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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio de Educación
Universidad Santa María
Facultad de Odontología
3er año. Sección “A

Halitosis

Integrantes:

Amendolara, Samantha C.I. 19.044.027


Bertuol, Sabina C.I. 19.163.895
Garrido, Nadyeska. C.I. 17.423.097
Malano, Angélica. C.I. 18.947.020
Medina, Ma. Gabriela C.I. 18.561.211
Morán, Vanessa. C.I. 17.857.949
Perez,Arianna C.I. 19.191.073
Ponce, Paulina. C.I. 17.235.476
Sierra, Gabriela. C.I. 17.982.871

Caracas, 11 de Marzo de 2008


Introducción
La halitosis o el mal aliento conocido comunmente se puede
atribuir a diversas causas, como: la mal higiene bucal (cepillado
incorrecto o limpieza con hilo dental inadecuada), enfermedad de las
encías, ingesta de ciertos alimentos, como cebolla o ajo, tabaco y
alcohol, sequedad bucal (provocada por medicamentos, trastornos
clínicos y por disminución del flujo salival durante el sueño)
enfermedades sistémicas como cáncer, diabetes, hígado y
trastornos hepáticos.

Tiene una gran prevalencia en la población, puesto que se


estima que más del 50% de las personas la padecen. Casi todo el
mundo presenta halitosis al despertar por la mañana, después de
varias horas de sueño nocturno, cuando las estructuras de la boca
han estado en reposo y la producción de saliva ha sido muy escasa.

Una de las formas de saber si se tiene mal aliento es cubrirse


la boca y la nariz con la mano, exhalar y oler el propio aliento. Otras
de las maneras es preguntarle a alguien de confianza o a nuestro
odontólogo si tenemos mal aliento.

Es importante saber, conocer, informarnos acerca de qué es la


halitosis, ya que muchos la padecemos y la llegamos a padecer en
algún momento y es un factor determinante a la hora de
relacionarnos en un entorno social, ya que en muchas ocasiones se
puede presentar el rechazo y esto puede afectar nuestra
autoestima.

Halitosis
El termino halitosis proviene del latín “Halitus”, que significa
“aliento”; poéticamente se le utiliza como “viento suave” (“le queda
un halito de vida…”). También puede encontrarse en la literatura
científica con el nombre de cascomia o fetor oris.

La halitosis es un problema que se plantea con frecuencia en


la consulta de atención primaria y se define como el olor anormal
espirado. Puede deberse a causas locales o sistémicas y ser síntoma
de un proceso importante tanto local como general.

Halitosis, o mal aliento, es una afección de la que se da cuenta


muy a menudo. Sea en forma de mal aliento ocasional que siente
casi todo adulto sano al levantarse en la mañana, o sea en forma de
problemas más serios o graves, desde trastornos metabólicos hasta
tumores pulmonares.

Este trastorno afecta psíquicamente a quien lo padece por las


dificultades que se le plantean en su vida de relación: percibe un
rechazo inexplicable a la cercanía.

Prevalencia: Afecta al 50% de la población. A juzgar por la


magnitud del mercado de ventas de colutorios y otros productos
contra el mal aliento (de casi mil millones de dólares según las
últimas estadísticas), la halitosis es un problema personal que
preocupa a mucha gente.

Origen: El 85% es de origen bucal, el 15% se origina en otras


localizaciones del organismo.

Etiología
- Bucal: Puede ser, en general, provocada por la
descomposición bacteriana de partículas de alimentos, células,
sangre y algunos componentes de la saliva. De este modo, 90% de
las causas de halitosis se originan en la boca. Como las proteínas y
otros agentes químicos en estos materiales se van descomponiendo
en componentes más simples como aminoácidos y péptidos, se
producen muchas sustancias volátiles (ácidos grasos y componentes
de sulfuro) relacionadas con su descomposición. Otros productos de
descomposición pueden pasar a formar parte de las vías metabólicas
de las bacterias en la boca que se van desdoblando en compuestos
volátiles. Son, en parte, responsables por el olor de que se quejan
los pacientes con halitosis.

Esta da como resultados compuestos sulfúricos volátiles


(CSVS). Como el sulfuro de hidrógeno (H2S), metilmericaptano
(CH3SH), el dimetilsulfuro (CH3SCH) y otras sustancias químicas
(cadaverina y prutescina).

