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Steve Jobs y Steve Wozniak ("los dos Steves") habían sido amigos durante un tiempo, habiéndose

conocido en 1971, cuando un amigo mutuo, Bill Fernandez, presentó a Wozniak (que tenía 21 años
de edad) a Jobs (con 16 años). Steve Wozniak, a quien le gustaba que le llamaran Woz, siempre
había sentido una gran atracción por la electrónica en general, diseñando desde que era pequeño
circuitos en papel para después tratar de optimizarlos al máximo. Dada su afición por la
electrónica, Woz "apadrinaba" a otros chicos a los que les gustase el tema, como Bill Fernandez o
el mismo Steve Jobs.

Pronto Woz empezó a dedicar cada vez más y más tiempo en construir en papel su propia
computadora. Tras algún intento relativamente infructuoso, finalmente sus esfuerzos dieron como
resultado lo que sería el Apple I. Tras la presentación de su computadora en el Homebrew
Computer Club y asombrar a sus participantes, el instinto de Steve Jobs se disparó, convenciendo
a Woz para realizar más Apple I y comercializarlo.

En el Museo Smithsonian el Apple I.Entre los participantes del Homebrew estaba Paul Terrell, el
reciente fundador de una tienda de electrónica enfocada a la informática, "The Byte Shop", la
cual se mostró interesada en el Apple I. Jobs consiguió cerrar un acuerdo de un pedido de 50
Apple I por $500.00 USD cada unidad. Una vez conseguido su primer pedido importante, el
problema era que había que soldar a mano cada placa, y que carecían de muchos componentes
necesarios. Para ello, Jobs cogió el pedido que le habían realizado en "The Byte Shop" y se lo dio
a Cramer Electronics, un distribuidor nacional de componentes electrónicos, y pidió los
componentes que necesitaba para montar la computadora Apple I. El encargado del crédito le
preguntó a Jobs cómo iba a pagar los componentes,
y él contestó: "Tengo este pedido de la cadena de almacenes The Byte Shop de 50 de mis
computadoras y los términos de pago son COD. Si me das los componentes en términos de 30
días, puedo fabricar las computadoras en ese espacio de tiempo y recoger el dinero de Terrell en
Byte Shop y pagarte". Con eso, el encargado del crédito llamó a Paul Terrell que asistía a una
conferencia sobre computadoras de IEEE en Asilomar en Pacific Grove y verificó la validez del
pedido. Fascinado por la tenacidad de Jobs aseguró al encargado del crédito que si las
computadoras aparecían en sus almacenes, Jobs sería pagado y tendría más dinero del necesario
para pagar el pedido.

Finalmente, tras pasar unos maratonianos treinta días montando, soldando y probando las placas,
la entrega fue finalmente realizada a Terrell. Para entonces, un Apple I consistía de una placa con
diversos componentes soldados a la misma y una serie de puertos que interaccionaban con la
computadora, muy alejado de la idea inicial de Terrell a la hora de solicitar los 50 Apple I, es decir,
una computadora completa que pudiera venderse tal cual. No obstante, Terrell decidió continuar
con el acuerdo y pagar los $500.00 USD acordados por unidad.

En total, se produjeron y se vendieron alrededor de doscientas unidades a 500,00$ la unidad, pero


el éxito fue tal que no pudieron dar abasto con tanta demanda. Las características del Apple I eran
limitadas por el poco dinero del que disponían Jobs y Wozniak (para construir el prototipo, Jobs
tuvo que revender su furgoneta y Woz su calculadora programable HP).

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