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La Maldición

E ra una mañana fría de invierno en la provincia de La Rioja cuando el


despertador sonó. 6:45 de la mañana, tenia mucho frió, amanecí en el living
de mi casa desnudo y con cortadas, como si me había metido en una jaula
con fieras, y una gran herida en el hombro como si me clavaron un chuchillo , las
heridas sangraban y las cortinas estaban como cortadas con navajas.
Esa mañana desperté solo, toda mi familia estaba en la ciudad con mis familiares,
yo no quería ir por que no me gusta quedarme en al casa de mi madrina que huele
a cigarro concentrado y los hijos de mi madrina eran insoportables, y le dije a mi
mama que no tenia ganas de ir que ya estoy grande y que me quería quedar solo
unos días en el campo, mi mama no tuvo problema pero es muy hincha y me llama
cada tanto.
Me cambio, voy al baño me curo las heridas me arreglo el pelo y me preparo para
el colegio. Saco la mochila de debajo de la mesa y pongo los manuales de hoy y me
voy a la parada del colectivo, esa mañana me levante sin hambre, como si estuviera
satisfecho de comer, nunca me había sentido así. Yo vivía a en el 3km de la ruta
San Martín era una ruta de 5km desierta con abundante vegetación y tres badenes
casi sin agua el pueblo de Tacurú-pacú era a donde tenia que ir al colegio y le
colectivo se demora y ya eran las 7:27 cuando tenia que estar en el colegio, a lo
lejos veo al ómnibus que venia rápido. A los cinco minutos llego, pero no era Juan
pablo el chofer amigo mió que siempre me pasa a buscar, era otro hombre, muy
viejo de cara con ojos saltones, piel con manchas como si un tarro de kerosén se le
había caído y una joroba que daba repugnancia solo verla.
- ¿vas a subir o te vas a quedar ahí mirando?- pregunto el misterioso hombre
con una voz devastada por el tabaco.
- Si, si. Disculpe- dije disimulando que no me importaba
- ¿Sabe lo que le paso a Otto? le dije
- No vino a trabajar. Me dijo el viejo.
En invierno me sentaba atrás de todo porque allí estaba el motor del colectivo
calentito. Unos asientos mas adelante estaban mi amigo Franco que vivía a 1km de
mi casa y unos pibes de 9no, y siempre se dormía arriba del colectivo. Éramos
pocos en el ómnibus por que muy poca gente vivía en el campo.
Llegando al colegio en el asfalto había una mancha roja, como si fuese de sangre
después de asesinara alguien allí, pero como ahí había gente que carneaba a los
chivos y luego los vendían pensamos que fueron ellos.
Esa mañana me levante fuerte, con fuerza, me sentía bien pero raro, muy raro.
En la puerta del colegio me encuentro con la directora Marshal que siempre venia
muy de mal humor y siempre traía puesto un abrigo de piel de castor o algo así.
Cuando entro al aula estaba el maestro de geografía y como era martes tomaba
lección a los que tenían baja nota.
- Medina, otra vez tarde- me dijo el maestro Gómez
- Disculpe profesor pero el colectivo llego tarde.
- Excusas, siempre pones excusas. Repasa que ahora te toca a vos.
- Che, Rafa ¿sabes algo para la lección?
- No. No se nada.- Le dije
. Por suerte la mañana se había pasado rápido y nos fuimos con Franco y unos
amigos más a la plaza a tomar algo. Y a Franco me dice:
- ¡Que fiesta Henche con Otto he!
- ¿Que? No me acuerdo de nada. Le dije confuso
- Dale, si estabas re contento.
- Enserio no me acuerdo.
- Tomaron tanto en mi casa que se fueron los dos caminando por la ruta y ahí
no se mas nada. Pero parece que no persiste en el camino.
- Lo único que se que me acuerdo fue hoy a la mañana que me levante en el
living de mi casa, desnudo, todo cortado y con una gran herida en el
hombro.
- No quiero ni saber lo que paso anoche entones - dijo riéndose.
- Che. Cambiando de tema ¿quieren venir a mi casa esta noche a ver
películas?
- Dale, dale.- dijimos todos.
Esa tarde nos quedamos en la plaza con mis amigos hablando, y habíamos
arreglado ir directamente a la casa de Franco.
Ya era de noche y decidimos ir a lo de Franco. Al llegar, nos abrió la puerta,
entramos y nos quedamos unas horas jugando a los videojuegos y viendo películas.
Y no se había ocurrido mejor idea que ir a caminar por la ruta. En el trayecto
yendo para el puente de allí, Franco empieza a contar historias sobre hombres lobo
y esas cosas, yo ni le daba bola, me quede tildado viendo el cielo cubierto por las
nubes sin ninguna estrella y la luna apenas se veía.
- Éramos cinco el tano, le decíamos así por que venia de familia italiana y los
padres se habían ido al sur de vacaciones y el se quedo con la abuela enferma, tenia
un acento extranjero, Franco, Mariana una compañera del colegio, Lucas, y yo.
Ya se habían echo casi las doce de la noche y yo me sentía raro, peor que en la
mañana, como si una fuerza del interior quería salir con todas sus fuerzas, era una
sensación extraña muy poderosa. En el puente los chicos se van al rió a tirar
piedras y ver que había dejado la crecida de la semana pasada. Yo me quede arriba
con el tano hablando de las chicas de nuestro curso.
- che, viste que parece que hay hombres lobo por acá? ¿Te llego el rumor?
- No. Son mentiras de los campesinos.
- No en serio ya van varios que lo dicen.
Yo le hago una sonrisa burlona, y seguimos hablando. Después bajo con los demás.
