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Comunicación No Violenta 1.

Por Tom Moon MFT.

En mi trabajo con parejas (en su mayoría gay masculinos) he notado a menudo que
la "cuestión fundamental" resulta ser la forma en que las parejas se comunican
acerca de las cuestiones fundamentales. No es raro que, incluso las parejas más
amorosas recurran a un lenguaje dura, hostil, y agresivo cuando surge un conflicto
surge.
Esa es una de las razones por las cuales estoy tan interesado en la labor del
psicólogo clínico Marshall Rosenberg, que desarrolló un proceso de comunicación
llamado Comunicación No Violenta (CNV). Criado en las calles malas de Detroit,
creció rodeado de antisemitismo, racismo y violencia, y temprano en su vida se
comprometió a encontrar una mejor manera. Escribió: "Creyendo que está en
nuestra naturaleza disfrutar el dar y el recibir en una manera compasionada, he
estado preocupado la mayor parte de mi vida con dos preguntas. ¿Qué pasa para
desconectarnos de nuestro carácter compasivo, que conduce a comportarnos
violentamente y de una forma ventajista? Y por el otro lado, ¿qué le permite a
algunas personas mantenerse conectadas a su carácter compasivo, incluso en las
condiciones más difíciles?
Rosenberg cree que ha encontrado algunas respuestas a ambas preguntas. Una
respuesta que él ofrece a la primera pregunta es que todos hemos sido socializados
en estilos de vida alienantes de comunicación, como por ejemplo hacer juicios
moralistas de los demás. Es importante aquí hacer una distinción entre juicios de
valores y juicios moralistas. Todos hacemos juicios de valores sobre las cualidades
que deseamos en la vida, es posible que valoremos la honestidad, la libertad, o la
bondad, por ejemplo. Pero cuando hacemos juicios moralistas, nuestra atención se
centra en clasificar, analizar y determinar los niveles de equivocación en otros.
Nuestra atención se desvía de lo que nosotros y otros necesitan y se centra, en su
lugar, en culpar y atacar. Cuando hacemos esto nos comunicamos en una forma
impersonal y defensiva que realmente no revela lo que está pasando dentro de
nosotros mismos. Así, por ejemplo, si mi pareja quiere más afecto del que yo le
estoy dando, él es "un necesitado y un dependiente". Pero si quiero más cariño del
que él me da, entonces él es "indiferente y no sensitivo". Cuando me comunico de
esta manera, cualquier debate potencialmente productivo de como pudiéramos
tener un relación mutuamente beneficiosa se pierde en la distracción de juicios en
duelo. Rosenberg cita evidencia que sugiere que hay menos violencia en las
culturas donde la gente piensa en términos de las necesidades humanas que en las
culturas donde las personas se ponen etiquetas entre sí como "bueno" y "malo", y
creen que los "malos" merecen ser castigados.
CNV se centra en tres valores: empatía consigo mismo, honesta expresión de sí
mismo, y empatía por los demás. Ofrece un modelo de cuatro pasos para la libre
expresión que trae la discusión fuera del ámbito de los prejuicios y la centraliza de
nuevo en la comunicación de necesidades y sentimientos. Este modelo es muy
sencillo de entender, pero requiere un compromiso sostenido para aprender a
practicarlo.
Los cuatro pasos son:

1. Formular observaciones no contaminadas de juicios, análisis o acusaciones,


de las acciones concretas que están afectando a nuestro bienestar.
2. Describir cómo nos sentimos en respuesta a lo que estamos observando.
3. Identificar las necesidades, vinculadas a estos sentimientos, y evaluar las
necesidades que no están siendo (aún) alcanzadas, en vez de evaluar las
acciones como "correctas" o "equivocadas".
4. Expresar pedidos claramente, en un lenguaje positivo, en cuanto a la forma
en que la otra persona puede enriquecer la vida de uno. Esencial en la
comunicación no violenta es que a la otra persona se le deje libre de otorgar
o negar la solicitud.
Para dar un ejemplo concreto de este proceso en acción, compararemos estas dos
afirmaciones: 1. "Eres un homofóbico de mierda" 2. "Cuando se refiere a mí con ese
nombre me siento triste e inseguro. Sé que ambos creemos que todos merecemos
vivir en condiciones de seguridad y sentirnos respetados. ¿Estaría dispuesto a
discutir sus diferencias conmigo sin usar esa palabra?" ¿Qué afirmación es más
probable que se perpetúe, y cual puede ayudar a salvar la división.
La crítica más común de esta forma de comunicación es que es desesperadamente
poco realista y no apta para el duro mundo en que vivimos todos en realidad.
Muchas personas, cuando son expuestas a ella, temen que su práctica los deje
vulnerables y expuestos a los ataques. De hecho, sin embargo, el proceso ha sido
probado y práctico en algunos de los ambientes más violentos del planeta. A través
de su Centro de Comunicación No Violenta (CCNV), Rosenberg ha puesto en
marcha programas de paz en Ruanda, Burundi, Nigeria, Malasia, Indonesia, Sri
Lanka, el Medio Oriental, Serbia, Croacia, e Irlanda. CNV también ha demostrado
ser eficaz en las cárceles, escuelas y empresas, así como en la consejería de
parejas. El CCNV ha crecido hasta convertirse en una organización internacional
sin fines de lucro que brinda capacitación en 30 países. Para aquellos que desean
aprender más acerca de CNV, el libro de Rosenberg Comunicación No Violenta: un
Idioma de la Vida, es una introducción excelente.
Los seres humanos todos estamos probablemente hechos, hasta cierto punto
cuando en conflicto, para volver al tribalismo, para dividir el mundo entre los
buenos "nosotros" y los malos, exóticos "otros". Sin embargo, CNV muestra que
también tenemos algunas opciones en la materia; que es posible para nosotros
practicar otra forma de hacer frente a los conflictos, en la que la alucinante
división entre "nosotros" y "ellos" se disuelve en el entendimiento de que todos
somos "nosotros".

Tom Moon MFT, sicoterapista de San Francisco.


http://www.tommoon.net
Traducido del Inglés al Español por Gladiolo.

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