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Per part de la mare la família era monàrquica encara que el besavi Luis Bagaría que
havia estat un caricaturista molt conegut de l'època, havia destacat per ser absolutament
republicà.
La mare d'Eulalia recent nascuda, va creuar la frontera en braços de la seva mare i amb
l'àvia. Quan van arribar a França els van internar en un camp i més tard els va acollir
una família francesa, temps després va aparèixer l'avi del que no sabien si havia
sobreviscut a la guerra.
El pare d'Eulalia va estar empresonat, tenia pena de mort, no se sap com, però va
aconseguir fugir de la presó i es va anar a França. En 1946 va sortir cap a Mèxic.
L'àvia paterna d'Eulalia va estar primer a França, però com no podia mantenir als fills
els va enviar a viure amb els avis a Madrid.
Els pares d'Eulalia es van conèixer quan Amadeo estudiava en Chapingo i ella treballava
amb l'arquitecte Candela, es van casar i van tenir sis fills.
Eulalia i els seus germans sempre van anar al Colegio Madrid, i va decidir residir a
Barcelona en l'any 2000.
Eulalia Ribó Bagaría nació en México Distrito Federal, de padre valenciano y madre
catalana.
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Su padre es Amadeo Ribó Cebrián -valenciano- y su madre María Eulalia Bagaría
López -catalana- y los abuelos paternos fueron Amadeo Ribó Simont y María del
Carmen Cebrián Fernández de Villegas.
Por parte de la madre la familia era monárquica aunque el bisabuelo Luis Bagaría que
había sido un caricaturista muy conocido de la época, había destacado por ser
absolutamente republicano.
El padre de Eulalia estuvo encarcelado, tenía pena de muerte, no se sabe como, pero
logró huir de la cárcel y se fue a Francia. En 1946 salió hacia México.
La abuela paterna de Eulalia primero estuvo en Francia, pero como no podía mantener
a los hijos los mandó a vivir con los abuelos a Madrid.
Entrevista
Mi nombre es Eulalia Ribó Bagaria soy hija de Amadeo Ribó Cebrián nacido en
Castellón de la Plana en el año de 1936 y de Maria Eulalia Bagaria López, nacida en
Barcelona en diciembre del año 37. Mis abuelos por parte paterna fueron Amadeo Ribó
Simónt y María del Carmen Cebrián Fernández de Villegas.
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Mi abuelo Amadeo Ribo Simónt en el tiempo de la guerra, llevaba años afincado en
Castellón de la Plana y le tocó constituir los primeros ayuntamientos republicanos, fue
alcalde por el partido socialista en Castellón de la Plana. Su conexión con la política no
sólo era que llegó a ser alcalde sino que además familiarmente había una tradición
republicana y socialista porque una de las
hermanas de mi abuela estaba casada con
Julián Besteiro, con lo cual la vinculación
con el Partido Socialista era familiar y de
todo tipo.
Sus salidas fueron bastante diferentes, la de mi madre fue recién nacida en brazos de su
madre, por los Pirineos junto con su abuela. Iban solas, mi bisabuelo, el caricaturista en
ese momento estaba en Cuba en una exposición, y el abuelo, creían que estaba en el
frente o muerto, no lo sabían. En Francia estuvieron en un campo de concentración
hasta que una familia francesa los acogió en su casa.
La historia de mi padre fue diferente, su padre estuvo encarcelado, tenía pena de muerte,
estaban por fusilarlo y de alguna manera que nadie sabe, hay como una historia mítica
en la familia de que él se escapa haciendo unos dibujos, en fin no sabemos cómo fue,
pero el caso es que mi abuelo logra escapar de la cárcel e irse a México antes que el
resto de la familia.
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La familia está viviendo en Francia, no están en campos de concentración, pero mi
abuela no puede seguir manteniendo a la familia y manda a los hijos a vivir con sus
abuelos a Madrid. Así que cuando mi padre sale definitivamente de España para ir a
México es el año 46 o así. Salen en barco, no sé en qué barco, además fue más tardío.
