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el rey
de los atunes
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DONDE CONOCEMOS A MISTER POMPON
ia All, cao, de feres howbeos
4y manos grandes, velludes, podeross, estaba
“burido de su ofio. Ya habla pasado por mir
‘hos ottosy ara pensibaseramente cambiar
‘de muevo. No er posible que un hombre como
4, recio camo un tro, petiea su vida en un
hte de guint orden, Gantks poguisimo dine
roy mister Pompén anbicionaba na fantistia
fortana
"Todas as tarde, mientras lavaba distrade-
‘mente plates ¥ tatas de todos ls tamafos,
‘ellxionaba ens destino,
“Hay hombres acids para vivir contentos de
su suerte ~pensiba- Un minimo salio es
]UANDO MISTER POMPON tenia dec
sot ats or Iavaplatoy del Hotel Viesatisfac Yo no soy come ellos. Disha de eat
fn que tenga autores, un bate, un avon,
Ihemoss casa de cincventa piss, coma ton
Coplosmente que desde mi domitoni, mientras
‘derma ast, ols o apagado rumor de len
luvapatos que tabaan para”.
Este halegador pensamiento,dtajo de tl
rmodo-a mister Pompéa, que uno de los patos
(que lavaba en aquelistnte se vino ruidosamen-
tealaico,
= [Es as como trabaas? “eet uso,
smayordomo del hoe, que eastlment pasa
por all en tn inoportano momento Lo Pass
"is, alco, AS aprenderds a ser mis cuidadoso.
“Miser Poripin mito al mayordom con la
‘mis perfects cara de bobo que pudo habere
encontrado a aquela hor por toda a ciudad. BL
Imayordomo era gordo, colorado, y tena una
vou desagradablementeronea. dos poser de
Inister Pompén, pstculando come un ener-
‘meno, continua dciendo ss Ingo dscrso de
Inproperosyreproches
"He so Ia primera vez que rompo algo
—tmurmuré mister Ponpén, trupciendo el
ano No me ialte usted, pore no he de
emit.
I msyordomo ertabs scortimbrada 2 que
nadie Te respondiera, de modo ques clerer-
io hart conertine ee) de descomunal
fstruendo, Sus ritor se ofan Ieos, wibrendo