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ACERCA DE LA DECISIÓN DE CONTINUAR ESTUDIOS

SECUNDARIOS Y SUPERIORES EN UN CONTEXTO

INCIERTO

Por Alfredo Armando Aguirre

http://choloar.tripod.com/choloar.html

Los niños varones argentinos que ingresen al ciclo medio de

enseñanza en el año 2010 permanecerán en la vida laboral

activa hasta aproximadamente el año 2062.

Los niños varones argentinos que ingresen al ciclo terciario o

universitario ese mismo año permanecerán en la vida laboral

activa hasta aproximadamente el año 2057. En el caso de las niñas

y adolescentes, respectivamente, habría que restar cinco (5) años,

de mantenerse el esquema previsional vigente.

La presente comunicación, aspira a formular consideraciones

acerca que tipo de educación o formación, que daría a este capital

humano los conocimientos y las habilidades para desenvolverse a

lo largo de lo que eufemísticamente se denomina”población


económicamente activa"(PEA). El análisis implica asimismo a las

mismas franjas etarias que no hayan finalizado sus estudios

medios, no obstante que legalmente, ello constituye

una obligatoriedad.

Suena a temeridad, siquiera esbozar muy gruesamente los

escenarios del planeta para dentro de medio siglo. Mas estando en

los tramos finales de nuestra parábola vital, y aparentemente en

pleno uso de nuestras facultades, uno se puede dar permiso para

este tipo de especulación, porque de alguna manera o bien la

decisión la tomó uno en su oportunidad, o bien la hizo nuestra

respectiva familia, o tal vez la ocasionó el azar, el amor o la

amistad.

Así lo hicimos para nuestros estudios medios hacia fines de la

década del cincuenta. Así lo hicimos para nuestros estudios

universitarios de grado hacia mediados de la década del sesenta.

En el año 2008, creemos haber finalizado nuestro periplo docente

formal iniciado en marzo de 1970, pocos meses de haber obtenido

nuestro grado universitario. Se desprende de ello, que este año

cumpliremos cuatro décadas como graduados.


Desde esas vivencias, como de las de los puestos de trabajo o

actividades aficionadas, es desde donde formulamos esta

comunicación, sin desconocer otro tipo de vivencias, todo ello de

difícil ponderación en cuanto el aporte que cada una de las

instancias enunciadas.

Quiso esa decisión familiar que hiciese los estudios secundarios

en un determinado instituto, que contaba con una instancia de

orientación vocacional muy sofisticada para ese entonces. Es así,

que luego de casi cuatro años de tests, al iniciarse el ultimo año de

ciclo, se entregara a cada uno un menú de carreras a seguir,

graduadas de mayor a menor afinidad en tres niveles.

Cuando imprevistamente, y por una mera cuestión de

subsistencia, me inserté en la enseñanza secundaria en la fecha

comentada mas arriba, me tocó impartir asignaturas en los últimos

años del ciclo. En la ocasión se me ocurrió, preguntarles a los

alumnos acerca de sus eventuales estudios futuros. Además de

enterarme que esos departamentos de orientación vocacional eran

pocos menos que desconocidos, percibía que los futuros

universitarios, o bien no sabían que seguir o se inclinaban por las


carreras tradicionales: Medicina; Derecho; Arquitectura, y

Contadores Públicos.

Ya para mediados de la década del 60, estaba en claro que esas

carreras tenían poca inserción, por cuanto o había mas

profesionales de los que se necesitaban, y como en el caso de

Medicina, los médicos estaban distribuidos en forma inequitativa.

A fin de ayudar a mis alumnos, y sin caer en el ejercicio ilegal de

la "orientación vocacional”, incumbencia profesional de

psicólogos (otra profesión que dicho sea de paso está saturada) o

de psicopedagogos, me aboqué a dar toda la información posible a

mis alumnos sobre las otras posibilidades existentes y el eventual

futuro promisorio que de acuerdo a mis averiguaciones se les

asignaba a alguna.

Ya para los inicios de los 70 en la Argentina, muchas cosas

habían cambiado desde cuando ingresamos a nuestro

ciclo universitario. Se había ampliado sobremanera la existencia

de colegios medios, sobretodo en el interior del país y aun en el

conurbano bonaerense; y comenzaría una expansión de la oferta


universitaria y terciaria, que aunque luego atenuada aun se

mantiene.

