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Ramón Tomás Aymerich

Ramon Tomás Aymerich va néixer a


Mèxic Districte Federal, fill de pares
catalans.

Els seus pares són Francisco Tomás


Pons i Joana Aimerich Rigau. Els avis
paterns van ser Josep Tomás i Rosa
Pons -catalans-, i els seus avis materns
Joan Aymerich i Maria Rigau
-catalans-.

L'avi patern Josep era militant de Esquerra Republicana de Catalunya, després de la


guerra no se sap molt bé com va sortir, però se’n va anar com a diplomàtic, primer a
París, després a Canadà i finalment a Mèxic.

Els avis materns Joan i María es van anar en la postguerra a Mèxic per motius
econòmics. Els pares de Ramon es van conèixer a l’Orfeó Català de la ciutat de Mèxic.

Ramon i el seu germà Francesc van anar al Colegio Madrid i a l'Instituto Vives, Ramon
va decidir residir a Barcelona el 1990.

Ramón Tomás Aymerich nació en México Distrito Federal, hijo de padres catalanes.

Sus padres son Francisco Tomás Pons y Joana Aymerich Rigau. Los abuelos paternos
fueron Josep Tomás y Rosa Pons -catalanes-, y sus abuelos maternos Joan Aymerich y
Maria Rigau -catalanes-.

El abuelo paterno Josep era militante de Esquerra Republicana de Catalunya, después


de la guerra no se sabe muy bien como salió, pero se fue como diplomático, primero a
París, después a Canadá y finalmente en México.

Los abuelos maternos Joan y María se fueron en la posguerra a México por motivos
económicos.

Los padres de Ramón se conocieron en el Orfeó Català de la ciudad de México.

Ramón y su hermano Francesc fueron al Colegio Madrid y al Instituto Vives, Ramón


decidió residir en Barcelona en 1990.

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Entrevista
Tu nombre y el de tus padres.

Me llamo Ramón Tomas, mis padres son Francisco Tomás Pons y Joana Aymerich
Rigau y tengo un hermano Francisco Tomás. Yo nací en París pero mis padres son
catalanes, exiliados a México.

Mis abuelos paternos vivían aquí en Cataluña, mi abuelo, Josep Tomás i Piera, era
político por Ezquerra Republicana y no sé si se podía haber quedado o tuvo que irse
pero se fue con toda la familia, se fue de cónsul a Canadá, pasaron primero por Francia,
de ahí a Canadá y luego a México.

Bandera de Esquerra Republicana

¿Cuando se va tu abuelo, tu padre qué edad tenía?

Cinco años, algunos decían que se quedara pero se fue, mi padre estudió en Francia, en
Canadá estuvieron poco tiempo. Ya en México, la familia de mi abuelo se tuvo que ir a
Guadalajara, pero mi padre se quedó en la Ciudad de México. Sé que mi abuelo siempre
se tomó como una gran desgracia el hecho de tenerse que ir de España.

La parte materna salió después, mis abuelos se fueron más por eso de hacer las
Américas, alguien le ofreció un trabajo aquí en México a mi abuelo, pero luego no fue
cierto y al final tuvo que trabajar en la Ford, trabajó bien, siempre fueron muy
trabajadores.

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¿Cómo se conocen tus padres?

Sé que mis padres se conocieron en México, en el Orfeo Català, cantando en el coro.

Referente a tu familia paterna, tu padre llegó joven a México, ¿no? ¿Dónde


estudió?

Sí, estudió en la Academia.

¿Tú tienes idea de cómo se sentía tu abuelo paterno en México? ¿Lo que significó
para él el exilio?

Yo lo conocí ya muy
grande, no era una persona
amargada pero tengo idea
de que estaba triste, vivía
en Guadalajara. Yo de
hecho lo conocí ya muy
grande y ciego, tengo una
imagen de él de una
persona muy mayor.
Además lo veíamos cada
año nada más, cuando
íbamos a Guadalajara, yo
con mis abuelos de
pequeño no tenía mucho
contacto.
El barco Monte Albertia

Los abuelos maternos vinieron a Barcelona otra vez cuando se casó mi madre. Sé más
de parte de la familia materna, sé que había un diario que escribió mi abuelo en el viaje
en el barco.

¿Sabes en qué barco se fue?

En el barco Monte Albertia.

