Toda idea “tiende a realizarse”, a
expandirse, a desarrollar todo su
potencial. La idea tiene la “potencia”
para ese desarrollo, pero necesita de un
medio que es el cerebro para desplegar
su acción. Este es el tipo de idea básica,
que una vez en el cerebro (implementada
en al memoria) pugna por ocuparlo por
completo, lo que sería su “nicho
ecológico” (el citado cerebro). A resultas
de ello se produce una respuesta en ese
cuerpo que es la “manifestación de tal
idea en el universo”. Como la potencia
de la idea es finita en “su naturaleza”,
una vez realizado ese propósito de
manifestación, queda agotada, extinguida
(como si dijéramos, “muere”). Ahora
bien, hay otro tipo de “ideas” más
complejas, como ejemplo el propio yo, a
las que podemos denominar del tipo
“transcurrentes”, en las que su presente
encierra en sí (Zubiri) el casi-Pasado y el
casi-Futuro, una continuidad entre
presentes, que es la característica propia
de las “ideas transcurrentes” y que
forman la parte más sustancial del ser
vivo. Las “ideas transcurrentes” en su
representación no terminan con una
manifestación en el comportamiento, sino
que al poseer en su constitución interna
el “tiempo transcurrente”, viven por y
para la retroalimentación, para la
“recepción del efecto de sus acciones”.
Entonces la idea (por ejemplo, el yo) se
prolonga en el tiempo, en un tiempo
dilatado que puede ser toda una vida. Y
estas ideas transcurrentes no sólo
comprenden el yo, hay otras casi tan
importantes como los llamados
“fantasmas”, algunas alucinaciones y
40
Alejandro Alvarez Silva.
fobias, y muchos componentes del super
yo, tales como la religión, u otras
creencias arraigadas. Tales ideas pueden
tener unas bases muy sólidas y ser
persistentes en el tiempo. Adoptan
muchas veces la apariencia de poseer
gran individualidad, y hasta
personalidad, además de vida propia
(como las demás ideas-representación).
Dada sus características de
transcurrencia y complejidad, en algunos
casos como el del super yo, por ejemplo,
al estar edificado sobre el yo, llega a
veces a tener más “potencia” que el
propio yo, dominándole en muchas
ocasiones. Si encima “alimentamos”
dicho super yo desde afuera, como lo
hacen aquellos poderes “fácticos”
(religioso, político, etc.) que tienen
interés en ello, se produce una
coincidencia de elementos comunes en el
super yo de muchos individuos
pertenecientes a la misma sociedad. El
resultado es la aparición de una “nueva
objetividad” con apariencias de realidad,
superpuesta a la realidad del mundo
físico. Y el efecto final es la formación
artificial, pero prácticamente real, de
nuevos paradigmas, nuevas creencias,
nuevos dioses. ¡Desde este punto de vista,
Dios es una creencia hombre!... Hay que
descender muy profundo en el interior de
nuestro Ser, para encontrar lo más
genuino de la llamada del verdadero
Dios, heredero de nuestros más sublimes
logros en el espíritu purificado en el
amor y el desprendimiento.
Y como ya hemos repetido en varias
ocasiones, hemos de aprovechar al
máximo, una vez que se ha corrido el
velo, el tirón del super yo, para ser
copartícipes de la Creación, junto con el
Ser Supremo.
¡La potencia del super yo puede hacernos
creadores, superhombres!
SUPEREGO
f. Independencia de las ideas respecto
al yo.
Hemos de fijarnos en una cuestión que
puede inducir a errores. Sabemos que
tanto el “yo” como las diversas ideas-
representación están “construidas” por
el Ser, que para ello se vale del
entendimiento, parte sustancial del “yo”.
Entonces, si el “yo” que no es más que
otra idea-representación (aunque
transcurrente), es capaz de “crear”
realidad en ese proceso de
transformación de las ideas en
representación, parece que estas últimas
deberían “estar gobernadas” en todo
momento por ese “yo” que las ha hecho
“reales”... Pues bien, no es este el caso,
ya que, aunque el “yo” participa en esa
transformación de las ideas en
representación, haciéndolas reales, ahí
acaba su papel... Una vez en la memoria,
las ideas hechas representación son
independientes del “yo”... Lo que se da
es una lucha de ideas (¿memes, tal vez?),
por expresarse, por ocupar cada una de
ellas el “nicho ecológico” que para ellas
es la mente del individuo. Y la
competencia alcanza al mismo “yo”,
aunque tenga este la preferencia...
Queremos decir que los distraimientos, la
falta de vigilancia del yo, es aprovechada
41
Alejandro Alvarez Silva.
por las variadas ideas, eso sí, en
competencia mutua, para ocupar el
psiquismo, y gobernar la totalidad del
cuerpo.
¡El “Yo” es “creador” de la realidad,
pero la realidad desea “expresarse”
libremente..! Y esto, que en principio
podría constituir un hándicap para el
Ser, realmente es lo que ha hecho
evolucionar a ese Ser, abrirse paso desde
la Nada, construir su naturaleza desde un
insignificante balbuceo, gracias, decimos
a la libertad de la idea-representación,
puesto que la creciente “reflexión”
permitió la construcción del “yo”, y de
los múltiples “yos” limitados del presente
se constituyó, entonces, la naturaleza del
Ser eterno.
La diversificación o lucha de ideas en el
psiquismo es lo que quedó, o mejor, fue el
costo a pagar de aquella “autocreación”.
Mas es tiempo de que después de haber
pagado aquel peaje, sepamos ahora
utilizar este mecanismo para potenciar
aún más nuestra mente con vistas a una
mayor unicidad, claridad y afianzamiento
de todo nuestro Ser, en dirección a la
aparición de una nueva criatura, el Ser
creador, el superhombre.
SUPEREGO
Capítulo VI. Subjetividad
a. La importancia de la subjetividad.
Lo que llamamos objetividad-realidad es
como la superficie de una esfera. Sus
puntos son los distintos “seres” del
universo, donde se “ancla” la realidad.
Este “anclaje” es la realidad del
universo, pero el anclaje se realiza desde
la “subjetividad profunda” de cada Ser
(4). Sobre esa “subjetividad profunda”
que coincide con la subjetividad
“general” de la Criatura Suprema, es
decir, sobre las “coincidencias”, o
“puntos de encuentro” entre la
subjetividad de cada Ser y la “general”
del Ser Supremo, se construye la
realidad, el universo material físico. Esta
subjetividad profunda es la subjetividad
del Ser cuando se dirige sobre sí mismo,
hacia lo más profundo de sí, que como
vemos es el punto de encuentro con la
subjetividad del Ser Supremo. Cuando la
subjetividad del Ser se dirige hacia el
exterior, hacia afuera de ese punto
central interior, la subjetividad para
nada es objetiva, y es más, aparece
totalmente distinta de las subjetividades
de los otros seres ( es lo que se denomina
“distintos puntos de vista”).
Cada superficie de esfera está constituida
por “sucesos”, constructores “propios”
de la realidad.
La aparente “coordinación” de
subjetividades profundas para formar la
realidad objetiva (igual para todos, sin
paradojas) viene definida por el hecho de
ser “contacto” o “frontera” con la
subjetividad única de la Criatura
Suprema, y es debida a su unicidad, como
la de todo Ser. En esta “imagen”, pues,
se da y se representa la aparente
paradoja de la Unidad (Criatura
42
Alejandro Alvarez Silva.
Suprema) diversa (diversas y distintas
subjetividades de los seres).
Como la realidad es espaciotemporal, las
subjetividades también quedan
cuantificadas en espacio y tiempo.
Finalmente, lo que acabamos de decir
“se expresa”, o se decanta a efectos
prácticos en un sentimiento profundo de
la propia realidad de cada Ser (el “sí
mismo”, el “de suyo”), a la vez que en un
convencimiento de pertenencia a un
“presente”, es decir, una localización en
un espacio y un tiempo determinados.
Cuando esto se acompaña de “acción”,
estamos ante el “suceso” o
“acontecimiento”. En cada “presente”,
el Ser puede dirigirse hacia “adentro” o
hacia afuera. Hacia adentro encontrando
su verdadera naturaleza atemporal y
aespacial, conectada a la misma esencia
del Ser Único y Supremo. En la dirección
externa aparece la multiplicidad, el
mundo espaciotemporal, en el cual el
“entendimiento” es la expresión del
“instinto de dominio” del mundo por la
voluntad.
Es una realidad espaciotemporal los
“presentes” de cada Ser son los que
ejecutan la “acción”, y por tanto los que
“construyen la realidad”. Son los
“sucesos” los que definen esa realidad.
Todo Ser posee una historia
(historicidad) que es una secuencia de
sucesos. Las relaciones entre unos y otros
seres están basadas en los
acontecimientos mixtos (de más o menos
relieve para cada uno de ellos) en que
participan dos o más seres. Para que
sean acontecimientos mixtos debe haber
coincidencias en tiempo y espacio entre
tales seres. La historia del universo, pues,
está compuesta de la historia de cada Ser
y los entrecruzamientos entre los mismos.
La realidad en cada presente del universo
como conjunto, es la suma de los
SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

acontecimientos realizados por todos los preciso de la historia de cada Ser, según
seres en ese presente universal (que su sistema inercial, etc.).
coincidirá con un instante determinado y