En el aire de la boca encontramos más de 400 compuestos


volátiles. Se ha hallado que son más de 300 bacterias bucales que
causan las concentraciones detectables de CSVS, asociadas a la
halitosis, con más del 80% de especies de placa subgingival
solamente. Se ha encontrado concentraciones más altas de CSVS en
los gases bucales en pacientes que presentan enfermedad gingival y
caries que los que se encuentran sanos. Bacterias anaeróbias
Grannegativas presentes en paientes con caries e intraperiodontales
también producen CSVS. Se ha observado que en la capa de
recubrimiento lingual, medio tercio dorsal posterior, donde quedan la
mayor parte de los alimentos, también hay CSVS.

Si bien las proteínas salivales son apropiadas para la


proteólisis bacteriana, ésta contiene además factores inmunes como
inmunoglobulinas específicas. La oxigenación de la saliva inhibe la
formación de bacterias anaeróbicas. El habla y la deglución ponen a
los dos tercios anteriores de la lengua en contacto con las
rugosidades del paladar, lo que sirve para limpiar esta parte de la
lengua. Finalmente, cualquier patógeno convive con cientos de otros
patógenos, anaeróbicos y aeróbicos, halitóticos y cariogénicos, como
también con los cambios ambientales que crean éstos. Por ejemplo,
el azúcar en la cavidad oral se metaboliza por bacterias aeróbicas,
muchas de las cuales producen ácidos como productos residuales.
Estos ácidos reducen el pH del sistema por debajo del nivel en el
cual las bacterias anaeróbicas halitóticas pueden alimentarse o
reproducirse. Lamentablemente también provocan cavidades.
Otras causas bucales de la halitosis pueden ser la ulceración a causa
de diabetes, herpes o trauma, las complicaciones posoperatorias de
una amigdalectomía, o cirugía reconstructora oral, cánceres bucales,
abscesos dentales, candidiasis, alimentos impactados,
restauraciones inapropiadas de los dientes, uso de productos de
tabaco, alcohol y/o dentaduras sucias. Desde hace siglos se ha
reconocido que los alimentos ricos en compuestos de sulfuro, como
ajos, cebollas o curries (que contienen ambos), son otras de las
causas de olor desagradable.

- Sistémica: Otras causas de halitosis se relacionan con la


excreción en la saliva de metabolitos normales (o anormales) de
procesos y funciones corporales no orales.
En esta relación entre halitosis y enfermedad sistémica
encontramos los siguientes olores:

• Daño hepático azufre-huevo podrido


• Cirrosis a ratón
• Uremia amoníaco
• Dializados pescado
• Diabetes manzana podrida-acetona
• Disfunción intestinal rancio fuerte
• Comida grasa agrio-heces
• GUNA hierva podrida
• Enfermedad periodontal fétido-cadavérico
• Anoréxicos-dieta acetona

Las causas respiratorias de la halitosis incluyen la sinusitis, la


tuberculosis, los carcinomas bronquiales, los microorganismos
extraños alojados en la cavidad del seno y hasta una faringitis
simple. Las discrasias sanguíneas como la leucemia y el cáncer de
pulmón producen igualmente mal olor. La xerostomía, o boca seca
crónica, que a menudo es consecuencia del avance de los años, de
la irradiación de la cabeza y la nuca, que se emplea para el
tratamiento de muchos cánceres, de algunos medicamentos, etc., es
causa también de mal aliento.

La función salival de los pacientes con xerostomía se debilita,


lo que puede agravar o precipitar la periodontitis o simplemente
aumentar la concentración salival de los CSVS e incrementar por
ende su concentración en el aire espirado. Una disminución del flujo
salival asociado con los ciclos circadianos del sueño es lo que
provoca el aliento matinal, que casi todos sufrimos.
Etiopatogenia: Es mas frecuente en la edad adulta que en la
infancia. Mas intensa por la mañana, aumenta en estados de
deshidratación y en las personas que retienen sustancias olorosas en
la boca. El mal aliento de causa local es menos intenso que el debido
a enfermedades sistémicas.
La halitosis de causas fisiológicas es variable, transitorio y se
reduce con una adecuada higiene oral, al contrario que el debido a
causas patológicas.

