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Tampoco te creo

Ya sabemos quiénes (o quién) conforman el oficialismo a nivel nacional. A esta


altura es absolutamente inútil y redundante emitir juicios de valor sobre sus
cualidades, propósitos y procederes. Ahora, detengámonos un momento a analizar
la oposición o potencial alternativa de cambio. El personaje que ganó mayor espacio
en los últimos tiempos es Francisco de Narváez. Exhibiendo una pulcra y a la vez
enigmática imagen, a manera de un Bruce Wayne –Batman- del tercer mundo, este
multimillonario empresario juega el rol de filántropo pagando la campaña más
costosa que se recuerde para una elección legislativa. "Esta campaña cuesta
mucha, pero mucha plata, y es toda, pero toda mía”.

La pregunta es obvia: ¿Quién es Francisco de Narváez?

Francisco de Narváez Steuer, “el Colorado” para sus íntimos, nació en Colombia
hace 55 años. En ese país su abuelo materno, Carlos Steuer, hizo escala antes de
llegar a Argentina, huyendo de la 2da. Guerra Mundial que asolaba su
Checoslovaquia natal. Su madre, Doris, se casó con Juan de Narváez, un
colombiano de familia tradicionalista, dedicado al negocio del café.

Carlos Steuer era copropietario en Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia de una


cadena de tiendas llamadas “Te-Ta”, que en checo significa “tía”. Ya exiliado, en
1946 refundó esta empresa en Argentina, con el nombre de Casa Tía. Estas
famosas y entrañables tiendas atendían las necesidades de la por entonces
próspera clase media argentina. En su spot de campaña, vemos cómo su nieto saca
provecho de la memoria colectiva emotiva.

“A los 17 años entré a trabajar a la empresa. Me mandaron a abrochar los remitos


de las facturas de los proveedores. Con mucho esfuerzo llegué a director en 1989”,
dice Francisco en su prolija página web. Enternecedor, ¿no? Sólo me gustaría saber
en detalle cómo fue eso de “con mucho esfuerzo”.

A fines de los ’80 tomó las riendas de la compañía, desplazando a su hermano


Carlos, luego de una encarnizada pelea que sostuvieron por el control de la misma.
Aplicó una fuerte política de ajustes y despidos, e ideó la estrategia de canalizar su
fortuna hacia las finanzas y los medios de comunicación. Sin dudas la palabra
“pragmático” lo define a la perfección…

A pesar de su inexperiencia y de que nunca fue a la universidad, su desempeño al


frente de la empresa familiar y el posterior golpe de timón que comandó para
venderla y diversificarse en múltiples empresas puede calificarse de muy exitoso.
Actualmente, se sabe, es dueño del predio de la Rural, América TV, radio La Red, El
Cronista Comercial, posee el 20 % de Ámbito Financiero, y es socio de Clarín.
También forma parte del grupo D&S, un holding de empresas vinculadas a Internet
y nuevas tecnologías.

Afirma haber dejado atrás su perfil de empresario frívolo que lo ubicaba como
permanente animador de las fiestas fashion de los ’90, junto a su ahora aliado
Mauricio Macri, porque sintió que llegó el momento de asumir compromiso con el
país. “Un día dejé de lado la indiferencia, dejé de quejarme y me puse a trabajar
para cambiar la situación del país”, confiesa en su web site, “…Después me afilié al
Partido Justicialista”. Sin dudas, perspicaz detalle para tener alguna ambición
política concreta. Se sabe que el decir ser peronista permite acceder al preciado
combo que consiste en la sobornable adhesión popular más el poder profesar
cualquier tipo de ideología; mientras más extrema, mejor.
Actualmente es diputado nacional por la provincia de Buenos Aires representando al
“peronismo disidente” y encabeza la lista de candidatos para renovar ese cargo por
la alianza que consumó junto a Mauricio Macri y Felipe Solá. Se sabe con precisión
que el autor intelectual de la jugada es Eduardo Duhalde, aunque todos los
involucrados relativicen su influencia.

“Los 3 mosqueteros”.

