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CoLibris HERNANDEZ ARACENA, ROBERTO & LUIS PEZO ORELLANA (eds) 2010, — La Ruralidad hana actual: Aproximaciones desde la amtropologia. ~ San ile: CoLibris, 2010, 388 p. worded Con dl patrocinio de: ago Colegio de Ants sre wcobagioantropolagoscl U Faculte ee Ciencias Universal de Chile sewagronomisuchileed Corporaciéin de Desatrolla de las Ciencias Sociales wewweedeedl Disefto y portada: Jorge Lopez F, Documentacidn bibliogrifica: Florence Paul © CoLibris ediciones, Santiago de Chile, 2010 © Roberto Hernindez Aracena 2010 © Luis Pezo Orellana 2010 Registro de propiedad intelectual N° 195.937 8993.00-9 ‘Todos los derechos reservados. No se permite reproducit, almacenar en sistemas de tecu- peracién de Ia informacién y transmitir parte alguna de esta publicacion, cualquier que sea el medio empleado ~clectrénico, mecinico, fotocopis, gribacién, etc sin el permiso previo de los tinulares de los derechos de propiedad intelectual. CoLibris ediciones JM. Infan Providene’ worwicolibris-ecliciones.com Lat suet aati vigencia y legitimidad de las practicas etnograficas y antropolégicas. Claramente, al recorrer Latinoamérica, y en particular Chile o México, de modo genérico se observan cambios que implican nuevos con- tastes de la ruralidad con los espacios considerados tradicionalmen- te urbanos, asociados a la movilidad de las personas, de los de la informaci6n; asimismo, la deslocali: economicas y nuevas especializaciones que transforman cl espacio y con ello el proceso de produccién, de circulacién y de consumo. bienes, -idn de algunas actividades PUNTOS DE PARTIDA Fue Robert Redfield, el antropdlogo norteamericano, quién postuld que las sociedades campesinas se constituyen sobre la base de ciertos principios de «solidaridad moral», entendiendo que las relaciones de parentesco juegan un papel significativo para su con- dicién distintiva, que la tierra no ¢ 6lo un bien, sino que en torno a clla se forja un «modo de vida» que constituye también un medio de subsistencia, el que inicialmente se encontraria lejos de un espi- ritu de lucro, Asi, conceptualmente las sociedades campesinas son distinguibles; no son ni una tribu ni la ciudad, se ubican en una situacién intermedia, pero en necesaria interrelacién con la urbe que le proyee servicios complementarios, Redfield, ademas, observa ¢ introduce una cuestiGn significativa: se establecen estas sociedades en una relacién de dependencia vertical respecto de la urbe. Esta sola idea de la udependencia verticals, hace que el mundo rural aparezca como contrastado. Por una parte, de las sociedades horticultoras, antecedente de las campesinas; y, por otra, de las utba- nas, apelando a la distincidn entre sus complejidades, la especial cién y el valor de las tradiciones y los sistemas rituales, Pero, ho} con esta misma ldgica de la distincidn, el contraste sera necesaria- mente entre estas sociedades con la agroindustria; es decir, con la penetracién del capital especulativo y financieto y las dinamicas pro- pias dadas en los territorios tradicionales por el contexto espacial regional, nacional y mundial, ya que en estas redes ¢ intersticios de intercambio se inscriben con sus rasgos y patticularismos laborales, a Lor RERALINAD CHILE ACTON espaciales, simbdlicos, econdmicos, sociales y culturales, y donde se aceleran, debilitan y reinventan sus propias ldgicas y estructuras, Sin abandonar los contrapuntos enunciados, es importante resaltar que ya en los 40 del siglo pasado, ¢l mismo antropdlogo hablaba de un cierto «detetioro morals, entendide como propensi6n a una cicrta tension y fractura, precisamente por esta dependencia vertical respecto de la urbe en lo que puede considerarse déficit o debilidad y por el peso ¢ influjo que poseen las ciudades como cen- tros industriales, como productoras de tecnologia y de irradiacién de servicios. En sentido estricto, el «detetioro» generado por esta aper- tura vinculante en una diversidad de campos, debemos leerlo como el proceso de cambio y transformacién que se da en el seno de las unidades productivas y que debilita su condicién distintiva o «tipo ideal» —en la terminologia weberiana. A saber, se tratarfa de una cier- ta insostenibilidad del conjunto de valores y pricticas que se ubican mis alli del sentido de apropiacién puramente material sobre la tic- rra, los ritos en torno a ella y practicas ancestrales que enlazan natu- raleza, cultura y modelos locales de conocimiento y gestiGn. Con estas distinciones surge el campesino como sujeto-objeto: de estudio, que corresponde a un tipo de unidades productivas cuyo fruto del trabajo se expresa en participacién en el mercado, en posi- bilidades para la reproduccion social, cotidiana y generacional, ritualidad, en un paso més en el proceso de reconversién del sujeto de estudio de la antropologia anclado inicialmente en las socicdades lejanas propias del mundo colonial, y ubicadas material y simbdlica- mente en las antipodas de Occidente. Y, es en la ‘a especificidad y relacin diferenciada con la utbe, donde se expresan las tensiones y secularizacién de muchos ambitos de su cultura que conducirian a lo que se le llamé «detericro moral, entendiendo que la sociedad campesina y la vida comunitaria se abre a influjos externos que deri- varan en lo que hoy, Giddens Ilamara desenclave, es decir, «la extrac- cion de las relaciones sociales de sus circunstancias locales y su rearteculacion en regiones espaciotemporales indefinidas».* 1. A.GIDDENS (1990), Canessensiar de la mecernidad, Madrid, 1998, p. 30. 48 Lat suet aati De este modo, Ia concepcin del campesino como un sujeto y como un actor, impone un presupuesto bisico: que sus pricticas tradicionales constituyen en si mismas una forma de capital social, © capital social comunitario que le definen. En sentido estricto, se feconoce que algo se pone en comin; y, lo puesto en comiin, son tanto clementos pragmaticos como cucstiones de orden simbdlico, vitalizados cn el cotidiane, y en cl que se expresan como memoria los modos del saber hacer, otorgando, de paso, lugares especificos a las relaciones mantenidas con la naturaleza, las cosas, los hombres y las mujeres. Por tanto, son estos elementos, las relaciones, las referencias y los afectos los que hacen que cl individuo y las unidades producti- vas tengan conciencia del lugar que ocupa como tal en esta sociedad; y, por cierto, podemos afirmar que si las relaciones son mas prdxi- mas y homogéneas en torno alo comin, la sociabilidad ser mayor. Asi, los antropélogos preocupados de estas comunidades y tra- diciones culturales hemos puesto cl acento en los puntos de acerca- miento y comunién, en las practicas y la reciprocidad, en aquello distintivo que separa de otros y une en torno a otros. Esto es, en la posibilidad desde nuestra practica tedrica y metodoldgica de realizar una aprehensidn holistica de las relaciones que alli se acrisolan, euyo alfer ego —durante décadas— sera la ciudad prdxima o lejana. Entonces, el capital social comunitario —como atributo de identidad-, refiere, por una parte, a la capacidad de los sujetos miembros de una comu- nidad para coopetar entre si, como manifestaci6n de una red de apoyo y vinculos especificos; y, por otras a la posibilidad de realizar una gesti6n colectiva. Por ello, i hay que destacar el contenido espe- cifico que implica este capital social y cultural, debemos pensarlo sobre el valor y prictica de la democracia, en tanto posibilidad de participacién y como principio de equidad que de esta forma de articulacién horizontal se genera. El peso especifico de estos presupuestos es demasiado impor- tante para minimizarlo. Sin embargo, hoy debe ponerse de cara a la escena de las grandes transformaciones, las que han de observarse siempre bajo la idea rectora del «progreso» o modernizacion, matriz constitutiva de la filosofia de los estados nacionales como de la 49 Lor RERALINAD CHILE ACTON prictica discursiva de los cientificos sociales, tanto de los que man- tienen dentro de la afirmacién de su légica como de aquellos que han tenido un discurso contradictorio © alternativo, cuestién que alienta un anilisis en cuyos intersticios se juega la reciprocidad y la cooperacién entre sus miembros. Fn los tltimos 50 afies -como politica del desarrollo-, sabemos que se ha vivido un anomico y forzado trayecto de aquellas «formas productivas atrasadas» hacia el progreso, en las que las sociedades tradicionales, agricolas y artesanas, han comenzado a dar paso, cada vez mas raudo, hacia formas industrializadas, al salario como fuen- te de ingresos extraprediales, a un aumento en el consumo y Ia inno- vacion tecnoldgica, refrendado por un aparato politico, tecnocrati- co, social e institucional favorable a la idea de crecimiento materia- lista y de extraccién de renta de los sectores rurales. A partir de lo anterior, si consideramos que el habitat se define al ser habitado y que cada cultura configura un estilo de apropiacién del ambiente y lo simboliza, reconoce sus recursos naturales y le otorga significado a sus practicas de uso y transformacidn, entonces podemos comprender que la experiencia generalizada del desarrollo ha provocado un proceso de desequilibrio y ruptura en una dimen- sion general, global y planetaria sobre estas comunidades, que sobrepasa un territorio o una cultura en particular, y, mas bien, las condiciona dentro de l6gica generadora ~y totalitatia~ que planifica por encima de las légicas ya veces a pesar de, las decisiones, acciones, percepciones, afectos y significaciones de y modos tradicionales, cada cultura particular. Entonces, diacrénicamente hemos de obser- var como la globalizacién de la tacionalidad econdémica y tecnolégi- case ha impuesto sobre la valorizacion cultural de la naturaleza y de la vida, sometiendo los potenciales ecolégicos, dominando las iden- tidades locales y subyugando los saberes. ' Por lo sefialado, la naturalizacién de los puntos de referencia o- la wecindad de las concepciones simbédlicas de los individuos en el cotidiano, es decir, tado ese orden compartido o memoria en la que 1B, La (1998), «bicat/habitar, in: G. Toko & M. Leal (eds), Destine delta, México, 1998. 50 Lat suet aati se expresa el capital social y cultural, que es donde inevitablemente se dan y viven las relaciones de cooperacion y conflicto que los antropdlogos Hamamos lugar, es hoy, y en los marcos de la figura de la Hamada «nueva ruralidad», donde se materializa més que en nin- guna otra parte la individualidad, se desdibuja el colectivo y reorde- na cl valor del capital social, en la medida que sc invisibilizan mode- los culturales especificos y cosmovisiones sobre la naturaleza y los ecosistemas. Y, mas aun, tratandose de agricultura familiar, esta ima- gen se debilita y ve restringida por la falta de activos de calidad, los pro- blenas de acceso a ka infraestructura y los servicias piblicas y pritados [lo que] ha recibido selativamente poco apoyo en comparacién con [a contribucién a ta sociedad, especialmente con respecto a la alimentacién basica, exppleo, sostenibi- lidad ambiental y aporte cultural." En esta misma direccién, se verifican los alcances diferenciados y los rasgos hegeménicos o de subalternos de los sistemas produc- tivas. Por una parte, tenemos el campesinado como una forma pro- idcracla energéticamente eficiente, ccold- gicamente conservacionista y sustentable, y suficiente en términos alimentarios. Por otra, aparece el sistema agricola y ganadero capi- talista, expansivo ¢ incorporado al proceso de globalizacién y unido a redes mundiales, que en los paises «menos desarrollados» ha pro- vocado deterioro ambiental, reduccion de biodiversidad y degrada- cién de los suelos y demas recursos naturales. Entonces, hoy, ade- mas de lo que significan estos modelos productivos campesinos que parecen minimizados y «relictus», tenemos un orden caracterizado por la concentracién de la produccién alimentaria y toma de deci- ductiva no capitalista, cot siones en los paises desartollados, y un déficit estructural en los paf- dependientes, rasgo que ya no se corresponde con la importan- cia que la produccién agricola tenia internamente en estos Ultimos, y, en algunos casos, también en relacién al exterior, Dentro de la antigua divisi6n internacional del trabajo, sostiene Blanca Rubio, metaféticamente ellos eran la ciudad y nosotros el campo.* Esto ha 8 LJ. GRAZIANO DA SILVA 2008), «Lin New: Deaf para la agriculturas, in: «Agricultura en América Latinar, Nurs Stcieded, Caracas, septicmbne-octulore 2009, n° 2: Lor RERALINAD CHILE ACTON desaparecido, pero también ha desaparecido una institucionalidad que se haga cargo del fomento y preservacién de la pequefia pro- duecién rural. Asi, con claridad son los tiempos externos los que subordinan los tiempos locales, los aceleran y transforma, y en esta medida damos un salto cualitativo y cuantitativo respecto de todos los ana- lisis realizados por economistas, gedgrafos, socidloges y antropolo- gos que veiamos en la urbe la maxima expresién de la materializa- cién del capitalismo. Milton Santos, el geégrafo brasilefio sostenia: «hoy, gracias al fenomeno de las redes y de la difusién de la modernidad en eb territoria, sabensos que ef capital nnevo se difturde mas anplia, mas profunday mis rdpidarnente en ef canapo que en ta ciudad. Y en ésta, ef misso antbiente construido frecnentemente constituye un obsticulo para ta difusién de los captta- kes nuevos», Pero, por la misma razén, aunque sigue siendo (la urbe) paleo de todos los capitales», puede seguir atrayendo y eobijando a las nultitudes de pobres expuisados del campo y de tas ciudades medias por la modernizaciin de ta agricultura_y de los servicios»,' Conforme a lo sefialado, se puede afirmar categéricamente que la globalizacién requiere de un tiempo mis acelerado, con una inten- sa movilidad de los factores de produecién, las mercancias y el fin de las fronteras, generando nuevos espacios de vinculacién que obli- gadamente sobrepasan los limites locales, regionales y nacionales, Entonces, el capital local y transnacional sobrepasa toda barrera espa- cial opuesta al tréfico y al intercambio, y en este sentido anula el espa- cio por medio de la introduccidn de un nuevo tiempo;’ y, es por esto mismo, que desde comienzos de los ’80, que se puede observar metaféricamente el mercado mundial de los alimentos como un gran supermercado, provisto slo de mercancias, porque los paise: americanos han descuidado el sector agricola, generando condiciones latino- 2, B, Ruwio (1995), «Agricultura mundial, estructura prosiuctiva y nueva via de desarrollo rural en atina (1970-1992)», in: H. Casion de Grammont (coord), Gilebilsutén, deteriore anbicelal y reoryaninacin social en of capa, México, 1995. EM. Santos (1996), Lar Natnraesa dof espaaia Barcelona, 2000, p. 275, La presencia de los pobres cn la ciudad ~segtin Santos-, enriqueceria la diversidad socioespacial, cuestidin que se expresacia en la Améni imuaterialidad de los barrios, es deeie,en el alto contraste de los mismos, a lo que se agregarian las for mas dee trabajo y de vida. 2. HL SAL (2002), Aunrypedai, estaclns ranels canbe socal, Mexico, 2002, p. 38, Lat suet aati para que sus habitantes estuvieran condenados a vivir en la pobre- zay el hambre.' Lo anterior, hace que la euestién agraria como cuestién social deje de ser un problema estrictamente campesino como lo hubiése- mos planteado en términos clisicos. Ahora, las problemiticas son mas amplias y complcjas, no reducibles a la idea de un desarrollo desigual de lo urbano y lo rural, ya que las variables a considerar involucran a nuevos actores: empresarios nacionales y extranjeros, no necesariamente ligados a la agricultura; existen miultiples ocupa- ciones no agricolas, jornaleros agricolas en un mercado de trabajo inestable y deslocalizado; migrantes y rutas complejas de éstos en busqueda trabajo que sobrepasan los limites de un pais; la partici- pacidn decidida y necesaria de la mujer, el reacomodo de la estruc- tura familiar, asi como jévenes que se vinculan —cada vez mas—a cuestiones indu: matriz de la ruralidad implica un quiebre entre la produccin agra- riales. Estos cambios en lo que ha venido siendo la tia y su organizacion social y espacial, y también con el desarrollo rural, porque hay circuitos agroindustriales que son rururbanos, de interpenetraci6n mutua entre lo rural y lo urbano. EL ESPACIO A partir de lo propueste, tenemos un importante cambio de esca- la de vinculaci6n, posicién, protagonismo y de mirada para enfrentar lo rural, Entonces, es aqui donde se imponen un conjunto de pre- guntas sobre las que hay que discutir y reflexionar antropolagicamen- amos instalados en una situaci6n donde la fun- te: gc6mo es que &: cionalidad de un lugar no es ya lo que tradieionalmente se ha enten- dido como aquello que se adapta a un fin, que siempre es horizontal © proximo, y solidario en si mismo, es decir, aquello que constituye oexpresa una solidaridad de tipo organica? ¢Cémo hoy enfrentamos de manera tedrica y analitica una solidaridad de tipo organizacional 1. Wéase J. GRAZIANO Da SILVA 2009), «Un Nex Dea! para la agsicultun, in: «Agricultura en América Latinan, Nucra Seeiedad, Caracas, septiembre-octubre 200% 0” 223, p46, Lor RERALINAD CHILE ACTON desplazada espacialmente, dada por un ordenamiento exdgeno, dis- tante y vertical, con interacciones de distinta intensidad entre lo local y lo global, entre lo local, la region, las macroregiones, el pais, el con- tinente, lo mundial, que definen el carfcter de la existencia ¢ identi- dad presente de los asentamientos humanos y los enclaves producti- vos cn los espacios rurales? .* Con ello queremos hablar de un territorio instrumentaliza- do, definido, esbozado ¢ intencionado cartesianamente, es decir, desde aquella légica que mantiene como primera cuestidn el dualis- mo naturaleza cultura, y otras sim mente-cuerpo, simple-complejo. Entonces, entendemos este proceso de racionalizacin del espa- cio como una nueva extensién de los dominios de la sociedad a los ctitetios de decision racional. Es decit, por una parte, hoy tenemos un dominio que posee significacién para la accidn racional; y, por otra, el espacio se conyierte en un campo de acciGn instrumental, sometida a reglas, exigencias y especulaciones de tipo mercantil. Sdlo que, ya no se trata de un espacio en el que sdlo se despliega ¢ irradia la tecno- logia, sino de la manera més clara y deeidora la informacién, la que excede el simple dominio de lo inmediato, ya que responde a una icas como. tcoria-practica, ldgica de economia mundo, en la que se entrelazan el capital finan- ciero, las empresas multinacionales y el complejo agroexportador. De este modo, se deben destacar las siguientes cuestiones: 1. El contexto general de la transformacién de la ruralidad corres- ponde al avance hacia una naturaleza artificializada: cada pieza es parte de un conjunto; y, el conjunto se mucve desde un centro de control de la informacion. El maximo control, es también, el maxi- mo de artificializacién de la naturaleza, por lo que ponde a la imitacién de la naturaleza, sino constituye la superacién de la misma. Por eso, cuando analizamos un sistema productivo siempre sta no corres- se hace referencia a un sistema artificial construido socialmente por el ser humano, que cuando comporta una transformacién del medio ambiente, el proceso puede ir en una gradiente ascendente que va desde una modificacién simple hasta una transformacién total y/o. la destruccion del mismo. En regiones donde el recurso hidrico o la tierra es escasa, se recurre a una intensificacion tal, que la tecnolo- gia se convierte en Ja parte mas sustantiva del sistema productivo. 1, M. AUG (1982), Las «Ne fugoresn, experios del awonimato, Barcelona, 2000. Lat suet aati 2. No podemos obviar que, en este proceso de racionalizacién de la naturaleza lo que tenemos al frente es un proceso desencanta- miento de la misma y de la pérdida del misterio; o, muy concreta- mente, de esa apropiacién particular de la misma, es decir, del modelo y la cosmovisién que enttaiia y que ha sido consubsstantiva ala definicién misma del rclato antropolégico: la diversidad. 3. De acuerdo a los puntos anteriores, si queremos seguir hablando —por ejemplo— de Antropologia Politica como expresion de las formas particulares de ¢jercicio del poder, esta perspectiva debera establecer los puntos de conexidn especifica entre el alla y el aca, donde se toman decisiones y monitorea el dlugar, donde se negocia y donde se trabaja, y donde se expresan sus «perfecciones» como tendencia especifica del modelo. Asi, la etnografia de la rura- lidad 0 nueva ruralidad —independientemente de los modelos de andlisis—, devenida del modelo secundario exportador, debe hacerse en cl lugar donde la informacién se concreta y en medio de las con- tinuidades y discontinuidades del espacio sin perder de vista la pers- pectiva macro. LA INFORMACION Y LA ACCION RACIONAL La centralidad que adquiere la informacién en el ambito de las discusiones sobre la ruralidad ubica a Ja ciencia en un nuevo escena- rio y al desarrollo de nuevos campos de aprosimaci6n a los fenéme- nos sociales, culturales, politicos y ambientales, Pasamos de una natu- raleza natural a una naturaleza de maxima attificializacion, consisten- te en la construccién de un espacio y una cartografia en la que vierte la maxima intencionalidad, es decir, hablamos de decisiones en busca de los maximos resultados y la maxima eficiencia. Asi, se espe- ra que toda accién responda a la mayor perfeccién, al proceso de cris- talizacién de Ia extension de la racionalidad y el calculo al espacio y sus actividades. En este sentido, el mismo PNUD indica la formula: El grado de competitividad alcanzado y las posibilidades de modifi- carlo descansan, ademés de la capacidad exportadora (y su particular Lor RERALINAD CHILE ACTON modalidad de insercién internacional) y de atraccién de inversiones, en ciertas capacidades basicas relacionadas de una u otra manera con. la educacion, la relacién con el progreso téenico, grupes de activos (o stacks) asociados a la infraestructura (basicamente vial, energética € hidrica) y los recursos naturales (incluyendo las catacteristicas del ambiente), y la configuracién de los tejides institucionales. | E] nuevo dominio de la accion racional, ¢l espacio, y éste como campo de accidn instrumental especifico, articulan de modo signifi- cativo el planeamiento de la ocupacién humana. Por ello, racionali- zacién y attificializacién se conjugan, y en la medida que la raciona- lizaci6n (tecnologica e infomacional) mientras mas profunda sea, el espacio se constituira de manera mas artificial. Entonces, bajo esta conjugaci6n, hay una aspiracién presuntuosa, pero no menos real de acceder a la perfeccion. ¢Existird la perfeccién? No lo sabemos. Sin embargo, el modelo sustenta y sostiene esa creencia, y la cartografia espacial de la ruralidad no es mas que la expresion de la combinaci6n. entre tecnologia ¢ informacion en busqueda del maximo beneficio, Mirar la esfera y aproximarse a la cartografia, es mirar las man- chas de estas decisiones como formas de ocupacién especifica del territorio tanto en lo productivo como en Jos asentamientos de la poblacién. Estas intervenciones son la expresién de los nuevos sis- temas productivos; la tecnologia y la informacién facilitan la instala- cién de los flujos de capital y ln expresion de la economia globaliza- da, Asi, el proceso de globalizacién implica un reacomodo y redefi- > de produccin de los paises y areas geogrificas dentro de la nueva divisién internacional del trabajo. Bajo esta formula los paises del Hamado Primer Mundo se especializan en productos nacional, controlando el mercado mundial de carnes, lacteos, cerea- les y huevos, dirigiendo sus inversiones a paises menos desarrolla- dos donde encuentran condiciones favorables para generar una ampliaci6n del capital. Mientras que, los del Tercet Mundo, siempre controlados por estas empresas, se especializan en productos de nicién muy preciso del proces estratégicos con alta demanda y valor en el comercio inter- L PNUD (2002), Aponte para of Desarrollo Hamano de ka Argentina, Buenos Aires, 2002, vol. 3: Conpeitivedad de fas Provicias Lat suet aati exportacion y productos para consumo interno que no implican la busqueda de equilibrios para satisfacer demandas alimentatias loca- les y nacionales. Asf, que los primeros controlen el mercado mundial y los segundos se especialicen en la demanda, no significa que el proceso sea mecanico y no exento de «aparentes» contradicciones. Estamos hablando de formas especulativas, siempre de produccién subordi- nada, y por ello de «apariencias» que obedecen a un calculo extre- madamente racional. Blanca Rubio, por ejemplo, especifica muy claramente lo que ha significado este proceso jerirquico y especulativo: En México se quedaron sin compradores, en 1999, 180 mil toneladas de frijol, 789 de maiz, 4 mil de papa, 500 mil sacos de café de 60 Kg,, al mismo tiempo que se importaban 60 mil toneladas de frijol procedentes de Argentina, 6 millones de toneladas de maiz proveniente de EEUU, de donde también provenian papas ilegales, asi como el café prove- niente de Indonesia para mezclatlo con café mexicano y abaratar los costos del café soluble. ' Con este esquema, la «aberracidm como diri Rubio, ¢ por un lado, el déficit productivo a la par de la sobreproduccién. Por tanto, frente a economias de escala y de especulacién, mucha de la produccion agropecuaria para el mercado interno se vuelve decre- ciente ¢ inviable en algunos casos. En paralelo, por otro lado, y como una cuestidn esencial a esta artificializacion y célculo, también hay que hablar de una crisis alimentaria, ya que desde el 2002, y en especial en el 2006 —aito de aumento acelerado de precios-, el valor de los alimentos aumento s istematicamente hasta llegar a su peak en el 2008, lo que llegé a un 35% por sobre los valores histéricos. Sin embargo, no son los pequefios productores los que se beneficiaron con ello, sino los grandes consorcios. Hoy, la crisis econdémica en curso, que implica la reduccién y caida de los flujos de cometcio internacional, y de mayores dificul- tades de acceso al crédito, visto desde el anilisis de reconfiguracién 1.B Runio (2001), «lls Agricultura latinoamerieanss, Seviedad, Caracas, julio-sgosto 2001, 1" 174, p. 61 La Apriculturs latinoamericanas, Nuer 50 Lor RERALINAD CHILE ACTON de los territorios y de las transformaciones indicadas, conduce como cuestién basica a la vulnerabilidad alimentaria de la poblacion, espe- cialmente cuando se combina con menores ingresos familiares pro- ducto de la disminucién de los empleos. Esta condicién ha puesto nuevamente en relieve como esta cientifizacién del territorio y de la agricultura, ha subvalorado la importancia de las comunidades tra- dicionales que surten con sus productos los mercados internos y satisfacen necesidades de la poblaci6n local, como también la poca atencién a este sector. | Podemos resaltat, y como una cuestion basica, que el proceso especulativo, y en ultima instancia de la «dependencia alimentaria, nos obliga a distinguir entre la naturaleza biofisica o natural; la artifi- cializada, como expresidn tedrica y gerenciada en el que se aprecian los clusters, las regiones de aprendizaje (o learning regions) y, los entornos innovadores (milieu); y, Ia vivida por las gentes, como expre- sién de modelos locales, Claramente, estas tres naturalezas y sus des- encuentros no sélo instalan la cucstion de Ia condicién de las pobla- ciones en este proceso de subordinacién, el que a la larga genera no sdlo «descampesinizaciém, sino, que los expulsados que no alcanzan la reproduccién cotidiana y generacional pasan a engrosar las filas del trabajo informal, no necesariamente ligado al trabajo agricola. LA SUBORDINACION EXCLUYENTE Aqui, entonces, la tesis central sustentada en este trabajo que mira desde la antropologfa y las ciencias sociales, ligada a una nece- saria comprensién de las dindmicas espaciales, culturales y produc- tivas como un proceso de subordinacion excluyente de los produc- tores rurales en cl marco de una concepcidn de naturaleza artificia~ lizada. Expresién, también, en altima instancia, corre conforme a la derrota de los sectores populares y sus proyectos de transformacién en los afios °60 y “70. 