Por el otro lado fue un poco más fácil, la parte paterna fue más fácil, primero porque mi
abuelo había llegado a México antes de que llegara la familia, con lo cual había logrado
establecerse más o menos.
Segundo porque mi abuelo había tenido un par de empresas, era Ingeniero Químico
Industrial y había inventado por ejemplo, las suelas de las alpargatas, la suela plástica,
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la había patentado. En México le fue más fácil conseguir trabajo y tenía el respaldo de
algún dinero que tenía aquí, mi abuelo siempre tuvo un trabajo estable en México.
¿Cómo se
conocen tus
padres?
Mi padre cuando
conoce a mi
madre está
estudiando
Agronomía en
Chapingo y mi
madre estaba
trabajando con el
arquitecto Félix
Candela. Se casan
y tienen seis hijos,
vamos todos al
colegio Madrid y
de los cuales dos
vivimos ahora en
España.
Constantemente, sí, mis padres tenían muchos amigos, mi padre sobre todo tenía
muchos amigos comunistas y socialistas que iban constantemente a casa. En mi casa
siempre se decía, “lo primero que tienes que decir, cuándo te pregunten de dónde son
tus padres, tienes que decir, no que son españoles, sino que son refugiados”, esto era lo
primero que tenías que decir y sí, el referente era constante, en todo.
Nosotros vivimos con una idea de España y a lo mejor no era la verdad, pero siempre
estaba ahí, la idea de España, de la guerra, de la injusticia y de la pérdida, siempre
estaban.
Mi abuelo materno en realidad seguía muy de cerca lo que pasaba en España, estaba
convencido de que él iba a volver, él quería volver y nunca se hizo a la idea de que se
iba a quedar en México, no formó parte de ningún movimiento ni nada, él realmente no
tenía una vida política, en lo absoluto. Su hermano había muerto durante la guerra y eso
lo había dejado muy marcado. Su padre había sido una persona que siempre había
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expresado sus ideas políticas a través de la caricatura, en los periódicos y él estaba un
poco desencantado del mundo político. Oía la radio para saber cosas de España, oía
noticias en inglés, la BBC, para saber sobre España, leía todo que podía sobre España
pero nunca formó parte de ningún movimiento.
Mi abuelo paterno, que había sido alcalde socialista en Castellón de la Plana, que es
donde nació mi padre, tampoco siguió en México actividad política alguna, pero
siempre estuvo muy enterado de lo que pasaba, muy vinculado con la gente que se
quedó aquí y que seguía en la lucha, en particular porque él era cuñado de Julián
Besteiro. Ellos vivieron muy de cerca lo que pasó con los que se quedaron aquí y
supieron cómo Julián moría en la cárcel. Entonces mi abuelo paterno sí estuvo toda su
vida muy cercano a la vida política, aunque en el momento que dejó de ser alcalde en
Castellón, dejó de estar activamente dentro de la política.
Ellos tenían muy claro que eran extranjeros, nunca tuvieron la nacionalidad mexicana y
por lo tanto en México ellos no podían hacer ningún tipo de actividad política, aunque
siempre en casa se hablaba de política.
No, nunca, nada, mi padre muy joven, a los 15 años entró a estudiar a Chapingo y
estuvo ahí hasta los veintitantos, entonces mi padre realmente se crió fuera de su casa,
en la edad en la que este tipo de cosas te llaman más la atención, él estuvo viviendo en
Chapingo, tuvo muchos amigos mexicanos y entonces, en este sentido no, mi madre
tampoco.
Aunque en casa siempre se habló de cuestiones políticas, siempre era muy claro de qué
lado estábamos, no sólo con la guerra en España sino en general, mis padres nunca
pudieron votar en México, sin embargo siempre tenían un candidato, que era de
izquierdas evidentemente, pero ellos no pudieron ejercer la vida política. Nosotros
fuimos los primeros que pudimos votar.
