Está en la página 1de 5

1992. En A. Veloso y R. A. Tecchi (comps.), Ecosistemas altoandinos de Argentina y Chile.

Memorias del
Programa de Ecología Regional, 3: 65-68. Jujuy: Universidad Nacional de Jujuy.

LA GANADERIA DE LLAMAS EN EL ALTIPLANO JUJENO

Juan J. GARCIA FERNANDEZ


Rodolfo A. TECCHI
Mario A. RABEY

El presente trabajo tiene por objeto analizar los aspectos tecnoeconómicos de una de las
actividades pecuarias más frecuentes en el altiplano de la Provincia de Jujuy, Argentina: la cría
de llamas, que comúnmente se practica conjuntamente con la de ovinos y caprinos. Esta
actividad es de particular interés, ya que contrasta con lo normalmente hallado en áreas
similares de Bolivia y Perú, donde se pastorean conjuntamente tropas de llamas y alpacas, a
veces con la presencia de ovejas y cabras. Si bien estos últimos casos se han estudiado
detalladamente, existen pocas referencias sobre el pastoreo de llamas junto a ovinos, ya sea
en el sector argentino o en el chileno de los Andes centrales (Gundermann 1984, Cajal y
Amaya 1984).

Uno de los autores ha realizado previamente una sistematización y discusión de la


información referente al ciclo trashumante anual de pastoreo, así como de la relativa a los
aspectos ideológicos y rituales del sistema sociocultural en el cual se desarrollan las
actividades pastoriles del área (Merlino y Rabey 1978, 1981, 1983; Rabey y Merlino 1988,
Rabey 1989). Nuestra intención es abarcar ahora aspectos ecológicos, económicos y
tecnológicos sobre los cuales se han presentado hasta el momento sólo datos dispersos.

CICLO ANUAL DE TRASHUMANCIA

Una de las cualidades distintivas de la actividad pecuaria en los Andes Centrales es la referida
al ciclo anual de movimientos estacionales practicado por los campesinos y sus rebaños
(Flores Ochoa 1977, Palacios Ros 1977, 1981, Merlino y Rabey 1978, Rabey y Merlino 1988).
En las punas de Jujuy se han diferenciado dos modalidades de trashumancia, estrechamente
relacionadas con los pisos ecológicos en las cuales se desarrollan: el piso puna y el piso suni
(Rabey ep).

En el piso puna, ubicado por encima de los 3600 m snm en las cabeceras de diversos cursos
de agua permanente, durante la estación lluviosa, entre noviembre y marzo, tanto las tropas
de camélidos como los rebaños ovinos se alimentan en los fondos de las quebradas, donde
se encuentran estepas arbustivas y pastizales que se desarrollan debido a la cercanía de los
cursos de agua. A comienzos de abril, las llamas espontáneamente y los ovinos conducidos
por los campesinos comienzan a desplazarse ascendiendo hasta los pastizales y vegas de
altura ubicados por encima de los 4000 m y hasta los 4800 m snm. Es de interés señalar que
este movimiento, que se inicia a comienzos de la estación seca, es realizado por las llamas
aun cuando, después de veranos muy húmedos, queden todavía importantes cantidades de
pastos disponibles en las quebradas bajas.

Hacia fines de julio, coincidiendo con la época de máximo rigor invernal, los campesinos bajan
con sus animales hacia las quebradas, donde se encuentran sus casas principales. En este
momento tiene lugar un ritual, el "challaco", que cumple un papel importante en la estrategia
adaptativa a las condiciones ambientales imperantes (Rabey y Merlino 1988, Rabey ep). Los
animales se alimentan ahora de pasturas remanentes de la época húmeda. El ritual incluye el
sacrificio de algunas llamas y ovejas, generalmente de aquéllas que presentan condiciones
poco propicias por su estado o edad, como para sobrevivir a los rigores climáticos. Este
descenso efectuado a mitad de la estación fría y seca, en este caso no es seguido
naturalmente por las llamas, que deben ser presionados por sus propietarios, no pudiéndose
a veces reunir la totalidad de la tropa, por lo cual algunas no toman parte del descenso.