1. Véase J. GRAZLANO DA SILVA (2009), «Un. América Latinas, Nuc Sociedad, © ‘ea Deal part la agriculturas, in: «Agriculture en septiembre-octubre 2009, n° 225. oo Lat suet aati En este sentido, es que afirmamos la exclusién de los produc- tores rurales, entendidos como parte de sociedades tradicionales en los términos de Redfield, los que han sido subsumidos por las redes y las fauses del modelo neoliberal o exportador, en la medida que su tradicional produccién como proveedores de productos basicos destinados a satisfacer la demanda interna de los paises latinoame- ricanos, no encuentra lugar ni nicho especifico dentro de las redes y las articulaciones especificas de este modelo y dentro de las defini- ciones que los distintos estados dan a la produccién alimentaria y el lugar de los pequefios productores dentro de sus economias. Por lo anterior, una analitica de esta condicién de subordina- cién desde una perspectiva multilocalizada, es decir, diferenciando donde se toman y viven estas decisiones, y la figura de la transfor- macién del espacio que le es consubstantiva, se refiere, al menos a las siguientes cuestiones centrales: a) Que el proceso de subordinacién excluyente es posible en la medida que el modclo secundario exportador privilegia y antepone lo financiero por sobre lo productivo; b) Que la agricultura tradicional se encuentra en una posicién marginal como proveedora de los alimentos biisicos, cuestién que tiene un efecto importante a la hora de garantizar los valores de los alimentos que histéricamente han ayudado a compensar los bajos salarios de los trabajadores urbanos y los sectores histéricamente deprivados, como la seguridad alimentaria de la poblacién; y ©) Que Ia agroindustria presiona sobre los productore niendo precios y condiciones como en las ferias de remates, lo que s, impo- se ve agudizado al no contar en el marco de los paises pobres con subsidios de tipo estatal que permitan mantener no sdlo la pequeiia produceién sino a las poblaciones en un espacio que ellos transfor- maron a través de sus prdcticas en el lugar. ' Lo sefialado, como condicién compleja amerita una lectura desde al menos cuatro ejes: a) el papel del capital especulativo y financiero; b) la relacién de Ia industria transnacional con las transformaciones 1 La euestism se express de manera contraria a lo que ocurre en Europa y Estados Unidos de Norteamérica, donde siempre existen politicas proteccionistas, 6L Lor RERALINAD CHILE ACTON productivas, demograficas, espaciales y culturales en el plano local; c) el papel de la agroindustria multinacional; y, d) la poca capacidad del sistema productivo para convertirse en uno que sea realmente alimentario. ¢POR QUE HABLAR DE «NUEVAS RURALIDADES»? Como consecuencia de las facilidades de desplazamiento, ' de la alta disponibilidad y bajo costo de la fuerza de trabajo, los espacios rurales se convierten en lugares privilegiados para instalar infraes- tructura industrial (tipo maquiladoras), agroindustrial, turistica y recteativa, en lo que constituye un redisefio de su articulacién con otras esferas de la sociedad. El campo debe dejar de ser analizado exclusivamente como un espacio donde predominan actividades primarias, en especial la produccién agricola o ganadera y se con- vierte en un referente territorial que se define por la multiple fun- cionalidad de sus actividades, en términos productivos, culturales y medioambientales. En este sentido, la categoria de nueva ruralidad se centra en exponer el proceso por el cual el ambito rural dejo de entendetse exclusivamente como un espacio agricola y que supera la tradicional dicotomia utbano rural.* Para el caso de México, en el ultimo tiempo estas transforma- ciones han sido interpretadas por algunos autores como la desagra- rizacién de la curalidad,’ quienes observan el transito desde la uni- cidad de las actividades agropecuarias hacia la pluralidad, marcada por diversos procesos: la dindmica del mercado de tierras —que se destinan a miltiples actividades mas alli de las agropecuarias-, los cambios en cl mundo del trabajo —a partir de los cuales Ia fuerza laboral rural s¢ inserta a mercados urbanos ¢ internacionales, cl cambio en la composicién de las unidades campesinas por nuevas 1 En Chile se han construide cn los iltimos aitoy unos 5,000 kil6metros lincales de caminos pavi- menzados. 2.H.Saas& J.C. Ropalave7. (1999), «Globalidad y localidads, in: laimpabigca, México, 1999, n°" 16. 3. RESCALANTE, HL CATALAN, LM. GALINDO & O, Revs (2007), «Desagearizacién en Méxieon, in: Cuadtrnas ee Desarrollo Rewal, Bogota, julio-diciernbre 2007, vol. WV, n° 5 62 Lat suet aati generaciones de reemplazo de los originarios jefes de familia, ejida- tarios y comuneros, el ingreso de mujeres y jovenes al mundo labo- ral y el acceso a derechos ejidales, el impacto de las remesas en la diversificacién del empleo de los miembros del grupo familiar y el significative peso en los ingresos familiares provenientes de activi- dades extra agropecuarias. En cl ambito laboral, esta «multifuncio- nalidad dle la agricultura» se caracteriza por la tendencia al multicm- pleo! o la «pluriactividad campesina»,? marcada por un incremento de Ja participacién en actividades terciarias y aumento de empleos precatios, informales y flexibles, Estas ideas de pluriactividad y mul- tiempleo hacen referencia a la compleja relacion entre actividad pro- ductiva y asalariada, donde cambia completamente el papel del suje- to al pasar de ser un productor independiente a ser un asalariado. Para comprender a este sujeto campesino en un proceso de cambio tan intenso, que sin embargo no significa la desintegracién de la sociedad rural, se tiene que partir del reconocimiento del fun- cionamiento de la economia mundial. Tal como lo ha senialado David Barkin para América Latina: Ja consolidacin de los actuales esquemas de reoryanizacion neoliberal representa la culminaeién de un proceso de construccién cuidadosa de un subdesatrollo con efectos sociales y ambientales pat- ticularmente agudos en las zonas rurales, Se han visto dos kendencias que resultan a ln vez contradictorias y complementarias: a polarizacién social y Ia homogencizaci6n de los procesos productives y los meca- nismos de insercién en la economia mun Ademis, como hemos sostenido mis arriba, al modificarse radi- calmente el paisaje y al abri otros ambitas de experiencia y de configuracién de la identidad, se la patticipacién de los sujetos hacia 1 Ph, BONNAL, PM, Bose, M. DIAZ & B, Loscit (2003), ¢cMulrifencionalidad de la agrieultura y ucva ruralidade, in: B, Pérez. Correa & Mu. Farah Quijano (comps), Desurrole raraly nuerw rerlidad en Ansérica Lativa y ta Union Enropea, Bogor, 2004 al eoncepto de pluriaetividad en el eampo, es interesante observar que siendo una eues- tin gencralizada sc refleja de diferentes mancras en América Latina, Ver H. CARTON DE GRAMMONT, MA, Gowrz, H. GonzALez 8 R. ScincenTESS (eds) (1999), Agrianinna de expartac tempor de shohaligxiin, México, 1999, 3. D, BARKIN (2002), al.a Nuova ruralidad y la globalizaciéme, im: La Nuens realidad en América Latina, Bogoti, 2001, vol. Ip. 24 63 Lor RERALINAD CHILE ACTON también ha cambiado el concepto de lo urbano al reestructurarse el territorio con las nuevas vias de comunicacién y la movilidad de las personas. Con los procesos globales se han creado nuevas formas urbano-arquitecténicas a partir de las cuales la poblacién se ha con- centrado de manera particular en las grandes y medianas ciudades, metropolitanas 0 conurbadas, cstablecidas como el asiento de miltiples formas de organizacion social que reflejan la problemati- zoné ca urbana sobre los sectores mis explotados y excluidos, siendo el escenario de continuas movilizaciones y reivindicaciones sociales. La sociedad ha ingresado a una formacién de ciudades-tegion conformadas por multiples asentamientos humanos, integrados por una densa red de infraestructuras y por intensos flujos de personas, metcancias y capitales, credindose con ello un sistema de ciudades glo- bales, las que, segtin Saskia Sassen, representan centros de direccién y control del desarrollo y organizacién de la economia mundial. ' Por eso, es necesario dimensionar el peso especifico del concepto de «relocalizacién», pues, por un lado, permite entender a las redes acion de servicios para la produccién y las inyersiones y, por otro, a las sociedades rurales que dejan de ser meras regiones productoras de materias primas para transitar a la produccién de manufacturas. Si observamos, a partir del concepto de «nueva ruralidad», que estamos ciertos significa muchas cosas en simultineo, se ha intentado superar la clisica dico- de ciudades que concentran la especiali tomia entre lo rural -entendido como espacio destinado a activida- des primarias— y lo urbano —definido como aquel espacio en donde se llevan a cabo actividades industriales, comerciales y de servicios-. Para repensar este espacio social y cultural como tural, debe tomar- se en consideracién el dinamismo y la re onfiguracién del paisaje y la composicién y expectativa de los sujetos, sin enmarcarlas en una defini 1 rigida limitada a la magnitud y frontera de las localidades, pueblos o ciudades, de tal manera que se requicre |. que los estudiosos y las instituciones oficiales identifican y clasifiean a Jo rural, ya que grandes contingentes de trabajadores del campo y muchas familias eampesinas se encuentran en cnormes extensiones y ‘xaminar las formas en LS. SASSEN (1991), Lat Cinclad global, Buenos Aires, 1999, 64 Lat suet aati redes de mano de obra migratoria, en pequefias ciudades o atin en las zonas petiurbanas de algunas de las grandes urbes del continente.' La emergencia de estas nuevas ruralidades que permite un flujo constante de fuerza de trabajo que atraviesa los distintos sectores de la economia, responde, sin duda, a la actual fase de acumulacién del capitalismo global,* que para sostener el ritmo de crecimiento requicre de mano de obra barata, desprotegida, décil y cfectiva, flu- jos que van a coincidit con los flujos migratotias que ya no tespon- den a la unidireccionalidad rural-urbana de antafio, sino de regiones deprimidas a las mas dinamicas y activas de la economia mundial. Esta situacién se ve claramente expresada en la frontera norte de México, en la dispora de los paises de Europa del Este y africanos hacia Ia parte occidental del continente europeo, y de manera mas regional de algunos paises andinos hacia Brasil y Chile, que hoy en de América. En particular, en el caso de la migraci6n mexicana hacia Estados Unidos, estas carac nes, casados, ligados a actividades agticolas con o sin tierra, mujeres dia son las economias mas fuertes del cristicas responden a un perfil de migrantes jove- que buscan rcunificar a la familia, y gencralmente los que poseen mayor niveles de educacién formal; ya no se dirigen a destinos tra- dicionales ocupados como California y mas bien tesponden a nue- vos destinos migratorios, en una diversificacién hacia el sureste del pais, Nueva York, Washington; los migrantes mexicanos no se wan definitivamente como pudiese creetse, y su imaginario de regreso toma concrecién en la construccién de un «capital econdmico, social y cultural» en sus localidades, lo que se refleja en el pago permanen- ividades te de sus derechos comunitarios, en la participacién en fe religiosas, cl cumplimientos de obligaciones ¢jidales, la instalacin de sus viviendas, las formacién de lazos familiares, entre otras.’ 1. D. BARKIN 2001), «la Nueva ruralidad y la globalizaciden, in: La Nuens nunalided on Amsica Latina, Bogoti, 2000, vol. I p. 2.SSASSEN (1998), Glahal’zatienr and its dscontents, New York, 1998; D. Hanvy (1989), Las Conic de ls posnucternidad, Bacowos Aires, 1998 5. Fista idea, es la que aos obliga desde el punto de vi .grafias mulkicentmadas, es decir, obscevar of lugar de trabajo de los sujetos productivos donde se com siguen recursos para la reproduccivi, y los lugares donde reside fa wnisiad familiar, se posce una *** x metodoligien a la realizacidn de etno- Lor RERALINAD CHILE ACTON Una singularidad de las migraciones mexicanas corresponde al alto porcentaje de remesas que envian a sus familiares en especies, fotografias, imagenes, videos, regalos y sobre todo dinero. La migra- cién puede reflejar un abandono del campo, sin embargo las reme- sas econémicas han contribuido a mantener Ia actividad agricola y ilo var un cs estimular la pecuaria, y de esta mancra permiten pr de vida, un lugar donde se refuerzan las formas de vida comunita- rias para las futuras generaciones. Ademas del impacto en los esti- los de vida, en Ia cultura y la organiz des locales, ha sido muy significativo en desplazar las fuentes de ingreso provenientes de las actividades agricolas para sustituir por la estrategia migratoria como fuente basica de reproduccion social, Como se concluye en una reciente investigacién: cidn social en las comunida- s remes “ tanto manetarias como socioculturales, representan el vehiculo a través del cual se crea y recrea la vida transnacional, transfor- mando los valores, las instituciones y las expectativas de estas poblacio- nes [...]. La vida transnacional engloba una amplia diversidad de espacios sociales y actividades, donde cobra sentido la noci6n de «identidades internamente diferenciadas» de los lamados usujetos poscampesinos».' Para el caso particular de Chile, y en la misma linea de lo ante- rior, podemos observar —a la luz de las profundas y matizadas trans- formaciones— que ya son insuficientes las definiciones operativas dadas sobre la rutalidad, las que apuntan a cuestiones de densidad demografica, el tamatio de las localidades, el peso estratégico de las actividades primatias o el aislamiento. Tenemos claramente profun- das transiciones en el espacio, distancias que se han acortado, tiem- pos que se han reducido, periferias urbanas que se contaminan con poteion de teres y se Genes los compromisos religiosos, ya que este dltimo constituye el higar donde se pasta gean parte de lo que se consigue al orm lado de ln Frontera. Esto es lo que se le can ce como l fendmeno de la conmutacidn, ya que le lugar de trabajo solo pueds ser una referencia domiciliar, ya que existen profundas diferencias entre el hagar de trabajo y el lugar de consumo. BR. COnpov's, C. NUNEZ & D. SKERRIT (2008), Mgrs dvtertaciona,eritis agra y tramgfarmaciones cultrades ete regi central de Verwereg, México, 2008, El térmnino poseampesino, propuesto por Michael Kearney para designar precisiamente estos campesinos que haa debieo dlversfiear sus cups jones, las 1us familias, es le que nos permite ampli- nattiz espacial, cultural, laboral y eeondmiea que hemos venido desarrollando, Cf, M. KEARNEY (1996), Recoresptualizing the peasantry, Boulder, 1996, fuentes de ingreso y las estrategias econdm i ln izada y obser 66 Lat suet aati actividades primarias y movilidad de los actores; asimismo, superpo- sicién de actividades no tradicionales asociadas a cuestiones secun- darias y terciarias, asi como amenazas de termoeléctricas, megain- dustrias y tranques de relaves mineros que no son compatibles con una sustentabilidad ambiental y social de los territorios agricolas. El reciente informe del PNUD, DesarroHlo humana en Chile vnral,' avanza en la direccion de lo que les sucede a las personas a partir de las transformaciones y las oportunidades generadas en las zonas his- téricamente concebidas como rurales, combinando y consignado aspectos objetivos y subjetivos en telacién a sus vidas en singular y plural, tipificando los efectos modernizadores entre aquellos que mirando el presente en relacién al pasado, y en perspectiva del futu- ro, se sienten conformes con lo que han logrado, los que quieren y aspiran a mds y aquellos insatisfechos con los procesos de cambio, vidas en pero que en cualquiera de las opciones marcan sus sefia! la nueva configuracién del territorio. Aun cuando se reconoce que este informe no es exhaustive por la diversidad ambiental, espacial y cultural que puede registrarse, en sentido general observa que el cambio es profundo, que en el dere- cho que les asiste a los ciudadanos a elaborar sus identidades y rela- tos, en medio hay trayectorias no reconocidas, luchas olvidadas, ectativas nuevas, y que lo rural ha desafiado hasta su nombre y que nadie puede ser convocado a un proyecto colectivo desde una acate- goria residual». Le marca a esta categoria desafiada una conectividad vial yen las comunicacion ectro, posibilidades labo- rales ciertas de «quedarse» en términos espaciales locales en el esque- ma de un proceso de salatizaci6n relativamente estable, pero dentro un segmento social que revela una sobreconcentracin de poblacién de bajos ingresos y con pocas posibilidades de modificar esta situa- cidn, lo que no vuelve muy atractivo do rural», Se trata de una rura- lidad que define reglas y horizontes de expectativas contenidas y limitadas, aun cuando la vida ya no es entrdpica como alguna vez lo fue, pero que deja poco margen para el mundo bucélico con el que 1 PNUD (2008), Desarrolfe Himnano en Chite neral, Samtiago de Chile, 2008, or Lor RERALINAD CHILE ACTON se construy6 el imaginario pais, porque sus gentes son mis urbanas en sus modos de vivir y en sus aspiraciones, El informe deja en claro estas tensiones y contradicciones, y habla de unidades productivas viables y no viables, pero es asertivo en cuan- to que aquello que no se puede resolvet es dénde comienza y termina esta sociedad, o si ésta ticne limites, qué alcances tienen sus activida- des, y <6mo contar a éstos sujetos desde una caracterizacion que ¢s indefinida y multiforme. No se trataria ni de una cuestion estadistica ni ya de una visién de mundo y forma de vida totalmente diferencia- da de la sociedad general, o de las formas urbano-metropolitanas. Con todo, hablamos que esta nueva ruralidad implica una reestructuracion de los modos de trabajar, de habitar y de los sistemas de oportunida- des; donde Ja agricultura familiar, diriamos por una ausencia de politi- cas estructurales de Estado y de fomento de la pequefia produccidn, no logra fijar sus escenarios de orientacién. Es decir, si esta pequefia tar orientada al mercado interno o el mei externo, lo que deriva en problemas crdnicos para las pequefias uni- do produccin debe dades: precios y escalas de produccién, pero también no es menor lo referido a las dificultades de gestién, administracién y exigencias, aso- ciadas al riesgo cuando se vinculan a empresas agroexportadoras, Sefiala el informe del PNUD, a propésito del «construir la vida» en el Valle del Cachapoal: Se plobaliza el paisaje cuando se extiende la vitia y amenaza el anti- guo paisaje maicero y sus rotaciones, Se globaliza In vida cuando se consolida el régimen laboral de los temporeros y crecen las poblacio- nes en las agro-urhes. Ahora hay trabajo, pero el mismo que no termi- na por integrar plenamente. Vino también la amenaza continua a la estabilidad de ln pequefia agricultura no insettada en estos nuevos reco- rridos declive ¢ improvisar estrategias y jugadas para preservar en la diversi- dad y la autonomia del campesino de siempre, hoy pequefio agricultor modernizado. Vino también la nucva amenaza ambicntal, desde afuera y poderosa, pero también Ja emergencia de una nueva con} del valle para su defensa, como fue el caso de la iltima movilizacién de la zona sur poniente de la cuenea en resisteneia a la termoeléetrica. le la mano al Pero también, miltiples intentos [...] por tor 1. PNUD (2008), Desarrvtle Hacnao ce Chie eral, Samiago cle Chile, 2098, p. 1. 