Cuando ya era muy tarde y mañana había que levantarnos ir al colegio decidimos
irnos. Cuando subimos el tano ya no estaba, lo buscamos por todos lados pero no
aparecía, todos estábamos preocupados y ya de tanto buscarlo nos vamos de
regreso llamando al celular. Siento algo en mi bolsillo como si vibraba algo, era el
celular del tano pero no entendía por que y como había llegado ahí.
- Rafa ¿Qué haces vos el celular del tano? Me preguntaron los chicos.
- No se. Te juro que no se.
- Pero vos fuiste el último que estuviste con el ¿no?
- Si, si pero después bajé con ustedes chicos y después subí con ustedes.
- Tiene razón, pero ¿donde se metió el tonto ese?
Esa noche nos habíamos quedado a dormir en lo de Franco.
Al otro día, fuimos todos juntos al colegio y tampoco lo vimos al tano. Nos
preocupamos y le contamos al colegio lo que había pasado y llamaron a los padres.
Después de tres horas llegaron, y le dijimos lo que paso. Los padres llamaron a la
policía para encontrarlo.
- Ya es el segundo día que Otto el chofer no aparece, ¿no es raro?-
- Es verdad, ¿que esta pasando?
Ese día después del colegio me fui para mi casa directamente y me puse a pensar,
según Franco yo me volví con Otto y nunca ya van dos días que no va a trabajar,
pero de esa noche no me acuerdo nada. Y lo de ayer el tano desapareció de la nada.
Me empecé hacer muchas preguntas ¿Por qué había llegado mi casa todo
lastimado? ¿ que paso con Otto? ¿Por qué el tano desapreció de la nada?
Después me salto la idea los hombres lobo pero fue descartada.
Al otro día, llegue al colegio y en la dirección estaba Otto hablando con la directora
Marshal. Al rato salio Otto de la dirección medio mal como si algo le hubiese
pasado.
- ¿Qué te pasa Otto?
- Me despidieron.
- Pero… ¿Por qué?
- Por que no vine a trabajar estos días por un problema.
- ¿Cuál? Fue por lo de la otra noche? perdóname
- No. Vos no tenés nada que ver. Quédate tranquilo, fue mi culpa.
En ese momento me sentí muy mal, hice que echaran a un compañero y a un
amigo, no me lo podía perdonar. Pero presentía que algo andaba mal con Otto.
A la salida del colegio fuimos con los chicos a lo pool de Raúl de la esquina de la
plaza, nos quedamos ahí hasta la tardecita y decidí pasar por la casa de Otto para
ver que pasaba con el. La casa de Otto quedaba al otro lado de la ruta, cerca de la
mía. Su casa era chiquita y tenía un perro negro que siempre me quería morder,
casi ni tenia jardín era de un ambiente y nada hogareña. Le pedí la bici a Franco
Por que la mía estaba en el campo, yendo por la ruta, veo algo abajo del puente,
como animal grande muerto abajo del puente, aprieto los frenos con fuerza y dejo
la bici a un costado del asfalto. Cuando voy bajando cuidadosamente por el
barranco empedrado veo a una persona, tome un palo y lo doy vuelta, y veo al tano
totalmente desfigurado, le faltaban la mayoría de los órganos, los brazos partidos
por la mitad, sangre por todos lados. Tenía miedo, perdí el control, fue algo
totalmente horrible ver a mi amigo de toda la vida muerto en un accidente
desconocido, que hace unos días estaba con el en el mismo lugar, hablando con el, y
de un segundo para el otro desapareció y yo tenia la culpa si me hubiese quedado
un minuto mas con el capaz que evitaba todo esto. Subo rápido y voy a la casa de
Otto para contarle lo que paso, y si me podía llevar para el pueblo con su auto.
Cuando llegue a la casa de mi amigo, le golpeo la puerta para que me abra.
- Otto, ¡abrí paso algo horrible!
- No tengo tiempo, ¡ándate!
- ¿Qué? Dale abrí, encontré al tano muerto abajo del puente!
Me abre despacio la puerta, me hace pasar pero pasaba algo con el, tenia toda la
casa destrozada, las cortinas rotas, los muebles rayados, los jarrones rotos, la casa
era un verdazo desastre.
- ¿pero que te paso?
- Nada. ¿Que pasa?
- ¿Cómo que pasa? ¡El tano esta muerto en el puente!
- Será mejor que te vallas.
- ¿Por qué? ¿me podes decir que te pasa?
- Mira Rafael, no tengo tiempo y vos tampoco, ándate es por tu bien.
- No me voy hasta que me cuentes que pasa
- Bueno pero cuando veas algo raro corre y corre sin parar.
- ¡Me estas asustando! habla ¡dale!
- ¿te acordas esa noche que salimos que nos fuimos solos por la ruta?
- Si, si. ¿que nos paso?
- Un hombre lobo. Eso nos paso. Nos ataco a los dos, a mí me mordió, a vos
nada mas te corto con las garras. Es por eso que falte al colegio porque la
maldición me esta consumiendo, eso te va a pasar a vos dentro que muy
poco.
- Entones decís que lo que le paso al tano, fue un hombre lobo?
- Si. Pero quien fue el que lo mato.
- Vos.
- ¿Cómo que yo? Pero si nada mas termine de hablar con el baje con los
demás.
- Si pero al no estar completamente trasformado tenés actitudes, es una
transformación pequeña y no estas conciente de lo que haces.
- Hoy es la tercera luna llena. Hoy te vas a trasformar completamente.
- ¿Estas diciendo que hoy a las 12 de la noche me voy a trasformar?
- Si. Ahora salí de acá por que ya es de noche y no se que va a pasar conmigo.