Al iniciarse la década del setenta las carreras que mas inserción

ofrecían eran: Enfermería (la sigue teniendo), Educación física y

las vinculadas a Tecnologías de los alimentos.

Ese panorama fue cambiando, tanto porque el país fue cambiando,

como porque nosotros fuimos ampliando nuestro análisis de la

cuestión, que no abandonamos cuando dejamos de dar clase en los

secundarios, sino que se fue reflejando en comunicaciones que

hemos venido realizando desde hace tres décadas.

Creemos tener alguna idea del tipo de recursos humanos que

necesita el país y al menos esbozar cuales pueden ser las

calificaciones, que le permitan a las futuras generaciones de

graduados secundarios, terciarios y universitarios, realizarse como

personas y ganarse la subsistencia honradamente para ellos y sus

respectivos grupos familiares.

Dados a no dar nada en lo posible por supuesto, quede claro que

estas consideraciones las hacemos para los niños y jóvenes, cuyas

familias deberán hacer alguna suerte de sacrificio para que el niño


o joven pueda estudiar. Las familias pudientes, tiene obviamente

recursos, para incluso financiar la prosecución de estudios que el

país no necesita.

Siempre nos ha impresionado, los sacrificios que hacen las

familias de mediados recursos para mandar a sus hijos a estudiar a

los lugares donde hay universidades o profesorados (ya que no los

hay en sus pequeñas o medianas localidades o comarcas rurales),

que como se saben solo están instaladas en las grandes o

medianas ciudades. También nos ha impresionado, y no bien, que

los jóvenes a veces toman decisiones de baja racionalidad, ya sea

yendo a estudiar donde va el amigo o la novia, o ingresando en

carreras donde va su mejor amiga. O casos mas irritantes, donde

vaya a saber porque motivación un joven va a estudiar a otra

ciudad una carrera que se imparte en la ciudad en la que vive.

Cualquiera que conozca medianamente la vida de las ciudades del

interior argentino, sabe que no estoy exagerando.

Hay algo que nos queda claro, y es que nadie que lo desee, puede

quedarse sin estudiar.


Esto implica entre otras cosas, que si un joven no tiene recursos

para estudiar en otra ciudad la orientación de su vocación o

preferencia, ha de estudiar lo que esté disponible en el lugar

donde vive. Es cierto que las llamadas especialidades "a

distancia" abren más posibilidades, pero también es cierto que no

las cubren todas.

Es casi innecesario consignar, porque la gente en mayor o menor

medida está conciente de esto, que existe la posibilidad de

estudios pagos y como internados que brindan las fuerzas armadas

y de seguridad. Pero esta alternativa está limitada al agrado o

adaptación del tipo de disciplina que imperan en esa franja, casi la

única (La enfermería es la excepción) que asegura la posición

laboral luego del egreso. Cuando decimos casi, es porque también

están los estudios en los seminarios de los diversos cultos. Resulta

llamativo que en la Argentina solo se pueda estudiar

gratuitamente y con régimen de internado y salida laboral

asegurada este tipo de vocaciones que comportan peculiares

regímenes disciplinarios. Una ventaja a la que se ha adicionado en

los últimos tiempos a las fuerzas armadas y de seguridad, es la


poder realizar estudios universitarios en paralelo a las actividades

específicas

En la medida de profundizamos nuestros análisis sobre el

particular, percibimos que los estudios medios condicionaban las

decisiones ulteriores. Y esta situación es independiente de las

alteraciones que ese ciclo experimentó a partir de la ley federal de

Educación de 1994 y que continúan, no obstante el reemplazo de

esa ley, que incluso ahora ha tornado obligatorio ese ciclo.

Nos parece, que al menos a titulo de compartir la inquietud y sin

pretensiones de formular política publica alguna, hay variantes de

secundario, que generan posiciones laborales, que no requieren

posteriores estudios terciarios ni universitarios. Me refiero a las

escuelas técnicas y a las agrotécnicas.