68 Lat suet aati En torno a lo anterior, es dificil dar sentido nico al territorio y establecer las formas de pertenencia a él. Es evidente que lo que ha definido a esta modernizacién en algunos valles es la presencia de exportadores, productores fruticolas y trabajadores temporeros, donde todos contribuyen a su reeseritura espacial y social. Pero, 2CuAle on los arraigos especificos? ¢Cual es cl valor asignado a la tierre eCuales son las nuevas formas de asociatividad? ¢Cudles son los nuevos universos conversacionales? zIrse? ¢Quedarse? zDénde esta el centro de la vida? Con quiénes? ;Entre quiénes? Pot lo sefialado, el coneepto de nueva ruralidad busca entender y describir las transformaciones rurales, la expansi6n urbana y las nuevas articulaciones entre ambas realidades, De esta manera, hoy la ruralidad debe entenderse dentro de procesos territoriales, enten- dido el territorio como el escenario donde tienen lugar las relacio- nes sociales, de cualquier naturaleza que éstas sean. Por un lado, el territorio es cl espacio apropiado, es decir, se le otorga importancia economica y material de carcter instrumental, utilitario y funcional para la sobrevivencia de los grupos y, por otro, al otorgirsele una significacién simbslica, es el espacio valorizado. Como el espacio es donde se desarrolla la identidad y se ejerce la pertenencia de los sujetos, dentro de un contexto que diferencia las formas de apropiacion y valorizacion de cada grupo, de acuerdo a lo que el grupo y su cultura son, el territorio se define dentro de las estrategias patrimoniales de éste. Pese a todo, la ruralidad tiene una existencia propia que plantea un gran desafio a la investigacién social. Como sefiala Linck, se trata de enlazar dos argumentos: por un Ido, la pteservacin y renovacién de lo les que responde a exigencias sociales claras y firmes y, por otto, esta renovacién patrimonial del territorio genera potenciales recursos que pueden movilizarse para el fomento de las areas rurales y el desarro- llo del pais. ' Para entender mejor esta especifica articulacion entre lo local y lo global, que podriamos asimilar en esta propuesta a la que existe entre s patrimonios territortia- 1 ToLINeK (20013, yok I.p. «221. Campo en la ciudad, int La Nucea ranula on Amirica Latina, Bogota, 2001, 69 Lor RERALINAD CHILE ACTON lo rural y lo urbano, Norman Long ha propuesto los términos de «localizacién» y «telocalizacion»,' que remiten al hecho de que esta compleja dinamica de interrelaci6n genera nuevos modos de organi- zacién y sobrevivencia econémica, nuevas identidades, alianzas y dis- putas por el espacio y el poder, asi como nuevos repertorios culturales y de conacimiento. De forma tal, que los clementos globales son «oca- lizados» (territortalmente) y reformulados en ¢l centexto de los cono- cimientos, organizaciones, agencias y culturas nacionales, regionales 0 locales. La «localizaciém» se refiere a que la diversidad de reacciones y significaciones que se le otorga a los clementos globales cobran senti- do al referirnos a su especialidad y Ia atclocalizacién» atafe al resurgi- miento de compromisos locales y a la «reinvencién» de formas socia- les locales que emergen como parte del proceso de globalizacion. Asi entendidos los procesos actuales de transformacién social, los siguientes fenédmenos caracterizan a la «nueva ruralidad»: — La difusién creciente del trabajo asalari do, la precarizacion del empleo rural, la pluriactividad, la intensificacion de la migracion, la clara incorporacién de mujeres y en algunos paises— nifios al tra- bajo industrial (maquila o agroindustria), agricola ¢ informal (ambu- lantaje, trabajo doméstico, meseras, limpiaparabrisas, etc.). La pobla- cién rural no agricola se incrementa y forma parte de unidades familiares y grupos domésticos que se reproducen combinando dife- rentes actividades y estrategias econdmicas donde los diversos pro- cesos migratorios juegan un papel central, — La ereciente descampesinizacién, fruto de la expulsion de pequefios y medianos productores del sector agropecuario y de las continuas migtaciones tegionales a internacionales. — La consolidacién de un sistema agroindustrial que ha modi- ficado la produccion agricola y la cadena alimentaria, dominadas por grandes corporaciones transnacionales, lo que ha ocasionado un abandono del trabajo agricola y el cambio en el uso de Ia tierra a favor de los complejos agroindustriales que operan en la provision EN LONG (1996), «Globulizacisn y Tocalizaciiny, ia: H. Carton de Gramont & H. Tejera (eds), Lar Sociedad renal mexicana frente al macro milenio, vol. Ae S.ME Lara & ML. Chauvet (eds), La dnserir de ka agricltnra mexicana on ta economia mandal, Mexico, 1996. 0 Lat suet aati de insumos y tecnologia, procesan productos agropecuarios, acce- den a los mercados internacionales y realizan gran parte de la inves- tigacién en esta materia. — El reemplazo de la actividad agricola y la inclusién del tra- bajo no agricola y urbano (industrial y de servicios), lo que implica la flexibilizaci6n y terciarizacion de la fuerza de trabajo, asi como el desplazamiento de la produccién de alimentos basicos por el culti- vo de productos exportables (sobre todo hortalizas), fendémeno en cl que ha sido estudiada la articulacién global-local.' — La generacidén de importantes problemas de salud en los tra- bajadores y consumidores de productos agricolas, asi como efectos negativos sobre el medioambiente, como consecuencia de la utiliza- cién masiva de agroquimicos, en particular de pesticidas, muchos de los cuales ya han sido prohibidos en otros paises. — El de cuestionan Ia rrollo de nuevos procesos espacio-territoriales: se télites» dicotomias «centro-periferiay y «metrdpolis: y s¢ propone un nuevo enfoque en relacion a la especialidad de zacion-relocali- homogeneizacion-diversidad, nuewa ruralidad-locali zaciOn, cn espacios hibridos (rural-urbano) y en nuevas formas de crecimiento urbano. Sin negar el hecho de que todos estos fendmenos son conse- cuencia del modelo de desarrollo neoliberal’ y, por ende, del proceso de globalizacién econémica, es fundamental indagar las respuestas 1.CEH, CARTON DE GRANMONT, M.A. GOMEZ, H. GONZALEZ. & BR, SCHWENTESIUS (eds) (1999), cultura de exportacén en tices de gfobatzaciin, Mésien, 199%); J. DELGADO (19998, «L-a Nueva eurali- dad ea México, in: Inesligarianer Ga 9; L. Lawl (1096), eGlobalizacion y nueva ruralidad en América Latinas, in: H. Carton de Gramont & H. Tejera (eds), La vecicuea frente of macro mitorio, wol. SM. Lara & M. Chauvet (exfs), La faserotn ee he agricul sven 2001), «Giobalizacién, ruratidad, nueva ruralidad y desarro- To rural in: La Nace munaided on Aneiica Latinas, Bogoti, 2001, vol. Hl; S.M. LARA (2001), «A: del mercado de trabajo rural en Méaico en un contexto de flexibilizacidny, in: N. Giatracea (comp), 04 2. Los autores que utiizan el concepta de wlesarrollo rural», et contraposicidin al de «desarrollo nifcas, México, 1999, 0° nad renal a en ke ectsomnia neundiak, Mexico, 19%, y Unta Nueva ewnelidad ea América Letina’, Busnos Aires neoliberals, proponen pensatio come una construccién social orfentada 4 nivelar socialmente el ere- cimicnto econdmico-productis les, de las diversidades culturales, étnieas, de genera, de religidin, generacionales y de formas de vida, 1,quic debe tendcr a la sustentabilidad, respeto de los recursos natura ndo-ello.en ua contexte de igualeled de oport mentacin. CE N. GIARRACCA (2001), «Prdlogos, int N. Giaerscea (comp), 2L Anérics Latina’, Buenos Aires, 2001, p. 12. idades en materia de salud, educacig, vivienda y al Nuera ruvatidad en 7 Lor RERALINAD CHILE ACTON y las estrategias alternativas que los actores locales estan desplegan- do en los ambitos econdmico, técnico, social, cultural y politico para resistir y a sus efectos, de manera que las comunidades en muchos casos han sido capaces de actualizar sistemas tradicionales de orga- nizacién social, econdmica y cultural, como un tecurso para enfren- tar la acentuada exclusi6n que las afecta, la desarticulaci6n de for- mas de organizacion familiar y comunitaria y el deterioro de su entorno ambiental. Por ello, analiticamente, se cruzan cuestiones que deben ser agendadas permanentemente en cl anilisis: lo territo- tial y su eseala, los process sociales permanentes y emergentes, y las politicas de desarrollo de los paises que impactan sobre estas sociedades y territorios. CONSIDERACIONES FINALES Dentro de las cuestioncs mas importantes que discutir y seguir discutiendo, se encuentra la relacion entre el globocentrismo y la afirmacién del lugar como modelo local. Esto, en la medida que, por una parte, se consolida y cristaliza un cierre de alternativas al avalar la presencia de la globalidad en todos los intersticios de las sociedades como las rurales; y, por otra, se abre la posibilidad, a par- tir de la experiencia etnogrifica del rescate y documentaci6n de las formas o economias de subsistencia o biodiversificadas, de practi- cas colectivas, comunales 0 cooperatiy: na, es decir, de un modo no capitalista. Por ello s, de pensar de forma alter- necesitamos res- ponder en conjunto desde nuestros campos disciplinarios si estas Ultimas formas son simplemente re istentes y contrarias al capitalis- mo, son complementarias o subsiciarias al modelo global. La propuesta politica de un imaginario alterno demanda tes- ponder lo anterior. Una antropologfa que piense desde la alternati- vidad, desde los margenes del sistema, junto de significados profundos que puede haber detras de estas ldgicas, pues, en sentido estricto, son experimentos de vida que se exige la valorizacion del con- desarrollan a través de sus usos, y que, para contradeeir una posible Lat suet aati nostalgia antropologica, siempre han estado incorporadas a unas redes mas amplias que las del propio universe local.’ Por ello, no esta demas, investigar con las herramientas de la antropologia y las demas ciencias sociales cémo la gente se reinventa y dialoga con las presiones externas. A lo anterior, tal vez, debamos sumarle un imperativo interés por instalar una base conceptual o un lenguaje que nos permita pensar desde la diferencia, desde fuera de la modernidad y el capitalismo, de algo que esté mis alla de los cinco siglos de experiencia de capitalis- mo y de la invencidn del desarrollo generada desde la posguerta.” Antropologicamente, debemos plantearnos el documentar todas las practicas de resistencia, porque en ellas se encuentra el proceso de invencidn y reinvencion de la vida, y en los intersticios de las rela- ciones global local se producen las hibridaciones, eje inevitable de recuperar a la hora de repensarnos desde la alternatividad los pro- blemas identitarios, las practicas econdmicas y las relaciones sociales. Por ello, debemos prestar particular atencién a movimientos como los «sin tierra», en Brasil; los cocaleros, en Bolivia; las protestas étni- cas, en Ecuador; las propuestas de comunidades y activistas negros en Colombia, los que enriquecen el concepto biodiversidad al enten- derlo como suma de tertitorio y cultura, y que saltan a una vision del Pacifico come territorio-regién;’ las presiones de las comunidades mapuches sobre las empresas forestales y su interés por la tecupera- cién de la tierra; y, también, las comunidades campesinas ¢ indigenas de Chiapas que buscan proteger sus conocimientos herbolarios tra- dicionales de las empresas farmacéuticas transnacionales. Entonces, no s posible desprenderse de aquello que ocurre en la base, en esta integraci6n y reacomodo de caracter horizontal, pues es ahi, en el lugar, donde ha de darse la posibilidad de pensar «otros desarrollos» o pensar el «desarrollo desde ¢] subdesarrollo», la cultura, las relaciones con la naturaleza; y, también, por cierto, como opcién politica, abrirse y teplantearse como antropdlogos - Véase FE. Wour (1982), Eurypa, dr gente sn historia, México, 1994, E:scour (1098, Lar Ieeaciin ded Fircer Mundo, Bopots, 1998, fem. 3 Lor RERALINAD CHILE ACTON nuestras formas de aprehender la realidad y observar la constitucién de las identidades, Frente a lo anterior, y en detrimento de la condicién de lugar vivido, como centro de la experiencia cotidiana, y de la vulnerabili- dad teérica que la nocién de lugar experimenta en el marco del pro- so de globalizacin, una reivindicacién en cl campo de la antro- pologia de las experiencias particulares y de la tcorizacion es, ante ce tado, la antesala para terminar con cuestiones como la logica carte~ siana que ha definido la relacién con Ia naturaleza y la analitica de un corpus, que con contadas excepciones, le ha costado enhebrar la relaci6n entre lo biofisico, lo humano y lo sobrenatural. 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Material protegido por derechos de autor Descifrando las localidades rurales Algunas reflexiones, problemas y dilemas de las antropologias rurales Gonzalo Diaz Crovetto INTRODUCCION: ALGUNOS PROBLEMAS, ALGUNOS CAMINOS En el presente trabajo discuto ciertas cuestiones fundamentales sobte los estudios actuales relativos a las antropologias rurales. Pero abordo, sobre todo, la situacidn referida a que las nuevas configura- ciones del contexto rural han incentivado, para algunos, el abando- no de, ahora viejos, enfoques tedricos. Lo cual puede resultar notoria- mente inoportuno, pues los contextos rurales estan insertos en dife- rentes dinamicas socioculturales, hist6ticas, de memoria y ambiente, que pueden conjugar elementos asi Ilamados tradicionales con otros modernos y posmodernos, formando una gama altamente diversa de combinaciones. Con lo cual, parece poco productivo descartar — Fee texto se autre de los comentarios, sugerenciss y revisiones ortogrifieas de: Fillen Wooewnann, Gustavo Lins Ribeiro, Adolfo de Otiveina, Silvia Monroy, Laura Ordoniea, Luis Cayein, _Jénia Marusia y Ia pers mo el contenido det prc: sente trabajo son de mi plena responsabilidad. La versién original de 2004 y titulada «.ocatidades Rurales: Nu rural, sufrié alteraciones considerables para esta edicién. Agrdezeo también a todas lis personas que me dieron sus relatos pata eansprendet mejor sus localidades curales y los contestos rurales 1s y viejos desafios para una antropolog 79 Lor RERALINAD CHILE ACTON i¢jos saberes», al mismo tiempo que encuadrarnos simplemente en nuevos enfoques, El reconocimiento entonces, de la diferencia sustancial entre diversos contextos rurales nos permitira librarnos de la tortura hegeménica de una unica aproximacién tedrica, para ejetcer una justificada combinacién de posibilidades analiticas para la comprensi6n de lo rural con un acentuado sentido plural. Cabe notar que reconozco a los contextos rarakes como un espacio histori- co y geografico comin de politicas y procesos compartidos, como lo fue por ejemplo, la revolucién verde en la ruralidad de America Latina. Naturalmente existen diversos contextos turales, y su agru- pacion seria mas bien heuristica. Mientras que las Jocatidades rurales permitirian situar local y etnograficamente dichos procesos, como fueron vividos por comunidades particulates, en lugares y tiempos especificos. Empiricamente y operacionalmente, el contexto rural permitiria hablar de lo comix, mientras que las localidades rurales podrian situar lo diferente." Otro punto que discuto, hace referencia a la necesidad de man- tener un fuerte debate-ditlogo en la antropologia rural, que nos per- mitira no sélo comprender diversas situaciones de los diferentes contextos y localidades rurales, sino también que nos permita cues- tionar y problematizar la propia antropologia; tanto a partir de refle- ‘iones tedricas como metodolégicas, pues lo rural también es un lugar para pensar la antropologia. En ese sentido, ha de rescatarse la antropologia de lo rural, esto quiere decir: nuestra propia experien- cia disciplinaria en lo que dice respecto a regencias tedricas y nuestra principal aproximacién investigativa: la ctnografia. Ambas cuestio- nes, son sin duda, el mayor aporte de la antropologfa, o mejor, de las antropologfas, a los estudios rurale: en un plural que resguarda las diversidad de formas, escuelas y posi- bilidades,* requieren también un horizonte de reflexién enraizado en el decorrer y el presente de la antropologfa, pucs insisto, ahi puede estar nuestra aproximacién diferenciada al estudio del contexto rural. Por tanto, las aufropologias rurales, cinespifco. ine Waar EJoarnal, Apeit 1. Como si el primero se remitiese a un Mobujo etude y ol segundo, a 2 G. Dixz Crover1o (2008), «Antropologias mundiales en cuests 2008, 0” 80 DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES ncuentro conver iente problematizar algunas de las cuestiones recién planteadas a partir de ejemplos etnograficos sobre localida- des rurales, incorporando para aquello antecedentes de estudios de caso etnograficos de Chile y Brasil. Ejemplos que reseatan la diver- sidad actual de los elementos y fendmenos obsetvables en las loca- lidades rurales. LA ANTROPOLOGIA DE LO RURAL. valuacidn del eoncepto campesino en Ia ancro- pologia -su origen, desarrollo y su de-uso~ es inseparable de una evaluacién més amplia sobre cl contexto intelec- tual de [a antropologia social dénde éste se encuentra." La consolidaci s de inve! gacidn de la antropologia sociocultural deben ser comprendida partir del propio decorrer de la disciplina y de los diferentes con- textos donde ésta se encuentra y se ha encontrado inmersa, y sobre todo, de sus diversas objetivaciones de ofredad.* En ese sentido, la antropohgfa ruraly su genealogia disciplinar también fue y es un lugar de pensar, representar y entender un ofro; un otro telatir tante —al menos en proyeccién® o en imaginacién. ' Recordando para ello, que el propio proceso de consolidacién del campo de estudio de la ahora llamada antropologia rural se presenté como una nde las diferentes lineas y tematic: a amente dis- ampliacion del objeto de estudio de la antropologia en la década de los 30, que hasta ese cntonces se concentraba principalmente cn la investigacién de las mal Ilamadas sociedades primitivas, para luego enfocarse en el trabajo de las sociedades campesinas.* Ahora bien, las nuevas configuraciones socioculturales y econdémicas ocurridas durante el transeurso del tiempo nos obligaron nuevamente a ampliat 1M, Kearsey (1996), Recomorpén al espaol 2. KROTZ (2002), La Onredad nltunal entre mpia y einai, Mésicw, 2002, 3. J. EAMIAN (2002), ie and the ether, New York, 2003; M. Kearney, ap. ait, 1996, 4.B. ANDERSON (1983), Comunidades imaginarlas, Buenos Aires, 1993. 5. 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Consecuentemente, no podemos descartar una aproximacion te6rico-analitica que rescate reflexiones tanto de una antropologia ¢lésica como de los estudios referidos al campesinado, y menos atin, sin hacer referencia a los trabajos enmarcados en una antropologia rural. Entre esos diferentes wezeufos, confluyen sobre todo, experiencias ctnogréficas, donde la diferencia acentuada entre cada una de ellas confirman el resguardo de la diversidad de lo observado y de como se observa. Asi por ejemplo, la mayor rique- za del debate entre los trabajos de Robert Redfield y Oscar Lewis sobre Tepoztlan, parece el predominio de la diferencia, mas que alguna verdad que perdure en el tiempo, resguardando que tal deba- te nos puede decir mis de la antropologia y de su contexto, que de la polémica misma que hay detris, Cabe pensar también, que /y campesino, Jo rural 0 bien Ja nneva ruratidad, son categotias que representan ciertos saberes y ciertos 1 pretendo hacer un decorrer del camino de los diferentes rumbos que ha tomado los est dios sobre fa ruralidades y en especial, sobre, la antropologia rural en Latinoamérica 0 en Chile. Me encuentra bastante distanciado de dicho emprendimiento, ademas se encuentran grandes trabajos dedicados a dicho tema, ver, entre otras referencias: | CHONCHOL (1996), Nistenar agranion e Amica Latina, México, 1996; E, ENTRENA (1998), «Viejas y nuevas ienaigenes sociales de raralidachy in: Estedas Seciudade ¢ Agrcuttuns, Rio de Janeiro, 1998, n° 11; y R. HERNANDEZ (£994), ¢Teorias sobre campesi nnasio en América Latinays in; Refite Chilona de Antropoloia, Santiago de Chile, 1994, n° 12, y 2003). «Antropologia de lo rural en Chile», in: Mevaicutes de campos, Gustemala, 200 2. J. FAMIAN: (2002), Time and dhe eter, New York, 20402. 3. Nominaciones relativas al «movimiento a fos couerpéos»dliscutido por Roberto Cardoso de Oliveira, donde wler coaxptnr que imaginames ne ton mi gue catgeriasriciliginas¢ bistrivas gre no deton svialar mada ss que a fect de an Kin dela dcp |. dex mir disipinars. C8. R. CARDOSO DEE OLIVER 2004), 4H] Movimienta de los eonceptos en la antropoligian, int La Antrpalggia dnauiete entomporinea, Buenos Aires, 2004, p. 48. DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES contextos politicos de gestacién,' pero sobre todo que son fempora- des, que corresponden a un tiempo especifico, al mismo tiempo que lo que estas representan cambia, al igual que cambia el cuerpo aca- démico que las piensa. Lo campesino o bien /o rival existen antes que y como tales, tienen un contex- to y un momento de gestaci6n.* Simplificando, nuestras nociones sobre ciudades son algo completamente diferente de lo que se pen- saba y se representaba en otras décadas del siglo pasado. ‘Tanto la ciudad ha cambiado, como lo ha hecho lo que se piensa sobre cllas. En ese sentido, /o campesino 0 #o siral pasan y han pasado por el mismo proceso de representacién y constitucién. De ahi viene el ptimer error epistemologico de utilizar un prefijo de nvera, porque se le estaria dando una a-temporalidad algo que es completamente temporal, es decir, algo que esta en cambio y transformacién conti- nua. Ademas, si lo rural remite a un espacio, todo espacio, y toda representaciGn de éste, tiene un siempo, y como tal tiene una historia dad propia, vivida y recordada distintamente por los actores que en él viven o los actores que se remeten a él. Por tanto, si todo espacio es asu vez un espacio temporal, las transformaciones y los cambios son inherentes a él, por Jo que el prefijo mero puede parecer inne- cesario, a no ser que indique, mas que el lugar del cual que quiere hablar, el lugar desde donde se esta hablando, Asi lo mero parece hablar mis de un tipo de énfasis académico, mds que propiamente del lugar del cual se quiere hablar; lo nuevo parece reconocer por tanto, una postura y un abordaje situado en el contexto académico. Con esto, una antropologia que se enmarque todo como categorias conceptuale: como estudio de la nueva ruralidad, parece hablar de un momento especifico de la propia antropologia rural, mas que de esa ruralidad nueva, En ese sentido, a modo personal, veo innnecesario que desde la antropologfa nos aproximemos al estudio de las localidades rura- les a partir de aproximaciones aborden nuestro campo de estudio como nuevo. Tiempo y espacio son conceptos claves en la historia de la antropologia; lo son, no s6lo como categorias teéricas, lo son LM, KEARNEY (1996), Revomepmalizing the pease, Boulder, 1996, 2. G, Diaz. (2008), «Antropologits mundiales en cuestiGns, in: War F-Janruat, April 2008, n° 5. 83 Lor RERALINAD CHILE ACTON porque fueron enraizadas en experiencias etnograficas con diferen- tes grupos sociales a lo largo de Ia historia de la disciplina,' Nada mejor para un buen diagnéstico que conocer, conocer a fondo, lo que queremos diagnosticar. Tal vez el contexto rural, las localidades rurales, necesiten etnografias * que permitan dar cuenta de la inmensidad de posibilidades ctnogra- mds que encuadramientos previos, ficas que se estan vivenciando en diferentes contextos rurales. GLOBALIZACION Y LOCALIDADES RURALES: 4... cualquier aproximaci6n genuinamente antropo- légica de las comunidades rurales tequiere situarlas te6- ricamente dentro de un contexto global asi como de la historia del Estado-naciéno,* Actualmente, algunos estudios sobre globalizacién ¢fectuados desde las ciencias sociales, y en especial desde la antropologia, deam- bulan entre una saturacion tematica y un agotamiento discursivo, ademas de concentrarse en trabajos ensayisticos. Por esta raz6n, considero que los trabajos etnograficos lograrian revitalizar, asi como en muchos casos contraponer y repensar ciertos supuestos tedricas sobre las actuales proporciones y caracteristicas del proceso globa- lizador, en la medida que consideremos lo global en lo local, a par- tir del estudio de las localidades rurales. Esto ayudaria a desmitificar ciertas suposiciones mal fundadas sobre la realidad actual de dichas localidades, ademas de hacer risible un espacio que, en parte, se ha dejado de lado, ante una excesiva concentracién de estudios que remi- tena la globalizacion a espacios urbanos y frontetizos. Con esto, Ie estoy dando una notoriedad, siempre merecida, pues fue en los dife- rentes contextos rurales en donde se sentaron las bases materiales y 1. Para distinguuir las diferentes tiempos la antropologta sitdo el grupo de referencia para el eusil se remite lt nociém de tiempo — ie, Ios nucr (el impo para los ner) 2, Einografias, que entre algunos enfagues posible, puede reseatar las multiplicidad de voces de lo raral/en lo rural 3, M. KEARNEY (1996), Revonceparelizing te peasants al espanol Boulder, 1996, p. 2. Traduecidn lise del inglés 84 DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES humanas para la expansion del capitalismo' y, por ende, para la constitucién de un proceso globalizador.* Proceso que para muchos lugares se dio bajo un marco de expansion impevial® y colonial.’ Por tanto, retomar una mirada a los contextos rurales, sea, tal vez, una vuelta natural al origen. Ein ese sentido, no sélo se trata de ver el proceso globalizador en las localidades rurales, sino también, de observar lo que las localidades rurales pueden decir sobre ¢l proce- so globalizador. Podemos considerar los efectos de la globalizacidn en relacién al eje bisico propuesto por varios autores,* eje que considera una intensificacién, una diversificacién y un aceleramiento del flujo de bienes, informaciones y personas. Pero junto con esto, se hace vital la nocién de Harvey“ sobre la comprension. del espacio-tiempo, generada a partir del avance tecnologis gico de los ultimos tiempos, que permitié Ja simultaneidad y Ia aceleracién de dichos flujos, Cuestién vive diferenciadamente en las dive Ahora bien, dicho proceso debe entenderse a partir de los pro- sas localidades. que impacta y pios diversos »arcos rulorativos y de significacién de las diferentes loca- lidades rurales. Al respecto, encuentro pertinente la siguiente cita: En un plano mundial, la humanidad, unificada por los flujos cultu- rales globales que corren por los canales de integracidn econémica, ¢ mente con la especie humana, Pero, al mismo tiempo, al influir localmente, estos flujos globales se di can de acuerdo con los esquemas culturales particulares. A comenzando a coincidir efectiv: sifi- Asi, al existir diferentes marcos valotativos y de significacién, asf como contextos de insercidn diferenciados, tendremos que pres tar atencién a la heterogénea gama de configuraciones que pueden 1K. POLANyt (1949), Lo Gras sronsiormaciin, Madrid, 1989. 