No lo podía creer, no me había dado cuanta de nada, eso explica la sangre en la
ruta, los animales muertos. De ahí agarre la bici y me quise escapar de ahí para no
hacer mas daño, pero a ¿Qué voy hacer? A ¿Dónde iba a ir? Entonces decidí dar la
vuelta y atarme en mi casa y la transformación pase y yo no hacer daño.
Cuando llego a mi casa, me dirijo al galpón y agarre las cadenas y candados
Me acosté en la cama y empecé a ponerme las cadenas, espere.
El tiempo no se pasaba más, llegando las doce de la noche siento algo en el pecho
como si algo quería salir de adentro, era la metamorfosis, mi piel se me empezó a
caer, como si abajo tenia una capa de pelos, mis orejas se me iban para arriba mi
boca se me iba para adelante, me empezaron a salir colmillos gigantes, ya no tenia
mas boca sino un enorme hocico, mis dedos se volvían largos y con garras muy
filosas, mis zapatillas se empezaron a romper y me salían patas con garras, y la
remera que tenia puesta se rompió y mi abdomen incremento, mis músculos se
hacían mas grandes y las cadenas no soportaban la fuerza y las rompí, veía por la
venta la luz de la luna llena como me encandilaba y me hacia mas fuerte, era una
fuerza incontrolable.
Salgo de mi casa por la ventana de arriba, voy por el callejón de tierra que sale a la
ruta y corro a una velocidad increíble. Tenia hambre quería comer carnes y nada
mas que carne, quería sentir la sangre en mi boca, olfateaba el aire, quería cazar.
No tenia control de lo que hacia, no era conciente de nada, de repente huelo algo en
el aire, olor a carne fresca, me dirigía hacia allá. Pero mas tarde ciento un olores
raros como a un intruso y me encuentro con otro hombre lobo comiendo la presa
que había matado, una fuerza del interior me hizo hacer algo que no quería pero
no tenia control de mi cuerpo ni de mis movimientos, me tire arriba de la bestia y
lo empiezo a atacarlo, le mordía las patas, lo arañaba, quería matarlo, quería
matar para comer, no podía dejarme vencer quería matarlo, pero lucha fue larga,
exhaustos la luna se escondió en la nubes y me empecé a debilitar el hocico se me
achicaba las patas se convertían lentamente en piernas y brazos humanos, los
colmillos se trasformaban dientes de humano y a la otra bestia le pasaba lo mismo
pero sabia lo que hacia, estaba conciente y reconocí a mi contrincante, era Otto mi
amigo, que se había trasformado como yo, asesino a una vaca, nos miramos
fijamente y nos dimos un abrazo, y me decía que salgo porque la luna va a salir de
nuevo y nos vamos a volver a trasformar y nada mas había una salida “la muerte”.
Pero ya era tarde, la luna salia detrás de las nubes y metamorfosis del lobo otra
vez, el poder volvía, todo venia hacia mí y de vuelta nos volvimos a enfrentar era
una pelea de vida o muerte, todo estaba en juego, era su vida o la mía, el o yo.
Luego de varios minutos de pelea, lo alzo y lo tiro contra una roca, estaba
inconsciente pero mi idea me matar seguía en pie, me dirijo hacia el tomo si cuello
con mi hocico y muerdo con fuerza y al escuchar el cello romperse deje de hacer
fuerza, estaba muerto, pero no me importaba, el poderoso instinto de matar, de
competir con el otro animal, era mas fuerte que yo, quería alimentarme, quería al
cadáver para mi.
A la mañana siguiente, me desperté en un campo desnudo, con manchas de sangre
por mi cuerpo, me levanto del suelo de sangre y muerte y veo a mi alrededor el
cadáver de una vaca, nada mas que con la cabeza, y a unos metros de de ahí, Otto
con contadas importantes, en el cuello marcas de dientes, colmillos, estaba muerto,
yo lo mate, a partir de ese momento era otra persona, mi vida había cambiado
totalmente, era un asesino.
Volví a mi casa y me quede ahí, son que nadie viniera para no hacerle daño. De
repente suena mi celular, eran mis viejos que volvían de la cuidad. No sabia que
hacer cuando lleguen, los voy a matar a mi familia, tenía que hacer algo pero no
sabia con exactitud. al mediodía llegan mis viejos de viaje y me quede con ellos
hablando de lo que había hecho. Después les dije lo que me estaba pasando y no me
creían, los saque afuera y con un chuchillo me corte la piel y les mostré que abajo
estaba el pelo de lobo, no lo podían creer yo les dije que me tenia que ir de ahí por
algún tiempo. Se negaron, me dijeron que era muy difícil para ellos pero que iban
a encontrar una solución.
Esa misma tarde fuimos un indio amigo de mi papá que era brujo y sabían bien
estas cosas, pero mi viejo no las creía hasta el día de hoy. El misterioso indio me
dijo que no podía deshacer la maldición del hombre lobo pero que si podía
controlarla, me mando a conseguir un cuerno de cabra, pezuña de vaca, ojos de
salamandra y colmillo de lobo.
Todo esto me lo pidió para hacer una vacuna para inyectarme todas las tardes
antes de la noche, esta vacuna me dura toda la noche y madrugada. Pero no me
cura la maldición, pero al inyectármela no me convierto en el hombre lobo.
Al rato salimos aguiscarla a un mercado negro de ahí, donde vivía una anciana
media bruja que vendía cosas de ese tipo.
Al llegar a esa casona vieja, tenebrosa y harapienta me agarro como una sensación
rara. Mi papá toco la puerta de madera vieja y podrida que tenia la anciana. Un
ruido de bisagras oxidadas fue el de la puerta que estaba entre abierta, pasamos y
una silueta negra salio de las sombras, era la anciana, la dueña del lugar.