43
SUPEREGO
b. Las “distintas” objetividades.
Dentro de lo que conocemos como
objetividad, hay que distinguir varias
cuestiones, porque la objetividad pura (la
que se desprendería de la “visión” de
Dios, la “objetividad suprema”) es algo
que quizás no esté en manos del
entendimiento humano, sino de forma
asintótica. Así que la “objetividad
humana” de hecho se diferencia de tal
objetividad pura. Por eso nuestros
conceptos de espacio y tiempo, etc., tan
objetivos para los humanos, pudiera no
serlo para la (objetividad) divina, que se
corresponde con el súmmum de los
conocimientos, y aún tan siquiera con la
objetividad de otros seres: especies
distintas, etc. Sí está claro que la
objetividad humana posee un evidente
correlato con el cerebro humano, y esta
objetividad humana sí podría asimilarse
a lo que entendemos por la “Verdad”
para la estirpe humana.
La objetividad “pura”, sí está formada
por las subjetividades “más profundas”
(hacia su más recóndito interior) de todos
los seres... Ahora bien, el problema
estriba en el “grado de acercamiento” o
sensibilidad en alcanzar ese centro más
profundo del Ser (como el símil del punto
matemático),... porque, por ejemplo,
cuando hablamos de la objetividad
humana, las subjetividades “tomadas” a
nivel humano o con el grado de
sensibilidad humana, suponemos que es
lo “más profundo” que puede alcanzarse
en nuestro Ser,... mas la evidencia de
otras subjetividades distintas de la
44
Alejandro Alvarez Silva.
humana supone que esos “límites” de
profundidad, en una y otra objetividad se
han tomado distintos. Sólo se alcanzan
las verdades límites en la “objetividad
pura”, que es la coincidente subjetividad
del Ser de Dios.
Como la subjetividad tiene su puro origen
en la sensación, con esta conexión entre
subjetividades y objetividad (pura
materia y universo físico), o lo que es lo
mismo, la información pura, se observa
la evidencia del principio básico del
“aglomerado sensación-información”, o
mejor, “sensación-representación”.
Y es que la información sólo tiene sentido
cuando hay un agente o sujeto que “la
posee”... Entonces ya estamos ante un
Ser, cuyo principal atributo es el sentir,
la sensación (5),... haciendo realidad “el
aglomerado sensación-representación”,
llamado Ser. Este es el principio básico
de la naturaleza, tan básico que
constituye, también, lógicamente, la
misma esencia de Dios.
Todo el cosmos, el universo, el mundo es
“obra”, por consiguiente, del conjunto de
los distintos seres, de sus subjetividades
(profundas), es decir, de sus sensaciones.
(¡Qué tremendo error histórico de la
Ciencia, al despreciar o desechar dentro
de sí la base sustancial de lo que ella
mismo es: una “construcción” de la
sensación y la emoción!)... Este nuevo
entendimiento o comprensión de la
Naturaleza aportará sustanciales frutos,
primariamente deshaciendo aparentes
paradojas en todos los ámbitos del saber.
SUPEREGO
c. La objetividad como subjetividad.
Hagamos, por su importancia, una
recapitulación de todo lo anterior.
La “envolvente” de la subjetividad
“profunda” de todos los seres es la
subjetividad de Dios, que coincide
exactamente con la “plena” objetividad.
Y no es la envolvente de la totalidad de
las subjetividades de todos los entes,
debido a que la subjetividad de cada Ser
sólo es plenamente “verdadera” dentro
de las “fronteras” más inmediatas del yo
profundo o la naturaleza del Ser. A
medida que las fronteras se alejan, hay
“ruptura” de la subjetividad-objetividad
verdadera, sustituyéndose por las
“extrapolaciones” del “círculo del Ser”
–ver la obra del autor “El cierre del
círculo”- (donde ejerce su dominio, en
ese “centrar el mundo”), y todo es
consecuencia de la “parcial
información”, es decir, de lo limitado,
caduco y transitorio.
La “realidad” presente coincide con la
“superposición” de las subjetividades
profundas de los seres, que equivale a la
misteriosa equivalencia entre la
multiplicidad (de los seres) con la
Suprema Unidad que es el mismo Dios.
La subjetividad “actual” conjunta
“compone” la realidad “presente”. La
subjetividad presente del “pasado”, por
el cambio correspondiente al tiempo
pasado, también cambia, y hay está el
germen del tiempo. Ahora bien, ese
transcurso del tiempo, ese cambio en la
subjetividad, existirá siempre que exista
“lo otro” distinto del propio Ser, es
decir, cuando aparecen las “fronteras”
del mismo. Si no existieran barreras o
fronteras, por ejemplo, al “salir” del
universo –“mirar por la ventana”-, no
45
Alejandro Alvarez Silva.
habría tiempo, y el Ser permanecería
impasible, con subjetividad invariable.
Las subjetividades “profundas” forman
la realidad de cada presente de la
historia del universo, cuando
“coordinan” como en un puzzle. Esos
“ajustes perfectos” son los
“acontecimientos” objetivos universales
que se dan tanto en el espacio como en el
tiempo, y que forman la historia
universal.
Así que la realidad no es “algo” por
encima y aparte de los entes o los seres,
sino que, por el contrario, son los seres
quienes construyen la realidad, el
universo, por medio de sus subjetividades
(4).
Algo perfecto y evidente es el caso de
Dios, donde objetividad y subjetividad
son la misma realidad.
El mundo es creado por la subjetividad
de los seres. Por eso puede haber tantos
mundos y estos pueden estar tan
perfectamente coordinados.
De ahí que las leyes (físicas) parezcan
creadas para cada ámbito (cada Ser) y
vayan continuamente modificándose,
afinándose, siendo “verdad” aún con los
cambios en cada uno de esos ámbitos.
Entonces, no parece nada extraño que si
la subjetividad crea el mundo, la
subjetividad “decante” una posibilidad o
acontecimiento que representa el suceso
histórico, tal como dice la física cuántica.
Por consiguiente, no es que el espíritu
influya en la materia, sino que es la
propia materia la que debe “todo” al
espíritu (subjetividad de los seres): su
propia existencia. Sin seres, el mismo
universo no existiría. (Aunque siempre
SUPEREGO
hay un Ser, aún antes de la Creación, el
propio Dios).
Parece que nos salta una duda ante la
aparente “coordinación” entre las
subjetividades de cada Ser y la
subjetividad global de Dios... Pues es que
en realidad no existe tal coordinación.
Diríamos que en principio la prioridad la
tienen los distintos seres. Es Dios quien
como envolvente global “asimila bajo su
paraguas” las subjetividades de los
distintos seres. Lo que “siente” la
subjetividad es lo que “construye” la
realidad. Realidad que, de esta forma,
“asume” el propio Dios. (De todas
formas, ya sabemos que –Ver “El parto
de Dios, del mismo autor-
“posteriormente” y “anteriormente”, de
acuerdo con los “tentáculos de Dios en el
origen del universo”, es Dios quien
participa en esa Creación o inicio de los
seres: el universo globalmente con sus
seres, es la “pescadilla que se muerde la
cola”). Y es que la importancia de cada
Ser es crucial, pues la “sensación interna
de cada Ser” en su máxima profundidad,
crea el mundo, la realidad, al menos en el
ámbito “mundano” que significa su “sí
46
Alejandro Alvarez Silva.
mismo”. También, cada Ser, por ejemplo
el hombre, compuesto por sus
subsistemas, células, etc., asume, igual
que Dios, la “realidad” creada por
aquellos, realidad microcósmica
subyacente ya construida, que el hombre
o cualquier criatura compuesta tiene ya
impuesta. Sobre ella el ser compuesto
edifica su mundo, “centra el mundo”.
La envolvente divina dirige la gran nave
(el universo), pero es como si los diversos
seres llenasen los “intersticios” (con sus
subjetividades, su autocreación). Es en
resumen la llamada, misteriosa y
aparentemente paradójica, Unidad-
múltiple, que es lo que finalmente es el
universo, la realidad.
El Ser, por consiguiente, utiliza el Logos
(13) (la mente con sus ideas) para crear
el mundo –centrándolo-, pero en base a
los “ladrillos” que corresponden a las
diversas realidades del microcosmos
edificadas por ellos mismos. Cada Ser
crea, pues, realidad, dentro de una
maraña de interconexiones e
interrelaciones que conectan íntimamente
microcosmos y macrocosmos.
SUPEREGO
d. La atemporalidad del Ser.
La maravilla del universo provoca tal
admiración que incita a identificar al
mismo con la fuerza que lo hizo posible
(aún cuando para algunos dicha fuerza
reside en sí mismo), así se produce una
identificación entre las mayores
potencias posibles, Dios y el universo. La
Ciencia es (veladamente) uno de los
sostenes de tal postura; por ello y para
no suponer la existencia de tal Criatura
(y es que en el fondo la Ciencia es
profundamente materialista, atea), se
trata de imaginar un sistema o una teoría
en la que no sea necesario un “motor
inicial”, por el contrario, todo sería
producto del “puro azar”, y este azar es,
por supuesto, totalmente
“materialista”?... Mas, el cómo se llegó a
ese punto, llamémosle vacío primordial, o
cualquier otro supuesto origen deducido
del simple azar, ni siquiera se aborda,
simplemente se obvia del entorno de la
Ciencia.
Y en verdad pudiera identificarse ese
universo, que considerado en conjunto,
en toda la flecha del tiempo –pasado,
presente, futuro- es prácticamente infinito
en el tiempo, e infinito en el espacio, al
poder aparecer nuevos big bangs en
cualquier localización (o lo que pudiese
asimilarse a tal), con la infinitud del
mismo Dios, más si consideramos el
maravilloso ajuste entre todas las
constantes y magnitudes físicas. Pero
Dios, una vez establecido tal paralelismo
(con el que, digamos desde ahora, no nos
sentimos identificados), no sería el
universo “presente” actual, sino todo el
universo (sumado a todos los posibles
universos) histórico pasado y el del
futuro.
Mas este “paralelismo” entre universo y
Dios, no puede extenderse de igual modo
47
Alejandro Alvarez Silva.
al caso humano, al espíritu humano, por
cierto, error muy frecuente que ha
contribuido en gran medida a la
confusión de ideas del momento actual.
El espíritu del hombre no es su presencia
material en el universo, ni tan siquiera el
conjunto de su historicidad –nacimiento a
muerte.
“El universo no hace limitado a Dios”, ni
siquiera el conjunto ilimitado de posibles
universos... Ambos serían infinitos,
ilimitados.
Pero el hombre en su historicidad es
limitado, acotado, finito... y, ¿quién dice
que el espíritu humano sea finito?... Aquí
el paralelismo falla. La materialidad del
universo no “parece” acotar el Espíritu
de Dios... Mas la “materialidad” de la
“historicidad” del cuerpo humano, sí
acota el espíritu humano, lo limita... ¡El
espíritu humano sobrepasa con creces los
límites de la materialidad del cuerpo!
El espíritu humano en su “interioridad
profunda” es parte de la subjetividad
absoluta de Dios, y por tanto, atemporal
(fuera de la materialidad del
espaciotiempo). Ello equivale a una
“deificación” del mismo: ¡una subida de
nivel desde lo limitado, lo finito, a lo
infinito temporal de lo atemporal!
La esencia humana (el espíritu humano)
necesita de su presencia en el universo
para su “autocreación”, presencia finita,
material, de toda su historia... La
presencia en el universo es finita, pero
crea una naturaleza, una esencia que no
lo es... El nivel finito de la presencia del
hombre (todo es finito dentro del universo
material), no significa nada más que el
“entrecruzamiento” necesario, o los
nexos entre los distintos seres para que
pueda ser posible la autocreación de su
SUPEREGO
naturaleza, pero esos nexos no son la
“sustancia” del espíritu, diríamos que
verdaderamente no tienen nada que ver...
Y es que, ya no el hombre, sino todos los
seres son en su interioridad profunda
atemporales, como “componentes”
insustituibles de la “Subjetividad
Absoluta”. (Realmente todos los seres en
conjunto “equivalen y conforman” la
Subjetividad Absoluta –es la propia
definición de esta última).
Corolario: “Los seres no están en una
reencarnación, en la rueda de las
reencarnaciones, como resultado de no
poseer la “potencia” suficiente para
alcanzar la divinidad... Todo lo
contrario, los seres están “dentro de la
divinidad” siempre, y no necesitan de esa
rueda o cadena de reencarnaciones, ni
siquiera el Ser más insignificante, menos
complejo o menos desarrollado.”
Al morir cualquier Ser, lo único que
queda descompuesto con su cadáver son
los “nexos” de conexión con los demás
seres, que igual que él están en “período
de autocreación”. Pero el Ser “completo
a su muerte” es imperecedero y parte
intrínseca de Dios en la llamada Unidad
Múltiple... ¡Identificación sin pérdida de
personalidad!
Cabe entonces una verdadera
rectificación a nuestra postura expuesta
en obras anteriores, puesto que no “eleva
de nivel” un ser superior a los inferiores
(permitiéndoles así entrar en lo que
llamábamos Cuerpo Místico). Ese
“nivel” lo tenía ya cada uno, mejor, más
que nivel, la “potencia” de la
48
Alejandro Alvarez Silva.
atemporalidad dentro del “Cuerpo” del
mismo Dios, de la Unidad Suprema. La
finitud, la caducidad de los seres es
ficticia... ¡La muerte es la liberación de
las cadenas-nexos (universo físico
material), que se esfuman para cada Ser
como un mal sueño!
La llamada “quiebra de la evolución”
(que establecimos en ensayos como
“Nada y Dios”, etc.) ha de ser
interpretada ahora en el sentido de que
es la autorreflexión del hombre la que le
hace no ascender a la eternidad (algo
sustancial para todos los seres), sino
consciente de su papel como hijo de Dios
en el universo material y por ello
copartícipe en su labor creativa: ¡Nos
hemos hecho creadores!
La pervivencia y reiteración en la idea de
reencarnación es una reminiscencia
como meme (15) de la filogenia humana,
revivida por los procesos de
“rememoración del nacimiento” y otros
anteriores.
El universo es movimiento continuo, y la
agrupación momentánea o temporal del
sistema que forma el cuerpo de un Ser,
tarde o temprano, en su movimiento se
deshará, se descompondrá, pero esa sólo
es la “vestidura” del Ser (aunque una
vestidura tan especial que le ayuda a
autocrearse). En el mundo de los seres no
existe el tiempo, y por tanto el
movimiento, así que no hay posibilidad
de descomposición, entre otras cosas
porque el Ser se alimenta de amor y el
amor no es un compuesto.
SUPEREGO
Capítulo VII. El debate entre lo finito
(universo) y lo infinito (Ser)
a. Muerte. Otro tipo de religión.
“La muerte se apodera de la vida, pero
es la vida la que debe apoderarse de la
muerte.”
“La vida es como el flujo de un río que lo
arrastra todo; en su seno fluyen todas las
pequeñas vidas con su ciclo interminable
de nacimientos y muertes. Como cada
pequeña vida encierra en sí el compendio
(la Unidad-múltiple) de la vida toda, es
como si continuamente se verificase la
eterna rueda (samsara) de los
renacimientos y muertes.”
“¿Te has fijado que la muerte es “una
señora” (lo que significa “diferente de la
propia vida”), sin embargo, el
nacimiento no tiene identidad por sí,
simplemente es un “acontecimiento” más
de la vida.”
“Las pequeñas vidas están definidas