¿Escribió un diario?

Sí, es un diario que teníamos, él se lo tomaba muy bien todo esto, se instalaron en
México, era una persona mucho más abierta, más práctica que mi abuelo paterno.

¿Tienes recuerdos de si en tu casa, de pequeños, se hablaba de cuestiones de la


guerra, de la República?

No, yo recuerdo que hablábamos catalán en casa y de la guerra propiamente no se


hablaba mucho, yo tenía más la idea por la escuela, iba en el Colegio Madrid.

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¿Estuviste en el Colegio Madrid?

En México empezamos en el Colegio Madrid y luego en el Vives, me acuerdo de que


cantábamos canciones republicanas, de la bandera republicana y cosas así. Yo no
entendía bien, pensaba que era algo español y después me di cuenta de que la República
española se había acabado ¿no? Yo es que era muy inconsciente políticamente en esa
época.

Después pues otro recuerdo que tengo es la gran celebración por la muerte de Franco o
cuando Franco fusila a algunas personas y en el Orfeó Català hubo un gran drama.

¿Supiste si tu abuelo
en México tenía
relación con la
política de aquí en
España?

Creo que no, mas


supongo que había
personas que lo irían a
visitar y tal, pero
propiamente actividad
política no. Yo creo
que es lo del ‘gat
escaldat’, ¿no? No
más problemas.
Los padres de Ramón, Francisco y Joana

Yo no sé si es un esfuerzo consciente o que, pero tanto nosotros como los familiares que
tienen sobrinos, muchos de ellos hablan español, no se nos quiso inculcar un problema,
si teníamos que adaptarnos a México pues que nos adaptáramos, aunque nosotros
hablamos catalán.

¿Tú recuerdas cómo era tu vida de pequeño? ¿A dónde ibas? ¿Tus relaciones eran
con gente del colegio o con gente del exilio?

Sí, porque el Colegio Madrid y el Vives son como un gueto, mis amigos mexicanos
fueron los del Madrid y los del Vives, yo no fui a una escuela de gobierno.

También tenía amigos vecinos, había uno que era nieto de Ávila Camacho, otros que
eran hijos de un hippie americano y teníamos los amigos del Orfeó. En realidad yo
quiero mucho a México y me dolió mucho venir aquí a vivir.

¿Para ti tiene algún significado ser hijo de exiliado?

Bueno Cataluña es muy bonita históricamente, y es un orgullo ser catalán, ahora


también me gustaría ser andaluz por ejemplo.

¿Para ti ha sido importante ser hijo de exiliado, ha marcado en algún sentido tu


vida?

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No ¿el hecho del exilio? no, por parte de mi madre el movimiento fue totalmente
voluntario.

El hecho de hablar catalán en casa quizá hizo que fuera menos hábil en las estrategias
comunicativas en la calle, entonces no sé, marca un poco ¿no? Es como tener una
cultura, es como toda la gente que viene aquí, aprenden catalán en la escuela y todo eso,
nosotros sabemos inglés, pero nunca lo sabremos tanto como alguien que es nativo.

¿Tú has estado vinculado en algún momento a la política en México?

No, yo era muy inconsciente, la generación inmediata a nosotros era muy consciente de
anti gringos, anti iglesia, casi comunistas, y mi generación era un poco digamos
inconsciente, ya los que vienen después son más prácticos.

La familia de Ramón en Guadalajara

¿En tu casa cómo eran las comidas se comía comida catalana o cosas mexicanas?

Siempre nos gustó la comida mexicana, mi madre cocina muy bien y por lo general
siempre ha cocinado lo que sabe cocinar, aunque también sabe cocinar comida
mexicana. Básicamente cocina lo mismo aquí que allá, de repente un día preparamos
tortillas, pero normalmente la comida es de tradición de aquí.

¿Estudiaste la universidad en México?

Después del Vives empecé con Ingeniería, ya tenía mi grupo de rock y me pasé a
estudiar teatro, yo estudié Ingeniería porque quería ser ingeniero o técnico de sonido,
pero lo dejé en seguida.

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¿Llegaste a trabajar en México?

Muy poquito, trabajé un año en una obra de teatro que se llamó Caleidoscomic y toqué
mucho en conciertos de música. Y aquí viene e hice la carrera de Filología Catalana.

¿Por qué decides venir a vivir a Cataluña?