- me imagino que viene por la poción del lobisón. dijo la vieja con seguridad
- si como, ¿como lo supo? Preguntó mi papá con desconfianza.
- No importa. ¿Me imagino que tu eres el maldito? Dirigiéndose a mí.
- Si. Soy yo, tiene estas cosas…
- No me digas nada, se lo que estas buscando.
La anciana se dirijo a un cofre con las cosas que me había mandado a comprar el
indio misterioso, ¿pero como sabia que yo tenía la maldición y las cosas que tenia
que comprar?
Tome las cosas y mi papá le pago. Pero la vieja se acerco, me puso su mano en mi
hombro y me dijo:
-la poción solo impedirá la metamorfosis, pero la maldición del hombre lobo te
consumirá lentamente.-
Luego ya a la tardecita nos fuimos para lo del indio conocido de mi papá. El
hombre me dijo que el cuerno de cabra y la pezuña de vaca era la forma de calmar
el hambre, los ojos de salamandra eran para el pelaje que me crecía de más y
finalmente los colmillos de lobo para calmar las emociones y reacciones de la
maldición.
El indio me dijo que pagándole unos pesos por mes y comprándole los elementos
necesarios me hacia la pócima Lara cada día.
Esa misma noche me inyecté la vacuna, era impresionante lo que sentía, como una
lucha entre el lobo que tenia dentro y mi yo interior, al reto salio lana llena
llamándome, la maldición era poderosa pero no tanto como la vacuna y mi fuerza
de voluntad. Esa noche la pase con mi familia hablando del viaje y de cómo
estaban mis familiares.
Dos meses después de seguir inyectándome la cura contra la maldición volví a
nacer, era como si nada hubiese pasado, me juntaba mas seguido con mis
compañeros del colegio y salíamos mas.
Con mis amigos habíamos arreglado para ir al bailar ese mismo día y acepte.
Me bañe y me prepare para la noche, antes de salir me inyecte la cura y mi papá
me llevo para allá. Nos encontrábamos en el barcito de la palaza y de ahí nos
íbamos caminado, el boliche quedaba a unos metros de la ruta.
En la entrada del boliche me encuentro con Pablo un pibe que se me fue con mi
novia y ya se la tenía jurada, ya nos habíamos agarrado a la salida del colegio un
par de veces pero siempre zafaba.
Adentro del boliche me refregaba mi ex como bailaba, Franco me decía que me
quede en el molde y que no haga nada estupido que sabía pelear bien y que a las
salidas del colegio me las perdono. Yo seguía con brenca y lo quería matar.
A la salida del boliche el salio Quero apegarme, yo lo ignore pero el seguía, siento
que me pegan un piedraza en la cabeza, pero me ocurre nada, al ver el semejante
cascote que me arrojo me enfurecí y una fuerza del lobo interior despertó y me fui
en picada hacia el, mi fuerza no se comparaba con la de el, yo lo golpeaba y lo
golpeaba, Franco y mis amigos querían sacarme porque sino lo mataba a golpes,
pero no podían hasta que un pibe de ahí me saco de una ganzúa y me calme.
Mi papa me vino a buscar esa noche y le conté lo que había pasado.
Al otro día me entero que Pablo esta internado y grave. Los padres de Pablo
denunciaron a mis viejos y le tuvimos que pagar la fianza. La vacuna contra la
maldición del hombre lobo solo paraba la metamorfosis pero la maldición me
consumía lentamente, como si poco a poco dejaba de lado las costumbres del ser
humano y adoptaba las del lobo.
Una mañana me levanto en una carnicería del pueblo, me había comido más de
7kg en carne, más de lo que come un oso. Me había dado cuenta de que la vieja
tenía razón, me estaba consumiendo pronto la vacuna no hará mas efecto y seré un
lobo por siempre y la única forma de parar todo esto era matándome con una bala
de plata. Así llegaría mi muerte. Para mi eso era lo mejor ya no quería hacer mas
daño a nadie.
Pasaron 3 años de tomar la poción y cada día era peor ya me bañaba muy poco,
actuaba raro, desaparecía de casa y volvía a la mañana temprano con manchas de
sangre y con cortadas grandes era totalmente un animal. Decidí irme muy lejos de
mi hogar a otro pueblo donde no haga daño era una decisión difícil pero tenia que
hacerla solo necesitaba ropa y dinero y me asegure de llevar varias jeringas para
inyectarme la poción. Una mañana del martes 30 de agosto les dejé una carta a mis
padres y me fui a un pueblo que estaba a unos 40km detrás del cordón montañoso,
tenia que enfrentar climas y peligros extremos.
Sentía que había tomado la decisión mas importante de mi vida, alejarme de mi
familia, era difícil pero es lo mejor para todos. En la montaña se así de noche y me
inyecté la vacuna para no trasformarme e irme a otro lugar y hacer daño de nuevo.