entre dos acontecimientos: el nacimiento,
y el acontecimiento frontera o límite de la
muerte. Y es que la muerte en sí, no es un
acontecimiento de la vida, está más allá,
es su frontera.”
“La cuestión es que la muerte es siempre
futuro (más o menos cerca, con abismo o
no) de las pequeñas vidas. La clave
49
Alejandro Alvarez Silva.
es “hacer que la muerte sea pasado y no
futuro” de la vida: o sea, transformarla
en un renacer, sin límite en el Futuro.
Esa nueva vida, ese nuevo espíritu sólo
puede ser ya expansivo, no debe sufrir el
crac de la inmediatez de la muerte.”
“Cualquier pequeña vida puede “cargar
sobre sus espaldas”, el peso de la vida
toda, para afrontar el rubicón de la
muerte, su superación. Así la vida tendría
un nacimiento, pero ya no un final. Lo
anterior no sucedió una vez. ¡Sube al
carro de tus maestros, saluda al inmortal
Buda!”
“La plena vida, pues, no experimenta la
muerte; este obstáculo es un simple
avatar, un acontecimiento más entre
muchos, asimilado sin ningún trauma, en
su vigoroso tronco.”
“Estamos cansados de ver religiones de
la muerte (no es en verdad tal el
cristianismo)... No hagamos presente
continuamente la muerte en todos los
actos de la vida, alargando más y más su
sombra en dirección del mismo
nacimiento: ¡No ves que inexorablemente
anulas el tramo comprendido entre
nacimiento y muerte! El camino es otro,
¡inunda de vida el mismo frontispicio de
la muerte, para abordar su “salto” con
un espíritu glorioso cuya muerte sea ya
un pasado, asimilado en su naturaleza
radiante!”
SUPEREGO
b. La importancia del “azar” sobre la
realidad.
Ya dijimos que en nuestra opinión, la
objetividad no tiene existencia como tal
(independiente): la objetividad es el
“reconocimiento” (convención) de los
subjetivismos de los seres, en que
consiste la “historia” (sucesos o
acontecimientos físicos). Los sucesos son
como “colapsos” en la función de ondas
probabilísticas (cuántica),
posibilidades que se “concretan” en
acontecimientos o sucesos (históricos),
que como “lenguaje o idioma universal”
(válido en todos los ámbitos) llamamos
realidad. Pero estos sucesos o
acontecimientos no provienen únicamente
de las “acciones” o actuaciones de los
diversos seres (subjetivos), sino que hay
un importante papel para el azar: ¡el
azar también escribe la historia! El papel
del azar es sustancial, sobre todo en los
primeros momentos de la evolución y en
la pre-vida. Se diría, y así es, que los
mismos seres son “creaciones” del azar:
¡El universo se abre en ramificaciones
infinitas gracias al concurso del mismo!
¡Y es que el infinito, con su tremendo
abanico de posibilidades es obra básica
del azar...! Y no sólo ese abanico de
posibilidades, sino la “realización
concreta” que va constituyendo el
universo físico de sucesos
acontecimientos. (Ahora bien, en esa
“construcción física” cada vez va siendo
más importante, a través de la evolución,
la actuación de los diversos seres). Así
que azar y seres son los verdaderos
constructores de la realidad. (Pero
nuevamente advertimos que de que esa
realidad no es más que una
“convención” –subjetividad- entre seres:
sin estos últimos la realidad no existiría,
pues lo que verdaderamente existe, por sí
y para sí, son los seres)... En resumen, se
da una aparente paradoja: los seres se
Alejandro Alvarez Silva.
construyen desde la realidad –la acción
inicial del azar -, es decir, les da la
existencia la realidad, cuando la realidad
no tiene existencia en sí... La paradoja no
es tal porque no es en verdad la realidad
la que da existencia al Ser, sino el azar:
¡lo ciertamente existente “desde el
principio” es el azar! El azar, por
consiguiente, sería algo así como el Tao
oriental (lo más original y primordial).
o De esta forma, azar y seres son los únicos
que poseerían la cualidad de la
verdadera existencia. Resumiendo, sólo
tienen “verdadera” existencia el Tao
(Ap.V) (azar), los seres y el mismo Dios
(“posterior” al Tao).
Llegamos a la misma conclusión
anticipada en escritos (22) anteriores: Lo
más primordial es la información (hija
del azar) y el sentimiento (germen del
Ser), colocados en el mismo orden de
prioridad.
La realidad es, entonces, como el
lenguaje común entre los seres (resultado
de las subjetividades más amplias de los
mismos), pero además del azar,
entendido como un Ser (el enigmático
Tao)(10).
Mas los seres no necesitan
y sustancialmente de esa realidad (se
entiende el Ser ya completo,
evolucionado), sólo la precisan para su
autocreación, en el proceso de la
evolución. La “actividad” del Ser
(completo) es pura subjetividad, no sujeta
a límites o fronteras. En otras palabras,
su subjetividad no limita o “perturba” la
subjetividad de los demás seres: el campo
o espacio de “manifestación” de las
subjetividades es estrictamente infinito e
inabarcable –ausencia de límites. En ese
campo “sobra ya” cualquier “frontera o
límite” que represente una objetividad,
50
SUPEREGO
lenguaje común o realidad: Todo Ser
puede desarrollar plenamente sus
potencialidades sin cortapisas o que la materia “ni siquiera” tiene
injerencias de cualquier otro Ser... Al no
existir ya realidad (objetividad), el papel
del azar como “demiurgo” es superfluo,
tanto que por su ineficacia se “evanesce”
, ¡deja de existir! En esa otra dimensión,
fuera del universo espaciotemporal o
físico, sólo existen los seres, no el azar,
no el Tao: ¡sólo Dios y su
acompañamiento de seres!
¡La realidad, lo único existente para el
materialismo, es lo único que no existe en
el mundo verdadero de los seres!
La materia no es, pues, la base de todo,
sino, al revés. No hay que seguir
dividiéndola más y más en porciones
cada vez más ínfimas, como intentando
hundir su misterio en lo insondable de lo
infinitamente pequeño, o en el caso del
universo, en lo infinitamente grande.
¿No nos ha extrañado siempre que nunca
adivináramos nada sustancial acerca de
la verdadera “esencia” de la materia, de
las cosas... porque su verdadera esencia
se perdía en el misterio, en una
51
Alejandro Alvarez Silva.
formidable incógnita?... Pues ya vemos,
el resultado final parece ser que apunta a
verdadera existencia... La esencia de la
materia es una ilusión (la maya india)...
La verdadera existencia es una cualidad
que sólo poseen los seres que con su
subjetividad “crean” esa objetividad
llamada realidad o mundo físico.
La consecuencia de lo anterior es el
encumbramiento en lugar preferente del
llamado “Principio Antrópico fuerte”.
(El mundo es como es porque el hombre
ha hecho su aparición en él). El Principio
Antrópico, en los últimos resultados de la
Ciencia, se perfilaba como una realidad
deducible, necesaria, pero que
teóricamente se escapaba a una
explicación... Pues bien, el Principio
Antrópico es una consecuencia
indiscutible de la verdadera esencia de la
materia, de la realidad, como resultado
de la subjetividad de los seres, por tanto
del hombre, realidad que se expresa en
un universo físico que, entonces, estará
“hecho” a su medida, a la medida de su
creador que es el propio Ser vivo, el
propio ser pensante: ¡nosotros!
SUPEREGO
c. La falta de esencia de la realidad.
El azar no es realidad: es posibilidad.
El crear es imponer nuestra subjetividad
a los demás seres por la acción (a esto
llamamos “crear realidad”, que es la
base de “las cosas”, pero “las cosas” no
tienen realidad “por sí”, es decir,
“esencia”). Creamos realidad al actuar
pero no nos autocreamos; para ello se
necesita la reflexión, para transformar
esa información que es verdaderamente
la realidad, en representación que ya
viene acompañada de un sentimiento que
permite la incorporación de dicha
representación a nuestra naturaleza, a
nuestra esencia, proceso que llamamos,
entonces, autocreación.
Y el crear no “es algo” independiente de
los seres, lo verdaderamente existente, y
no el “lenguaje” común de la realidad,
que en el fondo es una ilusión. Cuando se
crea algo se ha creado “en y para” los
seres. Ahora bien, aquello creado puede
sernos útil sólo si lo “aportamos” a
nuestra naturaleza en la llamada
“autocreación”, en otras palabras, si lo
transformamos en “representación” que
está unida indisolublemente a un
sentimiento.
El cuadro general podría estudiarse en
dos direcciones. Por un lado, la que
proviene del universo o la naturaleza, a
través de la evolución, la autocreación y
el Ser espiritual. Y por otro, la que desde
los seres espirituales (fuera del
espaciotiempo) desciende al universo o
mundo, para por medio de la evolución
poderse autoconstruir, autocrear.
Desde esta última vía, quizás aparezca
más diáfano el panorama conjunto de
toda la Creación.
52
Alejandro Alvarez Silva.
El Ser, al adoptar el “estadio” de ente
espaciotemporal, lo que le permite su
autocreación, pierde también sus
propiedades características como la
clarividencia y la inmutabilidad.
En ese último estadio el Ser cuya mejor
definición, al menos la más familiar,
sería “el yo”, queda sometido al cambio,
al movimiento, y todo cambio por
definición supone una variación entre
estados, que varían en función del tiempo
y el espacio, en resumen, ese (estadio)
Ser queda sometido a un “campo de
variabilidad”. Tal campo tiene un lugar
en el espacio, que ocupa la materialidad
(cuerpo) que compone ese ser
espaciotemporal (Yo); también ese campo
de “presente” lleva ya en sí el germen
tanto del pasado como del futuro, por
tanto, es un campo transcurrente (el élan
vital). Como ser espaciotemporal
definido ya por estados, en cada uno de
tales estados posee un sentimiento y una
subjetividad (voluntad). La subjetividad-
voluntad realiza la acción constructora
de realidad (que no es meramente nada
más que una “imposición” hacia los
demás seres). La acción es ejercida como
una “decantación” dentro del abanico de
posibilidades que representa el azar, que
es en lo que consiste el suceso o
acontecimiento, componente básico de la
llamada realidad. Y la acción la realiza
el Ser “ahí” (sobre ese azar), nunca
directamente sobre sí mismo, por
consiguiente, la autocreación pasa
necesariamente sobre la “adherencia o
asimilación” de esos aspectos “externos”
llamados realidad sobre sí mismo, por la
autorreflexión-sentimiento, capaz de
transformar la información en
representación.
El universo como reino del movimiento
permite la autocreación. El ser completo
ya (inmutable) no puede residir,
SUPEREGO
entonces, en el universo. (Es el indicio de
que el Ser ya ha dominado o superado el
mismo).
Todo Ser que “quisiera” seguir
autocreándose, debería volver a entrar en
otro mundo de cambio, lo que también
puede ser interpretado como una alianza
con el azar, verdadero motor de las
posibilidades que transformadas en
realidad (sucesos), puede adherir un Ser
a su naturaleza para seguir creciendo (o,
tal vez, disminuyendo. ¡He aquí el riesgo
del “proceso de transformación” al que
llamamos vida! ).
Ahora bien, la realidad “está escrita”
sobre los seres. El azar la permite, o la
53
Alejandro Alvarez Silva.
hace posible, pero “está construida”
sobre los seres (de algún modo impuesta
a todos ellos), así que el límite en la
autocreación (que en sí, también, es un
cierto egoísmo), consiste en el “respeto”
a los demás seres... Y como siempre en el
equilibrio está la virtud. ¡Ese equilibrio
se llama amor... y su dogma principal
estaría en el “quererse a sí mismo
(autocrearse) tanto como a los demás”
(permitir la autocreación de los otros)!
La corriente en sentido propio y en
sentido hacia los demás constituye ese
magnífico misterio en que consiste el
lema de la divinidad: ¡La Unidad (el
propio Dios) múltiple (todos los seres)!
SUPEREGO
d. La esencia de la sensación.
Para que el Ser se autocree tiene que
progresar, desarrollarse, evolucionar...
Ello supone la existencia de “fases”,
desde una inicial a una final (Ser entero,
ya creado). La existencia de fases, supone
a sí mismo, los estadios del Ser. Cada
estadio es la particularización de la
“historicidad” de una vida como cadena
de presentes ; en cada estadio se realiza
la acción, el suceso o el acontecimiento...
Y cada presente y su marco, es un
“estadio” o punto del espaciotiempo.
Conclusión: El Ser para autocrearse,
precisa irse concretando en
“apariciones” en el espaciotiempo: o
sea, lo que era continuo, transcurrente,
ha de “cuantificarse”, hacerse finito,
acotado, cual conjunto de “partes” de las
“arenas del espaciotiempo”... Y el Ser, al
tener que “introducirse”,
compartimentarse dentro del
espaciotiempo, tiene también que
traducir su “sensación interna” que era
anteriormente “global e inmutable”, en
una secuencia de sensaciones o
sentimientos particulares de cada
momento, de cada presente (Ap.VI)... Así
que la “sensación interna global e
inmutable” del Ser completo, se
transforma en el espaciotiempo del
universo, en lo que llamamos “sensación
del yo”, continuamente variable, de cada
presente. Lo mismo ocurre con la
“clarividencia” (8) del Ser, que es
transformada por efecto del
espaciotiempo, en información, siempre
parcial y finita; y el Ser en el tiempo
(nuestro yo) será, entonces, un agregado
de esa información (representación, al
estar incorporada a la naturaleza del
Ser), y del sentimiento de cada presente.
Por consiguiente, la sensación aparenta
ser la “intermedicación” entre la
54
Alejandro Alvarez Silva.
materialidad (información-estructura-
representación) del cuerpo del ser vivo, y
el propio Ser. En otras palabras, es la
sensación la percatación, por parte del
Ser, de la estructura material
(representación), o también, del dominio
del Ser sobre el universo material
(cuerpo y ambiente).
El “cierre del círculo” (21), que indica
los “elementos” sobre los que se
“prefigura el Ser” y la sensación
correspondiente que lo define, son los
atributos del Ser en el universo (en el
presente), en el espaciotiempo.
De igual forma, puede decirse que es la
sensación el medio que posee el Ser
temporal (el yo), para relacionarse con el
universo (representado por la influencia
que ejerce el Ser sobre ese universo,
expresada por el “cierre del círculo”).
De ello se deduce que, si el Ser no se
circunscribe al espaciotiempo (universo),
es decir, si está en su “verdadera
naturaleza” completa, no precisa de
materia alguna, no tendrá “yo”, ni
sentimientos o emociones momentáneas:
¡Es la aparición del Ser en este universo
espaciotemporal, lo que le cuantifica
como sucesión de “yos” de los distintos
presentes, con su apariencia de
“futilidad” y de falta de
“sustancialidad”! Esa variabilidad, a
veces chocante, ha creado en los budistas
el espejismo de la vanalidad e
inexistencia del “yo”... Entonces, es
evidente que la meditación, con su viaje
hacia la interioridad, puede ser el
remedio para la eliminación del
espejismo de la “nihilidad del Ser”, por
el encuentro con la verdadera esencia de
ese Ser (el Ser completo), y cuanto más
podamos abstraernos del dominio del
tiempo, más aparecerá la “claridad” del
verdadero Ser.
SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