Se ha instalado a manera de valor social, que sólo se realiza quien

tiene o alcanza un titulo universitario o terciario. Reminiscencias

de aquello que caracterizara una obra teatral como "Mi hijo el

doctor". Es un valor que es cuestionable y habría que hacer

esfuerzos para modificarlos. El argumento seria la gran

proliferación de frustraciones que se han visto en la Argentina por


la proliferación de abogados, médicos, psicólogos, arquitectos y

luego por licenciados en diversas ciencias sociales o artísticas,

que no vienen pudiendo realizar sus expectativas. A veces uno

queda perplejo por la apertura de nuevas instituciones

universitarias públicas y privadas, que ofrecen esas carreras sin

posibilidad de inserción laboral, y mas perplejidad causa, cuando

los jóvenes eligen ese mismo tipo de carreras. Queda evidente que

detrás de cada una de esas decisiones individuales, un cuasi

pasaporte a la frustración, hay valores decantados, y a eso no son

ajenos los respectivos entornos familiares y amicales de cada uno

de esos jóvenes.

El drenaje de cerebros calificados argentinos al exterior, donde

muchos nuestros egresados técnicos y universitarios fueron

acogidos, hasta el desencadenamiento de la crisis global en curso,

no ha ocultado la inviabilidad de aplicar sus estudios en su propia

tierra, ni el costo personal del desarraigo, que es un fenómeno de

fácil comprobación

No pretendemos encontrar soluciones integrales a las cuestiones

que están detrás de las consideraciones precedentes.


No pretendemos tampoco esbozar política publica

alguna."Volamos bajo", a nivel subjetivamente testimonial. Y

desde esa perspectiva hemos llegado a este punto de la presente

comunicación, intentando socializar nuestra visión de esta

cuestión.

Es duro decirlo pero una persona, a un altísimo costo, puede

deshacer un contrato matrimonial, pero cuando uno escogió una

carrera terciaria o universitaria y tuvo la suerte de culminarla con

gran sacrificio personal y del entorno familiar, es sumamente

costoso, dejar ese logro de lado, para empezar otra carrera. Que

haya excepciones no deja de confirmar la regla. La aplicación del

concepto de educación permanente, atenúa, pero no desconoce

que una vez terminada una carrera, es demasiado difícil "sacársela

de encima".

Todas estas situaciones que no nos son ajenas, sugieren meditar

detenidamente la decisión de seguir tal o cual orientación en los

estudios medios o superiores. Es casi seguro que alguien, que lea

este mensaje, tenga en su entorno algún niño o adolescente en

trance de tomar esas decisiones. Es mas fácil que esa persona le


haga llegar esta comunicación al adolescente, que el adolescente

la lea por si mismo. Esto es más aplicable aun al niño en trance de

continuar sus ahora obligatorios estudios medios.

A nuestros eventuales lectores, y a modo de síntesis, queremos

finalizar el presente, con las siguientes consideraciones, algunas

de las cuales, se han ido desgranando a los largo de las líneas

precedentes:

Reiteramos que no pretendemos esbozar siquiera lineamiento

alguno de política pública: No ponemos en cuestionamiento un

sistema educativo que resulta poco funcional al modelo de país

que sí esta implícito en este como en cualquier desarrollo. Nuestro

énfasis esta puesto en los estudiantes que viven en pequeñas como

medianas localidades argentinas, así como la población rural

dispersa. Ello no soslaya a los que viven en grandes ciudades, y

no cuentan con familiares graduados universitarios o medios entre

sus mayores.

Aunque ya insinuamos algo respecto de los estudios en ciencias

sociales o artísticas, creemos que hay en lo posible que conciliar

los estudios con las vocaciones.


Pero también hay que conciliar (reiterando que este mensaje esta

dirigido a familias que tendrán que hacer grandes esfuerzos para

hacer estudiar a sus hijos), el desarrollo de esas vocaciones, con

las necesidades de la subsistencia cotidiana. El muchacho o la

chica, alguna vez formaran una familia y deberán mantenerla.

Por ello, resulta relevante, el tema de los estudios medios, en

aquellos que estén en edad de tomar esas decisiones. Un adecuado

estudio medio, da más libertad de maniobra a quienes luego hagan

carreras terciarias o universitarias que tengan poca inserción

laboral. En ese caso sugerimos hacer estudios en escuelas técnicas

o agrotécnicas. Debe acotarse que las escuelas agrotécnicas tienen

régimen de internado para quienes no viven en las inmediaciones

del respectivo establecimiento.

