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UV-60 y NUESTRA ASOCIACION


UNIVERSIDAD DEL VALLE, ¡SESENTA AÑOS! UV-60
Como es de público conocimiento, la Universidad del Valle ha venido celebrando durante el
presente año los 60 AÑOS de su fundación mediante Ordenanza #12 del 11 Junio de 1.945 de la
Asamblea Departamental del Valle del Cauca, con el nombre de "Universidad Industrial del Valle
del Cauca". Este nombre fue cambiado posteriormente (en 1954) por la Ordenanza #10 al que
actualmente tiene: "Universidad del Valle".
En especial consideración con la Institución y teniendo en cuenta que un significativo número
de nuestros asociados son egresados de la Facultad de Ingeniería Química de ella, nuestra
Asociación y sus miembros han venido participando activamente en la celebraciones. En esta
oportunidad nuestro Boletín quiere rendir tributo de admiración y agradecimiento al Alma Mater y por
ello presentamos a continuación un texto del colega Angel Zapata Ceballos, publicado el 1.995
cuando Univalle cumplió 50 años, cuyo contenido histórico y conceptual tiene especial vigencia.
Sea está también la oportunidad para rendir un homenaje de reconocimiento y gratitud al
colega Zapata quien siempre ha sido cercano y colaborador de nuestra Asociación y quien fue y ha
sido un visionario y orientador de nuestra profesión, de la Facultad de Ingeniería Química, de las
Ciencias y de la Universidad del Valle. Desde hace varios años “El Maestro” Zapata es miembro
vitalicio de nuestra Asociación y pertenece a su Comisión de Notables.
Al final (A) de esta presentación damos alguna información relativa a fuentes en internet sobre
la celebración de los 60 AÑOS.

Memoria de la Universidad del Valle (1)


Angel Zapata Ceballos (2)
A finales de 1.955, fui invitado por el Dr. Gabriel Poveda
Ramos a que le acompañara en el empeño de impulsar un
departamento de Física y Matemáticas que estaba dirigiendo en la
Universidad del Valle, una Institución de apenas once años de
fundada pero que en la imaginación de Poveda y de otros soñadores
locales, estaba destinada a ocupar un puesto de avanzada en la
educación Colombiana. Yo le creí, naturalmente.
Me posesioné a principios de enero de 1956 ante el Ingeniero
Químico Hernando Arellano Angel como Profesor de Física y
Fisicoquímica, materias que había ofrecido en la Universidad de
Antioquia, mi Alma Mater. La posesión duró cinco minutos y
comprendí que estaba en buena tierra, porque en tan corto período
firmé el libro de posesiones, conocí el salón de la Rectoría, prometí servirle a la Universidad con
honradez, y pude apreciar la luz solar reflejándose sobre los arcos sucesivos del corredor del añoso
edificio. El salón de mi posesión estaba en el segundo piso del antiguo Colegio de Santa Librada (1) ,
de Cali, una mole preciosa de arquitectura Colonial que tuve la pena de ver destruir pocos años más
tarde en uno de esos actos de civilización propios de nuestra pobre cultura. Esa misma mañana fui
presentado al Rector de la Universidad, el Dr. Mario Carvajal, un intelectual, poeta y filósofo de la
educación, que me deseó muchos éxitos entre elogios al pueblo antioqueño.
En 1956 Cali era una ciudad moderna y vigorosa. Tenía dos periódicos locales -El País y
Relator- edificios modernos, calles anchas y bien pavimentadas y al dejar su Centro tradicional, -el
Parque de Caicedo-, se apreciaba mejor la expansión de la ciudad. En ese mismo año fue inaugurada
la carretera pavimentada que une a Cali con Palmira; se hablaba mucho de la CVC, de la Zona
Industrial de Yumbo y se sentía la vida de la ciudad en un flujo de actividad y a1egría. Fuera por
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curiosidad o a causa de mi entusiasmo, viajé pronto a conocer el sur de la Ciudad donde me dijeron
que estaba la Facultad de Salud también perteneciente a la Universidad, y el Hospital Departamental
Evaristo García, Hospital Universitario, donde los estudiantes de medicina harían sus internados. Todo
lo encontré maravilloso. Tuve la sensación de estar asistiendo a la creación de una ciudad nueva,
iluminada, tutelada por los Farallones hacia el Occidente y yaciendo sobre una inmensa llanura sin
límites.
