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Las Reales Batallas que Inspiran al Amadís

Por Santiago Sevilla


Las enciclopedias, entre ellas una tan ilustre como la Británica,
dicen que el “Amadís” es fruto de la fantasía y que su autor fue un
portugués. Recientes investigaciones nos llevan a otras muy
distintas hipótesis, con indicios fuertemente probatorios. El autor
se perfila cada vez con mayor definición como Don Enrique de
Castilla y León, hermano del rey Don Alfonso el Sabio; y esta
novela hermosa y admirable, escrita en brillante Castellano, se
revela muy realista, por haber sido inspirada por los grandes
hechos históricos del siglo XIII. Se pueden ya enumerar las
batallas y los torneos que influyeron en Don Enrique para escribir
este libro de caballerías, que en realidad es una historia de amor y
guerras. Hasta sus personajes derivan de la vida y hazañas de
grandes heroínas y héroes de la historia europea del siglo de
Dante. Toca ahora detallar estos personajes, esas batallas y
aquellos torneos, y dar pruebas de una nueva manera de entender
el Amadís de Gaula. Don Enrique de Castilla, hijo de Fernando
III el Santo, vivió en la corte real de Inglaterra, desde 1255 hasta
1259. En ese tiempo conoció al muy famoso y aguerrido Conde
Simón de Montfort, que le inspiró el personaje de Amadís:

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también a su esposa la princesa Eleanor de Inglaterra, y a su hija
doña Eleanor de Montfort e Inglaterra, que ambas señoras le
brindaron la imagen de Oriana. Al igual que Eleanor de
Inglaterra con Simón de Montfort, Oriana concibió el hijo de
Amadís antes de contraer matrimonio, fruto de su amor libre; y lo
mismo que Eleanor de Montfort e Inglaterra, cuando iba camino
de casarse con el Príncipe de Gales Llywelyn, Oriana también fue
secuestrada en alta mar cuando iba a casarse con el Emperador de
Constantinopla. El propio Infante Don Brián de Monjaste en el
“Amadís” es el alter ego de Don Enrique de Castilla, tal como él,
hijo de un rey de España. Don Enrique de Castilla tuvo también,
como Amadís, amores ilegítimos con una hermosa mujer, llamada
Mayor Rodríguez Pecha, con quien gestó un hijo que se llamó
Enrique Henríquez de Sevilla, cabeza de este linaje, que se afinca
en la gloria de la conquista de la ciudad de Sevilla en 1246 por
parte de su progenitor. Pero la inspiración para los sufrimientos de
Amadís como Beltenebros enamorado, fue el profundo amor de
Don Enrique por la Infanta Constanza de Aragón, con quien quiso
casarse y fue por ella apasionadamente correspondido, hasta el
punto que se puede creer que ambos gestaron al infante Alfonso,
que figuró como hijo de Don Manuel, nueve meses después que
fracasara el matrimonio de Don Enrique, por la guerra que en su
contra desató Alfonso X, a pedido de su esposa la Infanta
Violante, por odio contra su hermana Constanza, a quien obligó a
casarse con Don Manuel, y a quien más tarde vilmente envenenó.
Hay muchas otras vidas paralelas entre la Historia del siglo XIII y
el “Amadís”, como son el Rey Eduardo I Plantagenet de
Inglaterra y el Rey Lisuarte del “Amadís”, pero baste lo dicho de
estos personajes, por ser acaso lo más obvio.

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Eduardo I de Inglaterra y la Reina Leonor de Castilla

En cuanto a las batallas históricas y su pares novelescas en el


“Amadís”, las enumero de entrada: Las batallas de Cadfan en
Gales, de Lewes y Evesham en Inglaterra, de Benevento y
Tagliacozzo en Italia; y la toma de Sciacca en Sicilia; estas
mismas batallas en el “Amadís” son las de Galfán, la guerra del
traidor Barsinán contra el Rey Lisuarte, la Batalla contra el Rey
Arábigo, la Batalla de los Siete Reyes y el asalto al Castillo del
Lago Ferviente.