Dice que se nacionalizó


en 1983 para votar por Raúl Alfonsín, luego apoyó fervientemente a Carlos Menem
y después respaldó a Kirchner en los comienzos de su gobierno. Llegó al Congreso
bajo el padrinazgo de Eduardo Duhalde y, después de pelearse con Roberto
Lavagna, se alineó al PRO de Macri, sitio que mejor le sienta por ideas y
procedencia social. ¿Quién puede criticarlo por estos vaivenes? Los radicales?...
Néstor?... Scioli?????... Algún político argentino?????!!!!!

Recientemente en una jugosa entrevista que les concedió a los periodistas Marcelo
Zlotogwiazda y Ernesto Tenembaum para el programa “Palabras más palabras
menos” de TN, declara abiertamente poseer “a título personal, decenas de millones
de dólares” (eludiendo pillamente la pregunta si eran cientos o decenas de
millones), que su patrimonio es público y que cualquiera puede consultarlo en la
página web del Congreso de la Nación. Si hacemos esa prueba, encontraremos
algunos datos de su gestión, pero nada que devele su declaración jurada. De todos
modos, me parece mucho menos atractivo saber cuánto dice tener De Narváez que
lo que declaró el resto de sus colegas en la Cámara de Diputados.

Representa al nuevo estereotipo de político, totalmente diferente al carismático


líder popular de retórica persuasiva que conmovía desde un estrado con su discurso
apasionado. Sabemos que ese llamado “político de raza”, auténtico, sin filtros, está
en extinción. Ahora vienen “cuidadosamente producidos”, diseñados por la
ingeniería de publicistas y asesores de imagen. Para su campaña, De Narváez armó
una logística sin precedentes. Contrató a los más costosos publicistas y conformó
un equipo de 120 asesores que incluye técnicos informáticos, consultores de
prensa, encuestadores y editores, que se encargan de estudiar cada detalle. Esto
sin contar que desde que se desempeñaba como empresario full time conserva un
“think tank” de 80 especialistas que le cuesta $ 500 mil mensuales. Además toma
clases de oratoria y teatro, y mantiene contacto con los asesores de imagen de
Barack Obama.

Pero a su cuidada imagen pública recientemente le entró una piedra en el zapato.


La empresa de telefonía Nextel informó tres llamadas realizadas durante 2006
desde un equipo a su nombre al “rey de la efedrina”, el ahora detenido Mario
Segovia. El diputado niega conocerlo y acusa de que esto es parte de una campaña
sucia en su contra.
Su caballito de batalla como propuesta de campaña es la lucha contra la
inseguridad. Como herramienta lanzó el llamado Mapa de la Inseguridad “hecho por
y para la gente”, de la provincia de Buenos Aires. Las víctimas de un delito pueden
reportarlo (a través del sitio, un 0800, o un
sms), quedando discriminados por tipo y zona,
para así prevenir otros. Pude constatar que
ante la paranoia que existe en esa provincia
por dicha problemática, el hecho de realizar
algo concreto para mitigarla, es
indudablemente un acierto de De Narváez
para ganar adhesión.

Mapa de la Inseguridad, idea importada de


Springfield.

Ante la requisitoria periodística responde que está de acuerdo con implementar una
reforma tributaria, donde se aplique el principio de progresividad, es decir que la
carga impositiva sea mayor en quienes poseen mayores recursos económicos. Pero
oficialmente nada de esto figura en sus propuestas en la página de internet, ni
tampoco hizo nada al respecto durante su labor parlamentaria.

Cumple la condición sine qua non de todo superhéroe que se precie: cierto halo de
misterio envuelve su persona. Confiesa que su agitada vida le fue dejando marcas
que las exteriorizó a través de tatuajes en su cuerpo. En un brazo lleva tatuado un
anagrama chino que significa "La crisis es oportunidad", y visiblemente en el cuello
una serpiente de agua, su signo en el horóscopo chino. Admite públicamente haber
intentado suicidarse en la habitación de un hotel 5 estrellas en 1992, época en que
llevaba a cabo la transformación de la empresa heredada. Reúne la cuota de
fetichismo que debe tener un millonario: pagó una pequeña fortuna en una subasta
en Roma por el traje de gala del general Perón y toda su biblioteca personal.

En fin, Francisco, muy a mi pesar… a vos tampoco te creo.

Luis Mauri.-

Francisco de Narváez junto a la diseñadora María


Conorti y la modelo Sol Acuña en una fiesta de
disfraces en los años ’90. – Revista Caras.

Francisco de Narváez junto a “una compañera”


cantando la marchita en la actualidad.

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