Tenia que buscar alimento porque me había olvidado de llevar. Tome ventaja de
mis sentidos de lobo para cazar. Tenia que usar la visión nocturna, oídos y mi
olfato también ser muy sigiloso, esa noche había capturado tres conejos de campo,
junte ramas e hice una fogata y cocine los conejos. Esa noche dormí bajo un árbol
a la luz de la luna, la noche era fría y se escuchaba a los búhos cantar, los bichitos
de luz como linternas de la noche y el ruido de las pocas hojas de los árboles
flamear con el viento. A la mañana siguiente desayuno los pocos restos del conejo
de anoche y seguí mi camino. Camine toda la tarde, tenia mucha sed y estaba
exhausto, tenia que buscar un río para refrescarme y tomar algo. Quería saber
donde estaba y encontrar un río, a unos metros había un árbol de unos diez o
quince metros, y con un par de saltos llegue hasta arriba, a lo lejos veía el cause de
un rió y me faltaba unos 500 metros para llegar a la cima de la montaña. Luego de
bajar de la copa del árbol seguí hacia el noreste donde estaba el río. Sentía que
estaba cerca ya que olfateaba las partículas del aire del olor del agua, sigo
caminado y allí estaba el rió, tenia calor y estaba sucio y me zambullí en agua,
estaba fría, por que era agua de deshielo. Me quede nos minitos y salí rápidamente
por que tenia frió. Me sacudo todo el cuerpo y paso al otro lado del río por unas
rocas que estaban ahí. Después de media hora caminando me encuentro con un
muro de roca enorme de unos 20 metros. Entonces me ajusto bien la mochila a mi
espalda, come envión y con tres saltos llegue hasta arriba, era la maldición tener
esos poderes ningún ser humano podría saltar casi 7 metros. Por parte me
beneficiaba pero por otra parte me perjudicaba.
Anochecía y tenía que comer algo, pero escuche algo, sentía que algo me asechaba,
lo asechaba, estaba cerca, pero sabía con exactitud que era y de repente algo salta
detrás de mi era un puma o como lo llaman aquí león de montaña, quería comerme
pero no iba a dejarme vencer tan fácilmente, dábamos vueltas en círculos y
gruñíamos pero solo unos vivirá esta noche. El animal salta sobre mi intentando
morderme el cuello pero mis uñas se convirtieron en garras y lo tome del cogote
tirándolo contra un árbol, mis dientes se trasformaron en colmillos y me lance
sobre él clavando mis colmillos en la yugular asfixiando al animal. Esa fue mi cena.
Dormí hasta el mediodía y la despertarme me puse en marcha llegar lo mas rápido
a la cima. Camine horas y horas hasta que llegue. Estaba a unos 850 metros del
nivel del mar. Desde allá arriba se veía el pueblo de tacurú- pacù y del otro lado se
veía el pueblo de San José, donde me dirigía. Tenía de descender de la cima de la
montaña para llegar a ese pueblo y se me era mas difícil ya que la bajada es pero
que la subida. Divisaba un camino por donde ir, pero se me complicaba ya que era
todo espinas y muy tupido para pasar. Me puse un pañuelo en el rostro así las
espinas no me saltaban a los ojos y saco mis garras y empiezo a bajar rápidamente
partiendo las ramas de un solo golpe, al bajar así por unos minutos, el paisaje ya se
abrió un poco, pero yo estaba todo lastimado y con cortadas graves pero descubrí
algo que mis heridas cicatrizaban rápidamente como si se regeneraba mi piel y las
heridas se cerraban. Después de bajar por horas se acercaba la noche y tenia que
buscar ramas para hacer el fuego para calentarme en la noche ya que bajaba la
temperatura. No se me hacia difícil encontrar madera seca, había por todas partes
el problema era le fuego. Por suerte veía esos programas de supervivencia y
aprendí como hacer fuego por fricción. Tome un tronco hueco que este bien seco y
con un palo mas chico frotaba y frotaba hasta que empezó a salir humo y a
formase pequeñas brazas, con un papel tome las brazas y sople hasta conseguir
fuego lo puse debajo de las ramas que había cortado y prendí mi fogata. Me
calentó toda la noche y pude dormir bien en el suelo.
A la mañana siguiente apague el fuego y emprendí mi camino hacia San José. Tenía
hambre, pero aguante hasta llegar al pueblo. Luego de caminar horas y horas
llegue al pie de la montaña y allí estaba el pueblo de San José, lo primero que hice
fue ir a un lugar de comida libre y a comer todo lo que quiera. Era un restaurante
elegante pero de pueblo nada del otro mundo. Me pase toda la noche por que le
hambre no se me iba, hasta que lo hombres me dijeron que me retirara porque
iban a cerrar. Después de comer toda la noche, busque un lugar para dormir, algo
cómodo y no la tierra para dormir. Pase por muchos hostería y hoteles pero eran
todos caros, me dirigí al río verde se llamaba así porque en las orillas del río había
demasiada vegetación y con el reflejo del agua parecía de un color verdoso musgo.