La esencia, pues, de la sensación, es la de raíces en lo más básico o primordial.

la misma “radicalidad” del Ser: es hija
de la “partición” o “cuantificación” del De todo el razonamiento anterior,
Ser (su “transformación” en una deducimos lo apuntado ya en numerosas
secuencia de “presentes”). La esencia de ocasiones (dado que la aparición de la
la sensación hunde sus raíces en la sensación tiene su base en la
misma esencia del Ser: ¡Las sensaciones “introducción” del Ser en el
del yo, son las “sensaciones temporales” espaciotiempo –mundo de la
del Ser, dicho esto de forma impropia información), que podemos traducir en
porque el Ser no está circunscrito al que tanto la información como la
tiempo (ni siquiera al mismo universo)! sensación tienen su origen en el más
remoto e inescrutable principio de todos
Como la sensación va unida a un los principios: ¡el Tao primordial!
determinado “cierre del círculo”, la
semejanza (en las estructuras materiales Corolario: “Sensación e información son
–representaciones) es la ley que rige, constructos necesarios para la
también, en las sensaciones, o sea, la autocreación del Ser (porque todo
semejanza (Ap.III) en estructuras, va proceso necesita y es movimiento o
acompañada de semejanzas cualitativas cambio), y resultado directo de la
entre sensaciones correspondientes (las “inmersión” del Ser en el
que acompañan a cada uno de los espaciotiempo.”
distintos “cierres del círculo”
comparados). En este sentido, hemos La autocreación del Ser (Ap.IV) necesita
postulado (23) la existencia de un del universo (campo donde se desarrolla
“intercambio” de sensaciones a lo largo la Creación). La presencia del Ser en el
de todo el universo espaciotemporal, lo universo presenta los aspectos
que incluiría la posible influencia de indisolubles de sensación e información,
acontecimientos del futuro en el pasado, que son como el “reflejo” del mismo en
a través de esa vía de los sentimientos y dicho universo, de ahí su primaria
emociones. definición como aglomerado de
sensación-información.
Y ahondando más en la cuestión, y bajo
este prisma, el Tao primordial (Apéndice El materialismo sería la más radical y
V) podría ser la causa principal u origen completa antítesis de lo anterior, al
de la presencia de las sensaciones, con lo sustituir el principio (el Ser) por la
que las mismas, entonces, hundirían sus consecuencia (información-materia).