1
Con posterioridad a estos actos, campesinos y animales retornan a las zonas altas donde los
primeros poseen sus puestos estacionales. Finalmente, en noviembre se vuelve a producir el
movimiento hacia las quebradas que cierra el ciclo trashumante anual.

En el piso suni, alrededor de los 3600 m snm, uno de cuyos sitios típicos en los Andes
argentinos es la laguna de Pozuelos, el ciclo de trashumancia presenta particularidades de
inversión con respecto al anterior, posiblemente debido a la presencia de cuerpos de agua
permanentes (Rabey et al 1985). Durante la estación seca, las llamas permanecen en el
fondo de las depresiones, alimentándose de los pastos que crecen alrededor de las lagunas, e
incluso de algunas hierbas tiernas que aparecen en el terreno fangoso que va emergiendo a
medida que el espejo de agua se contrae por las grandes pérdidas por evaporación en esta
época.

Durante la estación lluviosa, las llamas son conducidas a las quebradas ubicadas en las
serranas que circundan la depresión, las cuales están a la misma altura sobre el nivel del mar
que las áreas más bajas que se citaron para el ciclo de trashumancia en puna. En este
segundo modelo, el control sobre los camélidos se hace más estricto, ya que las llamas
tienden naturalmente a realizar los movimientos de ascenso y descenso tal como los efectúan
en los pisos más altos. Los campesinos, que aquí poseen sus puestos estacionales en los
cerros y en los bordes de las lagunas y sus casas principales en el piedemonte, deben ejercer
una presión más significativa sobre las llamas para mantenerlas en las distintas zonas.

Estos dos modelos de ciclo de trashumancia anual, que tienden a un aprovechamiento


integral de los recursos forrajeros de las diversas unidades ambientales según la estación, con
algunas regulaciones culturales como el "challaco", muestran un importante detalle que
merece posteriores estudios: la presencia de conductas migratorias innatas en las llamas.
Estos comportamientos se encuentran actualmente parcialmente transformados por la acción
humana, pero podrían relacionarse con conductas ya encontradas en los camélidos
sudamericanos silvestres (Cajal y Amaya 1985).

TECNOLOGIA PASTORIL

Los fines principales de la cría de camélidos en el área son la producción de carne y fibra. La
carne de llama se utiliza fundamentalmente para el consumo doméstico, aunque una parte se
vuelca al mercado monetario y al trueque por otros productos regionales, como alimentos
agrícolas, cerámica y materiales de construcción (Rabey et al 1986). La fibra, en cambio, si
bien es utilizada parcialmente como materia prima para la producción doméstica de tejidos
artesanales, se vuelca principalmente al circuito comercial monetario.

Si bien este tema requiere estudios posteriores de mayor detalle, podemos considerar, de
acuerdo a los datos disponibles, que el 85 % de la tierra del área estudiada es de propiedad
estatal, aunque sus ocupantes se reconocen entre sí una tenencia consuetudinaria. Más de la
mitad de ellos poseen control sobre terrenos de extensión variable entre 50 y 200 hectáreas,
mientras que sólo un 20 % controla extensiones de más de 1000 hectáreas.

En los pisos que hemos mencionado, existen las siguientes unidades ambientales generales,
de acuerdo a su calidad forrajera: (a los "ciénegos", en los fondos de las quebradas; (b) los
"chillaguales" y "esporales", asociaciones de gramíneas donde predominan, respectivamente,
los géneros Festuca y Pennisetum, en las grandes depresiones fluviolacustres; (c) las
"vegas", en las áreas más elevadas; (d) los "tolares" o estepas arbustivas e "irales" o estepas
herbáceas en las zonas intercalares que, en resumen, ocupan las mayores extensiones. De
las unidades mencionadas, las que poseen mayor valor forrajero son los "chillaguales" y
"esporales" y las de menor valía son las estepas arbustivas. Las pasturas artificiales son
escasas, ocupando unas 10.000 ha en toda la región, fundamentalmente sembradas con

2
pasto llorón, Eragrostis, y generalmente se encuentran asociadas a planes gubernamentales
de fomento pecuario destinado con exclusividad al ganado ovino.