Yo estuve en el PSUM, el Partido Socialista Unificado de México, entré como a los 15,
16 años, fue un partido que se hizo con la unión de varios partidos de izquierda. Estuve
en las bases infantiles del partido, organizábamos cosas culturales básicamente y cuando
entré a la universidad lo dejé.
Seguro, yo creo que sí, estoy segura, recuerdo las pláticas de mi padre al respecto de las
injusticias en el mundo y de los derechos de los niños trabajadores, y vamos, siempre
había solidaridad con cualquier causa de este tipo en mi casa.
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Porque mi marido quería volver, su familia materna era catalana, los abuelos habían
vuelto antes de que Franco muriera. Él había estado aquí en varias ocasiones, también
había trabajado en Cataluña y sentía una añoranza espantosa, creía que se podía tener
una mejor vida aquí que en el Distrito Federal, él tuvo una experiencia muy mala en el
DF y decidió que quería vivir fuera.
Cuando estaba fuera de aquí nunca entendí lo que era Cataluña, o sea realmente nunca
tuve una noción clara de lo que era Cataluña, y una vez estando aquí te das cuenta de
que efectivamente la gente que vive aquí en esta región, se considera un país diferente y
vas entendiendo por qué es así, pero esa concepción nunca la tuve.
Yo creo que es un lugar en el que se puede vivir muy bien, creo que tienen cosas
increíbles, muy buenas, no necesariamente son cosas que yo recuerde de mi infancia o
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de las cuales yo tenga nostalgia porque no me hablaron de ellas, pero que me parecen
interesantes, me gusta mucho vivir aquí.
Pero sí considero que son diferentes, creo que el talante del catalán es diferente del
andaluz que he conocido y al del madrileño. Por ejemplo en Madrid es muy fácil
entablar contacto con la gente, aunque luego sea difícil que te inviten a sus casas y tal,
pero tú vas por la calle, estás en una cola y ya has hablado con doscientas personas.
Aquí no, aquí la gente es más reservada, luego también las amistades que haces aquí son
más profundas que las que haces en otros lugares, pero la entrada la encuentro un poco
más difícil en Cataluña que en otros lugares de España.
Y creo que los catalanes también se sienten más diferentes de lo que son, creen que sus
costumbres son absolutamente distintas de las del resto de España o del mundo y no son
tan distintas, se llaman diferente pero son bastante parecidas, pero sí noto que hay
diferencias en la percepción del mundo y de valores.
Por ejemplo creo que hay cosas que para el catalán son muy importantes, la seriedad en
los negocios por ejemplo, la austeridad en general, el ahorro, no digo que sean codos,
pero creo que son cosas que para ellos en general como pueblo son cosas importantes y
creo que ni los madrileños ni los vascos ni los andaluces son exactamente igual en ese
sentido, pero tampoco he vivido en el País Vasco ni he vivido en el sur, he ido de
vacaciones, así es que tampoco estoy muy segura.
Sí, siento que siempre seré la mexicana aquí, aunque me llame Eulalia Ribó Bagaria,
aunque hable catalán, tenga el nivel C y hable mejor catalán que muchos catalanes de
aquí, yo nunca seré catalana, pero tampoco quiero ser catalana, no me importa, pero
tengo amigos y me siento bien viviendo aquí. No me siento todos los días luchando con
una realidad ajena a lo mío ¿eh? yo me siento cómoda con este ritmo de vida me gusta
mucho las actividades que se hacen aquí, me gusta, me siento bien aquí.
No, ha sido difícil. Yo creo que aquí hay bastantes prejuicios en general, yo creo que los
catalanes, y en general los españoles, sienten que no hay nada mejor que su pueblo, su
ciudad, su barrio y que todo lo que viene de afuera, sobre todo si viene de
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Latinoamérica, tiende a ser peor que lo que ellos tienen, en general tienen esa
concepción.
Entonces como todo lo que yo he hecho es en México, cosas que tienen que ver con
México, toda mi experiencia aquí no sirve de nada, consideran que lo que yo sepa del
sistema educativo mexicano, todo mi trabajo como profesora, no va a servir para nada
en la realidad española.
