M
ETÁSTASIS
DE
LA
H
ISTERIA
.L
A
PULSIÓN
DEL
ROCK
SUBTE
PERUANO
Por
César Delgado - Guembes1.El «bis» (no Elvis) y el rock 2.Los rasgos subterráneos del rock: agresión y oscuridad 3.Las etiquetas de tu sucio conformismo4.No queremos que nos gobiernen5.Somos las «barras malditas»6.Kuida tus espaldas, juramos tu final 7.Sin perder las raíces8.A manera de conclusión. Que me traigan a Milagros
1.El «bis» (no Elvis) y el rock
Los retornos y repeticiones, los bises, en política revelan lasescasas ganancias que dejan los desgastes en las luchas en laeconomía de afirmación del deseo. Cuando de bises se habla en elPerú no pasan desapercibidos los regresos de quienes en unpasado muy próximo fueron poco menos que abominados por laconciencia y la opinión pública. Los bises en la política peruanatienen un correlato, que es la coexistencia de la sorpresa, de laprotesta y de la rabia producidas por la frustración de no haberconseguido procesar ni superar razonablemente los mismos erroresque llevan o conducen a los dolorosos bises en nuestra historiapolítica.La experiencia de las llamadas transiciones democráticas son unsigno que distingue las paradojas que traen consigo las visiones yapuestas por un mundo político ideal o razonablemente óptimo, alas que suceden la repetición de los vicios de los que se abominó. Toda transición trae consigo luces y esperanzas, porque se creeque lo malo quedó atrás para siempre y que se empieza conentusiasmo un modo inédito y superior antes no alcanzado. Lavictoria sobre el mal constituye la heroicidad de los protagonistasdel nuevo
momentum
. Se reedita un pacto y un compromiso de fey la lucha ganada alimenta las esperanzas de restauración del dolory del trauma. Reaparece la energía con la que debe restaurarse elsello roto que una vez unió fe y razón, unidad y diversidad, libertady autoridad (
).
1
La cura de los estados de miseria anímica, siguiendo a Freud, debe seguir la dinámica y el proceso del recuerdo, la repetición y la reelaboración. En el Perú pareciera no haber suficientecapacidad de memorizar y recordar lo que causó daño. Estamos ante un enorme déficit derepresentación de los síntomas de nuestra época, que antes son síntomas de cada uno de nosotros.2
Y no obstante las transiciones y sus luces no dejamos de regresarreiteradamente, y sin mayor voluntad reflexiva, a las mismasprácticas y hábitos que nos llevaron al fracaso del que creímoshaber salido (
). La repetición de lo abyecto. Somos subyugados porun algo siniestro que nos encanta y nos atrae de modo ineluctable.Quedamos fascinados y suspendidos por el encanto del mal.Deslumbrados por lo ominoso. Eso
unheimlich
, eso familiar yacostumbradamente temido que asusta por su aparición inusual eirruptiva, abrupta, inesperada o, mejor, cuando esperábamos eldecurrir apacible y regular de lo cotidiano, sin sorpresas. Yrepetimos precisamente lo dañino de lo que causa daño. Lodoloroso del dolor. En la tradición clásica se diría que el diablo ocualquier energía oculta y maléfica posee nuestro ser y nos lleva acometer los mismos males de los que abjuramos. Nos poseen elencanto y los hechizos de lo maligno. Vivimos en esa repúblicaembrujada, vampiresca,
al margen del orden natural de las cosas
(
).Y esta situación de ambivalencia mella la energía con la que
Síntomas que, en principio, no llegan a ser concebidos como tales y, por lo tanto, nos impiden dar conel fenómeno que causa un estado de miseria interior el mismo que, a la vez que reprobamos, noalcanzamos a verlo en nosotros y, además, pretendemos adjudicárselo a otros, como si fuera posibleenajenarnos de la etiología.Como se verá en las reflexiones sobre la pulsión del rock subterráneo peruano, existe un reclamo paraque no se repitan errores, en primer lugar, y en segundo lugar una protesta franca, genuina y auténtica porque en vista de que no hay sino repeticiones se postula el descreimiento desde una postura histérica(esto es, la postura de quien quiere saber qué pasa y pregunta quién sabe qué pasa, para encontrar su propio puesto y posición en la cadena significante del universo simbólico). Como el cambio noaparece la alternativa postulada por el rock subterráneo es la falta de soporte del orden simbólico, dela cultura hegemónica. Como se ve, en tanto no se actúe frontalmente en el plano del recuerdo y de lamemoria, no será posible acción ninguna en los ámbitos de la repetición (es decir, de la actuación dela herida que causa el malestar en el fuero interno) ni de la reelaboración (es decir, el procesamientode las heridas y recuerdos en vista de una comprensión o interpretación que facilite el cambio).
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Dos incidentes significativos serían el reposicionamiento del ex presidente Alan García en elentorno electoral peruano del año 2001, que le dio un segundo lugar en las elecciones presidenciales yun lugar privilegiado como uno de los principales líderes de la oposición durante el período 2001-2006, y el asombroso repunte del ex presidente Alberto Fujimori en los niveles de aprobación públicaque recogió la encuestadora CPI a fines de Julio del 2004, delante de otros líderes como Alan García,Lourdes Flores y Valentín Paniagua.
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