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Lenguaje, Voluntad del saber y calidad de la educacién* (Comunicacién con sentido: Condicion para articular fa primaria, vida y tradicién escrita*) CARLOS AUGUSTO HERNANDEZ ANTANAS MOCKUS, JOSE GRANES, JORGE CHARUM, MARIA CELEMENCIA CASTRO, UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Trabajo elaborado para el Congreso Pedagdgico Nacional ‘or el grupo de investigacién educativa de Ia Universidad Nacional, organizado bajo I orientacién del Dr. Carlo Federici y dirigido actualmente por Antanas Mockus. Introduccién La discusién sobre los criterios de calidad posibles en ‘educacién puede involucrar intereses précticos inmediatos, ‘opciones éticas ¢ incluso ideas de tipo flos6fico y politico sobre el hombre y Ia sociedad. Sin embargo, aunque dist tos proyectos educativos pueden asociarse a intereses parti- culares de grupos sociales especificos, sigue siendo verdad que: Cualquier sector social no puede sino aspirar al dominio del lenguaje y de la argumeniacin y al desarrollo de la voluniad de saber' Estas son condiciones para la apropiacién de la riqueza cultural acumulada a fo largo de la historia y para la participacién activa y critica de los individuos en una comu- nidad democritica, Sea que consideremos que Ja cultura que transmite ta escuela corresponde a una particular visién del mundo favo- + Enetabajosei Cokiencias 110 ibe dentro del Proyecto CINDEC-UN, PR-HI31- calidad de ta 02. p 29 | able alos intereses de una clase social que detenta el poder, © que admitamos que en una forma u otra laescuela entrega el tesoro de conocimientos acumulado por siglos sobre el hombre y la naturaleza, o que reconozcamos que ambos elementos (en oposiciones y sintesis muy variadas que dependen, entre otras cosas, del tipo de escuela—) aparecen 4 juegan necesariamiente un papel en toda institucién educa- {iva de lo que no podemos hacer cas0 omiso es de que el dominio del lenguaje es determinante en la vida social. En efecto: los distintos grados de dominio del lenguaje acen- tan y legitiman las diferencias, al mismo tiempo la apropia~ cin del lenguaje es condicion para el revelamiento y la critica de esas diferencias. No podemos predecir —aunque tengamos el derecho a imaginar—eltipo de sociedad que los nifios de hoy vivirén como adultos. Lo que sabemos es que esa sociedad, como toda sociedad humana, estard organi- zada y cohesionada con base en practicas sociales que solo son posibles por ta posesién del lenguaje. Y esperamos que en e5a sociedad, las tareas y los proyectos comunes se deci- dan por razones compartidas y no porlaimposicién unilate- ral y arbitraria de la fuere En los tltimos afios se ha tomado conciencia,en distintos grupos de maestros, de la importanciade la apropiacién del lenguaje y de la fucrza social del saber y del discurso argu- mentado, Frente auna pedagogia tradicional de tipo autori- tario y frente @ la asimilacion del proceso educativo a un proceso productivo de cardcter técnico (asimilacion que se ha presentado como renovacién encontraste con la pedago- gia tradicional) se consiruye hoy, en distintos sitios y desde diversas perspectivas, enel pais y en otras partesdel mundo, tuna escucia centradaen la comuinicacién con sentido donde se vive la experiencia de la relevancia del saber historica- mente decantado. Permiticque cada cual experimente realmente la fuerzade los argumentos y de los saberes, evitar en ia escuela una pérdida de sentido que llegue a romper la comunicacién y. para ello, poner un gran énfasis en et lenguaje: éste podria Ser un criterio de calidad que nos oriente en nuestro queha- cer cotidiano como maestros. Las posibilidades de la conversacién E! modo como entendemos las cosas determina lo que podemos decir sobre ellas. Posiblemente existe un nimero enorme y quizés infinito de formas de decir algo: pero aquelio que decimos depende de lo que podemos entender de la cosa de la cual hablamos o de lo que podemos asociar conelta. De manera similar, cuando escuchamos, contamos con claves para interpretar el discurso del otro. Lo que entendemos depende tanto de lo que él dice, como de lo que podemos reconocer como algo con sentido para nosotros Las formas posibles de comunicacién estn condicionadas Por una comprensién previa que determina los modos de hablar y los modos de oi. Existe entonces una limitacion que radica, pordecirlo asi, ‘en nuestra capacidad de interpretar el discurso que nuestro interlocutor utiliza, A pesar de que siempre tergiversamos fen algin modo con nuestra interpretacién el discurso del otro, a presuposicién compartida de que existe algo en comtin entre nuestra interlocutor y nosotros promueve y sustenta las rectificaciones necesarias para llegar a una comprensién compartida. La tergiversacién y su rectifica- cin existen siempre, aunque en las conversaciones cotidia ‘has nose hagan explicitas. Normalmente solo advertimos la mediacién del lenguaje cuando aparece un problema en la comunicacién. Es entonces cuando, por ejemplo, recono- cemos que hay una diferencia entre to que se dice ylo que se ‘oye y nos vemos obligados 