Yo creo que sí, yo creo absolutamente que sí, es cuestión de adaptarse a un sistema
educativo distinto en mi caso por ejemplo, pero trabajar con un adolescente en general
es trabajar con un adolescente independientemente del lugar, dar clases, escribir
correctamente para que se entienda, son cosas que da igual donde sea.
A mí, ser mexicana en ese sentido creo que no me quita ningún punto, pero al parecer
aquí sí porque yo sigo teniendo trabajo de México, en cambio aquí mando currículums y
nunca me contestan, es que ni siquiera me contestan, no sé si sea porque tengo 40 años,
pero cuando llegué tenía 34 y era lo mismo.
¿Tú crees que por el hecho de que en la escuela nos enseñaron una España
diferente, nos cueste más estar aquí? Por ejemplo este hecho de que no seamos ni
de aquí ni de allá.
Si, la escuela y los padres, en mi caso particular mis padres no vivieron prácticamente
en España. La España a la que ellos sentían que pertenecían, era una España de la que
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sus padres y sus abuelos les hablaban y era una España que yo creo que no tiene nada
que ver con la actual. Además, aunque España no hubiera cambiado nada, me imagino
que la España que tú ves cuando te has ido de la manera en que se fueron nuestros
abuelos y nuestros padres, es una España muy idealizada en muchos aspectos.
Entonces creo que la España a la que mis padres sentían que pertenecían no era una
España real, era una España de la nostalgia y esa nostalgia nos la transmitieron a
nosotros también, mis padres y mis abuelos.
Y luego en el colegio, con su visión, con la necesidad de reagrupar un poco a todos los
que habían salido de España, fuera cual fuera su origen, su ocupación, su nivel
académico etc., también nos hizo tender a pensar que España era mucho más
homogénea de lo que era en realidad, creo yo.
Nosotros no vivimos la España del franquismo, o sea nosotros no tuvimos contacto con
la gente ultra católica, con la gente reaccionaria, con la gente de derechas, que hay
mucha en España, mucha, con ésa no tuvimos contacto. Sabíamos que existían, que eran
los enemigos porque la verdad es que eran los enemigos, eran los culpables de que
hubiéramos perdido porque así nos sentíamos, perdedores, perdedores de cosas, pero no
hemos convivido con ellos.
Y llegar aquí es darte cuenta de que aquí la gente es monárquica, que aquí la gente le
encanta el Hola, el glamour, la superficialidad en muchas cosas, tú pensabas que la
gente aquí era más culta y te das cuenta de que también hay mucha incultura y mucha
sinrazón y absoluto desconocimiento del resto del mundo ¿no?.
Entonces llegar aquí es darte cuenta además de que evidentemente España en 50 años ha
cambiado, pero que realmente nunca tuvimos contacto con una parte de España que
existió y que hoy existe. Por eso nos costaba trabajo entender que hubiera ganado Aznar
por ejemplo ¿no?
Muy poco, algunas veces, pero para mí es un orgullo. Yo no digo que soy ‘mexicana
hija de españoles’, sino ‘mexicana hija de refugiados o de exiliados’, para mis padres
esto era un orgullo y nosotros lo decimos.
Pero hay mucha gente que prefiere no hablar de esto, con esa idea de que durante la
transición mejor no rebuscar, mejor dejar las cosas como estaban, hay mucha gente que
tiene temor a hablar de la guerra y de los que se fueron y de los que se quedaron. Hay
todavía muchos mitos y fantasías acerca de los que se fueron y acerca de lo que ellos
llaman ‘los rojos’, hay mucha ignorancia.
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Y la juventud no tiene ni idea, o sea los mayores algunos no quieren hablar del tema y
los jóvenes tú les dices que si los refugiados, o la Guerra Civil y no tienen ni idea de lo
que les estás hablando. También, hay ciertos grupos para los que el que tú seas hijo de
refugiado significa algo, pero no es generalizado.