Apuntamos que para la inmensa mayoría de las familias, no solo

para el estudiante, comporta un gran sacrificio la prosecución de

estudios terciarios y universitarios. Aun siendo estos gratuitos, y

con escasas posibilidades de becas. Teniendo en cuenta ese

sacrificio- que muchas veces tiene que ser compartido entre varios
hermanos - sugerimos acudir a los servicios de orientación

vocacional.

Cabe agregar que las decisiones que estamos considerando, se

toman en un tiempo donde se han instalado las Tecnologías de la

Información y la Comunicación (TICs), emblematizadas por la

Internet. Esta disponibilidad, que no la tuvieron las personas de

las generaciones precedentes en la emergencia de tener que

decidir la prosecución de sus estudios.

Actualmente, con solo poner entre comillas la leyenda

“orientación vocacional", en un motor de búsqueda tipo Google,

se obtiene información de los lugares, donde se pueden realizar

estos diagnósticos, que sugerimos enfáticamente realizar, atento

debe tomárselos como una inversión, que contribuirá a evitar

costos ulteriores. Decimos estos porque no abundan los servicios

gratuitos de orientación vocacional. También los motores de

búsqueda, son sumamente útiles para complementar la

información que aparece en la conocida "guía universitaria".


Sin soslayar el valor de las vocaciones, podemos ahora comenzar

a enunciar sugerencias que ponemos en consideración de los

familiares o interesados directos en hacer estudios terciarios y

universitarios, inmediatamente luego de terminar sus estudios

medios y con edades entre los 17 y los 18 años.

Como a comienzos de la década del 70, la carrera que tiene más

posibilidades laborales y en cualquier punto del país, es

enfermería en sus diversas modalidades. Sé que entre la

muchachada, esta especialidad no tiene "buena prensa", pero para

quien tiene vocación por curar a los demás, es un camino seguro

que sustituye a la carrera de medicina, que esta saturada y que

ofrece muchas limitaciones para el ingreso.

Aunque desde el punto de vista de los estudios prospectivos,

ponen alto la carrera de bioquímica, por experiencias previas en

otras especialidades, no haríamos hincapié como no sea en tenerla

en cuenta.

Los profesorados, serían luego de la enfermería, los de más

segura inserción laboral. Además, la existencia de estos

profesorados está muy diseminada por la geografía argentina.


Si bien nos inclinamos por sugerir los profesorados en ciencias

exactas y naturales, que como los otros hoy posibilitan la

articulación para continuar licenciaturas universitarias y los

consecuentes estudios de post grado, ponemos nuestra atención en

los profesorados en Humanidades y Bellas Artes.

Sobre el particular, escribimos desde la propia experiencia de

cuatro décadas como graduados en una ciencia social. Alguna

vez, en una charla a estudiantes de la especialidad, dijimos que "el

país esta ávido de graduados en Ciencia Política, pero no está

dispuesto a pagarlo".Esto es aplicable al resto de las

humanidades, como a las bellas artes. Resulta llamativo en los

últimos tiempos, la afición de la juventud para las bellas artes.

Ello se refleja en la proliferación de conjuntos musicales,

teatrales, murgueros y circenses. Entendemos que a los efectos de

la subsistencia (Para dar el pan suficiente al espíritu y el pan

necesario al cuerpo..."), los profesorados en Humanidades y

Bellas Artes son una instancia que conjuga la vocación con el

empleo.
Como en las anteriores oportunidades que lo hemos hecho, una

vez mas nos abocamos a compartir desde nuestra parábola vital,

un conjunto de observaciones, decididamente cargadas de

subjetividad, destinadas a compartir una serie de consideraciones

dirigidas a los grupos familiares, de recursos limitados, que

se tengan entre sus miembros niños o adolescentes en trance de

tener que proseguir estudios medios, terciarios o universitarios.

Como en esas ocasiones esperamos que nuestras reflexiones

puedan aportar una cuota de racionalidad a tan trascendentes

decisiones, que cada uno tomara desde sus irrepetibles

circunstancias.

(Buenos aires, 12 de mayo de 2009)

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