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El establecimiento del Museo de la Memoria

Por: Augusto Álvarez Rodrich alvarezrodrich@larepublica.com.pe>


La República
Lunes, 30/03/2009

Es una decisión que, sin duda, debe ser saludada, el radical


cambio del gobierno en relación con la construcción de un Museo de
la Memoria que recuerde esas dos décadas de horror con el fin de
que nunca más se repitan en el país.

El gobierno tuvo una cerrada actitud en contra de que se acepte la


donación ofrecida por el gobierno alemán para financiar la
construcción y mantenimiento del Museo de la Memoria que sirva a
los peruanos para entender lo que ocurrió en el Perú en esas dos
décadas en las que el terrorismo emprendido por Sendero Luminoso
puso en jaque a la nación, y en las que la manera como el Estado
realizó la defensa indispensable frente a dicha agresión por
momento sólo agravó la situación.

La falta de argumentos del gobierno para oponerse a dicho museo


parece que hizo recapacitar al presidente Alan García e inducirlo
a dar marcha atrás en esta actitud lamentable pero entendible si
se tiene en cuenta que él fue un actor relevante en la barbarie
ocurrida en el país durante los años ochenta.

Un detonante para darse cuenta de la actitud retrógrada en la que


había caído el gobierno del presidente García debe haber sido el
artículo publicado hace una semana por Mario Vargas Llosa, en el
que justificó la necesidad de construir el Museo de la Memoria, a
propósito de las declaraciones lamentables del ministro Ántero
Flores-Aráoz, en las que intentó explicar el absurdo de que,
mientras en el Perú hubiera pobres, no se necesitan más museos.

En este sentido, diversas versiones periodísticas dan cuenta de


que el gobierno del presidente García ha reconsiderado su actitud
inicial en este tema y que ha decidido solicitarle a Vargas Llosa
que encabece un grupo de trabajo para que organice la construcción
del Museo de la Memoria.

La participación de Vargas Llosa en este propósito debería


contribuir, gracias a su liderazgo personal, no sólo a la
construcción efectiva del museo, lo cual significaría un verdadero
avance, sino a que éste se concrete de una manera que impida que
sea utilizado políticamente por los gobernantes de turno con el
fin de, por ejemplo, ocultar responsabilidades en relación con lo
realmente ocurrido.

Para decirlo de una manera clara y directa, Yuyanapaq (Para


recordar) no es el himno al terrorismo que algunos han querido
pintar con muy mala fe, sino una exposición magnífica que recoge
muy bien lo sucedido en esos años dramáticos en el país, tal como
el propio Vargas Llosa lo escribió hace una semanas en su columna
sobre el tema.

Ojalá que no cambie de opinión en las semanas que vienen, y que el


museo se concrete como debe ser.

En: http://www.larepublica.pe/claro-y-directo/30/03/2009/la-
memoria

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