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LOS JUEGOS DEL HAMBRE Atrapado en el laberinto paralizante de la maana, veo por mi ventana el recorrido del viento, que

en su peregrinar, arrastra las hojas muertas; a lo lejos, parado sobre una rama del viejo rbol, un pjaro llora su pena a los fantasmas de tiempos idos. Una colegiala, camina bajo el ardiente sol, contoneando juguetonamente sus caderas, mientras sonre ensimismada en sus pensamientos, no se percata que desde su ventana, un solitario fauno, recrea para s, miles de fantasas en las que se figura transportndola al sptimo cielo. Tocan la puerta, mi vuelo imaginario se disipa bruscamente, percibo entonces el llamado insistente de mi estmago hambriento. Jos Antonio Hernndez R.

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