Mis papás se vinieron para acá y mi hermano también, yo me quedé en México, luego
vine a ver a mi abuelo, al materno y me tuve que quedar aquí un poco forzado, con gran
depresión. En ese momento yo no tenía trabajo en México, tampoco aquí, pero tenía a la
familia, esto es en el año 90.

¿Cómo era vivir aquí en Cataluña?

Un poco me pasó como les pasa a los latinoamericanos


cuándo vienen, que aquí la gente es más regañona, más
dura, más de expresión facial, de expresión más estomacal,
la gente allá es más de sentimiento, de tocar, no sé, siempre
hay que adaptarse a otros modos de ser.

¿A pesar de ser hijo de catalán?

Sí, eso definitivamente, no sé, de hecho cuando veo las


entrevistas en la tele y las caras, yo soy poco de hacer
muchas caras y tanto movimiento de manos, es otro modo
de hacer, sobre todo que aquí la gente es más enojona.
Ramón

¿Tú estudiaste aquí, no?

Estudié Filología y luego trabajé un poco de profesor y de corrector porque también me


saqué el título de corrector.

¿La gente te ha reconocido aquí, a ti, a tu hermano y a tus padres el hecho de


haber regresado, de haber sido hijos de exiliados o crees que les da exactamente
igual, tú que piensas?

Hay de todo, a alguien le dará igual, alguien dirá “¿por qué se fueron? Traidores.”, otro
dirá “qué bueno que han vuelto” no sé, yo no he notado nada de eso.

Lo que he notado como filólogo es que tengo que hacer un poco de prácticas para mi
catalán y eso es por haber estado en México. Llegas aquí y piensas que ya sabes catalán
y si no lo estudias, pues no. Esto le pasa a todos los catalanes, si quieren hablarlo bien
tienen que estudiarlo.

¿Ahora que has estado aquí has intentado un poco ver dónde vivían tus abuelos, tu
padre, esto de recorrer los lugares donde ellos han estado?

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Bueno es curioso porque mi padre nació en el piso de al lado de donde estamos.
También hemos visto la fábrica donde trabajó mi abuelo y por Santa Eulalia o por
Hostafranc la familia de mi madre tenía la carnicería.

¿Te sientes más mexicano que catalán o mezcla?

No sé, de hecho me siento catalán de México, o sea catalán del todo me cuesta porque
creo que la gente es diferente, que tienes que tener mucha conciencia nacional, la tengo
pero a mi modo.

Por mi modo de hablar yo me siento mucho más mexicano que catalán, sobre todo este
modo de hablar más suave y mi modo de estar, bueno catalán también, lo que pasa es
que cada uno es especial. Pero mexicano, mexicano tampoco me siento del todo, a mí
me gusta sentirme especial, me gusta ser diferente, si me preguntan soy catalán y
mexicano, ahora, de papeles, español.

¿Tú crees que se ha hecho algo sobre la cuestión de la memoria histórica en


general?

En México se valoró mucho a los exiliados y se ha hecho un poco de memoria, pero


aquí no sé cómo se vea el asunto, yo no creo que haya mucha conciencia de toda esta
gente que se fue y que vuelve, pero tampoco sé si es necesario, no sé.

Yo los exiliados los veo como parte del país al que van, o sea los inmigrantes que
vienen aquí son parte de este país, los que se fueron a México son parte de ese país y si
vuelves pues vuelves a ser parte de esto ¿no?

¿Tú ya habías venido a Cataluña? ¿La Cataluña que habías visto, la que viviste en
México y la de ahora, son muy diferentes?

Yo en México, la Cataluña de México en el Orfeó Català y en mi casa, era una Cataluña


pues con más calor, más sencilla, más directa, más clara, o sea hablabas catalán con
errores, relajadamente, te sentías catalán y sentías calor por eso.

Cuando vine aquí era todo un poco hablar de política y de política, todos, los grandes y
los jóvenes también, aquí hay una sensación de más miedo, allá vivías el catalán
relajadamente, aquí todavía todos mis amigos de la Facultad “que no sé que de España
y que no sé que de zapatero”, todo critican.