A las 2 de la madrugada llegue a las orillas y dormí bajo un sauce llorón mirando
las estrellas e inventaba constelaciones. Una de las leyendas que se cuenta es de una
mujer vestida de luto, montada a un caballo negro, la llamaban “viuda negra” que
pasaba por al lado tuyo y si la mirabas a la cara te llevaba con ella supuestamente
para que te cases y nunca vuelvas. Pero son historias de los lugareños. También se
hablan de duendes, hadas y criaturas de la noche como el vampirismo y hombres
lobo, como yo. Pero era cuestión de creer o no, gente que no cree y gente que si,
pero dependía de cada uno. En Misiones se habla del bomberito, hay muchas
versiones sobre este extraño ser, una es que secuestras a las mujeres rubias y
aparecen después de uno o dos mese pero discapacitadas. Otra historia que
cuentan es que vos vas caminado y se escucha un silbido como que se chiflan a vos
peor si te das vuelta te encuentras con el bomberito que le tenés que dar lo que el te
pida, en caso contrario no te deja en paz, te hace la vida imposible como defeca
alrededor de tu casa, estas durmiendo y te saca las sabanas todo ese tipo de cosas,
así que si oís un silbido no te des vuelta. Esa noche de jueves me la pase recordando
historias así. De las que me contaba mi abuelo. A la mañana siguiente me levanto y
me voy a lavar la cara al río, después me voy a desayunar algo en el pueblo y a
conocer mejor aquel poblado. Me voy a un barcito y veo un cartel que dice que hoy
hay baile en el pueblo. Bueno voy para ver como es la noche en San José. Después
de desayunar fui para el río para tirarme al agua, refrescarme y ya que estaba
para bañarme. Dicen que una zambullida levanta el espíritu. Nade río arriba para
nadar un poco. El agua no era tan fría como en la montaña era más cálida. Ya
estaba exhausto y decidí regresar, ya sin hacer ningún esfuerzo deje que la
corriente haga su trabajo y me lleve hasta dónde estaban mis cosas. Me seque y me
subí al sauce llorón para tomar una siesta. La maldición me acostumbró a dormir
en cualquier lado como los lobos, pero estos no duermen en árboles pero sus
primos si como nuestro tigre criollo el yaguar. Me desperté a eso de las once de la
noche ya que había gastado energía en caminar y nadar. Revisé en mi bolso si tenía
ropa para esta noche y encontré algo para ponerme. Corte un poco de lavanda
para ponerme como perfume ya que no podía ir con olor a río y a perro. Lleve un
poco de plata para entrada y para tomar algo adentro. En la entrada, pago la
entrada y entro era un galpón, como una fábrica con música. Me quedo en la barra
y miro desde ahí la gente y como era le ambiente. Pero sentía que se me había
olvidado algo, y ahí me había dado cuenta, no me había inyectado la vacuna. Voy
corriendo a la copa del sauce del rió donde había escondido la mochila. Pero
escucho gritos de una mujer pidiendo ayuda. Tomo la vacuna y me la inyecto.
Trasformado iba a tener mas fuerza que convertido en humano, pero no podía
arriesgarme.
- ¡Ayuda!, ¡Ayuda!- se escuchaba a lo lejos.
Yo iba en camino hacia allá. Cuando diviso que había un hombre lobo atacando a
la joven. Tomo una roca del suelo y saltando lo más que podía hacia arriba, le
arrojo la roca en la cabeza, haciéndole un tajo importante. La bestia me miro y se
lanzo sobre mí tirándome contra un árbol. Me subo con agilidad a una rama en
donde no pueda alcanzarme fácilmente. La criatura con un salto subió al árbol y
yo me lancé a su cuello enterrándole mis colmillos en si hombro izquierdo. La
bestia se fue con rapidez al ver que estaba mal herido. Yo me desmayé por el golpe.
Cuando me despierto me encuentro en un cuarto acostado en una casa, estaba bien
atendido pero con un dolor intenso en la cabeza. Era la muchacha que ayude
anoche. Me había levantado del lugar del ataque.
- ¿te sentís mejor?
- Si. Creo que si pero… ¿Por qué hiciste esto?
- Me salvaste la vida de aquella bestia, lo menos que podía hacer es curarte.
- Gracias.
- ¿Cómo te llamas?
- Rafael- le digo levantándome de la cama, para irme.
- Me llamo Amalia, ¿que haces? ¿Por que te vas?
- Discúlpame Amalia, pero me tengo que ir.
- ¿A dónde? ¿no eres de aquí verdad?
Dirigiéndome hacia la puerta, ya para ir la mujer me dice:
- Tenés la maldición ¿no?
- ¿Por qué decís eso?
- La maldición del hombre lobo. Cuando saltaste al árbol y cuando lo
mordiste. Ningún humano puede hacer eso.
- No importa Amalia, gracias por todo.
Desde la casa de la joven me dirigí al río donde estaban mis cosas. Pero me di
cuenta de que me quedaban nada más que dos vacunas y tenia que hacerla yo por
que no iba a volver a lo del indio brujo para que me las haga. Tenia que conseguir
cuerno de cabra, pezuña de vaca. Ojos de salamandra u colmillos de lobo. Pero
llega alguien al río era Amalia,
- ¿estas acampando aquí? Mira que el río en estas épocas del año crece y
mucho, no te recomiendo que estés aquí.
- Duermo arriba del sauce.
- Ha. Si querés podes quedarte en mi casa. Yo no tengo problema.
Acepte ir a la casa de Amalia ya no aguantaba el dolor de espalda que me
ocasionaba las ramas del sauce y las garrapatas del suelo.
- Ponte cómodo, estás en tu casa-me dijo amablemente.
- ¿Sabes dónde hay una casa de artes negras o donde vendan estas cosas?-
mostrándole el papel de los elementos que tenia que conseguir.
- No. Que yo sepa acá no hay nada de esto. ¿Y se puede saber para que son
esas cosas?
- Para nada. Tengo que salir.
- ¿A donde vas?
- Voy a caminar por el monte.
Tenia que encontrar a una cabra muerta y a una vaca muerta no quería matar a
esos animales para conseguir algo insignificante como esto. Pasando por el rancho
de un campesino había un corral de chivos, que se asemejan mucho a la cabra.
Sentía el olor a carne frasca recién matada, al asomarme veo al hombre carneando
al chivito, me acerco y le pregunto:
- Disculpe buen hombre, pero ¿no me regalaría los cuernos de ese chivo?
- Si ¡como no!, puede pasar dentro de una horita, horita y media a buscarlos.
