AMBIENTE COSTERO DEL NORTE DE CHILE
ALAN K. CRAIG
Department of Geography
Plorida Atlantic University
RESUMEN
El andlisis de los datos arqueolégicos, cada vez m4s complejo,
requiere de un enfoque multidisciplinario que a menudo es diffcil
de lograr. Los estudios de los sitios costeros de Sud América occi
dental son particularmente deficientes en cuanto a interpretacién
paleoecolégica, debido a que no muchos profesionales tienen interés
en esta area.
los datos paleoclimatolégicos del norte de Chile indican una
maxima pluvial c. 14000 A.P., cuando el Lago Minchin alcanz6 su ex
tensién maxima en el altiplano boliviano, La formacién de los la
gos Soledad, Philippi y Taltal esta relacionada con éste o anterio
res intervalos pluviales pleistocenos, pero los datos de campo son
incompletos para estos lagos f6siles recientemente reconocidos.
Adem4s, puede existir una posible relaciGn entre la alta velocidad
de los vientos y la formacién de extensos mantos costeros de arena.
Otras lineas de evidencia, como la presencia de guano fésil, prueba
que las condiciones desérticas prevalecieron en alturas menores du
rante la mayor parte del pleistoceno, por lo menos desde el estable
cimiento de la Cordillera Humboldt-Peri.
Los “afios himedos" ocasionales se producen cuando la escasa
lluvia hace efecto en el desierto costero provocando el florecimien
to de la vegetacién latente. En estas circunstancias, los animales
herbivoros (especialmente guanacos) aparecen, y sin duda estuvieron
a la mano de los habitantes prehistéricos.
las filtraciones en la costa han ido lentamente desaparecien
do mientras se intensifica la desertificacién. Se cree que muchos
de estos manantiales, asociados con asentamientos prehistériccs,
fueron alimentados con aguas f6siles que siguieron las zonas de
fracturas y derivaron de los grandes lagos pleistocenos que se for
maron en el interior, més que de la condensacién de la camanchaca
(neblina costera). Esta hipStesis puede ser facilmente comprobada
analizando las muestras de agua en relacién con contaminantes isoté
picos artificiales.ABSTRACT
The increasingly complex analysis of archaeotogéc data reque
nes a multidiscplinary approach that 6 often dixgicult to achieve.
Studies of coastal sites in western South America ane panticularty
deficient in paleoecologic interpretation because there are few
practitioners having an interest in this area.
Paleoctimatologic data for northern Chite indicate a pluviak
maxima ca. 14000 B.P. at which time Lago Ménchén reached its maxi
mum extension on the Bokivian aftiptano. Formation of Lakes Sole
dad, Philippi, and Taltal ane related to this on earlier Pleistoce
ne pluvial intervals, but field data fon these recently heaog -
nized foss-£ lakes 44 dncomplete. In addition, a possible rekation
Ahép to high velocety winds and the formation 04 extensive coastal
éand sheets may exist. Other Lines of evidence, such as the pres
ence eof fossil guano, prove that desert conditions have prevailed
at Lower altitudes for most of the Pleistocene ak Least since the
establishment of the Humbofdt-Peru Current.
Occasional "humid years" occtth when scant rainfall affects
the coastal desert causing Latent vegetation to sLourish. At these
times herbivorous andmals (esp. guanacos) appear and were no doubt
available to prehistoric inhabitants.
Water seeps along the coast are slowky disappearing as desert
Afication intensifies. Many of these springs associated with prchis
tonic settlements are belceved to have been fed by <0ssil ground
waters followings gractune zones and derived from the Large PLeis-
tocene Lakes that formed in the interior rather than 4rom condensa
dion from camanchaca (coastal fog). This hypothesis can be tested
easily by analysing water samples for artificial isotopic contami
nants.
Los arquedlogos que trabajan en sitios costeros de Sud-améri
ca occidental ya se han acostumbrado al anélisis de sus datos desde
un punto de vista multidisciplinario. Tal tendencia es m4s notable
entre los arque6logos que en otros cient{ficos sociales debido a la
necesidad de identificar y pesar la importancia de material muy di
verso encontrado en las excavaciones. Como consecuencia de ello,
consultas con gedlogos, geomorfélogos, biélogos, entre otros, pro
porcionan nuevas perspectivas importantes con respecto a los proce
sos prehistéricos de la dindmica cultural. Hoy en dia no es posi.
ble que un arqueélogo, trabajando individualmente pueda extraer la
maxima utilidad de sus excavaciones, sin el aporte de asesores espe
cializados. rssin embargo, no es siempre posible encontrarse con especialis
tas destacados de otras disciplinas dispuestos a subordinar sus in
tereses de investigacién a los del arquedlogo y asi, el problema
persiste. Un compromiso comin es la incorporacién de estudiantes
de post-grado en el papel de peritos, con resultados no siempre sa.
tisfactorios. Siguiendo un amplio aspecto que abarca desde las
ciencias geolégicas hasta las ciencias biolégicas, a menudo resulta
posible encontrar dificultades en el sector nombrado "ecologia", si
las interpretaciones son productos de andlisis efectuados por perso
nal poco experimentado o no habilitado. Como consecuencia, la pa
Leoecokogfa no se encuentra bien integrada en muchos estudios ar
queolégicos modernos en los cuales se tratan problemas de Sud Améri
ca. La razén es simple y obvia. Primero, debemos entender que los
conceptos de la paleoecologia se derivan netamente de las observa
ciones de analogias contemporaéneas. (Dodd y Stanton, 1981). &n el
campo de 1a ecologia cldsica, son relativamente pocos los practican
tes, y de ellos solamente algunos han hecho investigaciones detalla
das sobre las relaciones existentes entre las formas de vida marina
alo largo de las costas desérticas de Chile y el Perf. Sabemos
afin menos de los habitat sublitoral y supralitoral (Castilla, 5.£.)
y de zonas adyacentes, que desempefiaron un rol importantisimo como
multi-facéticos, y como fuentes alimentarias para las pequefias ban
das de cazadores y recolectores, que los explotaron desde los tiem
pos mAs tempranos. Faltando los datos pertinentes de estudios eco
16gicos contempordneos, no puede ser sorpresa la falta de interpre
taciones palececolégicas en muchos estudios arqueolégicos, en donde
las circunstancias nos indican que son necesarias.
Otro problema existe en la mala aplicacién y uso de la pala
bra “ecologia" misma. En términos simples, la ecologia es el estu
dic de las interrelaciones de formas de vida y los ambientes corres
pondientes. Ain més en la biblicgrafia especializada preparada por
Richardson (1977), que pretende tratar de esta temitica, es dificil
identificar una sola referencia inequivocamente ecolégica. Tampoco
la destacada teorfa de Murra (1972) sobre “archipiélagos ecolégi
cos verticales" involucra a la ecologia sensu strictu, sino mis
bien a patrones de explotacién de recursos naturales. Esta es una
materia de gran importancia arqueolégica-antropolégica, e interesan
te por si misma, pero no constituye ecologia.
Entonces, éQué es la paleoecologfa y por qué es clave para el
estudio arqueolégico? claramente, consiste en la reconstruccién de
ambientes antiguos, segtin restos de fauna encontradas en asociacién
con la presencia de seres humanos. Todo debe ser ensamblado dentro
de un cuadro de paleoclimatologia dindmica, En el sentido holisti