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Batalla de Benevento

Las justas y torneos eran costumbre festiva en Inglaterra y toda


Europa en el siglo XIII. Eduardo I de Inglaterra era famoso como
caballero de lanza y espada, al igual que Don Enrique de Castilla.
Los encuentros armados descritos en el “Amadís” corresponden a
las hazañas de su tiempo. Como ejemplo valgan los torneos y
justas de Newbury en 1248, de Rochester en 1251 y de Chalons
en 1273 en los que participó Eduardo I de Inglaterra. Este famoso

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rey, cuñado de Don Enrique de Castilla, fue armado caballero por
Alfonso X el Sabio al tiempo de su matrimonio con la Infanta
Leonor de Castilla y Ponthieu, hermanastra de Don Enrique.
Así nos podemos convencer que la cultura caballeresca fue una
realidad y no un mito. El “Amadís” a cada paso y en cada página
se inspira en sucesos reales del tiempo de su autor. La misma
Enciclopedia Británica ubica su publicación en el año 1305.

Batalla de Tagliacozzo
Las batallas en el “Amadís” deben verse como relaciones
noveladas de algunas contiendas que sucedieron en realidad de
verdad. Hay indicios muy convincentes que lo evidencian. Los
enumeremos brevemente:
La Batalla de Cadfan fue un triunfo del Príncipe de Gales
Llywelyn sobre el ejército Inglés en 1257, cuando Don Enrique
de Castilla estuvo en Bristol con Eduardo de Inglaterra.
Aprovechando la densa floresta de Broad Oak, los Galeses de
Llywelyn rodearon a los Ingleses y Gascones comandados por
Stephen Baysan y mataron, con extrema saña, a dos mil de ellos y
a éste, su capitán general. En el Primer Libro del “Amadís”, en las
páginas 310, 311 del Capítulo VIII de la edición del Profesor Don
Manuel Cacho Blecua, versa así:

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“Y allí entraron en las naos de Agrajes, y con el buen viento que
fazía passaron presto la mar, y llegaron a otra villa de Gaula,
que Galfan había nombre, y de allí se fueron por tierra a
Baladín, un castillo a donde el rey Perión era, donde mantenía su
guerra, haviendo mucha gente perdida.”..............
“El rey Abiés y Daganel su cohermano supieron las nuevas
destos que llegaron al rey Perión. Y dijo el rey Abiés, que era a
la sazón el más preciado caballero que sabían:
-Si el rey Perión ha coraçón de lidiar y es esforçado, agora
querrá batalla con nos.
-No lo fará- dixo Daganel- porque se recela mucho de vos.
Galaín, duque de Normandía que aí era, dixo:
-Yo vos diré cómo lo fará; cavalguemos esta noche yo y Daganel,
y al alva pareceremos cabe su villa con razonable número de
gente, y el rey Abiés quede con la otra gente en la floresta de
Galpano ascondido y desta guisa le daremos esfuerço a que
osará salir, y nosotros, mostrando algún temor, punaremos de los
poner en la floresta fasta donde el rey estuviere, y así se perderán
todos.
-Bien dezis- dijo el rey Abiés-, y así se haga.”

En Wikipedia, el fin de la Batalla de Cadfan se describe con


iguales detalles y características que en el “Amadís”:
“The land at Broad Oak was ideal for the Welsh since it contained
ravines and heavily wooded areas which would allow the Welsh
to ambush the English with ease. The land was also wet and
marshy meaning that the English knights would have trouble
riding over it. The Welsh ambushed the English with their full
army and a bloody battle ensued. Many English are said to have
been torn from their mounts and trampled to death by the Welsh
army. Stephen Baysan was killed along with around 2000 of his
men.” (Nota 1- Traducción)

( En los nombres del “Amadís” siempre aparecen algunas vocales


y consonantes del nombre del personaje real, así Eleanor se
transforma en Oriana, Simón en Amadís, Anric en Brian,
Eduard en Lisuarte. Mas donde son casi las idénticas y mismas
letras fonéticamente es en el nombre del lugar de esta batalla:

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Cadfan o Galfán. ¿Quién pudo describir esta batalla en un libro
en Castellano como el “Amadís”, si no era un castellano que
participó en ella o fue testigo indirecto de estos hechos, viviendo
en la corte de Inglaterra, que no fuera Don Enrique de Castilla,
ahí presente?
Más tarde, al tornarse Simón de Montfort contra Eduardo de
Inglaterra y su padre el rey Henry III Plantagenet, el autor del
“Amadís”, con similar juego de letras, lo convierte en Barsinán
que toma preso al rey Lisuarte, al igual que lo hiciera con
Eduardo ese Conde de Leicester, Simón de Montfort, en la
batalla de Lewes en 1264, y más tarde, en 1265, muriese éste en
la siguiente batalla de Evesham, tal cual Barsinán a manos de
Amadís, después de tomarse Londres por asalto. Su cuerpo fue
sañudamente mutilado, como se puede ver en una ilustración de
aquel tiempo, que pronto veremos.
El aprisionamiento del rey Lisuarte, paralelo al de Eduardo en la
Batalla de Lewes, lo describe el “Amadís” en el Capítulo XXXIV
del Primer Libro, páginas 563, 564, de este modo:

