Está en la página 1de 4

Enteógenos y la búsqueda Interior

En nuestra labor médica con plantas maestras hemos aprendido que uno de los objetivos
principales del uso de los enteógenos es el lograr un sentido a la búsqueda interior y así poder
lograr un más profundo conocimiento de las realidades interiores del ser humano.

En esta era la humanidad se encuentra profundamente necesitada de un sentido interior en sus


existencias. El mundo vive una edad de oscuridad, es decir de desconocimiento de las
realidades interiores de su ser. Estamos viviendo una crisis espiritual y una de las principales
causas de esta crisis es la creciente psicología de masas, la cual predomina en la mayoría de
sociedades contemporáneas, en casi todos los pueblos de hoy en día.

Debido a la psicología de las masas se va produciendo una pérdida del sentido interno de la
propia existencia y la destrucción de las diferencias individuales. La humanidad ve la
solución de sus problemas en algo que yace fuera de sí. El mundo se hace cada vez más
pequeño a medida que es más uniforme. Las personas se encuentran distantes a cualquier
sabiduría alcanzada por el esfuerzo de su propia búsqueda interior. En vez de dedicarse a la
propia sabiduría, se imitan los unos a los otros cada vez más. Y además de todo esto, se ha
difundido una extraña idea que parece estar en la imaginación de gran parte de la humanidad
actual, la increible idea de que la ciencia descubrirá algún secreto, alguna solución que librará
a la tierra de su brutalidad y de la injusticia.

La humanidad en la actualidad no sólo necesita nuevos hechos y mayores comodidades. El


hombre únicamente a través de su propia comprensión, de una comprensión que haya
obtenido mediante su propio y duro esfuerzo, podrá sobrellevar la presión de las cosas
externas. El hombre tiene necesidades interiores, su vida emocional y espiritual no se
satisface mediante cosas externas. El hombre necesita ideas y posturas que le den un
significado a su existencia, y al respecto, muchas filosofías antiguas dicen que esta es su
verdadera tarea. Por medio de la búsqueda y el conocimiento interior es que el hombre podría
encontrar la solución a todas sus verdaderas dificultades, es decir lograr el desarrollo
psicológico o crecimiento interior. La dirección de este crecimiento no es hacia fuera, hacia
los negocios, los avances tecnológicos, la actividad externa, sino hacia dentro, en la dirección
del conocimiento de sí mismo; y es a través de esto que se produce un cambio en el ser
conciente. El desarrollo de la psique, es decir la evolución interior o desarrollo de la
conciencia, no se produce a nivel físico, éste es un acontecimiento que se produce solamente
a nivel psicológico.

En el transcurso del siglo XIX sucedió en el mundo un importante giro psicológico en la


visión del mundo, lo cual dio origen a la postura predominante en el hombre de hoy en día, es
decir que de la metafísica del espiritu se pasó a la metafísica de la materia. Esta nueva visión
del mundo, ha generado un concenso general, el cual se caracteriza por ser una inclinación
inconsciente y que tiene mucho poder sobre las masas, es decir sobre la mayoría de las
personas. La verdad de esta metafísica de la materia se basa en la universalidad de la causas
materiales y desde esta perspectiva ya no es el espíritu el que genera un cuerpo, sino que la
materia debido a su composición química es la que produce el alma, esta visión del mundo es
una de las verdades cardinales de la metafísica de la materia y el pensar de esta manera es
considerado como decente, razonable, científico y normal. Si un individuo piensa diferente,
su pensamiento es considerado como algo incorrecto y enfermizo. Esta nueva visión del
mundo dice que el espíritu es un epifenómeno de la materia y dice que todo contribuye a
comprobar esta concepción. La metafísica de la materia se niega a conceder al alma una
sustancialidad propia, ya que desde ese punto de vista, hacerlo equivaldría a una herejía. Si
uno entiende que al realizar este tipo de afirmaciones se está tratando tan sólo con cuestiones
metafísicas, entonces se puede comprender que si hoy en día se da mayor credibilidad a las
causas de orden físico es porque antiguamente se abusó demasiado de las de orden espiritual.
En realidad la materia es tan desconocida como el espíritu. Nada se sabe de las causas
últimas. Hoy sabemos tan poco lo que es el espíritu, así como un físico sabe tan poco lo que
es la materia, sobre este tema lo único que hay son tan sólo teorías o representaciones.

La metafísica de la materia es la postura principal del materialismo científico y desde este


punto de vista el desarrollo de la conciencia no es tomado en consideración, es decir que el
materialismo científico no se preocupa de los medios, técnicas, las ideas, el tipo de trabajo,
los esfuerzos y las actitudes necesarias para lograr el desarrollo psicológico. Todos los
avances que ha logrado el mundo moderno de la física y la tecnología contemporánea, no nos
han ayudado a lograr valores humanos más profundos. La religión en todas las culturas del
mundo, en su aspecto interior, es decir psicológico, ha tenido siempre como principal
preocupación el desarrollo de la conciencia y es justo en este punto donde se encuentra el real
abismo entre lo que se llama ciencia y religión.

En el trabajo de evolución personal el acto psicológico más importante es el de la afirmación,


cuya finalidad es llevar al hombre a la unidad consigo mismo. La afirmación no se produce
debido a la disputa, sino a través del entendimiento. El camino más fácil a seguir siempre es
el de la negación evitando el entendimiento, calificándolo de sentimentalismo o
considerándolo sin valor científico. La finalidad de la negación siempre es violenta y
destructiva. Por el contrario el sentido psicológico de la afirmación va en sentido
completamente opuesto. Hay que considerar que para creer es preciso afirmar.

