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Ausente

Ha llegado la hora de desplegar las alas, y volar a


otros mundos, a otras montañas. Pero las que aquí se
quedan, nos saludarán aun por las mañanas.
Frágil es la flor cuando la toca el invierno. Frágil
quedará ante el silencio de nuestra ausencia.
Como sonidos, en las montañas quedarán nuestras
voces. En espera, en espera quedarán nuestras
esencias de retornar al lugar donde hemos nacido.

Se quedarán las sonrisas que compartimos, los


abrazos y las voces de quienes encontramos en el
camino. Y mientras, a lo lejos, donde estemos,
estaremos con las miradas perdidas en el cielo,
buscando un rinconcito de nuestra tierra. Aquella que
nos dio cobijo.
Partiremos en busca de mil sueños, ¡yo me voy de la
mano de mi mejor sueño!. Y juntas de las manos,
tejeremos a cada paso nuevos luceros.
Escalaremos otras montañas, no sin olvidar las que en
nuestros recuerdos aún nos hacen dibujar un mar de
esperanzas. Las que fueron maestras para poder
llegar a la cima de la vida.

Gabriela González

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