“Y llegado aquel caballero al más correr de su caballo, dio al


rey de toda su fuerça una tal lançada en el escudo, que sin
detenencia ninguna de más poderse valer le puso las manos en
tierra. Mas luego fue levantado como aquel que se quería
amparar fasta la muerte, que muy cercana a sí la tenía, y diole
tan cruel golpe de la espada en la pierna del cavallo, que gela
cortó toda, y el cavallero cayó so el cavallo, que luego dieron
todos sobre él; y él se defendía bravamente, mas defensa no tovo
aí menester, que él fue malparado de los pechos de los cavallos;
y los dos cavalleros que eran a pie abraçáronse con él y
sacáronle la espada de las manos; después tiráronle el escudo
del cuello y el yelmo de la cabeça y echáronle una gruessa
cadena a la garganta, en que avía dos ramales y fiziéronle
cabalgar en un palafrén, y, tomándole sendos cavalleros por los
ramales, començáronse de ir con él....”

Después, Simón de Montfort murió en la batalla de Evesham


el 4 de Agosto de 1265. En Wikipedia se lee sobre su muerte así:

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From within the church of Evesham, de Montfort and his army
led a final charge to their death. Uphill against superior forces,,
Simon’s army was completely destroyed; the battle was quoted as
“the murder of Evesham, for battle it was none.” Simon’s body
was cut in different parts…His head hung on London Bridge until
it rotted. (Nota 2–Traducción)

En el “Amadís”, la muerte del alter ego de Simón de Montfort,


Barsinán, se describe en la página 589, Capítulo XXXVIII, de
este modo:

“Amadís vio la revuelta, salió contra ellos, levando a su cuello


un escudo despintado y un yelmo oriniento, tal que muy poco
valía, mas a la fin por bueno fue juzgado; y fue por la priessa
adelante, levando la buena spada del rey ceñida, y llegando a
Barsinán diole un encuentro con la lança en el escudo, tal que
jelo falsó y el arnés, y entró el fierro por la carne bien la meitad
y allí fue quebrada; y poniendo mano a la espada diole por cima
del yelmo y cortó dél cuanto alcançó del cuero de la cabeça, así
que Barsinán fue atordido, y la espada cortó tan ligeramente, que
Amadís no la sintió en la mano tanto como nada, y heriólo otra
vez en el braço con que la espada tenía, y cortóle la manga y el
braço con ella cabe la mano, y descendió el espada a la pierna y
cortóle bien la meitad della, y Barsinán quiso fuir, mas no pudo y
cayó luego...”

Siguiendo el derrotero de Don Enrique de Castilla, el “Amadís”


nos presenta en el Segundo Libro dos grandes batallas noveladas,
Benevento y Tagliacozzo en 1266 y 1268 respectivamente. La
primera, como la Batalla contra el Rey Arávigo, refiriéndose a
Manfredo de Hohenstaufen y su ejército sarraceno en Lucera,

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cerca de Roma, con lujo de muy similares detalles al modelo
histórico.

Manfredo Rey de Napoles y Sicilia


Rey Arávigo es un calificativo sorprendente para un príncipe de la
noble casa germana de los Hohenstaufen, hijo de un emperador, y
rey de Sicilia, pero así se lo conoció, como lo documenta Michele
Amari en su “Racconto Popolare del Vespro Siciliano”:

“Leggiamo nelle croniche guelfe che la mattina della battaglia di


Benevento, Carlo d’Angio abbia rinviati gli ambasciatori di
Manfredi con queste parole: “Dite al Sultano di Lucera che oggi
io lo mandero all’inferno o egli mi mandero in Paradiso.”
(Nota 3 Traducción)

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Y Amari añade: “Esprime el pensiero dominante”.