Ahora tenía que buscar la vaca, la salamandra y el lobo. A lo lejos veo unos buitres
a baja altura como si algo estuviese muerto. Me dirigí con rapidez, lo bueno de
tener la maldición era que podía correr el doble que un ser humano a unos 60km/h.
y podía dar saltos de casi 3m. De altura. Estaba a uno o dos kilómetros de
distancia, cuando llegue había una vaca muerta, se ve que por placenta, parió a su
cría y murió. Espante a los buitres de un gruñido y arranque las cuatro pezuñas,
también tome un poco de su carne para comer en el camino. Faltaban los colmillos
de lobo, era imposible por que no hay nieve ni tampoco hay lobos cerca, entonces
decidí sacarlos de un perro, pero si se los arrancaba no podía comer y si lo mataba
iba a ser en vano. Ya había pasado una hora y fui a lo del campesino. Al llegar a la
casa del hombre veo que su perro tomo un poco de carne del aquel chivo que había
carneado el hombre al ver eso tomo su escopeta y disparo contra le animal. El
perro murió en el acto. Me dio pena porque le perro no tenia la culpa de que el
dueño le de comer. El hombre me vio y enseguida me dio los cuernos. Y le dije y me
podía llevar los colmillos de su perro ya que lo había matado. El hombre me miro
raro, pero accedió a lo que le pedí, tomo su cuchillo y saco los colmillos de su boca.
Le pedí le perro también así lo enterraba cómo era debido. Al terminar de cavar
para enterrar al animal me doy cuenta de algo, lo toque en el cuello con mis manos
y fue como que tomo vida. La herida se cero y el perro se levantó, estaba vivo.
Había revivido al perro. Me lamió la mano y se fue para el monte.
Me faltaba los ojos de salamandra, pero no hay salamandras en San José lo mas
parecido a salamandras eran las lagartijas. Busque por huecos y cuevas hasta que
encontré una. La mate y le saque los ojos. Fui a la casa de Amalia pero ella no
estaba y caía la noche. Me inyecte la ultima que tenía y así termine la poción y las
coloque en las jeringas queme quedaban.
Luego escucho un rugido de provenía del corral de ovejas de Amalia. Salgo y me
dirijo a donde provenían los ruidos. Veo un hombre lobo diferente, no era el de la
otra noche, y era una hembra, lo podía sentir. Sospecho que podría ser Amalia, por
la colonia que usaba. Voy corriendo a la casa a buscar las jeringas y cuando vuelvo
al fondo de la casa no estaba más. Había sangre por todos lados y restos de ovejas
por la tierra. Pero escucho algo sobre mí, que una rama se quiebra y la bestia cae
arriba mío mordiéndome el brazo. Pero logro inyectarle la vacuna y rápidamente
la criatura volvió a ser humano, era Amalia le di mi ropa para que se tapara y
entramos a la casa.
Estuvimos toda la noche hablando sobre le tema. Al parecer la bestia que la ataco
la otra noche la hirió. Le aclare todas las dudas que me hacia.
- ¿Entonces no existe una cura contra la maldición?
- Por ahora no hay. Pero se previene con la vacuna que me inyecto.
A partir de ahí me di cuenta de que me había enamorado de ella.
Una mañana me levanto hacer mate, cuando de repente resbalo con algo
blanduzco, y me caí al piso. Veo para ver con que me resbale y veo a una cobra real
de 3 metros a unos centímetros míos. La cobra se paro más o menos a un metro
sesenta y estaba a punto de atacarme. Por suerte Amalia vio desde afuera lo que
estaba sucediendo. Tomo el mache, entro a la casa y le rebanó la cabeza de un solo
golpe me levante aliviado y le dilas gracias.
El animal había entrado por debajo de la puerta. Y por aquí hay muchas vichas
por los montones de basura y los ramerías.
Amalia me contó que una vez encontró una boa de unos 4 metros arriba de un
árbol ingiriendo una vizcacha.
Salí afuera y fui al galponcito que estaba atrás de la huerta y me encontré con una
camioneta vieja, despintada pero con un motor 2.00 l. Le faltaba una mano y unos
ajustes en el motor y quedaba como nueva.
- Era de mi padre- me dijo Amalia
- Es muy linda camioneta si me dejarías arreglarla te la dejo como nueva-
- ¿Estas seguro?-
- Si. Si.
Ese mismo día fui a comprar la pintura y unas cosas para la chata, esa tarde me
quede arreglándola hasta que empezaba a anochecer y me tenía que inyectar la
vacuna.
Entre a al casa fui por mis cosas y la encontré. Me até el brazo con un elástico y me
la inyecté. Busque a Amalia para darle una pero no la encontré. En la heladera
había una nota que decía “Rafa: me fui para el mercado del pueblo a comprar los
víveres.”
Salí corriendo para el pueblo que estaba a unos kilómetros pero mis habilidades
me ayudaron. Con unos grandes saltos pude llegar a tiempo. Entre al mercado
pero no estaba. Recorrí todo el pueblo peor no la encontré.
Al llegar a al casa divisé que había alguien abierto. Saque una ganzúa que estaba
allí y entre despacio sin que se diera cuenta. Pude ver como una silueta en la
habitación. Cuando me dirijo hacia allí era Amalia que gavia llegado del
supermercado.
- me asustaste Rafael- me dijo
- discúlpame. Lo que pasa es que como tardaste en el pueblo pensé que te
había pasado algo -
- ha. Lo que pasa es que me quede hablando con unos amigos.
Esa noche me fui a la cama temprano, el arreglo de la camioneta de mató.
A la mañana temprano me levanto y me voy a arreglar la camioneta, que me
faltaba bastante.
Ese día me sentí algo extraño, tenia actitudes raras se me dio por comer carne,
tenía un hambre voraz. Quería cazar, la personalidad del lobo me estaba
consumiendo. Salí corriendo a una velocidad increíble salte el río entero, la ropa
me la arrancaba hasta que me quede casi desnudo, orinaba en casi todos lados
para marcar territorio. Subo a la copa de un árbol y me quede ahí asechando a
una cabra. Salte unos 6 o 7 metros y caí sobre mi presa.
Nada mas deje el cuero y los huesos, me lo había comido todo, era un animal.