Supe por esos días que la Universidad del Valle había sido obra de un puñado de Caleños
"fatutos" que, despertando de su largo letargo, decidieron ofrecerle al Valle y a Cali un Centro de
Educación Superior. Conocí a Don Tulio Ramírez, un maestro de secundaria imaginativo y
soñador y uno de los principales autores de la idea, quien, acabando de conocerme, me dio un baño
de optimismo que nunca pude quitármelo de encima.
Nunca supe con precisión dónde empezaron a funcionar la Escuelas de Química Industrial, la
de Ingeniería Electromecánica y la de Arquitectura. De Salud, sé que sus clases se iniciaron en el
Colegio de Santa Librada. lo cierto es que en 1956 encontré en ese edificio a Arquitectura y a las dos
Ingenierías, pues los estudiantes de medicina ya estaban instalados en la Sede de San Fernando, al Sur.
Por varias circunstancias, la Facultad de Salud tomó la delantera en el proyecto universitario
del Valle. A mi llegada, se hablaba de la Facultad de Medicina de Cali como de una realidad tan
vigorosa que un extraño como yo no podía sino pensar que se trataba de una Institución antigua y
meritoria. Salud era la Universidad del Valle. Nosotros, los Ingenieros, los Profesores de Física,
Química y Matemáticas éramos como los monaguillos que llevábamos el incensario... Cuando se está
en el Centro de una situación así, se requiere de mucha capacidad de reflexión para comprender
claramente lo que está sucediendo. Yo venía de la Universidad de Antioquia, centenaria y reconocida
nacionalmente. Allí los médicos no ocupaban un lugar más importante que los Abogados, ni que los
Ingenieros; a un profesor de Ciencias Básicas Médicas nunca se le consideraba superior en nada a un
profesor de Cálculo Integral ni de Fisicoquímica, pero aquí Salud llevaba la antorcha. Necesité varios
años para comprender este fenómeno... lo que sucedía, lo comprendí después, era que la Facultad de
Medicina era un ensayo en Colombia y en América Latina. Se estaba intentando demostrar que era
posible crear una Facultad de Salud fundamentada en la Ciencia, en la Investigación, o dicho en otros
términos, se querían corregir las grandes fallas de la Medicina Colombiana dándole a la enseñanza un
vuelco basado en una profunda formación de parte de los médicos en principios científicos, que
incluían no solamente la Física, la Química, Matemáticas y la Biología, sino también Fisiología,
Bioquímica, Bacteriología, Parasitología etc, pues solamente así sería posible educar médicos
integrales, formados en la Ciencia y en1a Investigación. Era tan importante este ensayo que a él se
sumaron médicos y científicos extranjeros, y ellos prontamente acudieron con ayudas económicas a
auxiliar los pobres presupuestos que el país podía aportar al ensayo a través de Fundaciones
Filantrópicas.
La consecuencia de este proceso fue que, de pronto, también las Ciencias Básicas Generales,
-esas por las cuales yo había dejado de lado la Producción Industrial, como Ingeniero Químico, por
las Ciencias Básicas: la Química Fundamental y la Fisicoquímica un sueño en el que me había
embarcado ocho años atrás- , resultaban importantes y verdaderamente fundamentales, circunstancia
que hacía desaparecer en mi las incomprensiones.
Mi entusiasmo por aprender más Física, más Termodinámica, más Cinética Química,
empezaron a realizarme como profesor.
Siento, después de tantos años, que me realicé profesionalmente en la Universidad del Valle
enseñando Química Básica, Fisicoquímica, y muchas otras materias afines. Esta realización se ha
manifestado en mi gusto por haber hecho con agrado el oficio de profesor sin envidiar ni ambicionar
puestos directivos en ninguna parte.
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Cuando llegué a la Universidad del Valle, y empecé a ofrecer lecciones de Física a los
alumnos de la Facultad de Electromecánica en el viejo colegio de Santa librada, creía y lo confieso
paladinamente, saber bien esa materia porque la había enseñado durante más de siete años en la
Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia. Todo resultó ser el producto de mi
Parroquialismo. Aquí empecé a comprender, a través de textos nuevos y revistas de Física, que las
nuevas asignaturas me exigían tanto trabajo y tanta preparación previa a mis clases que si no hubiese
asumido un trabajo férreo, habría tenido que seguir los mismos caminos que otros profesores jóvenes
tomaron apenas inaugurados sus cursos. I
Lo mismo sentí en mis primeros cursos de Fisicoquímica y para sostenerme tuve que aplicar
igual remedio. Comprendí que la Universidad del Valle era diferente a la Universidad de Antioquia.
