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SEGUIR VIVIENDO

Habrá alguien que se pregunte que podemos hacer para


invertir los ciclos y lograr que los sueños sean el acontecer
despierto, considerando que suele suceder que la vida se vista
de pesadilla. Digo, una pesadilla en la que hasta el suspenso
se vuelve costumbrey se confunde con las hojas de algunos
libros ya leídos, o las notas de tantas canciones ya
escuchadas, las que además desgranan palabras bien o mal
puestas ahí para quedarse. Y ni hablar de los mismos
rencores, pequeños, mezquinos, de nosotros hacia otros y de
otros hacia nosotros, coincidiendo o no, matándonos o no,
pero siempre obscureciendo el día.

Quiero decir, se imagina usted que lindo sería que al sueño


fuera la vigilia y nos encontráramos atravesando bosques de
altos árboles de hojas hechas de suspiros de enamorados, en
medio de una niebla gris, pero no gris-y-triste, no, quiero
decir gris-y-tenue, un poco lila quizá, no sé, cada uno puede
ponerle a la niebla los colores que mejor le hablan a sus
pupilas.

Claro que, como iríamos a trabajar dormidos, mejor dicho


soñando, nuestros compañeros de trabajo no serían siempre
los mismos, ni tampoco lo serían los jefes, porque los sueños
tienen esa rara manía de convertir a Pedro en Juan, y a Juan
en alguien más y ¡ Qué lindo chico!, pero no lo conocemos, y
sin embargo se acerca, y nos preguntamos si lo habrán
contratado, o estará a prueba el pobre, con lo buenito que es.

Otro asunto de importancia, y que deberíamos tomar en


cuenta, tiene que ver con la manera en que nos
trasladaríamos para llegar a nuestros trabajos. Porque
algunos de nosotros puede caminar sin gravedad, en el aire en
sus sueños, y entonces no hay problemas, nada de tacos ni
esperas. Pero, sabemos que no todos caminan en su sueño de
la misma manera. Algunos sienten los pies muy pesados, o
sencillamente se trasladan abruptamente, sin gastar tiempo, y
¡Zas!, sin que medie ni un segundo de pronto ya estarían en la
oficina. Es probable que esta modalidad de trasladarse en el
sueño la practiquen más los jefes, porque, en una de esas, se
aparecen y nos sorprenden haciéndole guiños a la libertad.
Pero no a la libertad que otorgan las leyes o la Constitución de
la República, la otra libertad, esa que se siente como brisa de
costa, y nos despeja la cara, lanzando el cabello al aire como
si viviera por su cuenta, sin considerar nuestros deseos ni
nuestro cuero cabelludo.

Siempre aparecen amigos en mis sueños, amigos nuevos, que


nunca he visto, aunque al despertar tengo la certeza de que
debo de haberlos visto alguna vez o los veré, y el sueño ha
volado al futuro, porque de no ser así mi cerebro tiene la
facultad de crear seres humanos que hablan con sus propias
voces, y dicen cosas que muchas veces no entiendo, pero es
evidente que ellos si las entienden.
Personajes que se nos antojan más desarrollados que
nosotros, quiero decir, más inspirados. No le temen a nada
estos amigos que aparecen y desaparecen sin ningún orden
pre establecido en los sueños. Se enfrentan a catástrofes a
veces, incluso a enemigos, a los que siempre vencen. Nosotros
solemos tener mucho miedo en estos sueños en los que un
rumor de amenaza se percibe, se hace presencia gélida,
mítica, subterránea, nos avergonzarnos en nuestra debilidad.
En esos casos tratamos de que los otros que habitan los
espacios más o menos coherentes del paisaje, no se den
cuenta de nuestros miedos, entendemos que si los mostramos
las cosas se pondrán peor.

Pero no es en sueños tristes ni amenazantes que debiéramos


vivir en este cambio de bucle que propongo. De ninguna
manera, porque para eso mejor seguimos con el orden que
algunos llaman establecido , y que las más de las veces, a lo
que se refieren es al orden que ellos han establecido y que
nosotros, claro, tenemos que aplaudir y aceptar.

Son este tipo de cosas, el supuesto orden y todo lo demás, lo


que me lleva a preguntarme si vale la pena seguir viviendo en
este bendito acomodo, o ya está bueno de seguir jugando el
juego de la seudo civilización, y es hora de que los magos de
las cédulas fotoeléctricas, o los magos de las células
neuronales, o sepa moya quien, pero alguien, algunos, nos
liberen de una vez por todas de la pesadez que tenemos el
valor de llamar SISTEMA, aunque sabemos que el Sistema es
asistémico para nuestra vida, y aún más asistémico para
nuestra alma.

¡Por favor, atrévanse! Reconozcamos que todo está


desquiciado, desequilibrado, desajustado. Que todo está mal
hecho, mal pensado. Que la estupidez nos ganó la batalla,
pero que podemos des- arreglar las cosas, liberarlas, generar
desorden, caos, para que todo encuentre un nuevo orden
según corresponda. En otras palabras aumentemos el no
equilibrio, la entropía, y escuchemos a Prigogine para plantear
nuevas cosas, no a la investigación científica, sino a la vida
misma. La sociedad despierta ha matado los sueños. No sé
ustedes, pero yo voy a subir por la escalera onírica para
encontrarme con lo que – en verdad – quiero para mí y mis
hermanos.
María Eugenia Fontecilla Camps
2.5.2008

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