Volví a la casa de Amalia cubierto de sangre por todo mi cuerpo.
- ¿que te paso?-
- No se. De repente me dieron ganas de cazar, paso todo tan rápido. Me voy a
bañar.
- Espera…
Mientras me bañaba pesaba en que iba a pasar cunado me levante y vea Amalia
como una presa, soy muy peligroso para estar cerca de mis seres querido ya me
paso lo mismo con mis padres. Tenía que huir pero no podía dejar las cosas así. Se
lo tenía que decir.
Al otro día me levanto y ella estaba preparando el desayuno.
- Amalia, tengo que decirte algo…
- ¿Que cosa? Contame.- mientras ponía el pan en la tostadora.
- Me tengo que ir de aquí. Ya no puedo arriesgar tu vida.
- ¿Qué? ¿Qué decís? No podes irte así como así.
- Si. ¿Que pasaría si una mañana me levanto y te confundo con una oveja?
- Nada. Yo se defenderme o ¿te olvidas que yo también estoy maldita que
también tengo la maldición? No lo voy a permitir. Ya escapaste de tu casa.
¿a donde vas a ir?
- No importa. Ya soy un animal.
- Rafael, te quedas en mi casa hasta que podamos encontrar una vacuna mas
potente que la normal.
- OK. Pero quiero que todas las noches me ates bien sin que pueda hacer
daño.
- Esta bien. Confía en mí.
Esa mañana me quede hablando con ella de ese tema. A la tarde termine de
arreglar por completo la camioneta y decidí probarla, le avise Amalia que ya la
había termina y la lleve a dar una vuelta.
La camioneta era un caño, andaba perfectamente nada mas faltaba pintarla.
Fuimos al pueblo a comprar algunas cosas y Amalia se encontró con unos amigos
mientras que yo compraba algunos repuestos.
A la vuelta empezaba a llover, y se hacia de noche. De repente se calló el tronco un
árbol arriba de la capota de la camioneta. Amalia se golpeó la cabeza y se desmayó.
Yo llevaba el cinturón de seguridad y no me paso nada, me lo saco de encima y
salgo de la camioneta. Pero algo andaba mal el árbol no se cayo por que si, alguien
lo tiro y no fue un leñador ni una cierra eléctrica eran marcas de garras.
Escucho algo de tras de mi, un hombre lobo sala sobre mi mordiéndome todo el
cuerpo yo reaccione de una manera que lo tire contra el suelo. La bestia se levanto
y fue en picada hacia mí. Yo lo evado y me lanzo sobre el mordiéndolo por todo su
cuerpo, pero la camioneta se empieza a prender fuego y Amalia estaba dentro. A la
bestia la tomo de sus patas traseras y la tiro al río para ganar tiempo. Enseguida
voy corriendo hacia la camioneta antes de que explote, pero la puerta se atoró,
trato de romper el vidrio y de abrir la puerta hasta que la pude sacar, la llevé lejos
de allí. El hombre lobo volvió y me ataco de vuelta, era muy poderoso para mi no
podía a menos que me convierta en lo que tanto odio. Mire hacia el cielo pero la
luna estaba tapada por las nubes y la lluvia. Después de tantos mordiscos y
arañadas paro de llover, el cielo se despejo y la luna salia, sentía ese poder en mis
venas y como la luz de la luna penetraba mi piel y sacaba la fiera que tenia dentro.
Pelos por todo mi cuerpo, los colmillos sobresalían de mi hocico y la cola llegaba al
suelo. Ahora si podía vencer a esa bestia, pero pasaba algo Amalia también se
estaba convirtiendo. Era una pelea que solo uno sobreviviría, no nos reconocíamos.
Fue la peor noche de mi vida.
A la mañana siguiente me despierto en un charco de lodo, y me doy cuenta de que
estaba en lugar de anoche cuando chocamos y nos ataco un hombre lobo. Pero
diviso algo a las orillas del río. Era Amalia, ya estaba muerta, la había matado
anoche cuando nos enfrentamos, a unos metros había un hombre, era el amigo de
Amalia al que anoche estuvimos hablando. Antes del ataque, era obvio que lo yo
los había matado no me lo podía perdonar. Ese mismo hice los trámites del funeral
y empaqué las pocas cosas que tenia en su casa, me lleve algunos recuerdos de ella
y deje todo preparado.
El funeral era mañana a la mañana, en el cementerio del pueblo. Los padres
estuvieron ahí. No sabía como decirles todo lo que paso. Estaban sus amigos y me
miraban con cara de desprecio. Pensaban que era yo el que la mato, tenían razón
pero no estaba conciente.
Al finalizar el funeral me fui para la casa de Amalia a tomar mis cosas e irme de
allí lo más antes posible. Cuando me estaba por ir una patrulla llega a la casa,
venían con una orden de allanamiento para arrestarme por el asesinato de Amalia.
Al verlos bajar de la patrulla huí por la puerta de atrás que daba a un camino que
daba a la montaña. Me escape por allí, me quise ir lo mas lejos posible era un
peligro para cualquiera.
Decidí rime, irme y lejos no se a donde, no se como. Tenía que estar solo sin ningún
ser querido cerca mió, a mi casa no podía ir, y a otro pueblo no podía, tenia que
andar como alma en pena vagando por los montes y pueblos para encontrar algo
de comer y controlando mis actitudes.
Era un viajero, iba por todos lados y a todos lugares yendo y viniendo sin tener un
paradero preciso. Pero era la única forma de no hacer daño a nadie más, primero
con Otto y después con Amalia. Era un peligro para todos.
Este es mi don, mi maldición.

Autor: Scarmato Agustín


22/junio/2008
Buenos Aires, Argentina

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