Clasificación: Para poder determinar su etiología durante la


realización de la historia clínica del paciente es conveniente que el
profesional conozca las diferentes características de la halitosis, la
cual conlleva después de efectuar una amplia revisión bibliográfica a
la siguiente clasificación,
1. Idiopática: No se conoce la causa por la cual se produce
dicha sintomatología.
2. Según el tiempo:
a. Exentual: El paciente está exento de halitosis.
b. Intermitente: Se caracteriza por intervalos alternados
de presencia y ausencia de halitosis.
c. Continua: No existe interrupción en la existencia de
halitosis en el paciente.
3. Según el olor emitido:
a. Específico: El aroma emitido pertenece a un tipo de
olor específico, por ejemplo: Alcohol, orina, acetona, etc.
b. Inespecífico: No puede determinarse que el aroma
emitido por el paciente pertenezca a un tipo particular de
olor, por ejemplo: Materiales orgánicos en descomposición.
4. Según el origen del mal olor:
a. Primario: la halitosis de origen primario el aire ya viene
cargado de los pulmones con elementos de olor desagradable,
provenientes de medicamentos o alimentos (cebolla, ajo, etc.), y
puede clasificarse a su vez en:
a.1. Por alteraciones fisiológicas: se producen
principalmente del proceso de putrefacción de los elementos
proteicos de la saliva, de células descamadas del epitelio oral,
leucocitos y microorgaanismos de la flora bucal, que producen los
compuestos sulfurados volátiles (CSV). Tambien puede ser por
estrés, estados de deshidratación, envejecimiento, todos estos
estados pudieran producir mal olor oral, esto se debe a la
disminución del flujo salival y por tanto a la disminución de la
limpieza mecánica de los dientes. También la ovulación, las dietas
para adelgazar pueden generar mal olor oral. Este puede ser
producido por:

a.1.1. Aliento matutino: durante el sueño el flujo de


saliva disminuye, no produciéndose el efecto detergente, y queda
estancada. Esto facilita el crecimiento incontrolado de bacterias
gram negativas y anaerobias, que producen un gas maloliente y
putrefacción de ácidos con la posterior producción de productos
sulfurados.
a.1.2. Edad: la calidad del aliento cambia con la edad.
Desde la adolescencia a la media edad se hace progresivamente
más áspero. En los ancianos los cambios regresivos de las glándulas
salivares, afectan a la calidad y cantidad de saliva, incluso con
buena higiene dental.

a.1.3. Prótesis dentarias: dentaduras, puentes u


ortodoncias pueden acumular restos de comida. Estas prótesis
deben extraerse y ser limpiadas una vez al día o por un dentista
periódicamente. Si se deja puesta una dentadura durante toda la
noche, se produce un olor característico dulzón pero desagradable
fácilmente reconocible.
a.1.4. Saliva: el nivel de halitosis es inversamente
proporcional al flujo de saliva. La masticación aumenta el flujo de
saliva, lo que produce una limpieza de la cavidad oral y se reduce el
mal olor. La xerostomía o boca seca causada por el sueño, tras
largas conversaciones, por efecto secundario de medicación o por
respiración nasal, también contribuye al mal olor. La xerostomía
crónica favorece las caries, infecciones, deshidratación y atrofia de
las mucosas, y provoca acidificación de la saliva, que facilita el sobre
crecimiento bacteriano, con incremento del porcentaje de gram-
negativos.
a.1.5. Tabaco: crea un aliento característico, que
incluso puede durar más de un día después de fumar. A veces es
usado para enmascarar una halitosis. También se observa aliento de
fumador en los fumadores pasivos.
a.1.6. Hambre: el ayuno puede ser causa de halitosis.
Los pacientes que se saltan una comida o que realizan una dieta
hipocalórica tienen mayor nivel de halitosis.
a.1.7 Comida: ciertos metabolitos procedentes de la
ingesta pueden absorberse a nivel gastrointestinal, pasan a la
circulación, se metabolizan en mucosa intestinal e hígado y se
expulsan por los pulmones, como en el caso de la cebolla y el ajo, o
el alcohol. Los pulmones también excretan los productos del
metabolismo de las proteínas y de las grasas. Por otro lado, el
contenido gástrico puede manifestarse al exterior a través de un
eructo o un vómito. En estos casos es pasajero y responde bien a los
métodos de higiene oral habitual.