Desde la perspectiva de desarrollo de la conciencia, creemos que el trabajo realizado con


Ayahuasca y con otros enteógenos, desde el punto de vista médico, debería estar enfocado
esencialmente al aspecto espiritual, es decir que los principales objetivos de una terapéutica
que emplee plantas maestras deben estar dirigidos hacia el autoconocimiento, la integración
de la personalidad, es decir, en sí, al logro del desarollo psicológico del individuo. Creemos
que todo trabajo que se enfoque en la búsqueda de métodos para la exploración de la
conciencia, el autoconocimiento y el desarrollo psicológico del individuo, son de suma
importancia en estos tiempos de crisis espiritual, pérdida de valores morales e ignorancia de
las realidades interiores. Entre estos métodos terapéuticos es posible considerar el trabajo
multidisciplinario e intercultural que se está desarrollando con la ancestral medicina
Ayahuasca desde la década de los sesenta, gracias a la dedicación de estudiosos provenientes
de diferentes disciplinas y de diferentes países del mundo.

Uno de los trabajos pioneros en el estudio de la psicología y el conocimiento de la psique


como posibilidad para el desarrollo interior del individuo fue llevado a cabo durante años en
varias de sus obras por el doctor Carl Gustav Jung. Posteriormente hubieron otros estudiosos
como Roberto Assagioli, Stanislav Grof o Ken Wilber, quienes han ido aportando
herramientas muy útiles en este sentido, es así que nace la denominada psicología
transpersonal. En esta misma dirección, también debemos mencionar el importante aporte de
las técnicas difundidas por los seguidores del Cuarto Camino, como por ejemplo los trabajos
de Maurice Nicoll y de Rodney Collins.

Hemos visto que en el ejercicio médico con plantas maestras es importante la existencia de
un soporte de conocimientos ancestrales; por ejemplo el empleo de ceremonias o rituales;
cantos sagrados, danzas, ritmos percusivos y otras técnicas aprendidas y transmitidas de
generación en generación. También consideramos que se ha de valorar el uso terapéutico de
conocimientos provenientes de diferentes culturas del mundo; como por ejemplo, las
prácticas meditativas y de concentración de la filosofía y religión oriental, o técnicas para la
re-elaboración y reintegración de las experiencias provenientes de la psicología analítica o
transpersonal.

La búsqueda interior y el trabajo en la evolución espiritual son prácticas que también fueron
desarrolladas por la antigua civilización andina, para ello existían diferentes templos de
iniciación en donde se preparaba a los elegidos en diferentes conocimientos y artes
ancestrales y una de las ramas de aprendizaje era el uso de bebidas sagradas o plantas
maestras. Eran muchas las plantas que tenían el propósito de inducir estados modificados de
conciencia y entre ellas estaban el Huachuma y la Ayahuasca. Uno de los personajes
encargados de emplear estas plantas de conocimiento era llamado Watuq. A través de bebidas
sagradas el Watuq era inducido a estados no ordinarios de conciencia y de esta manera el
sacerdote tenía la capacidad de realizar pronósticos o brindar consejos espirituales a los incas.
Sin embargo las plantas maestras eran empleadas en diferentes rituales de inciación o de paso
por la clase sacerdotal y por miembros de la nobleza inca. El uso de plantas maestras siempre
ha sido un elemento sumamente importante alrededor del cual ha girado la elaboración de la
cosmovisión de las naciones originarias americanas y de la antigua civilización andina.

Hoy en día los enteógenos son poderosas herramientas con las cuales es posible realizar un
eficiente trabajo de investigación de las realidades interiores del ser humano, de las
potencialidades de la psique y de la exploración de la conciencia. Plantas medicinales como
el Ayahuasca, usadas dentro de un contexto terapéutico adecuado y administradas por un
especialista realmente experimentado en el uso de dichas plantas, pueden brindar una
oportunidad de recuperación psicológica, emocional y espiritual a muchas personas que se
encuentran en un mundo interior de desesperación, ofuscación y confusión. Es cierto que las
plantas medicinales como el Ayahuasca no son un remedio que lo puede curar todo, ni son
medicinas milagrosas que pueden dar solución a cualquier enfermedad; sin embargo un uso
realmente experimentado de estas plantas puede resolver diversos problemas, desde el
diagnóstico de enfermedades físicas, problemas o bloqueos emocionales y psicológicos, y dar
solución a conflictos a nivel psíquico-espiritual. Las técnicas ancestrales del uso de plantas
maestras como la Ayahuasca o la Iboga, dentro de un marco de interacción apropiado con
técnicas terapéuticas contemporáneas, han demostrado una alta eficacia en la rehabilitación
de toxicómanos; por ejemplo el trabajo que en la selva amazónica del Perú realiza el Centro
Takiwasi fundado por el doctor Jacques Mabit y la doctora Rosa Giove.

Hoy se puede apreciar, que en diferentes individuos, de diversas regiones del mundo y
provenientes de diferentes realidades sociales, está naciendo un enorme interés en la
medicina tradicional de los pueblos y naciones que han empleado generación tras generación
rituales de sanación con plantas maestras o enteógenos. Esta sabiduría ancestral está siendo
nuevamente poco a poco revalorizada, y una parte de la población mundial está tomando
conciencia del valioso potencial curativo que la medicina tradicional ancestral puede ofrecer
en la actualidad al mundo.

El crecimiento psicológico de la humanidad es una urgencia en estos tiempos de crisis


espiritual y todo aporte en este sentido, por muy pequeño que parezca, debe ser considerado
como algo importante. El desarrollo psicológico de la humanidad es un fenómeno que se
produce lentamente en el transcurso de los siglos, y este desarrollo se inicia como un proceso
de incubación individual. La transformación de la realidad acontece inicialmente en el
interior de cada individuo.

Erik Hendrick Carpio


Director del Proyecto Sapan Inka
Cusco, Perú 2009

También podría gustarte