2..A. BORO (1998), «Globalization, in: Estedar Sociedade ¢ Agrioltara, Rig ole Jancirn, 1998, 0° 11; E.R. Wour (1982), Earypa y de gente sin historia, México, 1994. 3. BANG SAID (1993), Calta ¢ igperafisors, Barcelona, 1996, 4. E. SHOMNT & R, StaM (1994), Masticudtunatisers, ine y medies de comanicacén, Barcelona, 2002, 5. 6 1. 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Pensar en globalizacién y localidades rurales, no supone la glo- balizacén de las localidades rurales, sino, que resitua la atencién en el espacio, el tiempo y en los flujos, asi parece pertinente colocar en juego y evidencia, las diferentes relaciones establecidas, sean politi- cas, de empoderamiento o econémicas, entre las localidades rurales contextos regionales, nacionales y transnacional y PRIMEROS DEBATES Actualmente las /ocalidades murales nos presentan una drastica y densa rama cultura, en la medida en que éstas conjugan simultanea- mente elementos relativos a diferentes procesos histéricos y contem- poriincos. Es exactamente dicha situaci6n que nos invita a una simul- taneidad tedrica, siempre desde una relectura critica ya que una nueva combinacién teérica, requiere necesariamente repensar y re- evaluar las formas anteriores.” Es necesario cons iderar, entonces, que los enfoques tedricos y metodoldégicos son circunstanciales, nos puc- den orientar en la discusién de que estos saberes, antes de ser descar- tables, y s combinables. Cuestién coherente con la propia realidad sociocultu- ral de muchas comunidades rurales de Latinoamérica, que combi- nan elementos asi llamados tradicionales, modernos y posmodernos, + suplantados por nuevas formas, pueden ser criticamente LG. Rewnino (20002), Cultura ¢ politica we mmda contenpanineo, Wrasilia, 2000. Kun (1962), La Eatmctura de las rvoluiones ciorfcas, México, 2002, 86 DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES Configurando de esta forma una densa trama polimorfa de situa- ciones a ser estudiadas por las «amtropologtas rurales»,' con lo cual aut perspectiva pliralista, que acepta la fragmentaciin y las combinaciones muittiples eatre tradicién, mocernidad y posmodernidad, es indispensable para considerar la coyuntare tatinoameriecana de fin de siglon.? Dec una forma simplificada que me permite ilustrar mejor la simultancidad de elementos, fendmenos, procesos ¢ ideas adscritas a lo tradicional, lo moderno y lo posmoderno, hago una breve refe- rencia’ a cada uno de éstos para el caso de los contextos rurales. Se puede concebir lo tradicional, o bien, especificamente las practicas productivas tradicionales y sus diferentes modelos de saber-hacer, como las mantenidas y trasmitidas del pasado a nuestros dias,’ que por lo general mantienen vinculos con aspectos sociales y culturales particulares del grupo, ‘ algunas de ellas tienen arraigos en modelos tituales, son de caracter consuetudinario, pero que sobre todo, son cor ideradas por las propias personas de la localidad como pricti- cas que se remontan a un pasado lejano ¢ incierto, Estas practicas tradicionales de produccién se pueden relacionar con un autocon- sumo, donde el excedente puede ser comercializado 0 bien inter- cambiado en algtin sistema de trueque. Ademés del ambito produe- tivo, existirian cuestiones tradicionales relativas a festividades, cere- monias y creencias, entre otros aspectos. Mientras que lo moderne 0 bien, las practicas productivas wodernas en relaci6n al contexto rural, 1. Como sa mos, e1 marco histérico de Fos estudios referidas a la cuestign rural es bastante com- plejo y amplio, fue cogeranado a pair de diferentes diseiplinas y aprosimaciones tebricas; la sociologia, 1k antropologia, la historia, la historia ceondmiea, hk economia agricola, la agrieultura, ete, existiendo ‘que presentan, en muchos casos, los particulares rumbos y contestos de cada una de estas disciplinas. Cf, Rs HERNANDEZ (1994), «Teosias sobre eampesinades en América Latina», in: Revista Chilena de Anaropolats, Santiago de Chile, 1994, T. WOORTMANN (1993), [lendeiran parce ¢compadres, Sie, Paulo & Beaslia, 1995, 2.N, Ganels (1990), Cultunas bibridas, Buenos Aires, 2001, p. 319. 3. Por espacio y orientacin de este trabajo, no describo a fondo cada uno ele estos procesos en un fuerte dialogo catre éstas, AL misino tiempo, bubo tecortides diterenciado relacida a los contestos rurales. Cabe destacte que su insercidn es compleja y variada, involucrando procesos produetivos, cliscurser e imaginarios, entre otras aspeetos. Hay alunas referencias anterio- res en G, Diz, 2004), «Aplicando identidad, identidad aplicadla, in: Comornidade Wirt! ce Antropalesia, 2004, n° 175 y Daz. (2003), Batre a mauntougio © a madange, Beasitia, 2005, 4. E.R Woorim ann & K, WooRtM ANN (1997), O inahailo da Terns, Brasilia, 1997 5. SHILS (1981), Triton, Chieago, 1981; G. DIAZ, op. dk, 2006, 6. E.R, Wott (1966), Les Campesiaes, Barcelona, 1972. 87 Lor RERALINAD CHILE ACTON pueden ser consideradas como las relacionadas con procesos de modernizacién del agro, que muchas veces fueron implementadas por agencias del gobierno bajo diferentes modelos y discursos de desarrollo,' y relacionadas por lo general con monoproducciones. Ademis, dichas pricticas estén relacionadas con un periodo donde se prolifcran las agroindustrias, sc mecjoran los accesos y medios de transporte, permitiendo un mayor acceso y alcance a diferentes mer- cados regionales y nacionales, con lo cual, muchas producciones comenzaron a destinarse mayoritariamente para cl mercado, despri- vilegiando el autoconsumo. Especificamente pata el caso de América Latina, el proceso modernizador y su ideologia, se hizo evi- dente con la asi Hamada revolucion verde. Etnograficamente, cabe destacar, que en muchos casos, /o moderne aparece como algo ajeno. Mientras que lo pos-moderno puede ser identificado principalmen- te por condiciones relativas a la consagracién del proceso globaliza- dor, que s' mifico la aceleracién e intensificacién de los flujos de bienes, personas ¢ informaciones, bajo el horizonte de la compren- sién del espacio-tiempe,* condiciones que conectaron diferentes localidades rurales a mercados transnacionales, marcando tanto la produccién como el consumo, un consumo que, en lo cultural, tam- bién se vio afectado por la masificacién de las industrias culturales, de los medio audiovisuales y comunicacionales. Asimisme se inten- sificaron la gestacién de servicios y la oferta laboral en los contex- tos rurales, Sobre mi opeién de pen primeramente con una opcién de colocar en plural tanto la antropo- aren lealidades rurabs esta tiene que ver logia como lo rutal de una anutrepolagia mrak "Tal opcién epistemolé- gica tiene que ver con el reconocimiento politico de la pluralidad de nuestra disciplina, como con la importancia de acentuar la diversidad de lo rural, al mismo tiempo que pretende localizar lo rural a partir de la experiencia etnografica. Una conceptualizacién de localidades rurales pretende, antes que nada, resaltar lo local del espacio, es decit, ScOBAR (1995), Encountering develpment, Princeton, 1995; G. Din7. (2005), Endre a mnonutessio ea rondanea, Brasilia, 2005, 2, D, HARVEY (2003), EY Nuevo iperiadcam, Maclrid, 2004, 88 DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES se trata de un reconocimiento etnografico de éste.' Lo anterior no impide que podamos observar tanto lo particular como lo comin a dichas localidades dentro del marco de confextos rnrales. La nocién de localidades rurales aparece entonces como una opcidn ante las con- cepciones anteriores,’ relativas a sociedades rurales, sociedades folk y parciales, socicdades campesinas, etc. Estas mantenian cicrtos supuestos —que dejaré de lado— relacionados con las ideas de socie- dades aisladas, invariables, exacerbadamente tradicionales, en esta- dos evolutivos intermedios y en una obsesiva altcridad urbano-rural. Pensar en localidades rurales es pensar en el aporte de la antropo- logia frente a lo rural. Categorizaciones sobre una nueva ruralidad desfiguran la historicidad y simultaneidad de los contextos rurales hoy y en el pasado. Asi, a mi parecer, situada desde la antropologia, la configuracién analitica nominal adscrita en lo #uevo de la ruralidad no nos lleva ni para rumbos descriptive vo a esta cucstién en diferentes momentos del texto, ni para explicativos —yuel- NUEVAS Y VIBJAS ARTICULACIONES, Si el desarrollo econémico en América Latina se centré desde la colonia en Ia exportacién de la produccién agricola-ganadera y minera —que se dio a partir de la base de formas de inmovi de la fuerza de trabajo y del modo de expansién concentrada-, actualmente las antiguas plantaciones y haciendas se han transfor- mado, en algunos casos, en complejos agroindustriales que proli- feraron principalmente en la década de los setenta y ochenta del acion 1, Véase una propuesta similar por George Marcus al plantearse el rema de las identi Marcus (1991), alder nein: Revita de Antrnpolagia, Sio Paulo, 1991, n° 34). Ademis, son diversos los autores que mifan a conocer las diferentes comfiguraciones de seawenai ¢ hibridacon enttural come resultado de las actuales inrersecciones rural-local. Cf. N. GARGLA (1990), Cadinse bbridsr, Brctos Aires, 2001, p. 230, y (1993), Consnaniders y eiudadanos, México, 1995, p. 129 ides 1G, ades passaclas, presentes ¢ emergent tz preposicidn conceptual y analitica, surge ante una preocupacién sobre la adecuacién tes ries y lx realidad circundante, tal como fuese la tares del htiterador plantead por Thomas Kuban. Cf AKUMN (1962), Ea Estractuey de das revoluiones sentir, México, 2002, p. 21 3. G.L. RIneIRO (2000), «Polities eiberculeuraly, in: Critars ¢ politica nas morinentas sockaie Latino Inrersnaes, Belo Horizonte, 2000, 89 Lor RERALINAD CHILE ACTON siglo XX.’ Estas instalaciones, en el caso de Chile por lo menos, nos muestran una movilidad estacional de trabajadores remporeros que se lustra desplazan por diferentes regiones, mientras, que Kearney también casos de migraciones transnacionales de car4cter temporal © estacional, relacionadas con producciones agricols y agroindus- triales. Por otro lado cabe sefialar, que las agroindustrias ocupan y de bajo perfil de especializacion, otorgando nuevas posibilidades de renta a los habi- mano de obra local para facnas permanent tantes de las localidades rurales, los cuales se pueden insertar en un esquema de una plui-acfividad,’ donde se combinan diferentes for- mas de captacion de renta. Asi, la instalacién de complejos agroin- dustriales ha facilitado la mudanza en el horizonte de Jas practicas productivas y laborales de los habitantes de las localidades rurales, obviamente, impactando las formas de organizacién sociocultural de éstas y en muchos casos, de los papeles y roles dentro de los siste- mas de organizacién familiar y de parentesco, Estos enclaves pro- ductivos, que muchas veces son parte de consorcios transnaciona- les, satisfacen tanto demandas internas como externas," siendo que los verdaderos centros de poder de la agricultura se encuentran cada vez menos en ellay cada vez mis en las industrias agropecwarias, las finanzas y el comercio.® Hay, miargenes productivos de los diferentes contextos rurales. Esta tiene sin duda, otra importante relacién a ser observada en los que ver con las formas de insercién y articulacién a los mercados, asi como con los modelos de desarrollo que se quieran implantar 0 1. J. Concrton, (1996), Sintmas agrarias ew Antice Latins, México, 1996; R. HERNANDEZ. (2003), «Antropologia de lo rural en Chile», in: Moriovientas de compos, Guatemala, 2003; M. KEARNEY (1996), Reconeptualzing the fessantry, Boulder, 1996; M. THUnAt, (242), «Globalizacién y aveva ruralidad en América Latinas, in: {Una nana reralidad on América Latiga?, Buenos Aires, 2002, 2, M.KEARNEN, of ify 1996, J. Cansenko (1998), «Raralidaden, in: Estados Sadedae e Agriceinrs, Rio de Jancivo, 1998, vol. 1; J-GRAZIANO DA SHIM (1997), O aarn raraf rarities, Campinas, 2002. 4..A, Boton (1998), «Globalization, in: Fstndis Soiedade © leriontana, Rio de Janciro, 1998, 1 11s J-CHONcHHOL, (1996) Seitemar ageaias on Amecu Latina, México, 19963 M, KEARNEY (1996), Reewnrapmaging ‘he peasentey, 1996, Boulter, M. ‘Teva (2002), «Globalizacisn y Latina, in: Una macs ruralidad en América Latine?, Buenos Aires, 2002 5. J. CHONCHOL, of. at, 1996, p. 342, 90 DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES que estén influyendo en Jas formas de producir. Ambas cuestiones, permiten observar diferentes dindmicas entre procesos locales, nacionales y trasnacionales. Asi, sobre la primera cuestién, cabe sefialar que los pequefios y medianos productores se han visto, sobre todo a partir de las fuertes politicas de desarrollo desde los afios ’60 cn América Latina,’ influcnciados y cn muchos casos, pric ticamente obligados a seguir formas y técnicas de como y qué pro- ducir, amparadas bajo diferentes discursos ¢ ideologias de modelos impositivos desarrollo,? de tipos especificos de desarrollo. Con el paso del tiempo, cl Estado y sus diferentes organismos de apoyo téenico, fueron perdiendo su lugar hegemonico en relaci6n a los dis- cursos, ideologias y modelos de produccién, frente a la accion de los organismos no gubernamentales e inclusive, frente a agentes priva- dos, presentandose por tanto, una mayor diversidad encontrada en las formas de producir en las localidades rurales, y en la forma en . A continuacién expongo un telato ctno- grafico relativo a lo recién expuesto, que estas son asesorada E frutillas nipo-brasilefios, radicados en Brazlandia, una regién admi- nistrativa del Distrito Federal (Brasil) y distanciada a unos 50 kms. de Ia investigacién de mi maestrfa’ trabajé con productores de Brasilia. Después de diferentes inserciones cn el campo, concentre mi trabajo con dos familias; dos familias que escogieron formas diferen- ciadas producir frutillas a lo largo de los afios. Escagi ahondar en sus historias de vide y memorias asociadas al proceso productivo, lo cual me llevo a estudiar procesos de cambio tecnolégico, discursos sobre como producir y las relaciones concomitantes entre modelos de des- arrollo, pricticas productivas y asesorias técnicas. Cada familia me pre- senté diferentes trayectorias, que mostraban distintas alteraciones en los modelos de sader-hacer.' Un grupo familiar opté por un modelo 1. Para més detalles ver G, Dixz. (2005), Entre a manutenrie¢ a madansa, Brasilia, 2005; y A, EScoBsn (1995), LEncouetring derclapment, Peinecton, WS, 2. A. ESCOBAR, op it, 1995, tigacion reatizada para mi Macsteia cn Antropologia Social en la Universidad de Brasilia iin se concentré principalmente en historias de vida, para de este modo, apreciar tanto Jas proceses diferenciados de la manutenciGn cle una produceiéin convencional, como el una forme orginien, Para mayores anteeedentes, véase G. DIAZ, op dit, 2005. 4. FB WOORTMANN & K. WOORTMANN (1997), O trabathe da Terra, Brasilia, 1997, raspase a OL Ler aoa 4D CAMLENA ACTEM convencional de produccién con di fami sistema de produccién, pasando de un sistema convencional a una pro- duccién natural. Lo interesante, es que para ambos casos, se puede tejer jerentes alteraciones en el tiempo, a efeetio una transformacién radical en el mientras que Ia ott: una memoria, que diferencia y periodifica las diversas intervenciones de las asesorias técnicas, siempre asociadas a modelos de desarrollo especificos, Entre una forma de producir y otra, entre una familia y otra, se pueden hilar politicas gubernamentales, no gubernamentales y privadas, asi como diferentes discursos sobre modelos de desarro- llo. Asi, la familia que continud bajo una produccién de un sistema convencional, recibié inicialmente un apoyo de implementacién téc- nica ~apoyos que parecerian mis bien imposiciones, ya que estaban asociadas a condiciones para adquirir créditos— por el Estado, por medio de diferentes actores gubcrnamentales, para finalmente recibir de privados quienes ofrecian nuevas alternativas en el siste- ases ma de produccién convencional, ' mientras que la familia que opté por una produccién natural recibié los conocimientos de un escrito- rio local de una otganizacién no gubernamental de carécter transna- cional. Cémo producir convencionalmente y naturalmente, son, ante todo, modelos y discursos originados extra-localmente, y en parte, rcinterpretados y resignificados localmente. Con esto, localidades rurales como Brazlandia, y las familias y sus producciones, forman parte de enjambres y flujos de ideas sobre cémo producit emanadas a partir de madelos de conocimiento y desarrollo ¢ implantadas por diferentes actores localmente. El desarrollo de la agricultura natural y orginica sustentadas por el trabajo, si bien no exclusivamente, de diferentes organismos internacionales no gubernamentales, relaciona, de este modo, remo- tas localidades rurales con ideologias mundialmente divulgadas, * pero que son, al mismo tiempo, loealmente administtadas por medio de la accién de esctitorios locales amparados en sedes regio- nales o nacionales, y claro, con oficinas centrales en alguna parte del mundo. Hay casos también que involucran una revaloracién del n sistema teenoldgieo de procacir, como una forma de sobrellevar alteraciones de la procluecién y del merendo, CE. Y, HAVAMI & V, RUTTAN (1971), Desarroliyagriuts, México, 1989. 2.G. Diaz (2005), Fire a manning ea endenes, Brasilia, 2005. fam ia que opts por hr preduceidn convencional, pasé de wn sistema de progres DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES conccimiento local y tradicional sobre las formas de producir, algu- nas veces impulsado desde afuera o partir de politicas nacionales, otras a partir de movimientos locales o regionales, que también pue- den liegar a tener, a su vez, un impacto extra-local. Esto ultimo, es mas una faceta para observar diferentes dinamicas de insercién y conexi6n entre espacios y discursos en y para las localidades rurales. La intensidad de estas interconexiones revela lo complejo que puc- den ser los cuadros de relaciones frente a los modos de como pro- ducir encontrados en las diferentes localidades rurales. Por otto lado, la cadena productiva también se encuentra, hoy en dia, y para algunos casos, fuertemente interrelacionada con espa- cios exra-locales, estimulada por complejos cuadros de demandas y ofertas que extrapolan los contextos locales, regionales y nacionales —cuestién queda evidenciada cuando se piensa para quién se produ- ce y para cual mercado, Ciertas produeciones agricolas, ganaderas 0 pesqueras avatares del mercado internacional, desplazando centros de decisio- nes y contextos de influencia del lugar de produccién, como bien apunta Chonchol.' Naturalmente, las interrelaciones entre el con- texto rural y la economia nacional ¢ internacional son de larga data, pero la intensidad y forma de estas relaciones ha cambiado abrup- tamente.* Asi, se generan nueyos ordenamientos de qué y como producir en las localidades rurales, bajo ajustes que tienen que ver tanto con ideologias discursivas como también con mercados cada nacionalizados. in fuertemente influenciadas por los movimientos y vez mas tran: esta situacién se suman otras, que han ayudado a moldear las recientes y las no tan tecientes transformaciones en las localidades y contextos rurales. Dentro de estas transformaciones, se puede di tinguir también el incremento de los servicios ofrecidos y deman- dados, involucrando a diferentes actores sociales en dicho proceso a través de iniciativas particulares, comunales, gubernamentales y no Lk Cioncniot. (1996), Sistemas agrarias x América Latina, México, 1996, 2. Una referencia paradojal es ta produccion de cafia de azticar en Brasil, dénde su expansi actual 10 doa ha produccidn de combustible alcohol-cranol para el mercado nacional e internacional, reducien MINtZ (1986), Siretets and power, New York, 1986, relacionada eon citeuitos mundiales de produecién y consumo de azdear, sino destina- do con ello, reas de cultivo de alimentos. Cr. 98 Lor RERALINAD CHILE ACTON gubernamentales. Dentro de los servicios, cabe resaltar el rol que esta jugando el turismo, que varia desde la pequefia oferta hasta la consolidacién de grandes complejos turisticos. Obviamente todo este marco nos presenta un mayor flujo monetario y consecuente- mente, una alteracion de las posibilidades de consumo pot parte de las poblacioncs locales. De este modo, no tiene mucho sentido pen- pacios tipicamente productores de bienes, pues éstas conjugan, casi a la par, el consu- mo y la produccién de bienes y servicios altamente diversificados. ' Estos espacios han dejado de caracterizarse exclusivamente por concentrar una produccién agricola, ganadera, pesquera o forestal, pata tornarse en espacios pluri-productvos.* hora bien, esto no implica que podamos encontrar espacios con bajos indices de pluri- actividad 0 con una alta concentracién de actividades productivas tradicionales, o también, con una baja insercién en mercados extra- locales. Esta situacién nos obliga a prestar atenci6n a las nuevas sar actualmente las localidades rurales como es configuraciones, tanto de la realidad sociocultural como de la édenti- dad focal observable 0 movilixada entre los integrantes de las localidades rurales,* ademas de abandonar una caracterizacién de lo rural cen- trada principalmente en las ocupaciones y actividades. SITUANDO LOS GRUPOS SOCIALES Y EL TRABAJO EN LAS. LOCALIDADES RURALES Podria decirse que los grupos sociales que conforman las loca- lidades rurales han aumentado su hetetogeneidad tanto en cada localidad, como en el conjunto de éstas, lo cual dificulta atin mas 1. Mj. CaRxFIRO (1998), «Ruralidaden, in: Estndos Sadedade « sAgnicutuns, Rio de Jancizo, 1998, vol. 11; G, Diaz (2004), «Aplicando identidad, identidad aplicadan, in: Goonanidade Virtual de Antrapotiiey 2004, n° 17. 2. MJ. CARNEIRO, off, 1998; J. GRAZIANO DA SIN (1997), O s020 rural brasileira, Campinas, 20 S. Gon, 2002), La “Nuerw nenalided”s gue tar nacre, Valli 3.6. Ding, gp at, 2004 4, A respecto, se destacan las investigaciones realizadas por José Graziano da Silva (op. ai, 1997) y Maria José Catrieo (ot. f, 1998). CE. G, MARCUS (1991), eldentidades passadas, presentes e emer igentess, in: Revista de Awrynotgie, Siv Paulo, 199K, 1°34. 94 DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES una categorizacin referida a una sociedad rural o campesina, y con ello a una forma de vida caracteristica. Historica y laboralmente, entre estos grupos se pueden distinguir diversas posibilidades de seg- mentacién étnica y de clase,' conjugindose por un lado la conviven- cia entre colonos (de las varias ondas de emigracién hacia el conti- nente latinoamericano y sus respectivos descendicntes), grupos étni- 2 s, entre otros cos originarios, descendientes de esclavos, y mestizos, Poblaciones que hoy en dia constituyen, 0 hacen parte, de diferentes grupos sociales en los contextos rurales: asalariados, pequefios a grandes productores agticolas, pequefios y medianos comerciantes, diferentes tipos de empleados de agroindustrias, asi como parte del segmento publico de las administraciones locales conformada por los trabajadores municipales. Se destaca también la constitucién de entidades colectivas, que van desde el orden politico-reivindicativo, * jdeolégicas o bien religiosas y claro, coleetividades que pueden set hibridos de estas diferentes caracteristicas pr ntadas. Igualmente, debemos considerar que la constitucién de los dife- rentes grupos sociales de las localidades rurales ha mantenido alte- raciones a partir de los constantes flujos migratorios que, hoy en dia, distan mucho de ser unidireceionales y unicausales para presen- tarse en algunos casos como complejas didsporas que trascienden las fronteras nacionales.* Estos flujos se presentan de diversas formas: entre localidades rurales, de localidades rurales para centros urbanos LELR. WoLr (1982), Eaempay Late sin hintria, Méxieo, 1994. 2. Hay diversos cundros de segmentacidn étnica en el presente y sus respectivas genealogtas hiss tGrieas, conforman interseeciones de diversa indole dependiendo del lugar y ta historicidad de éste; por ejemplo Ribeiro estudié euadzos de segmentacisn presentados en Is construceidn de una hidro léctrica, como también en la sede del banco mundial, CE G.L. Rusiko- (2003), Poscinperiadnn, Barcelona, 2003, 3. Como el Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Bras el de Chiapas en México y el lev: do por José Bové y Francois Dufour en Francia, Lo interesante de algunos de estos movimientes rid caen el juego de una detmanda local y una traseencencia internacional, lo eval no impide, que en la consolidacion de ext uaivesuls, Fstas slemvandas locales tmiscan, entonces, su trinsnacionalizacién, conjugando para ello, devi valores bajo una ciert idelegéa eansna ional, con lo eu, los aleances de estés movimientos se pueden tornar, a su vez, en premisas de fichar transnacbonalcs, Cf. G.L. Rincike (2000), «Politica eiberculturaby, in: Caitonr ¢ politica wos movinentos osiais Latine-Amwricanor, Belo Elorizorste, 2000, 4. J. CLivrorD (1997), Iniveanir teancadtae, Barcelona, 1999; 1 BLANC (1094), Nations sabennd, New York, 1994; A. Brat! (1996), Ci New York, 1996, novimientos se apele a ¥ Bact, NG. Scoumuer & CS, rphiee of diaspora, Lesndon 8 98 Ler aoa 4D CAMLENA ACTEM y de éstos para las localidades rurales. Todos estos flujos se encuen- tran enmarcacos en una densa trama de motivaciones y redes socia- les junto con sus respectivos impactos en las configuraciones cultu- rales rurales y urbanas, siendo que la propia temporalidad de estos flujos migratorios puede variar notablemente; desde lo estacional lo permanente, 0 bien, por periods alternados. Sobre lo recién expuesto conyiene pensar que sol lugares separados se convierten efectivamente en una comunidad a travé: de la circulacién continua de personas, dinero, mer- cancias ¢ informacién.’ Cabe sefialar también, que para muchos de estos casos, de estas diversas formas de migracién, ha resultado y resulta conveniente incorporar el andlisis de parentesco y organizacién social, que ha sido uno de los grandes aportes de la antropologia para los estudios de la tematica rural.? Me remito a continuacién a un caso etnogra- fico sobre un complejo cuadro de migracién originada desde una localidad rural. ‘Tuve la oportunidad de observar dos tipos de migracién rural ori- ginadas desde Ia relativamente aislada localidad rural de Chaihuin, * ubicada en cercanias de la ciudad de Valdivia, en Chile, hacia diferen- tes centros urbanos. Se trataba por ua Indo de una migracién tempo- ral con miras a finalizar el proceso de educacién formal (la ensefian- za media), y por otro lado de un desplazamiento temporal, vinculado al trabajo del tripulante mercante. El ptimer caso, me mostré intere- én de elementos de una cultura juvenil internacional, siendo contrastables con los elementos propios de la localidad de origen, lo cual puede crear identidades frag. mentarias y espacialmente alterables -que podemos asociar con la idea. de envolvimientos locales * y de movilizacién identitatia’ pues el joven santes matices sobre el consumo y la apropi 1 J. ChaeroKD (1997), inate rans Dareetoma, 199, p. 30. 2H. Salas 2002), ample, exacts rants y cabs ceils, Mésicn, 22 3. Iniclalmente me ent can dicha experiencia al parcicipar como investigador del proyecto doc- E.G toril del profesor Yanko Gonzales y luego come parte de mi propio campo de tesis doctoral Diaz (2010), EL Thabo de fos iipalctes de Carnal, Chil, Brasilia, 2010. 4..\, GMDDENS (1991), Modern e fdentidad dey, Barcelona, 1995, 96. DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES migrante rural se habia apropiado de una fdentidad de una tribn urbana Jnenif,’ Domingo era un metaleto en Chaihuin, Ademés, residia en Valdivia, junto con su hermana,? cn la casa de unos conocides, de unos medios pariente: redes de desplazamiento de mano de obra, se trata de wactores econtimieas individuates de pricticas transnacionales»,? en la medida que estos emigran- tes, a través de un espacio intermedio, la ciudad portuaria de Corral, segundo caso nos muestra la magnitud de las logran emplearse en grandes empresas transnacionales. Motivo por el cual, para acceder al barco, las empresas que los contratan, los envian a diferentes partes del mundo a embarcarse, una vez on el barco, viaja- rin a diferentes pucrtos y por diferentes océanos. Los tripulantes tra- bajaran alrededor de unos nueve meses y volveran a casa, a ese distan- te y paraddjico Chaihuin, Esto ultimo se constituye en una particular forma de migracién temporal a partir de los requerimientos de pri ticas y saberes relativos a un habitus marino local.’ Se destaca también indicato de tri- la historia particular del pequefio puerto de pulantes cn él constituido, organizaci6n facilitadora de estos flujos. ral y el Ambos casos nos ilustran las particularidades de las formas y de las motivaciones del proceso migratorio temporal, desde localidades rurales hacia centros urbanos y espacios transocednicos. Lo anterior s6lo puede existir qgucias af actual nivel de desarrollo de das formas de transporte y comunicacién_y de la mayor diseminacion de las informacionesy,* formas que también han impactado las localidades rurales. Ambos casos, nos colocan frente a grandes paradojas del proceso globali- zador vividas también por personas de localidades rurales relativa- mente aisladas, como Ch consumos y juegos identitarios. Seguir parte de estos flujos y de ¢sos consumes ¢ intentar entenderlos, son desafios mayores que caer en disputas sobre cudn nueva es la ruralidad. ihuin, que se insertan en diferentes flujos, 5.G, Disz (200. 2004, n° 17. LC. FHINA (1998), Dejivenes, handary tnbns, Barcelona, 1998, - Quica también se encontraban cn dicha ciudad cursando ensefanza madia. 1. SkiLUR (1991), Seviolgy of the glokal aster, Balsimore, 1991, p. 57 J.P. Bourpiet (1980), F/ Sent pnictcy, Madde, 1991; G, Dav, op ct, 20004 5. GL. RineaRo (2000), Callens e polities no mundo eontempaninen, Brasilia, 2000, p. 88, Traduccién libre det portugués al espafiol Aplicando identidad, idemtidad aplicashay, ins Conreddade Virtual de A ntrapoleta, 7 Lor RERALINAD CHILE ACTON Flujos, por ende, que marean tanto la comunidad de origen, como la de destino, destacando también que las personas no viajan. solas, sino juntos con valores, ideas, imaginarios y diferentes bienes de consumo;' complejizando por tanto, el contacto entre diferentes espacios rurales o urbanos. Asimismo, algunos habitantes de las localidades rurales han aumentado sus relaciones con los centros urbanos, viajando, por dispares motivos, diariamente para Como podemos observar, el panorama de la configuracién de los grupos sociales y del trabajo en las localidades rurales es bastan- te amplio y variado, es claro que cada uno de estos actores sociales tendra miltiples ldgicas y racionalizaciones diferenciadas, tanto en el Ambito de consumo como en el productive y asi mismo se inser- tarin de una forma diferenciada en las diversas instancias del pro- ceso globalizador.* stos. ALGUNOS JUE (OS DE IDENTIDAD Resulta interesante pensar en los diferentes juegos identita: conformados ya (re)conformarse en las localidades rurales por parte de los grupos sociales que en ellas habitan; juegos y movilizaciones identitarias que van desde acciones politico-ambientales, movimien- tos de reivindicacién de usos tradicionales de la tierra, y otros que apuntan a fortalecer y valorizar el papel del campesino-productor agricola en la sociedad, entre otras posibilidade: btisquedas por entender las identidades locales en relacién a los sis temas productives parecen un punto interesante para comprender s . Frente a ello, las los ensambles identitarios entre pasado y presente. A continuacién relato un caso etnografico ilustrativo de lo recién descrito. ‘Tal como tengo presentado en diferentes ocasiones,’ observé una acién bastante peculiar en la localidad rural de San Pedro, Region Metropolitana de Chile. A partir de una investigacién diagnéstico de NorDsrront (2007), Glehal oun, Berkeles, KEARNEY (1996), Recunerpinaliziye the peaiantry, Boulder, 3. G. DIAZ (2002), Tdentidad exltunaly Préctcas procvtinas on nna cormuna ral de vale centred ce Chie, ‘Valdivia, 2002; (2005), eRefRexiones sobre identidad local y pricticas produetivas en una comuna rural *** oor, 98, DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES la identidad local y las prieticas productivas, ' encomendado conjun- tamente por el departamento agricola de dicha comuna y la Fundacién Nacional para la Superacién de la Pobreza a través del programa Practica Pais, observé que, a pesar de la realidad contraria supuesta, que suponia una fuerte vinculacién identitaria local en torno a la produccidn frutillera, las pricticas productivas tradiciona- les, como el triga, se vinculaban fuertemente con la historia, memo- ria y ambiente local, a través de un fuerte sistema asociativo entre diversas précticas que iban mas alld de lo productivo, generando por lo tanto un fuerte vinculo identitario entre los habitantes de San Pedro, En cambio, la frutilla, asocia modernas, refe: tali: ida a las pricticas productivas $ alos frutos del proceso de moder 1 del agro, no lograban instaurarse como parte de la identi- racién y capi- ci dad local, a pesar de encontrarse hace mas de 30 afios y's ducci6n consolidada en la comuna. Dicho estudio me obligé a recon- siderar las diferentes consecuencias del impacto del proceso moder- Tuna pro- nizador del agro en la comuna, y cémo éste se podia conjugar cn la manutencién o no, de una identidad lo |, resguardada entre la memotia, la historia y el ambiente local.? Asi, el peso de las produc- ciones tradicionales,* hoy en dia en baja, parecian resguardar lazos identitarios mayores que la produccidn frutillera. Por otro lado, debemos considerar Ja vigencia de las redes de parentesca y amistad, las cuales juegan un tol importante en la organi- zaciOn social de los diversos integrantes de las localidades rurales. Estos lazos pueden influenciar diversos ambitos de la vida, incluso del valle central de Chile», in: Revita POS, Brasilia, 2003, vol. 7 y (20004), wplicando identidad, ‘dentidad aplicadan, in: Comnenilade Virtual de Antrapolegia, 2004, 0! 17. 1. Envestigneidn oF Pundacién Nacional para fa Superacién de la Pobreza San Pedro, Poster a inicialmente en mi prictica profesional efectuada en conjunto con el Departamento Agricola del Municipio de cen la base para mi tests de Licenei mente, dicha investigacisin se const en Antropologia Social en la Universidad Austral de Chile (DIA2, of et, 2002). Algunas de estas p posiciones se encuentran tesumiclas en un articulo (DIAZ, op. ctnogrifica, la sit adro temporal de a propia i Gavestigacién que fue realizada durante ef transcurso del aio 2002), por lo eual, tal situacién puede haber eambiado actualmente 2003). Como toda investigacién cidin gue observe ¢sta mareada por &! estigacién 2. Ademis, dlicha inves cidn me sirvis para contrarrestar mis primeras imagenes eenogritieas de algunas localidades rurales del sur de Chile, pucs San Pedro presentaba un contexte radicalmente a entender lo pfirafde lo- ural “idea que diferente de lo observ: fue fortalecienda a partir de otras experiencss 3. Como por ejemplo, fa produccidn del trigo o la tenencia de animales. loanteriormente, Me ayudo, en par oo Ler aoa 4D CAMLENA ACTEM como categorias de ordenamiento moral del trabajo.’ Estos princi- pies de organizacién social han facilitado la reproduccién de los diferentes grupos, tanto en las propias localidades, como también han posibilitado el desplazamiento hacia centros urbanos, permi- tiendo un flujo migratorio que puede darse en ambos sentidos (desde las localidades rurales a los centros urbanos, 0 viceversa). De esta manera, «s/ fas estrategias de prodeccéin son ura respuesta a presiones externas, Jas transformaciones en ef parentesea también lo son».? De este modo, las implicaciones de las redes sociales de parentesco y amis- tad pueden ser obsetvadas en diferentes formas ¢ intensidades, pero seria absurdo no considerarlas. Por esta razon y para complementar el caso expuesto anteriormente, presento el siguiente relato: En la mis ma investigacién sobre formas convencionales y orgini- cas para producir frutillas, realizada en Ia localidad de Brazlandia, apa- recid, de diferentes formas, cl parentesco como uno de los elementos otganizadotes de la vida social. Se trataba pues de productores nipo- brasilefios de segunda generacién (wisseit).' La mayoria de éstos tuvo como punto de llegada, y posterior dispersién, el estado de San Pablo, mientras que cn el caso de Brasilia, estos emigi por ln buena fama adquirida de ser excelentes agricultores. Ellos debe- rian configurar parte del «inturén verde» de In ciudad, para abaste- tes fueron lamados cerla de productos agricolas, El propio proceso ctnogrifico me trajo a luz la importancia de observar el parentesco en diversas formas y dimensiones —que puede naturalmente deambular mas alla de las ideas y pricticas de descendencia y alianza, Esto me permitié comprender relaciones sociales envuel- diferentes aspectos de la producci6n y de I tas en ellas. De este modo, observ que las familias productoras de frutilla con quien trabajé en Brazlandia, provenian de la misma loca- lidad de origen del estado cle Sio Paulo, Atibaia (localidad teconoci- da por su produccién de frutillas), y eran productoras de frutilla de unda generacién —con lo cual pude apreciar, la reproduccién tanto de una ced social, como de un sabes-hacer productivo. La produccién 1995; 1 EE Woorrunn (1995), Herdeiray parentes © cospadres, Sto Paulo & Br: Woorrsasy & K. Woottra asx (1997), 0 inidiatho cle Ferra, Brasilia, 1997. 2. ELE, WOORTMANN, of it, 1995, p. 24. Teadluceidn libee del portugués al espaol 3. Teniendo-en cuenta que Brasil recibid grandes olay de migracién japonesa en diferentes periodos. 100 DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES de frutilla dejé de parecer un elemento aleatorio de produccién entre las familias nipo-brasil memoria productiva de dichas familias. fas al analizar los cuadros de parentesco y de Por otro lado, la consideracién del medio ambrente, de sus trans- formaciones y significaciones locales, debe jugar un rol clave en los estudios de las localidades rurales, en la medida en que éste es uno de los principios de distincida cultural, ya que puede definir el hori- zonte de las practicas productivas y, por ende, sociaculturales de los diferentes grupos sociales que componen las localidades rurales. Esto ultimo, en un pafs como Chile, que presenta grandes contras- tes geoambientales, toma vigor al pensar los contrastes precordille- tanos y costeros. Sin embargo, lo ambiental debe considerarse tam- bién en Ja propia relacion y representaci6n que tienen los diferentes integrantes de las localidades rurales con éste. Por ultimo, debemos destacar también que las localidades rurales se encuentran distanciadas de mantener simplemente una cultura par- ticular, tradicional o aislada —tal cual los viejos presupuestos tedrico- analiticos. Se trata mas bien de un complejo escenario de configura- ciones posibles, donde Ia cultura local se encuentra en una natural re- elaboraciOn, «es an proceso dinémico de constante reestructuracién de tos ele- mentos de ka cultura focal con base en la incorporaciin de nuevos vatores, babitos y Kéenias».' En algunos casos podemos observat incluso una wmavilixaciin identitaria»,* donde la identidad local puede construitse como un pro- yecto, tanto a partir de una imposicion del gobierno local como por un deseo de la propia comunidad. Ahora bien, este proceso de re-ela- beracién implicaria un movimiento de doble direccién, que identifica una reapropiacién «cle elementos de la cultura local a partir de mma relectura posibilitada por la emergencia de nnevos eédigos», y pox el otto lado, una «apro- piavién por la cudtrra urbana de bienes culturatesy naturales del mundo» caval.’ Como ejemplo de lo anterior, presento un iiltimo relato etnogrifico: TMJ. CARNEIRO (1998), «Ruralidades, in Estudor scedade« ggrimliura, Rio de Janeiro, 1998, vol. 11, p. 62. Traduecidn libre del portugués al expafiol. 2.G. Diaz (2004), «picando identidad, identidad aplicacla», ins Comnnidade [Virtual de A ntrepalgi, 20004, a? 17. 3. P.RaMmaun (1969), Sei’ mumud et urhanination, Paris, cit. en MJ. CARNEIRO, of dit, 1998, p63. ‘Traduccidn libre del portugués al espaiiol 11 Ler aoa 4D CAMLENA ACTEM Cuando me encontraba haciendo un trabajo de campo, en la ya mencionada localidad de Chaihuin, me toed presenciar, y de hecho, ser jurado de un concurso de reinas de la semana chafbuirera, El esce- nario, un palco, constituido a base de un piso y pared de vigas de maderas, detras de éste, un gran fondo encabezado por Ia desembo- caduura de un rio, Esta construccién improvisada se situaba sobre una cancha de fiitbol, en cercanias de la sede del sindicato de pescadotes artesanales de la localidad. Las paredes que conformaban el fondo, estaban adornadas con todo tipo de objetos marinos; red de pesca, mascatilla de bueco y algunos conchales, entre otros elementos, rea- firmando, en cierta forma, un dabitns productivo de la localidad. * Como parte de las pruebas que debian realizar las candidatas a reinas, constaba un baile, su coreografia iba al son de musica axé, Ahora bien, durante cl evento, se presentaron también misicos representativos del folklore nacional, donde aparte de Ia tipica eneca,* no faltaron los corridos’ mexicanos —de gran difusién en gran parte de la zona rural centro sur del pais y claro, la cumbia del tipo chileno-argentina. ‘Todo este contexto fiestero refleja claramente varios puntos relativos a lo heterogéneo del consumo y Ia practica cultural en las diferentes localidades rurales. Observamos una clara arremetida de bienes de consumo cultural transnacionales: el axé, el cual no se baila conscientemente como si fuese parte de una cultura brasilera que se esté queriendo evocar. El axé, sin duda, no paso de les limi- tes de una moda veraniega, pues durante el 2002, éste se encontra- ba bastante en boga y difundido a nivel nacional por los diferentes wales. Esto ultimo, nos permite ver el impacto y la facilidad con que pueden llegar y descartarse referentes y bienes de consumo de la industria cultural nacional y extranjera, pero «debemas conprenider qure en muchos casos no se hace una distincién clara entre una cul- tura interna y una cultura mass media». Con lo cual, no se esta ponien- do en juego valores relativos a lo nuevo (lo recientemente incorpo- rado) 0 lo reconocido como tradicional, pues dificilmente podemos medios audiovis 1, B BouRDIeL (1980), H/ Sentide privtic, Madrid, 1991, 2. Ritmo musical reconocido como nacional, que le acompaita una danza tipiea 3, Danza y titmo musical de origen mesienno, 4. M, KEARNEY (1996), Reramerpinadiging the peciantty, Boulder, 1996, p. 126, 102 DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES suponer la simpleza de que el desarrollo moderno suprima a las cul- turas populares tradicionales,' Pero cabe ir mas lejos que simple- es un elemento y un consumo encua- mente preguntarse, si el a drado en contextos modernos o bien posmodernos, sino, parece mas inte: inte preguntars pot los significados por detris de cier- tas distinciones. Asi, a modo de provocacion, cabe pensar y pre- guntarse; ¢En qué momento de la festividad se toc6 axé, cucca y corridos? zCual misica, distintamente, se escucha, se representa 0 se baila? Acaso, gcada una de csas musicalidades representa algin momento o representacién de lo rural, de una turalidad de Chile? Hay acaso un ritual de representacién y evocacién de imaginarios per parte de la comunidad basada en los repettorios musicales? ¢Representa la cueca el elemento tipico-tradicional nostilgico del agro, los corridos y rancheras la modernidad que Ilegé por el cine mexicano y la introduccién de la radio y finalmente, el axé la pos- modernidad adquirida por el consumo de television? Desc! FRANDO LAS LOCALIDADES RURALES: ALGUNAS CONCLUSIONES Y OTROS RUMBOS POSIBLE: «... el desarrollo cientifico se convierte en el proceso gra- dual mediante el que esos eoneeptos han sido afiadidos, solos y en combi ‘ién, al caudal creciente de la técnica y de los conocimientos cientificos...» Una opcién por contextos y localidades rurales, bajo las carac- teristicas recién descritas, tuvo como tarea, no forzar realidades, sino més bien configurarlas a partit de un amplio abanico de posibilida- des, lo cual va en raz6n del propio escenario actual del contexto rutal; que se catactetizaria entonces por una heterogeneizacién de sus condiciones histéricas, econdémicas, sociales y culturales. Siendo entonces, poco prudente pensar en una «rvralidad generalizadan,’ pues IN. Ganela (1990), Citunarbibiday, Buenos Aires, 2001 2.T Kun 20402), Lar Euinectre ce las verodecones cientfas, México, p. 24 3. E ENTREXA (1998), «Viejas y nuevas imigenes sociales de ruralidads, in: Fistrdas Sociedade ¢ fgriultera, Rio de Janeiro, 1998, 0° 11 103 Lor RERALINAD CHILE ACTON Esta ase expresa de formas diferentes en universos eulturales, sociales y econd= micos heterogéneos».' Con esto, insisto, no podemos descartar que en algunos casos tenga sentido pensar en formas y ocupaciones tradi- cionales de acuerdo con los modelos teéricas y de andlisis anterio- res, pues lo que se esté queriendo evitar son las genetalizaciones y tipologias confusas. Para esto debcemos optar por un didlogo entre las diferentes aproximaciones historicas que ha tenicdo este campo de estudio, pues éste se encuentra, en muchos casos, completamente distanciado de una femporalidad causal, de lo tradicional a lo moderno, de lo moderno a lo posmoderno. Ante ello, no podriamos pensar en campesinos modernos, y menos todavia, posmodernas, sino mas bien, en. un hibridisno que nos obliga a una aproximacién tedrica-metodols- gica integrada, diversa y sobretodo flexible, de un modo que no. imponga realidades. Por esto ultimo, opto por no entrar en una dis- cusién perteneciente a la propuesta de aera rmralidad,? pu poco oportuno entrar en dinamicas o retéric: tas, como si fueran estrategias discursivas para llamar la atenci6n a un cambio y 2 una fransformacién que siempre existicron en ese sector, y por qué no, en todo sector. Si bien podemos considerar que las Ultimas alteraciones del escenario rural se han hecho de una mane- ra acelerada, esto no podgia justificar el desaparecimiento de las eie jas condiciones, ni mucho menos la combinacién de éstas con Jas asevas. Con lo cual, no puedo dejar de reconocer al menos, que las propuestas sobre la vera mralidad han colocado a la luz interesantes cuestiones sobre algunas probleméticas particulares que afectan actualmente a algunas localidades rurales, mi problema con estos creo dicotémicas /dualis- enfoques, ¢s, como vengo sefialando, epistemologico, en la medida, que parecen concentrar una neblina sobre las localidades rurales en vez de disiparla, Se trata, sobre todo, de considerar en el fondo, que E.J.M. Canneano (1998), +Ruralidader, ins Estados Sociedade « lericultara, Rio de Janciro, 1998, vol. U1, p. 34. "Traduceidn libre del partugués al expat, 2. La.utilizacisin de la idea de wn meno reraf puede resulta bastante eonfusa y engaflasa, en la medi- da, que lo nuevo 9 siempre una construccién sinesGnica, encasillada en wn ticmpo-espacio “in a partir de un contexto politica (J. EADIAN (2002), Tine and the other, New York, 20402 de novedoso que lo social y cultural estén en constantes cambios? Entre otros, ver JG SILVA (1997), O 1010 onal dnaileire, Campinas, 20023 v E. PEREZ (2002), «Hacia una nueva visién de lo rurab, in: N. Giarracca (comp), Una muera raralidrd en Araérica Latina, Buenos ‘Nires, 2002, Pero qué Lod DESCEFRANDO LAB LOCALID DES RORALES si concebimos y optamos por autropologias en vez de una antropolo- gia, resguardando todo el marco epistémico y politico que tal consi- deracién lleva, parece interesante optar también por una ruralidad acentuada en el plural, digase, por /ocalidades rurales. Lo que nas lleva, como toda conceptualizacién, a un mundo de significaciones, a set explorado, sobre todo, por trabajos ctnograficos, acompaiados por reflexiones tedricas, Por tanto, pensar en /ocalidades rurales, y en la diversidad consti- tuyente de éstas, pretende no caer en la paradoja de excluir posibles tealidades, y tampoco de delimitarlas, sino de tener un marco amplio de reconocimiento y andlisis de estos espacios. De este modo, la configuracién de las diferentes /ocalidades rarales nos convida antes que nada, a una antropologia reflexiva y critica, que sea capaz de re- ver su propia prictica y pensar las implicaciones y consecuencias de este proceso. Ante ello, parece oportuno inclinarnos ante la neces dad de continuar etnografiando los div os escenarios de las loca- lidades rurales, Lo cual tracra frutos no solo para el devenir de una antropologia rural, sino, de la propia antropologfa, en la medida que conocer y pensar lo rural, pueda significar conocer y pensar la pro- pia antropologia, Esto altimo podra distinguir nuestro propio apor- te alos estudios rurales frente a las otras ciencias, considerando para aquello las peculiaridades de nuestro propio decorrer tedrico y metodoldgico, tal como afirma Friedman: mientras que otras disciplinas mantienen una distancia, por defi- nicidn, respecto a sus objetos, la antropologia se halla enteramente cir- canscripta por el otro etnogrifico.' Asi, la propuesta de conocer las localidades rurales, no parece muy alejado de la necesidad que Hernindez distinguis al sefialar: no podemos desconocer las nuevas realidades socioculturales que se han genetado como consecuencia del proceso globalizader en Chile y el de Latinoamérica, Hay que reconocerlas y comprenderlas en su real dimension. I. PRIEDNIAN (1994), lata cua» provesa global, Buenos Aires, 201, p. 18, Lor RERALINAD CHILE ACTON Finalmente, cabe pensar sobre nuestra autoridad etnografica frente al uso de categorias ajenas a las autoafirmaciones de quienes habitan las localidades rurales. Sin duda, /o campesino tiene que ser un término nativo y no una imposicidn analitica referencial —que con- lleva a juegos de poder diferenciados sobre nominat. Resta mencionar que traté aqui de mostrar algunos cjes temati- cos que me permitieron discutir algunas condiciones actuales de las localidades rurales y algunos enfoques sobre ellas. Naturalmente exi ten innumerables temas y puntos de anilisis para abordar lo comin y lo diverso del contexto y las localidades turales,! desafio que para nuestro caso chileno, ha sido favorecido con la organizacion del pre- sente volumen, de los grupos trabajos temiaticos en congresos chile- nos y trabajos dedicados a revisar la literatura orientada al tema.