a.2. Por alteraciones patológicas: Ciertas patologías sistémicas


generan entre sus síntomas halitosis, generalmente es una
condición tardía en la patogénesis de estas enfermedades, una
condición tardía en la patogénesis de estas enfermedades,
existiendo síntomas más urgentes y obvios que atender antes del
mal aliento ;dentro de estas tenemos las de origen bucal, extraoral o
de origen sistémico.
a.2.1. Halitosis de origen gastrointestinal: El
esófago normalmente está colapsado, aunque ocasionalmente
puede dejar escapar olor procedente del estómago, pero rara vez es
permanente.
En la unión de hipofaringe posterior y esófago, se produce una
pequeña formación que puede ir acumulando saliva y comida, que al
descomponerse puede producir halitosis. El olor no es continuo y
depende del peristaltismo esofágico. Personas con dispepsia
(gastritis, esofagitis, úlcera péptica), reflujo gastroesofágico o hernia
de hiato pueden tener aliento fétido. Un esfínter esofágico debilitado
permite la salida de olores gastro-intestinales.
La hemorragia digestiva presenta un aliento a sangre
coagulada. Otras causas son el cáncer gástrico, el síndrome de
malabsorción o la infección entérica.
a.2.2. Halitosis originada en el tracto respiratorio:
las enfermedades dentro de los pulmones o el tracto respiratorio
superior casi siempre producen mal aliento, como Infección
pulmonar o bronquial, bronquiectasias, absceso pulmonar por
anaerobios, neumonía necrotizante y empiema, tuberculosis y
enfermedades malignas. Cuerpos extraños en vías respiratorias
pueden acumular bacterias y producir olor pútrido.
Hay comidas que durante la digestión forman vapores sulfonados
que entran en la sangre. Cuando esta llega a los pulmones algunos
de estos vapores se expelan con la respiración. Los mejores
ejemplos de este tipo de comida son el ajo y la cebolla, pero también
esta el brécol, el pepinillo, los cebollines, los coles de Bruselas, el
café, el alcohol y hasta la piña.
a.2.3. Halitosis originada por enfermedades
sistémicas: Existen ciertas enfermedades que pueden generar
halitosis como parte de sus signos y síntomas, por ejemplo:
a.2.3.1. Diabetes mellitus mal controlada: la
hiperglucemia produce un aliento dulce, afrutado de acetona por un
acumulo de cuerpos cetónicos en sangre, que se expulsan por los
pulmones. Además, estos pacientes presentan mayor susceptibilidad
a infecciones orales (candidiasis, úlceras, enfermedad periodontal) y
a sequedad oral secundaria a deshidratación.
a.2.3.2. Insuficiencia renal: característico olor a
orina o amoniaco en el aliento.
a.2.3.3. Disfunción hepática severa: típico
fetor hepático caracterizado por olor a aminas dulces, que precede
al coma hepático. Se relaciona con la expulsión de dimetilsulfuro
procedente de la acción bacteriana sobre los aminoacidos azufrados.
En la cirrosis el olor es a sangre coagulada y a huevos podridos.
a.2.3.4. Diversos tipos de carcinomas: las
discrasias sanguíneas (leucemias, agranulocitosis, anemia aplásica,
histiocitosis X, linfogranuloma maligno mediofacial) producen olor a
sangre coagulada.
a.2.3.5 Enfermedades autoinmunes: como el
Síndrome de Sjögren, la artritis reumatoide, lupus eritematoso
sistémico y la esclerodermia, pueden producir xerostomía por
afectación de las glándulas salivales.
a.2.3.6. Desórdenes bioquímicos: la trimetilalaminuria con
su característico olor ha pescado.
a.2.3.7. La fiebre alta y la deshidratación: por la
disminución del flujo de saliva.
a.2.3.8. Deficiencias vitamínicas (vit. A y B12) o de
minerales (Fe o Zn) pueden producir xerostomía, favoreciendo las
fisuras que a su vez acumulan restos de comida y dan lugar al mal
aliento.
a.2.4. Halitosis originada por medicamentos:
Muchas drogas producen xerostomía, existiendo una relación
inversamente proporcional del mal aliento con el flujo salival. Las
drogas que la producen incluyen analgésicos, anticolinérgicos,
antidepresivos, antihipertensivos, psicoterapéuticos, agentes
antimicrobiales, antirreumáticos, antihipertensivos, y drogas
psicofarmacológicas, y otras. Los antineoplásicos favorecen la
candidiasis oral, el sangrado gingival y las úlceras orales. Las
fenotiacidas producen una lengua vellosa que facilita la acumulación
de comida y bacterias. Otras medicaciones que causan halitosis son
los compuestos iodados, nitrato de amilo, antianginosos (dinitrato de
isosorbide), antihipertensivos, antihistamínicos, ansiolíticos,
antipsicóticos y antidepresivos. Otra causa de xerostomia sería la
terapia de radiación.
a.2.5 Enfermedades neurológicas Epilepsia
temporal asociada a alucinaciones olfatorias, tumores cerebrales.
En estos casos no se objetiva la halitosis.

