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Alejándose del silencio

Autor: Thomas Turino (1993)


Parte uno: Música en Conima
Instrumentos, la estética, la práctica y la ejecución
Traducción de las página 39, 40, 41

Una mañana, varias semanas antes de la fiesta de Pascua, Filiberto salió de su


despensa con un saco viejo de harina, lleno de delicadas cañas agrupadas
cuidadosamente por tamaño y amarradas con una cuerda. Era relativamente tarde, las
ocho, y su esposa ya se había ido a trabajar en los campos. Filiberto parecía
particularmente contento por no trabajar en el campo ese día, me contó que a él no le
gusto mucho ese trabajo. Bajo el sol en su patio se movió lentamente como un hombre en
día de fiesta, rodó un tronco de árbol grande, puso la bolsa con cañas a su costado, sus
palos de medida, una bolsa conteniendo coca al otro lado y se sentó, extendiendo una
tela gruesa puso las herramientas en su regazo.

A Filiberto le gusta hacer todo tipo de cosas, desde casas hasta recogedores de
basura, y es bueno. Una vez, cuando regresé a Conima, después de haber estado en Lima,
me sorprendió con una habitación de adobe que me había construido junto a la de él.
Avergonzado por mi gratitud, me contó que no había sido mucho problema, y me dijo:
“me gusta construir casa”. Filiberto también hace trabajos de construcción para la gente
del lugar a cambio de un sueldo. Dada su destreza, él es también un participante valorado
en proyectos para trabajos comunales y en Ayni (labor recíproca). Sobre todo él es
conocido dentro y fuera del distrito por su habilidad para “cortar caña” - para hacer
instrumentos musicales, una habilidad especializada en Conima.

A Filiberto le puede tomar dos o más días cortar un conjunto de flautas de pan,
afinadas para veinticuatro personas. Trabajando lenta y deliberadamente para no gastar
el precioso material, coloca un palo cortado para medir en cada tubo, y después pule los
filos con una piedra. Una vez que todos los tubos están cortados, él empieza a ensamblar
los diferentes instrumentos, comprobando constantemente la entonación de las flautas de

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pan recién construidas en comparación a otras ya terminadas. El sube el sonido de los
tubos que suenan bemolizados puliendo el lado donde se sopla. Aquellos que suenan con
el tono en sostenido, deben ser reemplazados.

Los constructores de instrumentos en Conima cortan sólo las tropas (grupos


afinados) de flautas de pan (siku) y flautas que se soplan de lado (pitus). Los otros dos
principales instrumentos usados en el distrito, pinkillus y tarkas (flautas de conducto), son
comprados a los artesanos a las afuera del distrito- generalmente en mercados del lado
boliviano o en el pueblo de Huancané. No puedo decir porque los Conimeños no
construyen las flautas de conducto, excepto especular que necesitarían más herramientas
y otro tipo de conocimiento.

Usualmente, solo un hombre dentro de cada una de las diferentes comunidades de


Conima hereda los palos de medida y la sabiduría para hacer los pitus y los sikus. La
correcta afinación y la expresión de un conjunto se consideran crucial para una buena
ejecución, y los palos de medida de una comunidad son guardados cuidadosamente por
miedo a que otros grupos en el distrito los vayan a “hurtar” sus entonaciones
(determinado el rango relativo y las variantes de entonación entre las voces), aspecto
clave del sonido por medio del cual ellos se distinguen así mismos públicamente. Cuando
un constructor de instrumentos se acerca a una edad avanzada, éste escoge a los
hombres jóvenes de la comunidad muy cuidadosamente antes de decidir a quién le
heredará sus conocimientos y herramientas. Un constructor de flautas de pan, mayor de
edad, me dijo que se sentía sin saber qué hacer en cuanto a un sucesor. El amenazó con
irse a la tumba sin enseñar a nadie en caso de no encontrar a ningún hombre joven en
quien pudiese confiar y fuese “responsable y serio”. Aunque yo no tomo esta amenaza
literalmente, esto nos dice de la concepción especializada y esotérica en cuanto a la
construcción de instrumentos de viento, y de la importancia que tienen las entonaciones
“únicas” de la comunidad como una expresión de la originalidad e identidad del grupo.

En contraste, muchos hombres saben cómo construir tambores utilizados para


acompañar las flautas de pan ( bombos), dichos tambores son regularmente hechos
colectivamente por los miembros de un grupo (con madera terciada y piel de cabra). Los
tambores son bastante uniformes en sonido, y por tanto, no tienen la misma importancia
para distinguir la identidad de la comunidad.
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Cuando la economía lo permite, el patrocinador de la fiesta en alguna comunidad
compra la caña necesaria para confeccionar las flautas de pan y flautas para soplar de
lado, compra una tropa de pinkillus o tarkas en un mercado local, dependiendo de los
instrumentos asociados con el próximo festival que estará patrocinando. Al comienzo de
una festividad, los instrumentos son entregados a los músicos como regalo por su
participación, y muchos hombres en los ayllus tienen una colección de instrumentos por su
participación en años anteriores. Sin embargo, después que una actividad haya concluido,
los instrumentos son tratados de una manera desdeñosa. Mientras visitaba amigos en
Conima, frecuentemente veía instrumentos dejados en cualquier rincón de las
habitaciones o en los patios – a veces rotos o utilizados como juguetes por los niños. A
pesar de que Filiberto conservaba sus viejos instrumentos y tenía una colección
particularmente grande, muchos conimeños parecían no apreciar los instrumentos
musicales. Les daban importancia solo antes y durante un festival por su valor utilitario.

Sikuris de Conima (1985) - Thomas Turino.

Foto tomada del libro: “Music in Latin America and the Caribbean” (Música en América Latina y el
Caribe) del capítulo: Local practices among the aymara and kechua in conima and canas southern
Perú. Pág: 129.

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