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Maana ser otro da

Por Guadalupe Estefana Romero Vigueras

ra un martes nublado, el viento bailaba con ligeras gotas que caan del cielo, ella caminaba por las hmedas calles de su escuela, saltaba en todos los charcos que encontraba, cantaba y gritaba a la nada, como si estuviera sola; ya saben, otro da comn en la vida de una muchacha. Ella pensaba Oh! Qu bonita es la vida!, no s por qu hay gente que se complica todo el tiempo enamorndose, si te enamoras: naah, es pura atraccin fsica s slo es esoEntonces; sucedi. No lograba entender que le pasaba, de pronto su corazn se elev a 130 latidos por minuto, sus mejillas enrojecieron, la boca se le sec rpidamente y no lograba pronunciar palabra alguna, era como si se hubiese petrificado. l le haba preguntado su nombre. -Cmo supo de ella?- Saba de su existencia! Le olera mal el aliento? Sera muy obvio intentar averiguarlo, no puede ser, hoy no me ba! se dar cuenta? Ahhh! por fin puedo platicar con l Uno de sus sueos ms profundos y secretos se estaba haciendo realidad; entonces, l volvi a hablarle, por fin la invitara a salir, le llevara flores y chocolates como detalle, le pedira que fuera su novia, ella contestara que s y seran felices para siempre que bonito luca eso en su imaginacin. Ella dirigi toda su atencin a lo que l pudiera decirle, sus cinco sentidos se haban activado y su cara reflejaba toda la emocin que cualquier chica pudiera tener despus de darse cuenta de que el chico de sus sueos por fin saba de su existencia (tena cara de tonta).

Despus de que ella pudo responder So..Sofa, mi nombre e.e.es Sofa- l hizo cara de asco mientras se limpiaba la baba que ella haba escupido accidentalmente, mientras con la otra mano le sostena su hombro y deca: Podras darme permiso? Hace rato intento rebasarte pero como vienes salte y salte, no haba podido hacerlo y la verdad es que tengo mucha prisa, as que si pudieras hacerte a un lado, te lo agradecera muchoEn ese momento, ella se hizo a un lado despus de pronunciar un -Oh, claro! Disclpame.Con los brazos cados y toda empapada por los mismos charcos que haba estado pisando, vio alejarse a aquel muchacho que la haba hecho contradecir su propio lema. A un rato de contemplar su espalda a lo lejos y cmo cada vez se iba haciendo ms y ms pequea su silueta, ella ech una carcajada al aire y sigui con su camino. Pens Maana ser otro da.- y desapareci en el camino justo como l lo haba hecho.

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