b. Secundario: Es aquella en que el aire sale de los pulmones


sin olor, pero, antes de ser eliminado del organismo se vuelve
desagradable.

b.1. Nasal: En la halitosis nasal el aire que proviene de los


pulmones no presenta olores característicos, se pueden decir que el
mismo se encuentra limpio, pero al arribar a las vías superiores, este
aire es contaminado por las bacterias o condiciones existentes
generándose el mal aliento. Por otra parte Si el olor que sale por la
nariz es peor que el procedente de la boca. Puede ser indicativo de
infecciones, como sinusitis, o problemas que afectan al aire espirado
o a secreciones mucosas, como en los pólipos. En la rinitis atrófica o
medicamentosa la alteración de la mucosa favorece el crecimiento
bacteriano y el mal olor. Otras causas son: atresia coanal unilateral o
tumores nasales, ocena, cuerpo extraño en la fosa nasal cuyo olor
recuerda al queso (típico de niños y pacientes con retraso mental:
huesos, frutos secos, bolitas, piezas de juguetes, etc., que inducen
una respuesta inflamatoria y pueden sobreinfectarse con facilidad). .

b.1.1. Causas periorales: nasal, paranasales,


laríngeas
b.1.2. Sinusitis crónica: caracterizada por goteo
postnasal y tos irritativa.

b.1.3. Epiglotitis aguda (rara causa de halitosis).

b.1.4. Anomalías craneofaciales: Paladar hendido.

b.2. Bucal: Enfermedad periodontal, estomatitis, faringitis,


tumores. En un 85-90% de los pacientes con halitosis (tanto
fisiológica como patológica), el olor se origina en la cavidad oral.
b.2.1. Higiene oral deficiente, con caries, placa dentaria
(sarro) y partículas de comida que permiten el crecimiento
bacteriano. Una caries simple no tiene por qué producir olor, pero sí
puede originarlo una caries de gran tamaño con acúmulo de comida.
Cualquier lugar donde exista acumulación y putrefacción puede ser
origen de halitosis: lengua, espacios interdentarios, área subgingival,
abscesos. La lengua es la localización de la mayor parte de las
bacterias anaerobias en la boca, y producen la mayoría del mal olor.
El origen lingual de la halitosis es el más frecuente en caso de
ausencia de enfermedad periodontal.
b.2.2. Reconstrucciones o restauraciones dentales
deterioradas.
b.2.3. Enfermedad crónica periodontal y gingivitis: es la
causa más frecuente, pero un importante porcentaje de pacientes
con halitosis no la padecen. La lengua puede oler peor si existe
enfermedad periodontal. Los tres patógenos periodontales
(treponema denticola, porphiromas gingivalis y bacteroides
forsythus) están asociados con el nivel de halitosis de lda boca. Se
produce por el depósito de microorganismos orales en la placa de los
dientes o en la bolsa periodontal. La presencia de inflamación activa
y hemorragia acentúan el proceso de putrefacción.
b.2.4. Absceso dentario y fístula oro-antral.
b.2.5. Gingivitis ulcerativa necrotizante o infección de
Vincent: produce un típico olor metálico. Evoluciona a una gangrena
de tejidos orales en personas inmunodeprimidas.
b.2.6. Estomatitis y glositis resultante de enfermedad
sistémica subyacente, gingivoestomatitis herpética, difteria,
herpangina, por medicación o por déficit vitamínico. El mal olor se
origina por las fisuras o tejidos desvitalizados y disminución del flujo
salival.
b.2.7. Causas ulcerativas: pénfigo, penfigoide, úlceras
traumáticas o aftosas, infecciosas.
b.2.8. Candidiasis oral: por el cambio de flora. Suele
suceder en casos de infección por HIV, cáncer, diabetes, xerostomía,
por uso crónico de antibióticos o corticoides inhalados.
b.2.9 Faringe: infecciones víricas, bacterianas o
fúngicas (herpangina, difteria, candidiasis, mononucleosis,
estreptococo...) Úlceras. Cáncer faríngeo primario.
b.2.10. Disfunción parotídea: está asociado a
diferentes situaciones, como la parotiditis vírica o bacteriana,
absceso parotídeo, sialolitiasis, tumor parotídeo o reacción
medicamentosa, así como a enfermedades sistémicas: diabetes,
alcoholismo, malnutrición, embarazo, sarcoidosis, leucemia,
tuberculosis, enfermedad de Hodgkin o herpes.
b.2.11 Amígdalas: como causa de halitosis crónica esta
discutido. Existe una halitosis transitoria en la amigdalitis aguda.
Ocasionalmente al comprimir una amígdala de aspecto normal,
emite un exudado de olor fétido. En las criptas de las amígdalas con
amigdalitis folicular crónica se puede ir acumulando secreción en
forma de pequeños trozos de milímetros de diámetro; si se
presionan tienen un olor pestilente, pero no parecen ser el origen de
la halitosis.
5. Halitosis imaginaria: Existen pacientes que se quejan de
mal aliento crónico y tienen una variedad de síntomas
psicopatológicos que en los casos más severos pueden
desencadenar en grandes desordenes. Por lo tanto un Síndrome de
referencia olfatoria es una condición de reconocimiento psiquiátrico
en donde ocurre una somatización de algunas presiones resultando
que el paciente cree que emana un olor fuerte de alguna parte del
cuerpo y generalmente es la boca; lo cual va a interferir en su
normal esenvolvimiento social1. Antes del diagnóstico de este tipo
de halitosis, el paciente debe recibir una repetición del examen
debido a su subjetividad y deben ser examinados antes de comer y
de los procedimientos de higiene oral, preferiblemente en la
mañana, en caso de confirmarse la ausencia física de la halitosis, el
paciente debe ser remitido al psicólogo.