Aquí la Ciencia era más profunda, más matemática: había que leer más, profundizar más a causa de
que al profesor de ciencias básicas se le exigía como si fuera un verdadero especialista.
Pero hubo otras experiencias que deseo evocar. Recuerdo perfectamente que en Antioquia
todo lo que se le exigía a un profesor de Ciencias Básicas era claridad en la exposición, agilidad en el
desarrollo de problemas típicos, y justicia en la evaluación de los alumnos. Pero aquí en el Valle,
nunca supe dónde nació la idea, el profesor debía cumplir las mismas exigencias, además, de ofrecerle
a sus colegas de la Facultad exposiciones sobre temas no programados relacionados con su campo.
Esto obligaba al profesor a andar buscando temas nuevos, exóticos, últimas investigaciones en algún
campo; y tal método inducía a la lectura de cosas novedosas, de métodos experimentales sobre temas
del curso que, poco a poco, incrementaban la información, ampliaban los campos y hacían que de un
momento a otro los profesores resultaran interesados en la investigación científica. No conozco un
método más efectivo para inducir al profesor a pensar en la investigación que éste. Uno como que se
iba familiarizando con el arte de investigar conscientemente. Nacían las preguntas espontáneas y
puedo confesar que varias de las investigaciones que empecé a desarrollar, un poco tardíamente, me
llegaron por esta vía.
Pensando en esos tiempos tan hermosos de la Universidad del Valle, entre los años de 1956
hasta 1970, me pregunto por qué permanecí en la Institución, cuando muchos de mis colegas más
queridos y admirados hicieron un tránsito relativamente breve por la Universidad y se fueron en busca
de nuevos horizontes, como Gabriel Poveda. Antonio Vélez, Narsés Barona, y muchos más. Mi
respuesta no es clara, desde luego. Pero un factor interno, psicológico si se quiere, fue el de que
tempranamente sentí que Univalle me llenaba casi todas mis aspiraciones. Desarrollé pronto una
especie de sentido de pertenencia. Pienso ahora que me ligó con fortaleza a la Institución un modo de
actuar en el que siguiendo la costumbre de participar en pequeños y grandes comités se discutían
libremente los problemas propios con libertad, con ideas. con entusiasmo, como si verdaderamente
estas discusiones señalaran las pautas y orientaciones de los departamentos y secciones, sin mandatos
autoritarios, con fervientes acogidas a nuestras ideas. Muchas ideas mías propuestas aquí y allá sin
otra intención distinta a la de servir que fueron elogiadas, aceptadas y recomendadas me llenaron de
orgullo y como jamás busqué ocupar lugar distinto en la Institución que la de profesor de Ciencias
Básicas, todo el mundo se sintió satisfecho. Recuerdo perfectamente que esta costumbre de los
Comités, tan usada en la Universidad del Valle, gustaba a muchos y a no pocos hacía renegar. "Un
camello es un caballo diseñado por un Comité", se escuchaba. "Es la forma de diluir las
responsabilidades", comentaban otros. Pero para mí siempre fueron los mejores escenarios
democráticos y libres para proponer, analizar, criticar y controvertir ideas. Además, -lo sentí siempre
así-, constituyeron el verdadero vínculo con la Institución, creando y poniendo en práctica una
dialéctica permanente sobre la Universidad, alejando esas tendencias autoritarias y lineales de
substrato despótico.
En síntesis, la Universidad del Valle fue, y sigue siendo para mi, la mejor escuela de
formación, de estudio, de trabajo y de reflexión sobre la educación colombiana. Hoy, cuando el lugar
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de la educación pública, masiva y general, vuelve a ser la primera preocupación del Estado y a la vez,
se reciben consejos y recomendaciones de los hombres más sabios y prestigiosos del país sobre la
educación en los valores de la Ciencia y de la Investigación y se considera que nuestro progreso
material e intelectual tiene su fundamento en la educación, considero que Univalle es uno de los
ejemplos más completos de lo que es una universidad activa.
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(1) Texto tomado del libro “UNIVERSIDAD DEL VALLE, CINCUENTA AÑOS”, publicación de
UniValle, 1.995. Rector Jaime Galarza Sanclemente. Págs 128 y 129. Foto del Dr. Zapata, pág. 197,
al final .
