Está en la página 1de 1

¿Como se tocan las almas?

¿Como es posible que a través de tantos kilómetros una


persona pueda llegar hasta ti y tocar precisamente ese trocito de tu alma que cuelga
como un guindajo de tu corazón y ponerlo en su lugar, con todo el amor y la
consideración del mundo, ajustando las tiritas, y curando con besitos la parte dañada,
sin tocar mas de lo indicado. ¿Qué es el amor?...

Como volver a confiar en alguien cuando la crueldad de quien amé, me marcó tan
profunda y dolorosamente el corazón como un hierro a fuego vivo, llenando de dolor
cada una de mis moléculas. Ese dolor cargado de humillación e incomprensión, esa
rabia sorda que se coló en cada rendija de mi alma y que dañó una parte mía para
siempre.

Eres como un genio que salio de una lámpara maravillosa, solo que no eres azul y tienes
mas cabellos. Has logrado entrar a ese espacio cerrado de mi alma, y reconstruir un
poco esos retazos que se caen a pedazos.

Empezó esa tarde lluviosa, cuando se me acabaron las lágrimas, el baileys y el agua
caliente, todo a la vez. Apareciste tu en mi ventana, hablando de tu tercera república, y
de esa libertad rancia que todos queremos un poco, pero que pocos luchamos por ella.
Pero estabas ahí, en mi ventana, con un ideal, y una conversación tan interesante, que
logró apartarme de mi dolor y atraparme en mis sueños latinoamericanos libertarios, esa
parte de Simón Bolívar, que heredamos en nuestros genes, y que supiste hacer aflorar
sobre la alambrada espinosa de mi corazón destrozado.

Desde entonces nunca te has ido. A pesar que te he mantenido a raya detrás de mi
trinchera personal, supiste estar ahí, y como el personaje Saint Exupery, me has
domesticado. Primero solo escuchándome, y luego decidiendo quererme. Y en el
intermedio, estoy aprendiendo contigo, otro concepto de amor, que hace que me salga
un poco de mi trinchera.

Anoche soñé que vamos al desierto, y me muestras ese, tu mundo fantástico. Ese de las
mil y una noches, con sus palmeras de dátiles, y hasta las tiendas pequeñitas con olor a
narguile. Rodeados de arenas, y viento, con personas exóticas a nuestro alrededor,
mirándome mientras escribo una más de mis historias y tu me haces fotografías. Al
despertar y recordarte mirándome, sonreí, y uno de los colgajos de mi corazón sanó
instantáneamente. De veras eres un buen doctor, me haces mucho bien.

Después de todo, he recordado que el mundo puede ser un lugar interesante, y que
necesito cuidar mi propia naturaleza., gracias por hacérmelo recordar… va por ti F…

También podría gustarte