Pronóstico: En general, la halitosis de causa local tanto


patológico como no patológica tiene fácil solución con la
instauración de las medidas para tratamiento. La halitosis de causa
no patológica sistémica (dieta, alcohol, tabaco, etc.) también tiene
buen pronostico si se corrige la causa. Por el contrario la halitosis
derivada de enfermedad sistémica (insuficiencia hepática, renal,
etc.) puede persistir a pesas de controlar correctamente la
enfermedad.

Diagnóstico: El profesional que recibe a un paciente que


refiere “mal aliento” o bien lo sospecha en la consulta tiene dos
caminos para diagnosticarlo.

El primero requiere un operador con experiencia en el tema y


que haya desarrollado un grado de sensibilidad olfatoria con
respecto a compuestos específicos; el proceso es muy subjetivo pero
útil en el caso de que no se disponga de la tecnología adecuada para
el diagnóstico; a esto debe sumarse todo lo citado con anterioridad
en cuanto a etiología, un prolijo examen y las anamnesis del
paciente observando lo siguiente:
1. El aire espirado por la boca es fétido y por la nariz no lo
es: la causa radica en la boca.

2. El aire espirador por la nariz es fétido y por la boca no lo


es: la causa está por encima del velo palatino.

3. Ambos aires son igualmente, fétidos: causa radicada en


faringe, amígalas, aparato respiratorio, sistema
digestivo, otras sistémica.

4. En la boca:

4.1. Posibles caries, obturaciones y prótesis mal


ajustadas. Áreas retentivas de alimentos, flemonoes, gingivitis,
periodontitis, abscesos periodontales, retención de placa
bacteriana y sarro supragingival.

4.2. Además de dientes y encías, con especial


atención cualquier factor retenedor de placa bacteriana,
debemos explorar el dorso de la lengua, principal depósito de
gérmenes anaerobios responsables de la producción de gases
sulfurosos malolientes.

4.3. Las mucosas y las mejillas también deben


explorarse en busca de úlceras, aftas u otras lesiones orales. En
general debemos prestar atención a todo elemento favorecedor
de la retención de la placa dental.

El segundo camino diagnóstico consiste en recurrir a la


tecnología disponible que comprende: monitores portátiles de
sulfuro, cromatografía de gases, detectores de llama fotométrica,
test colorimétricos, etc.

Debido a que estos procedimientos de medición varían desde


lo más limitados pero convenientes hasta los más caros y pesados,
una gran cantidad de investigación dental se dedica a establecer
una correlación de costo más bajo para los reconocidos marcadores
clínicos de la halitosis, que se utilizan como instrumentos para
determinar los niveles de las sustancias químicas implicadas en ella.

Entre los monitores de sulfuro el más popular y accesible es el


HALIMETER, del cual existen varios modelos. Es un aparato que
detecta los gases sulfurosos volátiles y puede medirlos en ppb
(partes por billón). Mide la presencia de estos gases producidos por
gérmenes anaerobios principalmente, y se considera que son de olor
ofensivo y desagradable cuando superan la cifra de 100 ppb, siendo
muy ofensivos a partir de los 150 ppb.
El test con el Halimeter permite además averiguar si el origen
de la halitosis es lingual, gingival y/o nasal. La conveniencia de
realizar este test el primer día o en posteriores visitas depende del
criterio de cada profesional. En bocas normales se miden 70-80 ppb
(partes por billón); 150 ppb indican mal aliento y existen casos en
que se ha llegado a medir hasta 2000 ppb.

