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sin personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado (CEC 150). Esta fe es el inicio de la salvacin humana, el fundamento y raz de toda justi cacin, sin la cual es imposible agradar a Dios (Heb 11,6) (Concilio de Trento). As, pues, la fe es una gracia, pero tambin un acto humano: Slo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto autnticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la con anza en Dios y adherirse a las verdades por l reveladas (CEC 154). La invitacin de Pedro recuerda aquellas palabras de la Carta a los Hebreos: La fe es garanta de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Heb 11,1) en el sentido de que implican una conviccin segura que mueve a la accin y que lleva a realizar grandes hazaas. En 2Pe 1,1 se entiende la fe de modo similar, es decir, como una conviccin segura, una creencia que lleva a actuar. La connotacin obediencial de la fe (es decir, que escucha y obra segn lo escuchado) es muy importante, pues quien cree de verdad no puede permanecer pasivo. San Pedro presenta la fe como el primer paso, una gracia recibida y acogida que se convierte en la base de una vida virtuosa. Precisamente por ello invita a aadir virtudes a aquella fe ya acogida y poseda.