55
SUPEREGO
e. Lo finito posee (también) las
“huellas” de Dios.
Las “huellas” de la Divinidad en nuestro
universo aparecen adornadas de sus
propios dones: belleza, sensibilidad,
admiración, etc. Ello no quiere decir que
la “esencia” de esta belleza, sensibilidad,
etc. sea espaciotemporal o finita, porque
el Ser, tanto el divino como los demás
seres son siempre ilimitados (infinitos) –
carecen de fronteras. Mas el
“sucedáneo” de tales dones, marcado
por la limitación, la finitud, aún posee
características admirables,
verdaderamente hermosas y atrayentes:
¡El propio Dios se “vislumbra” a través
de ellas!
El hombre, como todas las criaturas, es
un insaciable consumidor, una esponja
que se empapa de aquellos dones, pero
como Ser, por tanto infinito e ilimitado,
tiene unas ansias que nunca pueden ser
saciadas con “elementos finitos”, al
menos con una secuencia “no infinita” de
tales dones “finitos”... Por eso el hombre
nunca quedará satisfecho, siempre
querrá más, pero este no es más que el
efecto de la limitación espaciotemporal
del marco en el que “como prisioneros”
quedan encerrados unos seres que son en
sí ilimitados... ¡Esta enfermedad queda
curada en la ampliación dimensional de
la otra vida! ¡No es un problema esencial
verdadero para nuestros espíritus!
Así los seres (lo otro), como universo
(distinto de nuestro “yo”), aparecen
adornados también (al menos en alguna
de sus caras o facetas) de “dones” que
constituyen algunas de esas “huellas” de
Dios... Lo cierto es que al ser “lo otro”,
nunca conocemos la verdadera esencia
de esos seres (ya que ni siquiera nos
“conocemos” a nosotros mismos, aunque
ciertamente en nuestro caso sí nos
56
Alejandro Alvarez Silva.
sentimos). Pero aunque no conozcamos el
“fondo” de tales seres, como tales, “en
sí”, sí conocemos su aspecto externo, ese
“reflejo” de la Divinidad que expresan, y
eso es auténtico... Convendría exponer
que esa autenticidad lo es como “reflejo
de Dios”, no como una expresión de la
“verdadera” esencia de la objetividad.
(Ya hemos dicho que la objetividad no es
más que un “producto” de las
subjetividades integrales de los seres: ¡no
hay tal esencia objetiva!).
El mundo es admirable porque
“trasluce” al propio Dios: ¡Es Dios
quien sustenta al universo, el cual en sí es
simplemente la propia Nada! ¡El
trasfondo de las cosas es inexistente; sólo
tienen entidad, autenticidad, como
“reflejo” de Dios!
Nuestra posible falta de entendimiento
entre unos y otros seres (entre “sus”
interioridades) –la falta de valor o
intrascendencia de la relación, o lenguaje
con otros seres- podemos sustituirla por
el “reflejo de Dios” existente en esos
mismos seres, algo que no nos
defraudará nunca, pues es una relación
con el propio Dios. Por supuesto, que un
espíritu involucrado además, en medio de
esa relación Ser-“huella” de Dios (que
pasa por una identificación (9) de ese Ser
contemplado con la “huella de Dios”),
adquiere caracteres de verdadera
trascendencia: ¿No constituiría esto el
origen de la propia Trinidad (Ser-Dios;
Huellas de Dios-Hijo; Identificación-
Espíritu Santo)?
No nos aflijamos por la falta de
entendimiento, la maldad o la falta de
sentido del mundo actual, puesto que las
“huellas de Dios” siguen existiendo, aún
en este panorama: ¡Asgámosnos
(agarrémosnos) a ellas y
SUPEREGO
fructifiquémoslas; esa cruzada sí será
verdaderamente gratificante!
Llega un tiempo para este autor en que la
edad ha trasladado más amigos y
conocidos “al otro lado” de la “barrera”
(la muerte) que a éste... Es desconsolador
57
Alejandro Alvarez Silva.
el panorama de la lucha de toda una vida
por encontrar la Verdad y manifestarla, y
al final quedarse sin testigos o receptores
de tal mensaje, por eso... ¡Que nuestros
logros sean como “huellas de Dios”
improntadas en el universo, que no
precisan testigos para loar tales hechos!
SUPEREGO
f. Finito e infinito.
El Ser por naturaleza es ilimitado
(asimilable a infinito). La vida, la
materia, está construida sobre lo finito.
Desde el punto de vista matemático, la
infinitud es como una extensión de la
finitud, de lo contable, lo numerable...,
aunque no es tan “así”, si lo analizamos
con más profundidad...
Ahora bien, desde el punto de vista
filosófico, ambos términos forman parte
de mundos totalmente distintos... De
ninguna forma lo infinito es un
“extensión” de lo finito... No es un
problema de cantidad (por cierto,
concepto sólo atribuible a lo finito), sino
de cualidad, de naturaleza.
Concretemos. Lo finito (la materia, la
vida, etc.) se caracteriza por poseer un
“principio” y un “fin”, un nacimiento y
una muerte, dentro de cuyo lapso
“habita” el ente (finito) en cuestión. O
sea, lo finito tiene un principio y un fin...
a lo más puede desarrollar un ciclo
“repetitivo”, y sólo desde ese proceso
repetitivo puede hablarse de retorno
ilimitado, es decir, de un cierto infinito
(el retorno infinito)... En realidad ello no
deja de ser una utopía, pues el azar se
encarga de que tales repeticiones no sean
del todo idénticas ( se repiten tan sólo las
“semejanzas”), con lo que no existiría tal
retorno infinito y no nos encontraríamos
ante un verdadero infinito.
De la extrapolación de las cualidades de
lo finito a lo infinito, se intenta (la mente
humana) transponer un “principio” a ese
infinito, y un posible “final”... Y eso no es
lo peor, sino que al “instalar” ese
principio en el infinito, inmediatamente
intentamos construir la “historia” de ese
infinito “a partir” de tal supuesto
58
Alejandro Alvarez Silva.
nacimiento... Esa actitud, que no es más
que un “prejuicio” heredado, o una
traslación del “mundo de lo finito” a otro
mundo totalmente distinto tanto
cualitativa como cuantitativamente (el
infinito).
Creemos que esa actitud, esa tendencia a
asignar cualidades finitas al infinito es un
tremendo error, que repercute
negativamente en la posible explicación
de la naturaleza o la esencia del Ser
(criatura del infinito).
Sin embargo, no ocurre que uno de los
mundos, finito o infinito, sea real y el otro
no... ¡Ambos son reales!... Luego deben
convivir, coexistir, armonizarse de algún
modo... ¡Las paradojas deben ser
desterradas!
Y es que el traslado a uno u otro mundo
(finito e infinito) de las cualidades del
otro, sin las oportunas “correcciones”,
desemboca en continuas paradojas. Una
de las cuestiones que inducen a error es
precisamente la que acabamos de
comentar con el “problema del traslado
del nacimiento” (puramente finito) al
mundo de la infinitud, porque solamente
puede prejuzgarse la existencia de un
principio en el infinito a partir de la
“fijeza” de la temporalidad del “suceso
espaciotemporal”... Es como si el
“origen” siempre hubiera de establecerse
en el mundo de lo finito
(espaciotemporal), nunca en el mundo de
lo infinito... A partir de aquí es como si el
infinito se descompusiera en dos; una
parte se dirigiría hacia ese “inicio o
nacimiento ficticio” del infinito, y otra
hacia el “teórico final” del mismo.
Ambos serían “dos nuevos infinitos”, que
compondrían el infinito total. (El símil:
un punto de una recta, a partir del cual
puede definirse lo ilimitado del origen –
infinito- y lo ilimitado del final –infinito).
SUPEREGO
Así que esa “supuesta historia en el
mundo infinito” no puede construirse a
partir del también supuesto “nacimiento”
del mismo, que tras una ilimitada
progresión alcance su “final” . Si
existiera una tal “historia en el infinito”
(historia, por supuesto, no constituida
por sucesos o acontecimientos
concatenados o en progresión –en que
todo suceso está predeterminado por el
anterior), nunca se construiría desde
aquel “ficticio” origen en dirección a
aquel “ficticio” final, como hemos
comentado, sino que toda posible
progresión –el cariz de cualquier
historia- sólo puede definirse desde un
“origen” en lo finito: hacia “atrás”
(hacia el “ficticio origen” de lo infinito)
podría construirse una progresión (en
tiempo negativo, o en dirección hacia
atrás), evidentemente en lo finito de lo
espaciotemporal, es decir, en el universo,
que pudiera tener cierta “semejanza” o
“equivalencia” en el “mundo de lo
infinito”, pero esa posible progresión
sólo es sustentable en el universo en
forma de ley causa-efecto, del todo
inexistente en el citado mundo de lo
infinito, con lo que no puede establecerse
en el mismo tal “progresión”, y las
“apariencias de historia” serán reflejos
(por intermedio de una cierta semejanza
o identidad) de esas progresiones o
historial del mundo de lo finito
(universo); y hacia adelante, hacia el
“ficticio final” de lo infinito –futuro -,
puede decirse lo mismo que antes, sólo
que en tiempo positivo, es decir, hacia el
futuro y no el pasado.
Por consiguiente, cuestiones tales como
el origen del universo más primordial (no
el de uno de sus posibles ciclos), el
origen de Dios, la “muerte” del Ser, etc.,
como conceptos o criaturas del mundo
infinito, dejan de ser “medibles” con las
magnitudes de nuestro mundo (universo)
59
Alejandro Alvarez Silva.
cotidiano a las que estamos
acostumbrados.
Queremos decir que debemos aplicar
cierta relatividad cuando hablamos de
tales conceptos en nuestro lenguaje
“humano”. Todo ser vivo o temporal,
como criatura del tiempo, nace y muere,
aparece y desaparece. Su ente, naturaleza
o esencia de su Ser, como criatura de lo
ilimitado e intemporal, es una criatura
del infinito, y en él no puede “definirse”
(sino ficticiamente) su nacimiento y
menos su muerte (por cierto, tal
“nacimiento” no puede “confundirse”, ni
menos “identificarse”, con el nacimiento
biológico).
Es claro que si el Ser se “autocrea” (lo
que supone una progresión) necesita del
tiempo, indisolublemente unido al
movimiento, entonces sólo puede
autocrearse en el mundo de lo finito, del
movimiento: el universo.
La vida (temporal, finita) es la expresión
de esa “autocreación del Ser”, pero el
Ser “ya autocreado” no es finito: es una
criatura del infinito. Nacimiento y muerte
no son, pues, “sucesos o
acontecimientos” del propio Ser.
La cantidad, el número, encierran en sí
una limitación, o sea, pertenecen al
mundo de lo finito... En el mundo de lo
infinito no hay tal limitación, por ello no
existe la medida: nada puede ser medido,
tasado o “comparado”: ¡Es un mundo de
cualidades, no de cantidades!... Las
posibles “comparaciones” van de la
mano de la “semejanza” o la similitud en
lo cuantificable o numerable (por tanto,
sin figuras –medibles -, ni leyes –también
siempre medibles -, etc.). Sólo existe,
pues, lo sensible, sensaciones y
emociones, a las que no pueden aplicarse
ninguna ley medible, expresable en el
SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

tiempo. Son, por consiguiente, dichas en lo “ilimitado” de la esencia de dicho

sensaciones y sentimientos Ser...
independientes de cualquier tipo de
“medida”, del mismo tiempo, pues (reino Recapitulando. El sentimiento del Ser es
de lo finito), independientes respecto a ilimitado, aunque no hay progresión
cualquier “marco espaciotemporal” – (acontecimientos o estados que vayan
suceso o acontecimiento... “Se sienten”, “constriñendo” a los siguientes); hay
pero no se “expresan” con ninguna “vivencia íntima”... Se podría decir que,
objetividad, en otras palabras, “no tienen desde tal punto de vista, hay un “cierto
influencia” sobre las subjetividades de movimiento”, pero sin tiempo,
los demás seres: ¡pertenecen, entonces, inconcebible para nuestra mente
únicamente a la “interioridad” de cada espaciotemporal.
Ser, y no hay límite o “constreñimiento”