Un complemento del monitor de sulfuro, también accesible en


el BANA test (n-benzoil-dl-arginina-naptilamida) (Lab. Oral-B), que es
un examen colorimétrico que detecta la presencia de microbios en
paradencio y lengua que generan mal olor. Consta de unos tubos
con tiras secantes reactivas en donde se coloca material tomado del
espacio interdentario con un hisopo, con cureta del fondo de la bolsa
o dorso de lengua con espátula. Para interpretar los resultados se
debe usar un criterio clínico NEGATIVO: no se observa color azul;
POSITIVO: desde trazos de azul, pasando por ligeras muestras, hasta
un fuerte color evidenciado sobre fondo marrón. Las desventajas de
este test son que detecta un número limitado de patógenos y no
provee información acerca de la sensibilidad antibiótica.

Un párrafo aparte en diagnostico merece la llamada halitosis


imaginaria. El profesional debe de estar preparados para diferenciar
un mal olor fuerte de los que emiten un olor más leve pero son más
sensibles a él y los que tienen mínima o nula emisión de mal olor
pero están convencido que su aliento es terrible. En estos dos
últimos ningún tratamiento convencional dará resultado. Hay
personas con mal olor crónico que no presentan evidencia objetiva
de este, fenómeno que se conoce en psiquiatría como “síndrome de
referencia olfatoria” y se describe como una situación de “distres”
psicológico (angustia, pena dolor) que resulta de la creencia de que
se emanan olores ofensivos desde alguna parte del cuerpo, por lo
general la boca. Esta entidad puede derivar en trastornos afectivos y
esquizofrenia por lo que ante la sospecha se debe derivar al médico
psiquiatra.

Prevención: Pautas generales para prevenir (y tratar) el mal


aliento o halitosis:

• Lávese con poca o nada de pasta dental los dientes después


de cada comida. En lugar de la pasta, puede mojarse el cepillo
en medio vaso de solución fisiológica más una cucharada de
agua oxigenada y, una vez húmedo colocar las cerdas sobre
un recipiente con bicarbonato de sodio y cepillar.

• Cepíllese también la lengua en cada cepillado o empléense


limpiadores de lengua.
• Utilícese el hilo dental para retirar células muertas, restos de
alimentos y bacterias de entre los dientes.

• Bébase abundantemente agua para evitar una boca seca.

• Evítense alimentos que producen un aliento fuerte (cebolla,


ajo).

• Cámbiese de cepillo dental cada tres meses.

• Evítense el alcohol, el carrillo, las comidas condimentadas (ajo-


cebolla), las grasas.

• Consúmanse vegetales, jugos cítricos, jugo de ananá.

• Control de la secreción normal de saliva en boca (la boca seca


produce mal aliento).

Tratamiento: Como la mayoría de las halitosis se deben a


factores locales, la eliminación o corrección de estos debería ser el
primer paso en su tratamiento, en especial cuando el resto de la
historia clínica es negativa. Puesto que las causas bucodentarias
son, como mucho, las mas recuentes; ante todo el paciente con
halitosis debe comenzarse por instaurar unos hábitos higiénicos
orales correctos, con cepillado dental y del dorso lingual y el empleo
de hilo dental. El sarro se eliminara mediante Tartrectomía y la
gingivitis con una buena higiene.

En el caso de existir periodontitis deberá realizarse


tratamientos periodontales. Así como si hay caries realizarle la
operatoria y obturarlas posteriormente.

El masticar chicle desodoriza la cavidad oral, favorece la


autoclisis con los movimientos de la lengua y mejillas y además
estimula secreción de saliva. Debe tenerse en cuenta que la mayoría
de los colutorios, dentífricos y aerosoles desodorantes solo
enmascaran los olores temporalmente, por lo que las medidas
higiénicas citadas anteriormente nunca deben olvidarse.

Hay algunas colutorios llevan en su composición como


solventes aceites, que pueden producir cetonas volátiles y por lo
tanto cierta halitosis. El alcohol, utilizado como vehiculo de muchos
de ellos, reseca la mucosa y produce alteraciones en la flora oral.
Los colutorios de clorhexidina y los de triclosan con citrato de zinc
son eficaces en la reducción del mal aliento.

