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¿Qué es el feminismo?

El feminismo es un conjunto de teorías sociales y prácticas políticas


en abierta crítica de relaciones sociales históricas, pasadas y presentes,
motivadas principalmente por la experiencia femenina. En general, los
feminismos realizan una crítica a la desigualdad social entre mujeres y
hombres, y proclaman la promoción de los derechos de las mujeres. Las
teorías feministas cuestionan la relación entre sexo, sexualidad y el poder
social, político y económico.

Sus orígenes los podemos centrar en la época del Antiguo Régimen. En


el Antiguo Régimen la desigualdad jurídica de los miembros de la sociedad
era la norma. Nobles y clérigos gozaban de privilegios (exención fiscal,
monopolio de los altos cargos públicos, leyes y tribunales especiales)
vedados a la gran mayoría de la población (el tercer estado o estado llano).
La ausencia de derechos políticos (voto) y libertades (expresión, reunión,
religión) era otra característica clave del Antiguo Régimen.
En el caso de las mujeres, la mitad de la población, a todo lo anterior se le
debía unir su función social circunscrita a lo doméstico, a las labores de la
casa, de la procreación y del cuidado de los hijos; y su subordinación legal al
hombre, padre o esposo.

Con la Revolución Francesa y las demás revoluciones liberal-burguesas


se plantearon como objetivo central la consecución de la igualdad jurídica y
de las libertades y derechos políticos.
Pronto surgió la gran contradicción que marcó la lucha del primer feminismo:
las libertades, los derechos y la igualdad jurídica que habían sido las
grandes conquistas de las revoluciones liberales no afectaron a la mujer. Los
"Derechos del Hombre y del Ciudadano" que proclamaba la revolución
francesa se referían en exclusiva al "hombre" no al conjunto de los seres
humanos.
A partir de aquel momento, en Europa Occidental y Norteamérica se inició
un movimiento, el feminismo, que luchó por la igualdad de la mujer y su
liberación. Durante ese período, el principal objetivo del movimiento de las
mujeres fue la consecución del derecho de voto. Nacía así el movimiento
sufragista.
Ante esto podemos deducir que el feminismo ha sido y es, como
movimiento social, una de las manifestaciones históricas más significativas
de la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos.

En España sus orígenes fueron diferentes, la existencia de una


sociedad arcaica, con una fuerte ascendencia de la Iglesia Católica y
fuertes jerarquizaciones de género en todos los ámbitos de la vida social,
dio lugar a que el feminismo tuviera durante el siglo XIX una menor
presencia e influencia social que en otros países.

En el terreno educativo fue donde más avanzó el feminismo español.


Las iniciativas del Krausismo y de la Institución Libre de Enseñanza,
buscaban un avance en la educación, la enseñanza y en la cultura femenina.
No obstante, el modelo varió poco y en las escuelas se siguió trasmitiendo
pautas de comportamiento basadas en la función doméstica de la mujer.
Concebida como “ángel del hogar”, su labor debía dedicarse en exclusiva a
los quehaceres domésticos y al cuidado de la familia.
La resistencia a la generalización de la enseñanza femenina fue muy
acentuada. A lo largo de todo el siglo XIX, el analfabetismo femenino se
mantuvo en tasas enormemente altas que rondaban el 70% en muchas zonas.
En el caso español, hasta principios del siglo XX no se puede hablar con
propiedad de un movimiento colectivo de emancipación femenina.

Frente al feminismo la figura de la mujer ha estado muy presente o


ligada al arte. Es así que se enfoca de distintas maneras y perspectivas a lo
largo de la historia.
Al principio, frente a la escasa presencia en la historia del arte de
mujeres creadoras, el número de obras cuya temática se centra en la
representación de la mujer, especialmente a través de temas religioso
mitológicos.

La representación femenina más antigua está asociada al concepto de


supervivencia, a través de la imagen de la fecundidad. Desde las “Venus”
prehistóricas, los rasgos femeninos siempre se han relacionado con la idea
de la continuidad de la especie.

La figura femenina en el arte está también asociada al


comportamiento moral, tanto como representación de lo malo, del vicio, del
pecado, como de imagen de la santidad, como ejemplo de ello, encontramos
imágenes de Eva.

Las imágenes de la moral, las alegorías de las virtudes, o incluso la


representación de la Fe, poseen también rasgos de mujer, como figura
alegórica o como representación de santas mujeres.

A partir del Renacimiento, el desnudo femenino, dentro de las


representaciones de carácter mitológico, comienza a acentuar su carácter
erótico. Sin embargo no se produce una desvinculación total hasta algo más
tarde, cuando el desnudo pase a ser un desnudo, alejado de toda
connotación mitológica. Venus ya no es una diosa, sino que es una mujer que
muestra su cuerpo, como ocurre, por ejemplo, en la Maja desnuda de Goya.
Con las vanguardias, el desnudo femenino, más allá de la simple idea de la
belleza, aparecerá más claramente asociado al erotismo y la sexualidad, con
obras claramente sugerentes, , relacionándose también con los cambios
sociales en los que la mujer adquiere mayor libertad social, comenzando por
sí misma y por su propio cuerpo.

Hembrismo frente al feminismo.

El hembrismo es la posición contraria del Machismo. Es el fenómeno de


discriminación y subvaloración de los hombres por parte de las mujeres.

El Feminismo es un conjunto de teorías sociales y prácticas políticas, en


definitiva es el movimiento que está a favor del progreso de la mujer y
proclama sus derechos, crítica la desigualdad entre mujeres y hombres.

El hembrismo frente al feminismo, concibe a las mujeres como grupo


aparte, opuesto a los varones, defendiendo que los rasgos de personalidad
son consustánciales a su biología, cayendo en posturas de defensa a ultranza
de las esencias de lo femenino.

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