En la segunda batalla, en el “Amadís”, el Infante Brián de


Monjaste establece el perfecto paralelo con la Batalla de
Tagliacozzo, pues comanda un ejército de caballeros españoles,
igual que Don Enrique de Castilla, su otro yo, en el Capítulo
LXVIII, páginas 1039, 1041:

“Aquellos caballeros que vos digo fizieron de la gente cinco


hazes. Y la primera ovo don Brian de Monjaste con mil
caballeros d’España que le aguardavan, que su padre embiara al
rey Lisuarte.”
“así que fue bien menester el ayuda de don Brian de Monjaste,
que llegó luego con los sus españoles, que eran fuerte gente y
bien encavalgada. Y entraron tan rezio por ellos derribando y
matando, y dellos también muriendo y cayendo por el suelo, que
los de las sierpes fueron socorridos, y los contrarios tan
afrontados que por fuerça llevaron aquellas dos hazes fasta dar
en la tercera .Y allí fue gran priessa y gran peligro de todos, y
murieron muchos caballeros de ambas partes...”

Los de las sierpes eran los partidarios de Conradino, como lo


ratifica Ferdinand Gregorovius: “Die Kirche liess das erbfähige
Geschlecht Friedrichs II, bis auf den letzten mänlichen Spross
umkommen, weil sie selbst dieses ganze Geschlecht als die
“giftgeschwollene Vipernbrut” verflucht hatte.
Nota 4 –Traducción.
En Wikipedia se describe la batalla de Tagliacozzo en muy
parecidos términos:

After considerable manoeuvre, Conradin’s invading army


confronted that of Charles of Anjou outside the town of
Tagliacozzo. Each army deployed in three divisions. The first
Hohenstaufen division was composed of Spanish and Italian
knights, led by the Infant Henry; the second division was largely
Italian but included a body of German knights, and was led by
Galvano Lancia; the final division contained most of the German

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knights and was led by Conradin himself, accompanied by his
close friend, the youthful Frederik I, Markgraf von Baden.”
“Conradin’s forces won the initial phase of the battle, and broke
up to pursue Charles’ first two divisions, which were in flight,
and pillage the Angevin camp. At this point Charles sprung his
trap, his hidden reserve forces entering the fight and massacring
Conradin scattered forces. (Nota 5-Traducción)

Don Enrique de Castilla perdió esta batalla, después de ganarla en


un principio, y cayo en prisión por veinte y tres años, entre 1268 y
1291siendo por eso, que en el “Amadís” se lamenta de haber
perdido fama y vida:

Pues se me niega vitoria


Do justo m’era devida,
Allí do muere la gloria
Es gloria morir la vida.
Y con esta muerte mía
Morirán todos mis daños,
Mi esperanza, mi porfía,
El amor y sus engaños;
Mas quedará en mi memoria
Lástima nunca perdida,
Que por me matar la gloria
Me mataron gloria y vida.

Pero antes, entre las dos batallas de Benevento y Tagliacozzo, en


Septiembre de 1267, una flota Catalana en la que estuvieron el
Infante Don Fadrique de Castilla, y el propio Don Enrique, se
tomaron por asalto el puerto y el castillo de Sciacca, en la costa
meridional de Sicilia, procedentes de Túnez y la isla de
Pantelleria.

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Escudo de Armas de Sciacca

Sobre este desembarco y guerra narra el “Amadís” un


sorprendente relato en el que actúa el otro yo de Don Enrique de
Castilla, Don Brián de Monjaste (Libro Tercero, Capítulo LXIV,
páginas 966, 968, 971):

“Pues aquella flota fue por la mar con tal tiempo, que a los siete
días arribaron un día antes del alva al castillo del Lago
Ferviente, que cabe el puerto de la mar estava. Y luego se
armaron todos y aparejaron los bateles para saltar a tierra, y
ponían puentes de tablas y de cañizos por donde los caballos
saliessen, y esto fazían muy calladamente porque el conde Latine
y Galdar de Rascuil, que en la villa estavan con trezientos
cavalleros, no los sintiessen. Mas luego los veladores fueron
sentidos, y dijéronlo aquellos sus señores que havía gente; mas
no supieron qué tanta, que la noche era muy escura. Y luego el
conde y Galdar se vistieron y subieron al castillo, y oyeron la