En los casos de halitosis por xerostomía el masticar chicle sin


azúcar resultaría bueno para estimular la producción salival. La
pilocarpina al 5% resulta efectiva colocando 2 gotas sobre la lengua
tres veces al día.

En caso de consumo de alcohol y/o tabaco se le informara al


paciente al respecto de las medidas indicadas. Si se sospecha que se
debe a la dieta se intentara realizar cambios oportunos con
disminución de los componentes grasos y proteicos y el aumento del
consumo de frutas y vegetales.

Si la halitosis es debido a causas locales patológicas y no


patológica o por causa de algún medicamento; hay que valorar la
situación de este, y reforzar las técnicas de higiene.

Por el contrario si es debida a enfermedades sistémicas hay


que tratar principalmente el trastorno de base. Cuando se sospeche
que ya sea un problema psicológico será precisa la intervención de
un especialista en salud mental.
Es totalmente imposible establecer un tratamiento correcto y
eficaz si no se cuenta con un diagnostico de certeza, esto es,
primero debe investigarse todo lo posible con todos los medios a
nuestro alcance sobre la dolencia de nuestro paciente. Una vez
obtenido este conocimiento se puede hablar de tratamiento.

Según el tipo de halitosis diagnosticada se establecerá la


orientación del tratamiento:

1. Halitosis fisiológica: medidas de higiene general.

2. Halitosis secundaria a patología oral:


odontólogo/estomatólogo.

3. Halitosis extraoral: médico clínico/estomatólogo.

4. Halitosis imaginaria/halitofobia: estomatólogo/médico


psiquiatra.

El tratamiento puede dividirse en 4 grupos según el objetivo


principal:

1. Objetivo de enmascara: pastillas de mentol sin azúcar, goma


de mascar sin azúcar, enjuagues bucales, atomizadores y
sprays bucales, etc.

2. Objetivo antibacteriano: clorhexidina, cloruro de


cetilpiridinio, cloruro de bencetonio, triclosán, etc.

3. Objetivo de convertir las formas volátiles de CSVS en no


volátiles: bicarbonato de sodio, cloruro de cinc, agua
oxigenada.
4. Objetivo combinado: baño de boca: triclosan más cloruro de
cinc; baño de boca: clorhexidina más agua oxigenada más
perborato de sodio.

Los tratamientos más avanzados como uso de antibióticos


están raramente indicados salvo en los casos de infecciones orales
posoperatorias.

Conclusiones.

La halitosis es una enfermedad poco estudiada en nuestras


consultas de Atención Primaria.

Aunque se la considera más un problema social en relación


con una higiene dental deficiente o con enfermedades de la cavidad
oral, en ocasiones puede ser la manifestación de patología a otros
niveles (perioral, respiratoria, digestiva), o incluso de una
enfermedad psiquiátrica o sistémica grave. Por tanto, una primera
aproximación debe incluir una historia clínica (dieta, fármacos,
hábitos tóxicos, higiene dental, historia médica) y exploración física
completas, así como una analítica general.

Como primera medida se recomienda el cepillado de dientes y


lengua dos o tres veces al día, hilo dental una vez al día y enjuagues
y gargarismos con un colutorio de clorhexidina dos veces al día y
reevaluación a los 7 o 14 días. Si no existe mejoría, debemos valorar
estudios complementarios para descartar causas orales o extra
orales.

Se pueden usar actualmente muchos enjuagues para el


tratamiento o la prevención de la halitosis, pero dada su evolución
crónica, muchos de ellos ofrecen poca o nula ayuda. El más efectivo
es la clorhexidina, pero con muchos efectos secundarios. También
efectivos y con menos problemas se encuentran el cloruro de zinc,
los enjuagues de dos fases agua-aceite con Listerine. Se necesitan
más estudios de investigación para llegar a unas técnicas
diagnósticas y tratamientos adecuados. En los casos en que la
halitosis es secundaria, es primordial el diagnóstico etiológico y de
tratamiento específico.

Bibliografía.

• Acta odontológica venezolana. Volumen 40 Nº 2. 2002.


Revisión Bibliografica: clasificación de la halitosis.
• E. Ceccotti. El diagnóstico en la Clínica Estomatológica.
Editorial Panamericana, 2007. Buenos Aires.
• VV Staff, Antonio F. Conceptos básicos de
odontoestomatologia. El sevier España, 2001

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