* BIBLIOGRAFIA ANDERSON, BENEDICT 1983. — Imagined communities: Reflections on the origen and spread of nationaliem, - London: Nerso, 1991 (gev. ed), xv +224 p. * Trad. cast: Comunidades imaginadas: Reflexiones sobre el arigen y la difusién del nacionalisnre, México: Fondo de Culeara Econémica, 1993, 315 p. Basctt, LINDA; NINA Grick SCHILLER & CRISTINA SZANTON BLANC 1994, — Nations tarborard: Trasnational projects, postcolonial predicaments and deterritorialized New York: Gordon and Breach, 1994, 344 p. 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Tdentidad, ciudadania rural y nueva turalidad E] impacto de las modernizaciones en localidades rurales de la Regidn Metropolitana de Chile Sergio Gonzalez Rodriguez INTRODUCCION La emergencia de la temética de Ciudadanfa en la agenda puibli- ca refiere el nuevo rol y protagonismo de la Sociedad Civil como actor fundamental en la constitucién de los espacios publicos, Esta nueva realidad se constituye en la diversidad de sujetos y realidades que convergen como expresién de diversidad cn la nocién de ciu- dadanja, de acuerdo a los diferentes actores presentes en la sociedad civil del medio tradicionalmente Ilamado rural, Es alli, donde se ins- cribe la presencia y pertinencia de la Ciudadania Rural asentada en los nuevos contenidos que redefinen los escenarios en que se pro- yecta nuestra transformada ruralidad. A partir de un estudio de sistematizacién de los escenarios pro- yectados por los actores relevantes del medio rural’ que abordé de — La investigacidn cons eon el respalde financier de la Intendencia de la Regis Metropolicana, Hlautoragradece ls eolaborneigin de los psiedlogos Rieardo Jorquera G. y Laén Ortiz W. en el desarrollo de! Estudio. Hd Lor RERALINAD CHILE ACTON manera simulada las aspiraciones y las tendencias de los imaginarios de la nueva ruralidad constatames, entre los aspectos destacados, la pertinencia conferida a contenidos de reffexividad social que hemos considerado pertinentes aglutinarlos y sistematizarlos en la nocién de Ciudadania Rural. Este concepto nos remite a un nuevo Ambito de conversacin y discusidn, cl cual es aplicado especificamente al medio rural derivandolo de otros contextos diversos y, tal vez, mas amplios donde ha sido tratada la nocion de Ciudadania. Asi, hemos interpretativamente considerado cl modelo comprensivo de la nocién de Ciudadania que relaciona tres conceptos basicos: la titu- laridad de Derechos de las personas, los Deberes y Responsabilidades Sociales contractuales y los contenidos propios del Vinculo Social o Membresias. ' Este marco interpretativo se inscribe en el construc- cionismo social que pretende explicar las dindmicas colectivas entre individuo y cultura en sus propias diacronias. En este easo, los ima- ginati s de la nueva ruralidad son destacados en aquellos aspectos que configuran el discurso de la Ciudadania Rural que se espera construir ¢ intencionar desde las propios actores. Esta aproximacién se debe entender en el campo de los estu- dios de pereepeién social que adquiere en este caso sentido a través del concepto de Representaciones Sociales. * Desde esta 6ptica nos encontramos en el terreno en que convergen de manera fructifera la Antropologia y la Psicologia Cultural, desde donde es posible gene- s de interpretacién del fuerte proceso de cam- bio cultural al que asistimos aportando disefios metodolégicos que rar modelos tentativo: permitan abordar esta complejidad. 1.8. GONZA1E2. 2006) «Nuevos imaginarios dela ruralidad en Chiles, in: Reta China de Anipatta, Santiayo de Chile, 2006, a” 18, p. 9-30. 1,8, GONZALEZ. (2001), Represeatacin serie de ke worn de cudadanta, Santiago de Chile, 200 2.5, Moscovict feel} (1984), Paizoeya Socal, Barcelona, 1986; (1988), «Notes towards a description of social representations», int Exropeau Journal of Social Paychalgr, 1988, n° 18 R. PARw, (1984), «Las Representaciones sociales, in: 5. 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Podemos aventurar que tal vez, uno de los impactos més desta- cados dice relacién con la continuidad temporo-espacial que se ha producido entte lo que antetiormente se dicotomizaba como dife- renciaci6n urbano-rural. En la actualidad estos conceptos refieren un continuo cuyos limites no son facilmente delimitables modo, la sociedad de la informacién ha tendido a deer el campo» como una prolongacién de los modelos dominantes que dicta la globalizacidén tanto en sus aspectos positivos como negativos. Entre los primeros, encontramos la amplitud y la cobertura de acceso a servicios bdsicos, mayores niveles de escolarizacién, nuevos planes de igualdad de oportunidades, término del aislamiento y del funcio- namiento cerrado de las comunidades, entre otros. Entre los aspec- De este tos negativos, se destaca a nivel cultural la perdida de clementos identitarios, a nivel productivo la explotacion extensiva ¢ intensiva de los recursos naturales —tal vez como nunca se habia efectuado antes-, la entrada de manera compulsiva de pautas de consumo uni- formes, la segmentaci6n y diferenciacién social marcada con la con- tradiccién evidente que provoca el acceso masivo a la informacién. Todos estos aspectos, que son una parcialidad, dentro de una gama de nuevas condiciones en que el mundo rural se reproduce permi- ten hablar, de manera cierta, que asistimos a un proceso diacrénico de lo que se puede Hamar wra teva riralidad.' 1. PNUD (2008), Desarrolte Hanuene en Ghite neal, Samiago de Chile, 2008, 3 Lor RERALINAD CHILE ACTON Las lineas de conclusi6n que orientan el presente andlisis inter- pretativo se orientan a comprender los contenidos sustantives de la representaci6n social de la nueva ruralidad proyectada en una inten- cionalidad positiva, es decir, en un deber ser, en la expresién de /o deseado, para lo cual los multiples actores que determinan esta situa- cién, debieran conjugarse de manera articulada y complementaria. Esta nueva curalidad como representacion social ¢s una construc- cion cultural que retine elementos que provienen de las constata~ ciones de los cambios producidos como aquellos existentes en el imaginaria cokective de las personas involuctadas en la generacién de nuevos escenarios para el mundo rural. Este proceso diacrénico da cuenta de cambios en el sector rural chileno caracterizados por una modernizacién que no ha estado acompafiada estrictamente de una modernidad acorde a los proce- sos de transformacién en racionalidad instrumental. Este cambio moderniz ador ha tenido dos caracteristicas. Por un lado, ha venido. «desde» la urbanidad y, por otra, ha tenido que ver funcdamental- mente con transformaciones externas al individuo: desarrollo tec- noldgico, rendimientos productivos, servicios, comunicaciones, entre otros. O sea, ha sido a modernizaciin que no ba tenido en debida cnen- fades y la cultura del sectors. to adquieren relevancia los temas de la nueva ruralidad en la Region Metropolitana, de los cuales damos cuenta aqui y que reciben la determinacién ¢ influencia de las transforma- ciones ¢ innovaciones provenientes del espacio urbano eircundante. En forma especial, toma importancia la pregunta acerca de los pro- cesos de trans rurales de esta macro-regiOn: o sea, gcdmo ha impactado la moder- nizacién en la identidad y en la ciudadania de los habitantes del sec- tor rural de la Regi6n Metropolitana? ‘ormacidn a nivel de la subjetividad de los habitantes BC. Duan Nowra raralided, (1999), «Modornidled y cultura campsinas, duera faniliae canpesina, Saiago Ge Chil A, Barrera, H. Rojas & T. Tomic feds) 1999, p. 58. u4 Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD CIUDADANIA E IDENTIDAD La identidad es una de las principales fuentes de significado y experiencia para las personas. La podemos entender como el qroceso de construcciin del sentido atendiendo a un atribieto cultural, o an conjunto rela- cionado de atributos culturates, al que se da prioridad sobre ed resto de las fuentes de sentido»,' Para un individuo determinado o un actor colective puede haber una pluralidad de iclentidades, la cual es una fuente de tensi6n y contradiccién tanto en la representacién de uno mismo como en la accién social. Este autor distingue la identidad de los roles. Los roles se definen por normas estructuradas por las instituciones y organiza- ciones de la sociedad. Las identidades, por su parte, son fuentes de sentido para los propios actores y son construidas por ellos mismos mediante un proceso de individuacién. O sea, las identidades orga- nizan el sentido, mientras que los roles organizan las funciones. Por su parte, la ciudadania estaria en un permanente acto recre- acion en cl cual el devenir ciudadano se encuentra perpetuamente produciéndose sin instalarse nunca en la ciudadania plena y total. El ciudadano es en algin sentido un invento virtual, que sélo puede reconocerse como tal en los actos y el protagonismo que alcanza en cada momento propio. Esto nos sugiere, ademas, que la politica se reinventa al reconstituirse el sujeto (la persona) como sujeto politi- co. Entonces, el ciudadano como personaje ontolégico no es ciuda- dano de por vida, sino que en ciertos momentos condicién de tal. Es mediante el ejetcicio de sus derechos, del eum- plimiento de sus responsabilidades societales, y a través, de sus ¢ encuentra en su actuaciones que refuerzan el vinculo social que la persona adquiere la condicin sociopolitica y psicocultural de ciudadano/a. De acuerdo a nuestra conceptualizacién entendemos la nocién de ciudadania como «ns sistemas cngnaseitivas eonformadas por las opinio- snes, creencias y aspiraciones que las personas sostienen sobre diversos tipos de derechos, responsabilidades e identificaciones de pertenencia sadetal (membresia), en los diferentes niveles de inclusion y articulacién sociales que se ban generaco, Le M, Castisiis (1998), Lar Bra ce a iformacin, Mack, vol, U0; Fie de a 1998, p28, Lor RERALINAD CHILE ACTON reproducide_y nrodificado en un proceso colectiva de construccién sociocultural. En este sentido existen derechos, deberes y sentidos de pertenencia social propios de la ruralidad. Estos estarian asociados a la calidad de vida, a los estilos y proyectos de vida y a las diversas identidades culturales rurales, todo lo cual, configuta una relacida especifica entre las personas que constituyen este medio, y de ellas, con la «institu- cionalidad» en general, La ciudadania rural seria una forma especi- fica de participacion en el todo social a nivel nacional, no contra- dictoria, sino complementaria en la diversidad cultural del pais. Esta visién de la ciudadania rural se concibe en términos amplia- dos, es decir, no exclusivamente centrada en los contenidos asocia- dos a los derechos civiles y politicos, sino ademas, y de manera rele- vante, se consideran los derechos econémicos, sociales y culturales junto a las derechos subjetivos de las personas y de los grupos sociales. De este modo, se representa la ciudadania rural de una forma comprensiva y abarcando los diferentes planos y realidades del mundo rural en su relacién dialégica con ¢l espacio politico y cultural del medio urbano. MODERNIZACION Y RURALIDAD Los procesos de transformacién ocuttidos en estas tiltimas cua- tto décadas en el medio rural son de gran impacto y han sucedido en una voragine avasalladora con una direccionalidad en que Ia racio- nalidad instrumental implicita en estos procesos no siempre ha sido coherente en sus consecuencias. Entendemos por esta racionalidad instrumental los cambios estructurales que afectan directamente la vida cotidiana de las personas cumplindose la profesia de progteso inscrita en el ideario de la modernizacion, es decir, dzstantaniedad en. las comunicaciones y la conectividad, condiciones materiales de vida de acuerdo al modelo urbano, acceso a educacién y salud, procesos econdémicos de mercado, estructura laboral en que se consolida la temporalizacién del trabajo, entre otras. A partir de la Reforma LS, GoNzAtaiz, 2001), Representa soviad de fa notin de cieladem siago de Chile, 2001, pF U6 Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD Agraria nos encontramos con un permanente proceso de cambios, muchos de ellos contradictorios entre si, como los realizados a par- tir de la amada Contrarreforma. En este marco, las condiciones experimentadas por los habitantes del mundo rural fueron altamen- te gravitantes, como por ejemplo, en la estructura de la tenencia de la tierra. Estas transformaciones han tenido como consecuencia procesos sociales profundos, asi, hemos asistido a la llamada descan- pesinizacién del mundo rural y se ha debido observar una marcada tendencia a la disminucién de la poblacion rural en el pais, de acuer- do al tiltimo censo (2002) ésta sdlo aleanza a un 13,4%. Entre las modernizaciones del mundo rural son destacables el dinamismo alcanzado de los procesos productivos y las nuevas tra- mas de relaciones capitalistas que se consolidan entre los actores productives con sus nuevas formas de convivencia social que han generado. Son destacables en la representacién social de la moderni- cion del mundo rural, justamente, do: una parte, el impacto de la entrada y del acceso a las tecnologias que no s6lo han revolucionado los procesos productivos, sino que los «estilos de vida» de los colectivos ¢ individuos del mundo rural. Bn segundo lugar, se destaca fa iconizaciin de la modernizacién en los bienes tecnoldgicos especificos que son asumidos como necesarios y deseables para el mundo rural del presente y el futuro.’ En relacién a los dos aspectos anteriormente sefialados tacable la relacién entre los elementos tecnolégicos (maquinarias, telecomunicaciones, carreteras, medios de transporte, entre otros) 250 y masificacién represen- pectos caracteristicos. Por s des- con el nuevo rol integrador que su ace ta para las personas del mundo rutal. De este modo, el acceso a la tecnologia significa compartir de manera equivalente al mundo urbano, un «pool de artefactos» y de condiciones de vida en que destaca la centralidad de los estandares homogéneos de una cultura dominante, que también forma parte del «imaginario» de los actores sociales del mundo tutal.* 1.8, Gonznnz (2006), «Nuevos Santiago de Chile, 2006, n? 18. 2. Mid, yginatios de la ruralidad en Chile, in: Revita China de cbnimpolegia, 7 Lor RERALINAD CHILE ACTON La modernizacién es asumida en fconos positives ¢ interpreta- da como valida e irrenunciable, Es asi, que sus productos o ele- mentos en que se plasma la racionalidad instrumental de la moder- nizaci6n son fetfehfzados como contenidos constitutivos de una nueva cotidianidad. Esto significa una representacién social de las modernizacioncs con amplia validacion social y legitimidad cultural, al ser integrados sus artefactos de tecnologia cotidiana en los estilos de vida prevalecientes en el mundo rural. Estos cierres positivos de la modernizacién, objetivada en las tipificaciones de las representaciones sociales, nos perrmiten hablar de una asociacién directa entre modernizacion y calidad de vida, la cual es una condicién irrenunciable en las aspiraciones del mundo rural representado, sin que ello signifique contradiccién con la con- siguiente perdida de diferenciacién con importantes realidades y sig- nificados urbanos. La modernizaci6n no sélo es un medio sino que es un fin a alcanzar, con la salvedad que sus contenidos deben ser incorporados de acuerdo a una matriz establecida por los eséi/os de vida actualmen- te en construccidn, es decir, por condicionantes que atin son discur- sos fragmentarios de un edeber ser» que el mundo rural esta elabo- rando y utdiendo con caractetisticas propias y diferenciadoras, Aspecros METODOLGGICOS E] Objetive General del presente estudio consistié en identifi- car y describir los contenidos y orientaciones de Ciudadania Rural en el ambito regional. Caracterizar los contenidos de las Identidades Locales en el medio tural y explicar los impactos de los procesos de modernizaci6n del paisaje y la vida rural de las localidades respecti- vas de la Region, Para estos efectos se scleccionaron cinco comunas, con los mayores indices de ruralidad de la Regién Metropolitana, a saber: Alhué, San Pedro, Til Til, Paine, San José de Maipo; en Jas cuales se aplicé un disefio metodolégico mixto de investigacién.' L. Cada Grupo de Discusidn se realizé con seis a doce personas. us Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD Instrumentos: En este estudio se construy6 y aplicé una primera versidn del «Cuestionario de Ciudadania Rural». Es: constituido por una escala tipo Likert de nueve reactivos. La eseala aborda las siguientes dimen- siones ciudadanas cn el contexto rural: — Percepcion de Acceso a servicios pablicos — Conectividad interna y externa — Percepcidén de responsabilidad en la conservacién de las tra- diciones y costumbres rurales. — Identificacién con el modo de vida del mundo rural Los resultados obtenidos por medio de los cuestionarios fueron analizados por medio de diversas técnicas de andlisis estadistico de cardcter descriptive y correlacional. Estos anilisis fueron realizados en el programa SPS$ 10.0. El coeficiente alpha de confiabilidad es de 0.65. E: fines exploratorios de nuestro estudio, Por su parte, las entrevistas y los grupos de discusion fueron analizados por medio de procedimientos de anilisis de contenido. Es necesatio precisar que el andlisis de contenido consiste conere- tamente en observar y reconocer el significado de los clementos que forman los documentos (entrevistas y observaciones) y en clasifi- carlos adecuadamente para su anilisis y explicacién posterior. ' ¢ coeficiente si bien es modesto es aceptable para los ‘Téenicas de Investigacion a utilizar Grupo Muestral Construceidin y aplicacién del Cuestionario de Ciudadania Rural 122 sujetos (56 h. y 66m.) jntrevistas en profundidad (informantes clave) 24 entrevistas Grapos de Discusida (6 2 12 personas por grupo) 5 prupos De acuerdo a los abjetivos del presente estudio y de la infor- macién recolectada en los grupos de discusién, es posible analizar TLR, SERRA (1986), Tesir dortesalesy tratais de invesfgacén ientifca, Madrid, 1995. ) Lev ReRALNAD cub Crea la informacién a partir de dos categorias centrales de anilisis, de las cuales se desprenden las consiguientes dimensiones. Modernizacién Caregorias Centrales Dimensiones de Significado Valoracidn de la vida en el campo Identidad —Intencin permanceer/erigear del eampo Conservacién de las tediciones y costumbtes tussles Ejercicio de derechos civdadanos Demanda de Conectividad Detanda de Servicios Inisieus Cindactania Asociatividad Relacién con autoridades Indefetisiba eivda Medio Ambiente ANALISIS ¥ LINBAS DE CONCLUSION Presentamos a continuacién, de manera sucinta, las principales lineas de conclusién a partir de los hallazgos y resultados obtenidos, s pretende entregar una matriz tematica para el anilisis la orientacidn de futuros estudios en esta linea de investigacion. Este analisi: L, - Identidad rural compleja La representacién social de la Ruralidad en la Region Metropolitana implica una dicotomia integrada por dos tipos de digitos: do propio-rurab y «lo propio-ajeno-Santiago» en que la Identidad Rural integra de manera compleja y paradojal, Lo pro- pio-ruraf es cl ambito cognoscitivo de la identidad que se refiere a una cotidianidad compartida y vivida permanentemente, lo cual se acopla (integra) con fo propio-aieno-Santiago que refiere otro imbito identitario en que lo experimentado simbélicamente, y eventual- mente (en eventos) es vivido como contenidos de lo ajeno (distinto), 120 Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD de Santiago, y que pasaria a ser propio porque también se aspira a integrarse a ello, quedando incorporade en un imaginario que por la via de lo aspiracional, de lo motivacional se hace propio y, por tanto, se hace cercano en su deseabilidad. Con esto estamos diciendo que la Identidad Rural se complejiza en dos ambitos cognoseitiv se conforman cn circulos concéntricos que son vividos y sentides como propios en dos realidades complementarias y mutuamente necesarias. No eludimos las contradicciones que puedan despren- derse de la integracion de estos dos ambitos, los cuales no pueden comprenderse exclusivamente en una acomodacién cognoscitiva funcional, las contradicciones, paradojas y disonancias posibles y necesariamente presentes no estin cubiertas por esta investigacion, La sintesis de la identidad rural se realiza con los digitos sefia- lados, en que los ambitos «de lo rural y de Santiago» forman parte de un niicleo compacto. Esta sintesis no es referida en la expresién Regién Metropolitana, por lo cual es © ‘idente que la identificacion con esta expresin es débil por no decir practicamente nula, En este sentido es recomendable trabajar comunicacionalmente, y primera- mente, como artefacto cultural-cognoscitive la identificacién de los habitantes de la regién con la expresién y nocién politica, eeondmi- ca y sociocultural de Regién Metropolitana. Esta pertenencia se encuentra latente en la configuracion de la relacion especial y com- pleja entre do rural y lo de Santingo» que declaran nuestras mues- tras en el estudio. La pertenencia o membresia que puede aborda te en la identificacién de los habitantes rurales con la Regién Metropolitana implica abotdar los contenidos de una Ciudadanfa Rural que no termina en si misma, sino que se extiende al ser y sen- tirse formando parte de una ruralidad especifica que se comple- menta con la identificacién o el formar parte del Gran Santiago. Este aspecto es de suma importancia en estas lineas de conclusién, porque encuentra concomitancia con lo sucedido en Argentina con el caso de Buenos Aires, que deja de ser exclusivamente Ciudad de Buenos Aires para pasar a ser (en el marco de una vasta campafia comunicacional) el Gran Buenos Aires, y mis especificamente, S que se culturalmen- 11 Lor RERALINAD CHILE ACTON Provincia de Buenos Aires, incorporindose en la expresi6n y nocion cultural a los pueblos y a la ruralidad del entorno de la gran. ciudad. Este caso no tiene porque tomarse como modelo, pero, se constituye en una referencia de anclaje de la representacién social de un tettitorio jutidico y sociocultural complejo que conforma una identidad ciudadana especifica. 