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buelta de la gente, y semejóles gran compaña, que con el alva del
día pareçieron muchas naves...”
“Entonces se començó entre ellos una cruel y peligrosa batalla
con lanças y saetas y piedras, assí que muchos feridos y muertos
huvo, y los de la tierra defendieron los puertos fasta hora de
tercia....Mas Don Florestán, que en una barca se falló con Brián
de Monjaste, dio grades bozes que derribassen la puente y
saldrían por ella en sus cavallos. Angriote le dixo:
-¿Porqué queréis acometer tan gran locura?; que, aunque de la
puente salgamos, el agua es tan alta antes que lleguemos a la
tierra, que los caballos nadarán. Y assí lo dezía don
Cuadragante, mas Brian de Monjaste fue del voto de Florestán; y
echada la puente,passaron entrambos por ella, y llegando al
cabo, fizieron saltar los caballos en el agua, que era tan alta que
les dava a los arçones de las sillas. Y allí acudieron muchos de
los contrarios, que de grandes golpes y mortales los herían; y
ellos se defendían a gran peligro, que ya más no podían por ser
los enemigos muchos....”
Lo cierto y final fue que la villa y castillo fueron tomados por
Brián de Monjaste y sus compañeros. Establece así el “Amadís”:

Acabado , pues, esto que la villa y el castillo enteramente fue en


poder de Madásima (Constanza de Hohenstaufen) y sus
valedores, con gran plazer de todos ellos...”

Sciacca es el Castillo del Lago Ferviente, o Thermae Salinuntinae.


De este modo, una vez más, se juntan en armonía, la Historia y el
“Amadís”, apareciendo su autor, Don Enrique de Castilla como el
Infante Don Brián de Monjaste. Se atan así los cabos sueltos de
los últimos setecientos años. Lo importante de esto, es que, por
fin, el “Amadís” ocupa su verdadero lugar en el tiempo, el Siglo
XIII, y se libera de su oprobioso usurpador y confeso plagiario,
Garcí Rodríguez de Montalvo, y de otros infaustos imitadores del
siglo XVI. Será difícil encontrar alguien que no sea Don Enrique
de Castilla, como su verdadero autor.

Nota 1-Traducción: La campiña del Gran Robledo (Broad Oak)


era ideal para los Galeses, porque tenía quebradas y densas

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florestas que permitirían a los Galeses armar celadas con
facilidad. Esa tierra también era húmeda y pantanosa, lo que
causaría dificultades a los caballeros ingleses para cabalgar sobre
ella. Los Galeses tendieron una celada a los Ingleses con todo su
ejército y se trabó una muy cruenta batalla. Se dice que muchos
Ingleses fueron abatidos de sus monturas y pisoteados a muerte
por el ejército galés. Stephen Baysan fue muerto junto con dos
mil de sus hombres.

Nota 2- Traducción: Del interior de la iglesia de Evesham, Simón


de Montfort y su ejército lanzaron, a morir, una última carga.
Cuesta arriba contra fuerzas superiores, la hueste de Simón fue
completamente destruida; la batalla fue calificada como “el
asesinato de Evesham, pues batalla ésta no fue.” El cuerpo de
Simón estuvo tajado en diferentes partes...Su cabeza colgó del
Puente de Londres hasta que se pudrió.

Nota 3-Traducción: Leemos en las crónicas güelfas que en la


mañana de la Batalla de Benevento, Carlos de Anjou había
mandado de vuelta a los embajadores de Manfredo con estas
palabras: “Decid al Sultán de Lucera que hoy yo lo mandaré al
infierno o él me mandará al Paraíso.” Y Amari añade: Expresó el
pensamiento dominante.

Nota 4-Traducción: La Iglesia exterminó el linaje hereditario de


Federico II hasta el último vástago masculino, porque ella misma
había maldecido toda esta familia, como cría de sierpes, hinchada
de veneno.

Nota 5-Traducción: Después de mucha maniobra, el ejército


invasor de Conradino se confrontó con el de Charles d’Anjou en
las afueras del pueblo de Tagliacozzo. Cada ejército desplazó tres
divisiones. La primera división de los Hohenstaufen se componía
de caballeros españoles e italianos, bajo el mando del Infante
Enrique; la segunda división era mayormente italiana, pero
incluía también un cuerpo de caballeros alemanes, y estaba
comandada por Galvano Lancia; la postrera división se componía
principalmente por caballeros alemanes y estaba bajo el comando

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del propio Conradino, acompañado por su amigo cercano, el
juvenil Federico II, Marqués de Baden. Las fuerzas de Conradino
ganaron la primera fase de la batalla, y se lanzaron en persecución
de las dos primeras divisiones de Charles d’Anjou, que se dieron
a la fuga, se entregaron entonces también al saqueo del campo
angevino. Fue en este punto que Charles hizo saltar su trampa,
sacando a relucir sus escondidas reservas que entraron en combate
y masacraron las esparcidas fuerzas de Conradino.

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