En lo referente al manejo de los rebaños, algunos pocos estudios realizados en estaciones


experimentales gubernamentales han demostrado la posibilidad de lograr una mayor
eficiencia en la producción de carne y fibra de llamas, a partir de un control del rodeo con
base científico-técnica moderna similar a la utilizada para bovinos (Bertoni 1984, Varano y
Bertoni 1984). Estas modificaciones del manejo se refieren a aspectos tales como la rotación
de machos en épocas de servicio, periodicidad de la esquila, separación de crías,
desparasitación, etc. Sin embargo, prácticamente no hemos hallado casos en que estas
recomendaciones sean tenidas en cuenta por los campesinos, que centran su manejo en los
referidos ciclos trashumantes, el cuidado de hembras y sus crías del único perdedor de
importancia, el puma (Felis concolor), y la eliminación de ejemplares débiles antes de las
épocas invernales.

Sólo se han detectado algunos casos excepcionales, en los cuales el criador ha tenido en
cuenta la separación de tropas de machos de los rebaños de hembras e individuos juveniles.
Esto permite, en la época de servicio, de diciembre a marzo, efectuar cruzas dirigidas y
controladas, con el objeto de mantener la uniformidad en el color del pelaje de los hatos, lo
cual es de gran valor en la posterior comercialización de la fibra. Estos casos siguen, en
realidad, una antigua tradición de manejo de rebaños relacionada con una tecnología pastoril
histórica en la región, hoy prácticamente abandonada a pesar de su eficiencia, a causa de la
ausencia de un incentivo para la cría de camélidos basado en estudios sistemáticos de la
tecnología pastoril tradicional.

Por otra parte, hemos observado la distinción empírica que hacen algunos campesinos de
variedades de llamas según la calidad de su pelaje. En efecto, la fibra posee determinadas
características, como el largo de los vellones y la proporción de pelos medulares gruesos
sobre no medulados, que permitirían separar animales según tipos. Sólo tenemos información
histórica acerca de esta posibilidad de determinar la presencia de razas (Posnansky 1982), lo
cual seria recomendable para un conocimiento más profundo del tema y para la elaboración
de recomendaciones adecuadas para el manejo.

ECONOMIA

A pesar de que las algo más de 80.000 llamas presentes en el área según los censos
ganaderos representan una cantidad mucho menor que las más de medio millón de ovejas, en
nuestras observaciones respecto a la producción lanera hemos hallado una compleja red de
comercialización. Como ya hemos señalado, la fibra es el producto comercialmente más
importante de la cría de llamas, cuyo volumen puede estimarse en unos 60 a 80.000
kilogramos anuales como mínimo.

Tras la época de esquila, que se realiza de setiembre a noviembre, los campesinos guardan
lo producido en sus depósitos, ya sea para ventas a acopiadores locales, o para utilizarlo en
la confección de tejidos artesanales que luego entran en un circuito de comercio de escala
regional e, incluso, nacional. La mayor parte de la fibra tomada por los acopiadores se dirige
al mercado internacional en crudo; otra parte menor, hacia industrias ubicadas fuera de la
región que, tras su hilado, la exportan; la parte restante, de menor importancia, se vende a
artesanos rurales que no poseen rebaños propios o que no alcanzan a cubrir sus necesi-
dades de materia prima con los que tienen.

Los precios en estas comercializaciones son muy variables, estando siempre referidos al valor
de la lana ovina, que sigue patrones más estables de valor nacional. En efecto, el precio de la
fibra de llama oscila desde el triple del de la lana de oveja hasta un valor aún menor que el de
ésta Las variables que producen estas modificaciones aún no han podido ser establecidas con
claridad, pudiendo estar relacionadas con el mercado internacional o bien con acuerdos

3
propios de los acopiadores. De todas maneras, el resultado de estas oscilaciones,
impredictibles en el nivel local por parte del campesino, tienen como efecto un desaliento de la
actividad pastoril de llamas.

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

Las observaciones y la información recogidas permiten señalar que el sistema pastoril de


camélidos en la región altoandina argentina presenta singularidad, tanto por el contraste con
las modalidades conocidas en otros sectores de los Andes Centrales, como por la variabilidad
en los ciclos de trashumancia que lo caracteriza.

