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Supongo que no es oro todo lo que reluce, Supongo que no todos somos como esperbamos, Supongo que es la edad

la que me est enseando a ver de la moneda, las dos caras, Supongo que hoy estoy triste por descubrir algo que no quera, Supongo que el da nublado y fro tampoco ayuda demasiado, Supongo que esperar no vali la pena, Supongo... que la esperanza es una ilusin que ya no existe, Supongo que no debera suponer nada, pero mi cabeza no para de pensar, Supongo que gan una batalla, pero perd la guerra, Supongo que el tiempo todo lo cura, aunque queden cicatrices en el alma, Supongo que he de confiar en el maana, supongo que el dolor se ira, Supongo que despus ya no tendr palabras, Supongo que mi llanto cesara, Supongo que las lgrimas se ahogaran en mi garganta, porque llorar no sirve de nada, Supongo que todo acabara, algn da, Supongo que cerrare mi mano para no dar nada, Supongo que dejare de suponer y afirmare que estoy destrozado.

En estos das en los que el mundo parece tan distante, camino sin demasiado empeo entre rostros borrosos y amortiguadas voces, seres annimos que no despiertan mi inters. Nada me incumbe y slo siento este vaco y esa imagen, presente y vvida, como en un tiempo detenido, engendrando el dolor. Esa ciudad que no es la ma ni jams lo ser, pero tan familiar como una madre, me repudi, gestando entre sus piedras esta desesperanza que ha atrapado mi nimo y me engulle y se niega a dejarme escapar. Ella, siempre hermosa en mi mente, encarna los delirios, la frustracin y la renuncia. Su rostro amable, que inspira mi tristeza, me devuelve la angustia que sigue a un despertar.

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