2 aclarar lo que hemos dicho. a habiar tomando como tema las afiemaciones hechas. Dentro del lenguaje comin debe ser posible hablar de un discurso, explicar un punto de vista en términos del modo como se entiende que las cosas son 0 deben ser en general, explicar, por ejemplo. el signilicado deuna afirmacién ouna acci6n y juzgarlas segiin un ideal de verdad o de justicia, El lenguaje comin contiene la posibilidad de revelar aspectos de las cosas que antes no han sido tenidos en cuenta, de sefialar los errores, las unitateralidades o los engaiios. Nos hemos apropiado del patrimonio universal del len- uaje en modos diversos, pero es posible que tengamos més conciencia de sus limitaciones que de sus posibilidades. Hemos aprendido a reconocer ciertos temas 0 problemas y ciertas situaciones que ponen en evidencia nuestras limita- ciones para argumentar. Es posible que el objeto de la discusidn sea nuevo 0 muy poco conocido, 0 bien, que respetemos al interlocutor y confiemos en él, osimplemente que admitamos su superioridad en cuanto se refiere al Asunto que se trata; es también posible que el asunto en cuestidn corresponda auna préctica alejada de nuestro que- hacer en el interior de la division del trabajo. Mas aun, hemos aprendido sin darnos cuenta a limitar nosotros mis- ‘mos, segtin los espacios en que nos encontremos, lo gue es posibie decir o las formas legitimas de decirlo, A través de 61 Es indudable que la riqueza cultural recogida por escrito puede ampliar nctoriamente nuestras posibilidades de reflexion y de comunicaci6n. Interpretar les cosas en "tér- minos ce contexto” es entenderlzs desde el conocimiento socialmente recogifo bajo ta forma de tradicién escrita. 62 sas limitaciones, al tiempo que adquirimos y empleamos el Tenguaje, nos excluimos de universos de significacion y de formas de expresion En otras palabras. aunque en el lenguaje comin haya hherramientas suficientes para sostener una conversacion defendiendo un punto de vista, 9 para descubrir y sefialar un error, el modo como empleamos esas herramientas esta determinado por actitudes que se formanen la familia, en la ‘comunidad y en ta escuels. Es posible, por ejemplo, que en rnuestr paso por la escuela ejercitemos la critica, la argu- mentacién reflexiva, la claridad de la exposicién, la con- fianza en la defensa de un punto de vista, la voluntad de entender y ser entendidos. la honradez, ia veracidad, la capacidad de escoger los argumentos y de anticipar las respuestas del interlocutor. Pero también es posible que hayamos aprendido a oir sin responder, aaceptar sinenten- der, a considerar la reflexion como un trabajo molesto, a ignorar el placer de aprender. Es posible, en fin, que haya- ‘mos entrado en relacién con discursos que permanecen siendo ajenos a nosotros, discursos que aprendimos a acep- tar acriticamente como signos de Ia autoridad de otros. Mas adelante nos referiremos a ciertas condiciones de la vida escolar que pueden incidir en cuiles de esas actitudes frente al lenguaje se adquieren, Pero como ya se ha visto no todo depende de a actitud. Por ejemplo, no podemos soste- ner una discusién si nuestro interlocutor nos habla en una lengua desconocida. Y hay muchos modos en los cuales su Tengua puede resultarnos desconocida. Fs posibie que igno. remos el significado de los términos en que se expresa o el modo como ordena los planteamientos que hace. Es posible también que cambiemos el sentido de lo que nos dice porque ignoramos su intencién al hablar (y tomemos, por ejemplo, cen serio una broma o no entendamos una metafora) ‘Cuando no nos entendemos, puede ocursir que laconver- sacign se rompa, o también que prosiga tomando en consi- deracién las dificultades reconocidas, para resolverlas mediante aclaraciones o para explicitar y explorar des- acuerdos. En general, en la conversacién existe la posibili- dad de argumentar feflexionando criticamente sobre los ‘arguments propios y sobre los de nuestro interlocutor; la, confrontacién puede fortalecer 0 cambiar nuesiras ideas iniciales, enriqueciendo las bases sobre las cuales se susten- tan, llevandonos de impresiones subjetivas a razones bien fundadas 0 poniendo en evidencia presupyestos que no habiamos advertido. Sin embargo, en la vida comin esas posibilidades no se explotan suficientemente: muchas veces los desacuerdos son enfrentados de una manera que no favorece su exploracién cooperativa y reflexiva, Situacién y contexto En general, en la conversacién, la situacion compartida hace que no sea necesario explicitar muchos signifieados o presupuestos: ademas acompafiamos las palabras con énfa- sis yon gestos, Hablamos suponiendo que nos entendemos sin problemas y no nos interesa discutir el significado de los términos que empleamos o los presupuestos implicitos, por gue tenemos una idea bastante clara —o al menos eso creemos— de lo que muestra interlocutor puede entender. Hablamos con personas concretas, en espacios sociales con: ceretos y no es necesario empezar “desde cero” cada vez, porque contamos intuitivamente (es decir, no explicita:

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