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En nuestra labor médica con plantas maestras hemos aprendido que uno de los objetivos
principales del uso de los enteógenos es el lograr un sentido a la búsqueda interior y así poder
lograr un más profundo conocimiento de las realidades interiores del ser humano.
Debido a la psicología de las masas se va produciendo una pérdida del sentido interno de la
propia existencia y la destrucción de las diferencias individuales. La humanidad ve la
solución de sus problemas en algo que yace fuera de sí. El mundo se hace cada vez más
pequeño a medida que es más uniforme. Las personas se encuentran distantes a cualquier
sabiduría alcanzada por el esfuerzo de su propia búsqueda interior. En vez de dedicarse a la
propia sabiduría, se imitan los unos a los otros cada vez más. Y además de todo esto, se ha
difundido una extraña idea que parece estar en la imaginación de gran parte de la humanidad
actual, la increible idea de que la ciencia descubrirá algún secreto, alguna solución que librará
a la tierra de su brutalidad y de la injusticia.
Hemos visto que en el ejercicio médico con plantas maestras es importante la existencia de
un soporte de conocimientos ancestrales; por ejemplo el empleo de ceremonias o rituales;
cantos sagrados, danzas, ritmos percusivos y otras técnicas aprendidas y transmitidas de
generación en generación. También consideramos que se ha de valorar el uso terapéutico de
conocimientos provenientes de diferentes culturas del mundo; como por ejemplo, las
prácticas meditativas y de concentración de la filosofía y religión oriental, o técnicas para la
re-elaboración y reintegración de las experiencias provenientes de la psicología analítica o
transpersonal.
La búsqueda interior y el trabajo en la evolución espiritual son prácticas que también fueron
desarrolladas por la antigua civilización andina, para ello existían diferentes templos de
iniciación en donde se preparaba a los elegidos en diferentes conocimientos y artes
ancestrales y una de las ramas de aprendizaje era el uso de bebidas sagradas o plantas
maestras. Eran muchas las plantas que tenían el propósito de inducir estados modificados de
conciencia y entre ellas estaban el Huachuma y la Ayahuasca. Uno de los personajes
encargados de emplear estas plantas de conocimiento era llamado Watuq. A través de bebidas
sagradas el Watuq era inducido a estados no ordinarios de conciencia y de esta manera el
sacerdote tenía la capacidad de realizar pronósticos o brindar consejos espirituales a los incas.
Sin embargo las plantas maestras eran empleadas en diferentes rituales de inciación o de paso
por la clase sacerdotal y por miembros de la nobleza inca. El uso de plantas maestras siempre
ha sido un elemento sumamente importante alrededor del cual ha girado la elaboración de la
cosmovisión de las naciones originarias americanas y de la antigua civilización andina.
Hoy en día los enteógenos son poderosas herramientas con las cuales es posible realizar un
eficiente trabajo de investigación de las realidades interiores del ser humano, de las
potencialidades de la psique y de la exploración de la conciencia. Plantas medicinales como
el Ayahuasca, usadas dentro de un contexto terapéutico adecuado y administradas por un
especialista realmente experimentado en el uso de dichas plantas, pueden brindar una
oportunidad de recuperación psicológica, emocional y espiritual a muchas personas que se
encuentran en un mundo interior de desesperación, ofuscación y confusión. Es cierto que las
plantas medicinales como el Ayahuasca no son un remedio que lo puede curar todo, ni son
medicinas milagrosas que pueden dar solución a cualquier enfermedad; sin embargo un uso
realmente experimentado de estas plantas puede resolver diversos problemas, desde el
diagnóstico de enfermedades físicas, problemas o bloqueos emocionales y psicológicos, y dar
solución a conflictos a nivel psíquico-espiritual. Las técnicas ancestrales del uso de plantas
maestras como la Ayahuasca o la Iboga, dentro de un marco de interacción apropiado con
técnicas terapéuticas contemporáneas, han demostrado una alta eficacia en la rehabilitación
de toxicómanos; por ejemplo el trabajo que en la selva amazónica del Perú realiza el Centro
Takiwasi fundado por el doctor Jacques Mabit y la doctora Rosa Giove.
Hoy se puede apreciar, que en diferentes individuos, de diversas regiones del mundo y
provenientes de diferentes realidades sociales, está naciendo un enorme interés en la
medicina tradicional de los pueblos y naciones que han empleado generación tras generación
rituales de sanación con plantas maestras o enteógenos. Esta sabiduría ancestral está siendo
nuevamente poco a poco revalorizada, y una parte de la población mundial está tomando
conciencia del valioso potencial curativo que la medicina tradicional ancestral puede ofrecer
en la actualidad al mundo.