Yo creo que hay mucho miedo y no pasa nada con ese contacto de lenguas, en el fondo
se parecen más un catalán y un español que un chino y otro chino, pero sobre todo que
no hay ningún peligro, la literatura está muy segura, el catalán es una lengua más
antigua que el español y el español es una lengua muy fuerte, es lógico que en
Barcelona haya un contacto así, en cuanto a España.

La lengua española se forma después o sea que pelearse contra España es un poco como
pelearse contra tus hijos, por qué no haces mejor buena música, buena literatura, buena
televisión en catalán, ¿no? Vaya yo no le tengo rabia a lo español, tengo mucho orgullo
de ser catalán y pensaría otras estrategias antes que un separatismo absurdo o delimitar
una lengua.

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El Colegio Madrid

Lo que pasa es que en México yo no me preocupaba por asuntos políticos, entonces


hablaba el catalán con mis amigos catalanes, algunos lo perdían y eso me parecía raro,
yo estoy feliz de haberlo conservado, de que me hayan hablado catalán en casa, pero
aquí, al llegar y que te digan “hablas mal el catalán”, lo estudias y lo sigues hablando
mal, eres filólogo, eres corrector y sigues hablando mal, estudias poesía y “no”, que
“mal”.

En México el catalán es una lengua más viva en este sentido, sí porque están un poco
matando la lengua, cuadrando estructuras y prohibiendo cosas, prohibiendo léxico, no la
matan pero no se puede cuadrar una lengua.

¿Has notado un cambio en la Cataluña que estás viviendo de la que tú pensabas


que era?

De algún modo creo que tiene que ser menos tensa la situación, es como, porque si estás
en Cataluña y eres catalán, tienes que aislarte del resto del mundo y decir “soy catalán”,
cada cuatro segundos. Esto ahora y cuando vine antes también, me acuerdo de Pujol y
sus discursos de “Catalunya i Català Català, Català” eso visto desde afuera es muy feo
¿no?, es miedo. Yo hablo catalán y no digo Català tres veces y no estoy contra esto,
contra qué sé yo, no sé.

El periódico por ejemplo, cuántos artículos hablan de este problema, pero ¿es un
problema? Si quieres catalanes pues haz muchos hijos catalanes, si no, vas a perder la
lengua ¿no? Así de sencillo, no puedes forzar la máquina. En Girona está muy sano el
catalán.

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De la relación con la gente, ¿notas que la gente ha cambiado con relación a la idea
que tú tenías?

Es que aquí la gente, si es catalana, se disfraza de catalana, se pone contra los no


catalanes. Los nuevos inmigrantes están enrabiadísimos de que nunca van a poder pasar
de este lado, se bloquean y dicen “pues no me interesa”, porque claro es que es de
inditos disfrazarse ¿no? siempre pasa, y aquí yo creo que es un rollo muy indígena,
tanto la música tradicional como el ir a la iglesia, como esta actitud de nacionalismo, es
un rollo muy romántico.

En México tenías amigos catalanes y estabas orgullosísimo de saber tu lengua y


hablabas en catalán, pero sin miedo porque era lo qué sabías y sin forzar la máquina.

Aquí lo que pasa es que en lugar de estar viendo cómo habla el hablante y copiar lo que
él habla y aceptarlo, tanto te dicen “lo hablas mal” y “no digas no sé qué”, que te ponen
del otro lado, entonces lo aprendes y una vez que ya sabes catalán dices “ah ya soy algo
superior a los otros” y los vas corrigiendo.

Con la política lo mismo, cuando tienes una opinión vas corrigiendo a los otros. Yo creo
que es una actitud muy europea todo esto, de muy intelectual y de poco sentimiento.
Entonces yo los veo con miedo y yo preferiría un contacto más relajado.

En cuanto a la política lo que pasa es que históricamente la nación catalana incluye


Occitania, Cataluña, Valencia y Mallorca, las islas. Entonces actualmente luchar por una
Barcelona libre, -que es lo que están haciendo propiamente Barcelona y Girona-
históricamente es un absurdo, si el siglo de oro catalán es valenciano, entonces si quitas
Valencia, pierdes la nación totalmente.

Creo que vivimos en un absurdo tanto por la conciencia lingüística como por la
definición de la nación catalana que se busca, la gente está luchando por eso y creo que
hay libertades más importantes que una suave independencia económica, -que sería muy
suave frente a Europa- o cuadrar una lengua ¿no? Yo creo que hay cosas más
importantes en la vida.

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