2. - Ciudadania rural en la Regién Metropolitana En correspondencia con el tema de las identidades culturales en. el mundo rural, podemos visualizat la percepcién prospectiva de los contenidos de las muestras estudiadas, en el sentido que existirian deberes propios de los habitantes rurales. Estos estin. asociados a la calidad de vida, a los estilos de vida y a sus identida- des culturales, todo lo cual, debe configurar una relacion especifica derechos entre las personas que constituyen este medio, y de ellas, con la «ins- titucionalidad» general. La ciudadania rural seria una forma especi- fica de participacidn en el todo social a nivel nacional. No contra- dictoria sino que complementaria a la diversidad cultural del pais. La ciudadania rural estaria determinada por las condiciones pro- pias en que estos ciudadanos/as construyen su participacion y auto- gestion civil a partir de los elementos culturales y politicos que han. logrado consensuar. Parte de estos derechos ¢ imperativos sociales estarian enraizados en la particular forma de relacién persona- medio ambiente y en la ética comunitaria que han logrado construir colectivamente. Es' a légica de especificidad al interior de la ciuda- dania y su ejercicio no sélo es propia y deseada en el mundo rural, sino que se corresponde con todos aquellos desarrollos subcultura- les en que las personas articulan discursos y propuestas para la vida social de sus colectivos. En el caso rural posiblemente tendremos diversas formas y expresiones de ciudadania tural dependiendo de las realidades geogrifico/culturales a lo largo y ancho del pafs. Un aspecto que aparece concluyente, es que en el futuro los con- tenidos que las personas del mundo rural identifiquen como propios 122 Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD y que proyecten hacia fuera de este mundo deberin ineludiblemente ser constitutives de una ciudadania rural que expresa su diversidad cultural, geografica, econdémica y politica. Este aspecto es concordan- te con la ciudadania multicultural a la cual ya comenzamos a asistir. La visi6n de la ciudadania rural se coneibe en términos amplia- dos, es decir, no exclusivamente cn sus contenidos asociados a los derechos civiles y politicos, sino que ademas y de manera protago- nica en su concepcién se incorporan los derechos econémicos, sociales y culturales. De este modo, se representa la ciudadania rural de una forma comprensiva y permeando toda Ia cotidianeidad que ella comprende. La ciudadania rural, por tanto, abarca contenidos en el plano econémico, social y cultural tan especificos como pueden ser, el acceso a politicas de subsidios en zonas aisladas, atencién puerta a puerta de los agentes del Estado que entregan servicios y la educa- cin bilingiie pertinente en cl area geografica cultural respectiva, Estos son ejemplos de la construccién de nuevos derechos ciuda- danos que se plantean para el habitante rural. Los derechos y responsabilidades ciudadanas aparecen en una logica de directa relacién con el Estado, y especificamente, con la red de apoyos del aparato estatal. Las demandas en el plano de la integracion social o cultural se expresan en forma directa hacia un interlocutor que termina siendo un representante 0 una repartici6n del Estado. La construccién de ciudadanfa, fundamentalmente, se plantea en esta interpelacién. No obstante, se presenta como una orientacién de ciucadanfa activa al plantearse en la interlocucién con el aparato statal un rol protagénico pata abordar los diagnés- ticos y soluciones con participacién directa de los afectados 0 bene- ficiarios. En este sentido no hay una actitud pasiva frente al Estado, considerandose el espacio local o el territorio de la localidad como. el espacio privilegiado para este protagonismo. Apatece el municipio como el articulador de las politicas publi- cas, entendido como el espacio de administracién y gestion de lo local por excelencia. En este sentido los municipios son las entidades en que el aparato estatal se pisitidiza para los ciudadanos. Las acciones 123 Lor RERALINAD CHILE ACTON emprendidas desde la Intendencia y las Gobernaciones aparecen «eleidas» y legitimadas a partir del municipio como gran caja de reso- nancia de la accidn de la autoridad estatal en cualquier ambito. En una lectura de los aspectos negativos de la telacién directa y cosificade de las organizaciones del mundo rural con el municipio, encontramos condiciones que permiten que esta relacién fomente cl clientelismo al entenderse a la reparticion estatal como un proveedor de bienes tangibles ante las diferentes carencias y condiciones de pobreza exi tente en el espacio rural. Esta situacién clicntclar puede ser utilizada funcionalmente por las autotidades municipales para encauzar la expresiOn y actividad de las organizaciones existentes en su territorio. La ciudadania rural es, por tanto, reivindicativa y se articula principalmente en el espacio local donde Ja unidad de expresi6n de poder politico por excelencia es la comuna y el municipio el refe- rente del poder local. De acuerdo a lo anterior podriamos decir que la ciudadania rural en la Regi6n Metropolitana se municipaliz orientacién de su demanda y en la direccién que expresan sus ins~ tancias organizativas. En el sentido comin del medio rural permanece el icono del Estado como el referente para aglutinar y ejecutar el rol rector de la administracion de la vida colectiva. En el imaginario rural podemos visualizar la centralidad del Estado como fuente de soluciones y de recursos ante los problemas y las dificultades a resolver. El munici- enla pio es el principal actor estatal y cuenta con el reconocimiento para constituirse en el nticleo de poder legitimado en el medio. Es inte- resante destacar que el Estado es visto en su funcién de proveedor de tecurs« s pero al cual se esta en condiciones de rebatir sus diag- nésticos previos en el conocimiento de las situaciones especificas. Las personas no estin dispuestas a aceptar el planteo proveniente desde el aparato estatal si no se consideran sus puntos de vista en el establecimiento de un estado de situacién. En este sentido la pala- bra técnica no es slo del Estado, sino que, la participacion ciuda- dana tiende a tecnificarse y a debatir en un plano de igualdad con quienes administran «un conocimiento» que funciona como un diag- néstico fijo desde el Estado. 124 Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD 3, + Fenomenologia de la nueva ruralidad en la Regién Metropolitana Se observa, pese a la heterogencidad de identidades que con- forman la denominada «Nueva Rutalidad», que el impacto de las modernizaciones y que li igencias actuales han significado cam- bios significativos en diversos niveles. A nivel demografico, si bien no se constaté un éxodo explicito en la poblacién observada, se observa la intencién de emigrar hacia los centros urbanos por parte del segmento joven de la poblacién rural. Esto se demuestra tanto en los datos obtenidos a partir del cuestionario, como también en el discurso de los jévenes, quienes ven la permanencia en le sector rural como una situacién de desventaja con otros sectores 0 locali- dades urbanas, en cuanto a acceso a la educacién, como también a valoraciones acerca de la vida cotidiana. El concepto de aindividua- lismo» es asumido por los j6venes con una doble y jencia. Su aspec- to positive se manifiesta por la posibilidad de realizar actividades libremente, sin estigmatizaciones ni comentarios por parte de la poblacion, La valencia negativa, por otro lado, alude en una visién dicotémiea rural/urbano a la escasa solidaridad que los jévenes observan en las ciudades. Este valor de «solidaridad» es observado en todos los segmentos de la poblacion estudiada, y constituye un elemento de evaluacidn positiva respecto a la vida en el campo. Por otro lado, se observa cn otros grupos ctareos que la tendencia a emigrar hacia centros urbanos esta dada por la percepcién de ausen- Ga de conectividad, esto cs, por factore! s que en su carencia definen necesidades: acceso a servicios bisicos, principalmente salud, edu- caci6n y trabajo estable. El stock de oportunidades percibido encuentra preferentemente en el espacio urbano en relacién directa con estilos de vida referenciados positivamente y que actdan ante los jvenes con gran poder de atraccién. Esto, probablemente siem- pte fue asi. La novedad actual es que /a distancia psicolégica se esttecho y se ven mas cercanos y accesibles. En el nivel organizativo nos encontramos con formas de Asocialivismo contingencial, es decir, las organizaciones funcionales Lor RERALINAD CHILE ACTON mantienen un caricter adhocritico' que explican su discontinuidad y su citcunstancialidad. Esta légica de especificidad de la organiza- cién y de su funcién instrumental queda de manifiesto en que su permanencia en el tiempo esta asociada a su eficacia para abordar y cumplir los objetivos explicitos. No existirian metaobjetivos, inten- cionalidades latentes, 0 no manifiestas en la légica organizacional. Los objetivos implicitos pueden estar en los operadores o en los dirigentes pero no en los participantes de la forma asociativa. La identidad del grupo esta definida en su capacidad ejecutora para encaminarse a objetivos acotados y especificos que son asumidos como validos por todos sus miembros o su gran mayoria. E] principio de membresia o pertenencia propio de la Ciudadania se manifiesta en dos sentidos o tendencias, a saber, las demandas o reivindicaciones encauzadas en las organizaciones adhocraticas con- (comités de agua oldgico, etc.), las formadas de acuerdo a las demandas espeeifica potable rural, pavimentacién compartida, comité cuales se conectan de una manera distinta pero cn linea de continui- dad con la tradicion de petitorios a las autoridades locales y centra- les, Ein estos espacios se revive y articula lo colectivo de manera que las reivindicaciones en conjunto para decidir sobre el espacio social propio o el bien comin construyen / social y /o politics. Por otra parte, la pertenencia se representa desde la cultura enddgena como espacio Nidico o de entretenci6n lo que se manifiesta en las fiestas populares, en el rodeo, en las actividades deportivas, en las pricticas tradiciona- les, entre otra: taciones rompen con el individualismo 0 el ostracismo social autoreferente, lo cual permite recrear un espa- cio compartido donde es posible la identidad colectiva. Estas manife 4. - Conectividad: Las arterias de la modernidad Entre las modernizaciones que alcanzan un mayor nivel de cen- tralidad en su importancia relativa y en la alta frecuencia con que es L. Derivacidin de la expresisn ad b critas a objetivas y tiempos acotados, ; aludienclo a organizaciones para finaliclades prccisas y circuns MORGAN (L980), lanigenes de da organiza, Buenos Aites, 19%, 126 Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD reconocida por el mundo rural esta la conectividad. Estas demandas y anhelos representan en un nivel psicosocial una necesidad sentida de estar dentro, perteneciendo a una comunidad mayor. Inclusién y acceso simbédlico y directo a un stock de posibilidades y prestacio- nes de la modernidad. La conectividad refiere la valoracién de la infraestructura vial, constituida por las carreteras, los caminos asfal- tados, los caminos de ripio y tierra ¢, incluso, los senderos y hucllas en altura. Esto significaria, tanto en la expresién actual como en Ia proyectada, alcanzar mayores niveles de conectividad y de maximi- zacién en el uso de las variables espacio-tiempo en relacién con los centros urbanos y suburbanos. Esta conectividad, ademis, se refie- re a una apropiacién del espacio propio del mundo rural al estar comunicados o conectados las diferentes reas que componen los caserios y localidades rurales. La conectividad, de este modo, tiene dos grandes dimensiones. integraci6n con los espacios externos que permite una relacién directa ¢ inmediata con el mundo urbano, permitiendo el acceso a los beneficios que en el se encuentran y, por otra parte, la conectividad interna que permite un relacionamiento expedito entre los espacios y agentes del propio mundo rural Carreteras, caminos y sendetos son, por lo tanto, las arterias de la modernidad que permiten cumplit la profecia de la racionalidad y objetivacin en ¢l uso del tiempo y el espacio, ademas de constituirse en las vias por donde circulan los contenidos (productos, mensajes y actores) de la modernizacién. Es y los caminos son indiscutidos elementos centrales de la representacidn social del mundo rural de: por eso que las carretera cado. Podemos interpretar que tras esta centtalidad de las vias de comunicaci6n terrestres se encuentra la histérica demanda y deseo del mundo rural por romper toda forma de aislamiento. No olvide- mos que este aislamiento se ha manifestado en sus consecuencias en marginacion y discriminacion en las preocupaciones del poder cen- tral. Toda inversi6n en carreteras y caminos representaria el primer gran paso para un conjunto de acciones tendientes a la implantacion de la modernidad. El camino es progreso. La Carretera es la moder- nizacién cercana ¢ ineludible. Por estas razones hablamos de arterias 127 Lor RERALINAD CHILE ACTON de la modernidad por donde impostergablemente Ilegarin los con- tenidos y los agentes de la modernizacion. Esta distincién nos permite entender que desde el punto de vista del proceso de cambio y de las intervenciones relevantes es necesario producir el encuentro y la atticulacién entre moderniza- cién, enclave de racionalidad instrumental, y la tradici6n como expresion de modernidad constitutiva de contenidos valéricos y simbolicos. Este encuentro en el mundo rural, puede significar Ia conjugacion, entre otras, de la tecnologia con las costumbres y tra- diciones colectivas. 5. - Reposicionamiento de los actores locales Posterior a una desarticulacién y atomizacién de las organiza- ciones campesinas y del mundo rural en general, que se suftié hasta fines de los afios 80, vemos que se proyecta un reposicionamiento de los lideres del mundo rural a través de una participacién prepon- derante en los espacios politico-comunitarios y de manera paulatina pero sostenida en el nivel provincial y regional. Esto significa que los actores significativos para el medio rural son las organizaciones pro- ductivas autogestionadas (cooperativas) y las organizaciones repre- sentativas a nivel sectorial, junto a un determinante protagonismo del espacio comunal como escenario de deliberacién. Los actores del medio rural ya visualizan al municipio como un gravitante espacio de disputa y de incidencia en decisiones significativas. De igual modo, se aptecian los niveles provincial y regional como contextos ante los cuales es necesario tener discurso y propuesta. De estas percepcio- nes podemos concluir que el posicionamiento de los actores rurales depende directamente de la validacién y legitimacién que obtienen en sus propios espacios no dependiendo ya del nivel nacional para alcanzar el teconocimiento en sus comunidades de pertenencia. Los nuevos actores rurales aparecen en correspondencia con los nuevos movimientos sociales del medio rural, que en honor a la verdad, debieran menos pomposamente, solo apreciarse como 12s Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD expresiones de la sociedad civil del medio rural. Estos contenidos autoreferidos se corresponden con la emergencia de la Ciudadania Rural como un imperativo de una nueva modalidad de ruralidad anclada en identidades culturales revalorizadas. Es significativo, en linea de contraste con lo que ha sido la tradi- cidn hist6rica, el preponderante papel aglutinador que sc visualiza para los jévenes en ¢l cumplimicnto de los roles de liderazgo comunitario y de representacidn dirigencial. Los jovenes aparecen legitimados para cl cumplimiento de los roles de liderazgo formal en base a sus niveles de alta escolaridad, de especializacién técnica y de relacién amigable con las nuevas tecnologias y las tendencias de la modernidad. En esta ldgica de reposicionamiento de actores aparece como una tendencia destacada la presencia significativa en las areas eco- némico-productivas y del liderazgo-dirigencial de las mujeres rara- pacios publicos a medida que se ins- talan y consolidan los signos de la modernicad. Es destacable que en les, las cuales emergen en los los discursos analizados se reconocen capacidades propias de las mujeres, por sobre los varones, como efectivas para el ejercicio de funciones que tienen que ver con el desempefio en el sector de los servicios, tales como atencidén de turistas, comunicaciones, adminis- tracion y ventas. Se mencionan roles y puestos de trabajo relaciona- dos con el manejo de proyectos en que las mujeres rurales demues- tran competencia, lo cual sugiere la constatacin de cualidad ciadas a la perseverancia, el orden, la transparencia y la formalidad con que actuarian las mujeres rurales en estas funciones. Situados en contexto, en base a la gran cantidad de bibliografia 5 ASO- sobte mujer y ruralidad existente en Ia actualidad, debiéramos decit que la generacién de estas imagenes en que ran positivamente las atribuciones en la representacién social de la mujer rural, no significa desconocer la gran cantidad de inconv nientes, trabas y conflictos que ha significado en los ultimos 40 atios la paulatina pero sostenida entrada de la mujer en ¢l ambito publico y de la representacién democritica. Otro elemento significativo, dice relacién, con la legitimacién de la mujer rural en el ejercicio de trabajo productivo-asalariado en destacan y conside- 129 Lor RERALINAD CHILE ACTON el mundo rural. Esto claramente ha sido un impacto de las moder- nizaciones que, tal vez, ha llegado como una consecuencia impen- sada. La salida de la mujer rural del exclusive ambito privado per- mite reforzar la nocién de ciudadania rural con la inclusién de Jas variables de géneto. Por otra parte, es recurrente cl reciclaje de los lideres locales, los cuales aparecen en diferentes organizaciones que circunstancial- mente encuentran espacios de reproduccidn. Los dirigentes cum- plen una funcidn «profesionalizante» que se recicla de organizacién en organizacién en la légica adhocratica sefialada anteriormente, de este modo, aparecen en diferentes Ambitos del quehacer ciudadano, a medida que las organizaciones van teniendo espacios de accion, El perfil de dirigente esta asociado a las capacidades de representacion ante las autoridades y a la capacidad de gestidn via proyectos y pro- gramas que se constituyen en terreno conocido pata el dirigente. La c: pacidad de gestionar y de instalar proyectos aparece como un. conjunto de competencias ampliamente valoradas y que se enticn- den como destrezas intercambiables para los diversos ambitos y nucleos de problemas a enfrentar. En este sentido los ciudadanos y las comunidades se relacionan via proyectos con los espacios de decision donde se detentan los recursos, por lo cual, estas capacida- des se entienden como fundamentales para optat con éxito a pro- yectos ¥ programas. 6. - Lo rural como un estilo de vida abierto Es decir, que sin renunciar a su singularidad no quiere quedar fuera de la integraci6n en una totalidad social (todo social) que se encuentra digitalizado por lo urbano, por los contenidos dominan- tes. La integracién en los espacios, programas y politicas publicas homogenizadotas que se consideran parte de una necesatia vision igualitarista, niveladora, en la cual no se debe quedar marginado, contando con elementos de correccién (accidn positiva) para alcan- zara calificar en dichas oportunidades, junto a propuestas y ofertas 130 Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD propias de los espacios rurales, La tendencia a la integracion es una forma de validacién del propio mode de vida en el medio nacional homogenizador cuya acci6n rectora esta representada en el Estado. Perfil Aspiracional en que se mixtura lo urbano y lo rural. Se aspira a contar con los medics y condiciones de la realidad urbana sin abandonar los contenidos caracteris icos de lo rural, que es per- cibido como positivo, ¢s decir, el medio ambiente natural (paisaje), las condiciones de calidad de vida, la relativa mayor seguridad ciuda- dana, entre otras. Pero al mismos tiempo, y de manera complemen- taria —no percibiéadolo como contradiccidn-, se aspita y requicre contar con las condiciones y caracteristicas de vida correspondien- tes al covfort urbano en que los servicios basicos, sociales y culturales con sus prestaciones estén disponibles y asegurados, incluyendo en ellos, los relacionados con el mundo de la entretencién y de la inclu- sién simbélica. Este perfil aspiracional no renuncia a poder contar con do mejor de k cién de continuidad y no reparando en las patadojas que pueda suponer tal superposicién de contenidos, lo cual debiera ser supera- do en una integracién funcional y de acoplamiento paulatino que debiera contar con acciones especifieas para desarrollar competen- cias para vivir, funcionar en los dos mundos, en las dos realidades. Se percibe con claridad que las destrezas que son cada vez mas con- siderables en cantidad y calidad para hacer frente a las complejida- des de la vida modezna, la cual no distingue entre rural y urbano en ige condiciones de funcionamien- to para una operacién equivalente en ambas realidades. s dos mundos, el rural y el urbano» en una solu- términos operativos, si no que ex Por otta parte, la cosificacién de la cultura local es un elemen- to funcional para el didlogo y la relacién con el medio urbano, fun- damentalmente como moneda de cambio, esto es, como oferta dis- ponible para el visitante urbano sobre el cual se quiere tener posibi- lidades de atracci6n y captacidn. Las tradiciones son transformadas en eventos como esttategia de viabilizarlas hacia la creaci6n de un micromercado local para consumidores externos. Esta cosificacién significa, por ejemplo, transformar cl rodeo de animales (caballares), propio de una actividad de los arrieros en la cordillera del Cajon del Lor RERALINAD CHILE ACTON Maipo en un evento en que se oferte turismo rural realizando cabal- gatas, rodeo deportivo, domaduras, fiestas tradicionales. 7. - Ciudadania Rural complementaria de la Ciudadania e6mo una pertenencia integral al imaginario de pais Los contenidos de la ciudadania rural son complementarios y convergen modularmente con los contenidos de una ciudadanja inte- gral, es asi que, las demands, las responsabilidades y la membresia se articulan con Ia mirada global en /a imagen de integraciéy en una realidad pais. En los resultados alcanzados hay correspondencia con los obte- nidos en otros contextos de aplicaci6n del Cuestionario ResCivités encontrandose una orientacién ciudadana en que los derechos eco- ociales y culturales (Dese) tienen una centralidad y pre- ponderancia mayor que los derechos politicos y némico, imilar a los dere- chos civiles en la nocién de ciudadania internalizada por las perso- nas, lo cual se corresponde con resultados en el medio nacional. Al analizar los contenidos que adquieren centralidad en las demandas expresadas en la nocién de ciudadania encontramos que los derechos ciudadanos se ubican en el nivel de mayor importancia en lo referido por los habitantes rurales, Estas demandas que se con- sideran derechos estan reforzados por la constataci6n a través de los medios de comunicacién de lo ineludible que se constituyen en la vida moderna los mecanismos de la integracién a trav poli- ticas puiblicas, y por ende, en los programas y proyectos sociales que deben s disefiados pata cada nivel de carencia en que pueda mani- festarse la exclusién social y/o cultural. Los derechos econdmicos y sociales son los que adquieren mayor relevancia y concitan preocu- pacién constante aleanzando la mayor capacidad de convocatoria en el medio rural. Esta condicién se traduce en convocatoria para la movilizacion social y la accién colectiva ante demandas coneretas y acotadas en que se demuestra capacidad de reaccién ante la percep- cién, por ejemplo, de amenazas ambientales (instalacién de vertede- ros) 6 la no consideraciGn de beneficios sociales en zonas aledafias. 132 Ipextinan, CUNADANLE ALIRAL. Y NUEVA RURLITIDAD De igual modo, se constata que es pertinente entender la pobre- za rural no solamente como una situacion de desmedro social y eco- némico, sino que, ademas, de acuetdo al enfoque de derechos, en desmedro de ciudadania, es decir en la titularidad de derechos. BIBLIOGRATIA CASTELLS, MANUEK, 1997/98, — La Fina de la informactine Economia sociedad y enltura, ~ Madrid: Alianza, 1997/98, 3 vols, - Vol. I: La Sociedad red, 1997, 590 p. vol. Il: EE] Poder de da identidad, 1997, 495 pr vol. 