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¿DISFRUTAS O TE AMARGAS? TÚ DECIDES


Luis Aparicio Sanz
Licenciado en Psicología
Colaborador Docente en el Centre de Psicología Clínica i Formativa (Valencia-España)
Publicado el 09-01-2009 en:
http://medicablogs.diariomedico.com/reflepsiones/2009/01/09/disfrutas-o-te-amargas-tu-decides/

Ante un mismo hecho la actitud que se tome puede convertirlo en una experiencia positiva o muy negativa.

Pondré un ejemplo personal, ocurrido hace unos días, que ilustra a la perfección las diferentes consecuencias
que pueden tener nuestros pensamientos y actitudes ante un mismo suceso.

En la calle hacía frío, mucho frío, la luz del día hacía unas horas que había dejado paso a la luz artificial de las
farolas. En casa, los radiadores eléctricos mantenían una temperatura agradable. Mi mujer y yo esperábamos a
nuestro hijo que venía a cenar con su novia, para celebrar su cumpleaños, todavía no estaba la cena
preparada... de repente, se fue la luz, la casa quedó a oscuras, fuera las farolas seguían iluminando la calle y se
veían algunas viviendas donde sí que tenían energía eléctrica... así que la avería no era general, pero sí que
había afectado a varios vecinos, tampoco era sólo de nuestra vivienda.

Se oían comentarios airados de los vecinos que se sentían molestos por el corte del suministro y sobre todo
inquietos por lo que había ocurrido, ya que al no ser algo general se podía demorar el restablecimiento del
servicio. Puesto que era la hora de la cena y muchos hogares tienen calefacción y cocina eléctricas, conforme
pasaban los minutos los comentarios iban subiendo de tono.

Al ver que el corte del servicio iba a tardar más que en otras ocasiones, en las que había sido general,
decidimos organizarnos para no estropear la velada, así que para no tener frío encargamos a mi hijo que,
cuando viniese, pasase por una gasolinera y comprase dos paquetes de leña, hacía tiempo que no
encendíamos la chimenea, por la comodidad que suponen los radiadores eléctricos. Solucionado el tema de la
temperatura, abrimos las contraventanas para dejar pasar la luz de las farolas de la calle y pusimos unas velas
en la mesa para poder ver mejor los platos. Evidentemente, no pudimos cenar lo que se había previsto, puesto
que no podíamos cocinarlo, pero el queso y el fiambre no necesitan ninguna preparación, tampoco los
pastelillos que se habían comprado.

La velada fue muy agradable, sin televisión, sin estufa, sin luz eléctrica... el fuego de la chimenea creaba un
ambiente acogedor y la carencia de otra distracción animaba a conversar... mientras, de vez en cuando, se oía
algún comentario de aquellos vecinos que habían adoptado otra forma de pensar ante dicha situación y se
sentían frustrados por no poder seguir con su rutina diaria.

Evidentemente hay sucesos (muertes, enfermedades, etc.) ante los que no se puede tener una experiencia
agradable, pero pueden ser más o menos negativos para nosotros, dependiendo de cómo nos los tomemos.
Por ejemplo, ante el fallecimiento de un ser querido, hay personas que se hunden, no logran superarlo ni
consiguen que el duelo siga su curso normal, enquistándose en el sufrimiento, cayendo en una depresión, etc.,
en cambio otras personas tras el duelo, que puede ser más o menos largo, recuperan su actividad habitual y,
aunque siempre recuerden a ese ser querido, continúan disfrutando de su vida.

En este sentido, Roca (2003) afirma que "la psicología cognitiva considera que el principal determinante de
nuestras emociones y conductas no es la realidad en sí, ni las situaciones o sucesos que experimentamos, sino
cómo los evaluamos, es decir, lo que pensamos de nosotros mismos, de los demás y de la realidad", aclarando
algo muy interesante que todos conocemos pero que no solemos recordar cuando nos enfadamos o sufrimos,
"nuestra percepción está sujeta a una serie de distorsiones, ya que la realidad siempre es más compleja de
cómo la percibimos y puede verse desde diferentes perspectivas".

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Por otra parte, Catalán (2008) destaca las aportaciones a las técnicas de reestructuración cognitiva de los
trabajos científicos de Albert Ellis y Aarón T. Beck, en los que también queda en evidencia que lo que
pensamos sobre las situaciones que vivimos es muy importante para determinar cómo nos sentimos.

"Las técnicas de Beck propician que los pacientes puedan darse cuenta con más exactitud de cuáles son los
desencadenantes o circunstancias que les llevan a la agresividad, basándose principalmente en que una
emoción o impulso de hacer algo va precedido de unos pensamientos negativos. 'Según como pensamos nos
sentimos'.

Ellis, propone un cambio filosófico de la visión de las cosas. La terapia racional-emotivo-conductual (TREC) de
Ellis consiste en que el paciente tenga tolerancia a las frustraciones de la vida y una mayor aceptación de las
respuestas a las adversidades. 'La vida no es de color de rosa'. Siempre existirán los problemas como las
enfermedades, la separación de la pareja, la pérdida de familiares queridos, etc. El propósito es ayudar al
paciente a fortalecerse ante los inconvenientes que siempre tendrá la vida [...]"

Un cuento que recoge Tucci (2006), titulado "El punto de vista adecuado", habla sobre una mujer que vivía en
una aldea cercana a un monasterio que se pasaba todos los días llorando, lloviese o hiciese sol, puesto que
tenía dos hijos, uno fabricaba sandalias, que nadie compraba cuando llovía, y el otro fabricaba paraguas que
nadie compraba cuando hacía sol... así que siempre lloraba preocupada por uno u otro de sus hijos. Un monje,
le dio la solución: "Cuando haga sol, piense en su hijo que fabrica sandalias, la cantidad de ellas que podrá
vender y el dinero que podrá ganar para sustentar a su familia y cuando llueva, piense en su hijo, el fabricante
de paraguas, en la cantidad de paraguas que podrá vender y el dinero que podrá obtener. Es todo cuestión de
elegir el punto de vista adecuado".

Así que, como esa mujer, podemos elegir llorar por todo o elegir el punto de vista adecuado e intentar
disfrutar de la vida lo máximo posible.

Sé que hay situaciones en la vida, como ya se ha comentado, muy difíciles en las que resulta muy complicado
pensar en lo positivo, pero como dice Vera (2008), "la existencia de un fenómeno como la resiliencia nos
recuerda que el ser humano tiene una remarcable capacidad de adaptarse, de encontrar sentido y de
crecimiento personal ante las experiencias traumáticas más dolorosas. Las personas son mucho más fuertes de
lo que la psicología ha venido considerando y, en cierto sentido, se ha subestimado la capacidad natural de los
supervivientes de experiencias traumáticas de resistir y rehacerse".

Referencias bibliográficas:

Catalán, A. (2008). Cómo superar el descontrol emocional. Valencia: Centre de Psicologia Clínica i Formativa.
Roca, E. (2003). Cómo mejorar tus habilidades sociales. Valencia: ACDE.
Tucci, N. (2006). Cuentos para que pien-zen. Madrid: Ediciones Librería Argentina.
Vera, B. (2008). Psicología positiva. Madrid: Calamar Ediciones.

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