60
SUPEREGO
g. Amor y creación.
El amor es una necesidad: ¡No es el
origen del amor una correspondencia!
Pero al igual que el origen del amor es
unilateral, “se ama”, la no
correspondencia posterior produce dolor
en esa reflexión “posterior” del amar:
¡He aquí el origen del odio!
El amor, pues, es como una “extensión”
del yo propio, en forma de “apego”. Se
tiene apego a algo y por eso se le ama:
¡Se necesita amar! Y es que amar es
“vivir verdaderamente”, no es vivir con
la pasividad que conduce al vacío, puesto
que amando se “crece”, se siente el
significado de la vida... Todo Ser, por
consiguiente, necesita amar en principio,
y aún más que ser amado... La necesidad
de amar es prioritaria a la necesidad de
ser amado... Mas una y otra necesidad
están muy cerca, pues hay un continuo
“movimiento” de reflexión entre ambas,
de forma que la falta de la segunda puede
llegar a apagar fácilmente la primera...
Pero, repetimos, lo primario es la
necesidad de amar, y es tanta esa
necesidad que el rechazo producido por
el “no ser amado”, “trastoca” el
“objeto” de aquel amor (no se ve igual
que antes), y como consecuencia
“apaga” el amor, y ese desaire, la
imposibilidad del desarrollo de la
complacencia en el amor, es un
desengaño tan “vívido” que se
transforma en odio.
La vacuna contra tal odio, entonces, es la
correspondencia en el amor.
Lo anterior, que podría tacharse de
vanal, no lo es para el “acto creativo”,
puesto que toda creación parte de un
“acto de amor”. El amor es el móvil, por
ello se crea... No para que lo creado (los
61
Alejandro Alvarez Silva.
seres) alabe a su creador, sino que es una
“inmanencia” del creador, una
necesidad interna, de expansión del ser
interno hacia afuera en forma de amor.
Ahora bien, posteriormente, en la
observación de la obra creada
(reflexión), son otros los sentimientos.
Si el amor nace como una fuerza de
adentro hacia fuera, no se ve que sea lo
más original “el objeto” del amor, es
más, no existiría tal objeto de ese amor,
si dicho objeto no fuera algo interior al
Ser, es decir, una “expansión” del sí
mismo hacia el exterior del Ser... Con
ello, sí aparecen los objetos,
primariamente “equivalentes” al “objeto
interno” por puro narcisismo, pero,
posteriormente y de inmediato como
objetos independientes que por tal
“empiezan a desviarse de esa primera
impronta”. Y ya transformados en
“objetos” (externos al Ser) de ese amor,
sólo pueden seguir sustentándose como
tales por “correspondencia”. La
“transformación propia del objeto” como
ente transitorio, requiere que los
“inputs” recibidos por el Ser (creador),
en las sucesivas realimentaciones de la
correspondencia, no lleguen a “traspasar
los límites” definidos por la propia
“relación de ese amor”, en cuyo caso se
produciría el rechazo propio del odio.
La Creación, pues, fue inevitable. Una
vez que Dios apareció, la Creación fue
inmediata. Lo mismo acontece respecto a
nosotros y nuestros “actos creativos”.
Ahora bien, ¿cuáles son los límites de esa
“correspondencia”? Dios nos creó por
amor, pero ¿cuánto amor “debes”
desarrollar hacia tu creador en aras de
la justa correspondencia?... En mi
opinión, viene definida por aquel
mandato: “Ama a tu prójimo como a ti
mismo”... Si a “tu prójimo” lo
identificamos con Dios (el prójimo,
SUPEREGO
internamente es distinto de Dios, pero
“desde el exterior” –lo que nos atañe- es
como el propio Dios –Dios “mantiene”,
como si duplicase, nuestra naturaleza,
para darla u ocupar el “hueco” en el
universo de interrelaciones que es el
mundo material), debemos amar a Dios
lo mismo que te amas a ti mismo. ¡Esa es
la relación o equivalencia entre
amores!... Si lo más prístino del amor es
el narcisismo inicial (nuestra identidad),
la identidad en la correspondencia indica
que dada la variabilidad de los objetos
externos (identificados externamente con
Dios) y la imposibilidad de su variación a
nuestro antojo, es preciso que seamos
nosotros internamente los que cambiemos
al unísono, para que así “nuestros
objetos internos” (nuestro Ser) coincida
con los externos: el mundo o Dios. Todo
en clave de amor o apego.
Por consiguiente, nuestro trabajo debe
ser de “modelación” de nosotros mismos,
armonizándonos con el mundo
“sustentado por Dios”. La creación de
Dios, el acto divino, requiere por justicia,
nuestra voluntad de realización de
acciones armónicas con el entorno de
nuestro mundo, nuestro universo.
Nuestro “estar en el mundo” no es
independiente de todo lo demás, es decir,
no podemos erigirnos como creadores
independientes, asumiendo el papel del
propio Dios. Nuestro “estar en el
mundo” tiene que ver indefectiblemente
con nuestra propia creación. ¡La
aparición desde la Nada, no es una
donación gratuita, conlleva el acto libre
de la inmersión en Dios! (Como
componentes del Cuerpo Místico, somos
el mismo Dios, por ello la afirmación
anterior es lo mismo que decir que Dios
libremente elige ser Dios, así por este
acto de voluntad –diferida- Dios elige
crearse – a sí mismo- de la Nada).
62
Alejandro Alvarez Silva.
Prácticamente, la ética que trasluce todo
esto es el acatamiento de la voluntad de
Dios en todas sus manifestaciones (7).
El deseo “unilateral” (el que nace por un
impulso interno, no como “pulsión”
interna del amor a Dios) es, por tanto,
rechazable y no lícita para toda criatura
temporal y limitada como nosotros.
Lograr o alcanzar tal tipo de deseos,
debe ser la consecuencia de la
reiteración y el empeño en el amor de
Dios, para que adopte las características
de un hábito que nos acompañe a lo largo
de nuestra cotidiana existencia.
La afirmación de ser Dios, siempre hay
que referirla al llamado “Cuerpo
Místico” (concepto que gusta usar al
autor, pero que puede asimilarse en
verdad a la “Unidad múltiple”, todo un
misterio que supera nuestra misma
inteligencia y que es patrimonio del Ser
Supremo), así que no es que nos
“identifiquemos” con Dios, sino que
formamos parte de Él –su Cuerpo Místico
-; si queremos mejor, es una
“identificación” referida a la “Unidad
múltiple”.
El enfoque anterior nos da unas
perspectivas muy amplias, ayudándonos
a resolver cuestiones fundamentales que
en muchísimas ocasiones han inducido a
error ( a este autor mismo en obras
anteriores), por ejemplo, en relación a la
separación entre animales y otros seres
“inferiores” y el hombre en lo que
supone el grado de “dignidad suficiente”
para la aparición de la Moral, y el
acceso al mismo Paraíso. Gracias al
citado enfoque quedan obviados los
tabúes tan manidos de la imposibilidad
del alcance celestial de tales seres
inferiores. La realidad es que tanto seres
humanos, como los demás seres
participan de dicho “Cuerpo Místico”.
SUPEREGO
El error de muchas religiones (entre ellas
las hinduistas ) ha sido considerar que
mientras el Ser no se deifique
(identificación con Dios) no puede unirse
a Él, de ahí el Samsara y la cadena de
reencarnaciones (hasta que en una de
ellas –en un tiempo, tal vez prácticamente
infinito- pueda alcanzarse la
Iluminación).
La clave está en los diferentes “lugares”
del “Cuerpo Místico” en que queden
“incluidos” cada uno de dichos seres,
mucho más “relacionados” con el polo
63
Alejandro Alvarez Silva.
de la emoción-sensación que el de la
información-representación. (Todo Ser es
un aglomerado de sensación y
representación).
Habría que recordar, en honor a situar
cada cuestión en su punto justo, que
algunos seres (por ejemplo, las
mascotas), tiene un “encuadre” en el
Cuerpo Místico muy “mediatizado” por
los propios seres humanos con los que
están íntimamente relacionados –es a
través o por intermedio de los mismos
que se “engarzan” con la “divinidad”.
SUPEREGO
APÉNDICES
Apéndice I. Prueba de la existencia de
la voluntad (Schopenhauer) en la
naturaleza.
En el apartado del Capítulo II. “Materia
animada y no”, se explicó la diferencia
entre un mecanismo (especialmente los
construidos por el hombre hasta el
presente) y un ser vivo.
Decíamos que un mecanismo se
caracterizaba por un software existente
en su interior, que reflejaba una
“inteligencia” (la del que “lo
construyó”), mas sin iniciativa. La
“acción” se producía por la
manipulación de un “operador” que
manejaba las “palancas o mandos”
exteriores del mecanismo, y que
representaba en abstracto los “inputs” .
El aparato poseía también unos
dispositivos de salida que producían los
“outputs”, que en conjunto podríamos
denominar “comportamiento”. Así que el
comportamiento era consecuencia de una
“acción” (la producida por el operador
sobre las “palancas” externamente al
propio organismo) y una “inteligencia”,
la del software interno del aparato.
“Acción” e “inteligencia” aparecen,
pues, claramente diferenciados o
separados.
¿Qué sería entonces el “mecanismo”
vivo? Pues su característica es que no
existen palancas o mandos externos al
mismo, sino que dichos mandos están
incorporados o son internos, o sea, el
“operador” que ejerce la acción es
interno al mecanismo, así que “acción” e
“inteligencia” (el software sería cuando
menos el código genético) son ambos
internos, se confunden, en otras
palabras: ¡forman o son una dualidad
como la de onda-corpúsculo de la
64
Alejandro Alvarez Silva.
cuántica! El mecanismo o “cuerpo”
incorpora en su interior el operador, el
sujeto, así que los outputs
(comportamiento) no provienen de un
“operador” externo a dicho mecanismo,
sino que son la “obra” de ese “propio
cuerpo”, del “de suyo”. La síntesis o
dualidad acción-inteligencia es la base
del ser vivo, de la vida.
La acción, obra de un operador, siempre
presupone un sujeto, una voluntad que
está detrás del mismo, siendo
consustancial con él. Es evidente que
todo ser vivo (claramente en el caso del
hombre), es sujeto y posee voluntad que
“está incorporada a un organismo”,
como acabamos de ver.
Ahora bien, si ahora hacemos el
razonamiento contrario al que hemos
realizado antes (a saber, en dirección del
mecanismo al ser vivo), debemos partir
del ser vivo como dualidad “acción
(voluntad)-inteligencia”: ¡Las acciones
aquí están preñadas de esa inteligencia
(dualidad)!... Además es lo que más
conocemos por ser lo cotidiano, al ser
“animales racionales” dotados de
consciencia... Pero, precisamente por
ello, estamos abocados a “confundir”, a
través de una identificación, acción
(voluntaria) con consciencia
(inteligencia) de esa acción. Pero este no
es el caso general (o normal) en la
naturaleza: hay una verdadera escala
que va desde la “completa”
inconsciencia a la consciencia... Si ahora
retrocedemos en el razonamiento, como
anteriormente dijimos: existirán otros
mecanismos (que no incorporen
internamente al sujeto u operador) en los
que la acción –una voluntad- “esté
separada” de la inteligencia (código
genético o software), o sea, existirá una
voluntad (acción) desprovista de
inteligencia (consciencia).
SUPEREGO
Conclusión evidente: La voluntad puede
ser inconsciente (y es el caso general en
la naturaleza).
“Hay una voluntad de la naturaleza que
emana desde el nivel más bajo de la
inconsciencia, de la misma materia...”
Cuando “se ejerce” esa voluntad, desde
cualquier “agrupación material”, esta
última es “sujeto de acción”, hay un
“sentimiento parejo” (al nivel más bajo y
difuso), es un “ser vivo” en ciernes... La
evolución (ese azar y necesidad más el
sentimiento íntimo difuso
conservación), en sus lentas
“retroacciones” sobre el propio Ser, va
montando una “incipiente inteligencia”,
va construyendo una estructura, que en el
fondo es un software, que poco a poco va
“rodeando” la interioridad del Ser, del
sujeto, creándose así los gérmenes de la
dualidad acción-inteligencia que es en
esencia el ser vivo. Todo ser vivo está
inmerso en la evolución, y esta última
crea el paralelismo entre estructura o
complejidad y niveles de consciencia, lo
que llamó Theilard de Chardin la “Ley
complejidad-conciencia”. Mas esta ley
básica de la vida no rige para los
mecanismos creados por el hombre,
donde existe una absoluta separación
entre acción e inteligencia, caso del
Alejandro Alvarez Silva.
ordenador más sofisticado (software
complejo), manejado por un operador
que lo manipula... Lo contrario sucede en
todo ser vivo, que dotado al menos de la
misma complejidad estructural, sí posee
una reconocible consciencia...
Es clara y diáfana, pues, la diferencia
entre los seres vivos y los “mecanismos”
creados por el hombre.
Resumiendo, aclaremos la base de todo el
razonamiento acerca de la voluntad en la
de naturaleza.
La base de la demostración es la
siguiente.
-Si el supuesto teórico 1 (acción –
voluntad- e inteligencia –consciencia)
conduce al supuesto teórico 2
(consciencia, dualidad acción-
inteligencia), la evidencia de que el
supuesto teórico 2 aparece en la
naturaleza (en todos los seres vivos, en
especial el hombre), debe suponer que
también “debe existir” en la naturaleza
el supuesto teórico 1, es decir, una
inteligencia (software, código genético) y
una acción (voluntad) separada. En
particular, hay una voluntad sin
inteligencia, ¡una voluntad inconsciente!
65
SUPEREGO
Apéndice II. La representación.
La representación sería una
“modulación” en la materia. Toda
modulación representa una
“materialización” de una idea. Y esto
equivale a la “implementación” de un
sentimiento que va siempre
“indisolublemente” unido a esa idea. Tal
sentimiento equivale a una especie de
“instinto de conservación” de la idea,
que significaría lo mismo que una
“sensación de sí”... Entonces, la idea es
como si poseyera vida, “intentando”
perdurar (puesto que se siente). Por ello,
la idea entra en esa “lucha” por la
supervivencia contra las otras ideas que
“ocupan un cerebro”. (La idea se ha
transformado en meme). Analizando lo
que se acaba de exponer, ello significa
que la modulación en el cerebro
provocada por una actuación (mental) de
un ser vivo sobre su cerebro, “al
introducir una idea” en el mismo,
realmente ¡ha creado un “sentimiento”!
(Sentimiento independiente, aún sin
verdadero “sujeto”, hasta que esa idea si
se hace autorreflexiva pueda convertirse
en un verdadero sujeto cual el “yo”). Y
ya ese sentimiento-idea se “desliga” de
la voluntad del ser vivo que la introdujo
en su mente, “actuando para sí” (movida
por el autosentimiento)... En resumen, los
seres vivos tenemos la potencia de crear
con nuestra voluntad sentimientos en el
universo, sentimientos que al evolucionar
(si pueden llegar a conseguirlo), llegan a
adueñarse de la idea autorreflexiva de
identidad, alcanzando así el estatuto de
Ser o sujeto (aglomerado sensación-
información o representación).
Corolario. “La voluntad tiene el poder de
influir sobre la materia por medio de
modulaciones en la misma, que son
implementaciones de ideas, y que son
sentimientos que van siendo alumbrados
66
Alejandro Alvarez Silva.
al mundo. Estos sentimientos-ideas
pueden por “autorreflexión”
transformarse en seres (sujetos o yos),
pero la mayoría de tales sentimientos-
ideas sucumben en nuestro universo
espaciotemporal, al no ser posible su
continuidad o su conservación por las
limitaciones materiales de los principios
de incertidumbre cuánticos...”
Así que la mayor parte de los
sentimientos-ideas, igual que nacen,
mueren, pues no llegan a alcanzar la
categoría de Ser: ¡La idea-sentimiento
que logra llegar al estadio de sujeto o
Ser, es capaz por la autorreflexión –
vuelta hacia sí- de “cerrar un círculo”, al
terminar vuelve a empezar, lo que le
hace ser “invariante” en el tiempo (una
invariancia que sólo alcanza la
esencialidad de su Ser más íntimo),
transformándose en eterna!
Las ideas-sentimiento, por consiguiente,
son hijas de la temporalidad, es decir,
“criaturas transcurrentes”, tienen un
principio y también un final. El símil
serían las partículas virtuales del vacío
cuántico, en continuo movimiento,
aparición y desaparición; aunque estas
últimas desde el aspecto puramente
material o del polo de la información, tan
unido al simple azar, reino del caos. Por
el contrario, el polo de la emoción no
proviene del azar, sino del reino del Ser,
del motor de vida del mismísimo Ser
Supremo, que engendra esas fuentes del
sentimiento, que pueden llegar a
convertirse en seres. (Hay que decir que
nosotros mismos y, a su vez, todos los
demás seres, por imitación, somos
también motores de vida y engendradores
de sentimientos). Así que, aún persiste el
que llamamos el más formidable de los
misterios, que consiste en la incógnita de
la procedencia de ese motor inicial del
Ser Supremo, del cual procedió el primer
SUPEREGO
sentimiento, algo sobre lo que nuestra
inteligencia, al menos la nuestra, imagina
que está fuera de su comprensión... La
inmensa progresión hacia el infinito de
tal Criatura, así como la más
“primordial conexión” entre
“sentimiento” e “información”, son
objeto de nuestro ensayo titulado “El
parto de Dios”. Sin embargo persiste la
duda, esa conexión primordial ¿sería
producto de una casualidad o azar,
dentro de una posibilidad no nula de
encuentro?... ¿En el Tao primordial
estaría la respuesta?... ¡Esto,
confesamos, supera nuestra capacidad de
comprensión!
67
Alejandro Alvarez Silva.
Si la “modulación” en la materia es un
“sentimiento” para ella misma, el
“movimiento” –con carácter general-
que es la modulación, sería en verdad –
internamente- un sentimiento.
Einstein nos demostró que materia y
energía –cualidades distintas- son en
realidad lo mismo. De igual forma,
movimiento “centrado” (de esa materia)
y sentimiento –cualidades distintas- son
efectos del mismo agente: ¡El movimiento
es relativo a un observador externo; el
sentimiento es su reflejo en el observador
interno!
SUPEREGO
Apéndice III. La ley de semejanza.
Sería conveniente indagar en la
procedencia de la llamada Ley de
semejanza que rige con carácter general
en el mundo inmaterial de los seres.
Dijimos, al hablar de la representación,
que la voluntad del Ser tiene la
capacidad de implementar las ideas en el
cerebro, haciendo lo que denominábamos
“su transformación en representación”, a
través de una modulación en la materia,
en las neuronas de aquel, lo que viene
unido a la indisoluble “emoción o
sensación” que acompaña el proceso.
También comentamos que, una vez
implementada la idea como
representación, ésta “se independiza”, de
forma que comienza una “lucha por la
supervivencia” (como meme) dentro del
cerebro como ocurre en la vida biológica
con la evolución. Así que hay unos
momentos en que existe como una
“superposición” de dos “entes” o dos
“sensaciones”, que parecen “reposar”
sobre la misma “modulación”, que son
materialmente las neuronas implicadas
en esa sensación; pero, a partir del hecho
mismo de la implementación
(representación), la idea-sentimiento
“tiene vida propia” (como meme), y por
otro lado, el Ser global (el poseedor del
cerebro donde “habitan” las
representaciones) la suya. O sea, hay “un
momento de conexión” entre tales seres
(en el proceso de implementación de la
idea). Es, pues, la emoción (una
modulación en la estructura material –de
las neuronas) la “conexión” entre tales
“entes”. Por consiguiente, puede
hablarse tanto de conexión por
“identidad” de emociones, como por
modulación de “estructuras materiales
semejantes” (que como se dijo en el
Apéndice II equivalen a emociones o
sentimientos)... De aquí procedería la ley
68
Alejandro Alvarez Silva.
de semejanza: cuando aparecen
aleatoriamente en distintos ámbitos
modulaciones o estructuras materiales
semejantes -representaciones- aparece en
esos distintos ámbitos las mismas
emociones, y aquí no importa tanto
tiempo y espacio, lo que cuenta es la
semejanza, y esto podría tener una fuerte
relación con las leyes de sincronicidad y
similitudes... Podríamos decir, entonces,
que si un tipo determinado de estructura,
por ejemplo un órgano aparece, su
consecución origina un sentimiento de
agrado, el mismo que puede aparecer en
instantes precedentes de su línea
evolutiva, cuando se van “consiguiendo”
logros parciales, que son como pequeñas
semejanzas parciales de la estructura
completa del órgano futuro... Todo ello
vendrá reflejado, lógicamente, como una
cierta tendencia o instinto hacia el logro
de tal órgano. (Produciría agrado el
acercamiento a tal conducta). También
,en este sentido, puede hablarse de un
conocimiento o adivinación del futuro, o
de acontecimientos que se producirán en
el futuro... Y en verdad, no hay tal
conocimiento, sino una intuición,
palpación o premonición de ese futuro.
Puede sentirse el futuro pero no
conocerse, es decir, no se transmite
información, simplemente, una emoción
del futuro puede sentirse en el presente,
al igual que ahora mismo podemos sentir
lo que ocurrió antes. ¡La ley de
semejanza es la explicación de tales
aconteceres!
Recapitulando, la clave de todo este
desarrollo teórico es el hecho apuntado
antes de la separación de dos entes
independientes, el Ser vivo (su yo) y la
idea-representación, “conectados” por
una emoción. Si dicha emoción fuera
estrictamente indisoluble con la
modulación del yo del Ser vivo, es decir,
estrictamente paralelas e identificadas, o
SUPEREGO
sea, tuvieran la misma causa o agente,
pero con dos diferentes aspectos, a saber,
emoción y modulación material (cual la
dualidad física onda-corpúsculo),
existiría una ley de identidad, no una ley
de semejanza, que permite la existencia
de diversos “entes” conectados por una
misma emoción (modulación).
Al llegar a este punto se observa la
importancia de la voluntad del yo, en la
formación de una potente personalidad,
por encima de los vaivenes de las
emociones momentáneas, algo afirmado
desde antiguo por muchas religiones. Y
es así, porque si estamos “demasiado
aferrados” a las pasiones o emociones
del momento (presente), nos
identificaremos (nuestro yo), más y más
69
Alejandro Alvarez Silva.
a las representaciones que sabemos es un
reino de lo temporal puramente
evanescente, con lo que nuestro yo se
hará también evanescente, totalmente
superficial... Por el contrario, el Ser, el sí
mismo, alcanzará su máxima plenitud e
individualidad alejándose de la
temporalidad fútil de la emoción
proporcionada por la pura
representación.
Moraleja: ¡No cabalgues sobre el ente de
la pasión-representación, atesora esos
sentimientos adheridos a la raíz de tu Ser
más íntimo, dejando cabalgar las ideas
libremente “a su curso”, siendo sólo
observador o “espectador” de su
aparición, vagabundeo y muerte!
SUPEREGO
Apéndice IV. La existencia antes que la
esencia.
El Ser crea con su voluntad. Crea ideas
(preseres dotados de sensación interna,
al menos de conservación). Esta Idea ya
posee EXISTENCIA, que es el
“sentimiento puro”, que necesita de
información (representación) para
transformarse en un verdadero Ser
(aglomerado sensación-información).
Con su actividad del Ser crea “realidad”,
que es una sucesión de “hechos o
acontecimientos” (concreción de las
posibilidades cuánticas).
Dejemos, ahora, a un lado la importante
cuestión de que el espacio y el tiempo,
que conforman el mundo de la Física, no
sean una objetividad independiente de los
seres, sino por el contrario, creaciones de
la subjetividad, en sus últimas
consecuencias, que tiene la
particularidad de que “concuerdan”
todas ellas en ese nivel, o expresado de
otra forma, la subjetividad (límite)=
objetividad, la impone el “primer” Ser
que produce el “acontecimiento” o
suceso correspondiente (el que primero
“teje” el suceso en la tela del universo).
Espacio y tiempo no existen por sí
mismos (realidad absoluta), puesto que
sin la subjetividad de los seres, y por ello
sin la existencia de dichos seres, no
existiría la realidad objetiva.
El Ser crea “fuera de sí”, por lo que
sería incapaz de “crearse a sí mismo” si
no fuera por la acción reflexiva que hace
que la actividad y los acontecimientos
externos, reviertan hacia sí, es decir,
“creando afuera”, la “reflexión” origina
que cree dentro (del preser); es algo así
como la introducción de la realidad
(sucesión de acontecimientos -historia)
en la “naturaleza” del Ser, o sea, la
aparición de la información en su
70
Alejandro Alvarez Silva.
naturaleza, con lo que ya estaríamos ante
el aglomerado sensación-información
que es la propia definición del Ser. Esa
introducción de información equivale a
una incipiente aparición de la libertad.
La naturaleza del Ser, que sería su
ESENCIA, empieza a desarrollarse.
A aquella existencia inicial del preser
(idea), carente de individualidad, aunque
sí con sentimiento y voluntad, le sigue la
aparición de la libertad, la esencia y el
propio Ser. A su vez se inicia la
autocreación de dicho Ser.
Resumiendo: Hay una precreación, de la
que son “capaces” todos lo seres, de
existencias (ideas) independientes, que
son preseres, sin esencia propia. A
continuación comienza, desde tal semilla,
la verdadera autocreación del Ser,
paralela al incremento de libertad
(aumento de información-
representación), el desarrollo de su
esencia y su “transformación en un Ser
completo”. El mecanismo capaz de esta
transformación es la REFLEXIÓN, que
permite la creación de realidad (sucesos),
en la interioridad del Ser. ¡La esencia del
Ser se va haciendo real! ¡Es como si
“entrase” el preser en el mundo físico,
con esa aparición de su libertad, y con
ello su incipiente individualidad!
Al final de su existencia física, el Ser
también es una “elaborada idea”, igual
que cuando era “preser”, pero
poseyendo ya un extraordinario bagaje,
que es el poso de la asunción de la
actividad de su adquirida libertad, y que
no es ni más ni menos que su propia
naturaleza, su esencia.
El preser se “evanesce” (desvanece),
puesto que no tiene esencia. Sin embargo,
el Ser sí tiene esencia (y por ello
“perdura”), como autocreación de su
SUPEREGO
propia libertad y voluntad. En otras
palabras: el preser tiene una existencia
dada externa (aunque no tenga una
voluntad y un sentimiento “interior”),
por ello dicha existencia puede ser
arrebatada externamente (por ejemplo,
por su desaparición –muerte- en el
mundo físico o material); el Ser tiene una
existencia creada internamente
(autocreada), siendo él solo el “valedor”
de su destino. La esencia del Ser hace
radiar el mundo en su interior: el Ser se
apodera del mundo, invirtiendo los
términos; el mundo no “campea” ya
sobre el Ser.
Así que el Ser, entonces, posee:
existencia, voluntad, libertad y esencia.
Todo ente creado (preser) no puede ser
libre; la autocreación es el origen de la
libertad, la verdadera esencia del Ser.
Como preser y ser son sustancialmente
“ideas”, debe haber diversos niveles
dentro de ese mundo de las ideas.
También podríamos plantearlo en el
sentido de que la idea evolucionada
“Ser”, se ha desarrollado tanto que ha
logrado introducir en sí misma la idea de
inmortalidad o intemporalidad, saltando
desde el ámbito del tiempo al estadio de
su superación, desarrollo que ha sido
posible gracias al grado de libertad
logrado. Lo que nació en el tiempo, se ha
regenerado por “autocreación”,
escapándose de él. La explosión de la
vida (los seres) crea, y se supera a sí
misma por autocreación.
Transformación de las ideas en seres
Idea Reflexión IDEA
Materializada Pura con
IDEA > ---------------- > Esencia y
Sensación Desarrollo sensación
Evolución
71
Alejandro Alvarez Silva.
En el esquema anterior, la Idea
materializada se desarrolla en el
universo, y la Idea pura “fuera del
universo”.
El Ser al actuar (definir un suceso o
acontecimiento) crea la realidad. En el
mismo momento de la acción, se
“identifican” ser e idea creada por
intermedio de una sensación (emoción). A
partir de ese instante de creación se
disocian el Ser de la idea creada, es
decir, creador (Ser) de lo creado (idea).
La idea ya “materializada” posee su
“sensación interna”, y sigue su camino
en el campo de lo material (el cerebro del
ser vivo) ya como suceso o
acontecimiento del universo
espaciotemporal ( se disipa).
¿Pero qué ocurre en la reflexión? La
reflexión es otro tipo de actuación del Ser
que consiste en una implementación del
hecho o acontecimiento (realidad) en el
interior del propio Ser. Obviamente,
también hay una identificación entre
creador (Ser) y creado (idea
transformada en representación en el
interior del Ser), pero se da la salvedad
de que el interior del Ser no es
espaciotemporal (no es universo físico o
material), así que no tiene lugar la
disociación anterior entre el Ser
(subjetivo) y la idea-representación (ya
no material, sino subjetiva), al quedar
ambos en el mismo “mundo”. Es como si
la idea-representación quedase atrapada
en el interior del Ser. Atrapado queda
entonces, también, el sentimiento o
sensación inherente a esa idea o
representación.
Resultado: Se produce una
“reestructuración” del mismo Ser: un
cambio en su naturaleza o esencia, que
viene dada por esa “acreción” de
SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

