La Tipografía admite cuatro definiciones concretas: La
primera, refiere al origen de la palabra tipografía; designa la técnica de impresión con tipos móviles procedente de Asia que llegó a Europa a mediados del siglo XV. Por otro lado, impuesta por los avances tecnológicos, extiende los alcances de la primera definición y denomina tipografía a todas las modalidades de reproducción de palabras y textos de la actualidad. La tercera, utilizada en ámbitos académicos, denomina Tipografía a la materia en que se desarrollan los contenidos históricos, teóricos y prácticos referidos al elemento con que se representan visualmente las palabras y los textos. La última es más abarcativa y se emplea recientemente en el ámbito profesional del Diseño Gráfico: así es que se denomina Tipografía como la disciplina que dentro del Diseño Gráfico estudia los distintos modos de optimizar la emisión gráfica de mensajes verbales. Cuando caminamos por la calle, o vamos en colectivo; ¿Qué es lo primero que vemos a nuestro alrededor? Si, una avalancha de publicidades con tipografías gigantes para que las veas desde donde estés donde estés. La Tipografía tiene una dimensión técnica y funcional basada en el oficio de tipógrafos e impresores. Cuenta con sistemas de medición y cálculo que ayudan a organizar y racionalizar la comunicación visual. Pero tiene además una dimensión humanística que se basa en la escritura, representación abstracta de objetos e ideas que hizo posible el registro de la cultura, la organización del pensamiento y el desarrollo intelectual del hombre. Entendida como disciplina, la Tipografía profundiza y enriquece en direcciones múltiples los alcances del Diseño Gráfico. Este es un tema que pasa por desapercibido en la mente de quienes no son especialistas; no se logra detectar con facilidad, solo miramos qué es y que dice ese objeto que la contiene. Lo que muchos no hacen, es detenerse a ver por qué está esa letra ahí, por qué de ese tamaño, por qué ese espesor, esa separación; el por qué de sus atributos. La tipografía es el aspecto visual del idioma, cómo se expresa gráficamente lo que hacemos con gestos. Está ubicada hasta en los rincones más pequeños, donde ni siquiera nos imaginamos. Vamos a hacer una prueba: no dejes de mirar esta hoja, mirá hacia tu costado en alguna dirección, y vas a encontrarte con lo que te estoy diciendo, vas a ver letras de diversas variables, más negritas, mas condensadas, en cursiva, o adentrándonos en técnicas, diferentes fuentes y familias tipográficas. ¿Nunca se te ocurrió pensar que esto es así por alguna razón?. Las letras negritas, o como las llamamos nosotros los estudiantes y profesionales: Bold, nos sirven para destacar una cosa del resto, pero claro, no hace falta que haga “ruido” en la composición, el ruido rompe con el esquema y parte la comunicación en pedazos, haciendo de cada signo un tema distinto; para eso existen las familias tipográficas, no es poner una letra linda que mas o menos me guste y listo, tiene que tener cierto criterio de composición para que no moleste al momento d la lectura, por eso todas las letras de una familia tienen que mantener un peso visual entre si para que se reconozcan como unidad y que no parezca que cada letra, número o símbolo pertenece a una familia diferente. Comprendemos por familia tipográfica, donde se extienden muchas variables de una sola fuente, como por ejemplo: Helvética, que contiene 68 variables, ya sea bold, condensada, versalita y las 65 restantes. Esto quiere decir, que podemos generar una composición a partir de una sola tipografía, sin hacer ruido. He aquí un ejemplo de un cartel que realicé para una materia de la facultad, fíjense que es todo la misma familia tipográfica, en este caso Verdana, y hay destacados, pero no hace ruido. Lo mismo pasa en este diario, se buscan siempre las mismas familias dentro de la pagina para no generar un choque visual. La tipografía existe desde un cartel, hasta una taza, pasando por todos los objetos visuales que se pueden pensar y ver. Lo que ocurre, es que muchos no lo ven. Esto quiere decir que el trabajo del diseñador es bueno, si nuestra función consiste solamente en transmitir visualmente lo que el comitente nos ordena, sin que tengan que ponerse a descifrar que quiere decir; más bien se deberían llamar “comunicadores gráficos”; pero existe el caso de los que llevan el diseño en el alma, diseñan por vocación, por sentimiento, donde dejan el rol de comunicador, y llevan el diseño al límite, empleando todas sus funciones y haciendo que lo que están comunicando, realmente sea Comunicación Visual. Este artículo pretende concientizar a todos aquellos que ni siquiera sabían que era la tipografía y ni se les cruzaba por la mente; y agradecer a todos aquellos diseñadores que ponen en juego su carrera día a día, por hacer las cosas bien, y no solo por cumplir.
Por Luciana Vidal
Estudiante Diseño Gráfico Universidad Abierta Interamericana