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Nueva York, EUA, 26 de septiembre de 2012.
 
Palabras del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Felipe Calderón Hinojosa, durante su Participación en el Debate General de la 67 Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que tuvo lugar en esta ciudad.
 Señor Presidente. Señoras y señores Jefes de Estado y de Gobierno. Señoras y señores: Por convicción y por historia, México es un aliado estratégico de la Organización de las  Naciones Unidas. Ha sido el nuestro, uno de los países fundadores de la ONU y como fundador, compartimos  plenamente los postulados fundamentales de nuestra gran Organización. Para mí, ésta es la última ocasión en que asisto como Presidente de México a la Asamblea General de Naciones Unidas. Y a lo largo de estos seis años, México ha participado en muy diversos foros para abrirle paso a las iniciativas de la ONU. Hemos trabajado para que se consolide como el principal organismo para el diálogo y la  paz, para la seguridad y para la vigencia plena del derecho, para la vigencia plena de la ley y, en particular, del Derecho Internacional.
 
Sabemos muy bien que hoy el mundo enfrenta desafíos que verdaderamente amenazan la viabilidad misma de la humanidad. El primer desafío, pienso, es la actual emergencia económica y la urgencia de desarrollar el comercio y el crecimiento global con alta generación de empleo. Es un problema que tiene en crisis a poblaciones enteras y que ha impedido a las naciones en desarrollo abatir graves rezagos que tenemos en materia de pobreza, ignorancia y marginación. Como ustedes saben, México asumió este año, 2012, fundamentalmente, la Presidencia del Grupo de los 20, del G20, y nuestra misión era muy clara: teníamos que conciliar los intereses aparentemente opuestos, por cierto, entre los países emergentes y los países desarrollados. Y como muchos saben, la reunión previa que habíamos tenido del G20, en Cannes, no pudo avanzar todo lo que hubiéramos querido en la adopción de medidas para reactivar la economía internacional. Y por eso, la Presidencia mexicana trabajó arduamente para construir consensos mucho más amplios. Incorporamos al mayor número de países posibles, escuchamos a todos los sectores que pudimos: a sindicatos, a empresarios, a organizaciones ciudadanas, a jóvenes y llevamos todas sus propuestas al seno del G20. Fueron varios meses en que se celebraron, incluso, varias reuniones ministeriales y  preparatorias, y logramos acercar posiciones que parecían aparentemente divergentes. Y este trabajo fue para que la Cumbre del G20 que tuvimos en Los Cabos, en junio en México, alcanzáramos, como fue el caso, logros significativos.
 
Y si bien es cierto que todavía meses antes había surgido, incluso, la duda acerca de la viabilidad misma, por ejemplo, del euro como una moneda única para varios países europeos, en la reunión de Los Cabos se refrendó por esos integrantes, con apoyo del resto del Grupo del G20, un sólido compromiso, no sólo con el euro como moneda unitaria, sino con la unidad financiera, la unidad fiscal y la unidad política de la zona del euro. Se precisaron y se ampliaron los compromisos de las instituciones financieras internacionales, especialmente, desde luego, de las europeas, pero también, del Fondo Monetario Internacional, por ejemplo. Y entre los logros más significativos yo destaco el Plan de Acción de largo plazo de Los Cabos. Un plan de acción ambicioso, que tiene el propósito, no sólo de enfrentar la coyuntura económica actual, sino de avanzar hacia una recuperación económica plena y  permanente, que todos anhelamos. Asimismo, algo muy importante, se acordó ahí, la mayor aportación de recursos al Fondo Monetario Internacional que se tenga registro en la historia de esta Institución nuestra. Se trata, además, de 450 billones de dólares comprometidos y que están ahí, disponibles para auxiliar a cualquier país desarrollado o en desarrollo, que enfrente la situación financiera crítica que acompaña a la crisis actual. Y es cierto. Los problemas financieros en algunos países de Europa subsisten, son  problemas de larga recuperación, pero desde nuestro punto de vista, amigas y amigos, la  perspectiva hoy de solución es mejor de la que prevalecía antes de la reunión del G20. Y este compromiso de los países del G20 ha sido, a mi juicio, un elemento valioso para que hoy la economía mundial empiece a registrar perspectivas, perspectivas más optimistas, de recuperación en el mediano plazo, que las que tenía apenas hace un año o poco menos. Por eso, pienso que en esa materia comienza a darse un punto de inflexión en las  perspectivas económicas y debemos abonar todos a que esa recuperación pueda ahora materializarse en el cumplimiento de los compromisos.

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