representaciones y sus inseparables material.

sensaciones.
El Ser ya tiene historia, que queda
¡La realidad (los sucesos o delimitada o acotada entre dos
acontecimientos, es decir, la historia) ha acontecimientos: el de su nacimiento y el
quedado incrustada en la esencia del Ser! de su muerte, conectados entre sí por un
Y como caso particular, la idea- hilo interno, una historia o vida a la que
representación de eternidad catapulta a da unidad (unicidad) la propia
éste a la superación del universo naturaleza o esencia del Ser.

72
SUPEREGO
Apéndice V. El Tao: Los seres y Dios.
El Ser crea la realidad, que es un
conjunto de sucesos o acontecimientos
(“puntos” de realidad). Estos puntos de
realidad, pues, son creados por la
“actividad de los seres”, el lenguaje
común de sus subjetividades. Pero
también los seres crean ideas que son
una sofisticación de la realidad cuando
se “materializan” (por ejemplo, en un
cerebro); otra forma de expresarlo es que
la “realidad” se constituye en “ideas”
que, entonces, se dotan de “sensación
interna” (la misma que en el instante de
su creación “siente” el Ser que las crea).
Las ideas “materializadas” son pura
materia “estructurada” alrededor de una
idea... Así que sin seres no habría sucesos
o acontecimientos, que son producto de
su actividad. En realidad, la situación es
la inversa que propone la Ciencia.
El reino de las ideas que representan los
seres (un tanto especiales por efecto de la
reflexión), es quien “produce” la
materia, no al revés: ¡la materia no
produce o crea los seres!... Es la
posterior retroalimentación de las ideas
creadoras, al “absorber” los
acontecimientos de la realidad por la
reflexión, la que las transforma en seres.
Previamente existen las ideas
“materializadas” en los cerebros (o
similares) que son un aglomerado de
sensación y materia. La sensación es lo
que “percibe” la idea “internamente”,
subjetivamente; la materia que la
“rodea”, es lo que “perciben” los otros
seres, lo que llamamos la objetividad. (Y
es esto último el único objeto de la
Ciencia).
73
Alejandro Alvarez Silva.
Los sucesos o acontecimientos hay que
entenderlos exclusivamente como apunta
la Física Cuántica. Una vez se produce
un acontecimiento (siempre sujeto a la
posibilidad de una “observación”), éste
es ya “lenguaje común” para todos los
seres, al que llaman objetividad o
realidad. Sin embargo, repetimos, no deja
de ser una subjetividad de cada Ser,
aunque común ya a todos ellos. En la
reflexión, el Ser “adhiere” a su
naturaleza esa realidad, que ya “entra”
(en su interioridad) con caracteres
totalmente subjetivos, si entendemos así
el que el interior del Ser ya no es “reino
del espaciotiempo”(algo extraño y
externo al Ser profundo).
Por consiguiente, los seres crean el
universo de la Física, a la vez que con su
creación siembran el germen de nuevos
seres (las ideas), que evolucionarán (su
naturaleza) ya de forma autónoma,
apoyándose en la retroalimentación
reflexiva, hasta su transformación en
seres.
El mismo Dios se “constituyó” de la
misma forma, a partir de la más original
que ni siquiera podemos llegar a
comprender, sólo intuir: el Tao. (El
universo de la filosofía china es quien
más se acerca a su comprensión).
El Ser no contiene otra “energía” que la
que posee o representa la materia física
(única medible u observable) de la que
está constituido “su cuerpo”. El “hálito”
que lo mantiene “vivo” no es ningún
campo de una energía “desconocida”, es
el inmaterial sentimiento interno sólo
“percibible” desde su interior.
SUPEREGO
Apéndice VI. El psiquismo humano en
Dilthey. (Del trabajo “La idea de
estructura psíquica en Dilthey”, de
Ernesto Mayz).
“Todo estudio acerca de la “estructura
psíquica” tiene que partir desde el punto
inicial que representa la Vivencia.”
En palabras de Dilthey: “La vivencia es
un modo característico distinto, en el que
la realidad está ahí para mí. La vivencia
no se me enfrenta como algo percibido o
representado; no nos es dada, sino que la
realidad “vivencia” está ahí para
nosotros porque nos percatamos por
dentro de ella, porque la tengo de modo
inmediato como perteneciente a mí en
algún sentido”.
Y continúa: “Denomino estructura la
relación entre las partes componentes
(objeto y sujeto) dentro de una vivencia”.
También: “Entre el acto y el contenido
existe una relación que se funda en la
actitud”.
“...esa estructura psíquica, o relación en
la que se encuentran las partes
constitutivas de la vivencia, se traba
entre sí a través de lo que Dilthey llama
determinaciones de presencia y de
realidad cualitativamente determinada.
La determinación de la presencia se
refiere ante todo al curso temporal de la
vivencia en el sujeto. “La vida –dice
Dilthey- es el curso que se halla trabado
en un todo en una conexión estructural,
curso que comienza en el tiempo y
termina en él y que para el espectador se
presenta, por la identidad del cuerpo
visible en que tiene lugar, como algo
idéntico, cerrado, que comienza y
termina, pero que diferencia de la
aparición, crecimiento, decadencia y fin
de un cuerpo orgánico por la notable
74
Alejandro Alvarez Silva.
circunstancia de que cada una de sus
partes se halla trabada con las otras en
una conciencia gracias a una
consciencia, caracterizada de algún
modo, de continuidad, conexión de
identidad de lo que así transcurre”.
“El Presente vivencial, dicho con frase de
Dilthey, es “llenazón con realidad”. La
Presencia en cambio, es aquello que “en
esta conexión estructural del curso
persiste, aunque transcurrió ya, con
fuerza en el presente”.
“La realidad vivencial es toda la realidad
que a mí llega como tal realidad trabada
en una conexión estructural; es, según
sus propias palabras, “una realidad, que
se presenta a mí como tal de modo
inmediato; de la que nos percatamos
interiormente sin recorte alguno”.
“La conexión que se alcanza en la
Vivencia es, pues, la primera
determinación de la estructura psíquica.”
“Cada estado psíquico –dice Dilthey-
aparece en mí en determinado momento y
desaparece también en un momento dado.
Tiene un curso, comienzo, medio y final.
Es un proceso”. Este proceso, sin
embargo, tiene una como base
permanente sobre la cual se desenvuelve;
es la correlación entre Mundo y Yo,
expresamente designada en los conceptos
característicos de Mismidad –Selbigkeit-
y Conciencia del Mundo.”
“...toda representación es, en la psique
real, proceso, y que por ser tal está
sometida a cambios internos al
encontrarse dentro de la estructura
psíquica conectada a un haz de estados
afectivos y elementos volitivos, no
obstante, para su estudio abstrae estos
cambios internos para fijar en
contraposición los procesos elementales
SUPEREGO
que se producen en las representaciones
singulares en la psique.”
“Las percepciones y representaciones –o
bien sus partes integrantes- que sean
iguales entre sí (parecidas) se
conjugarán con independencia del lugar
que ocuparan en la conexión psíquica, y
constituirán un contenido que “va unido
con la conciencia de los diversos actos e
incluye diversidades entre los contenidos
en la medida que aquellos no son
descuidados.”
“Las Percepciones y representaciones
que se hallaren reunidas en la unidad de
un proceso consciente “pueden
producirse mutuamente bajo las
condiciones dadas de interés y atención.”
(Relaciones en los procesos afectivos)
“ 1) Relación fundamental que se expresa
en la “fusión” y “transferencia” de los
sentimientos; 2) Relación del “modo y
grado en que lo pasado mueve el alma; y
3) La relación que se expresa en la
transformación constante de nuestros
estados afectivos en símbolos
representativos y movimientos de
expresión.”
“Aunque las funciones de la conexión
psíquica desembocan en los procesos
formativos de la estructura psíquica, la
“estructura” –como tal- no puede ser
estudiada practicando en la conciencia
un corte estático, separando ora aquí
representaciones, ora sentimientos o
voliciones, sino que su comportamiento y
desarrollo se tiene que observar en las
series dinámicas de su funcionamiento en
el desenvolvimiento estructural de
aquellos elementos singulares trabados
de antemano en series típicas de
conexiones psíquicas.”
75
Alejandro Alvarez Silva.
“Para emplear una terminología
moderna pudiéramos decir, aclarando en
cierta forma las palabras de Dilthey, que
la Estructura es lo mentado y la Volición
lo intuido.”
“El hecho mismo de que toda la
existencia animal se halla dominada por
la relación entre excitación y movimiento,
hace pensar que “la impresión y la
reacción y el mecanismo reflejo se hallan
trabados adecuadamente.”
“Es esta conexión afectiva e impulsiva –
los sentimientos- la que brinda el lazo de
unión a las series de la Representación y
la Volición trabadas en “estructura”.
“La esfera afectiva, por la misma
naturaleza de sus componentes, posee
una extremada complicación en su trama
estructural.”
“... los estados afectivos están
constituidos por una multitud de
sentimientos elementales en traba
organizada y unitaria, ordenados según
una doble modalidad diferencial: a) por
sus diferencias de grado, que las ordena
en dirección gradual desde “el punto
cero” –la indiferencia- en una dirección
hasta el agrado, el gusto y la
complacencia, y en otra hasta el
desagrado, el disgusto y la displicencia; y
b) por sus diferencias cualitativas cuyo
origen es de muy difícil precisión, pues
no se puede asegurar que estas
diferencias cualitativas “proceden
exclusivamente del contenido
representativo y de la voluntad o si, con
independencia de esto, se dan en las
funciones de la vida afectiva tales
diferencias además de las de agrado y
desagrado.”
“No obstante estas dificultades, se puede
–partiendo de las diferencias cualitativas
SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

que “se nos dan” en la experiencia surgen “de la trabazón mental de nuestra
interna, y ayudados en cierta forma por representaciones y es provocado por las
una hipótesis- ordenar los sentimientos meras formas de los procesos
en círculos concéntricos de radio cada representativos y mentales, prescindiendo
vez mayor –en relación a la de la relación que guarde su contenido
Representación y a la Volición- según los con nuestro ser”.
nexos afectivos, que existen entre ellos.”
“Un quinto círculo afectivo sería aquel
“Así como las cualidades sensibles donde los sentimientos proceden “de
pueden ordenarse en relación a los cada uno de los impulsos materiales
estímulos que las provocan, así también, (nutrición, procreación, etc.) que
los sentimientos pueden ordenarse en atraviesan toda la vida y de cuyo
círculos, según los procesos psíquicos contenido total nos percatamos en los
que a manera de antecedentes actúan en sentimientos.”
su producción.”
“Al producir estos impulsos sus efectos
“El primer círculo afectivo lo constituyen sobre la Voluntad y al provocar pasiones,
los que Dilthey designa como se produce, automáticamente, lo que
“sentimientos elementales”, que a su vez pudiera llamarse un sexto círculo de
pueden decirse compuestos por el sentimientos, que es aquel que surge “al
sentimiento común o general, y por los percatarnos íntimamente de las
sentimientos sensibles. La característica propiedades generales de los
determinativa de este círculo afectivo movimientos de la voluntad y
radica en el hecho de que el proceso experimentar su valor.”
fisiológico provoca “agrado” o
“desagrado”. (Dilthey) “El modo como se enlazan los
sentimientos elementales es diferente del
“El segundo círculo afectivo está enlace de sensaciones o representaciones.
constituido, también, por sentimientos Nuestros sentimientos se funden en la
elementales que según propias palabras indiscriminabilidad del sentimiento
de Dilthey “surgen de los contenidos común, del sentimiento vital, donde no
sensibles bajo la condición de un interés son separados de las representaciones.”
concentrado.”
“Es, en resumen, lo que pudiera llamarse
“Un tercer círculo de sentimiento principio de asociación, que rige en la
proviene de las percepciones. Son evocación de los estados afectivos.”
aquellos provocados por las relaciones
entre los contenidos sensoriales. Así, por “... el individuo se afana o tiende a
ejemplo, de la percepción espacial se conservar los sentimientos de agrado, y a
desprende el sentido de complacencia que echar fuera de sí, para tratar de llegar a
produce lo simétrico en nosotros; de la un equilibrio, los sentimientos
percepción del tiempo, o mejor de su desagradables.”
sentido, se derivarán los sentimientos que
provoca el ritmo;” “Lo primero que encontramos en la
realidad de la estructura física es su
“El cuarto círculo afectivo encierra una Unidad.”
gran diversidad de sentimientos que