Si bien no ha existido un fomento particular de la actividad, e incluso se ha promovido la cría


de ovinos en desmedro de la de camélidos, la presencia de éstos se mantiene en un nivel
importante. Las causas de esta persistencia son múltiples, y entre ellas se destacan las
siguientes: (a) la conservación de un patrón tecnoeconómico tradicional, relacionado en gran
parte con aspectos simbólico-ideolgicos, y que incluye otros rasgos como la persistencia en la
tenencia de asnales pese a haber sido prácticamente desplazados en su utilidad como
vehículos de carga por los medios automotores de transporte; (b) las ventajas adaptativas
representadas por el hecho de poseer hatos multiespecíficos, tanto por su capacidad de
ofrecer beneficios comerciales en épocas de buenos precios de fibras de camélidos, como
porque las llamas constituyen una reserva ganadera en caso de bajas considerables en los
rebaños ovinos, menos aptos para soportar largas épocas de sequía y/o temperaturas
extremadamente frías, rigurosidades climáticas comunes en la región.

El sistema descripto ofrece aún una múltiple variedad de elementos que merecen ser
estudiados tanto por su riqueza sociocultural como por las posibilidades de acrecentar una
actividad que presenta tres cualidades significativas: ser altamente adaptativa desde el punto
de vista ecológico, formar parte del sistema sociocultural tradicional andino y poseer una alta
viabilidad para su promoción por factores económicos, tal como se ha demostrado en otros
pases de la región como Bolivia y Perú.

BIBLIOGRAFIA

Bertoni, J. A.
1984 Estudio de la biología y productividad de camélidos sudamericanos de la Puna jujeña,
IDIA, 428: 74-82.

Cajal, J. y L. Amaya (comp.)


1985 Estado actual de las investigaciones sobre camélidos en la República Argentina.
Buenos Aires: Secretara de Ciencia y Técnica.

Flores Ochoa, J.
1977 Pastores de alpacas en los Andes. En Pastores de puna, J. Flores Ochoa (comp.):
11-49. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

Gundermann K., J.
1984 Ganadera aymara, ecología y forrajes: evaluación regional de una actividad productiva
andina. Chungara, 12: 99-124.

Merlino, R. y M. A. Rabey
1978 El ciclo agrario-ritual en la Puna argentina. Relaciones de la Sociedad Argentina de
Antropología, 12: 47-79.
1981 Ecología cultural de la Puna argentina II: estructura de los ecosistemas. Actas del IV
Congreso Internacional de Camélidos Sudamericanos: 219-268. Punta Arenas.
1983 Pastores del altiplano andino meridional: religiosidad, territorio y equilibrio ecológico.

4
Allpanchis, 21: 141- 179.

Palacios Ros, F.
1977 Pastizales de regado para alpacas. En Pastores de puna, J. Flores Ochoa (comp.).
Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
1981 Tecnología del pastoreo. En La tecnología en el mundo andino, H. Lechtman y A. M.
Soldi (comp.): 217-232. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Posnansky, M.
1982 Los efectos sobre la ecología del altiplano de la introducción de animales y cultivos por
los españoles. En Ecología y recursos naturales en Bolivia. Cochabamba: Centro Portales.

Rabey, M. A.
1989 Are llama-herders in the South Central Andes true pastoralists? En J. Clutton-Brock
(Ed.), The walking larder: patterns of domestication, pastoralism and predation: 269-276.
London: Unwin Hyman.

Rabey, M. A. y R. J. Merlino
1988 El control ritual-rebaño entre los pastores del sur de los Andes Centrales (Argentina).
En J. Flores Ochoa (Ed.), Llamichos y paqocheros, pastores de llamas y alpacas. Cuzco:
Centro de Estudios Andinos Cuzco (CEAC).

Rabey, M. A., R. J. Merlino y D. R. González


1986 Trueque, articulación económica y racionalidad campesina en el sur de los Andes
Centrales. Revista Andina, 7: 131-160.

Rabey, M. A., R. Rotondaro y R. A. Tecchi


1985 El ecosistema laguna de Pozuelos en el sur de los Andes Centrales: características y
propuesta de manejo. Ambiente, 45: 18-25.

Varano, A. E. y J. A. Bertoni
1984 Parámetros biológicos y productivos de la llama (Lama glama, Cuvier) en pastizal
natural de la puna con suplementario y diferentes cargas. Revista argentina de producción
Animal, 4(3): 325-342.

También podría gustarte