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Esta situaci6n ha impactado fuertemente al mundo rural en Chile en las ltimas tres décadas, provocando hon- das transformaciones en los ambitos sociales, econdmicos, politicos, y ambientales. Estos cambios han afectado notoriamente 4 Ja educacidn rural, a lo largo del territorio nacional, en sus diversas cultural realidades locales, generando importantes retos que obligan al anali- sis y reflexion, orientados para la elaboracién de propuestas innov: doras, en la busqueda de una educacién rural de mejor calidad y que sea pertinente ante las demandas de las poblaciones locales. En Ia lite- ratura especializada sobre este tema se menciona la existencia de una «nueva ruralidads, dando a entender que el mundo rural hoy es otro, Lor RERALINAD CHILE ACTON diferente en su naturaleza intrinseca asi como en el funcionamiento. come sistema social, lo que obliga a buscar nuevas herramientas te6ricas y metodolégica adecuadas para comprender e interpretar los nuevos fenémenos que se constatan en la ruralidad chilena. Basados en nuestra experiencia como antropélogos y pot haber trabajado durante un ticmpo prolongado en diversos contextos rurales de Chile, enfocados en la situacién de los sectores campesi- nos excluidos de la globalizaci6n, hemos conocido las escuelas ruta- les, sus pricticas pedagégicas, los diversos roles de los docentes rurales, el funcionamiento de los «microcentros turales», que nos han parecido una excelente instancia de intercambio de experiencias educativas, fuente de potenciales cambios en el quehacer del docen- te y posibilidades de mantenerse mas 0 menos actualizado en su labor pedagdgica. Pero todos los esfuerzos que hacen los maestros rurales para lograr innovaciones a titulo grupal o personal, no han sido tomades en cuenta para una reforma educacional profunda, pues chocan con las caracteristicas del sistema educacional chileno, principalmente destacado por su verticalidad y rigidez, central en sus decisiones, y por el apoyo en argumentos que apelan a que «asi es cémo las cosas se han hecho hasta ahora, asi deben hacerse y seguir haciéndose». En el sector rural hemos podido advertir también que existe poca o muy baja consideracién tanto para con los educandos rura- les de origen campesinos, como con los profesores basica, quienes viven alejados de sus hogares (generalmente estos profesores residen en las capitales de provincias o regiones) como do. de educacién también distantes de las escuel s estén los propios alumnos, que stancias considerables para cumplir con su «ense- fianza obligatorian. En sintesis, la Educacién Rural es considerada una edueacién periférica y de segundo nivel, dentro del paradigma tradicional. Su mayor objetivo al parecer, es ensefiar a leer y apren- det las cuatto operaciones matematicas. E] presente articulo focalizara su anilisis en como el fendmeno. de la globalizacién y la modernidad han impactado al agro chileno y cuales han sido sus efectos mas importantes, especialmente en el deben caminar d 136 Lor ROCHON REAL EX COM drea de la Educaci6n Rural, asumiendo de antemano que el sistema educative chileno esta en crisis, y que es necesario una reforma edu- cativa. Analizaremos las causas de este fendmeno general, las prin- cipales tendencias a nivel global que intervienen sobre la educacién emos las reaccio- y especificamente, sobre la educacién rural, revi nes del sistema cducativo ante esta situacién y propondremos un modelo ecolégico cultural que mejore la calidad de Ja ensefianza y la pertinencia cultural de la educacién rural, aplicando principios coo- perativos que rescaten valores comunitarios fundamentales como la solidaridad y la cooperacién, bases de un sistema social local eapaz de superar las dificultades y exclusiones impuestas por un sistema global. Los CAMBLOS EN EL MUNDO RURAL CHILENO Y SUS IMPACTOS EN LA EDUCACION RURAL De acuerdo a la revision de Ia literatura existente sobre los cam- bios ocurridos en el mundo rural chileno y en base a las experien- cias en diversas realidades locales de los autores de este trabajo, se pueden identificar las principales transformaciones ocurridas en la ruralidad chilena que han tenido un mayor impacto sobre el sistema educativo, Esto implica un anilisis ¢ interpretacion de los cambios de divetsa naturaleza sucedidos en las tres ultimas décadas en el agro chileno, focalizado en sus repercusiones tanto en su funcionamiento como en el logro de sus objetiv sobre la educacién rural, Js que pretenden la formacién de un individu que tenga la capacidad de ociedad rural. adaptarse a las condiciones impuestas pot la nueva Si manera de contextualizacién para comprender mejor los desafios que enfrenta actualmente y en ¢] futuro inmediato la educacién rural, se puede destacar lo siguiente: la presencia de un modelo de desattollo globalizadot que ha invadido todos los espacios del observamos la situacién del mundo rural a nivel general, a medio rural, pero carente de bases sélidas que aseguren un desarro- llo sustentable, caracterizado més bien por sus crisis recurrentes, crecimientos econémicos impredecibles ¢ inseguros, con precarias ¢ Lor RERALINAD CHILE ACTON inestables condiciones laborales, decreciente demanda de mano de obra y cada vez mayores exigencias de capacitacién para los traba- jadores rurales. El caricter eminentemente econdémico y materialis- ta del modelo de desarrollo ha provocado graves efectos sociales y humanos. La brecha entre los mas ricos y mas pobres se ha inere- mentado tanto a nivel de las naciones como de sus diversas pobla- ciones internas. Sectores sociales mayoritarios han sido excluidos de los beneficios de la globalizaci6n y la modernidad. El impacto social de este modelo globalizador ha sido devastador para las poblaciones socialmente mas fragiles y desprotegidas de los paises del llamado Tercer Mundo. Se ha incrementado la pobreza y el desempleo en Jas naciones en desarrollo, y se han debilitado los derechos sociales y econémicos de estos sectores sociales. ' En el caso de las poblacio- nes rurales, particularmente de los j6venes y las mujeres, los pro- blemas sociales provoeados por el modelo de desarrollo, tran agudizados, lo que plantea la necesidad impetiosa de proponer encuen- y ¢jecutar politicas que atenuien los efectos negativos expuestos. La Educacién Rural no se encuentra inmune a estos fenéme- nos, tedo lo contrario, sus efectos se hacen sentir con fuerza en el funcionamiento del sistema educativo que sirve a las poblaciones rurales, tanto en sus objetivos, contenidos curriculares y practicas pedagégicas, Esto conlleva a reflesionar sobre gcual educacién se precisa para responder a los requerimientos de este nuevo mundo rural?, gcudles son las bases para formar un ciudadano capaz de adaptarse a las nuevas condiciones de un mundo local que se inser- ta en un mundo global? Para responder a est: interrogantes se requiere primeramente, analizat y reflexionat sobre los cambios profundos ocurridos en el medio rural y sus efectos sobre la educa- cién rural, luego evaluar la capacidad de respuesta del sistema edu- eativo y plantear las proyeeciones sobre la cdueacién rural que se necesita para las préximas décadas, en funcidn de su calidad y per- tinencia social, cultural y ambiental. Ane ANC 8 V, ROMAN (2000), Glaboligation, Sette y estratwiascindadnas, Santiago de Chile, GLITZ (2002, Ed walestar en hr wfobalizacir, Madi, 2002 2000; JF 138 Lor ROCHON REAL EX COM Una primera mirada sobre las diversas expresiones locales de la ruralidad chilena devela los notables cambios de los paisajes rurales, La presencia de grandes complejos agroindustriales y agroexporta- dores, las areas de parcelas de agrado, los espacios ocupados por cultivos agticolas y forestales de exportacién, los centros de servi- cios y actividades comerciales, las Areas de turismo ccolégico, de patrimonio historico-cultural y étnico, y los parques y areas de pro- teccién del patrimonio natural, se constituyen en expresiones de que cl agro ha cambiado significativamente. El dominio de las comuni- dades humanas sobre la naturaleza circundante y sus recursos natu- rales se ha acentuado durante las ultimas décadas, gracias a la intro- duccion de sistemas tecnologicos cada vez mas agresivos con res- pecto a los ecosistemas y la biodiversidad. Para la antropologia, esas relaciones entre el Hombre y la Naturaleza, han sido objeto de estu- dio y discusién desde hace tiempo, por diversas cortientes tedricas. Mientras cl pensamiento occidental ha postulado una separacion entre cultura y naturaleza, las sociedades Mamadas «primitivas» y también algunas avanzadas como las de India y China, conciben a la cultura y la naturaleza, como un todo, para efectos de anilisis y de practica de vida social.? E] uso irracional y no sustentable de tecnologias llamadas «de punta» para acceder a los beneficios de los recursos naturales ha provocado graves problemas ambientales, y por consecuencia, efec- tos negativos sobre la calidad de vida de las poblaciones locales. Hoy se observa cémo en los diversos espacios rurales son destruidos sus ambientes naturales, roto los equilibrios ecolégicos, disminuida la 0 riqueza de la biodiversidad, y el agotamiento y contaminacién de recursos naturales tan fundamentales para la existencia de las comu- nidades humanas como es el agua, la tierra y el aire. El debate sobre los problemas ambientales est instalado en una escala global, prue- ba de esto son las conferencias mundiales sobre la problematica ambiental (Kyoto, 1997; Johannesburgo, 2002; Copenhague, 2009). 1.1, Durano 2002), ala Relacidn ambiente-colturs en antropologe ico, septiembre 2002, val. XVI, a® G1 p. 169-184. 2. Ph. ESCOLA (2005), Parse mature et entare, Paris, 2005, in: Nw Anvropolayin, 139 Lor RERALINAD CHILE ACTON La Educacién Rural no puede estar ajena a la problematica ambiental general y sus manifestaciones a nivel local, donde se encuentran asen- tadas las poblaciones asistidas por cada escuela rural. Esto significa que los docentes rurales y la comunidad educativa en su totalidad, requieren adquitir un conocimiento y comprensidn de los proble- sus cfectos sobre mas ambientales que sc confrontan a nivel local y la calidad de vida de Ja poblacion rural. La Educacién Ambiental es una asignatura pendiente para su incorporacién en el curriculum escolar como un contenido obligatorio. De esto se deducen algunas interrogantes: ¢Qué y cémo ensefiat la problematicn ambiental? éQuiénes son los actores sociales y los agentes externos que deben patticipar de este proceso educativo? ¢Cémo se relacionan las asig- naturas del curriculum escolar en funcién de la ensefianza de los contenidos socioambientales? De un anilisis mas profundo sobre una educacin rural comprometida con los problemas ambiental surgirin ow: interrogant Los movimientos migratorios de poblaciones rurales hacia cen- tros urbanos y los desplazamientos temporales o permanentes de lo rural a lo rural, han provoeados serios desequilibrios en las estruc- turas y funcionamiento de los sistemas sociales. El predominio de los emigrantes jvenes de ambos sexos hacia las ciudades ha reper- cutido sobre la piramide poblacional y sobre las actividades pro- ductivas de cada localidad rural. La agricultura familiar se encuentra amenazada por la carencia de mano de obra joven, pero sobre todo, porque en los proyectos de vida de la mayorfa de los jvenes no esta considerada esta actividad productiva. La legada a las localidades rurales de inmigrantes de otros sectores rurales con fines laborales y de contingentes poblacionales urbanos con fines de asentamiento en espacios rurales, en la busqueda de una mejor calidad de vida, son fenémenos que han provocado una heterogencidad social y cul- tural del mundo rural. Estas tendencias migratorias contribuyen a relevar los fendmenos de la interculturalidad, los que con mayor fuerza en las escuclas. A las tradicionales tensiones pro- ducidas por las diferencias culturales provenientes de los docentes principalmente urbanos y los educandos originarios del mundo e expresan a0 Lor ROCHON REAL EX COM rural, se suma la presencia en las aulas, de alumnos cuyos padres vie- nen de otras localidades rurales o centros urbanos. El sistema edu- cativo debe asumir el fendmeno de la interculturalidad, readecuan- do sus curriculum, pricticas pedagdgicas y relaciones al interior de las escuelas, para alcanzar los objetivos educativos propuestos en sus programas. Ademés, cl despoblamiento de las localidades rura- les ha provocado la presencia de escuclas semivacias. Este hecho obliga a plantearse por parte de los administradores y sostenedores locales, cual es el destino de estos centros educatives: su climina- cién, su permanencia tal como estin o su concentracién en un determinado lugar. En estas disyuntivas pata tomar decisiones, intervienen ctiterios econémicos en funcidn del gasto o inversién social, y los criterios sociales referidos al uso, valor y significado que tienen las escuelas para las comunidades rurales. La plobalizacién, a través de diversos medios de comunicacién informacion (TIC del Primer Mundo, en casi todos los ambitos del mundo rural, pro- ha penetrado con su cultura global proveniente vocando fuertes tensiones con las culturas locales. Los j6venes rura- les han sido los mas proclives a recibir y adoptar elementos cultura- les ajenos a su ambito local, acentuando las diferencias generaciona- les. Hay una tendencia general a escala mundial que se refleja en la sociedad chilena actual, a subvalorar lo tradicional, lo rural, lo étnico y lo local, fenémeno que ha tepercutido notablemente en el mundo rural, generando desencuentros no resueltos, entre una cultura glo- bal y las culturas locales. Las costumbtes y tradiciones se han debi- litado tanto en el reconocimiento como en las practicas culturales de las poblaciones locales. Estas tensiones han provocado desarticula- ciones de los istemas sociales, los que deben resolverse preferente- mente a través de sus mecanismos internos Este fendmeno tiene gran importancia para Ia existencia de las diversas comunidades rurales, pues sus identidades sociales estan intimamente relaciona- das con la vigencia de sus cultutas locales, situacién que se acentia en el caso de la presencia de poblaciones indigenas, que se encuen- tran en procesos de reetnificacién. Las escuelas rurales han sido impactadas por los fenémenos socioculturales descritos, obligando M1 Lor RERALINAD CHILE ACTON a replantearse el funcionamiento y los objetivos de sus sistemas edu- cativos, y principalmente, a redefinir cual es la educaci6n que se requiere para las nuevas generaciones penetradas por la globaliza- cién y la modernidad, cémo contribuir a la defensa del patrimonio xternos histérico y cultural local, qué actores sociales y agentes pueden incorporarse a una educacién rural renovada y actualizada. eComo abordar ¢l caso de las escuclas rurales en areas de pobla- miento indigena? zCémo lograr una coexistencia en el curriculum escolar entre la cultura global y la cultura local? Estas y muchas otras interrogantes se plantean en un andlisis mas profundo del problema, a considerar posteriormente en este trabajo. Los sistemas sociales en las sociedades rurales han sufrido el impacto de los cambios profundos provocados por la globalizacién. y sus manifestaciones especificas de la modernidad, modificando sus redes sociales, sus sistemas de liderazgo y organizaciones funciona- les, destacando la presencia de nuevos actores y agentes externos que intervienen sobre los diversos ambitos de la vida comunitaria, pene- trando fuertemente con sistemas valdricos ajenos a los valores comunitarios tradicionales, que destierran o devaliian la solidaridad, la cooperacién y formas de ayuda a nivel local. Actualmente obser- vamos un individualismo y una competencia exacerbada, que debili- ta las posibilidades del desarrollo local en condiciones de un libre mercado global. Esto conlleva a replantearse la necesidad de buscar modelos de organizacién social que rescaten valores comunitarios bajo un concepto de cooperativismo. Un pequetio productor agro- pecuario no puede competir individualmente con s. Por estas tazones, se puede comprender la presencia de for- ito en mercados globales mas de exclusion social de amplios sectores de las poblaciones ruta- les, Ahora bien, «Como afectan estos fendmenos sociales a la educa- cién rural? zCudl puede ser el rol de esta educacién ante los impera- tivos impuestos por la «nueva ruralidad»? ;Cémo contribuir a relevar los valotes comunitatios que puedan fortalecer a las poblaciones locales en sus relaciones con sistemas agroalimentarios a escala mun- dial? gCémo contribuir a la busqueda de modelos de organizacién social que se basen en la cooperacién y la solidaridad? a2 Lor ROCHON REAL EX COM La conformacién de sistemas agroalimentarios a escala mun- dial, basados en una articulacién que va desde el productor en el Tercer Mundo al consumidor del Primer Mundo, determina una nueva organizacién de los sistemas econdémico-productivos del mundo rural en Chile. Los ejes de este modelo de desarrollo pro- ductivo se organizan sobre la ba forestal y pesquera de exportacion, utilizando tecnologias «le punta», con capitales nacionales, mixtos y trasnacionales, con una demanda de mano de obra reducida y estacional, y con una racio- nalidad econdémica empresarial de corte neoliberal. En este contex- to, los sectores de pequefios productores agropecuarios y obreros agricolas, participan simplemente como fuente de mano de obra temporal, en condiciones laborales precarias, con una familia dis- persa temporal o permanentemente, y con un bajo nivel de vida. El acceso al conocimiento de estas y sociales, y el debate sobre las alternativas para superar muchos de estos pro- de una actividad agropecuaria, ‘ituaciones econdmic: blemas sociales es un tema a considerar en la agenda de la educa- cién rural. Las nuevas generaciones que se forman en el nivel basi co, precisan conocer el contexto econdmico y social donde a futu- ro deberan desarrollarse. Es responsabilidad del sistema edueativo formal, el dar a conocer la situacidn que viven actualmente las peblaciones rurales excluidas de los beneficios de la globalizacién econémica, las dificultades y carencias que tienen para superar la exclusidn social, ¢ indagar sobre los recursos, capacidades, intereses y aspiraciones que tienen posteriormente proyectos de vida factibles, a nivel individual y tas nuevas generaciones, para construir comunitario. El gran desarrollo tecnolégico de nuevos medios de comunica- cién ¢ informacion han provocado una verdadera revolucién del conocimiento a escala mundial. La televisién por cable, permite informarse audiovisualmente de los hechos que ocurren en el mismo momento que acontecen. La Internet permite acceder a cualquier tipo de informacién en forma inmediata y facil. Estos medios se han constituido en potentes agentes socializadores para las nuevas generaciones, que desde muy temprana edad aceeden a M3 Lor RERALINAD CHILE ACTON ellos, reemplazando con éxito, a la Escuela y la Familia, en este rol social. Los estudios realizados en diversas sociedades, incluida la chilena, determinan que el nifio y el joven permanecen muchas mas horas en contacto con un computador o un televisor, que con sus padres. A su vey, el profesor ha perdido autotidad, prestigio y ere- dibilidad, lo que repercute notablemente sobre su rol de formador y transmisor de conocimientos, Ante la presencia de las TIC’s y sus efectos socializadores, el sistema educativo debe asumir esta reali- dad, incorporéndola a los procesos de renovacién de la ensefianza- aptendizaje. Esto implica una capacitacién de los docentes rurales para transformar a estos medios de comunicaci6n e¢ informacién, en importantes herramientas de apoyo para el proceso educativo, Los educandos deben aprender a manejar ciertos filtros que les permita seleccionar qué informacién es Gil y pertinente para su formacién e instruceién sobre el conocimiento mas adecuado para su capaci- taci6n en funcidn de un ciudadano capaz de adaptarse en un mundo globalizado, Esto significa el plantearse: ¢Cual sera el rol del docen- te rural ante esta nueva realidad? ¢De qué manera utilizara las TIC’s para lograr una educacién de mejor calidad? ¢C4mo incorporara a la familia para el control del uso de las TIC’? :Cémo lograra trans- formar en aliados y no en competidores, a estos medios de comu- nicaci6n ¢ informacion para sus objetivos educativos? Si recogemos este cuadro general de transformaciones del mundo rural y sus impactos sobre las poblaciones locales, podemos comprender mejor porqué las nuevas generaciones han ido cam- biando sus aspiraciones y expectativas para su futuro como adultos que vivitan en sociedades globalizadas, rales ajenos a sus culturas de origen. sto significa la construccién de proyectos de vida por parte de las nuevas generaciones del agro, que pueden ser en muchos casos no factibles en el mundo rural, por las condiciones impuestas por un modelo de desarrollo excluyente pata numerosas poblaciones rurales. La segunda opcidn para ellos es la emigraci6n hacia centros urbanos, donde el futuro es muy incier- to, Aqui hay un fuerte reto que desafia al sistema educativo rural, en funcién de asumir este fendmeno y ver cémo poder responder a los donde priman valores cultu- a4 Lor ROCHON REAL EX COM requerimientos de visiones de futuro que se construyen sobre bases no pertinentes con las nuevas realidades rurales. El resultado puede estar Ileno de frustraciones para estos contingentes poblacionales que supuestamente, son Ja generacién de relevo en el agro chileno. Por lo tanto, aqui se plantea una reorientacién del quehacer educa- tivo, una rcnovacién del curriculum escolar, que contemple la entre- ga de una vision realista y concreta del medio rural donde residen los educandos, que informe sobre los problemas que se confrontan para un desarrollo local a nivel de comunidad y a nivel familiar, que muestre las dificultades que imponen los sistemas econdmicos y sociales para alcanzar logros como individuo y miembro de una comunidad rural, crear conciencia de estas limitaciones y dificulta- des a superar, y en consecuencia, tener los elementos objetivos que posibiliten el construir proyectos de vida posibles de lograr. LOS RETOS Y RESPUESTAS DEL SISTEMA EDUCATIVO, JILENO- Si revisamos los antecedentes que nos permiten comprender esta crisis educativa se puede afirmar que no solo el fendmeno globaliza- dor es la unica causa, a pesar de tener una importancia capital. La causa profunda subyace en el cambio de pensamiento, percepciones y valo- res que conforman una visin particular de la realidad. Este cambio es advertido primeramente en el campo de la Filosofia de la Ciencia,’ y posteriormente, y a Ja luz de Nietzsche, es tomado como tépico por otros ensayistas como Marilyn Ferguson en La Conspinacidn de Adnario.? Aqui la autora ocurride durante las décadas de los afios setenta y ochenta, y entre otros cuatro modos basicos de cambios, distingue el cambio paradig- miatico. Otros ensayos, incluso mas conocidos, que insisten en el ini- cio de un nuevo patadigma, es el de Alvin Toffler, en La Nueta ola.* social examina el topico del cambio personal y LT. Run (1962), La Eutrectnna ee har veroducioneseienifcas, México, (OTB, 2. M, FERGUSON (1980), La Compinssisie de Anaeia, Barcelona, 1983. 3. A. TOFFLER (1970), Lt Nuent ola, Barcelona, 1982. 145 Lor RERALINAD CHILE ACTON En E/ Shock def Futuro, del mismo autor, ' él ya nos habla de un cam- bio rapido en Ia Sociedad Industrial Occidental, y describe la cre- ciente y a menudo, abrumadora desorientacién causada, cuando se vive en una sociedad caracterizada por cambios ripidos y constan- erie de topicos claves como la tes. ‘] autor, junto con listar una emergencia de una transicién, la apaticién de nuevas circunstanci la necesidad de la diversidad y los limites de la adaptabilidad ante todo, recalca Ja urgencia de investigar para descubrir estrategias de supervivencia actual. Toffler mantiene la vigencia referente a la direecién de los cambios, sefialando lo ertatico que se muestran los sistemas educativos, y destacando la necesidad de un nuevo meta- bolismo psicolégico, para enfrentar de forma creativa la aparicion. constante de condiciones nuevas. Este autor, formalmente identifi- ca algunos principios que han programado nuestra conducta y que necesitan ser modificados para enfrentar a este mundo en cambio permanente: Estandarizacion: Obsesion social por la uniformidad, Especializacién: creencia en la separacién del conocimiento, Sincronizacién; economia y trabajo dependientes de modelos fijos. Concentracién: de gente en grandes ciudades. Maximizacion: lo grande es mejor, el poder es el rey. Centralizacion; Control central en la toma de decisiones politi- cas, burocracia estatal y judicial. También Toffler alerta sobre la necesidad de desterrar el mito de la weficacia autoritaria piramidal». Este enfoque tiene como efec- to principal el minimizar la capacidad de otros para estar en condi- ciones de ofrecer su habilidad y creatividad en la busqueda de cami- nos alternativos efectivos. La coordinacién de Ja imaginacion, la divulgacion de la habilidad, la creatividad y el compromiso de cola- boracién, deben llegar a ser en cl futuro, una condicién permanen- te mas alla del rango «poder y «autoridad». Capra, en E/ Panto crn- caf’ también detecta este orden nuevo en el pensamiento occiden- tal, en particular la aparicién de un nuevo paradigma cientifico. E/ LA. Torvten (1980), 2 “Show” dbl jatar, Barcelona, 1982. 2. F GaPas (1982), E¢ Panto cracal, Barcelona, 1987, a6 Lor ROCHON REAL EX COM Puitto crucial es un llamado al abandono del estudio de los hechos a favor de un anélisis en que importen las relaciones de contextos y conjuntos. La realidad es tinica y comprensible en términos de con- juntos integrados, cuyas propiedades no pueden reducirse a las uni- dades mas pequerias. Todos estos cambios en el pensamiento, las percepciones y los valores introducidos en cl mundo occidental que determinan una nueva manera particular de ver la realidad, deben ser asumidos por los sistemas educativos, a fin de organizar de otra manera los curriculum escolares y modificar las estrategias de acce- so al conocimiento de la realidad, en este caso de estuclio, de las rea- lidades rurales. En tanto, la legislacion en nuestro pais defina y determine la estructura y organizacion del sistema escolar, es importante consi- derar que muchas de las innovaciones en el aula y el curriculum pro- vienen de los descubrimientos experiencias de los profesores, quicnes en gran parte, no son consultados como hubie ido d s de reformas educativas desde sus inicios, Pero ado, en los proce: también en estos procesos de reformas, no han estado considerados en primer lugar, los avances cientificos que se han hecho en el campo de la Neurociencia y en el de la Psicologia Cognitiva. Las investigaciones en Neurociencia y en Educaci6n, nos conducen a minart nuevas aristas dentro de nosotres mismos (educadores, en este caso). Todos los individuos son poseedores de una serie de aptitudes, atin cuando la mayoria de nuestros talentos y habilidades no trabajan en un cien por ciento, en el mejor de los casos, 0 atin carecen de desarrollo. Cémo podemos incorporar al quchacer edu- cativo los hallazgos de la Neutociencia?

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