76
SUPEREGO
“la estructura psíquica no “crece” por
agregación de partes atomizadas, de
elementos, sumados a medida que se
opera en ella el desenvolvimiento y
Desarrollo, sino que crece por el
carácter abarcador que posee esta
Unidad característica de ella. La Unidad,
según propias palabras de Dilthey, es
“abarcadora”.
“Un segundo carácter de la estructura
psíquica radica en el hecho de hallarse
ésta “condicionada por la situación de la
unidad de vida dentro de un medio”.
“Un tercer carácter que se descubre en la
estructura psíquica es el enlace existente
entre sus diversos miembros. Este hecho
da origen a un funcionamiento especial
de su realidad, pues, los miembros de su
estructura, no se derivan –al modo de los
efectos de las causas- unos de otros, sino
que la conexión en la cual ellos se
encuentran trabados tiene una función
sui géneris.”
“la conexión estructural tiene todas las
características de un “nexo final”.
“esta conexión es adecuada a fin.”
“Esta adecuación a fin, se puede
designar como subjetiva e Inmanente,
aunque también –mediante el empleo de
cierta hipótesis- se le designa algunas
veces como Objetiva e Inmanente. Es
“subjetiva” por cuanto se llega a vivir
interiormente; se da, pues, en la
experiencia interna. Y es “Inmanente”
porque no está fundada sobre ninguna
idea de fin fuera de ella, según expresas
palabras de Dilthey.”
“La clave del dinamismo que se
encuentra en la Estructura psíquica, la
fuerza que la empuja constantemente y
que le comunica el carácter teleológico
77
Alejandro Alvarez Silva.
que se ha puesto anteriormente de
relieve, es el haz de impulsos y
sentimientos que constituyen su centro
gravitatorio;”
“Surge en esta forma la conexión
adquirida de la vida psíquica, especie de
retículo organizado de experiencias
vividas, que gracias a su casi absoluto
dominio sobre todo proceso singular de
la conciencia, es el centro unitario del
Desarrollo de la vida psíquica. De esta
manera va constituyéndose lo “unitario,
constante y determinado con arreglo a fin
que compone el Concepto de
Desarrollo.”
“La vida se mide por aquellos de sus
valores que adecuadamente iluminan la
plenitud de los sentimientos “desde
dentro”. El valor vital es la íntima
experiencia de plenitud que el sentimiento
nos revela en el recuerdo o en la acción
presente. Podemos saber que la
estructura psíquica es “adecuada”
precisamente porque tal carácter puede
descubrir –mediatamente- un
acrecentamiento continuo de tales
valores vitales. Estos valores vitales
radican en la realidad psíquica en cuanto
ésta cobra una expresión en el
sentimiento.”
“Toda la realidad de la Vida –afirma
Dilthey- es medida según su valor en el
sentimiento”, de aquí que siempre
sintamos nuestra existencia en plenitud
dichosa cuando llegamos a “vivir lo que
llevamos dentro”.
“Junto a las síntesis creadoras de la
ciencia –dice Dilthey, con hermosas y
exactas palabras- surge la plasmación
artística de símbolos para animar la vida
interna o la fijación unilateral de una
dirección apasionada de la Voluntad, con
SUPEREGO
la que se presenta en el desarrollo de la
tragedia de la vida.”
“Por tal motivo Dilthey dice que “todo
desarrollo psíquico consiste en una
conexión de cambios en la serie del
tiempo, condicionada por dentro.”
“El teleologismo (propiedad fundamental
78
Alejandro Alvarez Silva.
del Desarrollo) consiste en que la Vida,
base suprema del Desarrollo psíquico,
tiene una tal naturaleza que tiende a
llenar cada momento con la plenitud de
su Valor. El Desarrollo, arrancando de la
Vida, tiene una característica: es
teleológico; esto quiere decir que apunta
hacia ella misma. El teleologismo, pues,
es inmanente.”
SUPEREGO
REFERENCIAS
Internet
(1) “Individualismo” (El mito de la
persona)
(http://www.monografias.com/trabaj
os/indix/indix2.shtml)
“En el encuentro con el otro, con el tú,
cada uno está también en disposición de
comprender el significado genuino del
yo.”
“La idea de persona va ligada en primer
lugar a la unicidad de todo ser humano”.
“La interioridad fundamenta la unicidad
del hombre, que no sea “un ejemplar
multicopiado” de una especie
determinada, sino que cada uno tenga
una manera rigurosamente singular de
ser persona.”
(2) “Biografía de Johann Gottieb
Fichte” (Filosofía i pensamiento de
Claudio Fioritto y Ramón Alcoberro
Pericay)
(http://etpclot.jesufescat.edu/-
37272647/fichte!.htm)
“La actividad del Yo concierne no sólo al
PENSAMIENTO, sino también a la
REALIDAD.”
“Es el Yo quien pone o crea el sujeto y el
objeto en virtud de su actividad creadora
que es la INTUICIÓN INTELECTUAL.”
“La conciencia es el fundamento del
Ser.”
“El ser del Yo es el fruto de su acción, el
resultado de su libertad.”
“De la relación Yo-mundo nace el
conocimiento (representación).”
79
Alejandro Alvarez Silva.
(Finito e infinito)
“El Yo es infinito y finito al mismo tiempo
en el hombre: lo finito se identifica con lo
infinito. ¿Pero, se agota lo infinito en lo
finito? ¿La divinidad se agota en el
hombre? El segundo Fichte dice que no.
El saber humano no es un Absoluto que
reposa en sí mismo, sino sólo su imagen,
la exteriorización: es el ser de Dios fuera
de Dios. La metafísica fichteana culmina
en el misticismo de Dios, límite superior
del saber, que destruye todo saber en la
luz divina. El pensamiento muestra la
“existencia de Dios”, su revelación, pero
el Ser está más allá. En el principio era el
Logos. Partiendo del reconocimiento de
lo infinito como principio de deducción
de la naturaleza finita, Fichte llega a
reconocer el principio infinito más allá
del Yo. ¿Hay ruptura o continuidad entre
Yo y Dios? ¿Fractura o profundización?
(Eso último dicen los intérpretes más
modernos).”
(3) “Popper y el problema cuerpo-
mente” (Pascual F.Martínez Freire)
(http://webdeptos.uma.es/filosofia/fre
iretx12.htm)
“Popper es un dualista al distinguir de
modo fuerte entre procesos mentales
conscientes corrientes y procesos
corporales, pero es un trialista cuando
explica la autoconciencia, ya que
entonces hará entrar en juego su teoría
de los tres mundos al completo.”
“Pone de relieve (Popper) que el
problema cuerpo-mente está relacionado
con las ideas de conocimiento subjetivo y
objetivo, con la teoría de los “tres
mundos” y con la evolución, emergencia
y funciones del lenguaje, que constituyen
puntos de vista básicos en la filosofía
poperiana.”
SUPEREGO
“Para Popper: “el problema mente-
cuerpo se divide en, al menos, dos
problemas bastante distintos: el problema
de la muy estrecha relación entre estados
fisiológicos y ciertos estados de
consciencia, y el problema muy diferente
de la emergencia del yo y su relación con
el cuerpo.”
(4) “¿Qué es Real? Lo subjetivo y lo
objetivo” (Manuel de la Herrán
Gascón. IIEH.com)
(http://www.iieh.com/doc/doc200206
08005l.html)
“El criterio popular presupone la
existencia del hecho objetivo y sólido
como generador de la dudosa experiencia
subjetiva, cuando el proceso es el inverso
y las cualidades las opuestas. La
experiencia subjetiva (veo un árbol) nos
provoca la creación de una hipótesis (ahí
hay un árbol). La experiencia subjetiva es
real, no hay duda de ella. En cambio la
hipótesis objetiva es fruto de una
combinación de imaginación y 20 Heidegger.html)
percepción, susceptible de error, y
siempre sujeta a revisión. La existencia
de la percepción es una certeza. La
existencia del hecho percibido es una
hipótesis.”
“Como caso particular de lo anterior, la
existencia del yo es un hecho subjetivo
cierto, del que no hay duda.”
(5) “El hombre ante sí mismo” (Los
cuatro factores del comportamiento
y el autoconocimiento. Primera
parte. En torno a la definición del
sentir) (V.J.Wukmir)
(http://www.biopsychology.org/wuk
mir/hasm/hasm()2.htm)
“Es interesante y característico el hecho
de que un fenómeno central de la vida
interior del hombre, la emoción, no haya
80
Alejandro Alvarez Silva.
sido debidamente definido en la
endoantropología moderna.”
(6) “¿Quién soy? Una cuestión de
identidad” (Nadia Nuñez Aceves)
(http://www.unam.mx/rompan/43/rt4
3a.html)
“Uno se reconoce a sí mismo sólo
cuando se reconoce en el otro y se
diferencia de él.”
“¿Quién soy? Warren (1948) la define (la
identidad) como la característica de un
organismo de tal índole, que persiste sin
cambio esencial y define la identidad
personal como la existencia continua de
un individuo determinado a pesar de los
cambios en sus funciones y estructura.
Hay un sentido subjetivo de que continúa
la misma existencia.”
(7) “Hölderlin y Heidegger, o la
religión verdadera” (Breno Onetto)
(http://www.bvdrais.net/Hölderlin %
“El Dios en la naturaleza, tal es el mito,
y en pensarlo consiste entonces la
mitología de la razón.”
“, toda religión vendría a ser
esencialmente poética.”
“Hölderlin buscaba instaurar la poesía
como una nueva religión, el evangelio del
bienestar humano libre y armonioso en el
mundo;”
“Heidegger encontraba en aquella
religión de retorno a la naturaleza, la
religión venidera, la vuelta al ser inicial
de la Grecia antigua,”
(8) “El Hombre Interior” (María
Toscano/ Germán Ancochea)
SUPEREGO
(http://www.terra.es/personal/javiero
n/com-hombreinterior-htm)
“Cuando hablamos de mística, estamos
hablando de la necesidad que tiene todo
hombre de sentir, de alguna forma, la
vivencia de lo envolvente.”
“El camino es a la vez viaje y fin.”
“Por eso, una primera actitud que uno
descubre en los grandes místicos, es su
actitud de presisposición al encuentro.”
(9) “El neomisticismo” (Krishnamurti)
(http://usuarios.lycos.es/disidentes/V
I.html)
“En general, un principio de la sabiduría
tradicional sostiene que para conocer la
esencia de una cosa es necesario que se
llegue a ser esa misma cosa. “Sólo se
conoce aquello con lo cual es posible
identificarse”, superando la ley de la
dualidad que gobierna la experiencia
común.”
(10) “Taoísmo y Terapia Gestalt”
(Charles Gagarin/ María de
Montserrat Vicencio)
(http://www.eradiomx.com/estudiant
es/seleto. Asp”/ldl=4)
“El Taoísmo, con raíces que van desde
los inicios de la cultura china, está
basado en el Tao, la primera causa y la
esencia fundamental de todo. El Tao es
invisible aún a pesar de que está
manifiesto en el mundo; sin forma,
permea todas las formas. Es como un
gran río cósmico que fluye a través del
yin y el yang, del positivo y el negativo,
del femenino y el masculino. Es la madre
de todas las cosas.”
(11) “El enigma de la mente animal”
(Hector Vargas Pérez/ José Luis
81
Alejandro Alvarez Silva.
Díaz –Revista Elementos)
(http://www.elementos.buap.mx/num
36/htm/enigmame.html)
“... hasta el momento no se puede afirmar
si el animal está consciente de lo que
hace (Díaz,1994).”
“Sin embargo, el filósofo Quine (1960)
concluye que aunque las barreras para
entender a otras especies son
insuperables, en principio no son más
grandes que las barreras para entender a
nuestros amigos o vecinos.”
“Sabemos con bastante certeza que los
animales tienen percepciones, expresan
emociones, resuelven problemas y tienen
memoria; lo que no sabemos es si estas
capacidades se acompañan o se procesan
de alguna manera similar a la
consciencia humana, es decir si tienen
una experiencia cualitativa de ellas.”
“Una de sus principales proposiciones
(de Descartes) es que la introspección
personal revela una riqueza de artículos
mentales –pensamientos, sensaciones,
sueños, deseos, o conceptos- que para ser
manipulados y apreciados necesitan una
mente activa o un ego inmaterial.”
(12) “Caminos hacia la Realidad”
(Mauro Bergonzi)
(http://www.concienciasinfronteras.c
om/PAGINAS/CONCIENCIA/camino
.html)
(13) “Fabricando la luz. Creatividad e
iluminación” (Julio César Penagos
Corzo –REDcientífica)
(http://www.redcientifica.com/doc/do
c200401240108.html)
(14)”Origen monogenista y unidad del
género humano” (Natalia López
Moratalla)
SUPEREGO Alejandro Alvarez Silva.

(http://www.arvo.net(includes/documento Obras y ensayos

.php?ldlDoC=3313)
(19) “La Psicología Profunda desde su
(15) “Teoría de la Memética” origen a nuestros días” (Alfred Farau y
(F.J.Chacón) (http://www.arrakis.es/- Herbert Schaffer)
yosoy/memepsi.htm)
(20) “La Psicología de las
(16) “Fundamentos básicos de la Profundidades” (Raymond de
reimpronta” (René Galván) Becker)
(http://www.apsique.virtuabyte.cl/tiki-
index.php) (21) “El cierre del círculo” (Alejandro
Álvarez Silva)
(17) “La ontología tardia de Platón
como enmienda a la Teoría de las (22) “El ser y la vida” (Alejandro
Ideas y como explicación de Álvarez Silva) (REDcientifica.com)
cualquier mundo” (Jorge Francisco
Aguirre Sala) (23) “Nada y Dios. Apuntes para una
(http://www.Idiogenes.buap.mx/revist teología” (Alejandro Álvarez Silva)
as/artano5/a3la5al.html) (REDcientifica.com)

(18) “La teoría del Psicoanálisis: (24) “Ciencia, Filosofía, Religión. Una
vicisitudes de su evolución. visión armónica” (Alejandro Álvarez
(http://www.aperturas.org/14rangell. Silva)
html)
(25) “Melodía en las estrellas”
(Alejandro Álvarez Silva)

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