Por una parte, el tener mucha conciencia de la política desde muy pequeños, en mi casa
siempre estaban presentes las discusiones sobre la política, sobre la justicia, las
discusiones sobre una serie de cosas, que a lo mejor gente que no ha vivido todas estas
cosas no las vive tan cotidianamente ¿no?
Segundo, tener una idea idílica sobre España que cuando vine no se correspondía
exactamente con lo que yo había creído que era, o lo que mis padres habían creído que
era España, idea que a su vez sus padres les habían transmitido a ellos ¿no?.
Pero creo que además de eso, y de mantener cercanía con lo español, a pesar de vivir en
México y sentirme
mexicana, no me ha
generado ningún
conflicto, cosa que
creo que a mis padres
sí les genero, o sea yo
creo que mis padres
fueron personas muy
divididas, no se sentían
mexicanos y cuándo
vienen aquí tampoco se
sienten españoles ¿no?,
pero yo ese conflicto
no lo tuve en ningún
momento, yo me sentía
mexicana hija de
españoles.
Campo de Argeles
Sí, yo me pregunto qué es lo que han hecho los gobiernos españoles posteriores a
Franco por aquellos que se fueron, porque ha habido medidas tibias, unas cuantas,
deshilvanadas. Pero yo creo que España en general, no el gobierno español, España en
general le debe mucho a los que se fueron, le debe el haberles negado la oportunidad de
una vida que ya no pudieron tener y eso es muy duro. Ya no te digo las cosas materiales,
como mi familia que perdieron cualquier posesión material que tenían, como la
mayoría, por ejemplo toda la obra pictórica que tenía mi abuelo, la hacienda, la fábrica,
todo lo perdió, ya está, no pasa nada, pero yo creo que hay una deuda moral, no sólo
económica y creo que no se ha subsanado.
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¿Tú qué piensas de la transición vista como hija de exiliados? O sea ¿es diferente a
como la viven aquí, no?
Para nosotros la transición dejó muchas cuentas pendientes, que es verdad que lo que
ellos querían era que al haber dos Españas que estaban divididas y que estaba llena de
heridas, subsanaran las heridas, y que por lo tanto no querían hurgar en ellas, pero
también grupos muy vinculados al franquismo tenían mucho poder todavía y no iban a
permitir que se removieran ciertas cosas.
Entonces no se hicieron juicios de guerra, como se hizo después en otros lugares, aquí
no ha habido nada de eso, se acabó el franquismo, empezó la democracia y empezamos
de cero. Y no, no empezamos de cero, esto no ha ayudado, creo yo, esta idea de no
remover el pasado y de no señalar culpables, que los hay, suena muy bien, suena a
tolerancia, pero la realidad es que hoy por hoy la gente de aquí, los jóvenes, no tienen ni
idea de lo que pasó, no se dan cuenta de lo que significó para los que se fueron irse.
Yo creo que hay gente que tiene que dar explicaciones que todavía no ha dado. Me
parece que quizá para los de aquí es más cómodo vivir así, porque de alguna manera si
se han quedado tal vez tienen algo que ver con todo esto, pero los que se fueron yo creo
que sí siguen esperando una explicación.
¿Estás de acuerdo con esto que dicen que se deben cauterizar las heridas y que
todos vayamos de la mano juntos?
A ver sí, pero después, lo primero es aclarar creo yo y tratar de poner las cosas en su
sitio y decir aquí no es que todos hayamos sido
víctimas de la guerra, sino que ha habido algunos
que han sido más víctimas y otros que han sido
más verdugos y yo creo que eso se tiene que
aclarar.
Ojalá que puedan convivir todos en paz, con tolerancia y respeto a los otros, pero me
parece que para llegar a eso hay que subsanar errores que se han cometido e injusticias,
y cuando esto pase, a lo mejor sí podemos ir todos de la mano.
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diferente a mí, pero no creo que sea bueno que una sociedad siga tan dividida, no creo
que sea bueno para nadie, pero en este momento pretender que las cosas sean de otra
manera es falso porque se han cerrado falsamente las puertas, creo.