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(2) Angel Zapata Ceballos ( angelzapata13@hotmail.com ) nació en Amalfi, Antioquia, en junio de
1921. Es Ingeniero Químico de la Universidad de Antioquia. En la actualidad es profesor jubilado
de la Facultad de Ingeniría de la Universidad del Valle. La carrera profesional y científica del profesor
Angel Zapata Ceballos ha sido reconocida y honrada con condecoraciones como la de las Ciudades
Confederadas del Valle del Cauca (1991), la Gran Cruz de la Universidad del Valle (1990), la Medalla
Simón Bolivar del Ministerio de Educación Nacional (1983), el Diploma de Profesor Emérito de la
Universidad del Valle (1979), la Medalla de la Sociedad Colombiana de Ingeniería Química
(1975) y el Escudo de Fundador de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad de Antioquia
(1948).
A lo largo de su carrera docente ha publicado sus investigaciones científicas en revistas
nacionales y extranjeras. De forma alternativa, su vida y su quehacer han estado invadidos por
literatura y la poesía, siendo un lector infatigable y escritor .
“Hace pocos días salió de imprenta su nuevo libro, Ficciones y Relatos (Mayo 2.005) , que se
suma a su producción anterior: Antología de un poeta elemental (1.996); De la intuición al
pensamiento abstracto – Breve historia de la ciencia (1.988); La textura del tiempo –
Autobiográfico (2.000) y Versos y prosa – poemas comentados (2.004).
Quizá el aspecto más interesante de la personalidad de Angel Zapata es la forma como en su
vida intelectual han convivido y crecido en una interacción viva y creativa, poco común, un yo
científico y un yo literario y filosófico, que le han permitido configurar una aproximación integral a la
interpretación y vivencia del mundo. En esta perspectiva resulta notable, por decir lo menos, el
tránsito que ha hecho, desde una actividad científica a una actividad literaria fecunda, al término de su
vida universitaria, cuando podríamos decir que es un hombre viejo.” (Fragmento de prólogo, escrito
por el Ingeniero Químico Jairo Álvarez G. ( jialvarez@emcali.net.co ) , del libro Ficciones y
Relatos )
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(A)
http://aniversario60.univalle.edu.co/ Página especial, oficial y detallada de la UV sobre los 60
años . E-mail: aniversario60@univalle.edu.co
http://aniversario60.univalle.edu.co/eventos/rector-conmemoracion.html Discurso
del señor rector de la Universidad del Valle, ingeniero Iván Enrique Ramos Calderón, en el acto
solemne del 11 de junio de 2005 Conmemoración del 60° aniversario
http://www.univalle.edu.co/ Pagina oficial de la UNIVERSIDAD DEL VALLE.
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PARA RECORDAR http://aniversario60.univalle.edu.co/historia/para-recordar/index.html :
1946: Se crea la Facultad de Química Industrial.
1947: *Se crea la Facultad de Ingeniería Eléctrica, mediante el Acuerdo N° 022 del 15 de diciembre
de 1947, del Consejo Directivo de la Universidad. *El Consejo Directivo de la Universidad Industrial
del Valle, según Acta N° 4 del 15 de mayo de 1947 crea la Facultad de Arquitectura.
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1949: *La Facultad de Química Industrial se transforma en la Facultad de Ingeniería Química,


mediante Resolución N° 471 del Ministerio de Educación.
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Lista de rectores que ha tenido la Universidad del Valle desde su fecha de fundación
http://www.univalle.edu.co/acercauv.html (En azul los ingenieros) :
Nombre Período
Iván E. Ramos Calderón 2003 - actualmente
Oscar Rojas Rentería 1999-2003
Emilio Aljure Nasser 1998-1999
Carlos Dulcey 1998-1998
Jaime Galarza Sanclemente 1991-1998
Harold José Rizo Otero 1984-1991
Rodrigo Guerrero Velasco 1982-1984
Jaime López 1981-1982
Carlos Augusto Trujillo Padilla 1980-1981
Antonio Barberena Saavedra 1979-1980
Alvaro Escobar Navia 1974-1979
Alberto León Betancourt 1972-1974
Hugo Restrepo Ramírez 1971-1972
Alfonso Ocampo Londoño 1966-1971
Mario Carvajal 1954-1966
Jorge Vergara Delgado 1952-1954
Carlos Arturo Cabal 1950-1952
Hernán Cruz Riascos 1949-1950
Tulio Ramírez 1945-1949 (Inspirador, gestor, fundador y primer RECTOR)

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Agradecemos la colaboración del colega Gabriel Ruiz A. ( gaboruizar@hotmail.com ) en la
presentación de esta información y estos textos.

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